1a historia (2)

El termino de una histora, un cuento de adas, para algunos pero que vista desde la psique humana resulta completamente posible.

¡Estaba enamorado!... ¡¿Enamorada!?

  • Quizás el rehusar a admitirlo para si de forma consiente, pero aquel espectro dibujado en el vidrio reflector, había conseguido debilitarle como solo las grandes emociones con sus inmensas descargas de adrenalina, pueden hacerlo, para luego helar la sangre permitiendo que la persona actúe, se mueva y piense, aunque claro esta, pensar, no significa razonar

-Retomamos este punto donde nuestro personaje llega a la encrucijada donde los sentimientos más recónditos y reprimidos de cualquier ser humano se transforman en realidades parecidas a un sueño enfermizo del que se quisiera no despertar.

-Ella, su nacimiento, ¿Seria Natural? ¿Seria Común? Y ¿Las Razones? ¿Acaso el destino Jugaba con aquel ser y le designaba un camino? ¿Tal vez una alma diferente a la suya, atrapada en aquel cuerpo, como castigo a un pecado cometido, habría logrado liberar sus cadenas y hacerse de aquel cascó de carne y hueso? O ¿habría sido solo la casualidad con un conjunto sucesos, en forma de cadena, que serian catalogados por muchos como desafortunados? Desafortunados o no, solo el tiempo resolvería aquel paradigma que el lector descubrirá al inundarse en las palabras de esta, la continuación de nuestro relato.

-Le Era imposible razonar su piel experimentaba una calidez difícil de explicar, si acaso solamente comparable con la tibia ternura que una madre ofrece a su hijo al estrecharlo en sus brazos. El olfato y el gusto se intoxicaban con aromas que un hombre solo llega a disfrutar la primera vez, que completamente enamorado, atrapa para si a la que será su pareja. La vista, inconstante e inquieta escudriñaba cada rincón de la habitación sin evitar detenerse en momentos a contemplar tan magnifica figura de la cual su corazón se había prendado.

-Solo el quinto de sus sentidos le regresaría abruptamente a la realidad de su condición, cuando alcanzo a oír los rechinidos de una cama, como cuando alguien la deja para comenzar la jornada del día. Su madre se había despertado y no tardaría en ir a levantarlo. Solo recapacito en la hora después de consultar un viejo reloj de cabecera que le indicaba había permanecido despierto por alrededor de 3 horas, tiempo seguido cuando un fulgor de luz se coló entre las ventanas para indicarle el comienzo de un nuevo día.

-Debía recobrar la cordura. Se decía mientras con inmensa congoja retiraba una por una aquellas prendas. Pero al enfocar su vista en el espejo no podía dejar de mirar a esa chica que le había embelesado y al mirarla y leer sus labios podía entender que lo que ella le pedía que no era mas que amor y libertad.

-¿Acaso no todos queremos eso? Deseamos ser libres. Aunque la libertad se extiende mas aya de nuestros cuerpos. Se extiende sobre la esencia misma de lo que nos hace humanos, de aquello que nos permite amar, sentir, odiar y pensar. Lo que mas anhelamos es sin duda nuestra libertad, no el libertinaje, vano y caprichoso, si no la verdadera libertad, la extensión de nuestra alma hacia el infinito, dejándose llevar no por lo que nuestros cuerpos nos dicten, mas bien una identificación plena con ese ser interior. Nuestra alma.

-Este había aprendido algo que no podría eliminar, pues si acaso tal vez ocultar. Esconder eso de lo que acababa de ser presa el nuevo conocimiento de si, para complacer los preceptos de la sociedad.

-Y cada vez que se atrevía a mirar en el espejo encontraba la misma respuesta. ¿Por qué esconderte? ¿Acaso situaciones del pasado no le habían marcado con un futuro incompleto? ¿No seria mejor tomar la mano que ahora la suerte le tendía para que lograra una realización completa, identificándose consigo mismo, como todo ser humano lo debe hacer? No tardo en tomar una decisión.

  • Al salir de su casa, rumbo a la escuela, la sensación de oídos tapados la boca seca, el temblor e inseguridad de las piernas, al caminar, no lograron mermar el coraje del cual se había hecho acreedor con la firme convicción.

-Esa mente que hacia apenas unas horas, hubiese comprendido su motivo de ser no pudo concentrarse en otra cosa, a lo largo de las arduas horas de estudio, que no fuera en aquel lugar donde sus amigas, ahora compañeras estarían esperando a la nueva integrante. Quien debía presentarse ante ellas con su nueva identidad y el nombre le preocupaba mas, que el saber sobre una batalla librada por un viejo caudillo, que en alguna época fuera el emperador y máxima mente militar de su tiempo, y cayera en ella ante un desesperado y fallido intento de recuperar su trono, después un primer exilio.

-Entonces recordó vagamente una platica que en alguna ocasión hiciera con su madre, una de esas charlas que todos habremos tenido en un momento dado de nuestras vidas en las que por iniciativa propia de nuestros padres o por curiosidad nuestra llegamos a preguntar, con la mayor inocencia del mundo, cual hubiese sido nuestro nombre, de haber nacido de sexo contrario al que nos caracteriza.

-Ana… Ana Valeria… como tu abuela paterna y tu tía fallecida, respectivamente. Era aquella la respuesta que recordaba, su madre le había hecho saber. Debía ahora prepararse, respirar profundamente para arribar a donde sus compañeras y con un valor extraño, del que no recordaba haber sido poseedor jamás, en su carácter anterior, pero que ahora se apoderaba de ¿el? Mmmmmmmm. No de ella… Se apoderaba de ella como una emoción nueva y enervante que le hacia sentir segura.

-Dos o tres pasos le distanciaban ahora de alcanzar aquella puerta en la que un día anterior se firmara la sentencia de los hechos que hasta ahora acaecían. Era este el momento. Empujo con la mano derecha la puerta entrando al vestidor donde sus compañeras fueron esta vez sorprendidas en plena faena de cambio de vestimentas.

-Contorneada, difusamente, por la intensa claridad de la luz que entraba por la puerta, se encontraba la silueta de alguien. A causa de la repentina ceguera, producida por tan fuerte brillo, distinguieron el aroma y presencia de una chica extendiendo con su mano izquierda una bolsa a la vez que les dirigía un saludo que resulto familiar.

-Al terminar de cruzar el umbral, aquella primera impresión desapareció, para tomar el lugar de aquella silueta la presencia de Antonio. Antes de permitirles contestar al saludo y adelantándose a la suposición que todas se habrían hecho al verlo vestido con sus ropas habituales y extendiendo la bolsa con el paquete que día atrás le entregaran.

No saluden a Antonio –Comenzó a hablar con voz claramente afeminada a causa del nerviosismo- pues el no se ha presentado aquí. Frente a ustedes esta Ana Valeria su nueva compañera. Pero tiene un problema para el cual necesita su ayuda. Ana es una chica que aun no sabe ser chica, no sabe arreglarse como una chica ni vestir, ni hablar, ni comportarse como tal ayúdenla.

-Dejándose caer en una banca, a la entrada del recinto, se llevo las manos a la cara cediendo en llanto ante aquella confesión y el gran conjunto de emociones para los cuales el espíritu humano tiene un alcance.

-Se debe decir que no sin asombro, pues tal vez aquellas chicas abrían comenzado todo eso como una mera broma, se ablandaron ante aquel sollozo y sin dudarlo demasiado aserrándose a la chica por fin una de ellas comento.

Any… Any… no llores mas linda. Mira que las lágrimas no nos hacen ver más guapas y tú eres muy bonita para estar así. Por otra parte tendrás tus razones para llorar. ¡Claro con esa forma de vestir que hasta pareces un chico cualquiera de nosotras lloraría por lucir así! Pero no te preocupes estas con nosotras y nos encargaremos, que para eso estan las amigas.

-El llanto de Ana Valeria ceso. Mas por un impulso incontrolable que por la razón, se levantó y se dirigió adentro del vestidor, donde un gran espejo cubría casi media pared y en donde una de sus amigas disponía una silla acomodada de tal forma que al sentarle en ella quedaría ubicada con la espalda hacia el espejo.

-Con mas facilidad que aun maniquí, pero con la misma disposición sin voluntad propia, dejo le despojaran de sus ropas, sin prestar atención a los comentarios que su compañera, mas experimentada en cuestiones del amor, llego a exterioriza al proferir lo que sin duda seria un punto de vista real para cualquiera.

Any…o Vale…como sea que te guste mas. ¡Mira nada mas esas pequeñas cosas colgando! ¡¿Y aun así dudabas en ser una chica?! ¡Por favor no te martirices! Ya veras el resultado y quizá con el tiempo hasta te puedas deshacer de eso.

-Sus palabras que después de algunos años resultaran proféticas, generaron en algunas de las chicas rizas y en otros cazos solo un leve acetir, pero en quien no surtía el menor efecto era en Ana Valeria que para entonces se encontraba perdida, no en pensamientos, al contrario, en no perder detalle de lo que sus compañeras hacían para aquella transformación.

-No apartaba sus ojos de aquella que se preparaba para untarle una crema depiladota, de la otra que arreglaba sus uñas o la que se dedicaba a buscar el mejor peinado, para lo insólito de la situación, a causa del corte de cabello aun tan masculino. Tampoco dejaba de mirar a aquella que preparaba la ropa del uniforme con sumo cuidado y que después de la depilación comenzara a vestirle. Como tampoco le quito los ojos de encima a la aguja esterilizada con alcohol que una de sus compañera acercara a sus oídos para un doloroso piquete seguido de la colocación de un par de pequeños pendientes en forma de arracada.

-Su éxtasis no le permitía caber mas en ella, el sostén que en ese momento estaría relleno con un para de pequeñas calcetas, le apretaba dejándole percibir cosas que aun una noche anterior no hubiera soñado, el cuerpo sin bello, la pequeña pataleta que le habían prestado bajo las medias que ahora se deslizaban con mas facilidad le dejaban boquiabierta. Los toques de maquillaje que siguieron a un minucioso delineado de las cejas y ese sabor cremoso en los labios. Todo era descubrir algo que difícilmente quien no lo ha experimentado puede explicar.

-Al fin le siguió el leotardo, los calentadores, y los zapatos tenis, cuando su amiga del peinado le indico que podía levantarse y rotar hacia el espejo. Todo le dio un vuelco. Se sintió mas temerosa ahora, aun que antes de llegar a ese lugar. Tras el impulso de sus amigas, por fin tomo animo y de un giro rápido quedo de frente al gran juez, aquel enorme espejo que regalaba a su vista la misma chica que una noche antes hubiera conocido, pero ahora totalmente arreglada.

-Era necesario observarle de pies a cabeza. Los pequeños calentadores, el brillo de las medias que se perdían bajo el leotardo y la diminuta falda, que realzaba la feminidad de su delgada cintura, pasando por un marcado sostén denotado por unos pequeños pero proporcionales senos que completaban su apariencia.

-En cuanto al rostro. Si describiera a un ángel, no estaría más cerca de calificarle. Los viejos rasgos varoniles que le caracterizaran en la infancia habían desaparecido, ante el efecto del tiempo después de aquel, ahora, considerado por ella, afortunado accidente. Además de un magnifico trabajo por parte de su compañera que con un arreglo suave y discreto, como debe ser para una chica de la edad, que solo necesita realzar su belleza natural.

-Describir como lucia, con sus hermosos ojos verdes delineados, un toque dorado sobre los parpados y una boca rosada, brillante y húmeda que aumentara infinitamente su sensualidad enmarcado por una pañoleta del color del uniforme que cubría de detrás de los oídos permitía ver un poco del cabello de enfrente pero que cubría perfectamente una pequeña extensión colocada en forma de cola de caballo.

-Difícil o quizá imposible seria tratar de describir aun más, a esa linda criatura, de la cual solo una fotografía, tomada el día de la presentación del grupo, con sus 10 integrantes, puede hablar mas fiel y favorablemente de lo que cualquier clase de palabras dejara dar a conocer.

-Pero claro esta si les interesa aquel día de la presentación, bastara con decir que si alguien, no importe el sexo físico, se ha sentido mujer. Entenderá los placeres a los que Ana Valeria debió entregarse en esos instantes, ante el intoxicante veneno de la admiración, proferido por todo hombre, la adictiva envidia por parte de las mujeres y lo más importante, la complaciente sensación de libertad. En aquellos momentos, el alimento sexual quedaba completamente fuera de lugar. No habría para ella mejor cosa que alimentar que su alma, su nuevo ser, no importando que problemas le dispusiera el destino, ahora seria ella y solamente ella.

Amor mmmmmmmmm ahhhhh ¡ Ámame Mas Aaasi asi asi!...

-Se escucha, al pasar bajo la ventana de una vieja, pero increíblemente arreglada casona de los alrededores de la presa de la olla en el maravilloso Guanajuato. Una mente habida en las cuestiones del amor, sabría distinguir que aquellos amantes en verdad son amantes, pues aunque parezca redundante la frase, enaltecen este termino al en verdad amarse.

-Nadie supondría de quien se trata, quizá solo alguien de aquel, entonces joven grupo de 10, podría decir que esos gemidos, de amor y placer pertenecen a una mujer nacida hace 23 o 26 años en un juego de base ball.

FIN

Ante una terrible posibilidad de no cumplir con el estereotipo de las historia generalmente aquí narradas y no agradar a muchos lectores con mis historias, ofrezco una explicación, mi forma de escritura se basa mas en situaciones sentimentales, que la mayoría de los autores pasa de largo para darle cabida al erotismo sexual sin despertar la esencia humana, nuestra alma.

Así explico también el porque de asegurar la veracidad del contenido, el cual lógicamente es alimentado en un 90 % por la imaginación del escritor y un 10 pero muy importarte grado del humanismo y sentimientos de en quien se baso para escribir esta historia.