150 euros
Un hombre obsesionado por que su mujer se acueste con otro hombre, prepara una cita sorpresa para ella e incentiva con algo de dinero a su esposa para que acceda...
150 EUROS.
Hace algunas noches que no hacemos el amor y recuerdo que era la tercera vez que le preguntaba a mi mujer si ella sería capaz de acostarse con otro hombre. Por tercera vez también me contestó un rotundo NO. Belén a sido reacia siempre a excentricidades en cuestiones de sexo, de novios era bastante mojigata pero con el paso del tiempo y puede que por insistencia mía ha ido adaptándose a mi forma de ver el sexo, impersonal y algo guarro, compartido a poder ser pero siempre con discreción, apartando la lujuria de la vida personal de cada uno.
Ella jura no tener ninguna fantasía sexual, dice no entender que és eso pero realmente pienso que si no se atreve a contarlas no es por que carezcas de ellas, sino por que son tan sucias o extrañas que jamás las confesaría y menos a su marido. El caso es que ella sabe mi fantasía y yo no tengo ni idea de las suyas. A todo esto Belén tiene una peculiaridad que a mi parecer tenemos todos los seres humanos, cuando estamos muy calientes dejamos de pensar con frialdad, es decir que si en pleno éxtasis de lujuria es otro el que ocupa mi lugar, eso deja de tener importancia y pasa a un segundo plano.
La otra noche después de hacer el amor, mientras se recuperaba desnuda ocupando toda la cama y respirando entrecortadamente, mientras la miraba, me vino a la cabeza por fín la idea que llevaba años esperando.
Pronto sería nuestro quinto aniversario de casados y aprovecharía esto para llevarla a cenar, dejaríamos a la niña con los abuelos y para los postres pondría mi maquiavélico plan en marcha. Estaba decidido y solo tenía que buscar a un desconocido en internet para llevar a cabo mi plan.
A la mañana siguiente ya tenía más de ocho voluntarios, la idea era llevarla a un hotel después de cenar y comentarle que un desconocido me había ofrecido a través de la red 150 euros por que una mujer le masturbase, con discreción, sin ser visto el y sin verla a ella. Creí que sería una oferta que no rechazaría y una vez metidos en faena, conociendo a Belén en estado de excitación, por fín podría comprobar si realmente el ser cornudo consentido era fantasía o una condición.
No tenía nada que perder y mucho que ganar y así lo hice, concerté con alguno de los chavales varias citas por internet, en las cuales les explicaba el plan y las condiciones. El que me convenció finalmente se llamaba Chema, un tipo para nada sensual, gordote, algo calvete y poco atractivo, pero tenía un miembro ancho y decía que en erección rozaba los casi veinte centímetros. Le explique que esa noche debía esperar a que llegásemos al hotel después de cenar, la habitación la tendría pagada y reservada previamente. Entraría yo primero, le daría el dinero y comprobaría el atrezo, la idea era que en un principio no le viese la cara y el a ella tampoco. Chema me propuso la idea de colocarse sobre la cabeza un pasamontañas dado la vuelta y en el caso de que fuese fructífera la operación, se daría la vuelta y así podría ver o en el mejor de los casos se lo quitaría. A mi no me parecía mal y acepté.
Quedaban varios días para esa noche y avisé a Belén de que iríamos a cenar para celebrar el aniversario, las noches siguientes fueron duras para mí, ella me pedía guerra pero yo me hacía el agotado y llegaba tarde de trabajar a sabiendas de que ella estaría ya dormida, solo eran tres noches pero me la pelaba diariamente como un mono . El fín era que no se desgastase y llegase con ganas de follar a su encuentro con Chema.
Por fín llego la noche de marras y antes de salir a cenar había reservado una habitación doble lejos de la ciudad y había llamado a Chema para decirle el número de habitación y de la reserva. Estaba casi todo preparado, solo faltaba que la protagonista de la historia se pusiese sus mejores galas y después de ducharse, comenzó a acicalarse. Se pintó y se colocó un conjunto de ropa interior de punto precioso de color granate que le había regalado con anterioridad, a petición mía también se puso un vestido color rojo, con falda corta y un palabra de honor de tercio pelo también granate, además de pendientes largos y un largo collar a juego.
La cena transcurrió sin más y después de los postres yo me tomé una copa, ella que no acostumbra a beber no iba a tomar nada pero casi la obligué a probar algo y se bebió una pequeña botella de Benjamín, suficiente para desinhibirla un poco. Después subimos al coche camino del hotel, cuando llegamos a la puerta dimos las buenas noches al personal de recepción y subimos directamente hasta la puerta de la habitación. Ella supongo que imaginaba que íbamos a pasar la noche como cuando éramos novios, entré yo primero y ella esperó a requerimiento mío en el pasillo.
Chema se colocó el pasamontañas y se escondió en un hueco de la habitación, posteriormente entró Belén, fue al baño y a su regreso nos tumbamos en la cama a besarnos como dos tortolitos, me dijo que estaba muy feliz y que hacía mucho tiempo que no nos besábamos así. Yo le dije tan solo que estaba preciosa.
Mi mano comenzó a jugar sobre su palabra de honor y en pocos segundos tenía sobre mi verga una de sus manos, comprobé de forma directa que su entre pierna estaba chorreando y fue cuando le comenté:
Belén ¿ que opinas si te digo que te dan150 euros por hacerle un pajote a un tío?-
Ella se separó de mí y puso cara de desagrado- Ya estas con tus historias otra vez.
Sin que el te vea y sin verle la cara a él... 150 euros por una pajilla.- le dije con cara de insignificancia.
150 euro...repitió al rato después de un silencio aterrador y sin decir sí ni tampoco nó puso cara de aprobación.
¿ Le digo que pase?- Le pregunté con poca voz.
Ella sin abrir la boca hizo gesto de que no le importaba pero en la cara se la notaba molesta, la senté en la cama y saqué a Chema de su escondite, éste llevaba una camisa y unos calzoncillos algo feos, el pasamontañas del revés con lo cual no veía nada, el tipo medía un metro ochenta y era enorme a nuestra altura. Coloqué a Chema frente a ella y mirándola a la cara le dije:
Esta persona te ofrece 150 euros por que la masturbes.- Y acto seguido le bajé yo mismo los calzoncillos hasta los tobillos, colocando junto a ella 150 euros de mis ahorros.
Frente a mi esposa quedó colgado un miembro semierecto, gordo, de enormes venas y ella para mi sorpresa tardó poco en centrarse en él. Mi mujer es una experta en cascarla, que me lo digan a mí. Comenzó suavemente acariciar el trasto de Chema hasta que este tomó forma en pocos minutos, yo merodeaba cerca y Belén empezaba a quedarse algo estupefacta por las dimensiones de las tranca de éste.
Al poco rato y mientras subía y bajaba aquel amasijo de pieles, me senté junto a ella y comencé a besarla. Al oído le comenté lo guapa que estaba y lo bien que se la veía liada trabajando esa verga pero no quise insistir más. Ella me sonrió y continuó besándome mientras que su mano derecha agilizaba el trabajo que estaba realizándole a Chema.
El masturbado parecía tener problemas para mantener la verticalidad y tuvo que tumbarse en la cama ya que sus piernas fuertes y robustas comenzaban a flaquear. Belén se colocó mas cómoda a su lado y continuó la paja.
Al poco tiempo los dos protagonistas estaban tumbados como una parejita, mi plan parecía funcionar y yo cada vez estaba más caliente. Chema entonces sacó su enorme mano izquierda de la nada y comenzó a acariciar la pequeña cara de mi mujer, la reacción de ésta era vital para la consecución de los acontecimientos y lejos de aparatarse parecía estar agradada por sus caricias y Chema lo notó en las acometidas que comenzó a infligir en su más que tiesa verga.
Chema se acercó al oído de mi mujer y le comentó algo, ella con la mano que le quedaba libre tiró de su palabra de honor hacia abajo y dejo su pecho izquierdo a merced de Chema y este se giró el pasamontañas, sacando su ávida lengua por el agujerillo y apoderándose con gran maestría se su pezón. Mi esposa tiene unos pechos naturales de envidia, una talla 105 copa c que hacen las delicias de todos los hombres que la ven.
Yo colaboré minutos más tarde y le quité el palabra de honor, mi esposa no me dijo nada en absoluto y el plan marchaba a la perfección, imaginé que a Chema le gustaría que Belén le comiera la tranca pero yo tenía mis dudas ya que a mi me la chupó una vez y me dijo que no le gustaba y hasta hoy ninguna vez más.
El enorme desconocido se colocó de rodillas en la cama y mientras mi esposa parecía tener un imán en la mano de su nabo, continuó tumbada con sus dos enormes pechos al aire. Chema cogió a Belén por detrás de su cabellera dorada y levantándola la cabeza colocó la punta de su amoratado glande en sus labios.
Ella abrió la boca sin mas y comenzó a introducirse aquella tranca hasta su campanilla, ahogada parecía gemir y dos veces que se la sacó dos veces que ella de manera voluntaria volvió a tragársela. Yo empecé a alucinar y el corazón me iba a mil, coloque mi modesto nabo también para que me diera una pasadita pero la muy perra me rechazó diciéndome:- Esta está más rica...cielo la tuya no me gusta.
Resignado a la par que excitado me aparte definitivamente de la escena y fue cuando mientras mi mujer le hacía la mamada de su vida a aquel tipo, el introducía su mano izquierda por debajo de la falda de Belén.
Ella solita se desnudó por completo y Chema se quitó el pasamontañas, continuó chupándola polla de éste hasta que sin aviso previo se corrió en las mejillas de mi esposa, mientras ella a la par se corría en la mano de Chema.
La tranca del tipo cayó de repente y mi mujer deseosa de polla comenzó a pedir que se la follasen. Yo me coloque sobre ella y comencé a bombearla, a lo que ella no dijo nada, mientras yo me la follaba ella no paraba de menearle el nabo a Chema. En sus ojos se leía que estaba deseosa de ver de nuevo la tranca de éste en pleno rendimiento, meneaba su trasto de arriba abajo con cierta violencia, la chupaba, la escupía y yo tenía muy claro que cuando Chema estuviese recuperado iba ser el que me sustituyera sobre mi esposa.
A los pocos minutos mi mujer me empujó hacia un lado esgrimiendo un enérgico y seco ¡Quita! y colocó a Chema tendido sobre la cama y poco a poco entre gemidos de molestia y placer se introdujo la monstruosa verga del tipo, que sin más se dejó hacer y sorprendentemente, como en las grandes noches de placer, pocas, ella comenzó a mover aquel enorme pero apetecible culo, cada vez de con más rapidez, al contrario que en nuestras noches de pasión, algo de aquella polla tocaba muy dentro de ella que no paraba de gemir y comenzaba a gritar.
Se corrió varias veces antes de que él lo hiciese y descansaba de vez en cuando la cabecita sobre el enorme pecho de su follador. Yo parecía no existir en aquella habitación, el se fajo de ella y con un alarde de fuerza se colocó de pie con mi esposa a horcajadas, dando fuertes empujones y saltitos en el suelo continuó casi más de diez minutos follándosela de pié. Esta no paraba de grita como nunca, ríos de flujo parecían caer de la entrepierna de ambos, el sudor del frote y las continuas corridas de mi fiel esposa y madre modelo, surcaban las piernas de Chema hasta llegar casi a sus tobillos.
Descabalgó un instante para tomar aire, dueña de la situación llegó hasta mí y me dio un pico, me dio las gracias por el regalo y después de recuperarse se colocó la muy zorra solita boca abajo en la cama mostrando a su violador todo lo que era penetrable.
Apartó los dos carrillos de su culo y mostró un dilatadísimo esfínter y una almeja hinchada como nunca. Chema se colocó detrás e introdujo su trasto lentamente en el coñito de mi mujer, esta con cara de placer me hizo un gesto de complicidad y yo me acerque.- Un poquito por abajo y un poquito por arriba- me dijo,- métela tú. Hice el ademán de apartar a Chema pero rapido me corrigió. -NO cielo la tuya no , meteme la de él.
Obediente actué de mamporrero y coloque un rato el nabo de Chema abajo y cuando la ví excitada puse la tranca de este rozando levemente su agujerito negro y este comenzó a empujar lentamente. Toda una relación sexual de años intentando introducir mi nabo de dimensiones pequeñas por su trasero, recibiendo reproches e iba a ser yo mismo el que pusiera el nabo de otro listo para encular a mi chica. Aquello si me dio rabia pero como estaba tan excitado obedecí, en pocos segundo Chema había conseguido delante de mis ojos introducir su glande, ella ponía cara de dolor pero a diferencia de mis intentonas no le retiraba, abría más si cabe los dos lados de su culo.
Chema comenzó a follársela por el culo y ella a gritar, de dolor primero y de placer después. Me agarró una mano y mientras le pedía al otro que por Diós no parase nunca.
Finalmente el excitante circo del cornudeo se acabó, su violador se corrió con fuerza dentro de su ano y ella dejó un increíble charco en las sábanas de aquella habitación de hotel.
Chema se marchó y yo, mientras ella se bestia en silencio después del calentón, me masturbe hasta correrme. No me volvió a hablar en unos días, aún no hemos hecho el amor pero en mi cabeza ya tengo el siguiente plan. Le pregunté que tal y no me contestó, pero a la vista saltaba que no había sido agobiante para ella. Posiblemente también este se su deseo mas oculto pero tengo preparada una cita con un tres tios para ella sola. Supongo que funcionará... ya os contaré.