20mo. DÍA DOMINGO 21 DE NOCHE - DESCANSANDO

Como les conté, aquel Domingo 21 de enero, después de pasar la tarde garchando con Samuel, el negro vergudo que luego supe era de Senegal

20mo. DÍA

DOMINGO 21 DE NOCHE - DESCANSANDO

Como les conté, aquel Domingo 21 de enero, después de pasar la tarde garchando con Samuel, el negro vergudo que luego supe era de Senegal…

El Juez me había dicho…

…bueno guachita puta, te hiciste el gusto de que Samuel te rompiera el orto, ahora por unos días pararemos la joda, para descansar un poco…

…luego de una pausa, agregó…

…principalmente vos.

…No saben que descanso me mandé…

Cuando llegué al apartamento, me avivé de que llevaba más de cuatro días sin prender el celular.

Tenía varios mensajes de mis viejos y también de mis dos novios.

Lo que más me complicaba era, que mis viejos se habían enterado que desde el Jueves no iba por el apartamento.

Así que me tuve que ocupar de tranquilizar el ambiente con mis viejos y con mi novio, (el joven), con el veterano no hay problema.

Me tiré en la cama y mandé unos cuantos mensajes.

A mis viejos les dije que había estado quedándome en la casa de mi amiga y que la razón de no haberme comunicado era que el teléfono se me había mojado.

A mí novio que lo extrañaba mucho, y  también lo del teléfono mojado.

Cuando terminé con los mensajes resolví ir hasta la rotisería a comprar algo para comer.

No quise perder tiempo en cambios de ropa, por lo que bajé con lo que tenía puesto.

Un conjunto que me había regalado el juez.

Una mini tableada que apenas me tapa la cola y una blusita blanca anudada bajo mis pechos, apretandolos y haciéndolos ver aún más sugerentes, era muy muy atrevido, pero tenía que aprovechar que no me tenía que esconder porque estaba solita.

Mientras bajaba las escaleras, decidí que como tenía unos días para descansar e ir a la playa, esa noche me quedaría en el departamento y me acostaría temprano a mirar alguna película.

Cuando volvía de la rotisería se largó a llover y me mojé toda. Ensopada como estaba, con la ropa pegada a mi cuerpo, no quise dar un espectáculo entrando por la recepción, por lo que resolví entrar por el estacionamiento.

No voy a hacerme la boba, ya se me había pasado por la cabeza que si me encontraba con el Petiso y él se daba un poco de maña, capaz que terminaba haciéndome garchar un rato.

Total, me dije… con esta lluvia,  a la playa no voy a poder ir.

Estaba llegando al ascensor y recién ahí apareció el sereno, pero cuál sería mí sorpresa al ver que con el Petiso estaba el veterano vergudo que me había garchado los primeros días junto con él.

Prácticamente no cruzamos palabras…

Yo les pose en el garage…

Ellos me desnudaron con sus babosas miradas…

Yo les relojeé los bultos, pasándome la lengua por los labios, y…

A la pieza.

No miento al decirles que las empanadas calentitas que traía, se enfriaron abandonadas en un rincón,  mientras yo me hacía dar pija por los dos viejos.

Apenas entramos el Petiso se desboló… ponete de rodillas y chupámela…

Y eso hice

De reojo miraba al grandote, sentado en una silla con el cipote colgando…

Tenía tal alzadera que cuando me estaban dando uno por cada lado, …sin titubear les comenté…

Saben una cosa…

Qué???

Ahora me animo a comerme las dos por el culo…

En serio??? dijeron con cara de asombro…

Y casi enseguida me tenían el orto embatatado…

Eran más o menos las dos de la madrugada, yo estaba chupandole la verga al viejo grandote y el Petiso salió a comprar unas cervezas.

Al rato sentí abrirse la puerta y al mirar no podía creerlo, el hijo de puta volvió con las cervezas y dos amigos.

Así que, para no perder la costumbre, me dieron pija hasta las 5 de la mañana.

El petiso entusiasmado con lo que anticipaba que pasaría, casi burlonamente me los presento. (Después, ya en pleno cojinche, el Petiso confesó que eran unos vagabundos que dos por tres le pedían para dormir en el garage).

Haganse la idea de la situación, yo estaba, totalmente en bolas, y además el amigo del petiso acababa de darme una abundante mamadera. Y a pesar de lo golosa que soy, por mis tetas corrían algunos riachuelos de la grumosa leche del veterano.

De cualquier forma, al sentir al petiso, me puse de pie, pasando por mis labios mi blusita recién estrenada.

Bueno este es Remigio, dijo el petiso…

Remigio era un viejo feo, casi totalmente calvo y con tremenda panza. Vestía muy desprolijo y era tan peludo que parecía un mono.

Al presentarnos el petiso, el viejo se acercó estirando suavemente su mano, vieja y áspera, pero, al ver que yo, en parte dudaba ante la formalidad, se acercó un poco más para besarme muy suave en la mejilla.

Me envolvió su intenso olor a hombre, mezclado por supuesto, con los olores lógicos dada la vida que llevaba.

Se adivinaban unos cuantos días sin un buen baño, junto a su ropa que además de muy vieja y rotosa, olía francamente mal.

El pobre Remigio, a pesar de su intento de caballerosidad en la presentación, no podía con sus ojos, que desorbitados, recorrían mi desnudo cuerpo de una manera babosa y degenerada, y no puedo negar que su actitud y babosa mirada, ya me estaba calentando.

El otro era Don Braulio, un negro grande, y fornido, que tendría unos 45. Este al contrario que el gordo Remigio, no era para nada amable, sino que más bien, bastante secote.

Se limitó a decir, a modo de saludo, recorriéndome con una degenerada mirada…

…"buenas noches, pendeja, no te pregunto como estás, porque se ve de lejos que estás muy bien", tomó un trago no se de que, de una botella envuelta en una bolsa de papel. Y sin decir agua va se me acercó, estiró la mano y me agarró una teta…

Que hermosa pendeja y me retorció un pezón…

Yo me quejé…

Y el Petiso de inmediato saltó… Pará, pará loco…

A lo bruto no…

Cogerla la cogemos todo lo que queramos, porque a ella le gusta, pero, tampoco la pavada…

El negro, que estaba medio pasado de copas, murmuró un… perdón, perdón… y se apartó un poco… pero, a pesar de su brutalidad, me había dejado temblando…

Enseguida volvió a acercarse, el otro vagabundo, Don Remigio, el viejo barrigón.

Mira como me tenés putita, … tú me la pusiste así, así que tú me la vas a atender, dijo…

…se bajó la bragueta del pantalón y sacó una verga muy gorda, no muy larga, pero si muy gorda, se paró frente a mí y me tiró de los pelos, yo, obediente ya estaba arrodillándome, pero me dijo…

no ponéte boca arriba y abríla bien abierta, así lo hice…

El viejo peludo, se inclinó con algo de dificultad por su panza…

y sin vueltas me la enterró bien adentro…

…sintiendo como me llegaba hasta las amidgalas, entré a mamarle la garcha, mientras sentía sus pelotas cubiertas por un bosque de pendejos negros chocando contra mi nariz.

Me daban fuertes arcadas, tanto por lo profundo que me

llegaba la verga como por el olor y el sabor que tenía, pero con mis arcadas le estaba dando unos deliciosos masajes al pedazo del viejo.

  • ¡Uff sí! ¡Seguí así putita!

Como mamás la pija!! Dale, seguí así, chupámela…

Pendeja, eres una puta de lujo!!

Dijo esto, y comenzó un violento mete y saca, me la metía entera para luego sacarla hasta dejarme solo la cabeza adentro, así estuvo repitiendo aquella operación una y otra vez.

No podía evitar babearme toda y al no poder tragarmela, mi saliva chorreaba, llenandome la cara con mis babas y el jugo preseminal del viejo.

El degenerado comenzó a embestirme como loco mientras me insultaba y estrujaba mis enrojecidas tetas.

Hasta que, con un alarido el viejo comenzó a llenar mi boca con sus chorros de leche.

  • Trágatelo todo guacha mamona!!

No tires ni una gota puta puercaaaa! Ahhh!!!

Sentía que me estaba tomando un vaso de leche con nata, de golpe y sin respirar, por la cantidad que me soltó el viejo, pero, aún con todo mi esfuerzo y mis ganas, no pude tragarlo todo y se me desbordó cayendo por la comisura de mis labios y chorreando por mi cara.

Pero, esto no fue lo peor, me atraganté, comencé a toser y al estar en esa posición, una buena cantidad de leche empezó a salir por mi nariz.

El viejo hijo de puta, al ver el morboso espectáculo, mantuvo su tranca metida en mi boca hasta que, como pude me tragué todo lo que restaba.

Recién entonces, el viejo, lentamente, me sacó la guasca de la garganta. Luego, se limpió los restos de semen y baba de su aparato, usando mi cabello y pasándomela por la cara.

Pero Don Remigio, el viejo barrigón, no había terminado aún.

Se dejó caer y levantando las piernas dijo…

Vení Putona, chupáme el culo…

No niego que aquel culo peludo, seboso y hediondo, en otro momento pudiera darme azco, pero en ese instante, con la calentura que tenía, le hice un beso negro con todos los lujos…

Mientras Remigio decía…

– eres una cerda, flor de puta, chupa culo...

– una mamona de mierda, una guacha come mierda...

Se enderezó, colocó su mano en mi concha y con sus gruesos dedos, llenos de callos, rugosidades y uñas mal cortadas, me entró a sobar la raja, yo abrí las piernas y me dejé hacer…

De inmediato riendose, comenzó a gritar:

  • La pendeja está toda mojada!! Jajaja!

Le está gustando, seguro es tremenda puta…

El viejo barrigón, me tenía recaliente con su degenerada ordinariez, manoseandome toda, me apretaba las tetas, retorcía y estiraba mis pezones, sin dejar de sobarme las nalgas.

Se inclinó y empezó a chuparme toda, pasaba su lengua rasposa de la concha al culo, a la vez que no dejaba de pajearme a su antojo con sus gruesos dedos.

Mientras enterraba dos de sus toscos dedos en mi ojete, comentaba que comilón es este culito…

Uhmmm!!!  al sacarmelos, acercó sus dedos a mi nariz para que los oliese, y luego los puso cerca de mi boca, diciendo…

pruebe puta, que está rico…

Se los chupé, por supuesto, pero no conforme, continuó…

“¿Querés probar otro poco de la caquita de Don Remigio?”.

Decía ahora el gordo degenerado, mientras enterraba en su culo, los dedos con los que había estado pajeandome el orto.

Miré sus viejos y rasposos dedos y de nuevo me tenté con su pervertida petición, así que los chupé golosa.

Don Remigio, solo me había garchado la boca, pero, aquel vagabundo, viejo, barrigón, peludo y oloroso, con su ordinariez y degeneramiento, me había hecho gozar mucho, arrancándome dos hermosos polvos.

Después la sigo y les cuento como me fue con el otro vagabundo, el negro Don Braulio.

Chauuu

Agradezco sus comentarios y les recuerdo que si es su deseo contactarme mi email es

noeliaguachita@gmail.com