300 metros(III)

Ane y Alba siguen disfrutando pero hoy se une Silvia y todo termina en una autentica orgia de lujuria y placer

300 METROS(III)

Era lunes por la mañana. David tenía noticias para las chicas. Llamó a las chicas a du despacho que acudieron nerviosas y excitadas, no sabían el motivo.

Tranquilas, no vais a ser usadas, solo es para daros unas instrucciones. Van a ser muy precisas y tenéis que cumplirlas a rajatabla para que todo salga bien. Un Amo amigo mío va a citar aquí a su nueva sumisa que si todo sale bien firmará aquí el contrato y haremos una ceremonia de las rosas un tanto especial. Primero la sumisa es una delegada de una conocida marca nacional. Viene por trabajo el viernes por la mañana. Tiene una reunión a las diez de la mañana, pero primero quiere venir y dejar la maleta. Entonces Ane tú bajarás con tu coche y la esperarás en la parada de autobús. Ella parará detrás de ti, te presentas y ella vendrá en su coche siguiéndote hasta aquí. Alba tú tienes que hacer que la chica no te vea en ningún momento. Luego, después de comer, te llevaré a ti Alba a un bar cerca del hotel donde es su reunión. Tendrás el número de la chica. Ella acudirá al bar. En cuanto entre, ella sabe que tiene que pedir una consumición y sentarse en una mesa del fondo. Entonces tú la mandarás un mensaje diciendo donde estás sentada. Ella te dará la tarjeta de aquí indicándote que ha dejado la maleta en la habitación sin abrir para que tú pases a recogerla. Ella no sabe qué pasaría eso, eso se lo habrá comunicado su Amo durante la mañana. En cuanto estés con ella, montarás en su coche. La dirigirás al bosque donde estuvimos cogiendo setas el otro día. Desde el bar a ese bosque no hay muchos kilómetros y además se aleja de aquí con lo que no sospecharía que en realidad viene aquí. En el bosque la haces aparcar en un sitio discreto entre los árboles. Lleva un todoterreno con lo que no habrá problemas. Los haces bajar, la esposas, la colocas unos tapones en los oídos y un antifaz. No podrá ver ni oír nada, pero podrá respirar etc. Haces que se tumbe en el asiento trasero. Luego conduces hasta aquí pero no lo haces por el camino habitual sino rodeando para que se desoriente y no sospeche que la traemos aquí, tiene que ser una sorpresa. La metes al edificio por el túnel. Tiene que pasar por encima de la trampilla que os enseñé el otro día. Cuando caiga cerráis la trampilla y venís a mi despacho para preparar la siguiente fase. ¿Habéis entendido todo?

Si mi Amo. Respondieron al unísono.

Llegó el viernes a la mañana y Ane se vistió como habitualmente para trabajar, llevaba varios días que se alojaba en el complejo. Últimamente no llevaba ropa interior por orden de su Amo. Bajó con su coche al pueblo y esperó donde le habían indicado. Vio llegar un todoterreno que paró detrás suyo. Abrió la puerta y se bajó y caminó al todoterreno, la chica parecía muy guapa. Sólo le dijo:

Sígame con el coche. No tardaremos mucho en llegar.

Volvió a su coche y arrancó, condujo con cuidado para que la chica no le perdiera el rastro. Condujeron durante unos kilómetros. Anticipaba todas sus maniobras para que la chica no se perdiera. Cuando llegaron al hotel, bajó del coche y acompañó a la chica hasta la recepción. Allí registró su entrada y le dio la llave de su habitación. Era guapísima y con un cuerpo perfecto.

La chica volvió y le dio la llave y se despidió. Iba a una reunión. Llegó la hora de comer y bajó a Alba a la cafetería cerca del lugar de la reunión de la Delegada. Ella volvió al complejo para preparar la cena y concretar todo el plan.

Alba pidió un café y se sentó en una mesa cerca de la entrada y de la ventana. Tenía una foto de la chica en el móvil para saber quién era. Diez minutos después de terminada la reunión la chica salió del edificio donde se había reunido y caminó hacia la cafetería. Entró y pidió un café y se sentó en una esquina del local. Alba se recreó con la vista y mandó el mensaje. Silvia, que así se llamaba la delegada se levantó y con el café caminó hasta Alba. La saludó con tranquilidad para no levantar sospechas. Alba la dio dos besos como se podrían saludar dos amigas después de llevar mucho tiempo sin haberse visto. Entonces le dio las instrucciones.

Ahora me vas a dar tu móvil y vamos a caminar hasta el parking. Allí conducirás hasta donde yo te diga y cuando lleguemos te daré más instrucciones. Durante el camino no hablarás, solo responderás y con monosílabos si puede ser. En cualquier momento, puedes parar esto haciéndomelo saber, pero ahora cuando salga si sales un paso detrás de mí interpretaré que estás de acuerdo.

Alba pagó los dos cafés. La hizo esperar para ir al baño. Luego salió y fue a la puerta de entrada. Silvia salió y caminó un paso tras ella hasta el parking. Allí bajaron a la segunda planta. En la máquina pagaron la estancia del coche e iniciaron la ruta. La condujo dando rodeos y zigzagueando hasta llegar al bosque. La hizo salir de la carretera principal por una pista sin asfaltar y luego por otro sendero algo embarrado hasta el comienzo del bosque. Alba la hizo bajar del coche y sacó la mochila que ella había traído del maletero. Luego le colocó los tapones en los oídos, esposó sus muñecas en la espalda y colocó un antifaz. Abrió la puerta de los asientos traseros y la hizo tumbarse inmovilizándola con los cinturones de seguridad.

Ahora se montó en el asiento del conductor y condujo jugando al despiste hasta el garaje del complejo y la hizo salir. La llevó caminando por el túnel que habían construido hacía poco. Para que no se hiciera daño al caer por la trampilla. El problema era que ella tenía que pasar por encima primero, pero para ello habían pensado ya en la solución y es que la trampilla se activaba por control remoto. Alba llevaba un mando a distancia y se paró un par de metros delante de la trampilla. Silvia obediente se detuvo y Alba accionó la trampa. Las puertas se abrieron y Silvia cayó por el agujero hasta una especie de cama de paja que amortiguaba el golpe.

Silvia, cayó. Las puertas arriba se cerraron y cuando acostumbró su vista a la oscuridad palpó las paredes y vio que por los cuatro lados eran de piedra. De repente, el agua empezó a entrar por unas canalizaciones casi en sus pies y a aumentar el nivel de agua. Fue subiendo. Le llegaba por las rodillas, lamía los muslos. Su falda ya estaba empapada, igual que sus braguitas. Luego la parte inferior de la blusa. Ahora los senos empezaban a mojarse, luego los hombros. No paraba, pensaba que se ahogaría, siguió subiendo. Por encima de su cabeza. Una reja se cerró por debajo de las trampillas. Con el agua comenzaba a flotar y se sujetó a la rejilla para mantenerse con la cabeza fuera del agua, pero el agua subió hasta estar sumergida. De improviso, el nivel del agua bajó hasta situarse a nivel de su cuello y poder respirar.

David apareció en una pantalla situada en uno de los lados, la saludó.

Bienvenida Silvia. Soy el propietario de este juguetito y tranquila, todo está bajo control. Tu Amo te envía saludos.

Cabrón, menudo susto me has dado.

Qué forma es esa de dirigirte a un Amo o si lo dices por tu Amo lo mismo digo. Jajajajaja.

Las puertas se cerraron. Notaba como el agua salía y era sustituida por otra más caliente. Ahora se abrió un sumidero por donde toda el agua se fue y el aire empezó a tornarse muy caliente hasta secarle la ropa mojada con rapidez.

Una de las paredes se abrió y apareció Ane. La chica iba completamente desnuda salvo un cinturón de castidad metálico.

Hola, creo que me reconoces. Ahora me vas a acompañar. Hasta que no se te indique no puedes hablar, si deseas preguntar algo levantas la mano y podrás preguntar. Ahora sígueme donde mi Amo y allí te será explicado todo.

Silvia caminó tras la chica hasta el despacho de David. Allí sentado en la silla del despacho estaba David y un paso detrás Alba, la sumisa que la había recogido en la cafetería. El Amo tomó la palabra.

Como tu Amo te dijo. Este fin de semana será el de la plasmación de tu entrega porque tú lo decidiste aquí. Ahora te sentarás en esa silla y leerás el cuestionario que he puesto encima de la mesa y el contrato de sumisión, teatralización de tu entrega. Sabes que en cualquier momento te puedes negar, marcharte etc. ¿Quieres continuar adelante?

Sí Señor.

Silvia se sentó y leyó las varias páginas de prácticas, situaciones cotidianas etc. y luego el contrato. Rellenó todo y lo firmó al margen. Estaba sumamente excitada. Tanto Ane como Alba ahora se habían retirado a un lado de la habitación donde esperaban de rodillas con las piernas ligeramente abiertas y las manos sobre los muslos con las palmas hacia arriba.

Cuando terminó David la indicó que se pusiera de pies y siguiera a sus dos sumisas. Ella obedeció, caminaron por un pasadizo hasta una puerta en la pared. La puerta se abrió y vio como en la mitad de la habitación había una mezcla entre piscina o bañera. Parecía una terma romana. Del agua ascendía una gran cantidad de humo. Cuando la puerta se cerró comprobó que en la habitación hacía una gran cantidad de calor. Las chicas la ayudaron a desvestirse y desnudarse.

Alba la ayudó a descender a la terma y allí al sentarse vio que el agua le llegaba por el cuello. Luego las dos chicas que se sumergieron con ella en el agua. Las dos llevaban un cinturón de castidad metálico. En un momento dado, Nuria entró e hizo levantarse a sus dos sumisas y les quitó los cinturones. Silvia pudo comprobar la belleza de las chicas. Alba más mayor, aunque se conservaba muy joven, unos ojos almendrados negros igual que su larga y ondulada melena. Un culito pequeño con las dos nalgas duras y cerrando un pequeño agujerito. Ane, muy joven en la primera mitad de la veintena, rubia con melena, ojos verdes muy expresivos, una cara guapísima y delicada, unos pechos medianos con unos pezones marrones claros y un culo pequeño y un pubis con un pequeño mechón rubio.

La fueron jabonando, aclarando alternativamente con un grifo como de ducha que había en la piscina/bañera. Cuando terminaron, retocaron el pubis de manera adecuada. Ahora la hicieron incorporarse en la pileta y poner el torso fuera con el culo en pompa. Alba sacó algo de un Blister, un supositorio laxante. Lo acercó al ano de la chica y jugó con el agujerito, dentro/fuera, dentro fuera hasta que lo metió entero introduciendo todo su dedo dentro de la mujer. Al de diez minutos hizo efecto y la indicaron que fuera al baño que había al lado y que luego se limpiara bien en el bidé.

Volvió y la colocaron a cuatro patas en una pileta que tenían en uno de los extremos e introdujeron una cánula en el ano y la fueron llenando de agua templada hasta que todo lo que salía era limpio. La volvieron a meter en la terma y terminaron de lavarle. Salieron y la peinaron su cabello para luego secárselo y peinárselo definitivamente. Luego Ane trajo un traje compuesto de una camiseta blanca, una chaqueta oscura y un pantalón ajustado que realzaba su figura.

Seguidamente fue conducida a una celda donde debería esperar a ser requerida para estar frente a su Amo.

Ane y Alba se ducharon y prepararon para servir la cena en un reservado del restaurante. Allí estaban Manuel, David, Nuria y el Amo de Silvia que impresionó a las chicas. Alto como Manuel, una piel brillante de ébano, muy musculado y con unos profundos ojos negros. Ellas sirvieron la cena. El Amo tiró algún trozo de comida al suelo que tuvieron que comer de allí. Manuel cada vez que cualquiera de las dos chicas pasaba por su lado las metió mano bajo la túnica que llevaban para servir la cena. En un momento dado llega a introducir el pulgar en el ano de Alba y el dedo corazón en el coño de la chica que lo recibe completamente mojada.

Cuando terminaron de cenar se retiraron a una habitación para tomar una copa. Terminaron y entonces caminando salieron del hotel y se dirigieron a la nave que David y Nuria junto con Manuel habían construido. Nada más entrar estaba el salón del trono. David se colocó en uno de los extremos junto con el Amo nuevo y cerca Manuel que iba a hacer de testigo junto con Nuria.

Ane y Alba bajaron a los sótanos y fueron a la celda a buscar a Silvia. La pusieron un velo y la acompañaron a la gran habitación. Allí caminó hacia Él. Cuando llegó a un metro de Él se arrodilló con las piernas ligeramente abiertas. Alba retiró el velo. Luego levantaron a la chica. Ella agachó la cabeza, Ane retiró la chaqueta de la chica. Alba comenzó a bajar la cremallera muy lentamente y ese ruido excitó a Silvia. Por fin, retiró los pantalones. Ane acabó con retirarla la camiseta. Llevaba unas braguitas blancas, inocentes. Cuna daga Nuria cortó las braguitas y las dejó caer al suelo.

Allí las pisó el Amo como símbolo de mancillarlas. Silvia era una mujer preciosa, melena rubia en una cara guapa con una expresión traviesa. Unos pechos pequeños pero muy proporcionados a un cuerpo con unas ligeras curvas, delicado como un jarrón oriental.

Entonces se arrodilló. Ane le acercó una bandeja donde había unos pétalos de rosa y unos tallos con espinas de la misma rosa. David cogió los pétalos y los dejó caer por encima del Amo y la sumisa. Luego con el tallo con espinas se lo acercó al Amo que lo cogió y azotó el cuerpo de Silvia en diversas zonas.

Luego le fue colocado el collar de pertenencia. Por último, se volvió a vestir y recibió las felicitaciones de todos. Por último, Nuria llevó a un cepo a la chica donde Ane le bajó los pantalones por las rodillas, braguitas no llevaría. Se acercó su Amo y la penetró vaginalmente follandola con ganas y acelerado como queriendo terminar pronto. Luego la sodomizó, pero no quería correrse ya que Ane y Alba también habían sido colocadas para ser poseídas. Colocaron también a un sumiso cuyo culo entusiasmó a Manuel que como siempre cuando logró penetrarlo folló con tal fuerza que parecía que se fuera a terminar el mundo. Las tres chicas y el chico luego se colocaron en una pequeña bañera circular y los Amos eyacularon sobre las caras de todos ellos y Ellos y Nuria seguidamente orinaron sobre sus cuerpos para limpiar los restos de semen.

Continuará….

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