2 ninfo-hermanos Introducción

Dedicado a la memoria de Daniela Besabien

por Ramón Fons

Está científicamente comprobada la conexión especial entre gemelos ya que comparten por completo los mismos genes. Este es el caso de Martina y Martín. Sólo les diferencia un “ ´ ”acento y una “a” , y unos pechos espectaculares, una vulva jugosa y complaciente, un pene de actor porno y unos testículos llenos de rico semen.

Ambos son rubios, ojos verdes, altos y con cuerpo de modelo que de echo les habrás visto en más de un anuncio, juntos y por separado, a lo largo de sus 25 años.

Ya desde temprana edad se sentían atraídos físicamente el uno al otro y descubrieron la sexualidad de una forma natural ya que cuando se tocaban el uno al otro era como tocarse a si mismo.

Al acariciar Martina el pene de Martín era como si acariciara una parte de su cuerpo que a ella le faltaba y cuando Martín entraba dentro de su hermana sentía que lo hacia en su propio interior.

Con el tiempo, y más adelante iras descubriendo los porqués, fueron diagnosticados como ninfómana ella y afectado de satiriasis él.

A los catorce años compartí aula con Martín y Martina. Desde entonces no me he separado de los 2ninfo-hermanos.

Hoy en día regentamos un encantador hotel de diseño, especial para parejas, con un bar que está de moda entre la gente guapa de la provincia. El hotel dispone de diez habitaciones y está diseñado por Leonidas Phosner, laureado arquitecto y diseñador de interiores.

Pero retomemos el relato en el año 1996 cuando eramos compañeros en el instituto. Recuerdo la primera vez que Martín quiso que le ayudara en un trabajo de matemáticas y me llevó a su casa.

Martina fue la última salir del instituto y mientras la esperábamos Martín me contó el motivo del retraso de su hermana.

-He perdido una apuesta con el delegado de clase y como pago Martina se la está chupando.

No tardé en compartir las habituales apuestas de Martín y los favores de Martina.

De camino a su casa los ojos se me iban con los andares de Martina. Desde que salió del instituto se adelantó unos metros de nosotros dejándonos ver el vuelo de su minifalda plisada a cuadros escoceses en rojo y verde del uniforme que al cruzar las amplias calles la brisa alzaba la tela dejándonos ver dos hermosas nalgas medio cubiertas por unas braguitas blancas y puras como pensé debiera de ser ella.

Cada vez que su falda se movía mi entrepierna respondía. Martín me observaba de reojo hasta que me dijo

-Te la estás comiendo con los ojos. Si quieres que te la chupe solo tienes que apostar conmigo.

-¿Cómo funciona lo de la apuesta?

-Si pierdo te la chupa y si gano te la chupo yo

-Olvídalo

Llegamos a su , subimos al piso superior y nos instalamos en la habitación de Martín que sorprendentemente era también la de Martina. Dos camas, dos armarios empotrados, dos escritorios, todo duplicado, como ellos. Dos gotas de agua. La misma cara, el mismo pelo, ambos lucían una melena rubia y sedosa. Guapos a rabiar. Martín parecía una ángel.

Para que te hagas a la idea, busca a la actriz porno Briana Banderas y les pondrás rostro y cuerpo a los hermanos. Sí, él tenía aspecto afeminado hasta que le comenzó a salir algo de barba.

Me senté en los pies de la cama esperando que Martín instalara los útiles de trabajo mientras Martina deambulaba por la habitación y trasteaba en el armario. Martín se ausentó y mi entrepierna estaba a punto de reventar porque la chica no paraba de inclinarse hacia delante para coger cosas del suelo enseñándome el culo que le salía por debajo de la falda y alzándose para bajar ropa del estante.

Me pareció que quería acceder al de más arriba y no lo alcanzaba.

Tiró las prendas que tenia en la silla del escritorio y la acercó al armario. Me imaginé lo que vería y el corazón me explotó.

Subió a la silla y volvió a estirarse para llegar al estante. Ahora eran las nalgas al completo. Se debió de poner las bragas dentro de la raja del culo ya que solo se veía carne.

Desde lo alto dijo

-David. ¿Puedes sostenerme que tengo miedo a caer desde aquí arriba?

Me daba vergüenza que descubriera la erección que me precedía pero pensé que lo que me esperaba compensaría el apuro.

Me acerqué, la agarré por los muslos y doblé las piernas para que mis ojos quedaran a la altura de sus glúteos. Ella no dejaba de mover el culo de un lado a otro y mis manos resbalaban por sus muslos probocándome un placer inmenso.

-¿No me estarás mirando el culo, David?

-No

-Pues eres gilipollas – Dijo sacándolo hasta chocarlo con mi nariz – Otro ya me hubiera comido.

Me restregó las nalgas por la cara y olisqueé y saqué la lengua para que ella se moviera a su antojo. Lo hizo y me deleité con el sabor de su raja al apartarle las bragas. Cuando iba a usar las manos entró Martín y me cortó el rollo.

-Podéis seguir mientras yo preparo las cosas.

Bajó de la silla y salió de la habitación diciendo sin mirar – Voy a darme una ducha.

Hicimos los ejercicios y mientras charlábamos entró Martina con una toalla rodeando su cuerpo.

-Ya te has quitado los pelos – Preguntó el hermano

-Es que quieres verlo -dijo mientras se abría la toalla mostrándose desnuda ante nosotros – Mis ojos se abrieron como platos cuando vi las dos hermosas tetas de Martina. Grandes con areolas medianas y pezones perfectos para mordisquearlos. Martín se acercó a su hermana y mientras le acariciaba el monte de venus y la vulva totalmente depilados – está perfecto. Luego te lo como- dijo mirándome a los ojos.

Mis ojos se abrieron más aún al oír aquello. Martina vio mi cara de asombro y dijo -Nosotros follamos juntos. Si quieres podemos hacerlo los tres.

-Hoy no – respondí armándome de valor y añadí - Prefiero aprender de vosotros, gracias.

No terminé de completar la frase que Martina y Martín se juntaron en un beso y las manos de él se perdieron entre las ingles de su hermana. Al poco la tumbó sobre la cama y le separó las piernas. Pude ver el coño de Martina totalmente afeitado. Era la primera vez que veía uno y me pareció una escultura de arcilla rosada. Unos labios voluminosos flanqueaban a otros más pequeños y afinados que los coronaba un rosado garbanzo ( esa fue la descripción que me di a los catorce años. Hoy te digo que tiene un coño perfecto, un clítoris valiente que siempre saluda y unos labios carnosos que piden ser mordisqueados, una vagina que se adapta perfectamente a mi polla. El asterisco rosado, algo más oscuro que el conjunto de su vulva, parece estar diseñado para que mi lengua lo dilate hasta que la atravieso. Follarse a Martina es lo mejor que le puede suceder a un mortal.

Martín se arrodilló entre las piernas de su hermana y comenzó a lamerlo. Lamidas cortas y lentas hasta que aumentó el ritmo y la intensidad. Martina separó los labios para que la lengua de su hermano se deslizara con comodidad. Segundos más tarde ella acariciaba el clítoris hasta que le creció unos milímetros. Parecía mi capullo en miniatura. Le pidió a su hermano que lo lamiera. Suspiraba y ella misma se introducía varios dedos en su interior.

El pene me dolía por la encerrada erección pero lo que estaba viendo bien valía aquel dolor.

Ella me tomó una mano y se la puso sobre un pecho. Martín se sacó la polla y su hermana sentada a mi lado se la comenzó a lamer de la punta hasta los huevos. No es que yo hubiera visto muchas pollas pero aquella era inmensa, creo que tres dedos más larga que la mía. Se puso el capullo dentro de la boca mientras que con las dos manos le acariciaba los huevos. Confieso que ver cómo le comía la polla me excitó tanto o más que ver cómo le comía el coño a Martina.

-Parece que te gusta la polla de mi hermano ¿Quieres compartirla?

-No.

Siguió lamiendo y chupando hasta que le explotó en la boca. Siguió meneándola mientras le seguía chupando el capullo sin sacarlo de la boca. Le salían ríos de leche de entre los labios. Martín se retorcía de placer y yo, sin tocarme me corrí en los calzoncillos.

Martina me entregó la mochila y al abrir la puerta de la habitación dijo

-Mañana vuelve que mi hermano necesita más ayuda- Me dio un pico y una palmada en el paquete. Se oyó -Chof!

La tarde del día siguiente comenzamos una aventura de sexo a tres que aún hoy no ha terminado.

Recuerdo el día que conocí a su madre. Era un sábado y me invitaron a pasar el día con ellos. Su madre habló por teléfono con la mía para que estuviera tranquila.

-Pierda cuidado. Lo trataré como a mi hijo.

Mi madre quedó tranquila porque ignoraba el trato que tenían madre e hijos. En aquel momento también yo lo desconocía.

Me abrió la puerta Martín diciendo -No te asustes por lo que veas en mi casa.

Ya había estado cinco veces y aparte de que nunca había nadie en la casa no observé nada extraño excepto que los hermanos follaban entre ellos y conmigo.

Al traspasar el salón que daba salida al jardín entendí el aviso de Martín.

Un equipo de rodaje estaba trabajando una escena de una película porno. No pude evitar andar más despacio y mirar con disimulo cómo dos mujeres le estaban comiendo la polla a Roco.

Ya en el jardín nos acercamos a la piscina donde se encontraba Martina. Me invitó a dejar la ropa sobre una mesa mientras Martín ya lo estaba haciendo.

Seguía sin poder disimular mi interés por lo que estaba pasando en el salón y Martina se dio cuenta

-Son Gloria Guana y mi madre que están follando con Roco.

Al oír aquello el corazón me dio un vuelco. ¿Has dicho tu madre?

-Si. Mi madre es actriz y productora de cine para adultos.

Se hizo un silencio que Martín cortó proponiendo un chapuzón. Nos lanzamos a la piscina y Martina nos siguió.

Nos salpicamos un rato hasta que los hermanos se acercaron para besarme. Nos comimos las tres bocas y saboreamos las tres lenguas. Martina nos acariciaba las pollas mientas nosotros nos encontrábamos los dedos en su vulva.

Le penetramos con los dedos por delante y por detrás alternativamente. Yo estaba a punto de correrme y me separé. Dí un salto y me senté en el borde. Martina también saltó y se sentó a mi lado.

-¿Mientras te la tocaba penabas en mi madre?

Era cierto pero lo negué.

-Que guarra eres- le dije riendo y empujándola para que cayera de espaldas en la hierva.

Su hermano al verla tumbada con las piernas separadas se acercó y desde dentro del agua buscó el sexo de Martina. Le comenzó a comer el coño y ella me pidió que la besara. Me tumbé a su lado boca abajo y nos fundimos en un beso de pasión. Me apoderé de sus pechos y le pellizqué los pezones. Martina tiene los pezones grandes y redondos como una avellana. Una mano de Martín se apoderó de mi pene y me dio el placer que solía darme en los lavabos del instituto.

-Mira cómo disfrutan las criaturas, Gloria – oí detrás nuestro.

Era la madre de los gemelos. Me quedé paralizado pero la recorrí con la mirada. Igual que Martina. Era ella con treinta años y el pelo algo pelirrojo. Los pechos algo más grandes pero las areolas y los pezones eran del mismo tamaño que los de su hija, es decir, perfectos y desde debajo, que es desde donde la miraba, tenía los labios abultados como Martina.

Las dos actrices se lanzaron al agua y nosotros nos volvimos a sentar en el borde con las rodillas colgando y media pierna en el agua.

-Te ha bajado la polla de golpe -dijo Martina riendo

-Eso tiene arreglo- oí decir desde dentro del agua. Me quedé de piedra cuando vi acercarse a las dos estrellas del cine porno.

-¿Tarda mucho en correrse, Martina? - le preguntó su madre.

-Se corre antes cuando se la come Martín. Conmigo aguanta bastante más- jajaja

La cosa iba en serio. Ya estaban frente a mí y la popular Alexis Kasia, madre de mis amigos, que ahora se ponía mi capullo en la boca y la no menos famosa Gloria Guana que me acariciaba los huevos. Martina no dudó en llenarme la boca con su lengua. La erección de caballo no tardó en aparecer.

La cabeza de Martina me impedía ver quien me la estaba chupando pero notaba como me lamían y chupaban a la vez varias lenguas y bocas. Imaginé las lenguas de Gloria la de Martín y la de su madre luchando entre ellas para darme placer. No se como fui capaz de aguantar tanto rato sin correrme y cuando lo hice fue la mejor corrida - mamada - morreo de mi vida, hasta aquel momento. Con el tiempo su madre me hizo mejores trabajos pero eso es otra historia.

Comimos todos del catering que sirvió la productora XXX – KASIA films y tras una sesión de relax retomaron la grabación. Fui espectador de excepción de una par de escenas.

Entrada la tarde a Martina le apeteció jugar al billar. En en salón de su casa hay una de billar francés pero quiso ir a jugar a un pub que tenía un americano. Estaba convencido de que lo que quería era otra cosa.

El taxi nos dejó en la esquina del local que estaba bastante animado. Hacía buen tiempo y la gente salía de casa para tomar el sol en las terrazas. El pub disponía de una gran terraza con mesas, un par de futbolines y tres mesas de billar, dos americanos y uno francés.

De camino al local le dije a Martina que iba a triunfar con la vestimenta que se había puesto para manejar el taco.

El vestido drapeado en color azul claro, corto y con mucho vuelo, con holgado escote que casi no escondía los deseados pechos de Martina, hizo furor entre los asistentes.

La brisa de la tarde de primeros de junio alzaba como por magia la tela dejando ver unos hermosos muslos y en ocasiones los apretados glúteos de la chica.

Martín no perdió tiempo y colocó las bolas para dar inicio a la partida. Jugábamos los tres, para hacer ambiente.

Martina se hacía la tonta y a mí me tocaba enseñarle cómo se cogía el taco y la postura que debía adoptar para apuntar a la bola que quería golpear con la blanca.

Cuando la cogía desde detrás para ayudarla en la postura, descaradamente le metía la mano debajo del vestido y lo levantaba para que vieran su culo y mi mano acariciándolo. Repetimos varias veces la postura y cada vez la braga estaba más metida en su raja mostrando más nalgas.

Cada vez que le tocaba tirar a ella una marea de espectadores se desplazaba para situarse detrás a cierta distancia. Una de las veces mientras ella se disponía a lanzar me puse a su lado y cogí le bajo del vestido. Miré al público expectante y lentamente fui subiendo la tela hasta la cintura. Martina hacía ver que no se daba cuenta y movía las caderas y el taco hasta que solté la tela y lanzó. No tocó bola.

El público que nos rodeaba era mayoritariamente masculino aunque alguna chica también disfrutaba de la visión de las nalgas y el morbo de la situación.

Martina retorcía algo la cadera, se inclinaba sobre la mesa sin flexionar las rodillas par ofrecer mejor vista y apoyaba el antebrazo en la banda. Tardaba una eternidad en lanzar y cuando lo hacía fuera cual fuese el resultado giraba dando saltos de alegría y forzando el vuelo del vestido para calentar más a los asistentes.

Los había que, ya habiéndole visto el culo por delante y por detrás, preferían cambiar de posición y ver la jugada desde el otro extremo o rodeando la mesa para ver cómo le bailaban las tetas dentro y fuera del escote. En alguna ocasión lanzó con un pezón al aire. Me acerqué para esconderlo pero me apartó.

Ya con el ambiente caldeado Martín retó a los asistentes a jugar una partida en serio. Puso sobre la mesa un billete de veinte euros en el que todos vimos que anotaba algo.

Un caballero de unos cuarenta y tantos años se acercó a la mesa y tomó el billete, leyó la anotación y depositó cuatro billetes de cincuenta euros.

Se dieron la mano y comenzó la fugaz partida.

Martín sólo tuvo la oportunidad de tirar dos veces. El caballero limpió la mesa en un abrir y cerrar de ojos.

Martina, al ver la rápida evolución de la partida, salió del local preparada para saldar la apuesta de su hermano. Escoltamos al ganador y a Martina hasta el garaje donde el cuarentón tenía aparcado el vehículo.

La nota escrita en el billete dejaba claro que nosotros dos debíamos estar presentes.

Martina no esperó a llegar al coche y se tumbo sobre el capó del primer vehículo que encontró al salir del ascensor. Martín y yo la agarramos por los brazos para que el cuarentón se abalanzara sobre ella y comenzó a lamerle la cara mientras le levantábamos el vestido. El cuarentón metió cuatro dedos de golpe dentro del coño empapado de la chica provocando que arqueara la espalda y gritara de placer.

De un tirón rasgó el vestido liberando los pechos de Martina y al momento los abofeteó con fuerza arrancando un gruñido de placer a Martina que le llenó de flujos los dedos que tenía aún dentro de ella.

El hombre se sacó una verga enorme con un montón de venas marcadas y una bola de unos tres centímetros a modo de piercing colocado en el frenillo. Mientras se la meneaba para darle forma Martín le quitó las bragas a su hermana para que se la follara el caballero de la bola. Dicho y hecho. De una sola embestida le metió la bola, el súper capullo y la enorme verga sacando un desgarrador alarido que resonó por todo el garaje.

Tras follarle el coño unos cinco minutos y darle seis orgasmos a Martina la sacó y nos hizo arrodillarla para meterle todo aquello en la boca. La polla venosa con la bola y el tremendo capullo estaba chorreando las corridas de Martina pero a ella le gustan sus sabores. La he visto batir sus flujos para conseguir una crema espera y comérsela mientras le follamos el culo con un dildo. Ella es así.

Le comió la polla hasta que el caballero la quiso a cuatro y él de rodillas se la volvió a clavar en el coño. Martina a cada embestida gemía y seguía el ritmo frenético que marcaba el de la bola. El empujaba adelante y al tiempo ella atrás. La cara de Martina era de estar gozando de aquella polla. Las manos del caballero se fueron a buscar los pechos que amasó con fuerza y estrujó los pezones haciendo relinchar a la chica.

Cuando notó que se iba a correr sacó la polla del paraíso y sin levantarse se colocó frete a ella. Hizo que se la mamara sin manos hasta que corrió dentro de la boca. Martina no dejó escapar ni una sola gota y siguió mamando el enorme trozo de carne hasta que perdió dureza. Se tragó toda la leche y rebuscó con la lengua en los labios por si hubiera algún resto. Era divertido el sonido de la bola metálica al golpear en los dientes. La mamada parecía la campanilla del monaguillo indicando comulgar.

El caballero se arregló y le entregó una tarjeta a Martín.

-Doy una pequeña fiesta con unos amigos y me gustaría contar con vosotros – dijo entregando cien euros a Martina – Te los has ganado.