20060906_Anormal
No era una tarde normal. Me había levantado agobiado por un sentimiento indefinible. Solo tenia claro que el remedio a mi angustia estaba en ti. Verte fue casi suficiente para aliviarme. Pero aun así te pedí que te escaparas esa tarde conmigo. Daba igual lo que hiciéramos, solo quería estar a tu lado. Así que te propuse ir a mi casa para ver esa película que hacia tiempo te esperaba en mi ordenador.
20060906_Anormal
No era una tarde normal. Me había levantado agobiado por un sentimiento indefinible. Solo tenia claro que el remedio a mi angustia estaba en ti. Verte fue casi suficiente para aliviarme. Pero aun así te pedí que te escaparas esa tarde conmigo. Daba igual lo que hiciéramos, solo quería estar a tu lado. Así que te propuse ir a mi casa para ver esa película que hacia tiempo te esperaba en mi ordenador.
Ya en mi habitación, y casi sin darme cuenta, te desnude y te metí en la cama ante la pantalla del HP. Cuando volví del baño, también desnudo, estabas inmersa en la trama. Me tumbe a tu lado mientras acariciaba tu cuerpo procurando no distraerte. Mis manos recorrían tu suave espalda, y se insinuaban a tus senos. Tu excitación crecía, merced a la película o a mis atenciones, y tus manos insinuaban un camino mas atrevido.
En un par de ocasiones aprovechaste la intimidad que te ofrecía la sabana con la que nos cubríamos para atenuar por ti misma tu excitación. Sabiendo además que eso aumentaba la mía. En otro momento llevaste mi mano a tu sexo. Pero al fin fueron ambas, la tuya y la mía, las que colaboraron para arrancarte los primeros suspiros.
Llegados a ese punto nada podía contenerme. Nuestros besos se hicieron más voraces. Y mi mano se señoreo del campo que tu, demasiado excitada, abandonabas. Mientras te retorcías de placer, y medias con tu cuerpo nuestro lecho, mi mano buscaba él más recóndito de tus lugares. Perdiéndose al encontrar el secreto de tu placer. Me pedías que me detuviese pero yo ya no podía si no disfrutar del espectáculo de tu éxtasis. Por fin, con falso enfado, retiraste la triunfante conquistadora de tu sexo y volviste a la película y a mis más delicadas caricias.
Pero era una tregua momentánea, mientras la película desarrollaba su nudo, tu mano invito a la mía a repetir la conquista. No me arriesgue a que retiraras tu oferta. De nuevo mis dedos precedían a su origen. Y esta formación era secundada por mi lengua que se deleitaba en tu sabor al tiempo que originaba escalofríos en ti. Esta vez tus suplicas de voz quebrada no tenían fuerza alguna. Y solo tu desfallecer detuvo mi envite casi con el final del drama que "veíamos".
Mi excitación era mas que palpable, era medible y mensurable. Pero los terrores que habían perturbado mi descanso, los que habían hecho vital tu presencia, me impedían solicitar tu asistencia. No hacia falta tus manos hacia tiempo que exploraban el terreno. Y tras ellas avanzo tu cuerpo sobre el mío. Sentada entre mis piernas disfrutando de mi excitada expresión. Demoraste tu bendición acariciando mi sexo con tus senos. Insinuando tu boca sobre él. Y por fin sentí tus labios y tu lengua. Con lentitud enloquecedora me llevaste al éxtasis y no dudaste en recoger, golosa, la recompensa.
Te alzaste, triunfante, sobre mí. Me miraste y tire de tus brazos para así poder devorar tu boca. Cuando tus labios se separaron de los míos algo se rompió, lloraba y reía a un tiempo. Mi alma se dividía ante la culpa de utilizarte, y la fortuna de poder hacerlo. Me abrazaste y consolaste como siempre has hecho, como nunca habías hecho, y por fin comprendí.