30 Pecados de una Fea - parte 2

Para extrenar auto nuevo, nos fuimos , mi marido y yo, al partido de la costa. El vecino había llevado a su perro , quien terminó siendo mi amante especial.

30 Pecados de una Fea:

Parte 2

Enero del 2020 , fue un mes muy bueno para nosotros . El banco nos había otorgado un pequeño préstamo y mi marido pudo comprarse su taxi propio.

Nuestros problemas económicos parecían terminar y por primera vez , en todo nuestro matrimonio,  estábamos tranquilos.

Sacamos el auto de la agencia y lo hicimos debutar con un

viaje , sin mi hijo , al partido de la costa.

Nos instalamos en un camping economico que tenía pequeñas cabañas para dormir.

El lugar era muy familiar y divertido . Todas las noches organizaban un baile en la casa principal del establecimiento.

Realmente estábamos muy felices y por mi parte había tomado la determinación de no volverlo a engañar a mi esposo.

No hacía mucho tiempo que tuve un desliz  con unos muchachos en plena calle de la ciudad.

(Promesa que no pude cumplir) .

Por las mañanas nos íbamos a la playa y la recorrimos de punta a punta. Almorzabamos en el camping y a la tardecita nos sentábamos en un bar de la avenida principal.

Todo iba muy bien , hasta que el segundo día de nuestra estadía se instalaron ,al lado de nuestra cabaña,  una pareja joven  con su perro. Un hermoso  labrador negro, que llevaba a modo de collar , un pañuelo rojo con pintas blancas.

Los dueños dormían todo el día y el perro se la pasaba deambulando por todas las cabañas en busca de mimos.

Al mediodía almorzaba con nosotros y en más de una oportunidad , nos acompaño hasta la playa.

El Perro estaba alzado , y me buscaba meter su nariz entre mis piernas. Mi marido se reía por el \" novio \" que me había hecha_do.

Una que otra vez  había pensado en tener relaciones con un can, mire videos por Internet,   pero nunca me había atrevido a realizar lo.

Consideraba que ese tipo de prácticas eran poco higiénicas y peligrosas para el cuerpo humano.

Todas las mañanas mi marido Alberto se iba al salón comedor para comprar facturas y el diario. Se demoraba un poco más de treinta minutos. Tiempo suficiente para una primera experiencia. Pensé.

Una mañana me despierto  unos minutos antes que mi marido y, sin salir de la cama , me froto la entrepierna hasta sentirla húmeda.

Cuando mi marido se levanto me encontraba muy exitada por todo lo que estaba imaginando hacer con el perro.

Mis senos se habían inflado y los pezones se habían erguidos como dos torres .

.. Alberto supuso que tenía frío y me alcanzó un buzo.

Espere que mi marido  se alejara lo suficiente  y me fui a buscar al perro.  Ni bien escucho que abrí la puerta de la cabaña , vino corriendo y lo hice pasar .

Corrí mi maya hacia el costado , me senté en el borde de la cama, con mis dedos abrí los labios de mi vagina y se la ofrecí para que la oliera.

El Perro , por instinto,  , enterró su lengua unos cuantos centímetros dentro mío y no tarde en tener una cadena consecutivas de orgasmos.

La relación oral duró menos de 10 minutos , pero fue lo suficiente para dejarme agotada.

No me había dado cuenta que el animal también había  estado eyaculando.  Mis pies y  el piso  estaban salpicados con las  gotas   de sus espermas.

Saque al perro fuera de la pieza y me puse a limpiar con una toalla el desastre que había hecho. Mis manos temblaban de los nervios y me aterraba que mi marido entrará en ese momento.

Todo quedo ordenado , y cuando vino Alberto  lleve la toalla a lavar para no llevarla a la playa.

Todas las mañanas hacíamos, con el perro,  la misma rutina.  Hasta el día que nos tubimos que volver.

La última noche me quería despedir del labrador, los dueños estaban despiertos y les pedí permiso para llevarlo a pasear.

Alberto, estaba entusiasmado con una serie de la Tv. ..Y la noche estaba hermosa.  Pero fresca.

En el cielo se podían ver las estrellas y la luna cuarto creciente.

Con el perro salimos del predio y nos dirigimos hasta un descampado donde pastaban un par de caballos y una  vaca.

El animal era muy obediente y mientras caminábamos no se despegaba de mi pierna.

Busque alguna tranquera que me permitiera entrar al terreno , pero todo estaba cerrado por un alambrado de púas...me saque las sandalias y pasábamos por debajo . Nos fuimos por detrás se una camioneta abandonada, para hacer nuestras cosas.

Segura de que nadie me podía ver, me baje los pantalones y me puse de rodillas.

Al verme en esa posición se me puso a jugar. Tuve que acariciarle los testículos para que entendiera lo que quería.

Ni bien asomo la punta rosada le di una chupadita y me puse en posición para recibirlo.

Mientras enganchaba sus brazos en mi cadera , sentía cerca de mí ano su vaina buscando donde meterse.

Me levante unos centímetros hasta poder sentir como su miembro iba entrando dentro mío.

Realmente lo sentí grande. Igual que el de un hombre.  La sensación de placer era inexplicable . Los miedos y el gozo me invadía por completo.

Golpeaba sin cesar , se resbalaba  hacia afuera y volvía a entrar. hasta que, giro y se quedó quieto. Su pene largaba pequeños chorros de semen en mi vagina , y parecía nunca acabar.

Por veinte minutos permanecimos en esa posición.

Cuando al fin cedio. Su miembro colorado quedó colgando fuera de la funda .

Lo tomé entre mis dedos y me lo llevé a la boca. No quería dejarle una sola gota en sus bolsas.

Satisfechos los dos . Volvimos al camping y después de despedirnos , nos fuimos cada uno a nuestras cabañas.

Antes de verlo a mi marido me fui a lavar y me enjuague la boca .

Esa misma noche , Alberto quería \" guerra\" , lo que nunca.

A su manera,  también quería despedirse del lugar!!!!

Gise_lita69