3 - [Volver a ser feliz] - Los días pasan.
Petra y Lucas continúan su tarde, y Julián también se lleva lo suyo. Este le propone a Petra algo que ella no podrá rechazar.
La ducha era amplia, un plato bastante grande, así que cabían perfectamente dos personas. Primero se metió Petra debajo del agua, mojó bien su pelo largo y moreno. Detrás de ella estaba Lucas, esperando pacientemente a poder meterse, pero decidió no esperar y pegarse a ella. Pegar su cuerpo y sentirlo todo. Petra notó cómo le agarraba las tetas, notó en sus nalgas cómo la polla iba creciendo. Su coño se iba mojando poco a poco, era demasiado para ella. No podía creerse que estuviesen tan cachondos justo después de haber tenido la follada de su vida en el salón.
El agua caía sobre ambos cuerpos. Resbalaba por las tetas de Petra y por los abdominales marcados de Lucas. Esta tenía la polla entre las dos nalgas y las apretaba para darle placer a su amigo. Pronto se dio la vuelta y le besó apasionadamente. Le mordía el labio inferior, poniéndolo más cachondo aún, y, en consecuencia, ella también. Levantó una de las piernas y se metió la polla hasta el fondo soltando un gemido alto. Lucas empezó a follársela haciendo mucho ruido, ya que el agua seguía cayendo sobre ellos. La besaba mientras, de manera muy sensual, descubriendo qué era lo que le gustaba a su amiga.
Petra se sacó la polla y se puso de rodillas. Del coño a la boca, directamente. De primeras pegó sus labios a la base del pene, haciendo que Lucas soltase un grito que la mojó aún más si cabe. A pesar del sonido del agua de la ducha, se escuchaba perfectamente cómo le chupaba la polla a su amigo. Después de unos minutos se levantó, besando el cuerpo de Lucas, llegando a su boca. Se dio la vuelta y bajó su tronco, dejando el culo en pompa. Él lo entendió perfectamente y clavó su polla en Petra. Empezó suavemente, ella iba notando cómo se acercaba su enésimo orgasmo, ya que antes había perdido la cuenta. Los gemidos se mezclaban con el ruido del agua y las embestidas.
Lucas le anunció a Peti que se iba a correr, así que ella se incorporó rápidamente y se puso de rodillas delante de él. Cogió la polla con su mano y terminó pajeando a su amigo. Cayó todo en su cara, en su pelo. Lo que caía al lado de su boca no se desperdiciaba, así que sacó la lengua y limpió lo que pudo antes de que el agua se lo llevase.
Se levantó y besó a Lucas. Terminaron de ducharse y salieron. Eran las seis y media de la tarde. Ambos se quedaron alucinados por el tiempo que llevaban follando y se rieron.
--Ha sido magnífico Lucas, hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con el sexo—dijo Petra.
--Tú lo has hecho magnífico, preciosa—respondió él.
--Julián llegará sobre las siete, menos mal que hemos terminado ya jajaja, —le dijo ella—hubiese sido gracioso que nos pillara.
Lucas cogió su chaqueta y se dirigió hacia la puerta. Petra le dio un abrazo fuerte y le dijo que a ver si volvían a quedar. Él le contestó que por supuesto, que encantado, y no solo por el sexo, sino porque consideraba que la compañía de su amiga, era la que más deseaba, ahora que se habían vuelto a encontrar.
Peti cerró la puerta y echó un ojo por la mirilla, para ver cómo se iba Lucas. Cuando desapareció, se dio la vuelta y se puso a recoger la comida. Llevaba apenas dos minutos limpiando cuando se escucharon las llaves en la puerta.
--¡Amor! ¿Cómo es que has salido antes de tiempo? —preguntó ella.
--Quería darle una sorpresa a mi chica guapa—dijo Julián cogiéndola en brazos y dándole un beso en la boca—Además, llevo toda la tarde muy caliente, pensando en ti y en este maravilloso cuerpo, tenía que venir antes y hacerte de todo.
--Joder Julián, yo también llevo toda la tarde pensando en ti—mintió Petra, ya que de lo que menos se acordó fue de su marido.
Él empezó a besarle el cuello. La dejó en el suelo y le tocó el culo. La sentó encima del mármol de la cocina y le levantó el vestidito que se había puesto, apartándole las braguitas y metiéndole un par de dedos en el coño. Una de las mejores cosas que sabía hacer él en la cama era tocarle. Su marido empezó a masturbarla, a follarle el coño con la mano. El frío del mármol contrastaba con el calor de su coño, calor que notaba en sus muslos. Petra empezó a gemir, por lo que Julián aceleró. Jamás se había corrido tantas veces en un día, estaba en el cielo. A pesar de los dos polvazos que había echado con Lucas, no se negó a darle lo suyo a su marido. No era el mejor en la cama, ni disfrutaba tanto, pero a nadie le amarga un dulce, pensó.
Después de darle dos orgasmos, su marido bajó la cabeza hacia la entrepierna de Petra. La otra de las cosas que hacía bien Julián era comerle el coño. Empezó a lamerle el clítoris en el punto preciso, la conocía bien. Ella le agarraba el pelo y le tiraba, cosa que a él no le molestaba. Se corrió otras dos veces.
Julián cogió a su mujer en brazos y se la llevó a la habitación. La tiró en la cama y se bajó los pantalones. La polla de él no estaba del todo mal, quizás un pelín por encima de la media española. Empezó a follársela y no duró mucho, como era habitual. Petra no alcanzó el orgasmo, pero disfrutó. Por los gemidos de él, sabía que se iba a correr. Tomaba la píldora, así que dejó que Julián se corriese dentro. Lo que sí notó ella fue cómo los chorros de semen le “golpeaban” el fondo de la vagina, calientes. Su marido se echó hacia un lado y ella hacia el otro.
--Ha estado bien eh—comentó él.
--Bastante—dijo ella, aunque no muy convencida. Había disfrutado de los dedos y el sexo oral, pero le seguía faltando el disfrute con el sexo convencional.
--¿Qué tal con Lucas? Me lo crucé en el ascensor—preguntó Julián.
--Muy bien, —contestó ella—hemos estado charlando de estos diez años. Le conté nuestra historia y él toda la de su divorcio. Menudo rollazo—volvió a mentir Petra.
--Genial, podemos invitarlo algún día a cenar, si quieres, así como más formal—le comentó su marido.
--Estaría muy bien, sí. Le escribo después, ahora voy a ponerme a recoger la cocina y ya de paso preparo algo de cenar, ¿te parece? —dijo ella.
--Perfecto cariño, yo voy a hacer un par de llamadas que tengo pendientes del trabajo y me voy a la ducha—habló Julián--. Por cierto, ¿cómo es que te has duchado con él en casa? Tienes el pelo mojado.
Petra se levantó rápidamente, buscando sus zapatillas de andar por casa, mientras buscaba una excusa.
--¿A que no sabes qué? Se me cayó la copa de vino encima y me tuve que ir a limpiar, así que aproveché para ducharme rapidito—mintió Petra.
--Joder cielo, mira que eres torpe—dijo él riéndose.
Cada uno se fue a sus tareas. Julián estaba en la ducha y ella haciendo la cena, así que aprovechó para escribirle a Lucas. Le dijo: “Luquitas, mi marido me ha propuesto invitarte a cenar algún día, ¿a ti qué te parece?” . Enviado y leído al momento. “Me parece perfecto Peti, aunque tendremos que esforzarnos para que no pase lo de esta tarde jajajajaja” . Petra le contestó: “serás cabrón jajajaja. No habrá problema, sabré comportarme delante de Julián. Pues ya me dices algún día que te venga bien” .
Dejó el teléfono sobre la mesa del comedor y se dirigió de nuevo a la cocina. De repente notó unos brazos rodeándole la cintura. Abrazó a Julián y le dijo que la cena estaba lista.
Cenaron comentando el resto del día y se fueron pronto a la cama. Ella recordó que había dejado colgado a Lucas, así que ya en la cama, cogió el móvil y miró si tenía algún mensaje. Efectivamente su amigo le había contestado: “pues los próximos días trabajo hasta tarde, pero el viernes tengo la noche libre, ¿te parece?” . Ella contestó: “me parece genial, le comento entonces a Julián. Buenas noches Luquitas, ha estado genial la comida de hoy. Tenemos que repetir más” . Al instante le respondió él: “sí Peti, ha estado de maravilla. Hablamos mañana, muy buenas noches” .
Se lo comentó a Julián y le pareció bien. Petra se abrazó a su marido, poniendo su cabeza sobre el pecho de él y se quedó dormida.
A la mañana siguiente se despertaron. Ella se fue a la ducha y recordó lo que había pasado el día anterior en ese mismo lugar. Se puso cachonda, pero no tenía tiempo para follar con Julián. Así que cogió la alcachofa de la ducha y apuntó hacia su coño. Notó como, poco a poco, iba llegando su orgasmo. Intentó ahogar sus gemidos con su mano, pero no pudo. Salió de la ducha y se vistió. Desayunó junto a su marido y se fueron a trabajar.
Los días pasaron y llegó el viernes. Julián, por la mañana, le hizo una pregunta que le dejó muy descolocada.
--Cariño, he estado hablando con un compañero de trabajo y me ha dicho que, para mejorar el sexo en su matrimonio, han hecho un intercambio de parejas. No creo que nos haga falta, pero quiero probar cosas nuevas. Algo como el intercambio no, pero, ¿qué te parece hacer un trío? —dijo Julián.
--Ostras Juli, me dejas un tanto flipada jajaja, —contestó Petra—pero podíamos ver, sí, a mí también me gustaría. A ver a quién se lo pedimos.
--Había pensado en Lucas, ya que tienes confianza con él, ¿crees que aceptaría? –le dijo su marido.
--Pues yo se lo comento si quieres, cielo. O podemos preguntárselo esta noche—planteó Petra.
Quedaban algunas horas para que Lucas llegase a casa para la cena, pero debido a la proposición de su marido, Petra estaba muy nerviosa. Ya avanzada la tarde se preparó. Se puso un vestido con un escotazo que dejó flipando a Julián.
--Joder, menudo bombón, seguro que dejas loquito a tu amigo—le dijo su marido.
--Jajajajaja, sí, seguro—dijo Petra con voz nerviosa, pensando en lo que había pasado el lunes anterior.
Llegó la hora y sonó el timbre. Ella abrió la puerta y vio la cara de Lucas. No pudo evitar ponerse cachonda al ver la reacción de su amigo al verla así vestida.
--Pasa Lucas, pasa, —dijo Julián—tengo algo que proponerte.
La noche empezaba fuerte.
[CONTINUARÁ]