2-Mis aventuras de adolescente - Mi primera mamada

Segundo relato de la serie, estos relatos pretender contar mis escarceos con el sexo a lo largo de mi vida, basados en hechos reales con pequeñas cosas que me hubiera gustado que pasasen.

Segundo relato de la serie, estos relatos pretender contar mis escarceos con el sexo a lo largo de mi vida, basados en hechos reales con pequeñas cosas que me hubiera gustado que pasasen.

En esta ocasión os cuento lo que hice con mi colega Alex de acampada en la que por primera vez me como un rabo, es la continuación directa de mi anterior relato


Cuando pensaba que la noche había acabado para mi David y Diego metieron a Alejandro en nuestra tienda como bien pudieron, no se molestaron en desvestirlo, solo lo dejaron ahí entre Marcos y yo, el pobre estaba fatal puesto que sus únicos signos vitales era que respiraba. Yo me hice el dormido para evitar dar explicaciones y David y Diego tras cerrar la puerta supongo que se fueron para su tienda, pues al poco rato empecé a oírlos charlar en voz baja a cierta distancia.

Os preguntareis como era Alejandro, o bueno si no os lo preguntáis os lo cuento igualmente. Alex era un puto adonis, punto; a ver en serio era un año menor que yo, pero tenía el cuerpo mucho más desarrollado que yo, en gran parte por el tenis que practicaba de forma semi profesional, llevaba el pelo en una media melena que al moverse parecían los rayos del mismo sol, tenía un cuerpo muy fibrado y una sonrisa perfecta, eso unido a unos profundos ojos verdes hacían un conjunto perfecto. Visto con la perspectiva de los años está claro que estaba muy pillado por él. Aunque no íbamos al mismo curso nos veíamos un par de veces a la semana cuando yo iba a clases de tenis y siempre nos saludábamos. Por desgracia la academia no tenía duchas así que no sabía que guardaba entre las piernas, al menos hasta esa noche.

Volviendo al tema, tras la paja que me había hecho se me había bajado el calentón, pero es que no podía dejar pasar esa oportunidad, cuando volvería a tener a mi querido Alex tan indefenso. Tras unos minutos dándole vueltas en los que no era capaz de apartar la vista de ese monumento me decidí a volver a empezar con el jueguecito de los toqueteos, haciéndome el dormido, empecé como con Iván poniendo mi mano sobre su pecho, el pobre estaba helado, tras unos instantes me convencí de que Alex estaba profundamente dormido, con lo que fui bajando poco a poco mi mano por su pecho, este estaba super duro y mi rabo ya empezaba a soltar precum. Tras sobar cada centímetro de su torso puse mi mano en su paquete, tenía la polla dormida y sinceramente me sentí decepcionado al sentir que no parecía gran cosa, estuve un rato sobándola y aquello no crecía. Metí la mano por dentro del pantalón de deporte y se la agarré con delicadeza, estaba helada y diría que también la tenía encogida del frío, se la meneé un poco y seguía sin salir de su letargo.

Me sentí un poco decepcionado la verdad, pero eso no iba a detenerme, con cuidado lo giré un poco y le empecé a bajar los pantalones, debajo llevaba unos boxers de los flojos, la verdad es que me sorprendió pues a casi ningún amigo le había visto ese tipo de ropa interior, pero a mí me ponía igual. Tras bajarle ambas prendas con cuidado por fin pude verle la polla, tal y como había palpado era bastante pequeña, me imagino que era por el frío, aunque nunca me han disgustado las pollas pequeñas en mi imaginario siempre pensé que mi amor platónico la tendría enorme. Empecé un suave meneo en su rabo y aquello seguía muerto, imagino que el alcohol tendría algo que ver, pero yo no me daba por vencido, tras un rato más de paja decidí dar un paso más, sin duda lo más arriesgado que había hecho hasta el momento.

Me incorporé como pude y poco a poco fui acercando mi cara a su entrepierna, primero olí un poco, porque en el fondo me daba un poco de aso, no olía ni bien ni mal, olía a juventud, a sexo y un poco a sudor, pero en ningún caso me resultó desagradable. Le agarré la polla con miedo a que se despertase, pero de perdidos al río y de una me la metí en la boca, era una sensación rara, jodidamente rara pero increíble. Si antes ya estaba cachondo en ese momento casi me corro en los calzoncillos, le bajé el prepucio con dos dedos y me la volví a meter en la boca, tenía un sabor curioso que me encantaba, nunca había hecho una mamada, pero algún video porno si había visto así que intenté emular a aquellas tías tetonas de las pelis noventeras, pero claro ellas se tragaban rabos de mucho mayor calibre. Poco a poco la polla de Alex fue creciendo en el interior de mi boca, parece que por fin había conseguido despertarla, no era nada del otro mundo, de unos 13cm como la mía, pero mucho más ancha, no tenía demasiados pelos, solo en la base del rabo y los tenía recortados. Tras un rato disfrutando de mi helado preferido decidí darle un lametón a los huevos, los tenía de un tamaño normal pero completamente lampiños, una autentica delicia. Empecé a intercalar los huevos mientras lo pajeaba y al rato volvía al rabo, tras unos minutos decidí sacarme la polla por la pernera de los calzoncillos y empezar a masturbarme lentamente para disfrutar lo máximo posible antes de correrme. Cuando estaba a punto de correrme paraba y volvía a prestar toda mi atención a rabo de Alex para alargar el placer todo lo posible, pero parece que mi colega no pensaba lo mismo, al poco rato su polla se tensó y noté como algo subía por su tronco, un par de trallazos me dieron en la cara y en cuanto paró de escupir me la metí hasta el fondo mientras me masturbaba a toda ostia, debí aguantar 10 segundos en venirme sobre su pierna, había sido la mejor paja de mi vida.

Tras recomponerme un poco empecé a limpiar el desastre, le quité de todo los pantalones y calzoncillos a Alejandro y luego volví a ponerle solo las bermudas, no sin ante dar una buena chupada a su rabo que ya estaba a media asta. Me guardé sus calzoncillos en la mochila, sería mi trofeo y recuerdo de aquella magnífica noche. Antes de acostarme le pegué un último vistazo a Alex, que dormía plácidamente y con cara de felicidad, diría que había entrado en calor.

No tardé ni 5 minutos en caer en un dulce sueño, hasta que a eso de las 7 de la mañana me desperté con la luz del exterior, no habían sido muchas horas, pero descansé como si hubiera dormido todo un día en mi cama. La sorpresa fue que Alex estaba haciéndome la cucharita, tenía su paquete pegado a mi culo y su rabo parecía estar medio empalmado, supongo que se le pondría dura como a todos cuando dormimos. Alargué todo lo que pude ese placentero momento, pero al rato Alex se giró, imagino que por el calor que empezaba a hacer dentro de la tienda. Marcos e Iván seguramente seguían durmiendo. Desde mi posición solo podía ver a Marcos que estaba espatarrado boca arriba con una buena tienda de campaña y con casi todo el cuerpo fuera del saco. La vista era estupenda la verdad, puesto que, aunque Marcos era bastante delgado a mí me ponía igual.

Estuve remoloneado un buen rato hasta que marcos se despertó, metió una mano en los calzones y después se la llevó a la cara para olerla, puso cara de sorpresa al ver a Alex en la tienda y me preguntó.

  • ¿Este cuando ha entrado?

  • La verdad es que no tengo ni puta idea

  • Bueno seguro que aprovechó más la noche que nosotros, me respondió.

  • ¡Eso seguro!, le respondí mientras recorvaba la noche anterior y me volvía a empalmar.


Bueno, este ha sido el segundo de la serie, no sé si pegaré un salto temporal para poder contaros algo con más de guarreo o si continuar con los escarceos juveniles. Si queréis opinar toda crítica constructiva es bien recibida y agradecida.