24 hs en la vida de Solange

Solange es una chica que vive en la provincia y que se dedica por entero a atender a su esposo, bastante mayor que ella, pero se encuentra insastifecha

Solange es una chica de la provincia de Córdoba, que vive en la capital cordobesa, con su marido. Tiene 29 años, mientras que su marido pasó los cincuenta hace casi 7 años. Ella es una chica que se ocupa de su marido, atendiendo la casa, esperándolo con la comida y cada vez que su marido le solicita que cumpla con sus deberes maritales, ella cumple, sumisa, haciendo lo que se le pide y complaciéndolo de la mejor manera posible.

Pero eso no le alcanza a Solange, porque una mujer a los 29 años, necesita algo mas que atender una casa y un señor mayor, que prácticamente la tiene abandonada. Porque este señor no la lleva de vacaciones, ni a comer fuera de su casa, ni siquiera una tarde al cine o una noche al teatro.

Por eso en sus ratos libres, mira la televisión y sueña con algo más, pero no sabe con que, quiere ser feliz, esto que le toca vivir no es con lo que siempre soñó. Nuestra Solange es una morocha pulposa, que mide 1.62 m, con un cuerpo de vedette y muchas ganas de disfrutarlo, pero no pelea por ello. Solo le despierta la curiosidad lo que ve por la televisión, a veces ve también situaciones que le llaman la atención cuando sale a hacer sus compras diarias, observa parejas en situaciones comprometidas que le avivan la imaginación, que ponen a su mente en estado de ebullición, como si algo estuviera por estallar dentro de ella.

Cada vez se muestra mas interesada en el mundo exterior, exterior a su casa, a su supermercado, a su barrio y a sus obligaciones de mujer sumisa. Ahora incursionó en internet, descubrió el mundo del chat, los intercambios de mails, los archivos y videos que circulan en la red y todo eso abona su imaginación.

Al lado de la casa de Solange, se está construyendo un edificio que ocupa bastante gente, alborotando el vecindario con los ruidos de máquinas y gritos típicos de este trabajo.

Un día de calor, Solange decide salir al patio de su casa a tomar un poco de sol, aprovechando el clima cálido, ella viste un vaquero ajustado al cuerpo y remera corta. Acomoda su reposera de forma que el sol impacte sobre su cuerpo y se acuesta boca abajo, desprendiendo su pantalón, para permitir el bronceado de su cintura. Apenas abierto su jeans, hace un doblés en la parte superior para mejor broncearse, dejando asomar la raya que separa sus nalgas en apenas 2 cm. A la vez, levanta su remera, abriendo sus brazos, recogiendo su cabello y se deja estar en esa posición un tiempo prudencial, como para que su piel se acostumbre a la radiación solar.

Estando relajada, siente un chiflido de un individuo de la construcción vecina, que evidentemente había divisado su figura desde lo alto de la torre. Al sentir esta exclamación, Solange no pensó que ella fuera quien provocó el chiflido, por lo que se mantuvo imperturbable en la misma posición. Al rato, escucha algo que no era precisamente un piropo de buen gusto:

  • Mamita, que pedazo de orto, si te lo agarro te lo parto!!!

Al sentir esto Solange se incorporó rápidamente, acomodó su ropa y se marchó al interior de su vivienda. Se miró al espejo y se dio cuenta que estaba sonrojada, no sabía si era por su exposición solar o por el piropo recibido. Sin embargo, le gustó la situación, sintió que su figura le gustaba a alguien más, incluso se sintió deseada. En ese momento, llevó su mano hasta su entrepierna y notó que estaba húmeda. Cuando volvió a mirarse al espejo, de dio cuenta que sonreía, descubriendo una hermosa sonrisa en su rostro, acomodó su cabello y se retiró a seguir con su rutina.

Al día siguiente, se le ocurrió probar de tomar sol nuevamente, para ver como estarían los ánimos en la construcción lindera. Pero esta vez, salió con un mini short y un top minúsculo, bien a propósito, para provocar alguna exclamación que permitiera alimentar su ego. Y claro que lo consiguió, hubo silbidos, guarangadas y propuestas indecentes de todo tipo. Por eso, Solange decidió retirarse y acabar con sus exposiciones en el patio de su casa.

Se le ocurrió que podría llegarse hasta el negocio de don Lucas a comprarse una revista, para lo cual cambiaría su vestimenta, porque este señor era considerado en el vecindario como un viejo baboso. Pero Solange decidió finalmente no cambiar su ropa, para probar la reacción del comerciante, lo que le daría a ella la pauta de su atractivo, quería saber si realmente era una chica seductora.

Caminó pausada y acompasadamente hasta el negocio de don Lucas, notando que a los hombres que se cruzaban con ella se le iluminaban los ojos, se sintió mas segura de si misma y mucho mas al ingresar en el comercio, cuando don Lucas la saludó efusivamente e incluso se atrevió a decirle lo linda que estaba. Solange ignoró el comentario del viejo y disimuladamente se contorneaba para mirar la mercadería, exhibiéndole al hombre partes de su cuerpo, que hacían que saliera de su letargo y se desesperara por entrar en conversación con la chica.

  • Mira lo que quieras, criatura, tómate tu tiempo – le decía el viejo baboso tratando de retener a la joven dentro de su negocio.

  • Quisiera ver aquella revista del fondo – le decía Solange estirando su cuerpo para que el viejo pudiese intentar observar algo de su cuerpo.

  • Quieres pasar de este lado, pasa, hija, pasa y mira lo que quieras, sabes que conmigo no tienes problemas.

Solange se percató que el hombre estaba casi temblando de la excitación que tenía, lo miró al viejo de arriba abajo, con una sonrisa burlona y sin contestar nada, se dio vuelta y comenzó a retirarse del local.

  • No, no te vayas muchacha, espera, quiero que sepas algo.

  • Que es lo que tengo que saber don Lucas? – lo apuró Solange a sabiendas que era dominadora de la situación.

  • Quiero regalarte la revista, si me aceptas, quiero ser gentil contigo – y se fue a sacar la revista del estante para entregársela a la chica.

Solange estiró su mano para tomar la revista, cuando la alcanzó el viejo puso una de sus manos sobre la de Solange y le dijo:

  • Quiero regalarte esta revista y algo mas que vos quieras, a cambio de eso, quiero mostrarte algo que tengo en el depósito, te puede interesar – con voz temblorosa y suplicante el viejo trataba de convencer a la joven, que ya se sentía la dueña del miserable.

  • Ok, vayamos al depósito y me muestra que tiene para mi – le contestó despreocupadamente.

El viejo pegó un salto, pasó el mostrador, llegó a la puerta de entrada y cambió el cartel que decía abierto a cerrado. Puso llave en la puerta y con una seña le indicó el camino a Solange.

Ingresaron al depósito, caminando Solange adelante y el viejo por detrás, apoyando sus manos continuamente en la espalda de la joven, en la cintura, tratando de tocar lo que no era suyo. La mano del viejo bajaba un poco de la cintura, cosa que Solange percibía, pero hacía como que no se daba cuenta. Por el contrario movía mas su trasero para desesperar al viejo.

Tras ingresar ambos, el hombre cerró la puerta estando todavía el local del depósito a oscuras.

  • Pero no hay luz aquí – le recriminó Solange.

  • Si, espera, ya la enciendo – don Lucas haciendo que buscaba la luz, aprovechó para rozar a la joven torpemente, buscando palpar su hermoso cuerpo.

  • Ya está, ves cuanta mercadería hay acá, hermosa?

  • Si, me doy cuenta, pero dígame que me quiere mostrar – Solange le contestó mirándolo a los ojos, desafiante, poniéndose en pose de gatita mimosa, provocando oleadas de lascivia en él.

  • Quiero que seas cariñosa conmigo y te voy a dar todo lo que me pidas, muñequita – le dijo con voz temblorosa y suplicante.

  • Cariñosa con Usted? don Lucas, que me está pidiendo? – casi burlándose del estado de ansiedad que tenía el viejo, le contestó Solange.

Don Lucas, se acercó a la joven e intentó abrazarla, cosa que fue rechazada y comenzaron los forcejeos, hasta que Solange se zafó de la situación y tomó el picaporte de la puerta para retirarse del depósito. Eso puso muy mal al viejo, que de inmediato se arrodilló en el piso y sumisamente le dijo:

  • Por favor muchacha, dame un poco de cariño y te doy lo que me pidas.

Como única respuesta, don Lucas, escuchó el ruido de la puerta cerrarse tras el paso de Solange, quien salió a la calle y volvió a su casa, con una sonrisa en su rostro que delataba el logro de haber sometido al comerciante de su barrio.

Ese mismo día, al llegar su marido del trabajo le dio una sorpresa. Por cuestiones de su ocupación, debía ausentarse por una semana al interior del país, lo que fue tomado por Solange con disimulada alegría, ya que tendría unos días de vacaciones que aprovecharía para dar rienda suelta a sus impulsos, propios de una mujer insatisfecha en todo sentido.

Lo primero que planeó fue vestirse elegantemente y salir de noche, a un teatro, había muchas otras opciones, como comer en algún restaurante adonde su marido no la llevaba jamás o ir a alguna discoteca, visitaría los shoping a los que nunca la llevaba su esposo, en fin, estudiaría la forma de pasar esa semana de la mejor forma posible.

El día en que debía viajar su marido, se la pasó haciéndole recomendaciones como si el que fuera a salir fuera un chico. Por la noche, a su marido lo pasaron a buscar y quedó Solange sola en su casa, esperando la llamada de su esposo que previo a embarcar volvería a saludarla telefónicamente. Una vez que se produjo este llamado, Solange después de despedirse como una mujer apenada, colgó el teléfono y pegó un grito de euforia, había quedado libre, tenía que disfrutar de esa semana a full.

Ok, se dijo, no hay tiempo que perder, decidió que sus vacaciones empezarían en ese mismo momento, por lo cual se dio una ducha, se cambió la ropa y se iría al centro a tomar un café en una confitería de moda. Eran las 22 horas, aproximadamente, cuando salió de su hogar, comenzó a caminar hacia la parada del colectivo que la llevaría al centro, tomando la precaución de no ser vista por vecinos indiscretos.

Llevaba puesto un vestido ajustado al cuerpo, entero, con breteles que dejaban ver su espalda desnuda, que cubría con un saco liviano que había colocado sobre sus hombros. Los zapatos de tacos altos, exaltaban su figura y dejaban ver sus hermosas piernas. Se había maquillado sugerentemente y bien perfumada y con el cabello suelto, caminaba muy segura de si misma. A medida que se alejaba de su casa, se acomodaba mejor la ropa, acortando su vestido para mostrar más sus piernas y su cola levantada, a dos cuadras de su casa se había transformado en una diosa.

Llegó a la parada y notó que le temblaban las piernas, el clima estaba fresco, era una noche primaveral, Solange conservaba su saco de hilo como abrigo que no se animaba a quitar de sus hombros, porque seguía temblando, pero no era debido a la temperatura, era por la excitación de la salida prohibida.

El colectivo no llegaba, pero cada coche que pasaba detenía su marcha al verla y la invitaba a subir o al menos le hacían señas con las luces o con la bocina del vehículo.

Vio venir a lo lejos un colectivo, que parecía ser el que la llevaría a ella, sin embargo no lo era, se trataba de un colectivo transformado en casa rodante (motor home), que conservaba todo el aspecto exterior de los colectivos, inclusive las luces superiores.

Este vehículo se detuvo frente a la parada en donde estaba Solange y un individuo de aspecto desalineado, de gran contextura física apareció en el estribo, luego que se abriera la puerta, preguntándole a Solange por una calle cercana a donde se encontraban.

  • La calle Venezuela queda a 2 cuadras hacia el oeste – le explicó Solange al desconocido – hacia allá – le dijo señalando hacia su derecha, girando su cuerpo y su cabeza.

Este descuido de Solange fue aprovechado por el desconocido para tomarla de la cintura y de un certero movimiento la introdujo dentro del motor home, cerrando la puerta y emprendiendo la marcha raudamente.

El brutal individuo, había tapado con su mano, la boca y nariz de Solange impidiéndole no solo gritar, sino también respirar adecuadamente. La arrastró hacia la parte posterior del vehículo, defendiéndose Solange con patadas y arañazos, hasta que fue arrojada sobre una cama dentro de lo que era el dormitorio principal y una vez allí, el desconocido le gritó que se callara o le daría unos buenos golpes.

El ruido del vehículo al andar, la música que sonaba estrepitosa y el vozarrón del grandote que la había secuestrado, confluyeron para que se acurrucara en un rincón del dormitorio, sobre el piso, tapándose la cabeza, protegiéndose de cualquier golpe que pudiesen asestarle. Solange tenía los ojos cerrados por el miedo, no los quería abrir porque no quería mirar nada de lo que la rodeaba. Tampoco quería escuchar nada, pero eso era imposible.

Sin embargo tuvo que escuchar al hombre cuando le dijo:

  • Escucha bien lo que te voy a decir, no te lo voy a decir dos veces, no hay forma de que puedas escapar de acá, ni que nadie te pueda escuchar, así que trata de colaborar portándote bien. Debes confiar en mi o será peor para ti.

Solange escuchó al maldito que la había secuestrado y no pudo contestar nada, cuando sintió que el hombre cerraba la puerta metálica se animó y abrió los ojos. Fue fatal, no veía nada, la oscuridad era total, además seguía aturdida por la música, el movimiento y el ruido del vehículo.

Solange rompió a llorar y no podía parar de hacerlo, se sentía muy mal, no podía pensar en nada que no fuera escapar de allí. De pronto se abrió la puerta y por la voz reconoció a su captor.

  • Seguís en la misma posición chiquita – escuchó que mientras el hombre le hablaba se cerraba la puerta – siéntate sobre la cama, el camino no es bueno y vas a golpearte con el andar.

Sería que el hombre éste tenía algo de corazón, pensó Solange, después, mas tarde pudo darse cuenta que si algo le faltaba era corazón.

Sintió la mano grande, gruesa, áspera de quien la había robado, que la tomaba de un brazo y la arrastraba hacia la cama. No pudo resistirse, se dejó llevar, sentándose al borde de la cama. Seguía con sus ojos cerrados, pero sus oidos estaban muy alertas, percibieron que se acercaba el grandote y se paraba justo frente a ella. Sintió la mano nuevamente, ahora sobre su nuca, que atraían su cabeza junto al cuerpo del hombre. Se resistió, pero de que valió, de nada.

Un tremendo bofetón sobre su mejilla le dio vuelta la cara y la hizo entrar en razones, estaba a merced del delincuente, era mas fuerte que ella, podía matarla de un solo golpe de puño pensó y eso la aterrorizó aún más.

El hombre hizo que volviera a sentarse y nuevamente llevó su mano atrás de la cabeza de Solange y la empujó hacia su cuerpo. Solange se resistió pero muy levemente y finalmente el hombre consiguió que la cabeza de la joven, quedara apoyada contra su vientre.

Solange sintió que algo crecía bajo el pantalón del hombre, quiso retirar la cabeza de ahí, pero se dio cuenta que le era imposible y eso que crecía ahora estaba duro y parecía de gran tamaño.

Sus ojos permanecían mas cerrados que nunca, sus oidos alertas, captaron el ruido inequívoco de la cremallera del pantalón y un movimiento rápido que dejó la verga al descubierto. Sintió la risa nerviosa del miserable, que se dio el lujo de golpear con su verga la cara de Solange, mientras que con uno de sus manos presionaba sus maxilares para que abriera la boca, herméticamente cerrada por Solange.

  • O esa boquita se abre y me chupa la pija o esta manito la estampo en tu cara y te aseguro que te desfiguro puta de mierda – le gritó el salvaje.

Solange no tenía muchas opciones o se la chupaba o le pegaría tanto que podría llegar a matarla. Mientras pensaba esto, el hombre agregó:

  • Escucha bien lo que te voy a decir, si te portás bien conmigo, en un rato te dejo ir y de esto no se entera nadie.

Solange, se decidió a colaborar y dejó entreabierta su boca. Experimentó una oleada de asco, al sentir la cabeza de la verga del hombre sobre sus labios, tenía olor fuerte, como iba a poder soportarla. Presionando sobre sus labios, después de rozarlos de lado a lado, la cabeza de la verga penetró en la boca se Solange, la sintió apoyada sobre su lengua, que pretendía retirar pero que era imposible que eso sucediera. Y la verga entro mas y mas y ya no podía mas, porque la punta tocaba las amígdalas provocando arcadas en la chica.

  • mmmmmm ajjjhh

  • Relajate puta y chupala bien, quiero sentir tu lengua

  • ajjjjhhhh

El grandulón comenzó con un bombeo dentro de la boca de la chica que se debatía entre las arcadas que le producía la verga al penetrar dentro de su garganta y el asco y la indignación por lo que le estaba sucediendo. En un movimiento inesperado, pudo sacarse la verga de la boca y llorando le dijo a su violador que la estaba ahogando, que no podía respirar.

  • Entonces usa tu lengua y demuestra que sabes chuparla o te la meto hasta la garganta y te ahogo, es tu decisión perra.

Con una de sus manos, le hizo el clásico gesto de ok al sinverguenza y éste cedió en su afán de penetrar hasta la garganta, dejando la verga floja, para que Solange la chupara suavemente.

Al mismo tiempo, con sus manos ásperas y toscas, corría los breteles del vestido para poder acceder a las tetas de la joven, que eran la debilidad de la Solange, una buena franela en sus tetas podían llevarla de un estado a otro.

Instintivamente la muchacha quiso detener las manos del varón, pero fue solo eso, un intento. En minutos estaba desnuda hasta la cintura y el hombre ahora tenía la mitad de su verga dentro de la boca de Solange y en cada una de sus manos una teta, masajeándolas a su gusto y libertad.

Solange sintió que la sangre circulaba a gran velocidad por su cuerpo, por momentos su lengua no le respondía al cerebro y se paseaba por el tronco de la pija que se estaba comiendo, su piel se erizaba sin remedio y su respiración se entrecortaba, dejando salir pequeños gemidos que el hombre sintió y que aprovechó para quitar el resto del vestido, la tanguita minúscula que llevaba puesta y bajar sus manos para juguetear con la concha y culo de la chica.

Notó el hombre que la cachucha estaba mojada y aprovechó esa humedad para introducir un dedo y después chupárselo.

  • A perra, te está gustando lo que te hago, ehhh? Como se te ha mojado la conchita, ya vas a ver lo bien que la vas a pasar conmigo – mientras esto le decía, se bajaba su pantalón y se acomodaba en la cama con intención de penetrarla, al percibir el estado de abandono en que se encontraba Solange. Le había acertado en su punto débil y tenía que aprovechar para penetrarla en ese mismo momento. Separando las piernas de la chica y levantándoselas sobre sus hombros, se le aproximó con la verga en punta y sin obtener rechazo de la joven la penetró de una vez hasta el fondo, gracias a la dilatación y segregación de flujo vaginal. Sintió Solange que estaba clavada hasta al máximo y se dio cuenta que se la estaba cogiendo sin forro, lo que la alteró un poco, pero enseguida volvió a abandonarse, cuando sintió que el hombre retomaba sus caricias en los pechos, mordiéndole los pezones, soltando Solange fuertes gemidos de placer, que provocaron mayores bombeadas que apuraron la eyaculación y llenaron de semen caliente a Solange.

  • mmm mmm ahhhh mmm ahhhh – no podía reprimir sus espasmos y jadeos Solange.

Ella estaba por acabar también, el orgasmo estaba en la puerta, pero no logró aflorar, máxime que la verga le fue retirada en forma inmediata, quedando nuevamente sola sobre la cama, ahora con sus piernas abiertas, su concha llena de leche, su cara había comenzado a hincharse después del golpe recibido anteriormente y el vehículo que continuaba su marcha sin saber hacia donde la llevaban.

Cuando la puerta volvió a abrirse segundos después, abrió los ojos para mirar quien ingresaba y volvió a cerrarlos inmediatamente, al recapacitar como se encontraba, cerró también sus piernas y tapó su concha con una de sus manos y con la otra sus pechos desnudos. La puerta volvió a cerrarse y mediante sus oídos percibió que estaba sola, que quien había abierto la puerta solo lo había hecho para espiar.

El vehículo detuvo su marcha, la música se apagó y a Solange le llegó la secuela de lo que había sucedido minutos atrás: había sido violada, estaba desnuda, sin poder higienizarse y había perdido la noción del tiempo transcurrido. No tuvo mucho mas tiempo para pensar, porque volvió a abrirse la puerta y un hombre que ya era conocido suyo, le decía que buscara sus pertenencias que debía bajarse del vehículo.

  • Me va a dejar libre? – preguntó Solange – me puedo ir a mi casa? – le dijo llorando.

  • Tienes que bajar del vehículo, lo haces con tu ropa o lo haces desnuda como estás, es tu decisión.

  • Pero Usted me dijo que si me portaba bien me iba a dejar ir – llorando desconsoladamente.

  • Te tengo que aplicar otro golpe para que me obedezcas? – le gritó el hombre.

Solange enmudeció, se colocó su vestido, buscó sus zapatos y se dispuso a seguir al hombre que la había ido a buscar. Este la tomó del cuello, desde atrás y afirmando con fuerza su mano, la impulsaba a caminar hacia adelante. Bajaron del vehículo que estaba dentro de algo que podría ser un taller y caminó impulsada por la mano que la tenía aprisionada por el cuello, hasta una puerta que daba a una cocina y continuó hasta otra habitación en donde había una mesa y dos hombres mas, que no quiso ver, cerrando los ojos en forma instantánea.

Los hombres la miraron detalladamente y uno de ellos tomó la voz para decirle:

  • Escucha, queremos pasar un momento lindo contigo, que puedas disfrutar lo que te vamos a hacer. Está en vos sufrir con nosotros o pasarla bien, si lo piensas verás que tengo razón – dijo uno de los dos hombres que la esperaban

  • Trata de relajarte, no te vamos a pedir permiso para nada, sos nuestra y después que nos saquemos las ganas de cogerte, te vamos a dejar ir.

  • Si cooperas con nosotros te prometo que te vamos a llevar hasta la puerta de tu casa – dijo el otro.

Solange no podía dejar de temblar, tampoco podía parar de llorar, lloraba en silencio, para sus adentros, sabía que estaba en manos de esos delincuentes, que caso tendría rechazarlos, ya tenía la cara hinchada por el bofetón que le había aplicado uno de ellos, sabía que estaba perdida.

  • Quiero que abras los ojos y si no quieres abrirlos para no vernos a nosotros, te pondremos un pañuelo y te dejaremos los ojos vendados, tal vez así puedas pasarla mejor.

Y así fue, le improvisaron una venda y le taparon los ojos, para Solange eso era como una liberación, se sentía libre y al mismo tiempo entregada a la voluntad de sus captores.

Sintió que uno de ellos le pasaba la mano sobre su vestido, tocando sus nalgas, al mismo tiempo otro le corría los breteles y levantava el vestido para quitárselo. Había quedado desnuda, parada ante tres perfectos desconocidos, temblaba mas y mas, sin poder controlarlo.

  • Antes que nada – dijo uno de ellos, dirigiéndose a quien la había violado en la motor home – la llevas al baño y la limpias, que está chorreando leche por las piernas.

  • Ok, yo me encargo, soy el culpable – contesto el individuo.

El bárbaro la tomó del cuello nuevamente y la hizo caminar desnuda hasta el baño, Solange sentía los comentarios morbosos de los otros dos hombres, acerca de lo que harían con ella cuando volvieran del baño.

  • Ahhh y trae alguna crema, para que no grite cuando yo la agarre – dijo uno de ellos, comentario éste que hizo aterrar a Solange. Ya se había tenido que tragar una verga de buen tamaño, que hacía palidecer al recuerdo que tenía de la verga de su marido, quien sabe lo que tendría que comerse mas tarde.

En el baño, el hombre la comenzó a limpiar como se limpia un animal, por lo que Solange le pidió permiso para higienizarse sola. El hombre salió del cuarto de baño, dejándola hacer a ella.

  • Tienes dos minutos, te lavas bien y entro a buscarte. Es preferible que salgas sola y no pienses nada raro.

Solange lo primero que hizo fue quitarse la venda que la tenía sin poder ver nada, luego se sentó en el bidet y se aseó haciendo correr abundante agua en su vagina, para expulsar el semen que llevaba adentro. Se secó y se horrorizó cuando vió su cara en el espejo, estaba hinchada y el ojo comenzaba a amoratarse. Pero peor impresión le causó el verse desnuda, despeinada y prisionera de gente impresentable.

Estaba en medio de sus cavilaciones cuando se abrió la puerta y una mano se posó sobre su cuello para impulsarla adonde estaban el resto de sus compañeros. En el trayecto, Solange acomodó su venda, para evitar la visión de esos individuos.

  • Vení mamita, vas a ver lo bien que la vas a pasar.

  • Hay que empezar por sus tetas, es su parte débil, esperen – dijo quien ya la había violado anteriormente. Luego la tomó de la cintura, la alzó y la sentó sobre la mesa, adonde ya habían colocado una frazada.

Una vez sentada en la colchoneta que habían colocado sobre la mesa, el grandote acercó su boca a los pezones de Solange y comenzó a chuparlos suavemente, mientras con sus manos le amasaba ambas tetas. Sintió enseguida como cambiaba Solange, alterando su respiración y en la medida que avanzaba con sus caricias, la chica se abandonaba a sus jadeos. Los otros dos individuos miraban como cambiaba el estado de ánimo de Solange y no lo podían creer. A partir de esa visión se integraron a la fiesta, para lo cual se despojaron de todas sus ropas.

Sentía Solange, a los otros dos individuos que comenzaban a meter mano por todo su cuerpo, la acostaron sobre la mesa y le abrieron las piernas para acomodarse uno de ellos a chuparle la concha, su violador seguía con sus tetas y el tercero le arrimaba la pija para que Solange se la chupara.

Solange notó que debía abrir bastante su boca para chupar esa pija, con una de sus manos se animó a tocarla y la sintió como la verga de un caballo.

Sintió también que quien le estaba chupando la concha lo hacía con buenos movimientos de lengua, que pasaban de mordisquear su clítoris, a lamer sus labios vaginales, seguir con su lengua hasta el orto y chuparlo y penetrarlo con la lengua en punta y volver a empezar de nuevo.

Empezó Solange a sentirse bien, a permitirse soltar sus jadeos, mucho no podía por la pija que se estaba comiendo por la boca, pero su cuerpo, a pesar de estar sometido a tres bárbaros, comenzaba a arquearse y contornearse de placer. Esto fue advertido por los violadores y con buen ánimo. Ellos decidieron cambiar posiciones y así el que estaba atendiendo su boquita, pasó a penetrarla vaginalmente, para lo cual la llevaron alzada a Solange hasta un sofá que había en el ambiente, en donde se sentó el hombre para sentar a la joven con las piernas bien abiertas, clavada sobre su verga. La llevaban sus compañeros alzada y la fueron apoyando sobre su verga hasta que le entró totalmente. Entró muy fácilmente, debido a la dilatación y excitación que tenía Solange, estaba viviendo una pesadilla, pero muy excitante.

No sabía si integrarse mas a la fiesta o negarse a ello. Estaba muy avergonzada, pero a su vez gozaba como la perra que era.

A todo esto, el hombre que le había estado chupando la concha pasó a ponerle la verga en la boca, para que Solange le devolviera la gentileza y ella le chupó la pija con ganas y todo su esmero, pretendiendo devolver la gentileza y el buen trato recibido, tomando a esa verga por el tronco con una mano y con la otra acariciando los huevos delicadamente, a punto tal que el hombre le acabó en la boca casi inmediatamente y la obligó a que se trague toda su leche sin desperdiciar nada. Solange no solo tragó todo con una sonrisa en la boca, sino que pasó su lengua por los labios y hasta donde le alcanzó su largo, tratando de captar alguna gota de semen que haya caido afuera.

El tercero de los hombres, trataba que Solange se abrazara a quien estaba cogiéndola sentado en el sofá, para poder penetrarla analmente, pero le fue imposible, debido a que esa parte de su cuerpo no era fácil de penetrar, debido a su estrechez.

Cuando acabó el que estaba sentado en el sofá, Solange estaba agotada por todo lo vivido, pero el tercero de los hombres la llevó hasta la mesa nuevamente, la hizo parar al borde de la misma, separando las piernas y apoyando su cuerpo sobre la frazada. Hizo que se tomara con las manos de los bordes de la mesa, para no caerse, porque se le doblaban las piernas debido al cansancio. Sintió Solange, ni bien se hubo acomodado, la cabeza de una verga penetrar su concha sin mayor dificultad y luego de dos o tres mete y saca, sintió esa misma verga pujar en la entrada de su orto. La estrechez de su culito hizo que al hombre no le fuera sencillo penetrarla.

Pero el hombre no pensaba resignarse y reclamó la crema que había pedido que trajeran desde el baño. Con la crema en su poder, vació una buena porción en el culito de Solange y luego se untó la pija en toda su superficie, cabeza y tronco. Tomándola a Solange de sus hombros con una mano, con la otra guió a su verga a la entrada de ese hermoso orto que tenía la chica y comenzó a presionar hasta que la joven, mas relajada, permitió la penetración, al disminuir su tensión corporal. La cabeza de la pija, se abrió camino y entró en el orto luego de una puja considerable.

  • Ahhhhh ajjjj mmmm, despacio por favor, me duele mucho, mucho.

  • Ya está mamita, ya entró la cabeza, ahora te va a entrar toda y vas a ver como te gusta.

  • Ahhhhhh mmmmmmm mmmmm, si, ya la tengo adentro, despacito, despacito.

Y el hombre empezó a bombear, mientras sus compañeros lo miraban con ojos desorbitados, uno de ellos, se paró sobre una silla y le acercó la verga para que Solange se la chupara. La chica se estiró hasta alcanzar la verga y la empezó a lamer con ganas y a chuparla descaradamente, como la puta mas puta.

El que la estaba cogiendo por el culo, al ver esto, dejó la suavidad que hasta ese momento había mantenido con Solange y se dispuso a darle verga fuerte, para lo cual se afirmó con ambas manos de las caderas de Solange y le mandó el resto de la pija adentro de un solo envión.

  • Ahhhhh ahhhhhh, mmmmmmmmmm, sos una bestia, me dijiste que me la ibas a meter despacio, me duele mucho, mmmmm.

  • Aguanta perra, aguanta puta, te va a gustar.

Solange debía sacarse la pija de la boca para contestar, pero cada vez que lo hacía recibía una bofetada, que también empezaban a provocarle calentura.

  • Siiiiii, mmmmmmmm, me gusta, pero me duele, quiero toda la verga, quiero mas.

  • La tenés toda adentro puta, disfrutala.

  • Quiero acabar, quiero acabar, quiero que me dejen acabar, todavía no me dejaron, quiero echarme un polvo – Solange sentía que le venía el orgasmo, entre cachetazos que recibía, la pija que tenía en el culo que la partía, la que tenía en la boca, que le atravesaba la garganta y le vino, le vino tan fuertemente que gritó su orgasmo con ganas, a pesar de que ello le valdría otro cachetazo.

  • mmmmmmmmmmmmmmm que bueno, me vino, quiero mas, si pegame papito, rompeme el culo, quiero mas, mmmmmmmm

Al sentirla acabar a Solange, ambos individuos le acabaron casi simultáneamente, uno en el culo y el otro en la boca y la chica se dejó caer, agotada por la excitación, la calentura y todo lo vivido.

Los tres hombres decidieron darle un descanso y le dieron permiso para volver al baño a higienizarse. Mientras se higienizaba, alguno de ellos le alcanzó el vestido y debía solamente recuperar sus zapatos para estar en condiciones de marcharse. Los encontró en el dormitorio de la motor home.

Solange, acomodó su ropa, su peinado, incluso recuperó su saco, ya que la temperatura había descendido bastante y estaba amaneciendo. Pudo ver el rostro de sus captores, eran hombres ordinarios, pero no les guardaba rencor, después de todo, había llegado a estar bien con ellos.

No pensaba denunciarlos y eso lo hablaron en el camino de regreso. Ellos cumplieron con su palabra de devolverla hasta la puerta de su casa y allí se despidieron.

Solange ingresó a su casa y se desplomó sobre su cama, durmió hasta pasado el mediodía, cuando despertó fue a darse la ducha que no se había dado la noche anterior, todavía tenía olor a esos hombres, que le habían pegado, la habían golpeado, pero que tan bien la habían cogido. No los iba a denunciar, sería su gran secreto de vida, es mas, tal vez llegara a extrañarlos.

Marcela (marce459@live.com.ar)