1968 (5) Saúl

Rafa quiere que Dani realice sexo con Saúl, un antiguo amante suyo.

1968 (5)

Saúl

Mi relación con Rafa duró apenas nueve meses y terminó de forma abrupta. Durante ese tiempo fue un maestro en adentrarme en confines que yo desconocía y le estaré eternamente agradecido.

Una de las modalidades, ya lo comenté al comienzo del relato, fue introducir un tercer participe en nuestros encuentros. Es verdad que fueron pocas veces, pero fue algo gratificante para mi, tan jovencito e imberbe. No voy a relatar estas relaciones porque en Todorelatos hay auténticas obras maestras y no aportaría nada nuevo.

Sólo una fue especial y la recuerdo con especial morbo y excitación.

-Niño- me dijo Rafa zalamero - hoy va a venir un muy amigo mío de la mili (Servicio Militar, obligatorio en aquellos años), se llama Saúl.

Estábamos en la cama. Todavía no habíamos follado. Rafa estaba vestido y yo me había desnudado. Estaba sólo con un mínimo slip negro y su camisa blanca.  El cabrón me tenía rodeado con sus brazos y, mientras me hablaba, me besaba el pelo y me acariciaba.

  • Le he hablado de ti y quiere conocerte.
  • ¿Quieres un trío?- Le pregunté.
  • No exactamente.

Saúl era asturiano y minero o marinero....no me acuerdo. Durante la etapa del Servicio Militar habían tenido una relación sexual intensa, luego Saúl se fue a su pueblo y la relación sólo fue esporádica, pero aún algo les unía.

Rafa le había hablado de mi y habían acordado (si yo quería), que tendría un encuentro con él.

-¿Tu quieres?- le pregunté

-Si no te importa a ti... Dani, le quiero mucho... Hazme ese favor. Está tan sólo en ese pueblo de mierda...Por favor Dani, te lo pido...

Acepté.

SAÚL

Lo escribo con mayúsculas porque lo que apareció por la puerta era de mayúsculas. Un armario de dos puertas, alto, grande, fuerte, pelo y barba castaños, ojos aceituna, labios rojos y una sonrisa blanca que daba mareos al mirarla. Entendí en ese momento que Rafa se rindiera ante él. Se abrazaron como camaradas y luego se morrearon como amantes. Me encelé.

  • Saúl, este es Dani.

Me levanté y fui a darle la mano. Saúl me abrazó. Me sumergió en su humanidad que olía a colonia y tabaco, y me besó la cabeza. Luego me apartó para mirarme.

  • Tenías razón- dijo- es una preciosidad.

Rafa se fue al taller para dejarnos solos.

Yo no sabía que hacer y Saúl  tampoco. Fue un momento violento.

El Titán que tenía frente a mi comenzó a desabrocharse la camisa pero le detuve -Déjame a mi- le dije.

Comencé a acariciarle la mata de pelo y barba, abundante y fuerte. Le miré a aquellos ojos aceituna y el me sonrió (Dios mío...que dientes y que labios). Le quité la cazadora de cuero y empecé a desabrocharle la camisa, cada botón que abría dejaba al descubierto un bosque caoba. Llegué hasta la cintura y le quité la tela que ocultaba aquel bosque. Le deslicé la camisa por los hombros descubriendo su torso y sus brazos: fuertes y hermosos, cubiertos de vello. A aquel coloso le bajaba el vello desde la cabeza y barba por todo el cuerpo, pero de una forma magistral, perfectamente diseñada, era un prodigio como se formaban remolinos donde debían para esparcirse por la zona adecuada.

Lo acariciaba con auténtico deleite hasta llegar a su cinturón. Ya no sabía lo que podía encontrarme dado el prodigio de hombre que tenía ante mí.

Deslicé la cremallera y le bajé el pantalón y calzoncillo de una vez.

Creí que me encontraría con un pollón de la hostia pero no, era un buen aparato, pero no asustaba. Asomaba entre su espesa pelambrera un miembro oscuro, venoso, grueso, emburrado pero todavía no erecto. Lo acaricié, lo sobé, sopesé sus peludos cojones y... entonces lo besé. A él, a Saúl. A sus labios. A su boca. Él me abrazó y me alzó hasta llegar cómodamente para saborearnos las lenguas– Eres una delicia- me dijo. -Y tu eres Hércules...mi Hércules.

-Túmbate en la cama. Me apetece acabar de desnudarte- Se tumbó en el colchón para dejarme que acabara de desvestirle. Me quité la camisa, dejándome sólo el slip negro.

Ver aquel dios tumbado a mi voluntad me excitaba sobremanera. Me eché sobre el para que mi piel disfrutara de aquel cuerpo tan viril, tan macho, tan colosal...y volví a meter mi hocico entre su barba para que me lamiera y me cobijara...y lo hizo. Qué labios, qué lengua, qué humedad. Me detuve saboreándolo mientras la calidez de su cuerpo me arropaba. Ahora si, ahora notaba como su polla se agrandaba y endurecía entre su cuerpo y el mío.

-Déjame que te acabe de desnudar, déjame que te bese y te lama todo el cuerpo, déjame disfrutar de ti.

Me estrechó entre sus brazos, me besó -¿dónde te ha encontrado Rafa?-.

  • En el cielo. El es un arcángel y yo un serafín.

Su cuerpo se estremeció de risa – Haz lo que quieras conmigo.

Le acaricié su pecho, le olí sus sobacos, le lamí y mordí sus pezones escondidos entre el matojo de sus pechos y bajé y bajé hasta su ombligo boscoso, lo lamí y metí la lengua dentro del hoyuelo...y seguí bajando hasta encontrarme con su miembro ahora sí, endurecido y baboso que lamí y besé, seguí hasta oler sus cojones, me detuve para inhalar su aroma y bajé acariciándo sus muslos y sus pantorrillas. Allí me encontré con el pantalón aprisionado en sus tobillos.

Me apresuré a desabrochar sus zapatos para olerlos. Olían a cuero y sudor limpio. Un olor que me agradó. Olí sus calcetines. Me gustó lo que percibí. Le quité el pantalón y los calcetines y no pude resistir la tentación de olerle los pies, lamerle los dedos, besarle el empeine y los tobillos. Saúl se estremecía a cada lametazo y cada beso.

Le indiqué que se diera la vuelta, que quería disfrutar de su culo...y lo hizo...se dio la vuelta dejándome a la vista el maravilloso espectáculo de su culazo y espalda de gladiador.

Me tiré como una perra a olisquear su culo peludo, le abrí las cachas para disfrutar del ojal rosado, objeto deseado por todo el Olímpo, guardado por unos caracolillos de vello oscuro que me llamaron tanto la atención que no pude  contener las ansias de lamerlos provocando gemidos de excitación en mi dios particular.

Lamí el ojete con placer, le abrí los cachetes para dejar paso a mi lengua y meter la punta en el centro del placer. Gimió.

De repente, Saúl se levantó y me cogió del brazo – Ven. Te voy a afeitar.

  • Qué!
  • Te voy a dejar sin un pelo en todo el cuerpo. Ven!.
  • Estás loco?
  • No. Ahora vas a ser un querubín de verdad. Ven!.
  • Y...Rafa...
  • Estará de acuerdo, no te preocupes.

Debía estar idiotizado por aquel descomunal hombre, porque me dejé llevar y hacer.

Fuimos al baño del taller. Rafa nos vio y preguntó que hacíamos, le dijo que me iba a afeitar entero, mi chico se partió de risa - ¿Qué le vas a hacer qué?.

El gilipollas se vino con nosotros al baño para ver que hacía su amigo.

Me quitó el slip y me metió en la ducha para mojarme todo el cuerpo con agua caliente, luego cogió una brocha y jabón de afeitar que había en el lavabo, me indicó que subiera los brazos, los enjabonó con la brocha y suavemente me afeitó los sobacos, en el pecho no había nada que hacer, osea que pasó directamente a los genitales.

-Rafa!. ¡Tijeras!- Se las llevó.

Me estremecí. -Tranquilo niño- me dijo

Me recortó y luego procedió a enjabonarme y afeitarme.

-Date la vuelta-. Le obedecí. -Pon el culo en pompa-. Le obedecí.

Comenzó a pasarme la brocha húmeda por el ojete...arriba... abajo...arriba...abajo....Cosa que me produjo una gran excitación, pero nada parecido a cuando comenzó a pasar la cuchilla y rasurarme los pocos pelos que adornaban mi botoncito, entonces me excité de verdad y comencé a expulsar líquido seminal.

-Mira el chaval, como se excita- Dijo Saúl con sorna

Me dio la vuelta, se abrazó a  mi, me besó en la boca y luego bajó hasta mi polla donde ya no había ni rastro de vello y la lamió. -Ahora si eres un querubín.

Me llevó de nuevo al colchón y me tumbó boca arriba. Me abrió las piernas para lamerme el culo, me metió uno, dos, tres dedos bien lubricados con sus babas, se escupió en su cipote y lo puso en el centro de mi recién afeitado ano. Apuntó al centro y entró. Poco a poco. Lentamente, fue entrando hasta el final.

El coloso estaba dentro de mi. Su cuerpo frente al mío. Veía su hermosa cara  como se deleitaba con su acción...y comenzó a follar lentamente.

El dolor fue disminuyendo y el placer aumentando mientras yo era el único espectador que me ofrecía semejante semental. Cómo disfrutaba, cómo cambiaba la expresión de su cara...era placer en estado puro.

De repente gritó: ¡RAFA!...¡RAFA!...

Me quedé petrificado. ¿Qué coño pasaba?

Rafa entró asustado. - ¿Qué pasa?...

  • ¡Fóllame!....¡Fóllame!...¡YA!

  • ¿Qué?

  • ¡Fóllame. YA!.

Rafa, viendo el panorama. Hércules sobre mi. Yo depilado como un bebé. Nos miró el instante necesario para empalmarse, se bajó los pantalones, se escupió en su cipote y entró a saco en el culo de Saúl.

Entró y Saúl gimió de placer – Más.

Rafa entró otra vez y otra, mientras el titán entraba en mi.

No fueron más de cinco o seis sacudidas de Rafa cuando Saúl comenzó a soltar lefa como una manga de riego. Rafa, debido a los espasmos anales también se corrió.

Saúl se tensó, sus brazos, sus hombros, sus pectorales y su cuello eran columnas pétreas de carne y venas hinchadas como cuerdas. Cada espasmo de eyaculación tensaba toda su musculatura.

Era un auténtico espectáculo del que yo sólo era espectador...Y me corrí como una fuente.

Aquello era más de lo que yo podía imaginar. El Titán dentro de mí, Rafa dentro de él y yo, como un ángel blanco y puro corriéndome como una puta.

Cayeron sobre mi. Protesté. Se rieron.  Saúl quedó tumbado de espaldas en la cama, Rafa a un lado y yo al otro. Nos cogió una mano a cada uno, las apoyó en su pecho y nos fuimos quedando dormidos al calor de su cuerpo.