«2» amor, amistad y matices

Continúa el cambio de aires. "¿Quieres quedarte hoy conmigo? No quiero dejarte sola"

Aquí tenéis el siguiente capítulo de la saga. No hemos cambiado prácticamente el nombre del capítulo porque en sí es una continuación del mismo día dónde lo dejamos.

Esperamos que os guste como termina y en cuanto podamos escribiremos la continuación.

¡

Muchas gracias

por vuestras aportaciones en la primera entrega! Ojalá esta os guste todavía más.

*¡¡¡Comentad y valorad!!!! ^^*

CONTINÚA EL CAMBIO DE AIRES

CALIOPE

Disfruto de la calidez de su abrazo, de cada suspiro que exhalaban sus labios y de la infinita ternura que me inspira ella. Mis pensamientos se amontonan en mis sienes, miles de emociones brotan libres como un torrente que asola todo a su paso. Mi cuerpo se relaja en su proximidad. Mi razón me abandona. Mi propia sed la reclama. Paso mis manos por su nuca, y poco a poco, me separo mirándola a los ojos. La veo absorta, pensativa, ida. Reacciono intentando llamar su atención. Le sonrío, cuando sus ojos salen del pozo donde ella se ha colado.

  • Escucha... ¿quieres quedarte hoy conmigo? No quiero dejarte sola así.

Le miro con una mezcla entre ilusión y preocupación Mientras, mis manos, se vuelven a alojar en su nuca.

ESTRELLA

“¿Qué me quede hoy todo el día con ella? Sí.. ¡por favor!”.  Noto como mis propios ojos hacen chiribitas. No habría nada más perfecto que estar horas a su lado, sin pensar, sin preocuparme por nada más, sólo las dos; contemplando esos ojazos, riéndonos por cualquier tonteria. Sería perfecto. Pero tengo que volver a la realidad, todavía vivo con mis padres. Mañana es día lectivo y no puedo jugármela.

La miro a los ojos y suspiro.

  • Cali no hay nada que más apetezca en el mundo, pero sabes que no puedo. Además, en cuanto se enteren que he dejado a Roberto....- me mira comprensiva, prosigo.- Bueno... ya me entiendes. Es el niño de sus ojos y no lo van a comprneder ni a aceptar. No quiero jugármela porque además este "finde" es la fiesta de despedida de temporada de baloncesto. ¡Me matarían si faltara!

Río para intentar quitarle hierro al asunto. Noto la desilusión en sus ojos.

CALÍOPE

Reflexiono sobre sus palabras, noto que la desilusión me invade y se refleja en mis ojos. Pienso en cómo se tomarán la noticia sus padres, y en lo mucho que a ella le afectará.

  • Entiendo, pero... ¿Estarás bien? Sino, hacemos una cosa: cuando llegues, hablamos por skype... ¡rollo fiesta de pijamas pero en otra casa!

Me río para quitar seriedad a mi última tonteria.

-Además, mañana tengo que.....

Pienso por un instante “¡Oh Dios se me había olvidado!”. La miro a los ojos y desvió la mirada, musitando miles de maldiciones... “¡Mierda, mierda, mierda!”. La miro a sus ojos confusos

  • Sabes, soy una tonta olvidadiza.

ESTRELLA

  • No te quejes de memoria... que una servidora... - río de nuevo.

Cuando me mira así la verdad es que no puedo hacer otra cosa que seguirle el juego y .. me juego el cuello a que pongo una cara de imbécil que no puedo con ella.

Vamos a un parque cercano a comernos nuestro pequeño tesoro. Realmente no hacemos otra cosa que jugar con la comida y reírnos de las nimiedades más absurdas. Pero es que cuando estoy con ella todo torna en un matiz diferentes. Es como si viera la vida con un filtro de color pastel que relativiza todo aquello que me rodea y que la hace brillar a ella por encima de toda la mierda que me rodea. Es como si estuviéramos las dos solas, nadie más en el parque. Me imagino una enorme pero frágil pompa de jabón de feria que nos envuelve. Absortas la una en la otra, sonrientes, resplandecientes, únicas.

Suena el móvil de Caliope. Y esa canción de principio agudo hace explotar la burbuja.

CALÍOPE

El tiempo pasa volando, todos los quehaceres que tenía que hacer se disipan en el aire. Es maravilloso estar con ella, todos los problemas se disipan. No paramos de reirnos, de jugar a que la realidad no existe.

Suena mi móvil, miro la pantalla y veo que es el número de la Reserva. Apago el móvil y me levanto rápidamente.

  • ¿Te acuerdas que antes he dicho que tengo una mala memoria? Pues, sí. ¿Recuerdas los cachorritos de león, Nala y Simba, que me trajeron hace un par de años a la reserva?

Estrella asiente

  • Pues verás... Han sido papás de un cachorrito, pero, tiene bastantes problemas. Tengo que ir a verlo y a darle de cenar. ¿Quieres darle un bibi a un leoncito? Es como un peluche y no muerde- digo mientras sonrío- luego te acerco a casa. ¿Te hace el plan improvisado?

ESTRELLA

  • ¿Pero nos llevará mucho tiempo?

Caliope me explica que es solo llegar y darle el biberón, que como no tiene turno esta tarde no hace falta quedarse más tiempo. Me explica que ella es su cuidadora y está acostumbrada a su aroma y que entonces siendo tan pequeño es mejor que siempre vaya la misma persona.

Mientras me lo cuenta la miro absorta, me encanta cuando habla de su trabajo. Se nota que es una apasionada de los animales y yo (que de toda la vida he sido ni fu ni fa) hace que me entusiasme tanto como ella.

A pesar de que ya es un poco tarde, accedo a la invitación. ¡Soy incapaz de rechazarla! Pero sólo bajo la condición de que me acerque en coche a casa enseguida. Y así me encuentro a las 8 de la tarde montada en el coche de Cali de camino a la reserva cercana a la localidad horas más tarde de rechazar un futuro confortable y lleno de comodidades.

CALÍOPE

Enciendo el motor y suena la música. Es tranquila. En pocos minutos ya estoy llegando al sendero que conduce a la reserva. Lanzo miradas furtivas a Estrella, apoyando su codo contra el cristal, mirando perdida contra la ventana.

Veo que una lágrima huidiza cae por su rostro. Mi mano se desliza hacia suya acariciándola, mientras, mi mirada rueda por el sendero. Veo el cartel de la reserva.

Sonrío.

-Ya hemos llegado

Suelto su mano y aparco. Hago un gesto con la cabeza para que salga del coche. Doy la vuelta al coche y me pongo a su lado, dirigiéndole el camino. Andamos por un pequeño camino lleno de árboles. Adoro este sitio, adoro mi trabajo. Entramos en las instalaciones, conduzco a Estrella por una serie de puertas y pasillos. No cruzamos palabra.

Llegamos a mi pequeño despacho, abro un cajón y me pongo un grueso guante. A ella le lanzo unos guantes de látex de quita y pon.

-¡Vamos! ¡La fierecilla nos espera!

Salimos de mi despecho y mis pies se encaminan a la sala de consulta. Abro la puerta y saludo al personal. Me tienden un biberón. El cachorro está agazapado entre dos sillas. Pido a todos mis compañeros que abandonen la sala.

Miro a Estrella y le sonrío..

  • Es un rey temeroso. Esta asustado.

Me acerco lentamente al león y empiezo a susurrarle.Parece que reconoce mi voz, y sabe que tras mi voz hay comida. Avanza lentamente, dándose un golpe con una silla y tirando el instrumental que hay en ella.

-Mira que eres torpe- digo mientras me acerco a el y lo cojo

ESTRELLA

Es ver a Caliope con el cachorro de león y se me cae la baba. El pequeño animalillo es adorable, todo en él son ruiditos y mimitos. Se nota que la quiere mucho y ahora entiendo porque la han tenido que llamar para que venga expresamente ella.

Después de un rato de estar contemplando tan adorable escena Caliope me tiende el biberón para darme la oportunidad de darle yo también la cena al pequeño león.Me muestro reticente pero, ante su insistencia, acabo accediendo. No a darle el biberón, pero sí a acariciarlo. Parece que no le caigo mal del todo al leoncillo.

Una vez se termina el biberón nos sentamos las dos en el suelo y jugamos un poco con él. ¡Madre mía! Nunca habría pensado que jugaría con un animal así, ni tampoco que lo hiciera con una chica tan espectacular como es ella.

"Estrella, debes de dejar de verla así. Sabes que sólo es una amiga que, aparte de que algo más podría fastidiarlo todo, esta Angeline. Y tú no eres de las que se mete de por medio de una relación, bueno o de esa cosa rara que mantienen entre ellas" pienso para mi misma mientras la miro de reojo. No sé exactamente que hay entre estas dos, tampoco he querido preguntar nunca más de la cuenta. Una cosa está clara, tienen una relación muy especial.

De repente suena mi movil. ¡Mi madre! Miro alarmada a Cali.

¡Creo que nos hemos entretenido demasiado!

CALÍOPE

La miro asustada y miro el reloj, las 9. “¡Dios!”, con ella se me pasa el tiempo demasiado rápido. Veo como atiende el teléfono. Mientras, cojo al pequeño león.

  • Pequeñín, ya es hora que vayamos con mamá.

Hago una señal a Estrella para que me siga. La dejo en frente de una vitrina, me acerco a ella y le susurro al oído:

  • Dile a tu madre que enseguida estás, yo voy a reunir a este con la suya.

La dejo en frente del cristal, me meto dentro de la pequeña sala que guardamos para esta nueva familia. Dejo al cachorro en el suelo, pero el quiere seguir jugando, se enreda en mis pies. Veo a Estrella reírse tras el cristal. Poco a poco veo que sale su madre de entre las rocas. El pequeño se encamina hacia su madre y salgo rápidamente de la sala.

Me acerco hacia estrella, veo que ya no habla con su madre. La veo mirar intrigada el cristal, la cojo por la cintura mientras mi respiración se acelera.

  • Esta es mi parte favorita- apunto.

Vemos como la leona huele y lame al pequeño león, el pequeño se escurre entre sus patas, la madre le sigue el juego durante unos instantes y luego lo coge entre sus dientes. Observamos como el pequeño se adormece casi al instante.

-Corre... ¡vámonos!

Nos apresuaramos entre risas al coche. De camino, tenemos una rápida conversación sobre la fiesta y quedamos en salir para el siguiente fin de semana. Estamos llegando a su casa y noto que no quiero que se vaya, no quiero salir de esta esfera, no quiero regresar a la realidad. No quiero separarme de ella.

Sale del coche, yo hago lo mismo. Estamos una frente a la otra y nuestras miradas se cruzan, cuando siento su mirada penetrante, mi respiración se acelera e incluso diría que noto los latidos de mi corazón.

  • Entonces, dentro de dos días... ¿fiesta?- ella asiente con la mirada.

Sonrío, me tranquiliza pensar que dentro de dos días estaremos por ahí pasándolo bien. Me acerco a ella para despedirme, la abrazo y vuelvo a sentir la calidez y la confortabilidad que solo me otorga su piel. Nos separamos y le voy a dar un beso en la mejilla, cuando ella gira su cabeza hacia la misma dirección. Por un instante, el mundo para mí se detiene. Noto una breve corriente, una breve sacudida que recorre mi cuerpo. Y, mis labios, por un mísero instante, acarician los labios de Estrella.