3.- El vigilante y su miembro dentro de mí.
Helena probó su delicioso miembro del vigilante, lo mejor de todo es que fue en su habitación y estuvó duradero y sensacional.
Hola nuevamente, soy Helena de México D.F. actualmente tengo 23 años y les compartiré el relato de como el vigilante joven del edificio donde vivo y yo gozamos al máximo.
Para los que no me recuerdan o no leyeron mis dos relatos anteriores, físicamente soy de cuerpo esbelto, busto abundante, 1.70 de estatura, de piernas fuertes y torneadas por practicar natación desde chica, de pelo largo y negro, de piel blanca y bonita de rostro.
Tenía 19 años, todavía, cerca de cumplir ya los 20, 3 meses después de haber chupado la polla del vigilante aquella noche, léanse mi relato 2 para recordar, moría de ganas que me hiciera suya, por fin la oportunidad se dio, mis padres salieron un fin de semana del D.F. y yo argumentando que tenía mucha tarea y examen el sábado me negué a ir con ellos.
Todo salió como esperaba, el sábado regresando de la escuela después del examen, fui a comer con unos amigos y llegue a mi casa alrededor de las 8 pm, pregunte al vigilante si no me había llegado correspondencia solo para hacer platica, me entrego unos recibos de mis padres y le dije estaré sola toda la noche por si quieres subir conmigo, pase mi mano rosando su bulto y subí a mi departamento ya con la mente muy prendida, sabía que me deseaba también, cada que salía me miraba con mucho deseo y morbo desde aquella vez.
Alrededor de la media noche me encontraba viendo películas en la sala, sola, caliente y muy deseosa de que un hombre me hiciera el amor, decidida a cumplir mi objetivo, decidí llamar al vigilante por el interfon para invitarlo nuevamente a subir a mi departamento, me comento que subiría en un momento con una voz seria y un poco seca. Aproximadamente 10 minutos después de haber hablado con él, subió, toco mi timbre, abrí la puerta y lo metí rápidamente al departamento cerrando la puerta, pensando que ya había triunfado.
En ese momento, sentí que mi sangre hervía, estaba caliente, comenzaba a sentir un poco de ansias y a morder mis labios, lo tome de las manos y las puse sobre mi busto, invitándolo a gozar, sin dudarlo empezó a tocarme suavemente, todo comenzaba maravillosamente, hasta que me dijo, tengo que bajar a la caseta, si algo malo pasa, perderé mi trabajo comento apenado, bajo sus manos hasta mi cintura y apretó mis nalgas, me dijo sonriendo, regresaré mañana a las 8 am en cuánto terminé mi turno.
Cuando se fue yo estaba muy excitada, me sentí muy ansiosa, deseaba tener sexo ya, solo pude limitarme a ver una película romántica, no lo suficientemente sexosa para poderme saciar mis deseos, mejor decidí dormir, esperando que el vigilante volviera por la mañana.
Poco después de las 8 am, tocaron mi timbre, estaba dormida, abrí la puerta y para mi fortuna era el vigilante, ¿Quién más podía ser?, deseaba que llegará desde hace varias horas, lo pase rápidamente y en cuanto cerré la puerta, se abalanzó sobre mí bruscamente y comenzó a besarme, me deje llevar por sus manos que tanto deseaba tener en todo mi cuerpo, caímos sobre el sillón, me manoseaba ya sin inhibirse, ni detenerse ante nada, comenzó a meter sus manos debajo de mi blusita, acariciaba mis senos de una manera muy suave, pero a la vez rápido y bien rico, me beso de una manera muy apasionada, estaba volviéndome loca en ese momento, debo aceptar que me entregue totalmente, estaba demasiado caliente y excitada, moría por ser suya y él lo sabía.
Desabroche su camisa, vi su pecho blanco y un poco marcado, pase mis manos sobre él, por fin mi deseo se haría realidad, nos besamos apasionadamente, su boca olía a pasta dental de menta, muy rico por cierto, cada segundo que pasaba sus manos recorrían mi cuerpo, su lengua comenzó a pasar por mi cuello, bajo rápidamente a mis senos, los cuales ya estaban muy deseosos de cariño, los chupo bastante bien, succionando un poco los pezones, esto hacia que yo estuviera totalmente excitada.
Estaba recostada sobre el sillón, con la espalda arqueada, solo me dejaba querer, lo guie poco a poco con mis manos sobre su cabeza hasta llegar a mi vagina, moría de ganas porque me hiciera un cunnilinguis, así que con mis manos baje rápidamente mi calzoncito, su lengua comenzó a comerme mi chochito rápidamente, me estaba volviendo loca, de verdad estaba fuera de mis cabales, deje que continuara haciéndolo, siguió así por un buen tiempo, lamiendo bien cada parte de mi interior, sabía cómo hacerlo, de eso no tenía la más mínima duda, minutos después tuve un orgasmo, su lengua devoraba mis fluidos con ansías, estaba muy excitado también, lo podía notar en su mirada morbosa, casi perdida por el placer, como cualquier hombre, seamos honestos, los hombres son más morbosos que nosotras y eso me vuelve loca, me hace sentir deseada cuando otros me miran.
Se levantó se acercó a mi oído y me dijo en un tono bajito pero muy cachondo, mamita cómetela con tu boca, yo sin hacerlo esperar más tiempo, desabroche su cinturón, baje un poco su pantalón y su bóxer, cuando todavía no terminar de bajarlo bien, me tomo de la cabeza y me llevo directo hasta su pene, que ya estaba duro y soltando líquido preseminal, abrí mi boca y comencé por comer su miembro con un sube y baja a un ritmo veloz, deseando que mi hombre estuviera gozando al máximo, así como yo lo hacía, me dedicaba a lamerlo suave, con círculos alredor de la cabeza de su pene, al tiempo que con una mano acariciaba sus testículos suavemente.
Después de pocos minutos de tener todo su pene dentro de mi boca, me levanto y comenzó a besarme de una manera como si quisiera tragarme hasta que nos faltó un poco la respiración, para este momento ya solo pensaba en que quería ser suya, lo tome de la mano y lo dirigí hasta mi habitación, entramos a ella, me llevo hasta mi cama, nos quitamos lo poco que quedaba de ropa de cada uno, segundos más tarde estábamos completamente desnudos, por fin tendría una hermosa experiencia sexual más.
Me coloco sobre la cama boca arriba y se recostó sobre mí, poco a poco fue acercando su miembro a mi vagina, quién ya estaba muy deseosa de sentirlo dentro, tome un condón de mi cajonera y se lo coloque sobre su pone con mi boca, se colocó nuevamente sobre mí y empezó a buscar meterlo dentro de mí, rosaba suavemente la entrada de mi vagina que ya estaba mojada por los fluidos de mi primer orgasmo, besaba mis senos, estaba muy excitada, pero no decía ninguna palabra, estaba casi privada de la emoción, del deseo y de su forma de hacer el amor, de cómo aprovechaba el momento de hacerme gozar, con una sonrisa pícara y victoriosa.
Después de unos minutos de estar en esa posición, por fin metió su miembro dentro de mí, de manera suave, lenta, se notaba su experiencia, lo metía poco a poco, hasta que en una de esas embestidas, lo sentí todo dentro, en ese momento coloque mis manos sobre su espalda baja y empecé a acercarlo más a mí, al mismo tiempo que comenzaba a moverme, invitándolo a moverse también para disfrutar de su pene en mi interior.
Comenzamos a realizar un mete y saca rítmico, muy delicioso, me sentía realmente en el paraíso, gozaba como una loca, cambiamos de posición, lo tome y lo coloque en la cama boca arriba, flexione mis piernas y comencé a montarlo, me movía más rápido que antes y hacia que se metiera y se saliera su pene casi por completo, mientras él me decía, no dejes de hacerlo mamita, continuamos por unos minutos más hasta que lo metí completo dentro de mí y permanecí ahí por unos segundos, había conseguido venirme por segunda ocasión, él tenía los ojos mirándome fijamente como sorprendido.
Me bajo de encima de él y me coloco en cuatro patas, para estos momentos ya no había inhibición de ningún tipo, me miraba perversamente, comenzó a penetrarme en posición de perrito, al mismo tiempo que se aferraban sus manos a mi cadera y a mi busto, empezó a meterlo y a sacarlo frenéticamente, en este momento el ya gemía, se oía también el sonido de choque de su pelvis contra mis nalgas, mientras ponía su pecho contra mi espalda y me decía, estas preciosa mami, te voy a sacar muchos orgasmos, yo seguía gozando de cada envestida que me daba, su miembro se encontraba bastante erecto, seguimos gozando en esta posición unos minutos más.
Me cambio de posición, me coloco sobre la cama, de lado, alzo una de mis piernas para penetrarme, en esta posición, la metió más profundo, fue donde sentí sus testículos rosando mi vello púbico, cada vez me sentía más excitada, unas envestidas más y comencé a sentir como su pene se ensanchaba más, a los pocos segundos se vino, sin salirse de mí, me tomo de la cadera y me apretó fuerte contra él, yo quería sentir su descarga aunque fuera con el condón puesto, sentí como se descargaba dentro de mí, fue maravilloso el sentir como me llenaba.
Se salió de mi interior, se metió al baño ya sin pedir permiso, al tiempo que yo seguía pasmada sin poder creer lo que había sucedido, loca de placer, regreso del baño se recostó detrás de mí, me voltee de frente hacia él y nos besamos intensamente, de los mejores besos que he probado en mi vida, gozamos de lo lindo, seguimos así un rato más hasta que ambos caímos rendidos en los brazos de Morfeo.
Sin duda pasaron varias horas, cuando me desperté eran casi las 3 de la tarde, decidí despertarlo con una buena mamada mientras dormía, se despertó y comenzamos de nuevo a disfrutar de nuestros cuerpos juntos, me volvió a coger casi con la misma intensidad de la mañana, solo que para concluir la faena le hacía nuevamente sexo oral, quería recibir su semen en mi boca, no me gusta comérmelo, pero si sentirlo con mi lengua, así lo hice, terminamos de gozar con una rica probada de su eyaculación.
Volvimos a hacer el amor, cerca de 5 o 6 más en días posteriores, fueron maravillosas todas, hasta que la administración de mi edificio cambio y llegaron otros vigilantes nuevos de otra empresa, él nunca me volvió a marcar aunque tenía mi teléfono, pero lo gozado nadie me lo quita, total así son los hombres y hay que gozarlos.
Espero los haya calentado este relato, gracias por leerlo y espero haya sido de tu agrado, ya que lo escribí para los morbositos.
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