(2) Nin y Fa

Nin y Fa habían estado de paseo y compras toda la tarde y habían recordado un bonito lugar donde tomaron un té en compañía y les apeteció tomar un gin de fresa . El trasiego de las pruebas las había cansado y sin ser muy conscientes de ello, habían acabado el primero muy rápido.

Capitulo 2

Con delicadeza, G recostó a Nin en el sofá, dejando el contacto con su piel a merced del cuero blanco perla, y de las manos de Fa.

Cogió su whisky y se sentó en el rincón contrario a la escena, enfrente, para admirar y disfrutar la escena. Quería participar, se moría por jugar, aunque sabía que aún no era el momento.

Ese momento era de ellas, no sabía muy bien como ellas habían llegado a esa compenetración y a ese estado de entrega, lo que sí supo fue que cuando él pudiera formar parte, de cualquier forma, ellas lo invitarían, lo avisarían.

A ese respeto profundo por ellas, se le añadía el placer goloso del que se sabe afortunado al asistir a un regalo, a un evento digno de ser recordado. Y aún más, para hacer aún más golosa la escena, estaba su lado voyeur, al que más le gustaba mirar, imaginar las sensaciones que estarían sintiendo esas bellas diosas que el universo le había puesto delante.

Le gustaba sentirse parte de esa escena, de ese juego, de esa aventura traviesa, como el observador, mientras degustaba su whisky en la mano y el calor llameante de la sangre que incendiaba cada parte de su cuerpo. Por suerte la luz suave y el estar medio oculto entre las sombras, permitía disimular cómo su cuerpo se estaba tensando con esa escena, una tensión que se hacía aún más evidente bajo el fino lino.

Sabía muy bien que Nin, en alguna parte de su conciencia, lo estaba observando, allí, en la distancia, y eso la encendía aún más.

Por un milisegundo, demostrando la conexión entre ellos, Nin le busco con la mirada, bajo las caricias de Fa, y sus miradas se cruzaron. La de Nin se volvió aún más fogosa, la de G se volvió profunda y misteriosa. Eso a Nin le activó aún más el fuego que sentía a la vez que imaginaba que estaría fantaseando G, en esa mente tan seductora que tenía.

Los besos de Fa sobre su cuello la devolvieron al placer que su cuerpo estaba sintiendo, olvidándose de G, de las conversaciones de alrededor y hasta de la ropa.

Sentir como Fa besaba el cuello de Nin, y como empezaba a bajar por su cuerpo, con pequeños besos suaves, parándose milésimas de segundos en los pezones, que se deslumbraban por encima de la batita que llevaba Nin, o llegando a su muñeca, para poder lamerla suavemente, y hacerle sentir mil emociones y sentirlas ella también, fue el inicio de miles de escalofríos de placer, su cuerpo estaba entregándose a esas caricias y todo hacía que su mente se relajara y se entregará aún más a los juegos de Fa.

En ese momento, Fa llegó hasta el cinturón de la bata, y con un pequeño mordisquito, tiró de él, deshaciendo el lazo que lo ataba rápidamente. La bata de seda, se deslizó suavemente por cada uno de los costados del cuerpo de Nin, dejando ver su conjunto de lencería negro. Fa levantó la cabeza del cuerpo de Nin por unos segundos y la miró con ojos ardientes, admirando, con esa mirada pícara que tenía, cuánto le gustaba ese cuerpo tan bello, esa piel suave, blanca y delicada. Volvió a dirigir su atención hacia la cara de Nin, para besarla con frenesí y con nervio, no podía aguantar más, tenía ganas de sentirla, de hacerle sentir, de juntar sus labios, de morderlos con delicadeza, de entrecruzar sus lenguas, de beber de su boca de miel..

Nin le devolvió el beso con pasión, y empezó a desabrocharle la falda que llevaba, mientras Fa estaba encima de ella ocupada en sus labios, finos y carnosos. Se la quitó y la dejó caer, escurriendo por los bellos muslos de Fa, al lado del sofá.

Las manos de Nin empezaron a acariciar ese cuerpo caliente y terso, sus dedos se encontraron con la silueta del conjunto rojo de lencería que llevaba y comenzaron a recorrer sus costuras, sus bordados y sus pliegues, llegando a pasar por encima de su fuente de placer, cubierta y protegida aún por aquella fina tela que la separaba de mil emociones.

En ese momento, Fa deshizo el beso a causa del intenso y placentero escalofrío que le recorrió todo el cuerpo iniciado por los dedos de Nin rozando de pasada su sexo.

Miro a Nin, y Nin solo pudo ponerle una mirada de esas juguetonas que tan bien le quedaban a ella. Al haberse levantado un poco Fa de encima suyo, se levantó un poco y empezó a desabrocharle la blusa, para poder observar el corsé que llevaba.

Una vez la tubo desvestida, y poniéndose de rodillas en el sofá, obligó a Fa a levantarse, y la giro hacia el sillón donde estaba G, disfrutando, observando, sintiendo, y con mirada traviesa, apartó el cabello de Fa, y desde atrás empezó a besarle el cuello, a lo que Fa solo pudo cerrar los ojos y coger aire. Las manos de Nin, recorrían el cuerpo de Fa, por encima del corsé, llegando a acariciar sus pechos.

Nin miraba, mientras activaba así el placer de Fa, a G, con cara de pícara coqueta, con un "Te gusta nuestro juego? Te gusta lo que ves??.

G vio esa mirada encendida en el bello rostro de Nin y no pudo evitar que su cuerpo se agitara y que de forma autónoma, deseara acercarse, iniciando el movimiento, pero la mirada de Nin, le dijo, de forma juguetonamente dominante, que aún no era el momento, que tendría que esperar y generar aún un poco más de deseo.

Nin disfrutaba de ver a G en ese estado, disfrutaba viendo cómo sus labios estaban rojos y apetecibles, mostrando el deseo que le estaba consumiendo por dentro. Verlo así estaba inflamando todo el ser de Nin, y a la vez, ese fuego, llegaba hasta Fa a través de sus dedos, dedos que se estaban dedicando a volver loquita de deseo a su amiga, que empezaba a gemir con los ojos cerrados. Nin sabía que Fa podía llegar al clímax con caricias, pues un día Fa se lo confesó, y desde esa confidencia, quiso ver si podría generarle ese grado de placer.

Esa curiosidad, más otras pequeñitas, habían ido llenando el vaso que está noche estaban disfrutando los tres.