17.1 El chico del patio

-Te la voy a meter precioso, ¿estás preparado? -me aplastaba al tener las piernas en esa posición encajadas perfectamente entre nosotros.

Hoy, ya solo en el estudio, noto la falta de mi madre, vuelvo a la rutina de tener que prepararme el desayuno, seleccionar la ropa que debo de llevar y recoger mi casa.

Comenzamos la semana con pequeños problemas que hay que resolver. Me llaman de la Opel en España, se ha detectado una pieza defectuosa en el modelo de coche que me regalaron mis padres, el problema va desde la fabricación de Mayo en adelante, tengo que buscar un concesionario de la marca para una revisión y sustitución de la pieza si fuera necesario.

Me vienen a buscar a mi despacho para llevarme a una de las líneas de fabricación donde necesito ir vestido con ropa de seguridad, aún no me la han facilitado, pido que me entreguen un equipo de los que tienen para las visitas, mi jefe me escucha y se presenta en mi despacho, ordena venir al encargado y le organiza una buena reprimenda, lamento haber sido el causante de que se haya llevado la regañina pero ya debían haberme entregado el equipo.

Una de las reuniones de hoy trata sobre un problema de fabricación, a pesar de no entender mucho de que se trata, les hago observar el hecho de que ese mismo incidente pueden haberlo tenido en otra fábrica y encontrado la forma de resolverlo, les pregunto el por qué no contactan con ellas y lo indagan. Me miran como si fuera un marciano, cada uno se resuelve sus problemas; la verdad, no lo entiendo. Nunca me han gustado las compartimentaciones y ausencia de comunicación entre departamentos, y en este caso entre centros de producción.

Es lo mismo que sucedía en Chapel y entonces se lo dije a mi jefe, cada departamento trabajaba en su parcela de los proyectos, sin contar con los demás como debería ser. Así estábamos los de proceso, sin comunicación con los eléctricos, mecánicos y demás componentes del equipo. Le pareció muy bien la sugerencia y dijo que hablaría con el resto de los directores pero no se cambió el sistema de trabajo. Era penoso verdaderamente.

Después de salir del trabajo he ido a pasear un poco por la Gran Plaza, mi estudio está ubicado cerca de ella y es un placer pasear observando a la gente y tomar un café o té cuyo precio resulta ser el doble que en España.

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Mi propósito es salir un poco antes del trabajo para ir al concesionario de la Opel, me comunican de España que cuando esté allí les llame para que hablen entre ellos, les van a pedir que me dejen otro vehículo durante el tiempo que empleen en la revisión. ¡Vaya!, esa amabilidad no me lo esperaba.

Prefiero que sean ellos los que me resuelvan el problema para poder desplazarme, ya que de otra manera hubiera tenido que empezar a utilizar el ofrecimiento del director y pedirle que me llevara y trajera.

El estudio está vacío y un poco frío de calor humano cuando llego, pero lo prefiero a la residencia de Chapel, es más bonito y más cercano al centro al que puedo desplazarme en pocos minutos andando. Suena el timbre de la puerta, aún no entiendo mucho su manejo y equivoco si suena el timbre de la puerta de acceso al patio o el de la casa.

-Perdone señor, la bolsa de la basura no estaba en la puerta a la mañana.  –le miro con curiosidad, le había visto algún día acompañando al jardinero o lo que fuera, trabajando en el patio, no había tenido contacto alguno con los operarios que estaban allí haciendo labores de terminación de la obra.

Me había avisado mi madre, ella sí que había hablado con ellos, por señas, de que debía dejar la bolsa con la basura en la puerta antes de marchar al trabajo y a las mañanas pero se me había olvidado.

Tenía delante de mí a un chico joven, le calculé una edad de diecisiete a veinte años, me confundía su cara de niño en un cuerpo tan grande de hombre, sonreía mostrando una dentadura perfecta y brillante sobre el moreno intenso de su piel y sus rasgos diría que eran árabes aunque su francés sonaba correcto.

-Ahora te la entrego, ¿trabajas aquí? Creo que te he visto algún día.  –me resultaba difícil apartar la mirada, fuel él el que quizá avergonzado la desvió de mi para echar un vistazo al patio.

-Mi padre es el responsable del mantenimiento de la urbanización, está enfermo y ahora me ocupo de todo hasta que vuelva al trabajo.  –no dejaba de observarlo, resultaba un chico impresionante de guapo de cara y con un cuerpo increíble, grande y ancho, creo que cuando volvió su vista hacia mí me puse rojo al darme cuenta de mi impertinente insistencia mirándole.

-Voy a por ella y perdona mi olvido, no volverá a suceder de ahora en adelante. –me metí en el estudio y saqué la bolsa que en realidad contenía muy poca basura. Se la entregué y se quedó con ella en la mano dudando.

-Espero no haberle molestado.  -sus enormes y  bellos ojos me hechizaban.

-No, no, has cumplido con tu obligación.  –se despidió y me quedé admirando sus andares, parecía un felino moviendo sus músculos enfundados en el estrecho pantalón vaquero donde se le marcaban hasta las los hoyuelos del culo al andar.

Me detuve a pensar si el chico sería conocedor de las dotes de atracción sexual que emanaba de todo él.

Ya he averiguado donde se puede tomar un café o infusión a media mañana o después de la comida, el lugar ideal es el laboratorio. Mi jefe me ha llevado para tener una reunión con el responsable.

Cuando estábamos en la misma uno de los asistentes ha preguntado si queríamos tomar algo, mi jefe me dice que él suele venir para tomar un café, lo tienen todo preparado y que puedo venir si lo deseo, es para un grupo reducido y donde comen los del laboratorio que no van a la cantina, el resto utiliza la sala de máquinas expendedoras.

El responsable del laboratorio me pregunta si es mi propósito el que me destinen a algún lugar de trabajo permanente, la compañera que estuvo el año pasado trabajaba mucho en el laboratorio. Mi jefe le dice que no, que mi lugar está en el despacho que tengo, que la chica era una persona especializada en el laboratorio y yo soy distinto y deberé aprender diferentes funciones, se lo dice de malas formas como si tuvieran algún problema entre ellos.

Durante la visita al laboratorio observo que muchos de los procesos están automatizados, en realidad ellos no deciden los análisis a realizar, cumplen las órdenes que reciben y hay que indicarles los resultados que se esperan o se quieren obtener cuando se trata de nuevas pruebas. Resultan todos muy amables y se vuelven a ofrecer para que vaya cuando lo desee, a pedirles los análisis que necesite o a tomar un té. Algunos me confunden y creen que soy inglés al depender de U.K.

Mi jefe me informa de que cerca de Béthune hay un concesionario de la Opel, les llamo y me piden que esté allí a las cuatro de la tarde para realizar la revisión. André me concede permiso para salir antes y en el taller después de comprobar el modelo determinan que no hay necesidad de cambiar la pieza y que en este caso está todo correcto.

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Busco con la mirada al chico de ayer, al salir de casa he visto que ha recogido la bolsa de basura que le había depositado en la entrada, le veo lejano recogiendo papeles y maderas de embalajes y no sé si me ha visto o no pero no me hace caso alguno.

Estoy analizando un nuevo sistema de filtrado que se va a instalar para una línea de fabricación, André me ha pedido que le dé mi opinión, paso mucho tiempo con el director de esa línea de producción, se extraña de que le solicite información, parece que el estudio está aprobado y se encargó a una ingeniería externa, pero a mí me han pedido una evaluación y debo realizarla, aunque sea recabando información de esa ingeniería.

Cuando llego al despacho mi jefe ha colocado un montón de carpetas y papeles encima de mi mesa, hablo con él para saber de qué se trata y lo que debo hacer con ellas.

Han montado una planta prototipo para un nuevo fabricado, desea un informe también y conocer mi parecer. La verdad, me vuelvo loco, no entiendo nada de nada. Averiguo la ubicación de esa planta y me desplazo hasta ella, Hay un encargado o jefe de ella y unos cuantos operarios que trabajan allí. Al final decido pedirle permiso para pasar allí unos días y conocer todo el proceso viéndolo en real además del aporte documental. Tengo un poco de miedo de pedirle el traslado aunque sea temporal, después del desagradable encuentro que presencié con el jefe del laboratorio. Debo hacerlo no obstante, conmigo no se va a enfadar.

A la tarde decido ir hasta la estación Lille-Europe, quiero tener el billete del Eurostar para la tarde del viernes trasladarme a París.  Veo el exterior de la Catedral de Lille, Notre Dame de la Treille y decido visitarla a la vuelta de la estación, me había dicho mi madre que es una maravilla.

Me sobrecogió tanta belleza, esa inmensidad de espacio espiritual lleno de luz dorada, a veces hay conciertos de órgano y coros de voces blancas, tendré que buscar un programa para acudir algún día.

Nico está preparando nuestro encuentro para el sábado, luego podremos hacer menos de lo planificado o nada, pero se ilusiona y quiere alegrarme.

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A primera hora todos mis proyectos de trabajo para este día se vienen abajo, el director de la fábrica envía en mi búsqueda. Había quedado con personal de la planta en pruebas para desplazarme y estar con ellos, continuar averiguando y estudiando su funcionamiento para terminar de entender lo que hacían. Cuando accedo a su despacho está reunido con otras personas y mi jefe, me pongo nervioso pensando que hay algo que puedo haber hecho mal, pero todos están sonrientes y me tranquilizo.

Han quedado con un cliente para presentarle algunos de nuestros productos que necesita para su sistema de producción, van a mostrárselos y mantendrán en la fábrica del cliente una reunión, desea que les acompañe. Miro a mi jefe que me afirma con la cabeza, no deja de ser una amabilidad de su parte el pedírmelo, aún no terminan de decirme cuales serán mis funciones aquí, y mientas tanto me piden que vea varios asuntos distintos.

Se trata de una fábrica de cauchos y la reunión tiene lugar en Amiens, durante el viaje de aproximadamente una hora y media van informando al director de las características de los productos que necesitan y de lo que se les puede ofrecer, aunque habría que introducir algunos cambios en el producto y es de lo que van a hablar. Mi labor como siempre es la de oyente.

A la tarde, ya de vuelta, se habla de las posibilidades que tenemos implementando los cambios que exigen. Nos han invitado a comer en el mismo comedor de la fábrica pero con un horario diferente al del personal general.

A partir de ese momento el director encarga a uno de los que nos han acompañado que organice las reuniones para hablar de todo ello al resto de los interesados, me ordena que asista a las reuniones, quiere que esté enterado.

No sé de dónde voy a sacar tiempo para hacer las dos cosas que me ha encargado mi jefe, tengo que hablar también de esto, aunque él tendrá que estar en estas reuniones, el director lo dejará todo a su cargo como parece que es lo habitual.

A la tarde hablo con David, se pone loco de alegría cuando le digo que nos veremos el viernes de la semana próxima ya que iré a Derby, se ofrece para acercarse hasta Leeds y me niego ya que tendríamos que dormir en un hotel y sería gravoso para él.

A Maira no podré verla, no tengo tiempo para trasladarme hasta Bristol y hablo con Ál para saber si podemos comer el domingo en Londres antes de coger mi tren. Quedamos para ese día, solos los dos, Gonzalo marchará de viaje esa misma mañana.

A la tarde me llama el chico de España que encontramos buscando casa, no se la han entregado aún y yo que me quejaba de mi suerte cuando estaba visitando inmobiliarias, vamos a comer algo a la parte vieja, está preocupado, también ha comenzado un nuevo trabajo, ha tenido ya varios y no termina de situarse. Sus padres le ayudan en lo que pueden y lo hacen bastante.

Pedimos unas consumiciones que llevamos a la calle, comemos y tomamos nuestras bebidas sentados en la plaza, a nuestro lado una pareja se besa, se trata de dos chicos muy jóvenes, los miro y cuando giro mi cabeza encuentro los ojos de Luis mirándome, me observa curioso y me ruborizo.

Luis es un chico que muy difícilmente hubiera sido amigo mío en otras circunstancias, es muy estricto, conservador y de derechas, hubiera sido difícil que hubiéramos intimado, ahora las circunstancias que nos rodean hacen que seamos amigos a la fuerza.

Va siempre, o al menos las veces que le he visto, con traje y corbata, camisas de manga largas y para alguna usa gemelos en lugar de botones en los puños. Él mira también a los dos chicos que continúan besándose mostrándose su cariño en la calle.

-Daniel, perdona que te pregunte pero me gustaría saber si tú eres gay. Disculpa que sea tan brusco, pero es mejor, para conocernos y saber el terreno que pisamos.  –según como yo le veo en su forma de pensar, pienso que nuestra amistad habrá terminado en este momento, cuando abra la boca para decirle.

-Sí, lo soy.  –se queda pensativo y continúa mirando a la pareja, me violenta un poco su fijeza.

-Mira, yo tengo muy claro lo que me gusta en ese aspecto, contigo me siento a gusto. Mi formación ha estado orientada por los criterios del Opus Dei, primero en uno de sus colegios y luego en su Universidad, de verdad que no me importan los gustos que tengas.

Me empieza a gustar este chico, ahora recuerdo sus palabras, cuando me presentó al grupo de estudiantes españoles y como se ofreció, porque tiene un coche grande tipo furgoneta, para ayudarles en lo que precisaran si tenían que cambiar de casa, lo cierto es que no se ve frecuentemente esa disposición de ayudar a los demás en mucha gente.

Hoy he conocido a una chica en la fábrica, bueno la había visto en el comedor pero nadie nos había presentado, desde la oficina está llevando lo de la planta piloto y dice mi jefe, en broma claro está, que si quiero dejarle a él, es mejor que me sitúe con ella en su mismo despacho y vaya viendo los problemas de esa planta. Yo preferiría estar en el lugar en que se suceden los acontecimientos.

A la noche preparo mi maleta, quiero tenerlo todo a punto para cuando tenga que emprender el viaje a París, y además voy preparando ya un listado de la ropa que necesitaré para los días que tengo que pasar en Yorkshire.

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Mi previsión de reuniones para hoy son dos, he preparado un cuestionario de los que me pidieron de U.K., tengo que aprovechar cada momento y terminar el segundo, debo y quiero enviarlo hoy sin falta.

He hablado con mi madre, me anima e incita para que me apunte para ir a un gimnasio, yo preferiría ir a nadar, ha estudiado todas las posibilidades, las opciones de ir a nadar son escasas por el horario y la lejanía de mi casa, la de ir a un gimnasio, según ella, es más práctico, opina que en algunos días podré hablar con gente, hacer amigos y entretenerme de otra forma más participativa.

El chico del patio me saluda desde lejos cuando dejo aparcado el coche, me llego hasta donde permanece realizando su trabajo, han colocado un contenedor de obra que ocupa parte de la plaza de aparcamiento que me han adjudicado, y yo a mi vez tengo que invadir una plaza de minusválido adyacente.

Estaba sudoroso y con la manga de su camisa limpió el sudor de su frente, le saludé explicándole el problema que tengo y que quizá me llamen la atención por estacionar mi coche donde no debo. Me sonríe cautivadoramente y muy amable me indica que no hay problema alguno, la plaza del minusválido no está previsto que se ocupe, el chico es sumamente amable, ahora es él el que se queda observándome mientras cojo el caminito que me lleva a mi estudio.

El día de trabajo transcurre sin novedades importantes y recojo mi equipaje en casa, la estación está próxima y no tengo necesidad de coger un taxi, con mi maleta de fin de semana no es preciso, puedo llevarla en la mano y sin ir utilizando las ruedas, el suelo está adoquinado y es muy difícil llevarla rodando.

Al fin paso el control y puedo acceder al Eurostar, aprovecho para enviar algunos correos y avisar a Nicolás de mi llegada.

El viaje me ha resultado corto, pero el cansancio del día y la semana se han ido acumulando. Cuando llego a Gare du Nord estoy un poco cansado.  Después de pasar el control veo esperando a Nicolás, vestido con un polo azul cielo y pantalones vaqueros, en el brazo porta una chaqueta, se queda quieto, absorto observándome y esperando que sea yo el que me acerque, acelero el paso para llegar cuanto antes a su lado, mi abrazo resulta nervioso y rodeo su cuerpo con mis brazos, el besa mi cabello y mi frente y me despeina acariciándome la cabeza.

-¿Qué tal el viaje?   -no le permito que termine la frase, mis labios se pegan a la comisura de su boca y no le queda otra opción que besarme.

-Te has vestido muy guapo, me gustas.  –le susurro y acaricio su espalda.

Sujeto de su cintura avanzamos y llegamos a la parada de taxis. Hace fresco en París y se coloca la chaqueta. Creo que atravesamos media ciudad, pasando por la Plaza de L´Étoile para llegar hacia la mitad de la Avenida Foch donde tiene su vivienda.

Cuando entramos en su casa y cierra la puerta me cuelgo de su cuello, él pasa los suyos por debajo de los míos y me eleva para encontrarme mirando sus ojos al mismo nivel y en el aire.

-Nico, te quiero, te quiero. -beso todo su rostro y él me aprieta manteniéndome sujeto a su cuerpo, en la entrada queda mi fin de semana y sin separar nuestras bocas me lleva a un dormitorio, la cama nos espera y caemos rodando en ella, riendo y besándonos todo.

Me ha desnudado pieza a pieza ante su mirada curiosa, me quita la camisa para quedarse un momento analizándome y así con el resto de mi ropa, no me permite que le ayude y tengo que permanecer quieto aunque encendido por dentro, cuando retira mis calcetines me besa los pies y mete los dedos en su boca.

Su mirada irradia lujuria y sujeto mi polla en mi mano excitado por lo que me hace. Comienza a quitarse el pantalón que deja caer sobre sus pies, el bulto que se le nota en el slip atrae mi mirada, se quita la camisa, la piel le brilla a través de su vello y se inclina para retirar y sacarse el slip.

Cuando se levantó pude ver lo tiesa que tenía su polla y su diseño tan perfecto, se retira el prepucio y le aparece el glande rojo escarlata, húmedo de su precum que le resbala por la mano. Su capullo que tanto me gusta apareció y lo sentía ya en mi boca adaptándose a la perfección a mi paladar y mi lengua.

Resultaba un glande perfecto para follarse los culos y sentía latir mi ano de deseos por tenerlo. Me sujetó y me puso en cuatro patas sobre el borde de la cama, pensé que quería metérmela ya, pero en lugar de penetrarme, se inclinó y dejó una buena cantidad de saliva en mi ano y comenzó a meter su dedito.

No me hubiera importando que la metiera pero le agradecí mentalmente el detalle de pensar que quizá mi culo no estuviera preparado para recibir el pollón que me esperaba. Tuvo un cuidado exquisito al meterlo muy despacio entre lamidas de mi ano y vuelta a meter su dedo hasta que comenzó con el corazón y tener dentro los dos dentro.

Gozaba sintiendo mi culo perforado por sus dedos a la vez que me comía el culo alternando. Movía la lengua por todo el perineo hasta terminar en la membrana de mi ano apretándola, yo suspiraba entrecortado y veía como él se masturbaba para tener su verga al máximo al tiempo que comía mi culo.

Comenzó a darme golpes en las nalgas con su verga como si fuera un látigo y luego la apuntaba a mi ano haciendo intentos de penetrarme sin llegar a hacerlo, llevándome a un estado de ansiedad inaguantable. Iba a pedirle que me penetrara de una vez cuando cogió mis caderas y me tumbó boca arriba.

-Pon tus piernas en mis hombros.  –su voz  sonaba ansiosa, se inclinó para besarme en la boca.

-Te la voy a meter precioso, ¿estás preparado?  -me aplastaba al tener las piernas en esa posición encajadas perfectamente entre nosotros.

-Sí, cariño, llevo esperando un rato, aguantando las ganas a que te decidieras, mi culo no puede esperar más.  –me sonrió malignamente y se elevó para coger su verga con la mano derecha y enfilarla a mi abierto culo.

Entonces su polla fue entrando lentamente sin parar dentro de mi recto. Nico saboreaba cada centímetro que avanzaba invadiendo mi cuerpo y se mordía el labio inferior mirándome a veces a mí y otras como su polla iba tomando su posesión hasta que la tuve toda dentro.

Suspiré un poco dolorido al final de su entrada pero la recibí entera, le detuve un momento sujetando sus muslos con mis manos para hacerme a su grosor y longitud y sentirla ocupando cada rincón de mi culo y estirándolo al diámetro de su pene.

Sus primeros movimientos fueron algo dolorosos pero mi culo se acostumbró rápido a aquel falo perfecto, creado para dar placer y no dolor. Le sentía gozar de mí, de sus profundas y potentes penetraciones al suspirar entrecortado.

-Gózame Nico, soy tuyo, date placer con mi cuerpo.  –me miró desconcertado por mis palabras y luego me sonrió lanzándome un beso en el aire antes de comenzar a entrar y salir de mi y continuar follándome. Así estuvo unos minutos, deseaba alargar más el momento y me colocó sentado en el borde de la cama y separó mis piernas al máximo.

Llego hasta mi cara y sacó su lengua para mojar mis labios y dejarme el sabor del sudor que le resbalaba por el rostro, lamió mis tetitas y tiró con sus dientes de mis pezones hasta que me hizo sollozar de placer y caí de espaldas en la cama.

Entonces tomó mi pene y se lo llevó a la boca empezando a mamarlo de una forma loca, él quería retrasar su orgasmo e iba a conseguir que lo tuviera yo si continuaba chupando de esa forma. Comencé a jadear y sentí que me correría en un segundo. Salté de la cama para quitarle mi polla y él no lo permitió, continuó aspirando y comencé a soltar mi leche en su boca, creía que moría y se la metí hasta que sus labios quedaron pegados a mi pelvis.

Se iba tragando cada chorro que salía de mi sin protestar y sin dejar que se perdiera algo, cuando terminé de temblar y había dejado todo mi esperma en su boca se puso de pié y me abrazó besándome y mordiendo mis labios.

Sentía el sabor y olor de mi leche en su aliento, le empujé para que se tendiera en la cama, ahora le tocaba a él disfrutar de mi boca  de mi culo, de lo que él quisiera, desde luego sentía necesidad de tragarme su esperma igual que él había hecho con el mío.

Me tiré sobre él y estuvimos un gran rato intercambiando besos y caricias, le masturbaba y luego le dejaba descansar volviendo a su boca para sacar de él todo mi sabor, se la mamaba a veces, le  besaba los testículos, jugaba con la entrada de su ano acariciando con mis dedos y no permitía que llegara al final hasta que noté como sus dedos de acero se agarrotaban en mi nuca evitando que sacara su verga.

-Necesito correrme Daniel, por favor.  –igual que cuando él me la mamaba, saltamos al suelo, el de pie y yo arrodillado abrazando sus piernas, sin tocar su polla, solamente con la punta de mi lengua estimulaba su uretra y frenillo. Llevé mis manos a su duro culo para sostenerme y comenzó a expulsar su riquísimo semen, el primer chorro golpeó en mi paladar, fue tanto que algo se escurrió antes de que lo pudiera tragar, el segundo, tercero y cuarto fueron a mi garganta, en un descuido había cogido mi cabeza y enterrado su verga hasta el fondo.

Sentí no haber podido paladear ese manjar y al fin conseguí que la sacara y masturbándole fui sacando lo que le quedaba en el conducto exprimiéndosela, recogí lo que antes se me había escapado y lo llevé a mi boca, lamí mi mano y el lamió mi cara recogiendo lo que había en mis labios y barbilla.

Volvimos a caer en la cama rendidos pero satisfechos y para volver a besarnos, ahora no sabíamos de quien era el sabor dominante. Comencé a acariciar los vellos de su pecho que tanto me gustan y excitan, ahora tranquilo y sosegado, muerto de cariño por mi hombre que me portaba a la gloría.

  • Nico mi amante, mi bello hombre, te quiero mucho, tanto, tanto.  –besé sus tetillas y lamí los pelos que le salían del sobaco.

Se deja hacer y su mano va recorriendo los rasgos de mi cara en el aire, apenas rozándola, le sujeto la verga medio dormida sobre sus abdominales.

-Me gusta tu polla, es tan grande y divina que me vuelve loco de placer, te la comería.  –llego hasta ella y la voy lamiendo, sacando su capullo para besarlo, está rojo como si fuera a sangrar pero sabe delicioso y lo meto en mi boca.

Permanecía de rodillas a su lado, me agaché y besé su vientre, quise atraerle hacia mí y me rechazó, me cogió en sus brazos y me llevó al baño añadido a la habitación, me depositó en el suelo, yo le observaba, no me permitió que le tocara y luego, debajo del chorro de agua caliente, más que limpiarme me acaricia, me besaba pasando sus manos incansable, abrazándome a veces, colocó su cabeza pegada al mármol de la pared de espaldas a mí y con sus manos alcanzó mis glúteos y me llevó hacia él, me pega a sus nalgas y adivino lo que desea.

-¿Quieres que te la meta?  -mi voz susurra a su espalda abrazando su cintura y estrechándole contra mí.

-¡Por favor! Sí.  – se inclina más para ofrecerme su peludo culo tan redondeo y duro.

-Te voy a hacer daño cariño.  –a la vez que le hablo voy acariciando su pecho y sus duros abdominales hasta llegar a su polla tiesa como una barra de caliente hierro, abre las piernas para rebajar su posición y lograr que mi verga roce su ano.

-No importa, la quiero tener dentro de mí.  –a pesar de lo que dice no le atiendo y juego con mis dedos en su ano, me arrodillo y aparto con mi lengua los pelitos que lo cubren, ahora pegados por el agua que discurre por su espalda y se pierde entre sus nalgas.

Mi pene va penetrándole, después de jugar un rato comiéndole el culo también tengo deseos de atravesarle con mi sable y meterme en su cálido trasero. Lo tiene un poco cerrado y es una delicia sentir como le voy forzando, se queja a veces pero sus suspiros prevalecen y sus manos no abandonan mi trasero, empujándome hacía él para que le meta más mi verga.

-Ya la tienes dentro.

-Muévete.  –me insta y le hago caso comenzando a follarle lento y sin pausa, jugando los dos con nuestros movimientos, deseosos los dos de sentirnos, de notarnos.  Su cálido y resbaladizo culo me acoge y deja que lo penetre como si me la estuviera mamando. Está aprendiendo y ahora sabe como apresar mi pene cuando llega al final y lo tengo penetrado y luego lo suelta para que salga.

Suspira y gime y me siento satisfecho de conseguir darle el placer que desea, ahora con mi verga aunque lo habitual sea con mi culo o mi boca. El juego que hace con su ano me tiene loco y voy a vaciarme dentro de él, me sujeto a sus caderas y con mi mano derecha agarro con fuerza su verga y en mis últimos movimientos,  antes de comenzar a vaciarme en su culo le masturbo, quiero que se corra al mismo tiempo que yo y lo consigo, aprisiona mi miembro con fuerza ya eyaculando cuando noto discurrir su semen a los largo de su verga y salir para estrellarse en el suelo.

Nos vamos reponiendo y sigo manteniendo su portentosa verga en mi mano, la mía le va abandonando y la suya sigue tiesa y caliente dispuesta para seguir trabajando.  Río sordamente con mi cara pegada a su espalda y sujetando con fuerza su polla.

-Eres increíble, todo un semental dispuesto a continuar usando tu arma.  –se vuelve expulsando mi pene y me abraza besando con pasión mi boca.

-Eres tú el que me pone de esta forma, tuya es la culpa de todo.  –nos duchamos entre risas y desnudos volvemos a la habitación.

A la mañana cuando despierto Nico no se encuentra a mi lado, adivino que ha ido a correr como es su costumbre, permanezco unos minutos más en la cama, recordando y disfrutando de lo que sucedió la noche pasada.

Después de nuestra ducha y lo demás preparó algo para cenar, él disfruta preparando la comida y yo le ayudo simplemente, preferimos quedarnos en casa para hablar en lugar de salir a cenar, y le miro hacer y moverse, me gusta muchísimo verle como trabaja en la cocina y luego el comer, él devora la comida y yo le devoraría a él.

Y la noche pasó sin darnos cuenta, como siempre fuimos el uno del otro. No follamos pero nuestras caricias y besos no cesaban hasta que, al menos yo, no pude permanecer despierto y me dormí sin saber la hora.

Sonrío de felicidad y miro a mi alrededor, la ropa está toda tirada, se que debo levantarme, recogerla y colocarla como es debido, pero se está tan bien recordando los inolvidables momentos disfrutados a su lado.

Continuará…