18, 36, vicio y nicotina (1)
Sabía que no estaba bien aquello de obviar las normas de su casa, pero aquel hombre despertaba en él aquello que se despertaba cuando se masturbaba fantaseando en situaciones raras y de lo mas deprabadas una mezcla entre morbo y curiosidad...
La vida de Dani era más que rutinaria. Cuando amanecía en Madrid, su madre le despertaba para ir al instituto a gritos, Dani era mal estudiante y con sus 18 años aún andaba a espensas de sacarse el graduado escolar, y eso era algo que su madre no soportaba. Desayunaba a toda prisa e iba a clase. Por lo demás una vez salía o pasaba las tardes en su casa perdido entre videojuegos o quedaba con uno o dos amigos para salir a dar una vuelta por el centro de la ciudad.
Era un chico reservado, no tenía demasiados amigos, aún así los pocos que tenía eran de verdad. Con 1,70 y algo de altura, Dani era un chico moreno, de ojos oscuros y con un cuerpo más bien corriente pero formado. Nunca se había preocupado mucho por su imagen, pasaba de depilaciones y cremas, mostraba abundante vello en los brazos el cual se hacia mas fino conforme ascendía hacia la axila; el chico daba un aspecto masculino que contrastaba a la vez con su cara de niño aún.
El tuvo claro en todo momento que lo que le gustaban eran los tios, aunque no lo tenía tan claro a la hora de decirlo, nadie sabía su secreto a parte de aquellos muchachos con los que había llegado a darse un par de besos.
La esfervescencia de hormonas era mas que clara, y mas a esa edad; las masturbaciones eran casi diarias, cualquier momento de aburrimiento era bueno para descargar todo lo que su interior aún no había descargado con nadie. Como cualquier chico virgen adolescente, tenía una curiosidad tremenda por sentir como otro hombre lo poseía, fantaseaba con todo tipo de situaciones y todo tipo de hombres, en cualquier lugar, en cualquier momento…
Era un día caluroso, pleno junio, y el muchacho se encontraba sumido en plenos exámenes. El agobio y la presión de su madre se juntaban, y por las noches una vez había cenado Dani decidía esapar un cuarto de hora o media hora como mucho y bajaba con su amigo Mario al parque de al lado de su casa a fumarse algún que otro cigarro aislado. De nuevo la rutina, cada noche lo mismo… pero esa noche Mario no apareció, algo debía de haberle pasado; alguna bronca o que quizás el agobio era mas propenso en él…; alli estaba Dani, sentado en el banco de siempre, sin tabaco, sudando a ritmo forzado y resoplando de aburrimiento.
Un par de chicos, una señora paseando a su perro, un indigente dormido y…¿ y ese hombre? Se preguntó Dani al intuir una vaga sombra tumbada en el césped mientras ahumaba a medio parque con soplidos de nicotina. El inocente Dani lo vio claro… ¡ese fuma y yo no tengo tabaco!
Se acercó sigiloso, despacio… es Madrid y es de noche… quien sabia quien podía ser…
- Perdona, ¿tienes un cigarro? Era un hombre ya entrado en años, podría aparentar unos 35 o 36 años, bastante fornido; sus pectorales se marcaban en el contorno de su silueta tumbada, aunque tenía algo de barriguilla seguramente por la falta de movimiento o gusto a la cerveza. Portaba una camiseta de tirantes blancos, que dejaba entrever una espesa mata de pelo tanto en el pecho como en las axilas, ya que posaba sus brazos en la cabeza placidamente; barba de 3 o 4 días y jeans ajustados que dejaban intuír unas fuertes piernas y un bulto bastante proporcionado.
- ¿No eres tu demasiado pequeño para fumar?
- Soy mayor de edad… pero bueno…; el chico ya se estaba entornando su cuerpo muerto de vergüenza para volver al bando…
- Espera hombre, era solo una broma… pero es tabaco negro, solo aviso…; Dani ni siquiera sabía que hubiera de eso… cogió del brazo y volvió a entornar su cuerpo…
- Chiquillo, andas solo… quédate y al menos me das conversación…; sugirió el aquel misterioso hombre.
Dani sintió tal curiosidad que lucho con sus calores internos propios de una vergüenza más que intuíble y accedió. Hablaron cerca de cuarto de hora de sus aficiones, del tiempo… conversaciones absurdas al fin y al cabo, eran dos desconocidos.
- Joder… ¡que tarde! Me pasé de la hora… mi madre incluso se habrá ido hecha una furia; mañana la que puede esperarme es gorda…
- Pequeño… lo que te queda por aprender… ¿que problema hay si tu madre ya se fue? Una hora mas, una hora menos…
Dani sabía que no estaba bien aquello de obviar las normas de su casa, pero aquel hombre despertaba en él aquello que se despertaba cuando se masturbaba fantaseando en situaciones raras y de lo mas deprabadas… una mezcla entre morbo y curiosidad, se veía tan pequeño a su lado…; estaba claro que como poco se habían caído bien, asi que, que podría pasar por quedarse un rato mas…
- ¿Otro cigarro?
- Venga va… contestó el tímido muchacho
- Y bueno chavalín…¿Tienes noviecilla y tal? Seguro que si… ¡eres joven!
- Emmm… bueno… no, nada de eso
- ¡Pero tio! ¡Si a tu edad lo que vale es tener a alguien al lado para darle marcha al cuerpo! Reía el hombre misterioso con olor a tabaco…
- Emmm… marcha… si, eso; la timidez cada vez se apoderaba mas de Dani; la situación volvía a resultarle suegerente; su cara ya estaba sonrojada…
- Perdona chico… no sabía que te incomodara este tema… ¿somos colegas no?
- Me gustan los tios y soy virgen, ni mas ni menos…; ni el propio Dani sabía como aquello había salido de su boca Él, el niño reservado y vergonzoso acababa de confesarse plenamente con un desconocido, quizás era lo que necesitaba
- Vaya jovencito… ¡así a lo loco! Anda que no sueltas tu rápido las cosas… ¡estás hecho un flan!
El hombre alargo un brazo y lo pasó por el hombro de Dani; este absorvio en un momento todo el olor a sudor veraniego de aquel hombre, lo que hizo que instantáneamente su polla empezara a reaccionar… sin duda confirmó que aquel hombre producía en él sensaciones de lo mas calientes…
Sus caras estaban cerca, el poco a poco empezaba a temblar menos… el hombre se acercó sigiloso al oído del chico… susurró:
- Parece que el flan ya no está tan nervioso… me gustan los flanes, por lo general, suelo devorarlos…
El sudor de sus caras se entremezclaban… olía a prohibido…; la polla de Dani palpitaba pidiendo a gritos salir de sus pantalones y al parecer la de aquel hombre también, el bulto ya no era proporcionado; Dani se moríaa por comprobar si aquel bulto tenia la dureza que le inspiraba… pero la timidez volvió a apoderarse del chiquillo
- Tiro ya para casa… es tarde…
- No te asustes pequeño… tan solo me encantaría enseñarte todo aquello que ansías aprender… te lo noto; dijo el hombre mirando descaradamente al bulto de Dani…
- Yo… yo…; balbuceaba Dani…
- Me llamo Saúl, mañana por la noche estaré por aquí de nuevo, piensatelo mocoso… quizás soy yo la solución a tus problemas…; el hombre volvió a tumbarse sin ni siquiera mirar a Dani a la cara…
El chico volteo y hecho a andar para su casa… ¿Qué le pasaba? Había estado a punto de sentir aquello que tanto ansiaba y había huído…
El chico se tumbó en la cama, y pasando la mano por todo su cuerpo lampiño, llegó a la mata de pelo negra que bordeaba su polla; se hizo quizás la paja mas saciante de su vida… borbotones de lefa salieron escupidos del interior de Dani…
Lo tenía claro, mañana Saúl iba a enseñarle y él iba a ser un buen alumno… sin duda.