3 días (3) y final... por ahora

Se terminan mis tres días de amo. Cumplo mis fantasías..todas menos una

DIA 3

Mi último día como amo de mi mujer amaneció tranquilo. Me desperté y ella estaba a mi lado, dormida. Estuve un rato mirándola. La quería. La amaba. Y en los dos pasados me había regalado mucho placer.

Mirándola me acordé que un día me dijo que le encantaba meterse mi polla floja en la boca, chuparla despacito y sentir como se iba poniendo dura dentro. Eso me dio una idea. ¿Cómo sería follarla sin que estuviera mojada y sentir como su coño se va mojando?

Estaba desnuda, casi boca arriba. Perfecta. Y yo siempre me despierto bien empalmado. Así que con cuidado para que no se despertara demasiado pronto, me coloqué. Abrí sus piernas con cuidado. Ella gimió en sueños. Conseguí llegar con mi polla a la entrada de su vagina. En ese momento abrió los ojos.

-Ummm buenos días mi amor - me dijo medio adormilada.

-Buenos días.

Empujé. Apenas estaba lubricada. Me costó que se deslizara. Lo hice con cuidado, para no hacerle daño. Ella me miró, y entornó los ojos.

-Aggggg buenos..días...te has levantado...alegre..

La besé en la boca. Toda mi polla estaba enterrada en su coño. Me quedé quieto. Sólo la besé y la acaricié. Al estar menos mojado que lo normal, las paredes de su coño se pegaban a mi polla. Y lo sentí moverse. Lo sentí como si describiera hondas alrededor de mi polla. Pero esa agradable sensación duró poco. Sintió como el coñito se iba mojando, humedeciéndose.

-Que rico que me despiertes así mi vida..así da gusto....

Empecé a follarla, despacito. Nos mirábamos a los ojos y los dos gemíamos. Ella me ofreció su cuello para que lo besara. Lo hice con fuerza, aumentando el ritmo de la follada. Su coñito ya estaba tan mojado que hacía ruiditos de chapoteo cuando le metía la polla a fondo.

Le mordí la orejita y le susurré frases cariñosas al oído.

-Te quiero, zorrita

-Agggg y..yo...a ti.....amor...mío....aggggggggggg

Le sentí tensarse. Otra vez volví a sentir en mi polla los placenteros movimientos las paredes de su coñito. Mi perrita se estaba corriendo. Cerró los ojos y abrió la boca. El aire dejó de pasar por su garganta. Estaba preciosa. No dejé de follarla para que su orgasmo fuera lo más largo y placentero posible.

Cuando terminó de correrse, expulsó con fuerza el aire de sus pulmones y volvió a respirar. Me quedé quieto. Ella abrió, lentamente, los ojos, y me miró.

-Ahora mi perrita se va a tomar el desayuno...

-Ummmm hasta la última gota.

Me arrodillé frente a su cara. Ella abrió su boca y sacó la lengua. Yo estaba muy excitado, y en menos de un minuto le llené la boquita de abundante y espesito semen. Caía sobre su lengua y resbalaba hasta la boca, formando un lagito.

-Ya puedes tragar.

Cerró la boca y mirándome a los ojos, de un trago, se bebió su supervitaminado y supermineralizado desayuno. Después, sonriendo, abrió la boca para demostrarme que se lo había tragado todito.

Se ganó un beso. La dejé acostada y me fui a trabajar.

Estaba feliz. Estaban siendo tres días maravillosos. Lastima que ya me quedara tan poco. Alguien dijo "Lo bueno, si breve, dos veces bueno". Era un imbécil. Lo que yo estaba viviendo no quería que acabara. Bueno, al menos el año que viene podría pedir 3 días más.

Pasaron las horas. Sobre las doce llamé a casa. El teléfono comunicaba. Lo intenté otra vez a los 5 minutos. Seguía comunicando. Seguro que estaba hablando con su madre. Cuando empiezan a darle a la hebra no paran. Maldita tarifa plana...

Una bombillita se encendió en mi cabeza. Otra fantasía iba a ser cumplida. Como aún no había ido a desayunar tenía medio horita libre. Salí y cogí el coche, dirigiéndome a casa.

Entré sin hacer ruido. Enseguida la oí.

-No mamá, creo que la prima Loly se equivoca totalmente....bla..bla..bla

Como yo pensada. Poniendo verde a la familia. Se pueden pegar así horas. Me asomé al salón. Ella estaba con una bata, sentada en el sofá con el auricular pegado a una oreja.

Me vio y le hice señas para que siguiera hablando. Elle me miraba, desconcertada. Me acerque.

Podía oír a mi suegra parloteando al otro lado de la línea. Mirando a mi asombrada esposa, me bajé la bragueta y me saqué la polla. Me acerqué más a ella y empecé a pasarle la polla por la cara. Me miraba.

Le abrí la bata. Estaba desnuda debajo. Llevé una mano a una de sus tetas y la acaricié. Tenía el pezón dura. A aquella zorrita le gustaba lo que le hacía.

Cuando ella hablaba, le pasaba la punta de la polla por los labios. Su cálido aliento era como una suave caricia. Dejó de hablar y se la metí en la boca. Agarré con mi otra mano su cabeza y me la follé por la boca. Sus ojos no dejaban de mirarme. Y mi suegra no dejaba de hablar. Mi mujer, con la boca llena de polla, sólo podía decir 'uujummm' como asentimiento.

-Hija..¿Es que estás comiendo algo?

Le saqué la polla de la boca. Casi me parto de risa.

-Un caramelo mamá.

-Ay coño! se me acabaron y no he comprado más. Me encantan esos rellenos de frutas.

-Este mío también está relleno.

Yo le pasaba la polla por la cara. Me encantaba la situación. Y a ella también. Su madre volvió a su parloteo y mi polla volvió a su boca. Esta vez se la follé más a fondo, lentamente. Le dejaba la polla dentro y sentía como movía su lengua alrededor.

Bajé la mano a su coño. Estaba empapada

-Zorra - le susurré.

Le follé la boca con más ganas. Estaba muy cachondo y me iba a correr muy pronto. Mi mano izquierda la lleve a su cabello y la agarré. Con la derecha me cogí la polla y me pajeé con fuerza delante de su cara.

Cerró los ojos. Mi corrida fue sensacional. Le bañé su carita con mi leche, mientras ella oía a mi suegra contarle cosas de la prima Loly. Le dejé la cara llena. Su frente, sus mejillas, sus labios. Abrió los ojos lentamente y me miró.

-Sí mamá. Ella se lo buscó

Me sonrió. Me encanta que mi mujer me sonría con la cara llena de semen.

Me guardé la polla y me fui. La dejé hablando con su madre y con mi regalo en la cara. Mientras volvía al trabajo, pensaba en lo que acababa de hacer. Me sentí tan bien. Como amaba a esa mujer. A esa...zorrita. A mi zorrita.

Como a los diez minutos de haberme ido, subiendo a mi despacho, sonó mi móvil. Era ella. Por fin había dejado de hablar con mi suegra.

-Hola zorrita mía.

-Hola.

-¿Cómo estás?

-Aún tengo en la cara tu corrida.

-Estabas preciosa.

-Me dejaste muy cachonda...me..me estoy haciendo una paja...aggggg

-¿Te gustó que me corriera en tu cara?

-Ummmm sí....me sentí.....

-¿Cómo te sentiste?

-Como una ...una....agggggggggg zorrita.

-Eso es lo que eres. Una zorrita. Mi zorrita. Mi putita.

-Agggggg aggggggggggg

Oírla correrse me excitó otra vez. Tuve que disimular mi erección hasta llegar a mi mesa.

-Me he corrido..amo...otra vez.

-¿Cómo que otra vez?

-Cuando te fuiste estaba demasiado cachonda y me toqué...Me corrí enseguida.

-¿Hablando con tu madre?

-Ummmm sí..y eso me ponía aún más cachonda. Tuve que poner el teléfono debajo de un cojín mientras me corría. Le dije que iba a hacer pis.

-No quiero que te limpies. Quiero que lleves mi corrida en la cara hasta que llegue a comer. ¿Entendido?

-Si amo.

Colgué. Me acomodé la polla en el pantalón y continué con mi trabajo hasta la hora de salir. Me fui deprisa. Tenía ganas de llegar a casa. De ver a mi zorrita.

El semen de su cara ya había desaparecido. Sólo le quedaba la piel un poco manchada en donde había estado mi esencia.

-Hola mi amor. No me he lavado.

-Así me gusta, perrita linda.

La abracé y la besé, con pasión, con amor.

En esos casi tres días había podido cumplir casi todas mis fantasías con María. Tengo muchas, y más que se me ocurren continuamente. Pero hay dos..especiales. Una la iba a cumplir esa noche. La otra...bueno, la otra seguramente quedaría sólo como eso, como una fantasía.

Después de comer, fuimos al salón a ver la tele. Se acostó en mi regazo y le acaricié el pelo. Le encanta que le acaricie el pelo.

-Sácame la polla.

-Sí mi amor

Bajó mi cremallera y sacó mi polla. Inició una lenta paja. Yo seguí viendo la tele y acariciando su cabeza.

Al poco tiempo sentí su lengua lamer el tronco de mi polla. Que delicia. Lo hacía despacito, con mimo. Pasaba la lengua por toda la longitud y luego lamía la punta, en círculos. Pasé de la tele. Me concentré en el placer que mi mujer me estaba dando con aquella lenta mamada. Hacía ruidos al lamer. Más exagerados que lo normal. Sabía que me gustaba.

Cuando estaba a punto de correrme, le aparté la cabeza de mi polla. Ya habría tiempo de correrme. Dejé pasar unos segundos, y le volví a dejar mi polla para que me la chupara. Fueron dos horas deliciosas de continua mamada. Siempre parándola antes de correrme.

Vamos a dar un paseo.

Nos vestimos y salimos. Íbamos cogidos de la mano. Felices. Tomamos unos helados y paseamos por el parque. En banco nos besamos como chiquillos. La gente nos miraba, pero nos dio igual.

Volvimos a casa y cenamos. Una cenita ligera.

Era el momento de llevar a cabo ni ultima fantasía de los tres días. Matarla. Matarla de placer, claro.

-Vamos a la cama, perrita.

La cogí de la mano y la llevé al dormitorio.

-Desnúdate y túmbate en la cama.

-Si amo.

Confiaba en mi. Sabía que no lo haría ningún daño. Y esa tarde ella iba a ser mi reina. Esa tarde la iba a llenar de tanto placer como pudiera.

Busqué en el ropero los elementos que había preparado. Unas cintas anchas de satén rojo. Me acerqué a ella, arrodillándome junto a su cuerpo.

-Dame una mano.

Me la dio sin preguntar. Até una cinta con fuerza, pero dejando que la sangre circulara, a su muñera. Luego, el otro extremo lo até a una de las barras del cabecero de la cama.

-La otra.

Sus ojos brillaban. Seguro que creía saber lo que iba a pasar. No tenía ni idea. Como hice con la anterior, la até a su muñeca y al cabecero de la cama.

Hice lo mismo con los pies, atándolos al pie de la cama. Le dejé las piernas bien abiertas, pero sin forzar la postura. El brillo de sus ojos aumentó.

Me acerqué a la puerta de la habitación. La miré. Totalmente ofrecida. Atada sin poder escapar. Me miraba.

-Bueno, perrita. Me voy al cine. Volveré en tres horas.

Salí y cerré la puerta. Tuve que taparme la boca para que no me oyera reír. Soy un poco cabroncete y me encanta gastarle bromas. Esperaba que me gritara. Que me insultara. Peno no oí nada. Realmente cumplía con su papel de esclava.

Abrí la puerta y entré otra vez en el dormitorio.

-Jejeje..era broma.

-Capullo

-jajajaja

-jajajaja

Me desnudé y me acerqué a la cama. Me tumbé a su lado y la besé, metiéndole la lengua a fondo en la boca. Mi mano acarició sus tetas, sus bellas tetas, encontrando los pezones duros como piedras.

-¿Estás caliente, perra?

-Mucho amo...

-A ver...

Su coñito destilaba ricos jugos. Recogí un poco con los dedos y los llevé a su boca. Ella los lamió, dejándolos limpios.

-Estás rica, ¿verdad?

-Ummm, sí...saladita.

-Ahora te voy a hacer una pajita hasta que te corras...¿Harás eso por mí?

-Si amo.

Con mis dedos le froté el clítoris con suavidad, apenas rozándolo. María gemía suavemente, moviendo sus caderas lo que le permitían las cintas. Metí dos dedos en su vagina, llenándolos de jugos y me los volvió a limpiar con su boca. La besé para probar su rico sabor.

La pajita se fue haciendo más profunda. Además de frotar su pepitilla, recorría sus labios y le follaba el coñito. Sus gemidos se hicieron más fuertes, más seguidos, hasta se empezó a levantar su espalda de la cama y estalló en un fuerte orgasmo que mojó aún más mis dedos.

-Uno...

-Aggggg...¿Qué?

-Primer orgasmo. Ahora te voy a follar, zorrita.

Me subí sobre ella y le enterré la polla hasta el fondo. Tras su reciente orgasmo el coñito estaba muy mojadito. Entré en ella con facilidad. Me apoyé en las palmas de mis manos, con los brazos estirados y la follé con fuerza. Sus tetas subían y bajaban al ritmo de mis golpes.

Ella quería abrazarme, pero no podía. Trataba de soltarse, pero estaba bien atada. En menos de dos minutos de dura follada, la sentí volver a tensarse. Sus puños se cerraron con fuerza, así como sus ojos. Se quedó un momento sin respiración y luego dio un grito de placer.

Quedó floja, con los ojos cerrados, la respiración agitada... Me acerqué a su oreja y le susurré.

-Dos.

La besé con ternura. Y fue bajando por su cuerpo, acariciando, lamiendo. Su barbilla, su cuello, sus clavículas...despacito...dejando un rastro brillante por donde pasaba mi lengua. Sus tetas..su barriguita, su ombligo...su pubis. El olor de su coñito llenó mis fosas nasales. El olor más embriagador del mundo. El sabor me llenó la boca cuando mi lengua recorrió todos los pliegues de sus labios vaginales.

Me acomodé bien y empecé a comerle el coñito. No paraba de gemir. Su coño no dejaba de soltar ricos juguitos que yo lamía, bebía con placer. Me encantaba meterle la lengua en la vagina lo máximo posible mientras mi nariz le frotaba el clítoris. Y a ella eso la volvía loca.

Mojé dos dedos en los jugos de su coñito y luego se los metí en el culito, al tiempo que chupaba su clítoris entre mis labios. Se corrió gritando.

Rápidamente, me subí sobre ella y la penetré, al tiempo que le decía.

-Tres.

Ahora la follé lentamente, pausadamente, besándola con ternura.

-Por favor..desátame ya...

-No..aún no...

Su cuarto orgasmo se lo arranqué tras cinco minutos de penetrarle sin pausa, a fondo pero lentamente. Quedé sobre ella. Abrió sus ojos y me miró. Estaban entornados.

-Cuatro.

-Agggg...me vas a..matar...

-De placer..sólo de placer.

-No puedo más..déjame ya.

-Calla, zorrita. Claro que puedes más.

Me tumbé a su lado. La iba a dejar descansar un poco. Sólo la besé y acaricié. Su piel era suave y cálida.

Después de un prudente descanso, llevé mis dedos a su coñito.

-Vamos a por el quinto.

-Mi amor..no puedo más.

-Ya veremos.

El quinto orgasmo lo obtuvo gracias a mis dedos. El sexto con mi boca. El séptimo y el octavo follándola con mi polla.

Y el noveno..Bueno, no hubo noveno. El octavo fue tan fuerte, tan desgarrador que se quedó un momento sin sentido. Yo no me había corrido. Una de mis fantasías era correrme en su cara mientras ella dormía. Pero ahora que podía hacerlo, no tenía ganas de eso.

La desaté con cuidado y la tapé. Yo me metí también bajo las sábanas y la abracé. Al poco me dijo algo, bajito, casi sin fuerzas. No la entendí.

-¿Qué dices, perrita?

-Que eres un...cabrón...te...amo.

-Y yo a ti.

Enseguida se durmió. Al poco, yo también, abrazado a ella.

De madrugada me desperté. Ella seguía durmiendo. Miré la hora. Las 3:45 de la mañana. Ya se habían terminado mis tres días. Ya no era mi esclava, ni yo su amo. Volvíamos a ser como antes. Pero esos tres días no los olvidaría jamás.

Volví a dormirme.

DIA 4

Me desperté con una agradable sensación. A los pocos segundos la reconocí. Me estaban chupando la polla. Me incorporé y a allí estaba mi mujer con mi polla en la boca. Me sonrió. Se la sacó de la boca.

-Buenos días....amo.

¿Amo? Ya habían pasado mis tres días. Ya no era su amo..¿O sí?

-Buenos días, zorrita.

-¿Me das el desayuno?

-Todo tuyo.

Me apoyé en los codos para disfrutar de una de las mejores mamadas de mi vida. No usó las manos. Sólo su cálida boquita que subía y bajaba a lo largo de mi dura polla. Y sus ojos, sus preciosos ojos clavados en los míos.

-¿Te lo tragarás todo, verdad putita?

Me dijo que sí con la cabeza. No dejó de mamar.

Fue uno de los más largo orgasmo que recordaba. Y mi corrida fue increíble. No pudo tragar todo el semen que mi polla le lanzaba dentro de la boca y parte se le salió por la comisura de los labios. No los conté, pero fueron 7 y 8 largos chorros de placer. Los ojos se me cerraban, aunque luché por mantenerlos abiertos, por seguir mirándola.

Después, sonriendo, recogió con su lengua los restos de semen que se le habían escapado y se los comió.

-Ummmm no hay que desperdiciar la rica lechita de mi amo!

-Eres mi zorra verdad?

-Sí.

-Mi putita

-Sí.

-Mi....esclava.

-Sí... para siempre, amo.

-Ven aquí.

Me abrazó y nos besamos. Nadie era más feliz que yo. No sólo había cumplido todas mis más íntimas fantasías sino que podría seguir haciéndolo para siempre.

Bueno, no todas. La más íntima. La más oscura. Esa aún no la había cumplido. Aún no había visto a mi mujer arrodillada chupándole la polla a otro. Aún lo la había visto follada por otro. Aún no la había visto con dos pollas para ella sola. La mía y la de otro hombre.

¿CONTINUARA?