2050

En el año 2050 las relaciones han cambiado mucho. Tania conecta con una vieja amiga para "intercambiar" experiencias. Algo saldrá mal.

2050

Tiene las piernas abiertas, con los pies suspendidos en el aire yendo al ritmo que sus rodillas se flexionan.

La cabeza le choca con el cabezal de la cama, pero no siente dolor. Es otra mucho más intenta la sensación que la embarga.

Sus ojos enfocan al techo, pero no lo ve. Están casi en blanco.

Tiene boca abierta, pero no dice nada. Sólo jadea.

Su cuerpo está empapado. Y no está en la ducha.

Así es como se nos presenta Tania ahora mismo: sobre la cama, gozando como una perra del paseo que una mano femenina se está pegando en su encendida entrepierna.

La palma de la mano se apoya en el pubis mientras las yemas se incrustan en las profundidades de su coño. Cada vez más adentro. Cada vez más lubricados.

Las gotas caen nalgas abajo. A partes iguales el sudor y sus flujos dejan una mancha en las sábanas.

Si Tania la pudiese ver se extrañaría mucho de su color: un azul intenso. En cambio la fémina que está ante ella parece no encontrar nada extraño en eso. Ella sigue moviendo su mano adentro y afuera. Describiendo círculos alrededor de su agujero mientras clava la palma en su clítoris.

El jadeo que deja ir Tania hace sonreír a la morena al tiempo que la anima a aumentar el ritmo y la profundidad de las penetraciones.

Es una chica de pelo largo. Con el flequillo con numerosas puntas que casi le tapan los enormes ojos negros que tiene. Sus tetas se mueven al son de las de Tania. Las dos tienen unos pechos generosos y firmes, coronados por unos pezones pequeños y rosaditos. Los cuatro bien erectos y duros. Sus piernas, colgando por el lado de la cama, son largas y delgadas. Está perfectamente depilada, desde los pies hasta el cuello.

También tiene calor. La finísima capa de sudor que la recubre así lo indica.

Un chispazo. Tania y Carrie, que así se llama la masturbadora, se diluyen en finas lineas que se van alargando para juntarse, casi al instante.

Ahí vuelven a estar las dos, pero en otra postura. Cualquiera que las estuviese viendo, pensaría que le han cambiado el canal de la tele.

Tania está, ahora, boca abajo. Carrie estirada a su lado. Lo único que no ha cambiado es la situación de la mano derecha de la morena.

La espalda de Tania se arquea cada vez que los dedos la penetran. Se mantiene así un buen rato, agarrando las sábanas entre sus puños. El sudor le brilla en la espalda, en las nalgas, en sus piernas… Las puntas de su pelo cobrizo están empapadas, enganchadas a la piel de sus hombros.

La mancha de antes se ha esfumado. Una nueva empieza a crecer donde la mano de Carrie desaparece. Entre las nalgas del perfecto culo de Tania. La raja de su culo se ve completamente azul.

Los jadeos que empieza a expulsar Tania de su boca van creciendo en intensidad y longitud. Está cerca del clímax. Tania hunde la cara en la almohada y la muerde con todas sus fuerzas intentando retrasar la explosión. Tiene los ojos cerrados y se imagina a Carrie en su estado verdadero, deseando estar de verdad junto a ella. De estar en la misma habitación que ella. Tania sabe perfectamente que Carrie está a 200 km de ella, pero sabe que lo que está sintiendo es real. Carrie también sabe que Tania está a 200 km de distancia, pero sabe que eso no impedirá que la haga correrse como nunca.

El cuerpo de Tania está sentado en el centro de una habitación. Todo es gris. Todo muy frío excepto una caja de color amarillo situada sobre un banco de hormigón. Tania está conectada a ella mediante un conductor de alta emisión sensorial. Un cable, para entendernos. El cable acaba en una especie de corona situada en su cabeza. La caja amarilla mide unos 20cm por lado. Es su ordenador personal. Bastante grande para los tiempos que corren. Muy pocos poseen uno como este.

Hace unos años, si alguien entrase en la habitación, al verla, saldría sin hacer ruido pensando que está dormida. Pero no en el año 2050. Cualquiera sabría que está conectada con otra persona. Otra cosa es si sabría lo que están haciendo

La mano que le entra por detrás sigue su movimiento de dentro fuera. Cada vez se mueve más y no tarda en llegar a tocar su ano levemente. Empieza a estar tan lubricado como su coño.

"Vaya Tania, te veo absolutamente entregada. Se nota que has tenido un día difícil." – le dice Carrie mientras no para de frotar y frotar. "Eres una mujer dura, pero despedir a la gente te deja echa polvo. Y por eso me has llamado , no?.

"Sí, siiiii. Me conoces mucho. Y muy bieeenn" – Le contesta Tania como puede.

Hacía mucho que no se conectaba para una sesión como esta. Durante las pruebas de testeo del sistema, la cosa había llegado a convertirse en una adicción, pero poco a poco lo había ido dejando. Tania y Carrie eran unas de las pocas técnicas encargadas de lo que se llamó ESC (Experiencia sensorial Completa). Su tarea era comprobar que el sistema funcionaba correctamente y era posible sentir lo mismo que en la vida real. Al principio las cosas se limitaban a coger cosas, olerlas, comer. Al final la cosa cayó por su propio peso. La prueba definitiva: el sexo. Si se podía sentir lo mismo cibernéticamente que en realidad era lo máximo. Y vaya si lo comprobaron. Habían tenido sesiones de horas y horas. El cuerpo no se cansaba, no había limitaciones. El invento se comercializó y, evidentemente, el mismo día de salir fue un éxito total y rotundo. El dinero les llovía a ellas y a toda la empresa en general. El éxito, la fama y las responsabilidades les llevaron a perder ese contacto que habían tenido casi a diario.

Pero para Tania, hoy había sido un día difícil. Se ha visto obligada a despedir a un empleado especial. Era un chico simpático, hasta había pensado en invitarle a una sesión de conexión privada, como la que está teniendo ahora pero claro, el tío lo había tenido que estropear todo infringiendo las leyes de privacidad de la empresa.

Y eso es muy grave en una sociedad como la que están viviendo ahora.

Todo había sido un juego. Una manera de demostrar que se podían romper todas las barreras de seguridad de la empresa más poderosa del planeta.

El despido ha sido fulminante: sin derecho de indemnización, ni seguridad cibersocial y, lo peor de todo, tardará en poder trabajar en otro sitio. Hoy en día , donde todo el mundo puede saber de uno sólo conectándose a un ordenador, nadie se fía de una persona que se cuela en su propia empresa. Ha tenido suerte que no lo denunciaran. La pena podría hacer sido importante. Ser el hijo de una persona importante le ha ayudado.

Aún estando conectada es difícil no pensar en otras cosas, pero sentir una lengua recorrer tus genitales te ayuda a olvidar.

Otro cambio de imagen y Tania aparece con una lengua entre sus piernas.

Otra ventaja de este sistema es lo que llamaron PI (Pensamiento Instantáneo). Una de las dos personas conectadas piensa algo y el otro lo percibe al instante (si la una lo quiere, evidentemente). Entonces la otra puede obrar en consecuencia. Y este ha sido el caso.

Carrie hunde su cabeza entre las piernas de Tania. Lamiendo y aspirando como una posesa. Es muy difícil no creer que tienes el coño entre la boca cuando puedes olerlo. El olor profundo, sucio, sudado le satura los sentidos. El sabor, ácido, intenso, fuerte. Sabe que no está ahí de verdad, pero los siente. Y eso es lo que cuenta.

"Estas máquinas son perfectas"- es lo que piensa mientras abre a Tania con su lengua y se entrega al cibercunilingus con toda su alma. Tania lo siente y le agarra la cabeza con más fuerza. Se la incrusta. Quiere notarla lo más profundo posible. Si puediese se la metería toda en su coñito.

El líquido azul vuelve a aparecer. La lengua de la morena gotea continuamente. El relamido coño vuelve a estar lleno de él. Y, abierto como está, no tarda en juntarse con los abundantes flujos que el coño empieza a sacar. La lengua recorre los labios de arriba abajo. Cuando llega al clítoris se detiene un poco en él y vuelve a bajar por el otro labio. Justo después de oír el jadeo de placer.

Como sin querer Tania levanta las caderas.

Carrie la mira y sonríe. Sin pensárselo va bajando más y más, metiéndose en las profundidades del culo de Tania. No tarda en llegar al ano. Lo recorre con lascivas intenciones mientras vuelve a dedicarle el dedo medio al conejito.

Tania se separa las nalgas. Está claro que le gusta lo que le hacen y quiere facilitar las cosas. El rugoso anillo anal se contrae cada vez que siente el carnoso músculo posarse sobre él. Cuando nota que la punta de la lengua le separa y agranda el ano no puede evitar gritar el nombre de la morena, seguidos de unos lascivos "Síiiiii , siiiii".

Cerca de la habitación donde Tania está conectada a su ordenador mediante un terminal sensorial compartiendo con Carrie una sesión de sexo cibernético, en una oscura habitación la pantalla de un ordenador brilla como único foco de luz.

Una lengua relamiéndose con las imágenes que en ella se proyectan.

Unos ojos plantados fijamente en ella.

Cualquier otra persona no vería más que signos y dibujos extraños. Pero no él.

Nuestro misterioso personaje lo ve todo a la perfección. Ve a Tania retorcerse y gritar con la lengua de Carrie. Ve a Carrie sonreír y cómo esta se mete la otra mano libre entre sus propias piernas.

Algo le hace quitar la vista de la acción principal.

Una puerta se ha abierto en la conexión que están realizando las dos juguetonas.

Por ella aparece una sonriente chica con unos enormes ojos azules, un pelo rojo con el flequillo cortado en puntas. Sonríe.

Igual que nuestro amigo. –"Je,je. Cuantas más mejor"- dice poco antes de empezar a teclear tan hábilmente como sólo un hacker sabe hacer.

Continuará.