25 años de casado (4). Puente de semana santa
Fue un puente de semana santa muy movido, con la familia de mi esposa en casa
El arribo a la casa el miércoles fue tranquilo. Yo iba relajado después de la mamada de mi cuñada. Al llegar salen mis hijas y mi esposa a recibirnos. Traía algo de culpabilidad, pero creo que lo pude manejar.
Para variar entran todas a casa y me dejan descargando las maletas. Después de haber dejado cada maleta en su habitación correspondiente me uní a ellas en la cocina. Alcancé a escuchar que mi cuñada Elvia y sus hijos además de mi concuña Alejandra venían ya en camino y tardarían aproximadamente una hora en llegar. Yo me despedí de ellas pues tenía que pasar a la oficina para ver los pendientes con mi secretaría.
El trabajo estuvo tranquilo y quedamos en trabajar de corrido hasta las 4:00 y despedirnos todos para disfrutar del fin de semana largo. Yo seguí pensando en lo que hablé durante el regreso de México. Puse atención en mi secretaria. Ella era una señora de aproximadamente 35 años, muy guapa, elegante y muy seria.
Ella era casada, tenía dos hijos de 9 y un poco menos de años. Conocía a su esposo por qué seguido la recogía o por qué asistió a alguna de las reuniones de la empresa. Nunca hubo conversaciones subidas de tono, bromas de doble sentido, es decir, la relación era estrictamente de trabajo y era muy eficiente en él.
Si había puesto atención a su belleza. Era una chica que con tacones era de mi estatura, de formas generosas, cara muy bonita. Me gustaba, pero nunca tuve un interés en ella y creo que mi suegra sembró una semilla difícil de arrancar.
Ese día la veía de otra forma, de repente me imaginé con ella, teniendo sexo en el escritorio de mi oficina y eso me excitó. Estaba en esos pensamientos cuando tocan a la puerta y la abren levemente siendo ella pidiendo acceso.
Pasó y se colocó enfrente de mi escritorio, se inclina para mostrarme unos papeles dejando a la vista parte del canalillo de sus senos. Esto había sucedido varias veces, pero como les decía, no ponía atención y nunca había causado alguna incomodidad, pero ese día mi mente estaba acelerada y no pude separar la vista de sus senos. Cuando le pongo atención y dirijo mi mirada a su cara para atender lo que decía ella solo me miraba con una sonrisa
Creo que me sonrojé y lo único que pude hacer es poner atención a lo que me decía y repasar los papeles que me entregaba.
-- Espera un momento, creo que se me olvidó algo – Dijo mientras salía rápido de la oficina. Inmediatamente regresó con otro escrito y se inclinó para dármelo. ¡Se había desabrochado dos botones de su blusa!
¿Qué había pasado? ¿Me estaba coqueteando? Volteé a ver su canalillo. Era precioso y se alcanzaba a ver el inicio de unos sostenes de encaje de un azul muy parecido a la blusa que llevaba. Dirigí mi mirada a sus ojos y ella estaba al pendiente de lo que pasaba. Si, fue intencional, se había desabrochado los botones y estaba al pendiente de mi reacción.
¿Acaso ya me había coqueteado antes y no me había dado cuenta? Decidí ahondar en el tema así que le pedí que se trajera la información para el cliente que había visto en México y que íbamos a analizar algunas cosas. Nos quedaban dos horas antes de salir y quería ver como se comportaba.
Generalmente ella se sentaba frente a mi escritorio de tal manera que solo veía su dorso (o eso creía yo) pero hoy recorrió la silla un metro más atrás y se sentó. Desde ahí podía ver sus rodillas y al sentarse tuve una visión completa de sus pies a sus rodillas.
Estuvimos trabajando, no puse mucha atención en sus rodillas, pero de reojo vi que cruzaba sus piernas cuando se cansaba de una posición. En un momento hicimos una pausa, la veo a los ojos aclarando algunas dudas; no pude evitarlo y dirijo mi vista a sus rodillas. En ese momento ella las separa para cruzarlas. Lo hizo más lento de lo normal y de una manera más exagerada permitiéndome ver hasta su panty, se cruza las piernas y cuando le dirijo la mirada nuevamente solo me sonríe y contesta a la pregunta que le estaba haciendo.
A manera de descanso le pregunte si tenía planes para el fin de semana, si iba a salir o quedarse en casa. Esto permitió que el tiempo que quedaba hiciéramos una plática más distendida y nos permitió relajarnos. Aun así, observe más de una vez sus piernas abiertas y su forma de actuar era mucho más coqueta que antes (O tal vez siempre había sido así, pero yo no ponía atención).
La hora de salida llegó, todos se empezaron a despedirse. Ella se levanta de su lugar y también se despide. Con anterioridad cuando nos despedíamos y estábamos cerca siempre se despedía con un beso en la mejilla, pero si estábamos lejos simplemente se despedía agitando la mano.
En esta ocasión rodea el escritorio y se me acerca a mí, yo me levanto de mi escritorio y al acercar sus labios a la mejilla acerca todo su cuerpo y me besa no en la mejilla sino muy cerca del lóbulo. Yo hice lo mismo y la abracé de la cintura mientras le susurraba en el oído que se la pasara bien estos días. Ella también me responde rosando con sus labios mi oreja que le salude a Verónica y las niñas.
Cuando se separó estaba sonrojada. Incluso esto ya fue mucho atrevimiento comparado como nos comportábamos antes. Salió de la oficina y con un grito de “Adiós” desde su lugar se fue.
Me quedé solo en la oficina totalmente caliente. No sabía que pensar, era una locura lo que estaba pasando. Así que simplemente cerré la oficina, revisé que todo estuviera bien preparado para estar abandonada prácticamente 4 días y salí hacia el carro para dirigirme a casa.
Al llegar a casa ya estaban todas ahí. Ya habían llegado Elvia y sus hijos y mi concuña también con sus hijos. Todos mis sobrinos ya corrían y jugaban por toda la casa mientras que mi hija menor apenas podía soportar los pasos de las demás.
Salude a Elvia y Alejandra sin notar ninguna diferencia y nos pusimos a convivir. A hacer planes para el día siguiente. Iban a ser días de descanso, no hubo planes especiales, pero si querían ir el jueves por la tarde a la visita de los 7 templos y el viernes a la visita de las tres caídas a un pueblo cercano. El sábado pondríamos la alberca a los niños en el jardín y nosotros haríamos carne asada. El domingo descansar antes de que todas regresen a Guanajuato.
No vi nada raro en los planes y eso me tranquilizó, aunque me quedaba con cierta zozobra de que se le iba a ocurrir a mi suegra y mis cuñadas. Aproximadamente a las 6:00 hicieron recuento de lo que faltaba y decidieron ir a comprar la despensa para los 4 días que se venían.
Tardarían mínimo dos horas y estaba pensando relajarme mientras tanto. Cuando estaban a punto de irse mi cuñada Elvia dijo que se quedaba, no se sentía muy bien y solicito a las demás si podían llevarse a los niños a pasear. Todas aceptaron y eso hizo que mis antenas se levantaran pues me imaginé lo que buscaba mi cuñada.
En lo que se preparaban para salir fui a la cocina para tomar una cerveza del refrigerador. Un momento después entra Elvia
-- Ya me platicó Estela lo bien que te la pasaste en el viaje a México.
-- Parece que se platican todo. – Solo conteste mientras destapaba la cerveza y tomaba un trago – ¿Tú también vienes a lo mismo? – Le pregunte mientras la miraba a los ojos
-- Tu qué crees cuñadito – Dijo mientras se hincaba frente a mí y empezaba a desabrochar mi cinturón. Fue bajando el cierre y saco mi verga totalmente enhiesta para empezar a mamarla.
En eso entra Estela a la cocina preguntando por Elvia. No tenía posibilidad de verla pues la tapaba la barra de la cocina, pero ella levanto la mano moviéndola indicándole a su hermana donde estaba.
-- Serás puta, no pudiste esperar – Le dijo mientras se retiraba riéndose para encontrase con las demás y salir de la casa.
Una vez que pude confirmar que se fueron de la casa levanté con algo de fuerza a mi cuñada
-- ¿Sabes qué? Ya me cansé de ser su juguete. Vamos a coger como yo quiera – Le dije mientras la empujaba hacia la barra de tal manera que quedara empinada.
Le levanté el vestido hasta la cintura y le rompí la tanga que traía. Creo que eso la calentó por que empezó a escurrir sus muslos. Le metí dos dedos en su vulva que entraron con mucha facilidad.
-- Realmente eres una puta. Ve como entraron mis dedos – le dije mientras metía y sacaba mis dedos y aprovechaba para mojar mi dedo pulgar.
-- Dale amor, sígueme dando, me tienes muy caliente – me decía ella mientras me la cogía con los dedos.
-- Ya cógeme, méteme tu verga – me suplicó.
-- No te voy a coger hasta que te corras con mis dedos – le contesté mientras apuntaba mi pulgar hacia su ano, empujaba y se lo metía.
-- Cabrón que haces – me reclamaba, pero no se movía de su posición.
Me decía mientras ya estaba jugando con mis dedos en su vulva y su ano. Cuando sacaba mis dedos de su vulva empujaba el pulgar en su ano y viceversa. Estuve unos momentos así hasta que se corrió, no pudo sostenerse en pie y tuve que cargarla con mi otro brazo. La fui depositando en el suelo despacio.
-- Recoge los restos de tu panty y te espero en el cuarto. Voy a cogerme este culo con todas mis ganas. Si vienes ya sabes cómo te voy a tratar – le dije mientras me salía de la cocina y me iba al cuarto donde ella se iba a hospedar no sin antes recoger de mi baño un bote de crema.
No espere ni dos minutos y llego ella casi corriendo. Se detuvo en la puerta del cuarto. Tenía unos ojos de lujuria que no había visto antes. La jale y la empuje hacia la cama para que quedara empinada en 4.
Me hinque en el piso, mi cabeza quedo a la altura de su culo y empecé a cogérmelo con la lengua, con mis manos separaba sus nalgas y las acariciaba. Ella solo se dejaba hacer mientras yo escuchaba sus berridos. Después de unos momentos me levanto y tomo el bote de crema, tomo una buena cantidad y empiezo a embadurnarle el culo con la crema, empiezo a meter mis dedos en su culo. Ella se quejaba, pero se dejaba hacer. Estaba hecha un caldo.
También tomé mi verga y la llené de crema, cuando estaba toda lubricada la apunté a su ano y empujé. Ella solo dio un grito, aunque no se retiró, note que le gustaba cuando empezó a mover su culo buscando mi penetración.
La agarré de la cintura y la jalaba hasta mí. Mi verga entraba completamente en su culo. Yo salía y volvía a entrar chocando contra sus nalgas. Ella empezó a gemir y gritar.
-- Sigue, me encanta. Me estás partiendo – Me decía a gritos y yo seguía cogiéndomela. Vi que su mano se iba entre sus piernas alcanzando mis huevos acariciándolos para después masturbarse.
No duramos mucho, serían unos dos minutos cuando sin avisarme se corrió. Le volvieron a fallar las piernas, pero la sostuve y seguí cogiéndomela hasta que yo también exploté con un orgasmo muy intenso.
Ambos estábamos sudados, con la respiración agitada. Me recuesto en la cama y ella se deja caer sobre mi pecho, me busca y empezamos a besarnos, ahora de una forma pausada y cariñosa.
-- Me encanto Alvaro, no te asustes, pero te amo, me gustas mucho – Yo no supe que contestar así que solo seguí besándola y metiendo mi rodilla entre sus piernas para frotarnos mientras seguíamos besándonos.
La ternura y los besos hicieron que pronto me pusiera caliente otra vez, Ella sintió mi verga frotándose contra su pierna Se levantó y me montó. Tomo mi verga y se sentó en ella. Vi como iba descendiendo mientras mi verga se perdía en su vulva. Cuando la tuvo toda encajada empezó a moverse.
Se movía lento, su cintura se movía hacia atrás y adelante mientras se encajaba mi verga. Cuando estaba sentada yo tomaba sus senos y los acariciaba. Yo prácticamente no hacía nada y ella empezó a moverse ahora más rápido. Le estaba llegando su orgasmo y lo estaba administrando. Su movimiento aumento de intensidad, ella misma tomo sus tetas y se acariciaba. Estuvo así hasta que estalló, inundo toda mi verga, mi vientre y mis muslos. Busco mis labios y empezamos a besarnos nuevamente con mucha ternura.
-- Gracias, gracias, me encantó. Ya decía mi mamá que nos ibas a volver locas – Y otra vez aparece mi suegra en mi mente. ¿Qué había planeado mi suegra? Hasta el momento no me molestaba lo que había pasado. Es más, estaba casi seguro de que mi suegra sabía ya cómo manejar a mi esposa.
Estuvimos abrazados, besándonos hasta que le dije que ya teníamos que levantarnos y bañarnos. Yo me fui al baño de mi cuarto y ella al de visitas. Me bañe con calma, con mucha agua caliente para permitirme pensar. Tarde mucho por qué al vestirme y bajar ya estaban todas de regreso.
Todas estaban contentas, había mucha algarabía en la casa y las miradas de mi suegra y mis cuñadas eran inquietantes. Tenía hasta miedo de que mi esposa y mi concuña no percibieran nada raro.
Ya eran cerca de las nueve, entre todas prepararon la cena durmieron niños y mientras cenábamos nos pusimos a platicar de varios temas. Aproximadamente una hora después me despedí para irme a dormir y no supe nada más hasta el día siguiente que me desperté a las 6:00 como era habitual.
Todas estaban dormidas, supuse que se habían despertado. Fui a la cocina y puse el café. A los pocos minutos llega mi esposa, se sirve una taza de café y empezamos a hablar de los planes para ese día.
Todas querían ir de paseo en la mañana, comprarían algunas cosas, también comprarían algo de comer y regresarían a la casa para comer. Por la tarde iríamos todos a la visita de los 7 altares como se acostumbra acá en jueves santo.
Les dije que, si se querían ir solas, que me dejaran a los niños y yo las esperaba por la mañana, que no me agradaba ir mucho de compras. Igual no me agradaba la visita a los 7 altares, pero siendo tradición era más difícil escaparme.
Se fueron despertando o más bien los niños y niñas las fueron despertando y en un momento ya estaban todas en la cocina preparando el desayuno. La única atrevida fue estela, que llego y me saludo de beso y como estaba oculto por la barra se tomó la libertad de agarrar mi verga y acariciarla. Fuera de eso no hubo nada anormal y más tarde salían todas de paseo a la ciudad.
No hay mucho que rememorar del jueves, llegamos cansados por la noche, con los niños en brazos ya dormidos así que los acomodamos en sus respectivas camas y los adultos nos fuimos a la cocina. Algunas se prepararon de cenar, yo simplemente saque una cerveza del refrigerador y las acompañe hasta que cada una de ellas se fue a su cuarto a dormir.
El viernes todas quisieron ir a ver Las 3 caídas a un pueblo cercano. Salimos a las 9:00 para llegar con tiempo para estacionarse y buscar un buen lugar. Íbamos en dos carros y yo iba adelante en la fila pues se supone que sabía mejor el camino.
A mí no me entusiasman estos eventos multitudinarios y no hay mucho que decir, salvo que aprovechamos y comimos por alla en los puestos del pueblo y estábamos de regreso en la casa a eso de las 5:00. Por supuesto los niños iban muertos de cansancio así que llegando los repartimos en sus camas.
Nosotros nos dirigimos a la cocina y preparamos algunos bocadillos para todos. Estábamos todos concentrados en la cocina cuando mi suegra suelta propone que juguemos algo para pasar la tarde y entre las diferentes opiniones que surgieron quedamos en jugar a las cartas.
Éramos 6 así que decidimos jugar un juego que todas conocían como “continental” yo también lo había jugado y sé que se podían pasar horas jugándolo. Es un juego donde tienes que ir formando tercias, corridas y va aumentando el nivel de dificultad en cada juego.
Preparamos los bocadillos y las bebidas en cada mesa, a mí me tocó sentarme entre Estela y mi suegra y empezamos a jugar. Llevábamos dos juegos cuando mi suegra saca una botella de tequila y otra de ron y nos ofrece, yo acepte ron con coca y algunas tomaron tequila con toronja.
Al principio del juego fueron muchas guasas y cada que tiraba una carga mala para mi suegra o mi cuñada ellas me pellizcaban o golpeaban la pierna muy cerca de mi verga. Todo en plan de relajo. Llevábamos como 3 rondas de juego cuando Elvia suelta sin más:
-- ¿Por qué no jugamos por prenda? La persona que gane cada partida es la única que no pierde prenda, las demás tendrán que quitarse alguna prenda. – Yo me quedé sorprendido con el atrevimiento y pensé que iba a haber reclamos.
Mi suegra y mi cuñada Estela aplaudieron a coro apoyando el plan. Yo solo respondí
-- Si, lo que ustedes quieren es verme desnudo. – Provocando las exclamaciones de mis cuñadas y mi suegra. Mi esposa seguía callada
-- ¿Y si alguien pierde todas sus prendas que va a pasar? -- Respondió mi esposa y entonces comprendí que ella ya lo aceptaba como una posibilidad aceptable el jugar por prendas
-- ¿Pues le ponemos castigos? – Contesto mi suegra
-- ¿Qué tipos de castigo? – Inquirió Alejandra mi concuña con una cara de que no se podía creer lo que estaban comentando.
-- Sin límites – Afirmó Estela causando el estupor de todas.
-- Bueno si a alguien le resulta excesivo el castigo puede negarse a realizarlo y se sale de la jugada. – Parece que con esta conclusión todas quedaron de acuerdo y ya mi esposa solo recalcó
-- OK, pero es excesivo que todas las que pierdan suelten prenda, que sean solo las 2 últimas con más puntos malos en la partida – Y con esta última afirmación nos preparamos para jugar.
Ya íbamos en la cuarta partida y todas estaban cansadas y bostezando. Mi suegra y cuñadas se ve que trataban de obligar el juego, pero ya no podían más así que pensé que mejor cerrábamos la partida y lo intentábamos otro día.
-- Se ven todas muy cansadas así que por qué no dejamos la partida y mañana la retomamos después de comer – Dije y todas reflejaron alivio. Aceptaron y se empezaron a levantar para ir a acostarse.
-- Dejen todo, yo recojo la mesa. Váyanse a dormir – Solo mi concuña se ofreció a ayudar reflejando que todas las demás lo que querían era ir a dormir.
Alejandra y yo fuimos a la cocina a llevar los trastes, recoger vasos, botellas, etc y mientras yo lavaba los trastes ella se puso a platicar conmigo.
-- ¿Álvaro tu si estabas dispuesto a llegar al final en el juego? – me pregunta de forma dubitativa.
-- Si, no tiene nada de malo, si alguien se quiere retirar o le molesta el castigo pues simplemente no lo hace – le contesté y continué
-- ¿Qué es lo más que puede pasar? ¿Qué tenga que hacer el amor contigo? Sería un castigo agradable – Le conteste en forma de broma.
-- Ahora veo, lo que quieres es “hacer el amor” a todas las mujeres de la familia – dijo haciendo la señal de las “” comillas con los dedos.
-- No estaría mal, imagínate toda están guapísimas y muy atractivas, vaya que la pasaría bien y ustedes también – seguía yo con el mismo tono de broma.
-- ¿En serio me harías el amor? – me preguntó cómo asombrada.
-- No, no te haría el amor, te “cogería” – le contesté usando la misma expresión de las comillas con los dedos -- ¿A ti no te gustaría?
-- No, como crees ¿Qué iban a decir todas? – me dijo nerviosa pero no tajante.
-- Ven – le dijo ofreciéndole la mano a lo cual ella la toma y la jalo con delicadeza.
Cuando estaba junto a mi busco sus labios y la abrazo. No me rechazo, pero se sentía nerviosa.
-- ¿Y si se despiertan? – me cuestionó a lo que supuse que no rechazaba la idea, su miedo era que nos cacharan.
-- Alejandra, voy a mi despacho a leer un poco antes de dormir. Te espero ahí, cuando llegues pon seguro a la puerta.
-- ¿Qué vas a hacer? – me preguntó con cara de asombro.
-- Cogerte, si no llegas en 10 minutos asumiré que no quisiste ir. – Usé el mismo argumento que con mi cuñada hace unos días (Se que no fue original) pero era nuevo en esto.
Llegue a mi despacho, tome el libro que estaba leyendo y me acomodé en el sillón para empezar a leer. No creí que mi cuñada asistiera, pero despues de varios minutos (seguramente más de los 10 que le había dicho) entro mi cuñada y puso el seguro.
Pero ahí se pasmó, se quedó en la puerta sin moverse. Estaba claro lo que quería, aunque no se atrevía a dar el primer paso, así que dejé el libro me acerco a ella y la beso. Ella me abraza y también empieza a besarme, le pone algo de pasión, pero se ve que no tenía mucha experiencia y parecía que no avanzaba más.
Empecé a desabrocharle los botones de la blusa, sin quitársela acaricie su pie debajo de la blusa ya desabrochada. Bote su sostén hacia arriba liberando sus senos, mi cabeza descendió para besarlos, mamarlos mientras mis manos ya desabrochaban el pantalón. Este cayó al piso y solo quedo con la blusa desabrochada y ropa interior.
La lleve hacia el sillón, la empine y me hinque detrás de ella. Tomé el resorte de sus pantys y se las fui bajando. Ella solo levanto las piernas para poder sacar los pantys. Empecé a besar las nalgas, acariciarlas y ella se fue empinando un poco más.
Dejo a mi disposición la vulva y la empecé a lamer, a separar sus labios y saborear sus jugos que ya eran abundantes. Jugué con la raya de su culo, pero se ponía nerviosa así que lo dejé. Me enfoque a su vulva, a su clítoris y ella se dejaba hacer. Acallaba sus gemidos y frotaba su culo contra mi cara.
Cuando vi que era toda caldos me levanté quedándome detrás de ella. Desabroche mi pantalón y saque mi verga, se la metí y solo vi que se mordió su mano para no gritar. Empecé un movimiento acompasado para entrar y salir, me frotaba contra sus nalgas y ella solo gemía.
De repente se se para y me dice
-- Déjame montarte – como empujándome hacia el sillón. Y ahí quedo yo sentado con mi verga totalmente parada.
Ella se sube al sillón hincada abriendo las piernas, toma mi pene y lo dirige a su vulva, lo frota contra su vulva algunas y veces y empieza a descender. Se lo va metiendo poco a poco y cuando esta todo adentro empieza a moverse, mueve su cintura hacia adelante y hacia atrás.
Se quita la blusa, desabrocha su sostén liberando totalmente sus tetas. Me acero a ellas y empiezo a mamarlas mientras ella sigue moviéndose, algunas veces hacia adelante y atrás, algunas veces dándose sentones sobre mi verga. Le falta poco para su orgasmo.
Estamos abrazados levanto mi cara abandonando sus tetas y nos empezamos a besar. Siento su pasión en su respiración y siento su orgasmo así que me dejo ir yo también y unos segundos despues la estoy llenando de leche. Creo que siente mi leche en su interior por que empieza a apretarme la verga con su vulva, como si la exprimiera.
Nuestros movimientos se van calmando, igual que nuestra respiración hasta que poco a poco va quedando casi dormida sobre mi hombro. La muevo para que reaccione y veo la culpa y la pena en sus ojos.
-- Oye me encantas, y me gustaría volver a repetirlo – Solo fue decir esto y ver como su semblante cambiaba. Sonrió y me beso. Fue un beso dulce nuestras lenguas jugaron, pero no de forma apasionada, solo jugando.
Se levantó se puso el pantalón a la carrera, la blusa y salió corriendo. Por las prisas dejo su panty enrollada tirada en el piso. La agarré y me dirigí a mi cuarto, pero antes pasé por su cuarto y toqué. Ella asomó la cabeza abriendo la puerta, se ve que estaba desnuda del dorso
-- Ten, olvidaste esto – Entregándole las pantys hechas bola, ella solo sonrió y se movió de tal manera que pude ver unos de sus senos. Estiré mi mano y lo acaricié
-- Me gustan – Dije acercando mi boca a la suya y dándole un beso. Me despedí y me dirigí al cuarto.
Al día siguiente todo se complicó, las cosas no salieron como queríamos y estuvimos jugando con los niños, hicimos una carne asada y no surgió la chispara para derivar en algo sexual. El domingo me encuentro con la sorpresa que mi suegra se queda una semana más pero todas las demás regresaban a Guanajuato con mis sobrinos.
Nunca más volvió a surgir la oportunidad de tener algo todos juntos, hubo muchas aventuras con ellas pero nunca juntas y espero poder contarlas más adelante.