(3) Nin y Fa
G, con una fingida mirada de resignación, y de gran placer a la vez, volvió a su lugar de observador, dio un sorbo al whisky, y con su sabor fuerte y dulce, calmo un poco su fuego.
Capitulo 3
G, con una fingida mirada de resignación, y de gran placer a la vez, volvió a su lugar de observador, dio un sorbo al whisky, y con su sabor fuerte y dulce, calmo un poco su fuego, justo a tiempo para ver acercarse al camarero con la Narguile, y con ella, el dulce aroma da naranja y menta.
El camarero, que ya debía estar más que acostumbrado a ver de todo en este travieso local, solo reaccionó al apartar la mirada de la Narguile, pues se encontró cara a cara con Fa, que con su boca ligeramente abierta, y sus ojos cerrados, gemía entrecortadamente y flojito, bajo los dictados de las caricias de Nin.
El guapo Rubio abrió un poco más sus bellos ojos claros y de la boca de Fa, paso a los ojos de Fuego de Nin, que, como jefe de pista de este placentero circo que se había formado, lo observó hasta lo más profundo de su ser, y le dijo con su voz más dulce y a la vez, más incendiaria:
"Gracias, has llegado con la pipa de agua justo cuando más caliente estaba poniéndose este fuego"
A lo que el camarero, ya recuperado de la sorpresa inicial, le contesto -"Esta agua igual activa aún más el fuego, y si ven que necesitan algo más de combustible, ya saben que estoy a su servicio", mientras le regalaba una sonrisa angelicalmente traviesa y pendenciera.
Nin, sorprendida y encantada por la respuesta y por su bello rostro, le quiso poner a prueba -"Los servicios llegarían hasta probar el sabor de una linda gatita?"
A lo que el bello muchacho, sin decir más, bajó su rostro, y lamió el cuello de Fa, que tan absorta y entregada estaba a los dedos de Nin, que no vio venir ese eléctrico presente, y que lo recibió comenzando a vibrar.
Todo su cuerpo se tenso ante la saliva eléctrica del bello muchacho, y Nin, encantada con el juego, y un poco molesta por la osadía del anticiparse al placer que quería darle a su bella compañera, le tiró un beso silencioso al camarero, y con su mirada, lo invito a alejarse, mientras le regalaba una sonrisa que decía, ven después, ahora estoy ocupada.
El chico se levantó, miró a G, se sonrieron traviesos, y G le indico -"Este es un buen momento para echar las cortinas"
El muchacho desató los nudos de las cintas que sujetaban las blancas cortinas y el lugar quedó mágicamente aislado, solo siendo mecido por la suave y embriagadora música y el aliento de los jadeos de Fa, que estaba siendo mantenida en ese estado de deseosa entrega, de placentera pausa, por los curiosos dedos de Nin, que dirigió su mirada a G, mientras le decía:
-"Parece que al final se cumplirá lo que me dijiste que te gustaría, que mi bautizo con esa planta sagrada sería contigo"
-"Igual he sido muy osado al pedirla, más, la noche invitaba a la relajación y el descubrimiento"
-"Y que se supone que debo hacer??"
-"Solo coge la boquilla esa de madera, pon tus bellos labios en esa parte, y aspira suavemente, deja que el sabor a la naranja, llene tu paladar, y que la fresca menta, abra tu bello pecho. Sin prisa, sin nervios, esta es la forma más suave y bella de honrarla, de honrarte, de honrar el viaje"
Nin lo miró, con esa mirada mezcla de un "sabes que no me termina de gustar" y de un "confío en ti" aliñado de un "cómo me pase algo malo, lo vas a pasar mal", y como respuesta, G solo le dijo -"Si no confiara, no te lo ofrecería"...
Eso la termino de convencer, se relajó y tomó en sus labios la boquilla, y suavemente fue dejando entrar en su ser ese fluido meloso, mezcla de sabores de naranja dulce, fresca menta, verde campo al amanecer, y hoguera al atardecer.
Sintió el cálido néctar etéreo llenar su boca y bajar suavemente por su garganta y entrar en su pecho, y ahí lo dejo un momento, tras el que expiró despacio, sorprendida por la falta de tos o de sensación de rechazo.
Miró curiosa a G, que solo sonrió de medio lado, y le alzó una ceja en señal de compenetración.
Nin tendió la boquilla hacia G, que la reusó mientras miraba hacia Fa.
Si, Fa. Fa...
Nin tomó conciencia del estado preorgasmico en el que estaba manteniendo a su pobre amiga, pudo ver que en el sofá, justo bajo su boca gimiente, se había formado una pequeña mancha de la saliva que estaba manando de sus labios.
Se había olvidado completamente de ella al centrarse en la Narguile y en camarero. Rápidamente tuvo que recuperar la compostura y sintonizar con lo otro que había olvidado, el intenso y palpitante calor que manaba de su sexo, y que estaba, de alguna forma desconocida, amplificando sus matices y texturas.
El placer empezó a inundar su mente de nuevo, y con él, algo nuevo pasó, pues su olfato, su tacto, su oído, y hasta su gusto, se fue amplificando…