35.1 Ray y Denís sorprendidos
-Pídeme que te la meta más. detuvo su movimiento y abrí los ojos espantado.
La gendarmería regulaba el tráfico, las máquinas que regaban de sal la carretera estaban trabajando a tope y demandaban prudencia, en algunos tramos se avanzaba muy despacio y los conductores soportaban la espera sin conocer el motivo que causaba la larga fila esperando.
Unos kilómetros más adelante se podía ver un enorme tráiler volcado y las grúas retirándolo del centro de la carretera hacia el arcén, los residuos de la nieve y el frío que la había congelado serían la causa del accidente, no se veían ambulancias y eso indicaba que no se habían producido heridos.
Llegué unos minutos tarde al trabajo, al menos Elie me esperaba ya con toda la documentación preparada para la primera reunión del día.
Cuando salí de la reunión me encaminé a mi despacho, quería reservar billete para el viernes en el Eurostar y un hotel cercano a la estación St Pancras, sentía algún remordimiento por no pedirle a Nicolás que me acompañara en mi viaje, claro que sabía de su aprecio por Ál, pero no es un viaje para ir a pasarlo bien y divertirnos y procuré apartar los escrúpulos de mi conciencia.
El camino de vuelta del trabajo resultó más fácil y rápido. En el estudio estaban los chicos aplicados en sus apuntes estudiando, y vi que alguno de ellos se había traído un portátil que tenían conectado.
Les di un beso procurando no distraerles y me cambié de ropa, me puse un chándal para salir a correr, y cuando estaba en el baño lavándome la boca entró Denís.
-Daniel, puedes decirnos la contraseña del Wifi para conectar el ordenador. –le hice un gesto para que esperase y abrí mi boca para que viera que no podía hablar.
-Gracias por la comida que me dejasteis, estaba deliciosa aunque el pan se quedara muy blando. –me acerqué a Rayhan para agradecerle con un beso el detalle y me atrapó para sentarme en sus piernas, intenté escapar pero era imposible desprenderse de la fuerza de sus brazos, tenía tan calientes sus labios que respondí a su intenso beso, luego mordí su labio para que me soltara.
Me levanté y pude ver la sonrisa de Denís ante nuestros juegos, quise premiarle por soportarnos y le besé antes de correr hasta la puerta.
-Vuelvo en un rato. –sin más abrí la puerta y salí al poco agradable aire de la calle.
Mientras corría iba pensando en mi próximo viaje, deseaba encontrar a Ál esperándome para salir a pasear por los bonitos jardines de la casa donde vivían ahora con los abuelos de Gonzalo.
Sinceramente, para mí era mejor que vivieran con los buenos y tiernos ancianos, y no llegaba a entender que quisieran su propia casa, alejados del cariño de las dos personas que vivían para ellos, aunque para recibir a los amigos resultara más íntimo y discreto.
Imaginaba a la abuela de Gonzalo cuidándoles y me alegraba por ellos, siempre me había caído bien la buena señora. Tenía ganas de que llegara el viernes para ir a verles.
Cuando volví a la casa estaba vacía pero con las luces encendidas.
Metí la bolsa de deporte y el ordenador en el coche, estaba comenzando a nevar, los copos caían mansamente y saqué la lengua para atrapar uno que me había caído sobre el labio superior ya convertido en agua.
Antes de bajar para ir a la cantina a comer miraba por la ventana, la nieve no llegaba a cuajar en las zonas de rodadura de los coches, había demasiada humedad.
Elie se colocó a mi lado y se apoyé en el alféizar con los codos.
-Qué bonito está quedando todo con el blanco manto, parece tan puro todo.
La nieve parecía querer cubrir las heridas que el invierno había producido en el bosque y el paisaje.
Cuando terminamos nuestros ejercicios en la piscina y pasamos a la ducha, Rafael me dio un ligero azote en el culo en plan de broma, no sé por qué pero al acto me excité y miré su cuerpo tan deseable y perfecto, disfrutaba debajo del chorro de la ducha y se aclaraba el pelo con los brazos en alto, me acerqué y abrazando su cintura escondiendo mi cara en su axila, lamí el agua que se deslizaba entre su vello.
Notaba su verga creciendo y me aparté de él, hacía movimientos para frotar su polla en mi muslo y me besaba con locura.
-Luego en el estudio, aquí puede venir alguien en cualquier momento.
Era difícil contenerse y no debí haber iniciado lo que ahora resultaba más complicado terminar, sentía unos deseos irreprimibles de arrodillarme ante él para comerme su pene.
Entramos en el coche y entre risas comenzamos de nuevo a besarnos.
-Déjame que conduzca y podamos llegar a mi casa.
-¿Pero has visto como me has puesto? –señaló el bulto de su entrepierna y me estremecí deseando tenerla. Pudimos contenernos y cuando llegamos al aparcamiento, recogimos las cosas y corrimos por el camino que conducía a la puerta.
Estaba nervioso y no acertaba a meter la llave, además de que Rafael me incitaba a hacerlo más rápido y me empujaba entre juegos.
Conseguí abrir la puerta y entre risas entramos, no esperaba que nos encontráramos a Ray y Denís dentro del estudio y menos en la forma en que estaban.
Tenían las ropas desordenadas y Denís sostenía el pollón de Ray en sus manos, estaba baboso al igual que sus labios, lo que estaban haciendo era fácil deducirlo.
Después de la sorpresa inicial, donde Denís se había quedado paralizado con los ojos y la boca muy abiertos, pasó su lengua por sus labios para retirar los restos de saliva, me acerqué rápido y me incliné para besarle en la boca, sabía a la polla de Ray que no había disminuido su potencia, me incliné un poco más y le robé la gota que salía de su glande con mis labios entregándole un besito.
-Voy a dar una vuelta, vosotros seguir con lo estáis haciendo. –dejamos lo que llevábamos en las manos de cualquier manera y salimos a la calle. Rafael no podía parar la risa.
Me coloqué el abrigo encima del chándal y emprendimos el camino, ¿hacía donde? Sentía la risa no contenida de Rafael, sus mofletes abultados y los ojos húmedos
-Nos quedamos sin hacer lo que queríamos. - y soltamos una carcajada a dúo. Rafael me sujetó de la mano.
-Vamos a mi casa, no vamos a rendirnos por este percance. –hacia allí nos dirigimos.
Corríamos por la calle con cuidado de no resbalar en la nieve, riendo a veces de lo que habíamos encontrado haciendo a Ray y Denís, el pobre se había quedado suspendido de la sorpresa con la verga de Ray en la mano, le habíamos cortado en lo mejor. Si en las duchas de la piscina estábamos calientes ahora era impresionante, sentía mi polla palpitar de excitación y mi culo latiendo deseoso de ser ocupado.
No esperamos al ascensor y subimos las escaleras corriendo, comencé a darle besos en el momento de traspasar la puerta del descansillo y tiré de su brazo para llevarle a su habitación.
-Qué te pasa Daniel, tenemos tiempo. –me quité el abrigo y la chaqueta del chándal a la vez, y saqué mi camisa por la cabeza sin soltar todos los botones.
-Me ha excitado lo que acabamos de ver, deseo hacer lo mismo que ellos.
Me tiré a su cuello y mis labios no dejaban de besarle, le gusta que le bese debajo de sus orejas y mis labios no paraban de besarle esa parte.
-Es que vaya polla que tiene tu amigo, no sé cómo puede soportar que le metan algo así por el culo el otro chico. –jadeaba excitado por mis besos apretando la palma de su mano sobre mis partes viriles.
-No te creas que es para tanto cuando te acostumbras a ella. –me regocijaba de su asombro y solté una risita en su oído.
-Necesito que me la metas Rafael, quiero que me folles, que me llenes. –se lo decía entre risas y mordiéndole la barbilla.
Yo estaba ya desnudo y él aún llevaba los pantalones y el slip. Le empujé para que cayera sobre la cama y cuando intentó soltar el botón del pantalón tiré de sus perneras, salió todo él en una pieza con el slip incluido, arranque sus deportivas que no lo dejaban salir por sus pies y le contemplé desnudo.
Tire de sus manos para ponerle de pie a mi lado, sus manos recorrían todo mi cuerpo, su verga estaba empalmada y con una erección muy potente, la mía estaba igual o más dura, me volví para darle la espalda y me restregué contra él para sentir en mi culo la fuerza de su virilidad.
Volví a tumbarle en la cama con las piernas colgando de ella, yo de rodillas ante él me apoderé de su verga, palpitaba llena de vida y la veía muy hermosa, no tan grande e imponente como la de Ray. La sentía en mis manos poderosa y caliente. La sujetó con la mano para dirigirla a mi boca y comencé a chuparle muy fuerte, estaba sabrosa como nunca. Masturbaba mi polla mientras se la mamaba con unas ganas terribles, era deliciosa y olía a macho recién lavado.
Estuve un rato comiendo su sabrosa verga y chupándole los testículos, metiéndolos en mi boca y sorbiéndolos, jadeaba tirando hacia atrás la cabeza, estaba apoyado en los codos y cuando abandonaba su miembro lo cogía y me azotaba en la cara con él llenándomela de mi saliva y del precum que le goteaba incesante.
Empujé sus piernas para que su tumbara y me dejara sitio a su lado, comenzamos a masturbarnos mutuamente, el uno al otro, mientras nuestras bocas se unían para comerse.
Se colocó a mi costado y comenzó a frotar su miembro con mi pierna mientras abraza mi cuerpo y lo acariciaba, conseguía que delirara y me retorciera entre sus brazos como si fuera una culebra.
-Estás como frenético, nunca te había visto así de salvaje. –callé su palabrería metiéndole mi lengua en la boca. Bajó hasta mi miembro y jugó con él, lo masturba y se lo comía entero, elevé mi pelvis y las caderas queriendo que lo tragara más profundo; lo hizo, consiguió meter mi verga entera en la boca, toda ella hasta que sus labios encontraron los pelos de la base y allí se aplastó y se quedó unos segundos, sentí mi glande deslizarse por su garganta.
-Tampoco yo te había visto a ti mamarla de esta forma, joder que goloso eres. –se giró y metí mis dedos entre sus nalgas buscando su agujero.
-Rafael métela ya, estoy loco por tenerla dentro, fóllame. – se reía ante mi ruego y tiró de mis caderas para separarme de la cabecera de la cama.
-Sí, te voy a follar putito, te llenaré con mi verga y te preñaré con mi semen. –sentía escalofríos de placer al notar sus manos amasándome las nalgas abriéndolas y estirándolas.
Abrí mis piernas y sentís palpitar mi ano ansioso de que lo penetrara, se había dilatado el solo por el deseo. Escupió saliva en su polla y la colocó en la entrada. Poco a poco la va metiendo en mi culo hasta tenerla toda dentro, sin dolor, sintiendo su roce delicioso al traspasar mi esfínter con el empuje de su cadera. Sujetó mi pene y lo masturbó mientras me miraba victorioso y con una sonrisa malévola, se mordió los labios mientras iba dando pequeños empujones para que sintiera que la tenía toda dentro, entonces comienza a bombear sujetando mis piernas abiertas en tijera, era muy suave y agradable tener esa polla entrando y saliendo de mi ano, sentir sus pelotas golpeando en mis huevos y mis nalgas, era magnífico y cerré los ojos para concentrarme en el placer que me estaba dando.
-¿Te gusta cómo te la meto?, ¿la sientes como te entra hasta el fondo? -me mordía los labios y le decía que sí con la cabeza, de mi polla salían regueros de semen al sentir en mi próstata el roce del capullo de su verga.
-Pídeme que te la meta más. –detuvo su movimiento y abrí los ojos espantado.
-No, no pares, dame más, métela hasta el fondo, por favor. –comenzó a meterla más deprisa, más rápido cada vez y yo solo suspiraba, gemía muerto de placer.
-Sí, métela, dame tu polla, sí. –esto le excitaba y bufaba cerrando sus labios y respirando por la nariz, era perfecto. Me tenía gritando y llorando de gozo.
La sacaba y metía sin parar, el sudor le goteaba por la cara y mordía su labio inferior con fuerza, su olor a sudor y a macho me volvían loco y continuaba con el delicioso mete y saca, la curva de su polla a veces impactaba con fuerza en mi próstata y la frotaba enérgicamente, me salían chorros de precum como si estuviera eyaculando. ¿De dónde me salía tanto semen?
No sé cómo podía aguantar tanto con ese esfuerzo tensionando mi cuerpo sin desfallecer, contraía mi culo para abrazar su polla e impedir que saliera y dejara de darme placer.
-¡Qué culo más rico tienes! ¡Mariquita de mierda! -su insulto me supo delicioso y sentí una contracción en mi vientre que me hizo levantar el culo del colchón, el se dio cuenta y comenzó decirme palabras soeces que me incitaban a mover mi cuerpo para que su polla cambiara de posición en mi recto.
-Maricón, vicioso, te voy a romper el culo con mi polla, ¿la quieres? Pues ven a por ella. –la metía salvajemente y empujaba notándose la tensión en todo el cuerpo.
Y de repente comenzó a gritar mientras con violencia se metía en mi culo clavándose en mi cuerpo, haciéndome notar la rigidez de su miembro taladrándome.
-Me corro, puta abre el culo para que te llene. –no dejaba de tirar chorros de leche en mi vientre y en ese momento comencé a gritar yo también.
-Lléname, dale la leche a tu puta, sí. –y algunas otras barbaridades más, no sabía lo que decía, estaba ebrio de placer y no podía más que retorcer mi cuerpo, quería que todo él se me metiera dentro.
Fue una explosión de fuegos artificiales en el momento final. Cuando cayó sobre mi enterró su cara en mi hombro y pensé que se moría, su corazón era una locomotora a toda velocidad, mi mente estaba en blanco sin poder pensar y mi prioridad era poder respirar en ese momento.
Poco a poco fui recobrando la consciencia. Sentía su peso sobre mí, sus temblores y el galope de su corazón, su respiración agitada. Comencé a acariciarle la espalda y los costados pasando muy suave mis manos por su piel, levantó la cabeza y retiré el sudor de su frente y de su cara, tenía húmedo el cabello y pegado a sus costados. Resultada enternecedor ver rendido al chico guapo que me terminaba de follar y llenarme de leche.
Sus ojos chispeaban jubilosos y los labios los tenía muy rojos a punto de sangrar.
-Joder Daniel, que polvo, ha sido espectacular. ¡Gracias!. –unió sus labios a los míos y metió su lengua buscando humedad, su verga iba saliendo de mi culo aunque yo no quería que así fuera.
De repente se echa a reír, se le caía la saliva, también yo sonreía divertido por su risa contagiosa.
-¿Y ahora por qué son esas risas? –no paraba de reír mientras me besaba en la cara.
-Por todas las burradas que te he dicho, no eran de verdad. –le miré serio y le aparté un poco de mi.
-Me ha molestado que me trates de esa forma, me has llamado puta y maricón y no sé cuantas cosas más. -le miré como si estuviera enfadado.
-No quería molestarte, me han salido sin intención de insultarte, no volverá a suceder no te preocupes. –se había puesto serio y me miraba muy fijo esperando mi reacción. Abracé su cuello hasta ahogarle.
-Tonto, no me he molestado, sé que es una forma de excitarse en el coito. –me acerqué a su oreja y se la mordí. –En realidad me ha encantado todo lo que me has dicho y me excitaba, muy mucho.
-¿Qué se siente al tener una verga como la de tu amigo en el culo? -solté una carcajada y le besé como respuesta.
-Sería mejor que lo probaras por ti mismo, no creo que le importara romperte el culito. –besé de nuevo su boca para callarle, estaba consiguiendo que me pusiera rojo.
-Pero tiene que doler un montón, cuéntame lo que se siente. –no quería callar, había quedado impresionado por la verga de Ray y lo comprendía aunque no quería responderle.
-Rafael, por favor no me preguntes esas cosas, si te lo digo sentirás celos y no debe ser así, tu pene vale un imperio y sabe darme placer igual que el suyo.
Nuestra sesión de besos no había terminado aún y seguimos muchos minutos más besándonos y acariciando nuestros cuerpos, hasta que me doy cuenta de que comenzábamos a excitarnos de nuevo y tenía que volver a casa.
-Me dejas que me dé una ducha, para no ir oliendo a sexo y que los transeúntes se exciten al pasar a mi lado. –durante la ducha continuamos con algunos besos, pero tengo prisa, me hubiera gustado haberle comido allí la polla y que se hubiera corrido en mi boca. Lo dejamos para otro momento.
-Te acompaño hasta la Plaza. –mejor hubiera sido que se quedara, pero se lo agradecí y así pude ir cogido de su brazo, y él abrazando mi cintura hasta que le despedí a mitad de camino de mi casa.
Las luces estaban encendidas y Ray y Denís estaban esperándome, vestidos y muy formales.
-Es tarde, teníais que estar ya en vuestras casas, tenían la cara caliente o a mi me lo parecía, en contraste con la mía azotada durante el camino por el aire frío.
- Daniel, queremos disculparnos por lo de antes. –Rayhan me hablaba mientras Denís le cogía de la mano.
-No es necesario que te disculpes, no ha pasado nada malo y a nosotros no nos ha molestado para nada, peor ha sido para vosotros que os hemos cortado el momento tan íntimo, pero son cosas que suceden, ¿a vosotros os ha molestado?
Se miran un momento el uno al otro y vuelve a hablar Ray.
-No nos hubiera importado que te quedaras con nosotros y hubieras tomado parte en el juego, de verdad que lo deseábamos, aunque fuera con tu amigo. –miré un momento a Denís que se había puesto rojo y cogía su mano nervioso. –Nos parece muy guapo tu amigo y nos gusta.
El asombro se debía reflejar en mi cara porque Rayhan sonreía, aunque bajó la mirada hasta la mano que tiene enlazada con la de Denís.
-Ray, ¿me estás diciendo que no os hubiera importado que nosotros también hiciéramos lo nuestro delante de vosotros? -ahora parece que se pone nervioso y le cuesta soltar sus palabras.
-Más o menos así es, lo hemos hecho contigo y nos gusta a los dos, y bueno queremos volverlo a hacer alguna vez si tu quieres, y con tu amigo no nos importaría. –Denís no hablaba y le miré, se había tranquilizado y el color rojo se le había ido.
-¿Tú estás de acuerdo con la lo que dice Ray? –abracé a Denís y Ray le besaba en el pelo.
-Lo hemos estado hablando y lo que te ha dicho Ray es lo que pensamos los dos. Nos sentimos muy bien y muy tranquilos cuando estás con nosotros y tu amigo sinceramente es guapo. -al parecer los jóvenes aprendices adelantaban al maestro.
-Si él os ha gustado, tu polla le ha vuelto loco. –hablaba para Ray pero abrazando estrechamente a los dos contra mi pecho.
Continuamos hablando unos minutos más, no les prometí nada, y es muy difícil que suceda lo que ellos parecen estar deseando y Rafael debe querer también, no pensaba que unos chicos tan jóvenes fueran tan lanzados y valientes para vivir su sexualidad tan a fondo, están empezando a conocerse y quieren introducir a más gente entre ellos, claro que de momento se reduce a mí y a Rafael. Además no creo que Denis hable por voluntad propia.
Nos despedimos y no tengo trabajos pendientes, Ray se ha encargado de sacar mis cosas y ponerlo todo en su lugar. Enciendo el ordenador hasta que recibo una llamada de Nico, no tiene importancia alguna, quiere saber como estoy y si ya tengo las reservas para mi viaje del viernes a Londres.
Antes de dormir no puedo evitar pensar en la conversación que hemos mantenido los chicos y yo, no me llama la atención el sexo en grupo, hasta ahora de momento no lo he pensado.
No me importa follar delante de ellos y menos verles, mirar sus hermosos cuerpos unidos en la cópula, me encanta y creo que sería muy excitante, pero intervenir me parece como una profanación. No evoluciono tan rápido pero tampoco es algo que me preocupa, lo importante es que ellos no se han sentido invadidos en su privacidad porque les hayamos sorprendido y parece que ha sido al revés, les ha servido de aliciente.
Continuará…