1992 (primera parte)

Un repaso a mi historia cómo cornudo sumiso...

Me imagino que para la mayoría de la gente de mi generación el año 1992 es fuente de buenos recuerdos. Las Olimpiadas, la libertad sexual, el desmadre de las "Movidas" que hubo en todo el país (drogas, conciertos, modernidad...) y confianza en la democracia en un país que empezaba a levantar cabeza. Por aquellas fecha comenzamos a tener Internet!! En resumen: Alegría sobre todo para la gente joven.

Para mi es todo lo contrario. Me trae recuerdos tristes. Algunos de ellos, pocos, también son morbosos pero en general aquel año fue una autentica mierda y el comienzo de mi sumisión bajo el yugo de la que es mi esposa y madre de mis hijas...

Pero mejor empiezo y me dejo de rollos viejunos. La conocí en el instituto de mi ciudad. Una ciudad satélite de Barcelona. Ella era cinco años mayor que yo. Por mi parte tenía 18, era virgen pero con una gran vida sexual propia. Y digo propia ya que mi contacto con otras personas de mi edad era casi nula. Me encantaba masturbarme con las revistas porno que escondía mi padre, vestirme con la ropa más sexy de mi madre e imaginar que era una sensual mujer de finales de los 80's. Si, de siempre me ha gustado el "Crossdressing" pero por aquella época no valoraba que se pudiera tratar de una práctica bisexual, o de carácter gay o depravada (cómo dice mi mujer), simplemente lo disfrutaba cómo una salida a mi sexualidad de adolescente. Desde aquí un saludo al barrote de los pies de mi cama que acababa en una preciosa bola y que en más de una ocasión me introduje (sólo la puntita) en mi culo mientras me masturbaba.

He sido un puto "Empanado" toda la vida y he dejado pasar muchas experiencias sexuales por culpa de lo idiota que soy y de mi educación cristiana que heredé de mi madre. Una mujer con muchos complejos, mala leche y atractiva. Creo que mis primeras pajas fueron en su honor. Una tía mía muy joven ya intentó usarme con 18 años para su autosatisfacción pero no me enteré de la historia y dejé pasar lo que podría haber sido mi primera relación sexual. En ese momento lo más directo que había tenido con otra persona era unos roces polla-culo por casualidad con un amigo de mi edad con el que jugaba. Aquello me excitó y creo que a él igual. Ninguno de los dos le dio más importancia. Por mi parte me masturbé alguna vez pensando en él y en su hermana que gastaba unos pechos impresionantes para una niña de 13 o 14. ¿Otra oportunidad perdida?. No me tiraba el rollo gay. Creo que no le interesaba a la mayoría de mi generación que lo veía cómo algo denigrante. Por suerte hoy esto a cambiado y hasta yo mismo no le hago ascos al porno gay o bisexual. Es más, lo tengo pendiente y me pone cómo una moto.

Perdón por el rollo, sigo. Era un chico moreno y de la estatura media de mi generación (uno setenta y algo). Delgado y que empezaba a cultivar su cuerpo en el gym y con algún deporte ocasional para no parecer un crío y perder esa ambigüedad que no me ayudaba a seducir chica alguna. No me comía un rosco. Fue gracias a ella, una alumna de 18 años que no sé porqué se fijó en mi y yo en ella. Se cruzaron nuestras miradas en el patio y sucedió. Bueno, esa es la versión romántica, la verdad es que mis amigos estaban "buenos" y aparentaban ser más mayores y fiesteros. A ella, la llamaré Marta en todo este relato, le estaban ya comiendo por dentro las hormonas y su genética. Quería polla y la tuvo. Mi esposa si que había tenido roces de verdad con otros chicos y buscaba algo más que un piquito o un toqueteo inocente entre niños. Una mañana le dije de saltarnos unas clases y fuimos a casa de una conocida junto a mis amigos. No sé cómo, cosas locas de la edad, le pedí a la chica que me dejara una habitación ya que no estaban sus padres y allí me follé por primera vez a Marta. Fue un desastre cómo casi todas las primeras veces si eres un adolescente con poca información y práctica nula. Pero allí me di cuenta que a Marta le iba la polla y tenía que darsela para evitar que otro ocupara mi lugar.

A partir de aquel día me la follé donde pude: en casa de otros amigos, en la playa, en el WC de un bar, en el campo... poco a poco el mete-saca fue a mejor y me di cuenta del regalazo de tía que tenía entre manos. Una bolly de uno setenta, morena con unos pitones que llamaban la atención y un coño dulce, joven, caliente... Recuerdo la primera vez que fuimos a un parque acuático y cómo se la comían con la vista los chicos. Sus tetas eran grandes y sus pezones eran grandes. Se le marcaban en el bikini negro que yo le había regalado y que la hacían más deseable. En poco rato nos encontramos rodeados de babosos dentro de la enorme piscina del parque. Hoy me arrepiento de no haberla compartido con alguno de ellos, casi todos de nuestra edad, en un morboso trío en los vestuarios. Joder, no desaproveches ninguna oportunidad.

Por aquellos años intenté practicar sexo anal con ella pero sus principios se lo prohibían. Bueno, seguro que tenía algo que ver su mejor amiga de la época, la llamaremos Pilar. En fin que cómo no lo hacía con ella le comencé a pedir que después de repasarme el pene y los huevos se diera una vuelta por mi ano. Aunque no era mucho de su agrado se esmeraba todo lo que podía y la verdad es que su pequeña lengua era muy juguetona. En una ocasión mi manía anal nos costó un enfado: le pedí escondidos en un bosque con los pantalones bajados que acercara su coño a mi culo imitando que me follaba. Lo hizo y estuvo un buen rato su fino y agradable bello genital rozándose con mi caliente y húmedo ano hasta que me corrí de puto gusto. Ella se cabreó durante un tiempo y yo no le di mayor importancia.

Yo consumía porno en VHS (ja, ja, ja). Lo alquilábamos en un videoclub de la época y lo disfrutábamos solos o con la novia normalmente en casa aprovechando que los padres no estaban. En esa época no era fácil follar con los padres en casa. Eso es algo que mi generación comenzó a ganarse y los putos chavales de hoy en día ven normal... cabrones!! Pues lo dicho, porno hetero y algo de bisex que era de lo más bestia que podías encontrar en aquellos finales de los 80's. El único sitio dónde conseguí algo más salvaje fue en las cabinas de Barcelona. Un local marginal dónde por un buen puñado de pesetas podías ver parejas follar, tíos dándose por culo y lesbianas repasándose los bajos. Cómo me quemaban las mejillas la primera vez que bajó la tapa de la ventanilla de aquella pequeña cabina... zasca, zasca, zasca!! una buena corrida viendo mi primer trió "hhm" de mi vida. Oooohhh!!

Hoy en día me imagino cómo adulto lo increíble y morboso que sería follarme a una pareja joven e inexperta cómo la que éramos Marta y yo por entonces. Es una de mis mayores fantasías. Un trío con una parejita guapa, aniñada y cachonda por el chute de hormonas... Huuummm!!

Marta crecía y era buena estudiante. Yo dejé los estudios desalentado por mi falta de talento y por mi afán de tirarme a la "mala vida". Pobre idiota. Porros, cervezas y veladas con "amigos" que disfrutaban más de la visita de mi novia que de mi compañía. A ella le empezaba a picar la curiosidad y el coño por chicos nuevos. Te llegan toques de los amigos, la familia... pero no haces caso. Está enamorado cómo un idiota y además eres un puto empanado que se creía dios. Cómo es normal para un adolescente que lo sea de verdad. Por aquel entonces tenía varias amigas que encantadas me hubieran comido la polla pero yo pensaba que tenía bastante y cómo de costumbre la mitad de veces no me enteraba. Fóllate todo lo que tengas a mano. Que no se enteré ni la que te estás follando. No le cuentes nada a nadie de tu jodienda. Siempre hay algún amigo hijoputa que se acabará chivando...

CONTINUARÁ