2ninfo-hermanos capitulo3
Martín le desabrochó el cierre de detrás del cuello girándola de espaldas para que nadie viera cómo le comía los pechos a su hermana
por Ramón Fons
Aún no me había acostado ni tenía intención de hacerlo al contemplar la maravilla que me ofrecía el ventanal de la habitación del hotel. La bahía de Roses era un espectáculo con la luz y los colores del amanecer.
Los tres vivíamos en el hotel MM&D. del que ya eramos propietarios ocupando toda la planta del penthouse. Cada uno teníamos nuestra suite y una zona común que incluía cocina abierta con salón comedor que se abría a una enorme terraza con vistas a la bahía y a los Pirineos. En la noche las estrellas cubrían por completo el firmamento haciéndonos sentir parte de la creación.
Conocimos a Leonidas Phosner, el arquitecto del MM&D del que ya te hablé en el capítulo anterior, en una de las fiestas de la fundación de José Andrés en la que animamos a los asistentes con un género artístico que fue muy aplaudido y que consistía en tumbar a Martina y colocarle una barra de acero detrás de las rodillas con las piernas separadas y atadas con correas por lo que quedaba el culo levantado y abierto. Las manos sujetas a unas esposas en la espalda.
La postura era perfecta para hacerle lo que te viniera en gana ya sea tocar, penetrar, morder, golpear, dar corrientes, etc. por el espacio de tiempo que hubieses contratado. Lo usual eran tres minutos por mil euros y la fundación se quedaba el treinta por ciento.
Leonidas Phosner, el arquitecto, nos demostró su gran sensibilidad al colocar los electrodos de pinza en los pezones y el clítoris de Martina graduando la intensidad magistralmente. Fue entonces cuando de mutuo acuerdo decidimos que cuando hiciéramos realidad nuestro proyecto sería él quien lo materializara.
El número de la barra de acero lo inauguraba Martín, el hermano gemelo de Martina, quién para que los invitados se animaran a pagar para participar le golpeaba las nalgas con una pala de pádel. Luego le metía la enorme polla por el culo mientras le abofeteaba las tetas. Los invitados le animaban mientras hacían cola para entregar los billetes de cien euros a Carmen, la hermana de José Andrés.
(¿No te suenan estos nombres? Eso es que no has leído los capítulos anteriores. Léelos que dicen que vale la pena)
Una gran pantalla de vídeo wall colgaba en una de las paredes del salón y en ella se proyectaban las imágenes que una joven tomaba con una cámara de vídeo enfocando a los asistentes y tomando planos cerrados de las secuencias que sobre la mesa en la que descansaba el cuerpo de Martina se sucedían.
Mientras Martín se ensañaba con su hermana el novio del arquitecto abría la boca a la joven para escupirle dentro. La imagen apareció en la pantalla y una docena de invitados acudieron hasta la boca de Martina para seguir ahogándole con babas y escupitajos. El arquitecto al ver el resultado de la idea de su novio terminó de ahogar a Martina metiéndole la enorme polla hasta la campanilla. Cuando parecía perder el conocimiento retiró la verga de su interior y le insufló aire con un boca a boca que la devolvió a la realidad.
Una invitada con muchos kilos de más propuso a Martín comerle la polla hasta que se corriera dentro de su boca.
-No quiero perder ni una sola gota de tu leche, cabrón – le dijo agarrándole de los huevos.
Yo estaba muy cerca y al oír aquella propuesta le pregunté que a cuanto ascendía el donativo a la Fundación por aquella felación. La señora con muchos quilos de más nos dejó de piedra cuando al chasquear los dedos apareció un caballero escuálido y de traje negro abriendo un maletín del que separó nueve mil euros y me los entregó.
-Por dos mil más se la meto por el culo – le dije refiriéndome a la señora.
El escuálido me entregó los dos mil en billetes de cien y se retiró.
Martín retrasó la corrida más de la cuenta al ver cómo disfrutaba la señora que además de chupársela la restregaba por las enormes tetas e intentaba meter sin éxito los enormes pezones dentro del agujero de la polla.
A la señora mientras se comía la polla de Martín le resbalaban de la boca ríos de saliva que le corrían por las tetas. Yo me disfruté de aquel enorme culo que me dio problemas para encontrar la postura para acceder al escondido ojete. Una vez dentro lo disfruté. Era estrecho y de vez en cuando me succionaba dándome un plus de placer.
Mientras se la comía a Martín se la señora se corrió en dos ocasiones apretando el esfinter y aprisionándome dentro de ella unos largos segundos. Una experiencia deliciosa. Luego nos corrimos a la vez la señora y yo.
Mientras me follaba a la señora observaba como de uno en uno pasaban los invitados que habían pagado mil euros para follarse a mi novia durante tres minutos, aunque la mitad se corrían antes del primer minuto y la otra parte no llegaban a eyacular en el tiempo comprado.
Las mujeres le cogieron vicio a electrocutar los pezones de Martina que ya estaban de color entre morado y negro. Muchos se corrían en su cara y otros se la metían en la boca hasta vaciarse en ella.
Un señor de unos sesenta y algo donó seis mil euros para hacer un privado conmigo pero le dije que ese precio solo cubrí una paja. Martín se le acercó por detrás y le dijo algo al oído. El hombre se marchó dejándonos solos unos minutos y al regresar me entregó un sobre que no abrí.
-Pero con la condición de que me tragues toda mi leche – me dijo.
Cuando terminamos con el señor, en el servicio desinfectándonos las manos y las bocas contamos los diez mil euros del sobre.
-No ha sido tan difícil – dijo Martín chocando las manos al aire.
Al regresar a la sala vimos a un caballero muy elegante que llevaba a un mono, un bonobo para ser más concreto, de un tamaño considerable. El simio andaba a dos patas y estaba sujeto a una cadena similar a la de un perro. Los asistentes al ver aparecer al animal se retiraron dejando espacio libre y el caballero lo aprovechó para acercarse a Martina. Des un bolsillo sacó un tarro y vertió su contenido sobre la vulva de la chica. El animal al percibir el aroma que ahora desprendía la vulva de Martina se lazó a lamer como un poseído.
La chica gemía de placer al contacto de aquella lengua ancha y larga del bonobo que parecía un experto en lamer coños de humanas.
Me di cuenta de la erección del animal. Su pene era más delgado que el de un humano pero nos ganaba en longitud. Se veía dura y se movía nerviosa. No podía creer lo que estaba viendo, a mi novia se la iba a follar un mono y yo no podía impedirlo. Lo cierto es que no quería parar aquel espectáculo porque me excitaba en sobremanera. Martín observó mi erección y me puso la mano por dentro de los pantalones para tocarme mientras el mono se comía el coño de su hermana y mi novia que gritaba como una loca.
El señor del mono tiró de la cadena y lo hizo desplazar quedando en posición de un sesenta y nueve. El mono se abalanzó sobre el sexo de Martina y siguió lamiendo y metiendo la lengua astutamente entre los labios y entrando dentro de ella. Martina tenía la polla del mono frente a su boca. Una polla roja de unos dos centímetros de diámetro y diecinueve de largo con un capullo casi inapreciable que desapareció entre los labios de la chica.
Le lamía desde la punta hasta los huevos que no eran demasiado grandes pero se los podía poner en la boca y jugar con ello con facilidad hasta que los soltaba para volver a lamer e introducir la polla del mono hasta el fondo de su garganta. Martina se corría muchas veces y el animal entendía que le gustaba y se aplicaba aún más en follarla con la lengua.
La pantalla mostraba la comida de polla y de coño en imagen partida y los invitados disfrutaban del espectáculo.
El mono no pudo resistir la tentación de correrse en la boca de Martina que recibió con gusto la leche caliente y algo líquida del simio que al correrse se movía como si le estuviera follando la boca pero no dejó en ningún momento de comerle el coño a mi novia a la vez que gemía como el animal que era.
Pasaron un par de minutos y el hombre volvió a tirar de la cadena y colocó al mono, que volvía a presentar una erección envidiable para muchos, entre las piernas de Martina y la agarró por la cintura metiéndosela de un sólo golpe.
Martina lanzó un alarido de placer y el mono comenzó a moverse a mil revoluciones por segundo sacando otros mil gritos de la garganta de la chica. Unos cinco minutos tardó en correrse de nuevo el bonobo mientras que ella lo hizo unas ocho.
El tiempo vuela y ya habíamos terminado nuestras carreras y teníamos el hotel a los veinticinco años. Hotel spa, bar musical de moda y la disco-sex, como le gusta llamarla a Martina. De hecho es una discoteca de ambiente swinger con todo lo que comporta un local de estas características a la que acuden gentes de toda la provincia y muchos franceses, por la proximidad de la frontera.
La inauguración del complejo fue un éxito en cuanto a gente guapa e invitados VIP entre los que se encontraban José Andrés y su hermana Carmen, una duquesa llamada Margarita y su esposo Norberto, la presentadora de Las Mañanas y demás conocidos de la prensa rosa y amarilla.
Leonidas Phosner acudió con su novio y su novia ambos de blanco en contraste con el arquitecto que vestía de negro. También vino el conocido presidente del club de fútbol y súper hombre de negocios que conocimos en la sala del espejo de la primera fiesta de José Andrés que posteriormente y en repetidas ocasiones tuvo el gran honor de tenernos en privado para su esposa y él mismo. A él agradecemos el préstamo a casi sin intereses que nos permitió acelerar el proyecto.
Aquella noche nos lo recordó en varias ocasiones. Imagínate porqué. Las diez habitaciones las ocuparon los que entendimos eran merecedores de tal consideración.
Nos costó elegir a las diez parejas de la lista de invitados pero conseguimos información suficiente para otorgarles tal privilegio. Las diez debían ser de mente abierta y entrar en el juego de pareja liberal para poder asistir a la fiesta privada que celebraríamos la siguiente noche a la inauguración. El día lo pasarían en el complejo, es decir en el spa, la piscina y la playa de delante del hotel. La comida en la terraza y la cena fría en la disco-sex.
Los primeros elegidos fueron el presidente y los duques. También formaban el exclusivo grupo un futbolista y su esposa, modelo y co-presentadora, El diseñador del pelo rizado con un parche en un ojo y su esposo, la propietaria de una cadena de ropa interior de señora y su esposo, un banquero y su novio, un diputado y su mujer, Alexis Kasia la madre de los gemelos con su mujer Gloria Guana y Roco S.
Martina se empeñó en invitar a un compañero de la universidad del que nos contó las maravillas que les hizo a ella y a su hermana. Le dimos el visto bueno porque su hermana estaba muy buena.
En el desayuno alguna de las parejas empezaron a conocerse charlando amigablemente e indagando la relación que tenían con nosotros.
Otros visitaron el spa y lo disfrutaron en compañía.
Transcurrió el día y llegó la noche en que a la hora convenida fueron apareciendo por la disco-sex donde les recibíamos los tres hasta que llegó la pareja número diez.
Martina lucía un mono vaporoso de seda color marfil ceñido de cintura y ancho de pierna con un escote pronunciado dejando la espalda al aire y parte de los pechos se hacían visibles al anudarse el mono detrás del cuello. Marcaba los pezones y recogía las miradas de todos los invitados e invitadas. Algunos ya se la estaban comiendo entera y otras lo hacían por partes.
Martín y yo íbamos a juego. Pantalón tipo chino y camisa cuello Mao también de seda marfil. Martín ya llevaba el pelo largo con moño alto y suelto de los lados estilo samuray. El bigote y perilla sólo en la barbilla le acentuaban el aspecto oriental. Pero ni con eso dejaban de ser idénticos los gemelos. Yo seguía siendo el más serio pero le cogí gusto al pelo largo y a la barba de una semana.
Con el baso en mano y picoteando canapés las conversaciones fluían distendidamente. La duquesa Margarita pareció encapricharse de Martín ya que no le dejaba ni a sol ni a sombra mientras que su esposo le dedicaba mucha atención a la co-presentadora y esposa del futbolista.
El compañero de universidad de Martina reconoció a Gloria Guana ya que había visto todas sus películas y al acercarse para darle un beso ella le buscó la boca. Gloria Guana, lejos de hacerle una cobra le metió la lengua hasta el fondo mientras le agarraba el paquete. El banquero y su novio estaban charlando con el diputado y su mujer hasta el diputado se acercó al oído del banquero para tirarle los tejos mientras con disimulo el novio del banquero le metía mano a la mujer del político por debajo de la blusa. Alexis y Roco conversaban con Martina y un servidor.
La música ambiental cambió para hacer movernos un poco. Disco Funky que siempre va bien y todos a la pista. Unos con menos gracia que otros pero todos nos movíamos.
Todos hacían viajes a la barra a reponer las bebidas y el ambiente se distendía y los bailes eran menos cohibidos. La mujer del futbolista nos dio una exhibición de bailes sensuales con fondo musical de funky. Se desató una guerra entre las féminas para demostrar quién era más sexy bailando funky.
Martín animó a Martina a desbancar el erotismo de las invitadas y moviéndose por la pista subió al pequeño escenario para comenzar el mejor baile erótico que jamás se ha visto. Contorneaba el cuerpo como un reptil y subía los brazos al mismo tiempo. Bajaba las rodillas y las subía moviendo las caderas.
Era erotismo puro hasta que Martín se colocó detrás de ella y ejecutaron un baile sincronizado, ensayado y provocador en el que las manos de él recorrían todo el cuerpo de su hermana.
Ahora se detenía en los pechos y con un ágil movimiento se introducían entre la tela y la piel sin dejar el contoneo sincronizado y el pasito pa lante y el pasito pa tras Martina pero muy lento y sensual. Martín le desabrochó el cierre de detrás del cuello girándola de espaldas para que nadie viera cómo le comía los pechos a su hermana que a su vez le desabrochaba la camisa de seda.
El baile sensual seguía y con suma lentitud fueron girando hasta quedar de cara al público. Martín apartó las manos descubriendo los pechos de su hermana y con un gesto invitó a que quien quisiera se acercara a ellos. El compañero de universidad de Martina de la mano de Alexis se acercaron y subieron al escenario para dedicarse cada uno a uno de los pechos de martina mientras su hermano le terminaba de desnudar.
La duquesa Margarita se acercó a Martín y se fundieron en un beso. Sus manos reconocieron el cuerpo del chico.
El diputado ya se estaba dando el lote con el banquero mientras la mujer de éste le acariciaba la polla al novio del banquero. En pocos minutos todos los invitados tenían algo entre manos o entre las piernas.
Alexis, la madre de los gemelos, compartía mi boca con la de Roco.
Martina creyó que ya era el momento de pasar a la cama redonda de detrás del escenario y dio comienzo una de las mejores orgías en las que he participado.