(2) susy

De como tuve un romance tórrido con el novio de mi hija... sin saberlo.

(2) SUSY

…me lamió la vagina con delicadeza, con ternura, se notaba que era un excelente amante a pesar de su corta edad… sentí delicioso cuando su lengua me lamió el clítoris y no pude evitar un enorme gemido cuando me lo chupó, después me metió un dedo y yo movía mis caderas sin voluntad… me moría porque me chupara el ano… no sé si no lo hacía porque no le gustaba o porque sentía que era muy pronto para hacérmelo… luego metió dos dedos dentro de mi vagina, los empezó a meter y a sacar y con el estímulo de su lengua en mi botoncito, me vine de manera deliciosa, soltando todo el aire que tenía atragantado en la garganta.

BOB: Me encanta sentirte tan libre, gracias por regalarme a mi boca tu orgasmo.

YO: Ahora me toca a mí devolverte el favor.

Lo acosté boca arriba, me hinqué con las piernas cerradas, eso lo hice con hecho pensado para que me viera las nalgas en el espejo delante de la cama, tomé su pene, era tan grande como el de Leonardo, solo que más grueso y recto, muy recto… empecé besando sus muslos peludos, subí a sus enormes bolas, las lamí completas, luego me metí cada una a la boca, como si fuera un coyol en dulce que iba a disfrutar… luego subí con mi lengua por su largo miembro y cuando llegué a la cabeza se la lamí en toda su extensión… Bob brincaba todo el cuerpo de gusto, luego poco a poco me la fui metiendo a la boca, cuando sentí sus bellos en mi nariz, supe que mi garganta estaba disfrutando de una enorme felación, como siempre me gusta hacérselo a mi amante de turno… luego empecé a subir y a bajar mi boca por esa barra de carne que me enloquecía, fue tan rico tenerla en mi boca que tuve un segundo orgasmo… ya sentía como las venas de su pene se hinchaban y cada vez más le salía más líquido pre seminal de su cabeza, estaba a punto del orgasmo, así que utilicé una técnica que me enseñó mi exmarido cuando éramos novios… se la agarré con la mano, con la otra le acariciaba los testículos con las uñas y por último le rodeaba el glande con mi lengua y cuando estaba a punto de venirse, la lamí intensamente el frenillo… a los pocos segundos me bañó la cara y la boca de semen, corrí al baño a asearme, al volver me envolví en sus brazos.

BOB: Gracias, eres deliciosa… ¿Por qué no hablas? ¿Te estás quedando dormida?

YO: No, Bob, el silencio es el confidente de mis placeres.

Hubo otro silencio.

BOB: ¿Tienes fantasías?... Digo, ¿fantasías sin cumplir?

YO: Todos tenemos fantasías…

BOB: ¿Me cuentas una?

YO: Sí, siempre y cuando empieces tú, aunque creo que eres como todos los hombres, déjame adivinar… a ti te gustaría hacer un trío con dos mujeres.

BOB: ¿Tan predecibles somos? Ja, ja, ja… tienes razón… esa es una de mis fantasías… ahora la tuya.

YO: La mía es muy perversa… fui educada por mi madre de una manera muy severa, muy católica, muy… es decir, siempre he sido muy educada y correcta para todo, incluyendo el sexo… todas mis parejas me han tratado con mucho respeto… y no es que haya tenido tantas, seis contigo… mi fantasía es que me traten como prostituta, que me usen, que me digan obscenidades, que me nalgueen… no sé… nunca nadie me ha tratado así ¿Será malo?...

BOB: No, Yara… no debería contarte esto, pero… bueno, total ya nunca más la volveré a ver… con la chica ninfómana… ella me enseñó a tratarla como una verdadera perra… le encantaba que la maltratara, yo nunca había tratado a una mujer de esa manera… pero ella sacó mi lado lujurioso, pervertido… y yo diría que hasta masoquista…

YO: Bob, cuéntame, de eso exactamente es de lo que te hablo.

BOB: Desde la primera vez me pidió que la tratara como prostituta.

YO: ¿Qué le hacías? ¿Qué le decías?

BOB: Más bien ella era la que daba las órdenes, esa primera vez fue muy extraña, ella manejaba y yo le preguntaba a dónde íbamos, ella me hablaba de cualquier cosa e iba apretándome el pene sobre el pantalón, en una de esas para el coche a la orilla de la carretera, me saca el pene y me dice… es muy fuerte…

YO: Dímelo, quiero oírlo.

BOB: Me dijo… “Ya me imaginaba que tenías buena verga” …Te dije que era muy fuerte.

YO: ¿Qué más? Sígueme contando.

BOB: Luego se la metió a la boca y me hizo terminar.

YO: ¡¿Dentro de su boca?!

BOB: Sí, y se tragó todo mi semen… ¿Tú lo has hecho?

YO: Una vez con mi marido, pero estaba bebida.

BOB: ¿No te gustó?

YO: No, me dio una sensación fea, su sabor era… no sé, no me gustó… él sí quería, pero… yo para complacerlo le hacía sexo oral y luego lo dejaba que terminara en mis pechos, pero hasta ahí. Sígueme contando.

BOB: Luego manejó hasta un bosque, se bajó y dijo: “Sígueme” …yo lo hice y a pocos metros había un río, cuando llegué a la orilla ella ya se estaba bañando totalmente desnuda, a pesar que en la otra orilla pasaban unos pastores con sus ovejas, pero ella ni se inmutó, a mí me dio más vergüenza que a ella, luego también me desnudé…

YO: Sígueme contando… ¿por qué te callas?

BOB: Es que… ¿De verdad quieres que te siga contando?

YO: Estoy loca de la curiosidad… y también muy excitada.

BOB: Ok… mientras nos bañábamos nos acariciábamos todo el cuerpo, luego dijo: “Mámame la…”

YO: ¿… la qué?

BOB: … Mámame la cuchara…

YO: ¿Así le decía a la vagina?

BOB: ¿Nunca habías oído que la llamaran así?

YO: No nunca, con mis amigas cuando hablamos de eso decimos: mi cosita o la cuca… y luego ¿Qué pasó? ¿Lo hiciste?

BOB: Me obligó a hacerlo, me tomó del pelo y llevó mi boca a su vagina…

YO: Eso no tiene nada de obsceno, tú me lo acabas de hacer a mí.

BOB: Cierto… pero yo se lo estaba haciendo… debajo del agua… casi me ahogo… luego ella me lo hacía a mí, igual, bajo del agua… solo que ella duró un montón de tiempo… cuando salió tenía la cara morada, como su piel es tan blanca, se le notaba más… luego ¿Quieres que siga? La cosa se pone cada vez más fuerte…

YO: Sí sigue, si hay algo que me ofenda te digo… pero hasta ahora solo has logrado humedecerme más… sigue.

BOB: Luego se hincó a la orilla del río y dijo… dijo: “Chúpame el culo” … yo… la verdad estaba muy excitado de estar con una mujer como ella… así que lo hice…

BOB: ¿Ella te decía algo?

YO: No paraba de hablar… “Méteme los dedos en la papaya y en el culo” … “Chúpame el gallito” …

BOB: Esa niña es un diccionario sexual… cuántas cosas estoy aprendiendo.

YO: Y las que faltan.

BOB: Cuéntamelo todo… con lujo de detalles.

YO: Yo lo oía tener orgasmos a cada momento, creí que se iba a desmayar… y no sabes la cantidad de líquido que expulsaba, parecía que se estaba orinando… me da pena decírtelo… pero varias veces terminó en mi boca…

YO: ¿Te gustó su sabor?

BOB: Mucho… luego puso una manta sobre el césped, de hinco y dijo: “La primera vez que me cojas quiero que lo hagas por mi culo”

YO: Tímida, si no era.

BOB: Yo traté de hacerlo con cuidado para no lastimarla, pero ella me volteó a ver y me dijo: “Trátame como a una puta, méteme toda la verga, rómpeme el culo” … y… pues yo le di gusto… luego me pidió que la nalgueara, que la jalara duro del cabello y que la maltratara.

YO: ¿Más maltrato que ese?

BOB: Sí, ella quería que la maltratara, pero con palabras, yo empecé a decirle cosas, pero ella quería oír vulgaridades… ¿Las digo?

YO: Sí, por favor… me desconozco.

BOB: Bueno… tú me dices cuando pare… le decía cumpliendo sus deseos… Así puta, mueve el culo, ¿Así te gusta que te coja? ¿Cómo si fueras mi puta?... ella gritaba, se sacudía y de su garganta salían sonidos como de oso herido… luego se acostó boca arriba y me ordeno: “Cógeme por el sapo… au... ay… así mi macho rico… méteme toda tu vergota… ay, que rico… ahora clávamela en el culo y en la panocha alternativamente… ay… que rica verga tienes, cabrón… así entiérrame la verga hasta el fondo de mi culo… así… sácame la mierda…

YO: Para, Bob, para… uf… eso ya fue mucho para mí…

BOB: Perdóname.

YO: Tú no tienes la culpa, fui yo la que te pedí que siguieras… me gustaron todas las obscenidades que hicieron y se dijeron, pero no soporto la vulgaridad… tal parece que a ti sí… mira… la tienes bien parada…

BOB: ¿Y vas a hacer algo al respecto?

YO: ¿Qué quieres que haga? ¿Te gustaría que te masturbe?

BOB: No… hazme una paja ¿O es muy vulgar?

Sonreí y empecé a subir y bajar mi mano por ese miembro erecto, luego me la metí a la boca y le acaricié las pelotas, él tenía los ojos trabados de placer, siempre me ha gustado el dominio que siento al saber el placer que mi boca provoca, luego él me acomodó para hacer un sesenta y nueve y termine en su boca.

YO: Oye, Bob, ¿Esa chica tenía buen cuerpo?

BOB: No, es falca, tiene poco pecho, caderas proporcionadas a su cuerpo, piernas delgadas, pero eso sí, una cara muy bonita.

YO: Ah.

BOBO: ¿Te gusta el sexo anal?

YO: No, mi marido lo intentó una vez y me dolió mucho.

Mientras me reponía de revolcón que me dio, trajo unos vinitos y quesos deliciosos, aparte de mi esposo, era la primera vez que me sentía cómoda frente a ese hombre desnudo. Si algo me gusta en un hombre, además de su físico e inteligencia, es su sentido del humor, me hacía reír con cada ocurrencia que me decía, una de ellas fue que me llevó a la ducha, creí que quería que nos bañáramos juntos, pero me dijo que sintiera que estaba lloviendo y vertió desde mis hombros lo que quedaba de la botella de vino y luego lo bebió completo de mi cuerpo, me hacía cosquillas sentir lo rasposo de su barba en mi vientre, reía como una niña cuando hace alguna travesura, este hombre me estaba botando todas mis barreras, luego me llevó a la cama y me puso boca abajo, recorrió mi espalda con su boca, me abrió los glúteos y me lamio el ano:

BOB: Te gusta, ¿Verdad?

YO: Me encanta, sigue, por favor… ah…

BOB: Me di cuenta que te gustó mucho cuando te conté como la lamí a ella.

Luego me puso en cuatro y me fornicó con fuerza, con su dedo me estimulaba el ano y cuando estaba por venirme, me dio una nalgada:

BOB: Vente… vente rico, mi amor… vente como toda una putita…

Y ahí descargué mi placer con aquella palabra maravillosa. “Putita”

Esa noche me quedé a dormir con él, no salimos en dos días, comentamos muchas veces las experiencias que había vivido con la ninfómana y yo cada día dejaba que me contara más cosas atrevidas, nunca creí que la vulgaridad me provocara tanto placer, dejé que me contara todo, hasta el sexo grupal, pero con lo que no pude bregar fue con la orina y el excremento, no entiendo como un ser humano, sea hombre o mujer, pueda gozar con los desperdicios de su cuerpo.

Cada vez que hacíamos el amor él me complacía tratándome como su “putita” me encantaba que me hablara así, ya me decía que tenía ganas de “cogerme” otra palabra que me excitaba mucho, pero creo que la que me volvía loca era cuando decía: Te quiero meter mi “VERGA” Ah, que palabra tan deliciosa.

El 27 por la tarde nos regocijamos en la tina, nos enjabonábamos el uno al otro, nos frotábamos los cuerpos llenos de espuma, yo moría porque me penetrara, pero solo me masturbaba y me tocaba todo el cuerpo, luego nos secamos y mientras yo salí a vestirme, pude escuchar como él orinaba… tuve el impulso de regresar a ver como salía de su pene… ¿Qué me estaba pasando?... ni a mi esposo lo vi orinar nunca… me hubiera gustado verlo… o talvez… sentir su líquido caliente en mi mano… quizás me atrevería a… ¡No, eso jamás!

Yo estaba a medio vestir cuando se colocó atrás de mí y me frotaba su largo pene en mis glúteos, luego me tomó los senos con ambas manos y jugaba con mis pezones, yo traté de decirle que ya me iba, pero me dio la vuelta y me besó, pero más que un beso, sentía que me comía la boca, me chupaba la lengua, y los labios, me tenía sumida al borde del orgasmo, mi cabello mojado se introducía entre nuestros besos, mi mano busco ese miembro erecto que tanta satisfacción me había dado:

BOB: ¿Te puedo pedir algo?

YO: Lo que quieras, a estas alturas creo que no te negaría nada,

BOB: Mámame la verga.

Ese lenguaje, por Dios… me hinqué y le di placer con mi boca, luego dijo:

BOB: También los huevos.

No podía creer que ese niño me hablara así y justamente eso era lo que me hacía sentir dominada, como tantas veces lo quise sentir y nadie me había regalado ese placer.

BOB: Ven, sube, te quiero mamar esas tetas ricas que tienes.

Yo me dejé hacer… “tetas” … “huevos” … “verga” … me sentía muy sucia, perdida, diferente, pero mientras más me hablaba más excitada estaba.

YO: Bob, me prometiste dejarme ir a dormir a mi hotel hoy, estoy agotada.

BOB: Y así será, Yara, pero antes te quiero cumplir tu fantasía, déjame tratarte como mi putita, hasta el momento no te has quejado por la forma en que te cojo.

YO: Para nada, al contrario, con cada cosa que me dices, me excitas más… pero de verdad estoy muy cansada, me has penetrado tantas veces que no sé si voy a aguantar una más.

BOB: Déjame a mí, noté que estabas muy caliente en la tina, por eso no te cogí, quería calentarte para que nuestra última cogida del día de hoy, fuera memorable.

YO: Está bien, hazme lo que quieras.

Me volvió a desnudar por enésima vez y esta vez no me llevó a la cama, sino a la sala, me pidió que me hincara sobre el sofá y apoyara mis manos en el respaldo, me tubo en esa posición como un minuto:

YO: ¿Qué pasa?

BOB: Me gusta mirarte, tienes un cuerpo muy rico y ese culo me tiene loco.

No cabía duda que ese niño estaba dispuesto a acabar con mi pudor, estaba segura que acabaría siendo su putita, como él decía… me abrió los glúteos con sus dos manos y se dedicó a darme placer en mi agujero trasero, yo me hacía para atrás para sentir su lengua en u lo más al fondo de mi trasero… me nalgueaba y yo gemía de placer con cada golpe… de pronto abandonó mi cuerpo y lo vi parado frente a mí:

BOB: Mámame la verga, mi putita, ay… que rica boca tienes… así… así mi amor… sigue… así… rodéame la cabeza de la verga con tu lengua… ay… eres una gran mamadora de verga… los huevos… no te olvides de mis huevos… así… métetelos a la boca… así… lámelos… chúpalos… mámamelos… ah… ahora la pija, métetela toda a la boca… que rico… ¿Te gusta mamarme la verga?

YO: Ajá… mucho.

BOB: Dilo:

YO: No.

BOB: ¿Por qué?

YO: Me gusta que me digas cosas, pero no decirlas yo.

Sentó en el sofá y me acomodó con las piernas abiertas encima de él, para que yo lo cabalgara:

BOB: Agarra mi verga con tu mano y métetela tu misma por la panocha… así, putita… ahora cabálgame la pija como una buena potranca.

Jamás me habían comparado con un animal, pero por alguna extraña razón me introduje su pene en la vagina y empecé a brincar.

BOB: Ay, mamita, que rico mueves el culo… así putita… que rico siento así… para atrás y para adelante… que rico… eso ahora date sentones en mi verga… ah… ay… la siento hasta el fondo… así… trágate toda mi verga… ahora en círculos… así putita, así puta…

YO: Ay, Bob, que rico siento.

BOB: Que rico siento ¿Qué?

YO: Cómo me penetras.

BOB: Dilo.

YO: Cómo me haces el amor.

BOB: ¡Dilo!

YO: Como … como me… ¡Como me coges!

Y me dio una serie de deliciosas nalgadas que me llevaron al paroxismo…

BOB: Ponte de perrita, que te voy a dar verga hasta que grites.

Me puse como me lo indicó, pero él me hundió la cara en el asiento, de esa manera quedaba expuesta a todos sus antojos, me la chupo muy rico, pasaba su lengua de mi vagina a mi ano, repetidas veces… luego me somataba su pene en mi vagina, eso me volvió loca… luego jugo con la punta de su miembro en la entrada de mi cosita, pero sin penetrarme, luego la metía un par de veces y vuelta a jugar de la misma forma, hasta que por fin me penetró hasta el fondo, yo cerré los ojos para concentrarme mejor en esas deliciosas envestidas que me estaba dando, cuando estaba a punto de venirme me la sacó:

YO: ¿Qué pasa? ¿Por qué me dejas así? ¿Ya no quieres?

BOB: ¿Qué quieres?

YO: Que me cojas ¿Contento?

BOB: Aún no, eso ya me lo dijiste, ahora quiero que me pidas que te meta la verga.

YO: No puedo, Bob, entiéndeme… talvez más adelante… no me dejes así, mi amor.

BOB: ¿Estas caliente?

YO: Sí cariño, mucho.

Y volvió a frotar su pene en mi cuca, estaba visto que quería oírme decir vulgaridades, yo muy valiente me resistía, no era que no quisiera decir esa palabra, es que de verdad no podía, pero me tenía extremadamente excitada:

BOB: ¿Quieres verga?

YO: Sí, papito.

BOB: Pídela.

YO: Por favor…

Me puso de perrita y me jaló del pelo, me daba nalgadas muy fuertes, como para castigar mi desobediencia, debía tener las nalgas rojas de tantos golpes, pero era un dolor extraño, delicioso… entonces me la metió de una sola estocada:

BOB: Que rica y apretada tienes la raja… uf… me gusta ver como rebotan tus grandes tetas con cada puyada que te doy… que rico coges… me encanta joderte… mueve ese culo, puta… así… así me gusta chingarte…

Y de pronto dejó de moverse.

YO: Por favor, papito, sígueme cogiendo… te lo suplico… es que ya no aguanto… entonces me muevo yo… te gusta ver cómo me entra tu miembro… ay sí… penétrame… más… dame más… más duro… más fuerte… ay jálame el cabello… ayyyy… ah… nalguéame… así… así… ¡Dame VERGA!... Me vengo… me vengo paapiiiitooooooooooooo… ay queee riicooooooooooooooooooooooo…

Y caí desfallecida, solo sentí que me cubrió el cuerpo con algo, cerré los ojos y creí morir mientras me perdía en la nada.

Cuando desperté tenía preparado un delicioso chorizo argentino con unas copas de vino tinto, me dijo que me fuera arreglar y que luego él me llevaría al hotel en un taxi. Me dolía todo el cuerpo, más que cuando iba al gimnasio, seguramente Bob me había hecho hacer posiciones a los que mis músculos no estaban acostumbrados, me metí bajo el agua y disfruté de su tibieza acariciando mi piel, luego me vestí, no sin antes maquillarme y peinarme, no es que me importara lo que pensara de mi apariencia el taxista o el personal del hotel, simplemente me gusta lucir bien.

No sé si era el hambre, pero ese chorizo argentino me supo de maravilla, apenas eran las siete de la noche y a mí se me cerraban los ojos, bostezaba sin querer, le pedí disculpas varias veces:

BOB: ¿Te cumplí tu fantasía?

YO: No, el trato era que me hicieras sentir tu putita, ay que palabra… no qué yo hablara como ellas.

BOB: ¿Entonces no te gustó?

YO: Ay, Bob, me encantó, es la primera vez que alguien me hizo sentir con tanta libertad.

BOB: Gracias, lo que no te gustó fue que te obligara a decir: VERGA.

YO: Exactamente… aunque…

BOB: ¿Qué?

YO: Para serte sincera… nunca creí hablar de esa manera… pero al decirla, me provocaste el mejor orgasmo de mi vida… también contribuyó mucho la jaloneada de cabello que me diste y esas nalgadas… uf… fue delicioso.

BOB: Entonces sí te cumplí la fantasía.

YO: Sí, cariño, con creces.

BOB: Ahora te toca cumplir la mía.

YO: ¿De qué estás hablando?

BOB: De que me cumplas mi fantasía de hacer un trío con dos mujeres.

YO: ¿Estás loco? En primer lugar, aquí solo conozco a mi amiga y su familia y en segundo eso nunca lo he hecho.

BOB: Siempre hay una primera vez… si no conoces a nadie aquí… me lo podría hacer realidad al volver a nuestro país.

YO: Acordamos que al volver no nos volveríamos a ver.

BOB: Así es… ¿Cómo es tu amiga?

YO: No seas bruto, jamás le pediría a mi amiga semejante cosa.

BOB: Entonces será de regreso.

YO: Ya te dije que no. No me puedes obligar.

BOB: Claro que no.

YO: Lo mejor es que salga por esa puerta y no te vuelva a ver.

BOB: Si es lo que quieres.

Tomé mi bolsa y salí indignada dando un fuerte portazo. ¿Qué se habrá creído este niño engreído? ¿Qué porque es guapo me voy a rebajar a sus caprichos? ¿Quién sabe con qué clase de mujerzuelas está acostumbrado a salir? Todas han de ser como esa ninfómana degenerada. Llegué a mi habitación como olla de presión, me bañé y dormí placenteramente.

A la mañana siguiente había dos avisos debajo de mi puerta anunciando que mi amiga Regina me había llamado por teléfono dos veces, pedí el desayuno a la habitación y cuando me disponía a degustarlo, volvieron a tocar a mi puerta, un muchacho me entregó un hermoso arreglo de rosas blancas, le di propina y lo despedí. Dentro del arreglo venía una tarjetita, en la cual se leía: Perdóname cariño, fui un estúpido. Ya no te pido nada, solo que me dejes volver a ver tu mirada. Besito. Y en ese momento sonó mi teléfono anunciando que tenía una llamada del señor Bob Carrizo… acepté la llamada y solo dije Hola, él se dedicó a pedirme perdón de mil maneras, me pidió la oportunidad de volverme a ver antes del 30, yo seguía en silencio, hasta que dijo la palabra mágica: por favor mi “putita”, yo me eché a reír y le dije que sí, que el 30 viniera por mí al hotel, pero sería por la mañana y en un restaurante, él acepto, me mandó muchos besos y colgué.

Por fin desayuné, pude notar cierta humedad en mi entre pierna, ¿sería la llamada de Bob, el recuerdo de las noches anteriores o…? me bañé y me acicalé, luego la llamé:

YO: Regina, tenemos que hablar.

REGINA: ¿Te pasa algo?

YO: Sí, pero nada malo, tomo un taxi y llego a tu villa.

REGINA: Ok.

Lo hice y al llegar le dije que me acompañara a hacer unas compras, fuimos a la Calle Corrientes, compré lencería atrevida y un abrigo, había mucho frío, luego nos sentamos a almorzar en un restaurante:

REGINA: Bueno, cuéntame ¿Qué es eso tan misterioso? ¿Ya encontraste un pibe que te haga feliz?

YO: Nunca mejor dicho, es un pibe, tiene 23 años, pero no es argentino, es de mi país.

REGINA: ¡Amiga, te felicito! Y yo que creí que cuando estudiábamos juntas, eras la más mojigata de todas. Cuéntamelo todo ¿Cómo se conocieron? ¿Planificaron el viaje para venirse juntos? ¿Es guapo? ¿Ya se acostaron? ¿Ya le conociste la pija?

Ante tal avalancha de preguntas le conté todo, bueno casi todo, con cada confesión que yo le hacía, Regina abría los ojos y la boca como desquiciada, estaba tan emocionada como yo, aunque me decía que en muchas cosas seguía siendo mojigata, yo le preguntaba si ella había hecho o dicho tal cosa, Regina descarada a todo me contestaba que sí…  creí que había llegado el momento.

YO: No vayas a pensar mal de mí, pero… has hecho… has hecho tríos.

REGINA: No nunca, cuando estaba de novia, del flaco Rodríguez ¿Te acordás? Me lo propuso, pero era muy chica y no acepté, luego mi marido me lo propuso una vez, pero no me gustó su amigo.

YO: Pero yo te hablo de un trío con otra mujer.

REGINA: Eso sí, varios, pero nunca me atreví a hacerlo, el último en proponérmelo fue Leonardo, pero no sé… no es que no quiera meterme con otra chica… me da curiosidad… ¿Por qué me lo preguntás?

YO: Bob me lo propuso.

REGINA: ¡La concha de tu madre!... ¿Y vos me lo estás proponiendo a mí?

YO: Solo te estoy contando.

REGINA: ¿Vos te atreverías a mamarme la concha?

YO: ¡Regina! Sigues tan perversa como siempre.

REGINA: Pero si eso se hace en un trío con otra mina, se chupan la concha y el culo ¿A vos te gustaría?

YO: No sé… al igual que tú, me da curiosidad… pero en esta ocasión lo haría como un regalo para Bob.

REGINA: ¿Sos boluda, vos? ¿Querés envolverme en papel de regalo y ponerme una moña en el culo?

YO: No seas pesada, olvídalo.

REGINA: Vos no seas conchuda, ya empezaste a hablar, ahora terminá… ¿Te hago una propuesta?

YO: ¿Cuál?

REGINA: Le dije a mi marido que tenía que ir a Bariloche, pero la verdad, me voy con Leo… hagamos ese trío con él y luego con tu Bob.

YO: Estás loca, dos tríos seguidos.

REGINA: Si vos me querés regalar a Bob, lo mínimo que te pido es que le des el culo a Leo, sería un lindo regalo de fin de año.

YO: Olvídalo.

REGINA: Bueno, si te animás, llamame, vamos a venir a un hotel del centro, aquí, muy cerca del tuyo.

La verdad, no me animé. Me moría por ver a Bob, pero al mismo tiempo tenía pavor de volver a estar en sus brazos, me había conquistado, así que el 30 salí todo el día con la intención de dejarlo plantado, al regresar había una nota bajo mi puerta que decía: ¡Cobarde! Hubiera preferido que me dijeras que ya no querías volver a verme. La vida se encargará de darte tu merecido. Me tembló el alma al leer semejante sentencia… El 31 la pasé donde Regina, pero estaba deprimida, los siguientes días fuimos solas a Bariloche y ahí me contó todas las cochinadas que hizo con Leonardo… y ahora… voy en el avión de regreso a mi país.

CONTINUARÁ…