3 Mujeres. Hace 21 años. Parte 1

Con Ana y sus 2 amigas lesbis, en su Pub de la "Zona".

Saludos amigos y amigas de Todorelatos, aquí estoy de nuevo con un nuevo relato, el primero de una nueva saga, que espero les guste.

Como ya sabeís, mi nombre es Luismi, que soy un chico de 49 años, que nació en la "Inmortal" ciudad de Zaragoza, España, donde vivo. Que soy rubio de ojos azules, 174 de altura y de unos 68 kilos. Y este es el relato:

Con Ana y sus 2 amigas lesbis, en su Pub de la "Zona".

Bueno. Pues por aquel entonces yo tenia 28 años y mantenia una relación "seria" desde hacia más de 1 año con Maria Iliana, una preciosa colombiana separada de 35 años que trabajaba en la cocina del restaurante en el que yo lo hacia como camarero y donde, como habreís supuesto, nos conocimos. Fué cuando 2 años atras, Maria, empezó a trabajar como pinche en la cocina y donde gracias a que nuestros turnos coincidieron desde el principio, pudimos pasar mucho tiempo juntos.

Enseguida Maria y yo nos gustamos, la atracción física que se notaba entre nosotros era más que evidente, sobre todo cuando nuestras miradas se cruzaban deteniendose el uno en el otro como con "deseo" durante varios segundos, segundos en los que nos quedabamos mirandonos embobados y sonriendo como tontos. A parte ya de nuestra más que evidente atración física, Maria y yo realmente congeniamos y nos convertimos en muy buenos amigos. Y como dos buenos amigos cualquiera, a las pocos meses empezamos a quedar fuera del trabajo.

Al principio lo haciamos para tomar un cafe o una cervecita y charlar un poco de todo, de nuestro dia en el trabajo, de nuestras cosas personales, de ella, de mí, de nuestras vidas hasta ese dia, de nuestros gustos, de nuestros sueños, de nuestras penas y alegrias y de que parecia que nos gustabamos, que nos gustabamos de verdad y de una forma más que amistosa.

A pesar de tener clara nuestra mutua atración las siguientes semanas las vivimos como dos simples amigos, dos buenos amigos que se estaban conociendo más intimamente, como con más profundidad. Maria y yo quedabamos ya todos los dias, hablabamos sin parar y en nuestras conversaciones no faltaban nunca la risas, divirtiendonos tanto juntos que parecia como si nos conociaramos de toda la vida. Ademas, el tiempo que pasabamos juntos, realmente, era como si volara.

Maria y yo conectamos tan positivamente y en tal profundidad dentro de todos los ámbitos de la persona, que una noche cualquiera, unas semanas despues, ocurrió. Fué en su casa, despues de cenar y de tomarnos un par de cubatas y mientras charlabamos alegremente, sucedió y lo hizo de la forma más natural, sin prepararlo, sin proponerlo, simplemente nos acostamos y tanto nos gustó que a la noche siguiente repetimos y como nos volvió a gustar, pues claro, volvimos a repetir y de nuevo a repetir y a repetir y a repetir y así sin darnos cuenta, de tanto repetir vimos que nos habiamos convertido en amantes y lo hablamos.

Decidimos entonces darnos una oportunidad, pues aquello sentiamos que estaba bien, juntos disfrutabamos como nunca antes lo habiamos echo con nadie, amistosamente nos llevabamos estupendamente y en el fondo, los sabiamos que nos queriamos. Pero entonces Maria, para no sentirse como una posesión de nadie, me propuso que nuestra relación fuese abierta, sin ataduras, sin exigencias ni condiciones, aunque eso sí, basada en el dialogo y sin ocultarnos nada. Yo acepté con alguna duda, pero como en verdad, durante unos cuantos meses no pudimos pasar separados ni una sola noche, mis dudas se disiparon. Pasé tanto, tanto tiempo en su casa, que practicamente vivia allí con ella y con su hija.

El tiempo hizo que nuestra relación se consolidara firmemente, aunque eso sí, sin exigencias ni ataduras, de una forma bastante liberal. Ese fué el deseo de Maria, así quiso ella que fuese nuestra relación. Maria me explicó que demasiados disgustos le habian dado los hombres en sus anteriores relaciones, donde la mayoria la tratron como a una posesión, asfixiandola sin libertad de puro celosos que resultaron ser, cohibiendola y atemorizandola, por lo que dijo que nunca más, y que a pesar de que me queria, la única forma de no estropear lo nuestro era así. Aquello, claro está que no me gustó demasiado, yo la queria, pero por supuesto la entendí y comprendí sinceramente y siempre la respeté en sus deseos y en su libertad, aceptando, pocas semanas despues, sus idas y venidas con otras personas, sus salidas de fiesta los fines de semana con otras personas, sus amantes de una noche, sin recriminarle nada, sin exigirle nada, sin agobiarla en nada y por supuesto, sin demandarla unicamente como mia.

De esa forma Maria y yo saliamos la mitad de las veces por separado, ella con otras personas, yo con otras personas, ella con sus amigos y amigas, yo con los mios, los cuales, tanto sus amigos como mios, no dejaban de preguntarse increpandonos sin entender que porqué, sabiendo lo que sentiamos el uno por el otro, que porqué, queriendonos los dos como locos y con toda nuestra alma, que porqué, sintiendonos ser la mitad el uno del otro y que porqué, deseando en verdad estar en todo momento juntos, andabamos haciendo el panoli saliendo a veces por separado, yo por aquí y ella por allá, follando a veces con otras personas, sexo esporadico sí, sexo de una noche sí, sexo sin importacia sí, pero con otros y aunque sabian que ya desde el principio decidimos ser así, una pareja "liberal", una pareja sin ataduras ni compromisos sexuales, pues que no lo entendian, aún a pesar de todas nuestras explicaciones, que era algo que no conseguian llegar a entender de ninguna de la maneras.

El tiempo fué pasando y así llegamos al dia en que comencé la historia de este relato.

Fué un sábado en el que Maria guardo fiesta y yo, tras cerrar el restaurante, me fuí a tomar un par de copas invitado por los dueños al pub de moda de la "Zona", una pareja de hermanos, chico y chica, de unos 30 años, que eran unos de los mejores clientes que teniamos en el restaurante y con los que tras conocernos hacia ya mas de año y medio, nos teniamos bastante amistad.

Pues bien, cuando llegué al pub, éste estaba llenísimo, intenté pasar por entre la gente pero viendo que me era imposible decidí dar media vuelta e irme, entonces fué cuando Ana, la dueña, me vió desde arriba, ella estaba con unas amigas en su "Palco Vip" y rapidamente avisó al guarda de la puerta para que me acompañase hasta allí.

Cuando llegué al palco privado Ana se lanzó sobre mí recibiendome con mucha alegria, ella era una morena espectacular con unos increibles ojazos verdes, dos tremendos y enormes pechos y el culo mas brutal que jamas he visto en toda mi vida. Ana no paró de darme besos y besos abrazandome con efusión, visiblemente bebida. ¡Ufffffff!... Tanto se arrimó que en unos segundos me la puso durísima. Ana tenia 32 años, soltera y sin compromiso, siempre rodeada de los chicos mas cachas y guapos por los que se dejaba agasajar encantada, demasiado encantada diria yo, eso sí, nunca ví que al final hiciera caso a ninguno de ellos.

Rapidamente, Ana me presentó a sus tres "mejores" amigas, de cuyos nombres, la verdad, es que no me acuerdo. La primera fué una guapa rubia de larga melena, grandes tetas y cuerpo rotundo, la segunda una pelirroja de pelo corto y con la cara de vicio mas grande que he visto en mi vida, algo rellenita, pero que embutida en un escaso vestido de tirantes amarillo del que se le escapaban los pechos por la presión, quedaba bastante deseable y sobre todo super morbosa y la tercera amiga que me presentó fué una bellísima mulata morenita de media melena con un cuerpo de infarto y que aún presentandonos no dejaba de sobar y sobar las tetas de la rubia, ni de darle unos tremendos morreos, mientras las dos me miraban sonriendome con lascivia.

Entonces Ana me cojió de la mano y apartandome de ellas me dijo...

-¡Luismi!... ¡No hagas caso de esas dos!... ¡Solo son un par de lesbianas provocadoras y de lo mas putas!... ¡Si les haces caso te incitaran, te excitaran hasta volverte loco y luego, nada!... ¡Pero nada de nada!... ¡Jajajajaaaaa!... ¡Anda carriño!... ¡Ven conmigo!... ¡Vamos a tomarnos un buen copazo!- Y así Ana me llevó hasta sentarnos sobre el sofa rinconera que habia en la esquina mas oscura del palco y tras la que habia un preciosos y enorme panel con pinturas en temas orientales y que para mi sorpresa resultó ser una puerta, una puerta disimulada, por la que al momento aparecio Casandra, la preciosa jovencita checa, que era una de las camareras del pub, de las que atendian a los palcos privados, lo hizo con una pequeña bandeja y dos copas ya preparadas.

Traia un gin tonic de Hendrix para su jefa y un ron Matusalen con Cocacola y corteza de limón para mí, que era lo que yo bebia habitualmente en el pub. Al instante Casandra desapareció y Ana y yo empezamos a brindar, brindamos como seis o siete veces seguidas en solo un par de minutos, acabando así con mas de la mitad de nuestras copas, para al momento y muy calientes, empezar a devorarnos la boca, mientras su mano se perdia por dentro de mi pantalón sacandome la verga, grande y dura solo a su contacto... Entonces ella me miró provocadora y me dijo...

-¡Ummmmmmmmm cariño!... ¡Uffffffff!... ¡Que hermosura!... ¡Dios!... Si lo llego a saber, para rato... Te digo esto porque, cariño mio, aunque me joda en el alma, esta boca mia no va a ser la afortunada que se va a beneficiar del disfrute de mamar, comer y engullir semejante maravilla que tienes entre las piernas. No. No mi amor.- Terminó de decir, eso sí, sin parar de sobarme y pajearme la polla.

Al poco, su mirada se dirigió a la de su amiga, la pelirroja, la cual, entendiendo la señal se acercó hasta nosotros, directamente se arrodilló entre mis piernas, me sonrió, se saco las tetas por encima del escote, llevo sus brazos atras de su espalda sujetandose por las manos, acercó su cara a mi verga, abrió la boca de par en par, sacó la lengua y directamente me dió una lamida de abajo arriba y de arriba abajo repiendo varias veces que casi hace que pierda el conocimiento. ¡Diosssss que lengua! Para al poco, Ana, mientras me agarraba con fuerza la verga, se la incrustara de golpe dentro de la boca.

-Disfrutala guarra... Y no me hagas quedar en mal lugar.- Le dijo Ana a su amiga.

-¡Nnn.. nn..ooo... an...qui..la!- Le contestó la pelirroja mientras devoraba engullendo hambrienta mi polla.

-Veras Luismi, te explico. A esta puta, desde hace tiempo le pones el coño a mil y cada fin de semana, la muy pesada no me para de repetirme y repetirme lo guapo que eres, lo bueno que estás y lo mucho que le gustas. Así que hoy, en la cena, para que por fín calmara su ansia de tí, le he prometido que si venias al pub, te convenceria para que dejases que ella te hiciera una buena mamada y ya despues, si ella te gustaba o no, pues que te la follarias, o no, eso, ya seria cosa tuya. Así que cariño, ahora te dejo aquí ya entre sus manos o mejor dicho, entre su boca. Jejeje.-

Me explico Ana sonriendome, besandome la boca y moviendome la verga con fuerza dentro y fuera, dentro y fuera de la boca de su amiga hasta que de pronto me la soltó, cogio a su amiga por detras de la cabeza, la empujó con violencia hacia abajo he hizo que se tragara mí verga hasta el fondo de la garganta haciendola gimir como una gata en celo.

Mientras tanto, Ana, se apartó como medio metro de nuestro lado, se sentó enfrentada a nosotros, se sacó las tetazas por encima del escote y levantandose el vestido hasta la cintura, se quitó el tanga y empezó a masturbarse metiendose con rabia tres dedos en su chorreante coño haciendose gimir y gemir y gemir excitadisima mientras veia, con envidia, como su amiga se comia devorando mí polla tragandola y tragandola, gimiendo y gimiendo enloquecida perdida.

Así hasta que al poco, ví como Ana, aullando como una loba, se empezaba a correr a chorros sobre el sofá sin dejar de machacarse el coño con una mano, estrujandose, retorciendose y golpeandose con violencia sobre sus tetazas con la otra mano, lo que me puso a mil y me corrí. ¡Ufffffff!... ¡Y vaya que si me corrí!...

En un momento y con los ojos abiertos como platos, a la pelirroja se le empezó a hinchar la cara de la enorme cantidad de leche con la que le estaba llenando la boca y que a pesar de la cantidad, recibió encantada sin tragarse nada hasta que terminé, entonces le saqué la polla y ella, medio sonriendome me pidió con gestos permiso para poder tragarse la corrida.

-¡De eso nada puta!- Le contestó rapidamente Ana.

-Ven aquí inmediatante zorra y comparte esa delicia conmigo. Al menos podré saborear tú leche cariño.- Dijo Ana mirandonos con una cara de autentica lascivia.

Y así fué como la sexy pelirroja y su guapa y rotunda amiga Ana, compartieron avidamente mi leche, pasandosela varias veces de una boca a la otra, besandose entregadisimas la una a la otra llenitas de vicio y pasión y como sedientas de sus besos la una de la otra y así hasta que terminaron de tragarse toda mi leche, para empezar despues a follar como locas entre ellas, entregada la una a la otra, devorandose las bocas, los cuellos, los pechos, los coños, las vaginas, los culos, los pies, mientras compartian sin parar los jugos de las múltiples e intensas corridas que se proporcionaban, sudorosas y enajenadas, convirtiendo sus dos cuerpos de vicio y pecado y uno solo, dandose placer sin descando, gimiendo y gimiendo como dos locas poseidas por el demonio de la carne y todo allí, tumbadas, entremezclando sus carnes sobre aquel enorme sofá.

Bueno, lo que pasó despues lo desconozco porque para entonces yo ya estaba saliendo a la calle por la puerta del pub, subiendome a un taxi y dirijiendome hacia la zona del "Casco Viejo" como escapando de esas dos preciosas mujeres llenas de deseo y la verdad es, que nunca supe bien, el porqué huí de ellas esa noche como alma que lleva el diablo.

Un par de horas despues. Serian ya mas de las 4'30 horas de la madrugada estaba yo en un pub del Casco Viejo, repletisimo de gente, tanta, que ni se podia andar, me sentia cansado y bastante aburrido y para colmo, en este último pub tube que aceptar el horrible y mal preparado cubata, que la sosa, aunque espectacular camarera, me preparó sin ni siquiera mostrarme una leve sonrisa. Así que astiado y cansado, decidido me fuí para casa.

Cuando al poco, mientras estaba aún por las calles del "Casco" recibí un mensaje de texto de Maria, que decia...

-"Hola cariño, estoy sola en casa. Andaba chateando con el PC cuando no se que le ha ocurrido y ahora, no me funciona... ¿Puedes venir a ver que le pasa?... Kiss... Kiss... Amore mio."-

El corazón se me aceleró desvocado y rapidamente le contesté al sms...

-"Ok cariño. Ahora mismo cojo un taxi y voy para allí. No tardo."-...

CONTINUARA.