30 años
Su polla se bamboleaba al ir y venir de las folladas, sus pezones parecían querer salir de su pecho de lo duros que se le había puesto. Su cuerpo empezó a entrar en éxtasis, mientras era follado, derrochando toda su leche en el pecho de su hombre. Noto un calor interno prueba de que a la vez le habí
A sus 30 años, estaba en la plenitud de su vida, era alegre, físicamente tenia cierto atractivo que le hacía conseguir casi todo lo que se proponía. Llevaba varios meses con su última chica. No sabía cuánto le duraría ésta, pero parecía que aguantaba. Llevaba varios meses sin coger el coche para salir a sus correrías nocturnas. Aquel vicio tendría que quitárselo si quería llevar una vida tranquila, pero siempre se decía, la ultima, y esa nunca llegaba.
Solía ir a un una zona apartada de las afueras, donde el transitar de coches era asiduo. Le dijo a su chica que no quedaría esa noche porque tenía que terminar unos trabajos. Se rasuro todo el cuerpo. Le gustaba el vello, pero en el no. Y se hacía sentir más sensual. Estaba atlético y su figura imberbe le hacía parecer un adonis.
Cogió, unos suspensorios, para la ocasión, era una prenda que su chica no conocía. Como le iba a explicar que le gustaba llevar el culo al aire. Se metió es los vaqueros más estrechos que tenia y con una camiseta y una cazadora vaquera y ya estaba listo.
Cogió el coche, no sabía, si le vería, pero lo deseaba y a vez lo temía. Las dos últimas salidas no se había podido resistir a aquel tipo, Pedro, se decía llamar. Era un cuarentón gay, con algún tiro dado, según él decía. Aquel tipo le atraía sobremanera, físicamente y mentalmente.
Su aspecto era de hombre duro, pareciera un leñador, siempre iba con sus camisas de cuadros, y unos vaqueros que realzaban su potente delantera y unas piernas de vicio. Por dentro aun era mejor, mantenía un vello profuso desde la cintura a los tobillos, que lo seducía cuando se rozaba con su piel imberbe. Todo su cuerpo se sentía acariciado.
Mentalmente, ejercía en él un poder atracción que lo dejaba paralizado, su mente se paraba cuando estaba con él y pareciera que fuera manejada al antojo de aquel ser. Cuando por segunda vez oyó, decirle: Ya está aquí otra vez mi machito para su ración de leche, su mente se paralizó y toda su energía fue a parar a su polla.
Después, de esas palabras, si preguntarle, introdujo su mano en la ventanilla, y le cogió de los cojones, sin que el opusiera resistencia. No, no reaccionaba, su sangre estaba concentrada en la mano de aquel hombretón y dispuesta a obedecerle.
Lo saco del coche, y sin mediar palabra le comió la boca. Su cuerpo templaba, y sus oídos mezclaban el ruido interno del bombear de sangre a su polla, con los lengüetazos que de vez en cuando iban a sus orejas.
No se podía resistir a esa forma de hacerle el amor, que ni el mismo imaginaba con su chica. Con Pedro sentía cosas que nunca había imaginado. Esa segunda vez, le dio todo. Se lo había propuesto si lo veía.
Pedro, se lo calzo, allí mismo, al lado de su coche, ni lo desnudó, solo le bajo los pantalones y al ver los suspensorios, paro de desnudarlo y le dijo: Así está bien, mi machito si viene preparado. Yo sé lo que quieres. Después de esta palabra se enfundo un preservativo. Se escupió en las manos, y el salivazo, se lo introdujo en su culo. El retozaba de placer, como aquel tío que había conseguido, ponerlo a mil y como disfrutaba con su polla en el culo.
Se corrió estrepitosamente, las manos del hombretón recogieron toda su lefa, y se la ofreció a su boca, ésta chupaba esa mano como si de 5 pollas se tratara.
Todos estos recuerdos pululaban en su mente mientras la noche avanzaba. Veía los diferentes coches pasar sin que nadie le llamara la atención. Un camión que llevaba algún tiempo aparcado le hizo luces. No respondió. Paso un poco de tiempo y al rato le golpearon en el cristal. Su cuerpo se puso nervioso. Si era él, Pedro, llevaba barba de unos cuantos días pero era él.
Ya no abres a tu hombre, mi machito, le dijo, el se puso nervioso, dio al interruptor de la ventanilla, y le dijo hola. No recibió contestación, la boca de Pedro se lo comió, si que él lo pudiera evitar. Pasado unos minutos, donde todo su cuerpo se estremeció, le soltó. Así recibes a tu hombre le respondió. Tartamudeo en la contestación, no sabía que eras tú.
Te echado las luces pero no me has respondido, entonces, he bajado a por lo que me pertenece, le dijo Pedro. Si, era camionero, según le conto, venia de un viaje y no había parado por casa, tenía ganas y había parado por allí.
Quiero que me acompañes, le dijo. Dudaba porque siempre lo había hecho en el coche o fuera pero no en una cama, con un tío. Pero no se podía resistir, y más cuando le cogió la polla, y le dijo quiero comerme esto y el coñito que tienes para mí.
Entraron al piso, no estaba mal, austero, minimalista, El se sentía nervioso. Aunque tenía experiencia en el sexo, esto de hoy, ya no era puro sexo. Algo le decía que no lo podría borrar tan fácilmente de su memoria como si no hubiera pasado, como si hubiera sido una noche de borrachera.
Vamos al dormitorio, le dijo, le comieron nuevamente la boca para que se relajara, la verdad es que era transparente y no podía disimular. Desnúdate mientras me doy una ducha, y quiero que te pongas esto. Miro un poco perplejo, lo que le habían ofrecido. Era una especie de correas que parecieran simular unos slips. Intento averiguar cómo iba aquello pero no pudo.
Ummm, que tardón, es mi nene, le dijo al salir de la ducha, Pedro. La imagen de aquel macho, le intimidamente tanto como le atraía, el se sentía enano ante aquella mole de musculo y carne. Su estampa desnudo cubierto del ese vello tenue le hacía irresistible. Pare que sirve esto, le preguntó. Para hacerte mío, le respondieron. Sí, quiero que lo lleves ahora que te voy a follar. Ven te lo pongo yo.
Terminaron de colocarlo, le gustaba como se veía, su culo se ceñía a las correas, de manera que quedaba prominente. Su polla y huevos estaban sujetos por sendas correas menores que apretaban reteniendo la sangre. Su culo al aire y sus huevos y pollas sujetos. Alguna vez había visto cosas parecidas en revista o películas. Pero ahora las llevabas puestas y no le disgustaban.
Estos me van a dar más placer. Claro que si, le dijo Pedro, estas vestido para tu macho. Acaso quieres unas braguitas. No, no, prefiero esto. La verdad es que no sabía de esto gustos tampoco le importaban.
Pedro se sentó en la cama, y le dijo, ven quiero que te sientes encima mío. Se sentía un niño a lado de ese enorme cuerpo que le sujetaba y lo asia para impedir que se cayeron. Pedro le empezó a comer la boca agarrándolo de los huevos y la polla. Vio el éxtasis con aquello. La boca de Pedro iba de la suya a sus pezones, mientras sus manos retorcían su polla y huevos dándole un placer inmenso.
Mientras su culo empezaba a notar la dureza del miembro del macho que lo estaba sodomizando, lentamente pero seguro. Su polla y huevos se inflaron sobremanera debido a las correas, su culo se empezó a abrir, deseando se clavado. No se dejo esperar, fue ensartado, de seco sin que su culo rechistara, tal era su grado de excitación.
Su polla se bamboleaba al ir y venir de las folladas, sus pezones parecían querer salir de su pecho de lo duros que se le había puesto. Su cuerpo empezó a entrar en éxtasis, mientras era follado, derrochando toda su leche en el pecho de su hombre. Noto un calor interno prueba de que a la vez le habían fecundado como si tratara de una hembra en celo.
Agotados, el se levantó y se quito las correas, se duchó, mientras Pedro le contemplaba tendido a lo largo de la cama. Salió del baño y cogió la ropa para ponérsela. Una mano, le paró.Quiero que duermas con tu macho. Unos sudores fríos le recorrió la sien, la carne se le erizó, su polla empezó a bombearle sangre.
Pero, no sé, quiero hacerte mío por la mañana le inquirió. Su mente dudaba, pero su cuerpo quería quedarse, allí, sujeto a aquel macho que lo hacía disfrutar tanto.
Se coloco en posición fetal para dormirse. Unos brazos y un cuerpo peludo lo acogieron, sintiéndose como un osezno al lado de su progenitor. Y ahora vamos a poner el cierre, oyó tenuemente en su oído. Su agujero que aun estaba dilatado, vio como era inundado por la polla de Pedro que se introducía en el sin miramiento, y sin ninguna dificultad. Así no te escaparas., le dijo. Contesto: creo que no me quiero ir de aquí nunca.
Amaneció, y los cuerpos estaban aun pegados, la polla de Pedro se había salido, debido sobre todo a la flacidez que había llegado con el sueño. El permanecía aun en posición fetal, como si se tratara de un perrito asustado. .
Empezó a notar las caricias que recibía de esas grandes manos y su polla empezó a recobrar el esplendor perdido, Su pezones se erizaban queriendo alcanzar aquellos dedos que aun recordaban. De repente, y casi entre sueños, fue nuevamente empalado. Y mete y saca le hacía recobrar la memoria de lo noche anterior. Se sentía violado, pero con una violación consentida y deseada. No me he podido resistir a esta postura que tienes, llegaba a sus oídos. Su cuerpo respondían comiéndose aun mas aquel falo que lo estaba a travesando.
Nuevamente aquel húmedo calor le inundo las entrañas, mientras su polla derramaba todo su ser por las arrugas de las sabanas.
Que disfrute, había tenido inigualable a las pajas mañaneras a la que estaba acostumbrado.
Se ducharon y vistieron Quieres un café. Vale. Mientras una pregunta le perturbó Quieres que sea tu macho? No se , que siginifca eso. Bien fácil, tendras lo de esta noche siempre que tu quieras.Y, respondió, a cambio. Solo podras ser para mi. No lo se, pero te tengo que contestar ahora. No, la próxima vez que nos veamos. Tu decidiras si será la última .
Cogio su coche, y su mente solo podía pensar en : Tu decidiras si será la última.