{1/5} La títere de alguien - Mia
¿Cuál será el nombre del Sir que dominó a Mia? Es algo que la muchacha podrá descubrir , pero a un alto precio.
-Separa las piernas.
Mia, con los ojos vendados y manos atadas por una cuerda que colgaba del techo, se encontraba en el centro de una habitación plagada de hombres y mujeres cómodamente sentados, esperando poder disfrutar de un buen espectáculo.
-Buena chica.
Helena, la Dómina más deseada del club, se encontraba detrás de la joven esclava, acariciando su culo. Un azote, y un grito.
El público rió suavemente.
La Dominante, sin embargo, soltó una carcajada y dijo :
-Nos gustan tus gritos de dolor. Pero no me hagas creer que eres tan facilona.
Acarició su vagina durante tres segundos. Y se miró la mano.
-Vaya, pues si lo es.
Las risas aumentaron, y Mia se sentía humillada. No sólo por su desnudez, también por las palabras de Helena y, sobretodo, por las risas.
Alguien del público se levantó <>, y empezó a masturbar a la joven.
Ella gemía y jadeaba ; el silencio se volvió incómodo, y las risas y los murmullos resultaban aterradores. Estaba realmente avergonzada de la situación, pero lo que venía a continuación era aún peor :
-Por favor... Mistress Helena, ¿Puedo correrme?
Ella rió.
-A ver...-se giró hacia el público y aumentó el tono de voz-¿Queréis ver cómo la zorra tiene un orgasmo?
Un grito del público bastó para que Helena sonriera y dijera :
-Adelante. Tienes 10 segundos para correrte.
La joven estalló en un orgasmo al instante de oir esas palabras ; se estremeció y gritó como una posesa. El público rió y estalló en gritos durante el clímax de la pobre inocente y humillada Mia.
La sala estaba vacía, y la joven se vestía con una falda negra y una camisa blanca ; la sesión había terminado hacía quince minutos.
-No te vistas, pequeña.
Un apuesto hombre se encontraba a su lado ; relajado y simpático, pero autoritario.
-Me gustas más desnuda.
Mia, dubitativa y tímida por la presencia de aquél hombre, se quitó la falda y la camisa.
La miró de pies a cabeza, entreteniendose en la zona del vientre <>, y le tendió una mano.
-Quiero que me acompañes.
Ella puso la mano encima de la suya. Y, guiada por un desconocido, llegó a una habitación espaciosa pero íntima.
Un gestó bastó para que se sentara en el sofá.
-Verás. pequeña-la mirada y la voz de él se tornaron serias-. Quiero que seas mía durante un pedacito de esta noche tan bonita que nos ofrece el Destino. Obviamente, lo serás te parezca bien o mal. Pero quiero saber tu opinión.
La joven sonrió y se sonrojó, ¿Estaría hipnotizada o era el principio de algo?
-Estoy ansiosa por empezar-reconoció de la forma más sincera que pudo
Después de esa sesión con un desconocido, Mia estaba más eufórica y sumisa de lo que jamás había estado.
-Bien-dijo el Dominante-. Hasta nunca, Mia.
La joven, que pretendía con todas sus fuerzas haberle agradado y poder ser <> algún día, quedó desconcertada.
-¿Puedo saber su nombre?
-Sabes que en este club, si sabes el nombre de alguien, es porqué le perteneces, ¿Verdad?
-Sí, por supuesto.
-Si deseas conocer mi nombre, tendrás que obedecer a quien yo desee y cuando lo desee. Si superas esa prueba, podrás saber cómo me llamo. ¿Estás dispuesta a intentarlo?
Asintió con la cabeza.
-Bien, bien...Vístete y vámonos, pequeña. Las experiencias y el Destino aguardan por ti.