2ª sumision
Al llegar a casa me encontré a Laia vestida como una animadora, provocativa y muy sugerente, alguna sorpresa me tenía reservada, su cabecita últimamente se había vuelto peligrosa. Sabía perfectame ...
DOS MEJOR QUE UNO
Al llegar a casa me encontré a Laia vestida como una animadora, provocativa y muy sugerente, alguna sorpresa me tenía reservada, su cabecita últimamente se había vuelto peligrosa.
Sabía perfectamente que cuando se ponía excesivamente seductora y lasciva, la única cabeza con la cual yo pensaba era con la de la polla, lo cual me llevaba a ser un pelele en sus manos y concederle todos sus caprichos. Comenzó por agitar sus pompones para continuar sacándose la camiseta para que viera rebotar sus preciosa tetas mientras daba saltitos. Se desprendió de su minifalda con la misma facilidad al tiempo que me invitaba a desnudarme, me estaba volviendo loco. Termine fallándola, mejor dicho terminamos follando en el suelo del salón como dos locos, como si fuera la última vez.
Al finalizar la sesión de sexo me dijo que quería tener además de un amo que la sometiera y humillara una ama. Su proposición me sorprendió aunque no demasiado, últimamente su cabecita solo pensaba en sexo y como disfrutar más de él. Me pidió que conociera a su amiga Tete la cual además era su jefa en el trabajo a lo cual accedí. Me conto que Tete ya era su ama en el trabajo y que además de excitarle le gustaba ya que la trataba como a una perra.
Comenzó por contarme cual era su rutina laboral desde que le había contado lo de su sumisión en el sexo. A primera hora de la mañana según llegaba Tete debía ir a su despacho concretar las citas para esa jornada para que a continuación su jefa le ordenara quitarse las bragas y se pusiera las que llevaba ella y las impregnase de sus fluidos antes del café que le llevaría a media mañana junto con sus bragas ya humedecidas. La ayudaría a ponerse dichas bragas y seguiría con la rutina diaria. Me conto que esa era una de las razones por las cuales siempre llegaba a casa húmeda y oliendo a hembra en celo. Sin bragas cuando su jefa se había olvidado de ponérselas al salir de casa o se las había regalado a su esclavo de la noche previa, en definitiva que Tete era más puta que ella y lo demostraba con orgullo. A la mañana siguiente le comunico a su jefa el resultado de la negociación que había realizado la noche anterior informándole del resultado positivo de la misma lo cual conllevaba que no podía hacer planes para el largo fin de semana.
Era viernes y cuando llegue a casa me esperaban dos bellas mujeres listas para disfrutar del fin de semana. En una hora nos encontramos en nuestro destino. Las chicas se dirigieron al dormitorio y me pidieron que me pusiese cómodo y las esperase en el salón. Cuando había comenzado a tomar mi primera cerveza veo llegar a Tete vestida con un corsé negro del cual sobresalían por la parte superior sus preciosos pechos en los cuales destacaban unos pezones erectos, su indumentaria la completaba con unas medias negras sujetas al corsé, unas braguitas transparentes negras a juego y para completar su conjunto unas botas de caña alta negras. En la mano traía una correa con la cual tenía sujeta a Laia. Laia venia vestida con su trajecito de colegiala inocente con coletas. A través de su blusa resaltaban sus pezones los cuales debían de estar duro como piedras, su culito venia adornado con las tiras de un tanga que se introducía entre sus piernas y sujetaba sus glúteos por la parte inferior de sus nalgas, se podía apreciar algo de brillo en la parte inferior de sus muslos lo cual indicaba que ya se había corrido al menos una vez. Tete se sentó a mi lado y me pregunto si me gustaba el vestuario de la esclava. Le respondí que si a lo cual ella contesto que no le cabia la menor duda ya que mi polla así lo demostraba a pesar de estar atrapada por el pantalón, decidió dejarla libre después de lo cual comenzó a masajearla y chuparla con pasión. Se detuvo y le ordeno a Laia que fuese al dormitorio y le trajes una bolsa azul que había dejado al lado de la cama, me aproveche de la situación y le arranque las bragas dejando a la vista su coñito que brillaba con sus fluidos.
Me agache y comencé a lamerlo y mordisquearle tanto sus labios como su clítoris, la muy cerda gritaba y jadeaba de placer y dolor al mismo tiempo. Con una de sus manos me sujetaba la cabeza contra su sexo suplicándome que no parase, que quería correrse en mi cara para después ordenarle a Laia que nos limpiase con su lengua, aparte de cerda, perversa, lo tenía todo para ser una ama. No pudo esperar a que Laia regresase y fue ella la que comenzó a lamerme sus jugos, mientras tanto yo le metía un dedo por el culo y cuatro en su coño buscando que se corriese de nuevo. Cuando estaba llegando al clímax entro Laia por la puerta con la bolsa que le había pedido, al darse cuenta Tete de su llegada le ordeno que se acercase y comenzase a lamer mi polla y mis huevos hasta conseguir una erección, también le ordeno que no me corriese o la castigaría.
Estando ya tan excitado fue imposible no correrme en el rostro de Laia, al verlo Tete ordeno a Laia que se retirase y esperase su castigo de rodillas y mirando hacia la pared. Dando Tete por terminado su trabajo ordeno a Laia que recogiese con su boca la bolsa que había traído y se dirigiese junto a ella a cuatro patas como una perra y que no alzase la vista del suelo, no era digna de ello. Tete saco de la bolsa unos botines los cuales tenían tacones de aguja de al menos 25 cm, ordeno a Laia que se los pusiese y caminase con ellos a ver como se movía, al incorporarse era incapaz de mantenerse en vertical y se cayó al menos 5 veces. Tete la humillaba gritándole que era una inútil incapaz de andar como una señorita y así nunca seria ni una buena puta ni buena esclava. Estos comentarios sacaron a la luz el orgullo de Laia la cual dejando caer por su rostro lagrimas no desistía en el empeño de caminar sobre eses zapatos, los cuales a mi me parecían una verdadera tortura aunque por otro lado realzaban el cuerpo de Laia levantando sus glúteos dibujando un culito espectacular, digno de una diosa.
Por fin Laia fue capaz de caminar más de 4 pasos seguidos, Tete la felicito y le ordeno que se acercase que quería apreciar su nueva esclava, la mando ponerse de espaldas para poder tocar su culo duro y elevado, introdujo una mano entre sus manos para tocar su sexo, lo encontró tan húmedo que introdujo dentro sus dedos los cuales saco empapados de fluidos, me los dio a oler para después chuparlos. Le dijo que ya estaba lista para que la hiciésemos disfrutar aun más tras lo cual la tiro en el sofá entre los dos lista para sufrir o disfrutar, Laia no tenía ningún derecho a decidirlo.
Empezamos a chuparle cada uno una de sus tetas mordiéndole los pezones, yo además le estaba apretando su clítoris a través de las bragas logrando que se corriese, Tete al notar sus bragas empapadas le ordeno que se las diese para ponérselas ella tras lo cual le mando que le chupase el coño para correrse ella también. La perversión y lujuria no tenia limites. Al acabar de follar y jugar cuando ya estábamos rendidos y satisfechos comentamos la sesión, Laia solo se quejo de lo mucho que le dolían los pies, aquel calzado había sido una autentica tortura pero no le importaría volver a soportarla para volver a disfrutar así. En ese momento tuve algo de pena y cogiendo sus pies le saque los botines para masajearlos, en ese momento Tete reacciono poniéndose furiosa y gritándole a Laia que quien se creía que era, como esclava no tenía ningún derecho por lo cual tenía que aguantar el dolor y no quejarse puesto que aun podía ser peor, Laia no supo cómo reaccionar y se quedo quieta esperando ordenes.
En ese punto el que se enfado fui yo puesto que Laia no había hecho nada más que acceder a mis demandas, aunque no lo hubiera dicho con palabras, no eran necesarias ya que nos entendíamos sin ellas, eran innecesarias. Me levante del sofá y me dirigí hacia Tete, le quite la correa con la que sujetaba a Laia y la tire al suelo, tenía intención de levantarse y le pise la cabeza ordenándole que me lamiera los pies que ahora ella iba a ser la esclava. Se encontró desconcertada, no sabía cómo actuar, no estaba acostumbrada a perder su poder de dominación y pasar a tener que actuar en el papel de sumisa.
Lo estaba disfrutando e intuía que Laia también pues en su rostro se veía una sonrisa no sé si de alegría o perversión esperando ver cómo evolucionaba la situación. A l ver la cara que ponía le ordene que se arrodillara y me chupase los huevos que seguía siendo mi esclava, yo no le había dado permiso para incorporarse ni para otra cosa que se le pudiese ocurrir.
Levante a Tete del suelo estrujándole un pezón mientras gritaba de dolor, cuanto más gritaba más le apretaba e incluso se lo retorcía para aumentar el dolor. Al tenerla ya de pie le ordene que se calzara con los botines que había usado Laia, me dijo que no eran de su talla y que no podría ponérselos, le respondí que eso no era mi problema que se los pusiese o para empezar su otro pezón terminaría a juego con el que ya le había decorado. De inmediato comenzó a ponérselos, le estaba costando introducir su pie en el primero, le ordene a Laia que le ayudara, cuando consiguió meterlo sus dedos estaban totalmente encogidos y su rostro reflejaba el dolor que le producía, sin perder tiempo se calzo el otro, su expresión era lastimosa. Me miraba con pena y cara de sufrimiento casi suplicando que la perdonara, el juego solo estaba comenzando y así se lo dije.
Le mande caminar hacia la puerta lo cual hizo despacio y a cada paso que daba se deslizaban por sus mejillas unos lagrimones causados por el dolor, descendían por su pecho hasta depositarse en sus pezones en ese instante le ordene a Laia que chupase las lagrimas de sus pezones tirando de ellos y succionando lo cual sabia que le produciría dolor, no satisfecho le di permiso a Laia para mordérselos si le apetecía, sin tiempo que perder se los mordió de tal manera que los hizo sangrar, mi esclava estaba disfrutando de su pequeña venganza.
Considere que la tortura de Laia con Tete había sido suficiente por lo cual le di un azote en una de sus nalgas en la que quedaron claramente marcados los cinco dedos, le ordene que se pusiera a cuatro patas pues me apetecía reventarle su culito, rechisto pero termino ofreciéndome su culito el cual comenzó a dilatar con mis dedos, la muy cerda lo estaba disfrutando pero no le era suficiente y además, se estaba masturbando el clítoris con su mano, Tete también estaba muy excitada y estaba masajeándose los pechos y retorciéndose los pezones. Las dos estaban jadeando como locas y a punto para llegar al orgasmo, Laia fue la primera, con sus contracciones musculares aprisiono aun mas mi polla dentro de su culito provocando que descargara mi semen en su interior quedándome satisfecho, aun no había salido de Laia cuando Tete alcanzo también su orgasmo bañándonos con una mezcla de orina y demás fluidos corporales, acabamos exhaustos tendidos en la cama intentado recuperarnos. Transcurridos unos minutos nos miramos con cara de satisfacción comentando que había que repetirlo.