16. Anécdotas… – Un Final Inesperado.

Anécdotas es una historia de amor que nadie sabe como va a terminar… bueno o malo… algún día lo sabremos.

NdA: JAJAJAJAJAJA MUCHACHOS COMO ME HE REIDO CON SU SUFRIMIENTO... me explico. Hola de nuevo... la vez pasada dije que éste sería el último capítulo y es porque es lo único que llevaba escrito. Fue una buena idea publicar cuando lo pensé porque si no, no nos estaríamos comunicando ahorita y publicaría seguramente en SEPTIEMBRE... o cuando terminase de escribir los 6 capítulos correspondientes de esta temporada. EN FIN... VOY A CONTINUAR ESCRIBIENDO... DE HECHO LES VIENE UN NUEVO CAPITULO... PERO NO DE ANÉCDOTAS – cuando termine de escribirlo – Y LO PUBLICARÉ JUSTAMENTE DESPUÉS.

Ahora vamos con lo siguiente. Como se darán cuenta mientras lo lean éste capítulo no es como los otros si no que cada escena tiene su significado y forman un todo – jajajaja me he vuelto intelectual – hasta que lleguen al final y bueno. Descubran a lo que me refiero.

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La Verdad, DUELE.

Domingo 30, octubre de 2005.

A la mañana siguiente o mejor dicho muy entrada la tarde, comencé a despertar, me dolía un poco la cabeza y sentía un ardor en mi culo aunque era obvio que ya sabía cuál era la causa. A pesar del pequeño dolor no podía borrar una tonta sonrisa de mi cara y es que estaba feliz de despertar al lado de mi mejor amigo, mi hermano.

Acaricie su rostro suavemente, podía notar el inicio de una barba pero era casi imperceptible. Artie se revolvió un poco pero no despertó. Me reía por su pereza, ya tenía algo de hambre y no pensaba en comida exactamente. Fui lentamente repartiendo besos por su rostro, cuello mientras sentía que se reía un poco, nos quite la sabana quedando desprotegidos y bajaba por su pecho mordiendo sus pezones, unos leves gemidos y risas significaban que ya se estaba despertando.

  • Ohhh D-Drew...

  • Shhh...

  • ¿Qué haces?

  • ¿Qué crees?

Su pene ya estaba bastante morcillón y con un aroma irresistible para mí, una mezcla de sudor, semen y simplemente sexo que aún puedo recordar, comencé a masturbarlo muy rápido mientras nos sonreíamos, su verga estuvo completamente dura en menos de un minuto y me la trague un poco desesperado, fue muy rápido, estaba entre sus piernas chupando y chupando sin descansar, con una mano acariciaba su pene y sus bolas alternando y la otra me sostenía apretando su brazo. No duró mucho, ese calor, ese palpitar y sus gritos me avisaron que su semen estaba entrando a mi boca... lo probé y me supo a una “amarga” gloria – jajajaja –. Le di unas últimas lamidas y me separé de él.

  • Buenas... – y lo bese – tardes.

  • ¿Tardes?

  • Jajaja si...

  • Con razón... ya se me quitó el sueño...

  • Y a mí.

  • Pues... túmbate que te toca.

  • Ufff...

Me acosté en la cama y mi Artie me miraba todo el cuerpo de forma pervertida siseando, silbando y diciendo todo tipo de obscenidades que me empezaban a gustar.

  • Que rico te ves así.

  • Jajajaja.

  • En serio, provoca comerte Ufff... todito – me tomo del pene y le dio un jalón muy fuerte.

  • ¡Coño!

No pude decir más... ya que sólo pequeños gemidos salían de mi boca, la suya invadió mi pene por unos pocos minutos y terminó por darme una gran chupada, yo me quejé pero después de su corta mamada una furiosa paja inicio haciendo que me revolviera, no se detuvo hasta que grite su nombre desahogándome y regándome en mi vientre y su mano.

  • Jajajaja me llenaste la mano de leche.

  • Ohhh... ahhh... Y tú la boca jajaja.

  • Cierto – miro su mano y le paso la lengua recogiendo un poco de mi esencia.

  • ¿Qué tal?

  • Mmm nada mal jajaja.

  • ¿Quieres más?

  • Nope.

Comenzamos a reírnos hasta acabar acostados uno encima del otro. Me encantaba esa carita de niño – chamo – mala conducta, así era él. Parecía un chico malo pero tenía un gran corazón y besaba de puta madre, sus besos y caricias me volvían loco y al terminar nuestra pequeña sesión, terminamos por separarnos respirando un poco agitados.

  • Esto... ha sido genial.

  • Lo sé, me ha encantado.

  • Al final... tú y yo somos...

  • Hermanos – terminé esa frase esperando que el sentimiento fuera el mismo –, hermanos que se quieren mucho... tú me entiendes.

  • Claro... jajajaja... pienso igual.

Nos quedamos en silencio y nos dimos otro pequeño beso.

  • Andy, cuanto te amo.

  • Yo mucho más Artie... no tienes idea.

  • Yo más – protesto él molesto.

  • ¡Yo más!

Nos reímos como unos idiotas por un rato rodando por la cama, quedándonos callados para luego volver a reír, él tomó una almohada y me golpeó en la cara, yo le respondí de la misma forma comenzando otra pequeña pelea. Parecíamos unos niños que solo vivían para jugar y divertirse pero todo cambio cuando Artie se puso serio de repente, y se sentó en la cama dándome la espalda.

  • Oye, tengo que decirte algo.

  • ¿Qué cosa? – y le di otro almohadazo en la espalda.

  • Para, es importante.

  • Ufff... estas muy serio – le dije en broma –. Ohhh... es en serio.

  • Aja.

  • Escucha. Si se trata de Luís, no quiero...

  • Sí se trata de él, pero no es lo que tú crees.

  • Lo de él y yo es complicado Artie.

  • ¡Déjame hablar, coño!

Cerré la boca y esperé a que dijera algo, pensaba que se trataría sobre mi relación con Luís y si lo de esta noche habría cambiado algo pero me equivocaba y lo que me dijo me causo una sensación extraña en el estomago y un frio en mi espalda, mis ojos se pusieron rojos pero no derrame ni una gota.

  • Besé a Luís.

  • Qué...

  • Fue... hace...

  • ¿¡QUÉ!? – le interrumpí de nuevo parándome de la cama.

  • Yo. Déjame explicarte.

  • Pero que me estás diciendo... tú... repítelo, repítelo que no escuche bien – estaba actuando como un desquiciado.

  • Besé a Luís – repitió apenado.

Mi mano actuó por sí sola. Y le di una cachetada resonando en el cuarto. Mi amigo – o ex amigo como pensé en esos minutos – se levanto e iba a responderme el golpe, pero lo pensó por un momento y se volvió a sentar en la cama.

  • Ya, me lo merezco.

  • ¡Claro que sí! ¡Imbécil! ¿Qué te pasa? ¿¡Cómo se te ocurre!? ¿Cuándo fue eso?

  • Fue cuando terminaron... mira, tú te fuiste, no supe lo que sucedía, Luís vino, él era mi amigo... estuvo llorando y no sabía qué hacer para calmarlo, yo le abracé y una cosa llevó a la otra. Pues... luego de eso, fue algo tonto y le di un beso – se detuvo al ver mi cara molesta – él me respondió el beso... y bueno...

  • Ya, se besaron – concluí su estúpida declaración.

  • Pero me separé porque... porque...

  • ¿Por qué?... ¡Habla coño!

  • No eras tú...

Había que admitir que mi cabeza estaba caliente, y no me refería a la de abajo... y es que imaginarme a Arturo y Luís besándose... esos labios que acababa de besar... y esos labios que besé hacía mucho tiempo, juntos. No podía seguir con esa imagen en mi cerebro y trataba de borrarla. Quería llorar pero al mismo tiempo aguanté las ganas.

  • Explícate...

  • Soy un idiota, lo besé y solamente fue para calmarlo... pero te recordé y por eso me separé, lo que hacía estaba mal Andrew, estaba mal, perdóname... por favor.

  • ¿Qué pasó después? – no iba a perdonarlo tan fácil.

  • Nada, nada... lo juro, nos fuimos al salón y no hablamos más.

  • ¿Por qué no me lo dijiste antes?

  • Porque soy un tonto.

  • Es que eres tonto – dije dándole la razón.

  • Y bueno... unos días después que teníamos que estudiar Biología, cuando llego a mi casa y me intento besar yo lo detuve.

  • ¿Por qué no era yo?

  • Sí, pero también porque me di cuenta que lo nuestro, tú y yo, vale demasiado para arruinarlo con un tonto beso... no hemos hablado más de eso... no volverá a pasar, Andy perdóname, te lo pido – iba a arrodillarse y lo detuve.

  • Está bien, tonto.

  • Gracias Andy.... gracias, ¡Gracias!

  • Ya cállate.

Me arrodille entre sus piernas y le di otro beso... uno con otro significado, no era de una simple disculpa, era de amor puro, sabía que los sentimientos de Artie eran verdaderos y no iban a cambiar por un pequeño desliz adolescente. Ahora la relación entre él y Luís... bueno, podía concluir que no era mi asunto y no me llenaría las manos de tierra en ese tema.

---*---

Secreto de Hermanos.

Solo nos colocamos unos bóxers para poder comer algo. Al salir a la sala, Aquiles nos había leído la mente y nos sorprendió con unas cajas de pizza y una gran sonrisa.

  • Buenas tardes, mis dormilones.

  • ¡Hermano! ¿Qué haces aquí?

  • Vivo aquí, retardado... – le contestó abriendo sus brazos – ¿Cómo la pasaron anoche?... veo que muy bien.

A pesar de que yo sabía que Aquiles sabía lo de anoche no pude evitar un sonrojo, él tenía una sonrisa de suficiencia – o burla – que Arturo no supo interpretar de la manera correcta. No lo miraba, su cara estaba roja y sus ojos estaban húmedos, gemía por lo bajo y comenzaba a llorar. Yo pasé mi brazo por su cintura para abrazarlo pero se alejo rápidamente.

  • ¿Qué pasa mariconcito? No llores.

  • No me digas así.

  • Vamos, mi niño – y se acerco para apretar su hombro.

  • No, déjame.

  • ¡Arturo! Deja de actuar como un carajito.

  • ¡Tú eres el que actúa como un carajito siempre! – y le dio un empujón – te vas de la casa borracho y ni siquiera sé si vas a volver dejándome solo... ¡Estaba preocupado por ti!

Yo para ese momento me había alejado y sentado en la silla incomodo.

  • Tan preocupado estabas que cuando llegue dormías como un bebé.

  • Mentira.

  • Andrew me vio. O mejor dicho, los vi juntos, ¿No es así niño?

  • Yooo... ehhh, es cierto Artie, él... nos vio.

  • ¿Qué?

Solo pude asentir con la cabeza mientras me veían, la actitud agresiva de Arturo se volvió de nuevo melancólica. Era demasiados sentimientos que pasaban por su cabeza y Aquiles volvió a abrazarlo dejándose querer.

  • Vamos, no llores mariconcito. No es necesario. Yo entiendo, calma. Escuchen... los dos. A ver... el sexo es genial, no importa con quien lo hagan, mujeres, hombres, no interesa mientras tengan mucho placer y lo disfruten. No me importa que mis niños sean maricones.

  • No somos gays.

  • No dije gays, dije maricones – recalcó – gays es que son novios y maricones que les gusta darse por el culo bien rico... hombres disfrutando entre ellos.

Así era como pensaba Aquiles, eran sus palabras la forma en que definía la homosexualidad. Simples palabras de afecto para tratar de quitarle hierro al asunto.

  • Además, yo también he tenido mis momentos, Arturo.

  • ¿Qué? ¿TÚ? – él tuvo la misma confusión que yo.

  • Claro... no entiendo la sorpresa... Andrew también se sorprendió, Arturo ¿tú crees que este cuerpo solo atrae a mujeres?

  • No sé... no creí que fueses tan... liberal.

  • Yo pensé igual – dije.

Ambos me miraron tomándome en cuenta de nuevo.

  • Ya se los dije. No me importa que mis niños sean mariconcitos.... pueden seguir haciéndolo hasta que sean viejos.

  • Jajajajajaja... gracias por tu bendición – le dije sonriendo – relájate Artie... a tu hermano no le importa.

  • Claro que no. Ahora a comer coño que deben estar muertos de hambre.

  • Ya... bueno – pensó no muy convencido –, voy a darme un baño.

  • Jajajaja buena idea ¿Van a compartir?

  • ¡No! – gritamos los dos al mismo tiempo.

No pensaba ir con él a la ducha, no quería que sucediera algo entre nosotros adentro y menos con su hermano afuera – obviando lo que sucedió en la habitación, claro –, también quería dar un poco de espacio por la pequeña tensión entre nosotros.

Encendí la televisión mientras Aquiles comenzaba a comer pizza, sentí su mirada y cuando lo vi se sobaba su gran paquete descaradamente y con burla.

  • Ya para con eso.

  • Es que cuando hablo de sexo ufff... para mí nada es suficiente.

  • Deja ya, Aquiles – si me le quedaba mirando con atención el glande sobresalía por el elástico de su short – por favor.

  • Jajajajajaja si hablo con Arturo podríamos pasarla muy bien los tres, ¿Qué dices?

  • Que estas demente.

  • Jajajaja.

Se levanto y se acercó a mí de forma muy sexual y se paró frente a mi bajándose el short y comenzando a blandir su pene cerca de mi cara, no podía quitar la vista y cuando su mano se posó en mi cuello acercándome a su pene me asuste bastante y me alejé como pude, era obvio que me excitaba chupar una verga, pero era Aquiles, el hermano de mi mejor amigo y simplemente no podía, estaba prohibido para mí.

  • Está bien... está bien, mi niño, era una broma... aunque fue rico tenerte a punto de comer verga – como no contestaba cambió su actitud y se subió el short – Andrew, era broma. Tranquilízate.

  • Ok.

  • Cuando salga Arturo, vas y te aseas.

  • Claro.

  • Ya...

Tratando de olvidar el asunto busque mis pantalones por el piso y saque mi celular... llamadas perdidas de la casa, de mamá, de papá, imaginando que estarían preocupados. Le llamé a mi padre explicándole que estaba bien y había dormido todo el día,  solo me respondía de forma tosca con un “Que no vuelva a suceder, jovencito” y colgó la llamada yo solamente ignore su estúpida amenaza sin sentido.

También tenía un par de mensajes de Mathew: “llama a papá” y otro de “espero que hayas pasado buena noche, hermanito” – si supieras, pensé – e instintivamente recordé lo que había hablado con Aquiles anoche... ese brillo en su mirada cuando hablaba de Mathew... y simplemente tuve que preguntarle el por qué.

  • Oye Aquiles. ¿Puedo preguntarte algo?

  • Claro que puedes chupármela Andrew... no me haré rogar.

  • Que no es eso carajo.

  • Jajajaja. Ok, cuéntame mi niño ¿Qué pasa? ¿Quieres tips para complacer a Arturo? Los Duarte somos mañosos en la cama.

  • No no... se serio, Aquiles.

  • Ya... está bien. Yo puedo ser serio – coloco una cara frunciendo el seño y luego volvió a sonreír como bobo – Jajajajajaja... ok está bien, pregúntame.

  • ¿Por qué estuviste extraño anoche? Cuando hablamos de Matty.

  • Ohhh... ehhh bueno – me dio una mirada y volvió a hablar – de acuerdo... creo que puedo contártelo. Espero que no te molestes... ¡Espero que Mathew no se moleste!

  • Jajaja... ¿Así de grave fue?

  • Mmm no pienso que sea grave... aunque él y yo pensamos diferente...

Lo siguiente que me contó Aquiles jamás me lo esperé... Me reveló que tuvo sexo con Mathew cuando estuvieron en el colegio, en su último año – al parecer las personas a mi alrededor tenían tendencias homosexuales jajaja –... Luego de tener algunos besos a escondidas, fue un mutuo acuerdo para experimentar y se acostaron, Aquiles con mucha picardía me dijo que cuando lo penetró se supo comportar como una perrita pero, que luego Matty se había vengado convirtiéndose en un macho en la cama... yo me sonroje imaginando esa escena de ellos juntos desnudos en una cama teniendo sexo, no me molestaba mucho la idea de que ellos hayan estado juntos pero si me arrechaba que Matty me lo hubiese ocultado. Unos días después, Mathew terminó con esa relación porque le preocupaba bastante el estar engañando a su novia para ese entonces, Sabrina. Después de eso, Aquiles parecía un poco triste porque Mathew fue muy seco luego de cortar su relación. Claro que aún eran amigos, pero no tan cercanos como Artie y yo.

En el momento en que terminó de contarme su historia me dijo que no me preocupara por eso, algún día se resolverían esos asuntos y que disfrutara al máximo mi amistad con su hermano. Cuando Arturo salió del baño yo me levante y camine hacia él feliz dándole un beso, importándome muy poco lo que dijera Aquiles luego.

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Homosexual / Homofobia.

Lunes 31, octubre de 2005.

No pise mi casa en todo ese fin de semana tan... diferente. Una fiesta, pajas, mamadas, dejar inconsciente a un chico en un depósito. Luego sexo con mi mejor amigo – el cual disfrute demasiado – y un relato inesperado, hasta el día de hoy. Cuando llegamos al colegio Artie y yo acordamos llevarlo un poco con calma – vamos, nada de manitas ni abrazos ni nada de eso – hasta por lo menos yo aclarara el tema con Luís. Me sentía a gusto con él a mi lado, sentados en el piso uno al lado del otro y todo iba bien hasta el segundo en que llego Luís, cuando lo vimos ambos nos tensamos y fue un momento bastante incomodo.

  • Epale... Andrew, ¿podemos hablar? – iba a contestar pero el timbre de entrada comenzó a sonar.

  • Luego. Vámonos Artie.

  • ¡Claro!

Subimos al salón y mi Ragazza me esperaba muy feliz, con muchos abrazos y besos. Hablamos muy poco antes de que el profesor de Dibujo Técnico entrara, nos mandara a sentarnos y a sacar los materiales. José Ángel era un profesor bastante joven recién graduado – diseño grafico – y al tener 24 años era menos exigente que los profesores mas recatados del colegio. José era un hombre más o menos bajo. 1.65m imaginaba, algunos de mis compañeros como Arturo eran más altos que él, de piel tostada, pelo en punta castaño oscuro, a pesar de que era bajo el tipo tenía un cuerpo bastante desarrollado y utilizaba camisas ajustadas para demostrarlo, puedo ser sincero que a pesar de que era de buen ver, no me parecía atractivo y el tipo se la pasaba acosando a todas mis compañeras. Dibujo Técnico del 4to año me gustaba bastante y trataba de realizar todo lo que me pedía José de buena gana, hasta ayudaba a mis compañeros con “manos torpes”. Esa clase no la disfruté mucho ya que primero, José se la pasó acosando a Cintia todo el rato y ella o no se daba cuenta... o le gustaba ser acosada. Y segundo, Luís andaba mirándome todo el tiempo, solamente hablaba con Manuel y Arturo y cuando Luís se acercaba a pedirme ayuda o algún material, lo ignoraba descaradamente.

Después de esa clase siguió la de Química que no hubo nada importante que resaltar un quíz el cual seguramente había aplazado por mi falta de atención y luego el receso. Luís me persiguió por el patio de nuevo pero agradeciendo a Dios, Cintia llego más rápido y me abrazó arrastrándome lejos llegando al terreno de futbol, nos sentamos en las bancas de piedra y comenzamos a hablar.

  • ¿Cómo la pasaste con Arturito?

  • Ehhh bien bien... tú sabes jugamos un rato en la compu y luego él se desmayo por la borrachera – mentía.

  • Ahhh claro...

  • ¿Y tú Ragazza ? Lamento irme así, tú sabes... no quedarme.

  • Descuida, la fiesta terminó como tenía que terminar...

  • Por cierto. ¿Y mi ropa? – recordé de repente.

  • Descuida, mi padre envió cada bolso a cada casa... seguramente está en tu casa ya.

  • Ahhh...

  • Oye quería hablarte de algo, sobre... el chico que encontraron en el depósito.

  • Ehhh sí... ese chico – pensé nervioso – ¿Qué paso con él?

  • ¿No sabes?

  • N-no... no p-para nada.

  • Creí que si sabias... – seguía divagando.

  • Bueno, dime, habla ya coño.

  • No te impacientes, cariño.

  • Es que hablas y hablas pero no dices nada.

  • Jajajajajaja... bueno. Hablé con él ayer... está mejor por si preguntas – me miró adivinando lo que pensaba – y me ha dicho algo muy interesante.

Su sonrisa... y su mirada, conocía a mi Cintia. Y ella sabía algo, quería decirme algo que seguramente me interesaba demasiado y por sus juegos, yo tendría que averiguarlo... una parte de mí estaba impaciente por lo que tenía que decir... pero la otra parte... ufff era una fusión de molestia y miedo por los nexos que me relacionaban con ese chico.

  • Bueno... y ¿Qué te dijo?

  • Jajaja. Me hablo sobre lo que hacía allí, según él se equivocó de lugar y esperaba encontrar un baño.

- Sí, claro – susurré.

  • ¿Cómo?

  • Nada nada... sigue, que se nos va a ir el receso.

  • De acuerdo – esa sonrisa me estaba molestando – en fin, según cuando entró y se dio cuenta que no era el baño... pues... pues...

  • ¡DIME!

  • Vio a dos chicos.

- Mierda...

  • Aja... mierda.

  • ¿Qué más paso con él y esos chamos?

  • Bueno... según, esos chicos estaban en una situación un poco extraña... se acercó a ver qué ocurría y allí los dos chicos le dieron una golpiza – a pesar de la triste situación su sonrisa no se borraba de su cara.

  • No fueron los dos... – hable sin pensar – es decir, Ragazza... no te entiendo. Dices que paso algo horrible pero, no se te borra la sonrisa de la cara.

  • Ahora, lo que no entiendo es que hacían dos chicos en el depósito – continuó sin prestarme atención – según él cuando sucedió eso. Estaba el grupo tocando en el escenario y se supone que todos estaban cerca...

  • Aja...

  • Aunque...

  • ¿Sí?

  • Recuerdo que no todos estaban allí.

  • Claro... el chico no estaba allí.

  • Y tampoco los dos chicos... y acabo de recordar que él dijo que... Mmm uno de ellos llevaba un traje diferente – y me miró.

  • Ya calla Ragazza... – dije impaciente – el papel de tonta no te queda.

  • No me digas. Ahora me vas a decir ¿Por qué golpeaste a ese chico?

  • Yo no fui.

  • Entonces... ¿Quién?

  • ¿Por qué piensas que fui yo? Yo estaba contigo en el escenario – le corté evitando todo.

  • Aja... y luego yo te empuje, Andrew, el papel de tonto no te queda – se levanto y cruzo sus brazos.

  • Pues... pues... yo... no sé qué quieres que te diga.

  • Yo creo que si sabes – contraatacó.

  • Entonces dime lo que piensas. Porque si me cuentas esto es que... sospechas algo.

  • Sospecho la verdad. Pero quiero oírla de tus labios... Andrew, ya basta, han pasado dos años. Quiero escuchar la verdad – algo dentro de ella se quebró, pero lo supo disimular muy bien.

- Dos años...

Y allí entendí a lo que se refería. Dos años, dos años habían pasado desde que había conocido a Luís, cuando todo cambió. Cintia quería saber la verdad, mi verdad que tanto he ocultado, mi mejor amiga quería saber mi secreto... claro, el secreto que seguramente ella sabía. Y en ese minuto me decidí, la vi y le sonreí, si quería sinceridad... la tendría.

Pero, luego de volverlo a pensar, lo mejor que se me ocurrió no fue decírselo solamente a ella si no también a Manuel, tenía que contárselo a ellos juntos, así ya no habría más secretos entre nosotros. Marque su número y lo llame esperando a que llegara al terreno de futbol, no tardo mucho y con su misma cara seria, ambos se sentaron esperando a que hablara de pie frente a ellos. Finalmente me armé de valor, respire demasiadas veces y mi amigo se estaba impacientando – no estaba de humor últimamente – cuando hable... un aire salía de mi interior.

  • Manuel, Cintia... ustedes son mis mejores amigos. Y tengo que decirles algo.

  • ¿Qué es? – preguntó Manuel con voz tosca.

  • Déjalo hablar cariño – Cintia ya se lo esperaba.

  • Bueno, es muy difícil lo que les voy a contar... me tomó mucho tiempo aceptarlo, tuve alguna ayuda... y... – ambos me miraban expectantes – nunca tuve las bolas para decírselos... pero ahora... bueno, lo diré.

Allí iba. Respire un par de veces y miré hacia arriba le pidiendo a Dios comprensión.

  • Soy gay.

Fue sorprendente, me eleve 100 metros y caía lentamente viendo sus reacciones, fueron dos diferentes que pude notar. Ella que cerraba sus ojos dejando escapar el aire y bajando la cabeza. Y él que abría los ojos sorprendido y abriendo la boca impactado. Con ella lo siguiente fue una sonrisa triste, no esperaba nada menos, aunque si pensé que lloraría o algo por el estilo. Pero con Manuel... no se movía del banco y sus manos agarraban el concreto fuertemente.

  • Sí... soy gay, me gustan... los chicos. Arturo lo sabe, Richie también... ellos saben porque se enteraron por su cuenta... y bueno ahora ustedes saben.

  • ¿Y Luís? – pregunto en voz baja mi hermosa.

  • Luís es más complicado... porque... él y yo somos, éramos – me corregí rápido –... fuimos novios por un tiempo.

  • ¿¡QUÉ!?

  • Sí... yo bueno, no duramos porque...

  • ¡Espera un segundo! – habló Manuel de repente – ¿¡Me estás diciendo que mi mejor amigo es un tremendo maricón!?

  • Bueno, creo que mejor sería gay... – le respondí en voz baja y con media sonrisa – es lo mismo pero no me gusta esa palabra y...

  • Qué asco.

  • ¿Cómo?

  • Sí... asco... no... no me esperaba esa mierda de ti, Andrew.

Me sorprendía por sus palabras, jamás esperé esa reacción de mi mejor amigo, su semblante cambio en cuestión de segundos, de un chamo sorprendido a una cara de asco que no me gustaba, Cintia nos miraba sin saber qué hacer en realidad y yo simplemente estaba confundido. Manuel... que hacía de todo una pequeña broma – en esos momentos juré mil veces esperando a que terminara de actuar, pero no lo hizo –, tierno... un hombre bastante tierno y amable, cariñoso y bobo – aunque últimamente era todo lo contrario, había cambiado –... Yo siempre le decía que no importaba como fuera, que él siempre sería mi amigo. Pero jamás creí que él rompería esa promesa de amistad.

  • Amigo... yo... ¿Es una broma?

  • Yo te preguntaría lo mismo – hablaba bastante tenso y resoplando.

  • Pues, no lo es, soy gay.

  • ¡Deja de decirlo coño! ¡Basta de tanta mierda!... – y se alejo caminando en círculos – ¡PRIMERO MI MALDITO PADRE Y AHORA TÚ! ¡ESTOY RODEADO DE MARICONES!

  • ¿D-de que hablas?

  • Manuel... cálmate, cariño – eran las primeras palabas de Cintia después de esa sorpresiva reacción – ¿Qué tiene que ver tu papá?

  • ¿Qué tiene que ver? Pues que ese maldito se la pasa cogiendo con tipos de la calle... ¡ESO ES LO QUE PASA! ¿Y AHORA TÚ TAMBIÉN?

  • Pero... Manuel ¿Por qué no lo dijiste?

  • ¡Porque me daba vergüenza de tener un padre maricón! ¡POR ESO! – sus gritos resonaban en todo el campo agradeciendo que nadie estuviera cerca para escucharnos – ¡Vergüenza!... eso es lo que siento de ser hijo de un marico.

  • Manuel – lo llamé acercándome – ser gay no es malo, solo soy yo... no he cambiado.

  • ¡NO TE ME ACERQUES!

  • Pero Manuel.

Y le coloque una mano en su hombro, grave error.

  • ¡MANUEL NADA! – y sentí un golpe en mi estomago que me dejo de rodillas en el suelo – ¡NO ME VUELVAS A HABLAR EN TU PUTA VIDA ASQUEROSO!... Ven Cintia, déjalo allí.

  • ¿Manuel estás loco? – Cintia corría y se arrodillaba a mi lado.

  • ¿Es que acaso no entiendes?... ¡Nunca va a estar contigo! ¡OLVIDATE DE ÉL!

  • ¡Claro que no! Idiota, sigue siendo el mismo de siempre. Es nuestro amigo.

  • Eres una puta estúpida, no vengas a mí llorando cuando te haga daño.

  • ¡No le digas así cabrón!

Me levanté y corrí pero él era más fuerte que yo y de una tacleada me dejo de nuevo en el piso dándome una patada. En su mirada se reflejaba una ira increíble.

  • Me das asco Andrew...

  • ¡Imbécil!

Por estar pendiente de mí no se dio cuenta que Cintia se acercó y le dio una fuerte cachetada volteándole la cara. Manuel no reacciono bien y la empujó tirándola en el piso y luego se arrepintió pero no dijo nada, solo se quedó allí de pié con un sentimiento reprimido.

  • Manuel, por favor... amigo – trate de acercarme arrastrándome pero retrocedió.

  • Jamás vuelvas a acercarte a mí pedazo de mierda... ¡Jamás!

Y se fue.

Pasaron unos minutos en que me quedé en el piso quejándome y Cintia tenía los ojos rojos. Nos levantamos y volvimos a sentarnos en la banca. El clima estaba cambiando de un gran día soleado a estar parcialmente nublado con un poco de brisa. Y nos quedamos sentados en silencio, yo trataba de no quejarme por los golpes a mi estómago y mi hermosa seguía con la mirada perdida.

- Ragazza ¿estás bien?

  • Sí... sí, no me hizo nada. Solo fue un empujón ¿y tú?

  • Mmm... me dejará marca.

  • Jamás pensé que actuaría de esa manera. Él no era así.

  • No, todos cambiamos. Yo soy la prueba.

  • No hermoso, tú no has cambiado.

  • Tú ya lo sabías.

  • Lo sospechaba – aseguró –, tantos momentos con Luís... en verdad, él llego y todo cambio.

  • Lo lamento.

  • No hermoso. Yo fui la tonta por seguir empeñada en estar contigo... es obvio que jamás estaremos juntos.

  • No digas eso... yo, yo quiero formar una familia. Quiero ser feliz con alguien.

  • Mmm... podríamos ser una familia, pero no seriamos felices – me contestó luego de unos segundos con una sonrisa triste.

  • Lo lamento – volví a repetir.

  • Que no lo hagas imbécil... igual seguimos siendo amigos. Yo te apoyaré en todo lo que hagas...

  • Gracias mi Ragazza...

Le di un besito en la mejilla pero por el movimiento volví a quejarme por el dolor. Por suerte mi hermosa me apoyaba y estaba bien con eso, pero con mi otro amigo... No era lo que esperaba, no todo en el mundo era color de rosa y Manuel me lo había demostrado.

  • ¿Estás bien? – volví a preguntar.

  • Sí... solo necesito reponerme.

  • No entiendo.

  • Jajaja... Andrew, estoy devastada... llevo desde los siete años pensando que me voy a casar contigo, y ahora no podremos hacerlo.

  • Jajajajajaja... te entiendo.

  • ¡Andy! – se escucho un grito a lo lejos y Artie llegaba corriendo - ¿Qué paso? ¿Qué te hizo Manuel?

  • Nada... solo fue un golpe bajo.

  • ¡Maldito! – y se arrodilló entre mis piernas acto que no paso desapercibido por Cintia – déjame ver... Mmm – revisó el golpe en mi estómago que no era nada más que una pequeña marca pero que al rozarla me dolía – es un imbécil.

  • ¿Cómo supiste que estábamos aquí? – preguntaba Cintia pendiente de nuestros movimientos.

  • Manuel llego al salón gritando y desordenando todo, cuando le pregunte qué le pasaba me dijo que le preguntara al “maricón de mi amigo”. Fue sumar dos más dos.

  • Mmm... sí, le dije que era gay. Y no lo tomó muy bien.

  • Ya veo... – Artie me miraba profundamente y yo como un tonto quería besarlo para sentirme bien.

  • ¿Ustedes son algo?

La pregunta de mi hermosa cayó como perla para el momento, pero no sabíamos que decir.

  • Ahhh bueno... ehhh... ahhh – comenzamos a balbucear como idiotas.

  • ¿Saben qué? No importa, creo que no quiero saberlo hoy.

  • Jajajajajaja... Cintia, Andy y yo somos amigos... bueno más que eso. Solo estaba preocupado.

  • Ya Arturito, no quiero saberlo – concluyó.

  • Bueno, tú te lo pierdes, hermosa.

Solo nos bastaron las pequeñas gotas que comenzaron a caer y nos obligaron regresar al edificio, yo caminaba bastante lento quejándome por el dolor sin importar que estuviera comenzando a mojarme, Cintia sí camino más rápido gritando que el secado de pelo se le iba a estropear. Cuando nos quedamos solos me apoye en Arturo para caminar más rápido.

  • Manuel me odia, Artie – y comencé a llorar – me odia...

  • No importa Andy. Me tienes a mí.

No sé si valía la pena llorar por Manuel, pero algo me decía que sí lo era... acababa de perder una amistad de años que simplemente no se borraba tan fácil a pesar de todo lo que me había dicho, el momento no duró mucho y el timbre nos avisó que ya era hora de la siguiente clase.

---*---

LOCURA.

La clase de inglés fue un insoportable fastidio – ustedes entenderán porque –, no tenia deseos de escuchar al nuevo profesor con su “sofisticado acento británico”. La primera clase se emocionó al ver mi apellido y luego de saber que era de nacionalidad estadounidense, me alababa y me pedía que lo corrigiera en cada segundo, hasta que un día me harte y le dije... unas cuantas palabras que no tomó muy bien que digamos y comenzó a ignorarme.  Así que justamente en esa clase me estaban ignorando dos personas, el profesor y Manuel, ya al finalizar la clase hice un esfuerzo en levantarme y hablar con él, pero Manuel con su cariño me apartó de un empujón y se largó junto a todos los del salón.

  • ¡Apártate!, maricón.

Solamente nos quedamos Cintia, Arturo y yo. Me sentía bien al tenerlos cerca pero esa espina que Manuel había clavado me dolía de sobremanera. Se quedaron un rato más consolándome hasta que Cintia con su increíble capacidad para el chisme me pidió que le contara mas sobre Luís y yo. Quise refutar pero ella insistía demasiado.

  • ¿En serio quieres saber, por qué no me voy a casar contigo?

  • Mmm... si lo vemos de esa forma, no.

  • ¿Entonces?

  • Pero si merezco saber lo demás. Las veces que me rechazaste. ¿Por qué? – me miraba de una manera intensa, sus ojos color miel destellaban de una forma increíble – me lo debes.

  • Pues... – y miré a Artie buscando alguna ayuda.

  • No me mires a mí... eso es entre ella y tú.

  • Ya.

Y bueno... mi boca comenzó a escupir palabras, recordando todo con una pizca de dolor, un inicio bastante movido a una gran amistad que dio paso a un corto pero muy feliz noviazgo, cada frase que contaba me perdía unos segundos en mis pensamientos para continuar, Cintia me detenía haciendo algunos pequeños comentarios despectivos o preguntas mientras Artie parecía que no le interesaba nada de lo que hablaba.

  • ¿Desde cuándo lo sabías?

  • Te dije que tenía una sospecha.

  • Bueno... entonces ¿Desde cuándo sospechas?

  • Navidad, en la convivencia.

  • Mmm sí, éramos novios en ese entonces.

  • Y luego terminaron – habló Arturo por primera vez.

  • Sí...

  • Y no te imaginas porqué lo hicieron jajaja...

  • Ya cállate Artie.

  • Jajaja ahora quiero saber – claro... a Cintia sí le interesaba esa parte.

Resignado volvía con la historia de cómo mi pequeño manipulador me hizo terminar con Luís amenazándome de que si no lo hacía le diría a nuestros padres, la cara de Cintia iba de sorprendida a una burla y tuve que detenerme a preguntar ¿Qué era tan gracioso?

  • ¿Qué pasa?

  • Jajajaja... creo que tu hermanito es increíblemente inteligente.

  • Ese mocoso se pasó... aunque admiro un poco a mi hermanito chiquito... siempre quise tener a uno así.

  • Sí sí... Arturito tienes razón pero... debes admitir que, es increíble... el cómo pensó todo... obligándote a terminar con Luís jajajaja...

  • Ehhh Ragazza ... – estaba un poco incomodo.

  • Fue brillante, estoy en el equipo de Anthony, al carajo con Luís...

  • Mmm... si es por eso, yo también estoy en ese equipo jajajaja.

Y se dieron los cinco apoyándose mutuamente, la escena eran tan bizarra. Cintia y Arturo no eran los mejores amigos que digamos, pero en esta ocasión unieron sus fuerzas para estar en contra de Luís y amar a Tony con todas sus ganas aclamando a mi pequeño hermano. Luego de tener su pequeño minuto de cordialidad volvieron a ser los mismos de antes y Cintia me preguntó sobre la fiesta de nuevo.

  • ¿Qué quieres que te diga? Ya lo sabes todo.

  • Claro que no. Solo lo que me dijo el chico.

  • Pues... es simple, él me pidió hablar, me dijo que me extrañaba y... nos besamos y... – los miré a ambos que ya estaban un poco incómodos – fue cuando el chico entró. Nos tomó una foto y Luís se molesto y lo golpeó. También lanzó al piso el celular rompiéndolo.

  • Lo de la foto, no me lo dijo.

  • Ese chico nos vio y quería jodernos, Cintia. Pero Luís fue más rápido y lo jodió.

Después de eso fue mucho más directa y me preguntó por lo que sentía por Luís en esos momentos y fui sincero. Después de que terminamos pasé una temporada deprimido, pero hacía poco me di cuenta que la chispa se había acabado, y fueron dos reacciones nuevamente, mi Ragazza sentía pena, pero Artie marcó una suave sonrisa. Recordé en ese instante que Luís me había buscado todo el día para que habláramos sobre lo que había pasado.

  • ¡Eres un maldito cabrón! – se escuchó una voz desde la puerta.

Creí que Manuel había vuelto, pero me equivoqué Luís estaba en la puerta del salón.

  • Luís...

  • Bueno, nosotros nos vamos... – Cintia hizo ademán de levantarse, pero luego se sentó porque Artie la sostuvo – o nos quedamos.

  • ¡Tú eres imbécil o qué! Andas contando todo lo nuestro, idiota, ¡Era un secreto! – estaba bastante cabreado.

  • Solo fue a...

  • ¿Quién? Manuel acaba de caerme a golpes en el patio... por ser “maricón” – y era cierto, uno de sus pómulos estaba enrojecido – y ahora te encuentro aquí contando todo. Te pasas Andrew, no sé qué tienes en la cabeza.

  • Luís tranquilo... está bien – Cintia se había levantado y dado unos pasos.

  • Tú cállate estúpida, sientes celos de lo que Andrew y yo tenemos.

Su reacción fue de la sorpresa al reto y se volvió a sentar con una sonrisa imposible de descifrar.

  • Luís... ya basta, ya... por favor. Escucha, tenemos que hablar...

  • ¡Claro que sí!

  • Déjame hablar, no es lo que tú crees...

  • Entonces dilo – me miró esperando.

  • Luís, lo nuestro. Ya no puede ser.

  • ¿Qué?

  • Sí... ya no siento lo mismo por ti.

  • Mientes, el sábado estabas sobre mí – habló con una media sonrisa.

  • Y tú sobre mí... pero eso ya no importa, Luís. Se acabó.

  • Esto es un juego... ¿Verdad?

  • Claro que no.

  • O sea... es que no entiendo... me gustas... tú me gustas – me dijo desesperado... – y tú vienes y me haces esto... me engañas maldito...

  • Luís, por favor, perdóname...

  • Me volví marico por ti... y me haces esto.

Allí me quedé loco al escuchar eso... mis amigos y yo, ya que había volteado y las caras que tenían por lo que él había dicho eran increíbles.

  • Espera, espera... ¿Yo te volví gay? ¿Tú estás loco?

  • Yo estaba perfectamente bien antes de conocerte... Tiene que ser una broma – eso último lo dijo para sí mismo.

  • ¿Y ahora todo es mí culpa?

  • ¡Claro, coño! – Luís se sostuvo la cabeza con sus manos un segundo – todo tiene sentido. Lo arruinaste Andrew ¡Puto! Todo estaba bien... ¡TODO!... No puede ser real – volvía a hacerlo, parecía un tic nervioso.

Ninguno de nosotros tuvo dudas... Luís había perdido la cabeza en ese momento.

  • En verdad te quería... tienes que entenderlo Luís... pero todo cambió y...

  • Tú... lo hiciste... lo hiciste...

  • ¿¡Qué cosa!?

  • ¡ARRUINASTE MI VIDA! – explotó.

  • Por Dios, claro que no, yo te quería.

  • ¡Cállate!... Andrew ¡CÁLLATE!

Alzo su puño y se preparó para pegarme, escuché un par de movimientos de sillas y Arturo se puso frente a mí, Luís no se movió tenía los ojos rojos y miró a todos lados, caminó en círculos y luego se fue... pude ver en su rostro una tristeza que pude reconocer, ya que yo mismo la había sentido hacía unos meses, pero había algo más... algo que estaba roto. Y jamás supe qué sucedió allí adentro...

---*---

SEXO con amor.

Después de esa escena todo fue muy incomodo, no tuve ganas de llorar, si no una gran depresión que compartíamos los tres que estuvimos en ese salón, Cintia nos avisó que su padre llevaba 10 minutos esperando así que bajamos al patio, – busqué alrededor pero no hubo rastro de Luís por ningún lado – y nos despedimos de ella. Solo le dije a Artie que deseaba irme, pero no quería ir a mi casa así que rápidamente llamé a mi madre para avisarle que estudiaría en casa de Arturo – otra mentira más, no había pisado mi casa desde ya 3 días enteros –. Ulises llegó a recogernos, en el camino no hablamos en ningún momento pero si me tomó la mano en señal de apoyo, había sido un día muy largo. Cuando llegamos a su solitaria casa, creo que fue el impulso más extraño que tuve al tomar a mi amigo en mis brazos y darle un beso desesperado quería... No, necesitaba sentir su amor de alguna manera, Artie no reaccionó al primer momento hasta el minuto en que toqué su paquete por encima del pantalón del colegio, su gemido me encantó y me dio paso para seguir... nos desnudamos en plena sala, mire a mi mejor amigo sin ropa y mi mente se nubló, fui a su verga sin detenerme sus manos furiosas sostenían mi cabeza controlando la mamada y mientras disfrutaba, mis dedos exploraban ese lugar no tan oculto para mí, acariciaba su ano y trataba de penetrarlo con mis dedos, aún estaba cerrado y él se quejaba bastante. Cuando dije que mi mente se nubló, fue en serio, estaba muy caliente y mi verga ya goteaba liquido pre seminal, Arturo estaba acostado en el sillón de cuero con las piernas abiertas, podía ver su entrada un tanto enrojecida y la acaricié con mi verga presionando bastante fuerte, sé que él se quejó y a mí no me importó hasta que estuve completamente dentro, mi amigo me llamó bruto, imbécil, idiota, maldito... todas las cosas posibles mientras me golpeaba yo solamente lo abracé y lo besé hasta que no pude aguantar más y el vaivén lento duró unos segundos pasando a otro mucho más rápido, mi pelvis pegaba con sus nalgas y su interior hervía de forma increíble. Nuestra pasión fue interrumpida por el propio Arturo que me exigió seguir él. Su cara de macho y su pene completamente erecto tuvo poder en mí y salí de su culo para poder entregar el mío, me coloqué en cuatro sobre el piso, esperaba que me cogiera con igual fuerza, que me castigara por lo que le hice... que alguien me castigara por ser tan mala persona, pero no lo hizo, fue lento, con cariño, lleno de besos y palabras de afecto. Yo solo pude derramar unas cuantas lagrimas al sentir todo el amor que él podía darme hasta que llegó la hora de terminar, me masturbe muy rápido al sentir como me llenaba el culo con su leche mientras yo manchaba el piso con mi esencia. Quedándonos en la misma posición.

Ya satisfechos él se quedo sentado en el piso apoyado en el sillón con las piernas abiertas, yo me senté entre sus piernas sintiendo su pene y mi culo conectarse de nuevo, me apoyé completamente en él, estábamos sudados, yo acariciaba su brazo en silencio mientras él me besaba el cuello y me masturbaba un poco, aunque la escena parecía tranquila difícilmente me sentía en paz...

  • Ese no eres tú.

  • ¿No te gustó?

  • Claro que sí... solo el final, claro. Pero eso no es lo que quiero decir.

  • ¿De qué hablas entonces?

  • Que no eres el chico que amo. Estás diferente – habló muy cariñoso.

  • Pfff... ha sido un largo día.

  • Ya sé... Oye, no tengo problemas con que vengas a casa... mi verga y mi leche siempre van a estar disponibles para ti – término cambiando su tono en broma.

  • Eres un idiota, Arturo – me iba a retirar pero él no me dejo.

  • Sí... sí... soy un idiota que solo sirve para el sexo...

  • Espera... no es así – me volteé para besarlo –, sabes que no.

  • Sí, ya estoy cansado de perseguirte por afecto... ya vi lo que pasó con Luís.

  • Por favor, no hables de él, quiero olvidar todo lo que paso hoy.

  • Claro, así son los Brown, les gusta olvidar.

  • ¿A qué te refieres?

  • A que Aquiles tenía razón... tú y tu hermano son iguales... – yo me puse de pié y él me siguió.

  • ¿De qué hablas?

  • Primero quieren sexo y cuando ya probaron, nos botan.

  • Claro que no – y comencé a memorizar –... ya va ¿Cómo sabes esa vaina?

  • Los escuché hablar, es obvio.

  • Yo no... mi hermano no quería hacerle eso a Aquiles... ellos siguen siendo amigos – traté de hacerlo reaccionar.

  • Ya olvídalo.

  • No jodas... yo te amo – lo abracé y besé – tú y yo seguiremos juntos.

  • Yo... no sé...

  • Yo sí... confía en mí.

  • No me vas a dejar... ¿Verdad?... ¿No me harás daño?

  • Claro que no... te lo prometo Artie.

Estábamos los dos parados en el centro de la sala desnudos mientras nos abrazábamos, me prometí a mi mismo jamás hacerle daño a mis amigos de esa forma aunque fuese de forma inconsciente, también me prometí que hablaría con Luís al siguiente día, le pediría perdón y su amistad de nuevo. También llamaría a Manuel y trataría de solucionar nuestra amistad, le probaría que no había cambiado y seguía siendo el mismo no me permitiría perder todos estos años juntos.

Con esas conclusiones estaba bastante feliz y luego mucho más de tener la casa para nosotros solos y me imagine por unos segundos como sería nuestra vida si fuésemos una pareja y nos mudáramos... simplemente la ropa seria opcional en nuestras vidas.

  • Te gusta tener sexo conmigo... jajajaja.

  • Jajajaja...

  • ¡Admítelo!

  • Bueno... me gustan tus besos, jajajaja... besas muy bien, y más cuando me penetras... – le dije de forma lasciva.

  • Eso es obvio.

Terminamos de subir las escaleras y nos tumbamos en la cama aún riendo pasando un buen rato, se suponía que estudiaríamos para un examen pero no deseaba arruinar el momento con asuntos del colegio, pero luego el idiota de mi amigo lo hizo quedándose callado.

  • ¿En qué piensas?

  • En nada... – respondió mirando al techo.

  • Jajaja no es novedad.

  • Bueno, si pienso en algo.

  • Uyyy... jajajaja a ver, dime.

  • ¿Qué piensas hacer con Luís? – soltó de repente.

  • ¿Qué pienso...? ¿Qué pienso?... pues, bueno. Yo... ya no lo quiero como antes. Hemos actuado muy mal. Él es muy agresivo... ya mañana le diré todo, le pediré perdón de nuevo, pero también le diré que ya hemos terminado para siempre.

  • Espero que mañana no se vuelva loco de nuevo, dio miedo.

  • Lo sé.

---*---

THE END.

La mañana siguiente fuimos al colegio con diferentes ideas, mi amigo solo pensaba en la prueba y no despegaba la vista del libro – cosa a la que él llamaba estudiar – mientras yo esperaba sentado en la mesa mirando a todos lados. Vi a Manuel llegar con enormes ojeras pero me ignoró olímpicamente y yo tampoco hice algún intento por hablarle, mi Ragazza llegó también y estuvimos hablando todo el rato, pero Luís no apareció en ningún momento hasta que el profesor entró junto con el director Gonzalo – bastante extraño –. Todos nos sorprendimos por su aparición y rápidamente nos sentamos en nuestros puestos – como niños buenos – y esperamos a que hablara.

  • Buenos días, jóvenes.

  • ¡Buenos días, Director Linares!

  • Bien, me veo en la penosa situación de informarles que uno de sus compañeros no va a poder acompañarlos más...

Un murmullo general se escucho en el aula pero el Director era demasiado estricto y su voz resonó en el salón haciendo que todos cerráramos la boca.

  • ¡Jóvenes!... Como decía. La familia del joven Luís Martínez me ha llamado sorpresivamente esta mañana informándome del retiro del joven de la institución por una situación personal... un tanto irregular – dijo para sí mismo –. En fin, la familia completa ha decidido mudarse a Ciudad de México y el joven continuará sus estudios en ese país.

Todo nuestro círculo de amigos hicimos conexión con las miradas un tanto sorprendidos por la noticia quedándonos muy confundidos y sin habla, mientras los demás no dejaban de murmurar.

  • Sinceramente es una pena perder a un estudiante tan inteligente como el señor Martínez. Esperando que siga siento tan talentoso como siempre. Bueno, no queda más por decir, me despido jóvenes, éxito en su examen.

Esas fueron las últimas palabras del director antes de pasar por la puerta saliendo del salón. Y el profesor comenzó a pasar las hojas de examen, no me pude concentrar en ningún momento – mis amigos tampoco lo hicieron – cuando terminamos el examen y salimos al receso había un clima tenso pensando en la insípida despedida de Luís y su última frase cuando lo vi: “ARRUINASTE MI VIDA”. Me ha perseguido muchas veces esa frase, incluso en sueños y yo nunca he podido hacer nada para remediarlo.

Al final de todo ni si quiera pude disculparme por todo lo que había pasado con ese chico. Fueron grandes y felices momentos que pasé con él a pesar de nuestras tontas peleas y ese triste final. Fue mi gran amigo, mi amante y por un corto tiempo mi primer novio. Espero que si en algún momento llegase a leer esto sepa que me disculpo con todo mi corazón, fuimos unos tontos al permitir que todas esas cosas nos superaran y si nos volviésemos a ver... le pediría su amistad de nuevo.

Siempre debes pensar dos veces antes de actuar... podrías hacerle daño a alguien.

---*---

NdA: Como les dije antes. Esto es todo por ahora... les prometo seguir escribiendo y darles los siguientes tres capítulos que faltan... antes les había hablado de que esta temporada se centraría en un evento que marcó mi vida. Bueno... aún no ha sucedido y es lo siguiente. Les repito que es algo que es muy difícil de escribir y recordar pero haré un esfuerzo. Por mí y ustedes que me han acompañado en todo momento. Espero sus comentarios que prometo comenzaré a contestar. Un abrazo a todos.

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