(2) Por celosa me cogí a mi cuñado.
Después de que mi cuñado me dijo que era novio de mi hija cuando me estaba cogiendo... lo agarré a golpes, pero él, me devolvió la cachetada y algo perverso se instaló en mí.
(2) POR CELOSA ME COGÍ A MI CUÑADO.
Después del maravilloso orgasmo que me regaló el maldito de mi cuñado, como que mi mente reaccionó, aún rebotaban en mi cabeza sus palabras: “Mi novia es tu hija Fernanda” …como una fiera me le fui encima y lo agarré a golpes, le daba cachetadas, lo insultaba, luego lo apuñeteaba, lo zangoloteaba, tirándole de los cabellos, lo arañaba, le pegué un rodillazo en los huevos y cayó al suelo, ahí me percaté de mi rabia, vi su sangre en mis manos, él no se defendía, se dejaba golpear mansamente, cómo si supiera que era merecedor a ese castigo:
-Dime ¡Hijo de puta! ¿Por qué me dijiste que eras novio de mi hija, justo cuando me estabas cogiendo?
-Ay, me duelen los huevos… me sacaste sangre de la boca.
-Las tripas te debería de sacar, hijo de tu chingada madre. ¡Habla! ¡Puto de mierda! Eso no se le hace a una mujer decente como yo. ¿No te bastó con cogerme? ¡¿Me tenías que humillar de esa manera?! ¡Habla, cabrón!
-No puedo, déjame respirar.
- ¡Habla o te arranco la verga de una mordida!
-Espera, está bien, te voy a contar… pero prométeme…
- ¡Prométeme, ni mierda! ¡No estás en condiciones de que te prometa nada! ¡Habla!
-Si no me prometes que me vas a dejar hablar hasta el final, no te cuento nada, aunque me arranques la verga.
Yo me sentía peor que una puta humillada, mancillada, ¡violada!, pero a pesar de mi rabia, me senté con las piernas cruzadas en la cama, dispuesta a escucharlo. Vi como se sobaba los huevos y se limpiaba la sangre de la comisura de sus labios, ya más tranquila, me di cuenta que se me había pasado la mano, pero no me arrepentía, cuando pierdo la razón, veo negro, nunca había sido tan violenta en toda mi vida… después de algunos momentos consiguió reponerse… empezó pidiéndome perdón, yo lo miraba como si quisiera prenderle fuego… me dijo que todo había empezado como un juego, estaba viendo una película con un amigo, donde el protagonista se acuesta con la hija, la madre y la abuela… yo ya habías visto esa película, es con Kevin Costner, pero no le dije nada, solo pensé que con nosotras no se iba a poder, porque mi mamá ya había muerto… luego me contó que hicieron una apuesta de ver quién de los dos, se cogía, por lo menos, a una hija y madre, pero el reto mayor, consistía, en que se los debía contar a las dos:
- ¿También le vas a contar a Fernanda que te cogiste a su madre, hijueputa?
-Tengo que hacerlo, es parte de la apuesta.
-Madura, ¡mal parido! Pareces adolescente. Te prohíbo que le cuentes a mi hija, ¿Entendiste, pedazo de mierda?
-Lo siento, cuñada, pero ¿qué quieres? Estoy seguro que cualquier hombre quisiera estar en mi lugar… por eso dejé que me golpearas, porque sé que me lo merezco, pero no me arrepiento, cogerse a la hija y a la madre, tiene un morbo muy rico.
- ¿Y sabes cómo me siento yo? ¡Te cogiste a mi hija y luego a mí! ¡¿Sabes cómo se sentirá Fernanda cuando se lo cuentes?!
-Solo hay una manera de evitarlo.
- ¿Cuál?
-Te quiero coger otra vez, tú si acabaste, pero yo no.
Me enloquecí de nuevo y me le tiré encima para despedazarlo, pero Abel
ya no estaba dispuesto a dejarse golpear, me agarró de las muñecas por atrás, pegándome su verga en las nalgas, yo no sabía si movía tanto el culo, para zafarme o para sentir como se frotaba su paloma en mis nalgas, estuvimos luchando por unos segundos, entre tanto movimiento, sentí como su verga se coló entre mis piernas, frotando toda la extensión de su moronga bien parada, a lo largo de toda mi panocha, yo me movía más y él también, estábamos pasando de la lucha a la calentura, pero por muy rico que estaba sintiendo, no le podía permitir que se burlara de mí de esa manera, no estaba dispuesta a ser su juguete, como pude, le mordí un dedo y me soltó.
-Si así van a ser las peleas, echémonos otro raund.
-Eres un maldito, Abel, ¿lo sabías?
-Mira cómo me dejaste la verga, toda untada de tus jugos.
- ¡Cállate, imbécil! Dime de una vez, le vas a contar a Fernanda, ¿Sí o no?
-De ti depende, ya te dije, cojamos otra vez y no le digo nada.
- ¿Crees que soy tan bruta para creer en tus palabras? Seguramente me coges y luego vas y le dices. ¿Qué garantía me das para creer en ti?
-Solo tengo mi palabra.
-Pues no te creo… dime, ¿cómo sabías que yo me iba a dejar coger por ti si sabes que nunca le había sido infiel a mi esposo?
-Te lo cuento, pero no me vayas a pegar.
-Cuéntame, maldito.
-Bueno, resulta que mi hermano siempre me ha dicho que tú eres muy celosa, entonces se me ocurrió decirle a Estefany…
- ¿Quién es esa tal Estefany?
-La mejor amiga de Laura.
-Maldita, sigue…
-Pues le dije a Estefany que le coqueteara a tu marido para encabronarte y así poder aprovechar la situación y todo salió como la planeé.
-Eres una basura.
-Pero no te preocupes, Estefany es casada y ama a su marido, además él estaba ahí, así que seguramente no pasó nada.
- ¿Cómo qué no? ¡Si yo los vi! ¡Lo vi metiéndole mano a esa cualquiera!
-Eran tus celos, Paty, ella solo lo abrazó a una indicación mía.
-No te creo…, pero suponiendo que fuera verdad, me surge una duda, ¿Cuándo hicieron la apuesta, ya eras novio de Fernanda?
-Ya, ¿Por qué me lo preguntas?
-Por nada… hubiera sido peor, si lo hubieras hecho con premeditación.
- ¿Por qué? De todas maneras, me las cogí a las dos.
Y en eso volví a ver negro y le solté una tremenda bofetada, pero ocurrió algo inesperado, él me la devolvió y algo dentro de mí, cambió para siempre, hasta la fecha no entiendo mi reacción… me le tiré encima y lo agarré a besos, él tampoco entendía que pasaba, le costó reaccionar… y de pronto, me agarró de la nalgas y me beso de manera apasionada, ya le agarré esa verga maldita que me enloquecía y empecé a hacerle una paja, él no se quedó atrás y me perforó la panocha y el culo con sus dedos, parecíamos dos bestias en celo, muertos de calentura, me tiró sobre la cama, boca abajo y sin decirme nada, me metió la verga dentro del culo:
-Eres un maldito, Abel, ¿qué me hiciste? ¿esto no es normal? Sé que nos coges a las dos y no puedo evitar disfrutar de tu verga.
-Yo tampoco puedo evitar disfrutar de este culo tan rico que tienes, eres la mejor puta que me he cogido.
-No sé por qué me calienta tanto que me digas esas cosas… ay… que rico… la siento hasta el fondo… ay, cuñado…. Que rico me coges…
-La puta de tu hija no es tan tragona como tú, a ella solo le entra la mitad.
-No me cuentes ni mierda… no quiero saber cómo te coges a mi hija.
- ¿Quieres que te saque la verga?
-No, por favor, mi rey, ¡no me la saques!, papito… Al contrario, dame más verga… ay… que rico… me tienes bien atorada… ay… ¡No! ¡No me la saques por, favor!
-En cambio Fernanda me dice: “Sácamela mi amor, me duele, me duele mucho.” No aguanta nada, siento más rico chingarte a ti. ¿Te gusta que taladre el culo?
-No sé lo que me pasa… no debería decirte… pero …, la verdad, sí… me gusta… me encanta… me vuelves loca…
- ¿Te gusta que te rompa el culo o que te cuente como me cojo a tu hija?... contesta, o te saco la verga.
-No… las dos cosas… las dos cosas me gustan…
-Dime, ¿cuáles son esas dos cosas?... ¡Contesta, puta!
-Me gusta que me cojas por el culo…
¿Y la otra?... dime…
-Así… me gusta que me nalguees y me hales el cabello… así…más duro… castígame por ser tan puta… ay... que delicia…
-Eso hago, puta de mierda, tu castigo es que me digas que te gusta que te cuente como le doy verga a tu hija ¡Dímelo!
-No, por favor, Abel, eso no… ¡No! ¡No me saques la verga! Castígame de otra manera, pero eso no, yo hago lo que quieras, pero sígueme cogiendo… así manoséame la cuca… que rico… así… pellízcame el clítoris… más… más, mi amor… así mi macho, divino… métele toda la verga a tu puta… ha… así, cabrón… violador de mujeres casadas y de su hija…
-Pregúntame cómo le doy verga a Fernanda.
-Abel, por favor…
- ¡Pregúntame!
-Está bien… enfermo… ¿desde cuando eres novio de mi hija?... ah… me vas a partir en dos…. Más…
-Desde hace como seis meses, pero no fue eso lo que te pedí que me preguntaras, puta cabrona de mierda.
-Ay… que verga tienes… Por Dios… me la vas a sacar por la boca… dime… ¿Te gusta cogerte… a… mi hija?... aj…
-Me gusta cogerte más a ti, Fernanda es muy cuadrada para coger, no le gusta mamarme la verga… dice que le da asco… pero la panocha si la tiene bien rica y me gusta mucho mamarle sus tetas paraditas…
-Ay, Abel, no sé lo que me pasa… me voy a venir… sígueme contando… ay… cabrón… me estás convirtiendo en una degenerada… sigue…. Sígueme contando…
-A Fernanda, le encanta sentarse en mi verga y me cabalga como toda una puta, grita como yegua, como si se la estuviera cogiera un caballo…
-Ay, mi amor… que rico… me estoy viniendo… ya… ya, Abel… no dejes de moverte… zámpame toda la verga… me estás rompiendo el culo… ya, ya, yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa…
-Yo también me vengo… puta… aprieta las nalgas… que riiicooooooooooo…
Nunca en mi vida había sentido tanto morbo, tanto placer, tanta lujuria… estaba muy confundida…. ¿cómo era posible?… en primer lugar, era la primera vez que le era infiel a mi esposo… solo había conocido su verga y encima, mi segunda verga, era la de mi cuñado menor; nunca había mamado pija y mucho menos tragarme la leche, lo había hecho y me había fascinado; también era increíble que le hubiera dado el culo a mi cuñado, si no se lo di a mí marido ni cuando estuve enamorada… y encima yo misma le pedía que no me sacara la verga… ¿qué me está pasando?... pero el colmo, fue aceptar que le pidiera, yo misma, que me contara como se coge a mi hija… ¡No entiendo!, eso me había hecho enloquecer de placer… yo creo que la enferma era yo… algo cambió después de haber recibido esa bofetada, que digo bofetada ¡Esa deliciosa bofetada! Algo perverso se instaló dentro de mí…
Me daba vergüenza verlo a los ojos… y ¿Si era cierto que mi marido no se había cogido a la cualquiera esa?... ¿Cómo le iba a justificar el por qué no fui a dormir a la casa?... ¿Qué le iba a decir?... además, no creo que el hijo de la chingada de Abel, cumpla su promesa, si le llega a contar a Fernanda que también me cogió a mí… No, no, ni pensarlo… Fernanda me dejaría de hablar, estoy segura de eso… ¿y si le da por casarse con Abel?... ay no… yo sería la amante de mi yerno y mi cuñado a la vez…
- ¿En qué piensas?
-En que soy la mujer más desdichada del mundo.
-Pues no decías lo mismo cuando te estaba culeando.
-Abel… ¿De verdad no le vayas a decir nada a Fernanda? No sé qué haría, creo que sería capaz de suicidarme.
-No seas dramática, Patricia, fue solo un polvito, muy rico, eso sí.
-No le vas a contar, ¿verdad?
-Depende.
- ¡Hijo de puta!, Ya te di el culo a cambio de tu silencio, pórtate como un hombre y cumple tu palabra.
-Ustedes las mujeres son increíbles. Lo dices como si tú no lo hubieras disfrutado… y lo que falta, déjame reponerme un poco y te vuelvo a dar tu ración de verga.
-Eres un maldito… ¿Y ahora qué le voy a decir a mi marido?
-Dile que te fuiste a la casa de una amiga.
-Buena idea… pero la que me preocupa es Fernanda… ¡No le digas, por favor!, ya te dije, soy capaz de hacer lo que quieras, pero no le digas nada, te lo suplico.
-Así está mejor, ganas más suplicando que pateándome los huevos.
- ¿Cómo sigues de tu boca? ¡Quiero ver?
Y me volvió a besar, yo me sentía como hipnotizada, no tenía voluntad propia, no solo me dejé besar si no se lo devolví con mucha lujuria, poniéndole yo misma sus manos en mis tetas, me sentía adicta a su cuerpo, a sus caricias, a sus palabras obscenas, Hace unas horas yo era una señora respetable y decente… bastantea aburrida, eso sí… ahora era una puta sin salida, pero muy satisfecha, eso sí… no quería pensar, no sabía qué me iba a pasar mañana, es más, quería dormir y no despertar nunca.
- ¿Qué pasa? ¿Te quedaste dormida?
-Muerta quisiera estar.
-Revisemos tu situación, no es tan grave como tú lo piensas, lo de tu marido ya está arreglado con lo de tu amiga, mañana le inventas una excusa y asunto arreglado. Y para no decirle nada a Fernanda, solo te pongo dos condiciones.
- ¿Cuáles?
-Una, que te dejes coger cada vez que a mí se me dé la gana.
-Concedida, ¿cuál es la segunda?
-Ya te la diré en su momento.
-… te puedo decir algo, pero… no, mejor no.
-Habla, sé que te mueres por contarme esa idea que se te atravesó por la cabeza.
-Es que ni yo misma me entiendo… además no quiero que te rías de mi… es una tontera tal vez, pero…
- ¿Qué?
-Fíjate que cuando me devolviste esa cachetada… en lugar de indignarme y darte la pelea, como lo hubiera hecho cualquier otra mujer en mi lugar… yo… yo me calenté… no sé qué me pasó… ¿tú me entiendes?
- ¿Sabes qué es una sumisa?
-Claro, no tengo experiencia, pero no soy estúpida.
-Ok. Cuando te conté lo de Fernanda, reaccionaste violentamente, normal ¿no?
-Exacto.
- ¿Mi hermano alguna vez te ha pegado?
-No, nunca.
- ¿Esta es la primera vez que alguien te golpea?
-Sí, tú, imbécil.
-No hay duda, eres sumisa, pero no lo sabías.
- ¿Cómo es eso?
-A las sumisas, además de obedecer a su hombre, les gusta que les peguen, a ti te gustó ¿no?
-Pero eso es enfermo.
-No es para tanto, es solo un juego sexual, a mí me gustó pegarte y a ti recibir la cachetada ¿cuál es el problema?
-El problema es que me excité.
-Y te gustó.
-Sí, igual cuando me violaste el culo por primera vez… tendré que ir con el psiquiatra.
Me sacó de mis tribulaciones con una mordida en mi chiche, lo maltraté y el muy idiota me preguntó si me había gustado, por supuesto le dije que no, que me había lastimado, entonces me mordió un poco más suave mi otra chiche, me hizo la misma pregunta y tuve que decirle la verdad, sí me dolió, pero me gustó, luego me puso boca abajo sobre sus piernas y me dio una tunda de nalgadas, que seguramente me había dejado coloradas las nalgas, yo gritaba, pero le pedía más, le pedía que me diera más fuerte y por supuesto, el muy cabrón, me complacía, con toda la palma de sus mano chocando en mi mancillado culo.
Luego me arrastró de las greñas, yo me agarré de sus muñecas para que no me fuera a arrancar el cabello, pero una extraña sensación invadió mi cuerpo, me gustaba ser tratada como a una puta, me puso de rodillas frente a la puerta de la habitación, él se fue a sentar a un sillón y me pidió que fuera gateando, moviendo el culo como una perra y que le rogara que me permitiera mamarle la verga, no sé por qué lo hice, pero ese juego me tenía la panocha escurriendo, lentamente me dirigí a su verga hermosa y cuando la tuve cerca de mi boca le rogué que me dejara mamársela, Abel se carcajeaba como pervertido y en lugar de que su burla me ofendiera, le volví a rogar, entonces hizo algo inimaginable…
Se dio la vuelta y apoyó sus brazos en el respaldo del sillón quedándome sus nalgas frente a mi cara, con una voz muy autoritaria, me gritó que le mamara el culo, en otras circunstancias me hubiera parecido lo más asqueroso del mundo, pero ahora… ahora me regocijaba viendo ese asterisco peludo… le abrí las nalgas con mis manos y me dediqué, primero, a lamérselo, pero Abel, me tomó de la cabeza y hundió mi cara entre sus nalgas, entonces saqué mi lengua endurecida y le perforé el culo, él profería sonidos ahogados, me veía por el espejo de la habitación, como yo, hincada, desnuda, le abría las nalgas con mis manos y le hurgaba el culo con mi lengua, es la imagen más pornográfica que recuerdo de mí misma.
Después me pidió que me chupara mi dedo índice… no lo podía creer… quería que se lo metiera por el culo… ¿sería gay?... eso ya sería el colmo de mi mala suerte… pero a pesar de todo, yo alucinaba con ese hoyo mojado y vi cómo, lentamente, mi dedo se fue perdiendo dentro de ese culo masculino, lo metía y lo sacaba, él se quejaba, yo paraba porque creí que lo estaba lastimando con mis uñas, pero que equivocada estaba, me ordenó que le metiera dos dedos, me chupé mis dos dedos, uno con sabor a culo, se los fui introduciendo poco a poco hasta que desaparecieron dentro de su hoyo, me dijo que lo rascara y ahí sentí como una pelotita, era su próstata, Abel se agitaba de placer mientras se pajeaba la verga.
En eso se levantó sacándose mis dedos de su culo mojado y se volvió a sentar en el sillón.
- ¿Te lastimé?
-No, lo que pasa es que estaba a punto de acabar y te quiero culear otra vez.
- ¿Te gustó?
-Me encantó.
- ¿Te hubiera gustado que yo fuera hombre y te cogiera por el culo?
-No te equivoques, yo no soy gay, solo los hombres que estamos seguros de nuestra sexualidad, nos gusta que nuestra amante juegue con nuestro culo.
-Perdóname, es que eso nunca se lo había hecho a nadie, bueno, a decir verdad, todo lo que hemos hecho esta noche, nunca lo había vivido.
- ¿A ti te gustó?
-Es raro, me gusta darte placer, no importa cómo, pero sí, me gustó rascarte la próstata, sentí muy rico.
-La próstata es como el clítoris para ustedes. Dime y ¿te gustó que te obligara a gatear como una perra?
-Me estás enloqueciendo, Abel, me encantó que me arrastraras de las greñas y que me trataras como tu puta…
-Creo que en el futuro nos vamos a divertir mucho.
Me dijo que abriera la boca y le mamara la verga, pero qué al mismo tiempo, con una mano, le sobara los huevos; y con la otra, le metiera de nuevo un dedo en el culo, yo, obediente, lo hice, él me agarraba de la cabeza para profanar mi garganta hasta casi hacerme vomitar. Mientras mamaba me preguntaba si alguna vez le había enseñado la panocha a algún desconocido, como yo no podía hablar, solo movía la cabeza negándolo; me dijo que me iba a llevar a un café muy concurrido, que me iba a ordenar que me sacara el calzón, ahí delante de todo el mundo, que lo pusiera sobre la mesa y que luego le iba a abrir las piernas a algún desconocido para que se deleitara con mi panocha depilada, yo negaba con la cabeza, entonces me apretó la nariz, evitándome respirar y me preguntó si lo haría, yo presurosa le afirmé con la cabeza.
-Bueno cuñada, ya son las tres de la madrugada, así que llegó la hora de
darte tu última ración de verga.
-Sí papito, me tienes muy caliente.
-Ven, móntame y muévete como la puta que eres.
-… ahí te voy mi rey… aaaaaaaahhhhhhh… que verga más rica tienes… nunca creí sentir tanto placer… que rico coges…
-Tienes la panocha bien caliente… muévete… así… en círculos… más… que rico… naciste para ser puta, cuñada…
-Tú me volviste así y me encanta… esta es verga, no la que tengo en mi casa… ay… ¿por qué me pegas?... ¡Ay!... así… nalguéame… más… más fuerte… más… así, papito, que rico… ay… si, si, si… muérdeme los pezones… ya me dejaste toda marcada… ¿Qué le voy a decir a mi marido?
-Me pela la verga.
-Ay Abel, eres un semental, siento que me voy a desmayar de tanto placer… ¡Ay!... no me abofetees tan duro… ay… así… estrújame las tetas, arráncamelas, si quieres… ¡Ay!... sí… sí, pégame… más… pégame más duro… que rico… pégame… más… más duro… sácame sangre… véngate de mí… sí… dame verga por la panocha y verguéame la cara… ay…
-Que puta eres, Patricia… que rico me aprietas la verga con tus chuchos…
- ¿Qué es eso?
-Luego te explico… así… bríncame sobre la verga como una potranca salvaje… así… cabrona… vas a cumplir mi segunda condición…
-Que condición ni que nada… dame toda tu verga…
-O la cumples o le cuento a Fernanda…
-Ya no me acordaba… ¿cuál es tu condición?... dame más… dame más verga… métemela toda… más fuerte… creo que ya me voy a venir…
¿Quiero que hagamos un trío?
¡¿Qué? ¡¿Con un hombre o con otra mujer?!
-Me vengo, que rico, me veeeengooooooooooooooooooooooooo…
CONTINUARÁ.
Aclaración: He notado que muchos de los que me escriben no leen mi perfil, nunca escribo sobre mí, esta es la historia de una amiga.
Trátenme con respeto, por favor, yo escribo para excitarlos, no para recibir insultos.
No hablo de mi vida privada, no mando fotos, no doy mi Facebook, ni mi WhatsApp. Gracias.
Un saludo a los que sí me escriben con respeto y a las nuevas chicas que me hacen el favor de ser mis nuevas amigas.