1942 - Alemania: Prólogo

Solia tener una vida tranquila, sin embargos; todo eso cambia en menos de un día .

Corría alrededor de 1942 cuando todo sucedió, el pueblo en el que vivía era uno pequeño, no le faltaba nada y tampoco nada le sobraba. Quedaba en Alemania, eran épocas de guerra; sin embargo, nosotros nos habíamos mantenido al margen de esta y pensábamos mantenernos así. La mayor parte de la población era latinoamericana o descendientes de ellos, ya que cuando se asentaron en Alemania, decidieron formar su propia comunidad latina. Por lo tanto yo había nacido en Alemania; sin embargo, mi madre era peruana y mi padre alemán. Se conocieron en una de sus reuniones de trabajo, ambos eran representantes de sus respectivos países en una junta de accionistas, ambos eran de buena posición económica, ambos estaban cansados de sus vidas monótonas así que decidieron empezar juntos, aquí en este pueblo. Ya que ambos poseían buena fortuna acumulada cada uno por su cuenta, cuando llegaron al pueblo, lo primero que hicieron fue construir un colegio, no pensaron en hacer negocio en esa época, pero les resulto muy rentable. También construyeron una enorme mi biblioteca pública y repotenciaron el hospital del pueblo con nuevos equipos, el pueblo en agradecimiento nombro a mi padre gobernador.

Pasaron los años y nací yo, a pesar de ser hija de la familia más adinerada del pueblo, no me comportaba mal, usaba el uniforme que todos usaban, del mismo material, misma marca de zapatos que las chicas, misma calidad de ropa, siempre quise parecer desapercibida, que no me trataran diferente, y lo conseguí. Logré hacer buenas amigas y amigos.  Por esa época yo ya estaba en el último año de secundaria, todos teníamos entre 17 18 y 19, yo tenía 18. Mi aula estaba conformada por 35 alumnos al igual que la sección A B C y D. Pero bueno, el punto es que, cierto día mi padre recibió una llamada. Eran los Nazis, exigiendo que nos sometamos a ellos, que cogiéramos nuestras pertenencias y nos marcháramos, de lo contrario ellos invadirían el pueblo y nos tomarían por la fuerza, mi padre trato de explicarles, que era un pueblo pequeño, que los habitantes éramos entre latinos y alemanes mismos, que no había judíos.  El señor con el que hablaba mi padre dijo, que estaba bien, que pasarían a revisar y que probablemente necesiten alojarse ahí por unos días, mi papá acepto con todo gusto ya que sabía de lo que ellos eran capaces de hacer en caso de que se negara.

Sin embargo, cierto día, mientras estaba en clase de algebra, comenzó el terror, una bomba había caído en el colegio, nadie podía explicar por qué, felizmente callo en las escaleras y no lastimo a nadie; sin embargo comenzaron a evacuarnos a todos. Y por los megáfonos que había en todo el pueblo mi padre hablo, dijo que los nazis nos quería invadir, que nos querían desterrar de nuestro hogar, que si no nos íbamos por las buenas nos iríamos por las malas, la gente no quiso irse, y como consecuencia así como callo una bomba en mi colegio, comenzaron a caer en distintas partes del pueblo. Comenzaron a bombardear el colegio también, yo no lo podía creer, estaba en trance, solo caminaba a donde todos iban, una bomba callo cerca de mi grupo, y exploto frente a una de mis mejores amigas, ella estaba muerta.

-       Haber alumnos, necesito que me digan quienes están dispuestos a quedarse y hacer fortaleza conmigo. – grito nuestro instructor.

-       Todos los de ultimo año nos quedaremos señor.- respondió uno de mi salón, todos estuvimos de acuerdo, así que evacuaron a todos y solo nos quedamos nosotros.

Yo me había escondido debajo de un escritorio donde se sentaba el auxiliar a vigilarnos en la hora de recreo. Me había puesto a llorar, pero de una forma silenciosa, mi vida había acabado. El tiempo transcurrió, varios de mis amigos iban muriendo,  otros estaban heridos, otros estábamos escondidos como yo. Una hora más paso, cuando se escuchó la voz de mi padre por el megáfono otra vez.

-       Aprecio a las personas que están haciendo fortaleza, en especial a los jóvenes del último año de nuestro colegio, aprecio a mi hija, hija, si me escuchas, tu madre y yo estamos orgullosos de ti, siempre lo hemos estado y siempre lo estaremos. Estamos orgullosos de todos ustedes muchachos.

Pero se acabó, hemos perdido, por favor, paren de atacarnos nos entregaremos.  Hija quiero que sepas quee……- y luego se oyó un chirrido, no sabía si les había pasado algo, no sabía si estaban bien, quería abrazarlos y decirles cuanto los quería.

-       Bueno jóvenes, ya oyeron, fue un gusto haber crecido con ustedes, pero ya escucharon, vayan a su casa, busquen a sus familias y quédense con ellas..- nos dijo el instructor, todos nos fuimos cabizbajos pero corriendo, yo Salí a buscar a mis padres. Sin embargo, ni siquiera había avanzado una cuadra cuando me detuvieron los militares, me mandaron a una fila donde estaban mis otros compañeros, y reconocí la melena rubia de mi amiga ingrid delante mio, Dios, se veía tan mal, ella era  una rubia perfecta. Una vez estuvimos formados, nos informaron que estábamos detenidos por rebeldes, y nos separon, a los hombres por un lado y las mujeres por otro.

-       Sabes que harán con nosotros? .- me pregunto ingrid, quien iba delante mio.

-       No tengo idea, solo se que tenemos que sobrevivir.

-       SILENCIO!!!.- volví mi mirada hacia el suelo y seguí caminando, justo cuando estábamos pasando enfrente de la biblioteca sentí que alguien le dio una palmada a mi trasero y luego me jalo de la muñeca, un soldado, no vi su rostro, pero me aparto del grupo, Ingrid volteo a mirarme con cara de preocupación y duda, le respondí moviendo negativamente la cabeza y mi rostro reflejaba la duda que también tenía.

-       Sígueme niña.- le obedecí inmediatamente, no le había visto el rostro, pero sabia que era grande, mi cabeza apenas llegaba a su pecho, era enorme. Le calculaba 1.90 y tal vez mas. Me sentía diminuta con mi 1.62 a su lado. No sabia que iba a hacer conmigo, si me agarro el trasero, pensará en violarme?  Por que yo?

Mi amiga  Ingrid era mucho más bonita, rubia natural de cuerpo perfecto producto de sus horas corriendo o cual se complementaba con su 1.74 de estatura, labios finos y rosados, con ojos verdosos, era una belleza. Mientas yo era morena, mi cabello era negro y ondulado, mi figura no era la gran cosa, mis piernas eran demasiado gruesas para mi gusto al igual que mis pechos, mantenía el abdomen plano producto de mis prácticas de vóley y mi trasero era respingón, sumándole que tenía ojos café y labios gruesos, sobre todo los labios, no podía usar labial rojo ya que parecía puta de esquina. Digo, los chicos de mi escuela invitaban a ingrid a salir a cada rato, mientras que a mi solo me había invitado uno y lo rechacé.

Por ir pensando no me había percatado de que se detuvo y choque con su espalda. El volteo  y me digo de una manera furiosa.

-       No trates de escapar, y si lo haces, te encontraré y seré muy malo contigo. -Sus palabras me asustaron, y mantuve una posición neutra, no dejaría que ese mal nacido viera mis lágrimas,

-       Responde.- me cogió de la barbilla e hizo que lo mirara. Moví mi cabeza en sentido afirmativo.

-       Bueno, por lo menos eso basta, ahora camina. Y me condujo a una parte oscura de la biblioteca. Nunca la había visto. Era un pasadizo con muchas puertas a los costados, parecían habitaciones.

-       Entra ahí.- me dijo señalando la última habitación. Era de color verde oscuro, estaba en mal estado pero extrañamente no estaba sucia y tampoco olía mal, sin embargo se notaba que era muy antigua, las paredes estaban vacías, a excepción de una foto que no pude ver bien quienes eran, porque el grandote me empujo a la cama y cai encima de ella. Lo primero que pensé fue “me va a violar”; sin embargo, el se sentó en el filo de la cama se rasco la nuca, se paró y salió, no sin antes dejarme bien advertida.

-       Escucha mocosa, saldré y mas te vale quedarte aquí si no quieres que unos de mis compañeres te atrape y hagan contigo cosas que ni te imaginas, quedo claro?.-  movi la cabeza en sentido afirmativo y con la mirada  muerta de miedo. El cerró la puerta pero no me atreví a salir, le creía.

Una vez sola, lloré, lloré porque había perdido a muchos amigos el día de hoy, unos muertos otros heridos, llore porque no sabía si mis padres estaban vivos, no sabía si ellos estaban mal o bien, si estaban vivos quería que sepan que yo también lo estaban, que no tenían que preocuparse por mi temporalmente, ya que luego asalto la idea a mi cabeza de que tenía en mente hacer conmigo aquel soldado, le tenía miedo, su mirada era fría, no veía alma en ella ;además,  sentí su palma en mi trasero, me violaría? Me mataría? No sabía, tenía miedo de lo que pudiera hacer conmigo, así que echada en la cama me acurruqué y abracé la almohada, y me dormí.

Hola, este es mi primer relato y tambien la primera vez que escribo, por favor tranten de no ser tan malos conmigo, aceptaré cualquier tipo de crítica. Gracias.