15 días con todo incluido

15 días de relax en hotelito de playa?

  • Buenos días, tengo una habitación reservada a nombre de Paula López García - dije entregando al recepcionista mi DNI

  • Ya veo, una doble durante dos semanas con todo incluido ¿verdad? - me dijo mientras yo veía entrar al hombre más guapo que había visto en mi vida viniendo hacia el mostrador. Era alto moreno, con los ojos azules y un cuerpo espectacular. - Aquí tiene la pulsera para el todo incluido y el horario del restaurante.

Mientras me iba poniendo la pulsera, el chico pedía la llave de su habitación.

  • La 507 por favor - dijo con voz ronca.

  • Aquí tiene caballero - dijo el recepcionista dándole la llave. - La suya es la 509 señora, ¿necesita ayuda con las maletas?.

  • No gracias, puedo con ellas - dije yendo hacia el ascensor.

En ese momento llegó y entré con mi vecino de habitación. En el ascensor no podía dejar de mirar para el suelo temiendo que si le miraba pudiera pillarme haciéndolo.

  • ¿Necesitas ayuda con las maletas?. - me dijo mientras yo hacía malabares con las maletas y mi bolso para salir del ascensor.

  • Gracias, no me vendría mal una mano - le dije en el momento que cogió la maleta más grande. Al sentir el roce de su mano con la mía, noté cómo un escalofrío recorría todo mi cuerpo.

Cuando llegamos a la habitación, abrí la puerta y dejó la maleta dentro mientras yo le daba las gracias. Cuando se fue, empecé a mirar la habitación y a abrir las cortinas para que entrara algo de luz. Empecé a sacar las cosas de la maleta para prepararme para bajar a la piscina a tomar el sol un rato. Me puse un trikini blanco con un pantalón cortito y una blusa de tiros. Metí en un bolsito una toalla, la crema y un libro y bajé hacia la piscina. Cuando llegué habían pocas hamacas libres, así que cogí la más alejada para no tener que aguantar el ruido de los niños, y me di un baño en la piscina. Al salir me tumbé en la toalla y me puse a leer. Al rato noté cómo alguien se acercaba hasta la hamaca y cuando levanté la vista, vi a mi vecino de habitación.

  • Perdona, ¿está ocupada esta hamaca? - dijo señalando la que estaba al lado mía.

  • No, puedes cogerla - dije sacando mis cosas de ella e intentado que no se me notara los nervios que tenía.

  • ¿Te importa si me quedo aquí? - me dijo mirándome con esos ojazos azules, mientras se iba quitando la camiseta y veía ese torso desnudo, haciendo que quisiera recorrerlo con mis manos.

  • No, no, quédate aquí si quieres, por mí no hay problema.

  • Gracias, por cierto me llamo Edu - dijo tendiéndome una mano.

  • Encantada, yo soy Paula - le dije estrechándosela.

  • He visto que también vienes en régimen de todo incluido, ¿estás sola?.

  • Sí, necesitaba unas vacaciones alejada de todo y conseguí este hotel a un precio bastante barato. Y tú, ¿también vienes solo? - le dije mientras empezaba a ponerme crema por todo el cuerpo.

  • Sí, también lo necesitaba y aquí estoy jejeje - dijo sin quitar la mirada de mis manos, que recorrían todo mi cuerpo a la vez que me iba poniendo crema. - ¿A qué te dedicas?

  • Pues soy profesora de Educación Infantil ¿y tú?.

  • Soy fisioterapeuta. Así que si un día de estos quieres que te de un masaje, ya sabes en qué habitación estoy.

  • Pues ahora mismo necesito uno pequeño en la espalda, poniéndome crema...

  • Date la vuelta que te lo doy ahora - me dijo levantándose de la hamaca y empezando a darme un masaje por toda mi espalda.

  • Cómo se nota que es tu profesión, porque lo das de miedo. Yo también los doy, pero no tengo el título de masajista - le dije en cuanto terminó. Al ponerme boca arriba vi que todavía no se había levantado de la hamaca y sin darme cuenta lo tuve a tres centímetros de mí.

  • ¿Qué haces esta noche? - me dijo mientras acariciaba con dos dedos mi cuello.

  • Pues ir a cenar y acostarme. ¿Tienes alguna idea mejor? - le dije sin quitar la mirada mientras recorría con mis manos su pecho desnudo.

  • Ir a cenar juntos, ir a tomar algo y después subir juntos a la habitación y acostarnos ¿qué te parece la idea? - dijo mientras iba bajando sus dedos por mi escote.

  • Me parece la mejor idea que he escuchado en mucho tiempo - dije mientras iba bajando mi mano hasta sus partes, notando algo duro por ahí abajo. - Aunque no hace falta esperar a la noche por lo que veo ¿no?. Bueno me voy a pegar un baño, que tengo mucho calor. ¿Te vienes o no puedes?.

  • Mejor me quedo un rato por aquí tomando el sol boca abajo - me dijo mientras metía la mano por mi escote y empezaba a frotar un pezón hasta ponérmelo duro como un taco de billar. En ese momento con la mano que tenía libre, cogió mi barbilla y acercándola hasta él empezó a besarme. No podíamos parar, metiendo y sacando la lengua de nuestras bocas, sacando él la mano de mi escote, y cogiéndome la cabeza, me acercó más hasta él hasta que me senté encima suya con las piernas alrededor de su cintura, notando cómo su polla quería salir ya. Con su lengua empezó a bajar por todo mi cuello hasta llegar a mi escote y separándolo empezó a lamerme el pezón que tenía duro. Cogiendo una de sus manos, la acerqué a mi entrepierna para que pudiera notar lo mojada que estaba, mientras que con mi otra mano empezaba a desabrocharle el bañador y a tocar la punta de la polla. - Vamos a la habitación Paula, que como sigamos así te voy a follar aquí mismo.

En ese momento me levanté, empecé a recoger mis cosas y a vestirme. Le di mi bolso para que pudiera tapar su erección y nos fuimos a la recepción y pedimos las llaves de nuestras habitaciones. Cuando llegamos al ascensor, no había nadie esperándolo, así que cuando entramos, me llevó hacia el espejo y poniéndome de cara a él para poder mirar lo que hacíamos, me quitó el pantalón y empezó a meterme los dedos sin parar mientras yo iba soltando pequeños gritos a la vez que notaba cómo le iba llenando su mano con mi corrida. Cuando llegamos a la planta, me dio la vuelta, cogiéndome las piernas y poniéndolas alrededor de su cintura empezamos a caminar hacia mi habitación que era la más cercana que había, sin dejar de besarnos. Cuando llegamos a la habitación, abrió la puerta, entramos y la cerró con violencia, mientras me ponía de pie y me arrancaba, literalmente, el trikini. Me apoyó contra la pared y volvió a meterme los dedos sin parar mientras con su lengua me recorría todo el cuerpo hasta ponerse de rodillas y llegar a mi entrepierna. Separando mi ingle con los dedos y volviendo a meterlos, empezó a lamerme todo el clítoris sin parar de moverlos dentro de mí hasta que no pude más y me corrí con un grito bestial. Cuando tuvo la mano llena de mi corrida, empezó a follarme de nuevo, pero esta vez con la lengua, de dentro a fuera, como si fuera su polla haciendo que me corriera de nuevo. Lo separé de mí, sentándolo en la cama,y quitándole los pantalones, me puse de rodillas y empecé a chuparle la polla sin parar, mientras él me agarraba el pelo cada vez con más fuerzas. Cuando estaba a punto de correrse, me separó, se levantó y empezó a ponerse el bañador.

  • ¿A dónde vas?, si todavía no hemos terminado... - le dije levantándome yo también.

  • Ahora vengo que voy a mi habitación a buscar una cosa - me dijo dándome un beso y pasando la mano por mi entrepierna - no te preocupes que esto no ha hecho más que empezar.

A los dos minutos tocaron a la puerta, y como sabía que era él la abrí sin ponerme nada que me tapara. Le cogí por los botones del pantalón, lo acerqué a mí y cerrando la puerta de la habitación de una patada, le empecé a bajar los pantalones sin dejar de besarle mientras caminábamos hacia la cama. Lo senté y seguí chupándole la polla mientras miraba cómo estaba a punto de correrse en mi boca. En ese momento, me volvió a apartar, sacó de un bolsillo de su bañador un preservativo y se lo puso. Me sentó encima suya como había estado en la hamaca de la piscina, con las piernas alrededor de su cintura y empezamos a follar. No podía para de saltar encima suya mientras agarraba su espalda notado cómo un orgasmo me estaba llegando desde la planta de los pies a la vez que él me separaba un poco para comerme los pechos mientras yo seguía saltando y gritando mientras me corría. En ese momento, empezó a gritar el también, mientras iba contrayendo la cara de placer y notaba cómo se iba llenando el preservativo.

  • Joder, qué a gusto me acabo de quedar - me dijo mientras me separaba de él para quitarse el preservativo y tirarlo. Cuando regresó, me cogió y me tumbó encima de la cama lamiéndome sin parar los pechos y pasando la mano por mi entrepierna. - Dios, me encantan tus tetas Paula. Después quiero correrme encima de ellas.

  • No empecemos de nuevo, que sino a ver quién tiene fuerzas para esta noche. ¿Vamos a comer?. Me estoy muriendo del hambre -  dije intentando levantarme, pero él volvió a coger mis pechos y pasar su lengua por encima de ellos. - Edu, después los tendrás todos para ti, pero vamos a comer por favor.

  • Yo te quiero comer a ti, Paula. - dijo metiéndome los dedos y moviéndolos con fuerza. - Te gusta, ¿eh?. Me encanta comprobar cómo vuelves a llenar mis dedos con tu corrida. Venga, me voy a mi habitación a vestirme y después vengo para ir a comer ¿vale?.

  • Uf, menos mal. Pensé que no me ibas dejar ir a comer - le dije riéndome y dándole un beso mientras él cogía su bañador. - Me voy a meter una pequeña ducha para refrescarme. No tardes mucho por fa.

Me metí en la ducha y oí cómo se cerraba la puerta de la habitación y se abría la de al lado. Cuando salí de la ducha, cogí me envolví en la toalla y salí a mi habitación a vestirme. Cogí un traje corto de tiras, un tanga y me los puse sin sujetador. A los 5 minutos tocaron a la puerta y ahí estaba Edu apoyado en el marco de la puerta, con un pantalón corto y una blusa pegadita que hacía que se marcaran más los músculos. Al verme, me llevó contra la pared de la habitación, cerró la puerta, y sin dejar de besarme, me agarró las nalgas y levantándome el vestido, empezó a apartarme el tanga para poder meterme los dedos.

  • Edu por favor vámonos que se nos cierra el restaurante - le dije entre jadeos. - Después venimos y seguimos, pero por favor vamos.

  • ¿Qué te parece la idea de pedir que nos suban la comida a la habitación y así no tener que bajar para seguir donde lo dejamos? - me dijo sin quitar la mano de mi entrepierna.

  • ¿Se puede hacer eso, o hay que pagar? - le dije metiendo mi mano por dentro del pantalón y gimiendo mientras él seguía moviendo los dedos dentro de mí.

  • Lo hice ayer y no hay que pagar nada. Porque tengo la opción de que me lo suban a mi habitación, pero si les llamo y les digo que estoy aqui no creo que tenga problemas en que me lo traigan a esta. - me dijo mientras me llevaba hasta la cama y me tumbaba encima de ella.- ¿Qué quieres para comer?.

  • Algo rápido de hacer, que me muero del hambre. Yo quiero una pizza y una coca cola - le dije mientras empezaba a quitarle la camisa.

Con una mano, cogió el teléfono y llamó al servicio de habitaciones, mientras que con la otra no dejaba de mover los dedos dentro de mí. - Hola soy el ocupante de la habitación 507, Eduardo Quintana Pérez. Quería pedir el servicio de habitaciones. ¿Pueden traérmelo a la 509?. Vale, pues quiero pizza Margarita grande y para beber dos coca - colas. - dijo mirándome para ver si daba mi aprobación. - ¿En 20 minutos?. Vale, ¿pueden llamar antes de subir, por si no estamos en la habitación?. Gracias.

Se dio la vuelta y me tumbó boca arriba. Se agachó hacia mis pies y fue subiendo poquito a poco hasta llegar a mi vestido, quitándomelo despacito. Cuando terminó, empezó a besarme y bajar su lengua por todo mi cuello hasta llegar a mis pechos, mientras que bajaba las manos por mi cuerpo hasta llegar al tanga y quitármelo con suavidad. Separándome las piernas, empezó a meterme los dedos despacito, uno tras otro hasta que metió la mano por completo haciendo que tuviera un orgasmo en ese momento. No paraba de mover la mano dentro de mí mientras que con su lengua recorría todo mi pecho. En ese momento sonó el teléfono. Llamaban desde recepción para decir que iban a subir la comida.

- No puedo atender así - me dijo Edu mientras ponía mi mano en su entrepierna, para que notara su polla bien dura. - Ponte algo de ropa y atiende tu por fa...

Me puse el vestido, y mientras esperaba a que llegara la comida, lo tumbé en la cama mientras me ponía sentada encima suya y empezaba a besarle y a bajar con la lengua por todo su cuerpo hasta llegar a su entrepierna. En el momento que empecé a desabrocharle los pantalones, tocaron a la puerta y dando un lametón a su polla a través de los calzoncillos, me separé de él y fui a abrir la puerta.

  • Aquí tiene la comida - me dijo el camarero mientras yo entraba el carrito y le daba un billete de 10 euros. - Gracias, hasta la próxima.

Entré con el carrito y lo puse al lado de la mesa que teníamos en la habitación. Edu se levantó, se quitó los pantalones y se sentó en una de las sillas, mientras yo iba poniendo las cosas encima de la mesa. Cuando terminé, me cogió por la cintura y me sentó encima de él. Empezamos a comer la pizza, mientras notaba cómo su erección quiería salir de los calzoncillos, y notando la mano de Edu subiendo por el interior de mis muslos, hasta llegar a mi entrepierna. Separando mis piernas, empezó a mover un dedo por ahí sin quitarme la mirada de encima, mientras yo dejaba la pizza a un lado, le quitaba los calzoncillos y me colocaba bien sentada encima de él, con ellas alrededor suya, notando su polla tocando mi vagina mientras él me quitaba el vestido poquito a poco.

  • Coge de mi pantalón un preservativo por favor - me dijo mientras me tocaba el clítoris con la polla.

Me levanté y lo cogí. Me puse de rodillas delante de él y empecé a chuparle la polla sin parar, oyendo sus gemidos cada vez más fuertes, hasta que me separó de él, y apoyándome en la mesa, se puso de rodillas él y separándome las piernas empezó a follarme con la lengua, mientras agarraba su cabeza, metiéndola cada vez más adentro a la vez que iba mojándole toda la lengua. Cuando ya no pude más, lo aparté de mí y lo volví a sentar en la silla, a la vez que cogía el preservativo y se lo ponía. Me volví a sentar encima de él, me metí la polla, me hice hacia atrás para que me pudiera follar él a mí ahora y empezamos a follar de manera bestial, agarrada yo a la mesa mientras él iba lamiendo mis pechos y metiéndomela cada vez más fuerte. En un momento determinado, me levanté y poniéndome de espaldas, me senté encima suya, me agarré a la mesa con las dos manos y empecé a follarlo a él, hasta que me acercó a él, con una mano empezó a pasármela por el clítoris, y me follaba. En ese momento me llegó un orgasmo increíble manchando el preservativo.

  • ¿Qué haces? - me dijo Edu al ver que me levantaba.

  • Te vas a correr a gusto - le dije poniéndome de rodillas, quitándole el preservativo y poniendo mis pechos alrededor de su polla. Empecé a moverlos con fuerza mientras se la chupaba sin dejar de mirar cómo poco a poco estaba empezando a correrse.

  • ¡Aaaaaaah me muero! - me dijo en el momento en que su corrida entraba por mi boca y manchaba mis pechos.

  • Te ha gustado por lo que veo ¿eh? - le dije mientras iba al baño a lavarme. De repente noté cómo estaba detrás mía en el baño. Me dio la vuelta y empezó a besarme, mientras me levantaba, me ponía las piernas alrededor de su cintura y me llevaba a la cama donde me tumbó. - Edu, ahora a descansar por favor, que como sigamos así no vamos a poder caminar.

  • Ha sido el mejor polvo que he echado nunca - me dijo mientras se ponía al lado mía. - Sí, no te preocupes que yo por lo menos voy a terminar de comer la pizza y a dormir un rato. - me dijo mientras yo me iba quedando dormida.

Pasado un buen rato noté una lengua que bajaba por todo mi cuerpo, hasta llegar llegar a la entrepierna y cómo unos dedos entraban dentro de mi. Al abrir los ojos, lo vi mirándome mientras hacía que tuviera un orgasmo enseguida. Cuando terminó, nos levantamos, se puso un preservativo,  y de mutuo acuerdo, nos fuimos a la ducha. Con una pastilla de jabón de esas que siempre hay en los hoteles, empezó a recorrerme todo el cuerpo despacito, como si estuviera dándome un masaje, sin dejar de besarme. Me sentó en un pequeño escalón que había en la bañera, y poniéndose de rodillas, empezó a meterme el jabón en la entrepierna, haciendo que en ese momento me corriera y llenara la pastilla. La sacó, y levantándome me dio la pastilla para pasarla yo por todo su cuerpo. Cuando llegué a su entrepierna, solté la pastilla y sentándome encima de él, cogí su polla, me la metí y empecé a follármelo agarrada a su espalda y pasando mis pechos por su torso desnudo y mojado mientras no parábamos de besarnos. Me corrí con un grito casi animal. En ese momento me separó de él y poniéndonos de pie, colocó mis piernas alrededor de su cintura y empezó a follarme él a mí, mientras me iba cominedo los pechos y metiendo mordisquitos cada vez más fuertes a la vez que iba follándome cada vez más rápido, hasta que metiéndome tal mordisco que me hizo daño, empezó a correrse.

  • Perdona si te hice mucho daño, pero es que no me pude contener. - me dijo mientras iba saliendo de la bañera y tiraba el preservativo a la basura junto con los otros dos.

  • No te preocupes, que tampoco fue tanto - le dije mientras me iba secando. - Cuando vengan a limpiar la habitación pensarán que no hemos parado de follar jajaja

  • Cosa que es verdad, y lo que todavía queda de aquí a que vengan a limpiar - dijo mientras se acercaba a mí y me besaba.

  • ¿Ah sí? - le dije arqueando las cejas - ¿y qué te hace pensar que voy a tener ganas de seguir?

  • No te preocupes, que aunque no tengas ganas, yo te las pongo. Me voy a ir un rato a mi habitación ¿vale?. Te paso a buscar dentro de dos horas para ir a cenar, a tomar algo, y acostarnos juntos ¿no?, o por lo menos ése eral el plan que teníamos en la piscina. - me dijo mientras se iba vistiendo.

  • Ok, por mí no hay problema, aprovecharé para mirar mi correo y hacer un par de cositas. - dije dándole un beso mientras él se iba hacia la puerta.

Y éste sólo ha sido el inicio de 15 días llenos de sexo salvaje..