3 días (2)

Segundo día de los e de mi regalo de cumpleños. Sigo cumpliendo mis fantasías con mi mujer

DIA 2

El despertador sonó y lo apagué rápidamente para no despertar a mi mujer. Como es habitual, me levanté con la polla dura. Y entonces me acordé que era el segundo día de mi regalo. Estaba desnudo. Los dos lo estábamos.

Me levanté y me acerqué al lado de la cama de mi mujer. Ella dormía de lado, con la cara hacia allí. En su rostro había paz. Casi me voy y la dejo dormir, pero me dije que no. Que era mi regalo.

Con suavidad empecé a pasarle la polla por la cara. Por su frente, por su mejilla, por sus labios. Ella, aún en sueños, gimió. Apoyé la punta de la polla contras sus labios y apreté. Choqué contra sus dientes.

Con una mano tiré de su barbilla, para abrir su boca. Ahora si conseguí meterle la punta. Ella comenzó a despertarse. Abrió lentamente los ojos. Al principio no sabía lo que pasaba, pero enseguida se dio cuenta de lo que tenía en la boca. Empujé un poco más, metiendo más polla en su boquita. Sentí como movía su lengua.

-Te he traído el desayuno a la cama.

Con los ojos entornados, aún adormilados, me miró. Acaricié sus mejillas y empecé una lenta follada de su boca. Ella seguía acurrucada, como si durmiera. Cerró los ojos. Si no fuera porque sentía su lengua moverse y enroscarse alrededor de mi polla, parecería que dormía.

Me encantó follarle la boca así, despacito, gozando de la sensación de su lengua. Mirando su cara, con los ojos cerrados. Acariciaba su pelo, sus mejillas. Mi placer fue aumentado, así como la velocidad con que entraba y salía de su boca. Fueron cinco largos minutos de placer, que culminaron cuando mi polla estalló dentro de su boca. La corrida fue como había sido la mamada. Lenta, pero muy intensa. Cada chorro de espeso semen era un latigazo de placer. Entre chorro  chorro una deliciosa pausa. Pero lo que más me gustó fue que cada chorro que yo lanzaba era inmediatamente tragado por mi mujer. Cada espasmo de mi cuerpo iba seguido del sonido de su garganta al tragar.

Después de correrme, seguí unos segundos con mi polla en su boca. Ella continuó con los movimientos de su lengua. Y con los ojos cerrados.

Se la saqué de la boca.

-Puedes seguir durmiendo.

Ella sonrió. Sólo me dijo, con voz bajita y sin abrir los ojos.

-Que rico desayuno.

Le di un beso en la frente y me fui a duchar. Lugo me vestí y me tomé un café. Antes de irme a la oficina, le eché un último vistazo a mi mujer. Estaba dormida. Dicen que la leche caliente ayuda a dormir. Parece que es cierto.

Esa mañana tuve mucho trabajo en la oficina, así que no pude darme una escapadita a casa. Pero la llamé sobre las 11.

-Hola

-¿Cómo está...mi zorrita?

-Muy bien.

-¿Has desayunado?

-No. Con lo que me diste esta mañana tengo suficiente.

-Nutritivo y  con muchos minerales.

-¿Vas a venir?

Me encantaba oírla así, con esa voz mimosa. La polla se me empezó a poner dura. Lástima que no pudiese ir a casa.

-Hoy no puedo. Me esperan de un momento a otro para una reunión.

-Ohhh, que..pena.

Recordé las cosas que hacíamos de novios, cuando la llamaba a casa de sus padres mientras ellos dormían.

-Zorrita...

-¿Sí?

-Quiero oír cómo te corres.

-Ummmmm

-Haz todo lo que yo te diga.

-Sí, amo.

-Desnúdate.

-No puedo.

-¿Cómo que no puedes?

-Es que..ya lo estoy.

-Eres una putita, desnuda en casa. Cuando vuelva te vas a enterar.

-¿Me pegarás?

-Seguramente. Has sido mala.

-Sí.

-Pon el manos libres.

-Ya.

Ahora su voz sonaba más metálica.

-¿Estás en el sofá del salón?

-Sí.

-Ponte a 4 patas. Apoya la cara contra el sofá, y pone el culito levantado.

Oí el ruido que hacía a ponerse como le ordenaba.

-Ya.

-Pásate los dedos de la mamo izquierda por la raja del coño.

-Ummmmm estoy mojada..

-Zorra!

-Agggg.

-Mójatelo bien. Métetelos en el coño, hasta el fondo.

-Si..ummmm...

-Ahora quiero que juntes el dedo índice y el corazón y te los metas en el culito.

-Ummmmm....¿En mi culito?

-Sí. Venga..hazlo ya.

-Vale..ya los estoy..aggggggg metiendo....los...dos....ummmmmmmmm

-Déjalos ahí, sin sacarlos.

-Ah ha!

-Ahora, lleva tu mano derecha a tu coñito.

-Ummmm ya....

-Frótate el clítoris

-Agggg estoy...muy..cachonda..¿La tienes dura?

-Como una piedra. Si me llaman ahora tendré un problema.

-Pobrecito...

-Ahora quiero que empieces a follarte el culito con los dedos y también el coño. Yo no hablaré más. Vete diciéndome lo que vas sintiendo. Quiero oír cómo te corres.

-Siento..siento mis dedos en mi culito. Ummm como entran y como salen..Lo tengo tan apretadito..Agggg y siento también como mi coñito va mojando mis dedos, cada vez más. Ummmmmme paso los dedos a lo largo de la rajita..Está babosita, como a ti te gusta...Agggggggggggg me he metido ahora tres dedos en mi coño....y me follo con ellos....a...a...a la vez que el culito...

Yo me acariciaba la polla sobre el pantalón. Me hubiese gustado sacármela y hacerme una buena paja escuchándola, pero no sé si el resto de compañeros se lo hubiesen tomado bien

-Agggggg creo que...me correré pronto...ummmmmm si...si...Mis..dedos...en..mi culito....me gustaría que fuese...tu...polla..dándome por el culo..como..aaggggggggggg anoche...No...no puedo más...me voy a..correr...agggg Agggggggggggggg

Oír como mi mujer, al otro lado del teléfono se corría estuvo a punto de hacerme llenar mis calzoncillos con mi semen. Su manera de gemir era tan erótica, se me metía en el cerebro. Fue un orgasmo largo. Luego se quedó gimiendo más bajito.

-Ya...mi amor...me he corrido..que....rico..

-Joder, como me has puesto, zorrita.

-¿Cómo?

-¿Tu qué crees? Con ganas de llegar a casa y romperte el culo a pollazos.

-Está listo para ti...amo.

-Ya me llaman. Hasta luego, mi amor.

-Hasta luego, mi vida.

Colgué. Esperé un minuto a que mi polla se bajara un poco. Luego disimulé con una carpeta y me fui a la reunión.

Desde que llegó la hora de salir, salí corriendo para casa, pero antes pasé por el super. Quería cumplir otra de mis fantasías y compré lo necesario. Luego aparqué el coche en el garaje y subí a casa.

-¿Dónde está mi perrita? - grité al entrar.

-En en salooooon.

Fui para allá y efectivamente allí estaba mi perrita, como una perrita. A cuatro patas sobre el sofá, con el culo en pompa, hacia mí. Totalmente desnuda.

-Ummm, mi perrita linda quiere que se la monten, ¿No?

-Si amo - dijo, meneando el culito.

Me acerque, bajándome la cremallera y sacándome la polla. Me quedé de pié a su lado. Ella mecía el culo de un lado a otro.

PLAS! - le di una torta en el culete, un cachete. Fue sonoro pero sin hacer daño.

-Aggggg

-He sido buena

-No. Has sido muy mala. Ya de dije que te iba a castigar. ...PLAS!

-Agggg.

Mi polla estaba a tope. Tenía que follármela ya. Le puse la punta de la polla en el ojete y fue bajando, apretando, hasta metérsela en el coño. De una sola estocada se le enterré hasta el fondo. Su coño estaba empapado.

-Joder con la perrita. Estás chorreando! - PLAS!

-Ummmmmmm

Seguía meciendo su culito a un lado y al otro. Empecé la follada. Nada de ir despacito. La follé bien duro, bien fuerte, agarrándome a sus caderas. Con mis empujones ella se estrellaba contra el respaldo del sofá. La cogí del pelo y la hice levantar, sin sacarle la polla del coño. Atrapé sus tetas en mis manos y le di un mordisquito en la oreja.

-¿Quién es mi putita?

-Aggggg yo...yo soy tu puta!! Fóllameeeeee

La volví a echar hacia adelante. El ritmo de la follada era magnífico. No dejé de darle 'cariñosas' palmetada en el culo, que se fue poniendo colorado. Con el pulgar de la mano derecha acaricié su ojete, y luego se lo metí.

-Aggggggggggg que...rico......

-¿Te gusta, zorrita?

-Me...encanta....me......en..can...taaaaaaaaaaaaaaaaa

Mi perrita se corrió. Moví el dedo de su culito, dentro fuera, dentro fuera, y le daba pollazos en el coño. Los músculos vaginales se contraían alrededor de mi polla, y su esfínter también alrededor de mi dedo.

PLAS!!!

-AGGGGGGGGGGGGGG

-¿Recuerdas lo que te dije por teléfono?

-N..no....¿Qué me dijiste?

-Que cuando llegara a casa te iba a romper el culo a pollazos.

-Eres..malo...¿le vas a follar el culito a tu perrita?

No le respondí. Le saqué el dedo y lo sustituí por la polla. No entró tan fácilmente como por su coño, pero no dejé de empujar hasta metérsela toda, hasta las bolas. Agarré con fuerza sus caderas y empecé la enculada, profunda, fuerte.

-Aggggggggggg que me ...rompes el ..culito...

-Te aguantas.

Apoyó la cara contra el respaldo, dejándola de perfil hacia mí. Tenía los ojos cerrados y se mordía el labio inferior. Noté que me iba a correr, así que me paré. No quería hacerlo todavía. Quería hacerlo con ella.

-No pares...fóllame...

-Espera, zorrita. Tócate el coño.

-Agggggg...estoy goteando amo....fóllame...fóllameeee

Me encantaba tenerla en ese estado, pidiéndome que la follara, rogándome que la follara. Lo hice despacito, para aguantar lo suficiente. Estaba muy excitado.

-Ummmm me encanta tu culito, perra. Es tan caliente y apretadito.

-Es...tuyo....para...lo ..que...desees....

-PLAS!

-Ummmmmmmm

Ella aprovechaba cuando yo de la metía hasta el fondo para tocarme las pelotas con la mano con la que se tocaba el coño. Mi placer era enorme. Quería aguantar, correrme con ella, pero no pude. Era demasiada excitación. Llegué al punto sin retorno.

-Cabrona....Ahhhhhh me voy a ..correr........

-Ummmmmmm

Aceleré mis movimientos y mi orgasmo explotó. Mis dedos dejaron marcas blancas en donde apretaron con fuerza al mismo tiempo que mi polla lanzaba su cálida carga dentro de mi esposa. Para mi alegría, cuando ella sintió los primeros disparos, también se corrió. Compartimos un maravilloso orgasmo que llenó el salón de gemidos de placer. Después, acaricié su espalda, con dulzura. Ella sonreía.

-Buena..perrita.

-Gracias...amo

-¿Qué hay de comer?

-Arroz con carne.

-Ummmmmm... que rico. No te vistas.

-Como tú mandes, mi amor.

En vez de sentarme en frente de ella para comer, como siempre, me senté a su lado. No dejé de besarla entre bocado y bocado. La amaba con locura. Y la deseaba.

Después de comer nos fuimos al salón. Ella desnuda y yo vestido. No le conté que había pedido la tarde libre. La quería para mí. No sólo iba a cumplir la fantasía que me había llevado al super, sino también otra más.

La hice tumbar en el sofá y que pusiera una de las piernas sobre el respaldo. Su precioso coñito quedó ante mí, abierto. Bajé mi cabeza y le di un lametón a lo largo de toda la rajita.

-Ummmmmm

-Cómo me gusta el sabor de tu coño, María. Espérame aquí.

Fui a la cocina y busqué la bolsa del super, que había escondido para que ella no la viera. Dentro de la bolsa estaban los dos pepinos que había comprado. Uno era enorme, el más grande que encontré. Además de largo, era grueso. No podía abarcarlos con la mano. Tenía bultitos por toda la superficie que irían de perlas. El otro era más pequeñito. Bastante más.

Los lavé bien, con agua caliente para que no estuvieran fríos. Los volví a meter en a bolsa y volví al salón. Ella me miraba, como la había dejado, con la pierna sobre el respaldo. Juraría que su coño estaba más mojado.

-¿Qué llevas ahí?

-Muchas veces te pedí que jugaras para mí. Siempre te negaste. Ahora lo harás.

Metí la mano y saqué el pepino grande. Sus ojos se abrieron como platos.

-Dios mío.

-Ya sabes lo que tienes que hacer.

-Es...enorme.

-Lo sé.

Se lo di. Noté un temblorcillo en sus manos al cogerlo. La hortaliza debía medir por lo menos 40 centímetros. Sus manos, más pequeñas que las mías, tampoco lo abarcaban. Sus pezones se pusieron más duros.

Me saqué la polla. Me dolía de lo dura que se me había puesto. Comparada con el pepino, mi polla parecía una piltrafilla.

-Venga..Acaríciate el coñito con el pepino.

Acercó la punta y empezó a pasarla por su rajita. Con la mano izquierda se abría los labios del coño, y con la derecha sostenía el inmenso vegetal.

-Ummmm...es..muy grande...no me cabrá.

-Claro que te cabrá. Por ahí sale un niño de 3 kilos.

La punta se estaba poniendo brillante. Su coñito manaba flujos. Ella estaba muy cachonda. Pero no se decidía, así que cogí yo el pepino, quitándole la mano.

-Allá vamos..

Empecé a empujarlo. Su coño se abría, dejando paso al verde invasor. La punta era más estrecha, y entró con facilidad, pero enseguida se ensanchaba.

-Agggggg....

-Sólo te he metido la puntita.

-¿La puntita?

Empujé más. Ahora costaba más. Su coño estaba distendido al máximo, con los labios tirantes. Pero seguí metiéndolo, despacito.

-Agggggggggggg me....llena.....

Se lo metí hasta que sentí que hacía tope con el fondo de su vagina. Por lo menos le había metido 29 o 30 centímetros. Ella tenía los ojos cerrados. Solté el pepino y llevé su mano.

-Fóllate

Agarró el instrumento con fuerza. Tenía los ojos cerrados. Lo sacó lentamente, casi hasta la mitad. Sus labios vaginales, pegados a la piel verde, lo seguía.

-Mi amor.....se me va a salir por la boca...Agggg

-Para adentro.

-Agggggggggggggg

Lentamente se lo volvió a meter. Yo me cogí la polla y empecé a acariciarme mirando como ella se follaba con el pepino. Cada vez estaba más mojado, y entraba y salía con más facilidad. Los bultitos de la piel frotaban su vagina.

-Ummmm que.....rico....siento que ...mi coño se va..a..romper...pero...agggggggggggggg que...placer...dios mío..que....

Iba cada vez más rápido. La piel verde estaba ya totalmente brillante hasta donde ella lo metía. Yo le acaricié la piel del muslo de la pierna que tenía sobre el respaldo. Me di cuenta de que al estar su vagina tan distendida, el clítoris case se rozaba con el pepino, y el movimiento lo hacía moverse, aumentando su placer.

Empezó a temblar, y a emitir un sonido que se entrecortaba por sus temblores. Su espalda se separó del sofá. Los dedos de sus píes se agarrotaron. Tuvo el orgasmo más largo que yo recordaba. Dejó de respirar, de emitir sonidos. Su espalda subía y bajaba, hasta que al final dio un enorme grito. Los vecinos pensarían que la estaba matando. Pero la mataba de placer.

Quedó sin fuerzas. La cabeza hacia un lado. Los ojos cerrados. Su pecho subiendo y bajando al ritmo de su respiración. Tomaba el aire por la boca, en grandes bocanadas. Soltó el pepino, que lentamente empezó a salir de su coñito. Pero lo retuve dentro. Aún no habíamos terminado.

La dejé descansar unos minutos, hasta que abrió los ojos y me miró.

-Casi...me muero...que...placer...Casi me dolía de tanto placer.

Besé sus pantorrillas. La miré a los ojos. Metí la mano en la bolsa, y saqué el segundo pepino.

-Por favor...no puedo..más.

-Siempre se puede más.

Me escupí en los dedos y lubrique su ano. Acerqué el chiquitín y acaricié su culito con él. Se lo metí despacito.

-Me quieres...matar...te voy a ..denunciar...ummmmmm

No le hice caso. Seguí metiéndoselo. Entonces agarré con una mano un pepino y con la otra el otro. Y la empecé a follar con los dos. Lo hice despacito. Cuando el del coño salía, entraba el de culito. Y cuándo el del culito salía, entraba el del coño. Ella, que decía que no podía más, empezó de nuevo a gemir, a mover sus caderas, a acariciar sus tetas.

-Aggggggg eres...malo.....me estás...follando..el coñito y el culito.....a la vez.....

-Su perra...como si te follaran dos hombres la vez...

-Ummmmm pero ningún....hombre tiene...agggggggggggg una polla como esa...Me vas..a ...romper...el coñoooooo.

-Sólo te falta una polla para la boca y serás la más zorra del mundo, con todos tus agujeros bien llenos de polla.

-Ummmmmm dame...la tuya....fóllame...la boca con tu polla...

Lo intenté. La postura era bastante incómoda para mí. Pero le metí la polla en la boca y pude llegar con mis manos a los dos pepinos. Cuando recomencé con el movimiento, ella gimió. Con la boca llena de polla no podía gritar, pero no dejaba de mover su lengua, de chuparme. Me daba mucho gustito. Mamaba con ansias. No quería correrme, aunque tampoco creo que hubiese podido por mi reciente eyaculación. Pero el placer era grande. Además, se la sacó de la boca cuando el placer que sentía empezó a ser tan fuerte que su cuerpo ya no le respondía.

-Agggggggg Aggggggggg mi..amor...que...que...me corrooooooo.

Su cuerpo volvió a temblar. Le enterré las dos verduras a fondo. Esta vez su espalda se arqueó una sola vez, pero la dejó levantada varios segundos hasta que quedó inerte sobre el sofá. Casi sin poder hablar, me dijo.

-Por...favor...sácalos....

Lo hice despacito. Su coño quedó abierto, rojo. Cerró las piernas y se acurrucó. También cerró los ojos. Me senté a sus pies. En poco tiempo, estaba dormida. La tapé con una manta y me puse a ver la tele, junto a ella.

Se despertó como una hora después. Miró la hora y se sorprendió de que estuviera en casa.

-Hoy no trabajo por la tarde. ¿Cómo estás?

-Uf, hecha polvo. Casi me matas, cabrito..pero...que gusto me que distes.

-Enséñame el coño.

Se quitó la manta y abrió sus piernas. Estaba un poco rojo, pero ya estaba normal. Me agaché y le di un lametoncillo.

-No...de verdad que no puedo más...

Intentó quitarme la cabeza, pero me mantuve firme. Al final, desistió. Empecé una lenta comida de coño, con mucha delicadeza, con suavidad. Moviendo la lengua despacito, acariciando a penas. Mi mujer, a pesar de sus palabras, empezó a gemir. Y en mi boca saboreé el sabor de sus jugos, que empezaban a mojar su coñito.

-Ummmmmm me...estás...excitando otras..vez....

Sus manos acariciaron mi cabello. No me apretaba contra ella, como otras veces. Sólo me acariciaba.

Estuve cerca de diez minutos lamiéndola, sólo usando la lengua. Despacito, con mi mimo. Me lo agradeció con un suave orgasmo contra mi cara. Orgasmo que me bebí con gusto. Levanté mi cara de entre sus piernas. Ella me miraba

-¿Ves? Siempre se puede más.

Me incorporé y me saqué la polla. No tuve que decirle nada. Se arrodilló a mi lado y se la metió en la boca. Con mis manos en su cabeza dirigí la mamada.

La apreté hacia mi polla, para enterrársela en la boca. Tuvo un par de arcadas, pero no se quejó. Le moví la cabeza con rapidez. Cuando estaba a punto de correrme, tiré de ella. Me miró con un hilillo de saliva que le bajaba por la barbilla. La atraje hacia mí y nos comimos la boca. Nos metimos la lengua a fondo. La separé tirando de su pelo.

-Mama, zorrita

Y volví a llevarle la cabeza a mi polla.

-Ummmm así...cada vez la chupas mejor...Al final te vas a convertir en una buena comepollas.

Dejé mi mano derecha en su cabeza, y con la izquierda le di palmaditas en el culo.

-Plas..

-Ummmmm

-Plas!

-Aggummmmmm

Otra vez me acercaba al borde del orgasmo. Le saqué la polla de la boca y nos volvimos a besar.

-Vístete, que nos vamos de compras.

-¿De compras?

-Sip.

Sólo tenía tres días. Y los quería aprovechar al máximo. Todo lo que ella siempre me había negado lo tomaría ahora. Haría realidad el máximo número de fantasías posible.

No era la primera vez que íbamos de compras. Muchas veces la acompañaba al probador, y siempre le metía mano. Y siempre, me rechazaba. Ahora era mi esclava. Ahora no podía rechazarme.

La llevé a unos grandes almacenes. Bueno, al Corte Inglés, que carajo!. Estuvimos dando vueltas y fuimos a la zona de lencería. Entre los dos buscamos un lindo conjunto.

-¿Los probadores, stra?

-Al fondo, señor.

-Gracias.

-Pero la ropa interior no se puede cambiar.

-Nos la quedamos, pero quiero ver cómo le sienta a mi esposa.

-Como guste.

Nos dirigimos. Yo ya conocía esos probadores de otras veces. Tenían puerta, no cortina. Pero no tenían techo. todos se comunicaban por arriba. Entramos.

-Bueno, zorrita. Ya sabes a lo que hemos venido, no?

-Creo que sí.

-Primero ponte el conjunto.

Se desnudó y se puso el sujetador y las braguitas.

-Te quedan muy bien.

Me pegué a ella, para que notara mi polla dura. Le magreé el culo y la besé.

-Arrodíllate, zorrita.

Lo hizo despacito, mirándome a los ojos.

-Bájame la cremallera y sácame la polla.

Lentamente, bajó la cremallera, metió la mano y me sacó la polla. Me miró. La miró.

-También los huevos.

Los sacó uno a uno.

-Muy bien. Ahora quiero que me hagas correr en tu cara. Y date prisa, no vaya a ser que la dependienta se mosquee.

Acercó sus manos a mi polla.

-Eh Eh..sin manos.

Yo puse las mías hacia atrás, mientras observaba como ella acercaba su boca a mi polla. Nuestras miradas no perdieron el contacto durante toda la estupenda mamada.

Primero me pasó la lengua por todo el tronco, para luego acariciar mi polla con su cara. También se metió, uno cada vez, mis huevos en su boca. Subió la lengua por el tronco hasta que llegó a la punta, y empezó a metérsela en la boca, más de la mitad. Se quedó un momento quieta, que yo aproveché para follarle la boca. Ella sólo movía su lengua.

Me quedé otra vez quieto y se movió ella. Aprendía rápido como me gustaba. Se agachó más, para tener que levantar la cabeza para mamar.

-Eso es perrita. Así se come una polla una auténtica zorrita.

Sonrió sin sacársela de la boca. Mi placer era inmenso. Como había hecho ayer, había tenido unas horas de continua excitación, para llenarme bien y dejarle la carita preciosa.

-Te voy a llenar la carita de leche. Eres una..ummmmm mamona de primera....

-ummmm ummmmmmm ummmmmmmmmmmm

-El...primer...agggggg chorro para tu boca....los...siguientes....por tu...cara...

-ummmmm ummmmmmm

No la avisé. Pero notó que me iba a correr porque mis ojos se entornaron y mi cuerpo se empezó a tensar. El primer y potentísimo chorro le dio en la garganta. Rápidamente se sacó la polla de la boca y empezó a pasar su cara por el surtidor que era mi polla en ese momento. Yo no emití sonido alguno. Ni siquiera respiré. Sólo miraba su sonriente cara recibiendo la descarga de mi placer. Algunos chorros eran tan fuertes que rebotaban en su cara. Los últimos, más flojitos, la dejaron preciosa.

Cuando terminé de correrme, se metió otra vez mi polla en la boca y me la chupó con dulzura.

La separé y me guardé la polla, subiéndome la bragueta. Me acerqué a la puerta y puse la mano en el pomo.

-Espera aquí, zorrita. Voy a llamar a la dependienta para que me dé su opinión sobre cómo te queda el conjunto...y mi corrida en tu cara.

Nunca la había visto con los ojos tan abiertos, de asombro total. Pero no dijo nada. Era mi esclava. Yo podía hacer lo que me diese la gana.

-Jajajajaja. Qué carita has puesto, zorra.

Por supuesto, no abrí la puerta. Le di un pañuelo limpio para que se limpiara. Sonrió aliviada.

Compramos las prendas y volvimos a casa.

Ese segundo día ya no hicimos nada más. Había sido un día intenso y nos quedamos abrazados viendo la tele.

CONTINUARÁ