15 años después nos reencontramos

Para ese momento ya había logrado mi fantasía de niño, ya la había abrazado, y ya habíamos caminado de la mano, pero me faltaba mi fantasía de adulto.

Grisel fue durante todos mis años de preparatoria el amor de mis sueños, la chica que cada vez que veía me hacía sentir las famosas mariposas en el estómago. En aquel tiempo no me curzaba por la mente más que tomarla entre mis brazos y besarla para después caminar con ella de la mano por el parque. 2 años enteros la perseguí como loco, mismos que ella utilizaba para decirme que yo era su mejor amigo y hasta me contaba las historias de amor adolescente que pasaba con su noviecito que vivía atrás de su casa. Cuando terminamos la preparatoria cada quien tomó su camino y nunca nos volvimos a ver, sin embargo siempre la había recordado como el "amor de juventud" que nunca pude tener por ser un chico demasiado introvertido. Con el paso del tiempo mi autoestima cambió radicalmente junto con mi cuerpo cuando comencé a hacer ejercicios en el gimnasio, muchas chicas pasaron por mi vida, pero siempre recordé a Grisel como aquella que se me había ido de las manos.

Hace un par de meses mi sobrina mayor cumplió sus 15 años, y mi cuñada la festejó en una de las discos de moda de la ciudad - que cabe mencionar que es propiedad de un buen amigo mío que desde la escuela tenía el deseo de tener su propio baro o disco... y lo había conseguido a sus casi 30 años - . Cuando llegué con mi esposa al lugar no hice más que quejarme, ya que como me había casado joven, hacía algunos años que me había desacostumbrado a tanto ruido y tantos jovencitos bailando a mi alrededor. Nos dieron unos lugares en el segundo piso del lugar, donde habían reservado para las familias y personas mayores. Estuvimos en la mesa junto con los primos y amigos de mi hermano que son más o menos de nuestra edad durante una hora conversando, cenando y tomando. En una de las ocasiones que miré a las mesas de alrededor me llamó la atención una chica que estaba en la última mesa antes de las escaleras, estaba parada de espaldas a mi, y desde lo lejos destacaba un hermoso culo enfundado en un vestido color rojo ajustado que le llegaba a las rodillas. - la miré durante algunos segundos tratando de descifrar la figura de su ropa interior y aprovechando que mi esposa estaba muy entretenida hablando con mi prima - De pronto la chica se volteó y miró hacia nuestra mesa como buscando a alguien. Una serie de sensaciones pasaron por mi cuerpo tratando de recordar a quién se parecía, y porqué me estaba causando tanto revuelo adentro de mi, hasta que por fin la recordé. Era muy parecida a Grisel, sus facciones eran iguales, su cabello muy diferente, pero es bien sabido que las mujeres hacen lo que quieren con él. Su estatura era prácticamente la misma, bajita, y su cuerpo era como la última vez que la había visto, solo que de curvas más pronunciadas y con un par de kilos de más. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y por poco me levanto como resorte y corro a abrazarla, sin embargo pensé lo que podría suceder si solo era una chica parecida o si ella no me recordaba, asi que estuve unos momentos pensando en qué haría. Lo único que era muy claro, era que en esta ocasión cuando la miraba no sentía deseos de caminar de su mano por el parque, sino de sacarle el vestido que llevaba puesto y tirarla al suelo para hacerle el amor.

En la primera oportunidad que tuve de tomar a mi hermano solo fui hasta su mesa y pidiendole que no hiciera aspavientos le pregunté quien era ella, y él me lo confirmó: "Es Grisel, está casada con Manuel, el primo de Claudia (mi cuñada)". Rápidamente miré al hombre ocn el que estaba y se veía bastante mayor que yo, debió haber tenido alrededor de 40 años o más - me pregunté porqué Grisel se casaría con alguien 10 o más años mayor que ella - agradecí la información a mi hermano y le dije que se me había hecho parecida a una amiga mía, pero que ese no era su nombre, para no despertar sospechas. Estuve cazando a Grisel durante más de media hora, hasta que vi que se lavantó de su silla dandole un beso en la mejilla a su marido y se dirigió a las escaleras que daban a los baños. Sin siquiera voltear a ver a mi esposa le dije "Voy a dar una vuelta abajo" y me paré como resorte siguiendo a la chica de mis sueños adolescentes.

Había que bajar dos pisos para llegar a los baños, asi que traté de moverme lo más rápido posible para alcanzarla antes de que entrara al baño, pero no lo logré. Me paré en el lobby que está afuera de los baños - entre el de hombres y el de mujeres - encedí un cigarrillo y me quedé a esperar la salida de Grisel. El espectáculo no era nada malo, pues había una serie de chicos quinceañeros en parejas dandose gusto lejos de las miradas de sus padres, acurrucados en las esquinas del lobby, o sentados en los sillones de espera. Por poco pierdo la salida de mi blanco mientras observaba como un chico que se veía un tanto mayor le paseaba la mano por el culo a una quinceañera a placer, creyendo que por estar pegados a la pared nadie los vería. De pronto se atravesó entre mis ojos y el culo de la chiquilla una figura femenina, no la tenía enfocada y no le puse atención, hasta que me di cuenta de que estaba parada mirandome. - "Caaarlooos?" preguntó en voz muy alta - Efectivamente, era Grisel que había salido del baño y me había reconocido. Aproveché la situación para mirarla de arriba a abajo para reiterar que seguía estando extremadamente antojable apesar de su estatura. Luego la miré a los ojos y haciéndome el sorprendido le dije: "No puede ser!! Grisel preciosa, como estás?".

Se me abalanzó encima con un tremendo abrazo como el que siempre había deseado, solo que ahora solo fue para saludarme. Se cansó de decirme la cantidad de kilos que había bajado yo y de preguntarme qué dieta había utilizado. Yo solo me reía y le contestaba que era solamente ejercicio y rápidamente le cambiaba la conversación para que me hablara de ella. Mientras ella me platicaba su vida, su matrimonio y de su trabajo, yo aprovechaba para comermela con la mirada. Ella solo se sonreía y me preguntaba: "¿Qué pasa, he cambiado mucho?", a lo cual varias veces respondí que no, que seguía estand igual de guapa y atractiva que siempre. Comencé a pensar que se me iba la oportunidad de volverla a ver cuando me dijo que vivían en una ciudad aledaña y que solo habían venido a la fiesta, dejé de ponerle atención para empezar a maquinar en mi cabeza qué tenía que hacer para tomarla esa misma noche y sacarme la espina que tenía más clavada desde hacía años. Comencé a acarcarme más a ella cuando le contestaba, la tomaba del brazo y me ponía muy cerca de su oído, todavía eso no se veía mal porque el ruido era muy fuerte, sin embargo cada vez que la soltaba acariciaba su brazo desde el hombro hasta la mano, y en varias ocasiones le sostuve la mano durante unos segundos. Grisel comenzó a darse cuenta de aquello, noté que se puso nerviosa y me miraba diferente cuando la acariciaba o tocaba. Sin embargo la conversación continuó durante un par de minutos más de esa manera, hasta que ella comenzó a verlo normal.

De todo lo que Gris me había dicho solo tenía vagas ideas en la cabeza, ya que la mayor parte del tiempo estuve pensando en como sacarla de ahi o a donde llevarla para intentar algo. De pronto se me iluminó la noche con una idea y recordé las oficinas del club. Estabamos en excelente posición, porque éstas estaban al final de un pasillo que estaba en el mismo piso donde estabamos nosotros. Tomé a Grisel de la mano y la jalé hacia donde estaba ese pasillo, ella no se resistió, pero me preguntó: "hey! ¿a dónde vamos?", y mientras caminabamos rápidamente la miré y acercándome a su oído le dije: "Es que ya em desesperó el ruido, no te oigo y acá se puede platicar mejor". Ella asintió con la cabeza mientras yo quitaba la cadena que cerraba el pasillo de las oficinas. El pasillo era de unos 10 metros, yo pienso que se le deben haber hecho eternos a Grisel por no saber a donde la llevaba, pero la realidad es que todo el pasillo caminó tomada de mi mano hasta la puerta de la oficina custodiada por uno de los guardias de mi amigo. - Para ese momento ya había logrado mi fantasía de niño, ya la había abrazado, y ya habíamos caminado de la mano, pero me faltaba mi fantasía de hombre - Cuando llegamos frente al guardia me acerqué a el y le dije: "Soy Carlos, amigo de Héctor Gutiérrez, y luego en voz muy baja terminé diciendole, dame oportunidad 10 minutos amigo, te lo pagaré bien". El tipo no dudó ni dos segundos y nos abrió la puerta de la oficina de mi amigo. Cuando jalé a Grisel para meterla sentí que opuso resistencia, pero no dudé en jalarla más fuerte y una vez estando adentro cerré la puerta con llave.

Cuando me giré para ver a Grisel estaba pasmada mirandome. Estuvo asi dos segundos y luego me preguntó: "¿Qué es esto?". Me acerqué a ella y la tomé de la cintura, acerqué mi boca a su oído y le dije en voz muy baja: "Quiero hacerte el amor desde que tenía 15 años, y hoy no te me vuelves a ir". Y sin dejarla replicar comencé a besarla a la fuerza mientras ella trataba de zafarse de mi con sus manos. El beso duró unos 30 segundos, y ella pasó de estar forcejeando contra mi, a entregarse completamente en el beso en menos de 15 de ellos.

Comencé a acariciar su cabello primero mientras la seguía besando, sus manos todavía estaban inmóviles aferradas a mis brazos y siguiendo el movimiento de los mismos. Luego solté su cabello y comencé poco a poco a bajar mis manos por su espalda acariciandola toda hasta llegar a ese hermoso par de nalgas que el matrimonio y ese bebé que decía tener le habían formado. Puse mis dos manos sobre cada una de sus nalgas y las comencé a apretar poco a poco, a sentirlas, a recordar aquellos momentos en la preparatoria donde las veía moverse cuando Grisel caminaba y en los cuales nunca pensé tenerlas un día en las manos. Se las empecé a sobar muy suavemente y luego a darles fuertes apretones que lograban levantarle aquel vestido rojo - ahi fue cuando noté que Grisel llevaba una tanga debajo del vestido y sentí más fuerte la necesidad de sacarselo de encima para versela - Grisel en ese momento se entregó un poco más a la pasión de la infidelidad, y soltando mis brazos, pasó sus manos a mi espalda y haciendo más intenso el beso comenzó a acariciarme la espalda completamente y pasarse un par de ocasiones a mi culo apretandome las nalgas con esas manitas que parecían seguir del mismo tamaño que hacía 15 años.

La fui haciendo hacia atrás hasta repegarla contra la pared, y dejando de besarla en la boca comencé a besarle el cuello y oídos mientras pasaba mis manos a su cintura y comenzaba a tallarle mi bulto contra su cuerpo. - Pude escuchar de cerca que Grisel estaba gimiendo y respirando muy rápido, lo que me indicó que se había entregado ya por completo al momento - Mi pene comenzó rápidamente a erectarse y Grisel se dio cuenta. Movía su pelvis hacia adelante como si el contacto de mi cuerpo empujandose contra el suyo no fuera suficiente. Para ese entonces ella ya había dejado de acariciarme la espalda y había aferrado sus dos manos a la pared como si estuviera deteniendose para no traspasarla con su cuerpo. Ambos nos movíamos mucho, y mientras yo besaba su cuello y sus oídos para escuchar de cerca sus gemidos, Grisel comenzó a sacarme el saco de encima. Mi saco cayó al suelo y yo mismo me encargué de aflojarme la corbata para que Gris pudiera desabrocharme la camisa. Asi lo hizo, muy rápida pero cuidadosamente me desabrochó cada botón y una vez que tuvo mi tórax desnudo frente a ella se abalanzó a lamerme el pecho. Durante unos segundos lamió mis pezones mientras con sus manos acariciaba mi abdómen y mi espalda desnudos.

Ya no soportaba más, asi que como pude metí mis manos por debajo de sus brazos y tomando el vestido de las copas del pecho se lo bajé dejando salir un par de tetas hermosas que se movieron de arriba a abajo por el movimiento. - Eran justo como las había imaginado hacía muchos años - redonditas, blancas y con un pezón de un color rosado intenso que me volvieron loco solo de verlas. Hice que quitara su cara de mi pecho y estirando mis manos le tomé ambas tetas y comencé a darles un fuerte masaje impulsando su cuerpo contra la pared nuevamente. Ella gemía más duro y poco a poco fue tomando la parte baja del vestido con sus manos y subiendolo como una desnudista de club. Me abalancé sobre su pecho y comencé a lamer primero su teta completa y después cada uno de sus pezones, chupandolos primero, y después jugando con ellos con la lengua. Su respiración era ya bastante rápida y los gemidos eran más constantes, asi que decidí tomar yo mismo su vestido y subirselo hasta la cintura. Con extremo placer me di cuenta que no me había equivocado. Grisel llevaba una diminuta tanguita roja de algodón y lisa. Me hinqué en el suelo y tomé a placer sus dos nalgas con las manos mientras le besaba el ombligo y lamía su rajita por arriba de la tanga. La sensación de sus nalgas desnudas era insuperable, no eran muy duras, pero si bastante abultadas y carnosas. Quería penetrarla en ese momento, asi que mientras seguía manoseandola comencé a voltear a los lados para ver dónde sería el mejor lugar para tomarla. Cuando localicé uno de los sillones de visitas en el fondo obscuro de la oficina, tomé a Grisel de la mano y me la llevé a brincos hasta allá.

Cuando llegamos Grisel sola se sentó en el sillón y subió su vestido completo a la cintura para que no le estorbara. Yo me paré un metro frente a ella y comencé a desabrocharme el pantalón ante la mirada de curiosidad de Gris. Bajé de golpe mi pantalón junto con el boxer que llevaba puesto y la chica pintó una sonrisita pícara en su cara. Me acerqué a ella y sin reparos estiró su mano derecha tomando mi pene firmemente y dandole un par de jaloncitos muy cerca de su cara. Pensé que se lo llevaría a la boca, pero ella debió pensar igual que yo "no hay tiempo", asi que sacó su lengua, lo lamió desde mis bolas hasta la misma cabeza y luego se recargó en el sillón y abrió sus piernas indicandome que había llegado el momento. Me agaché frente a Grisel y tomando sus tangas del elástico se las saqué completamente en un movimiento que debió haberle raspado sus piernas por la fuerza con la que lo hice. Apenas las tiré a un lado y Grisel se puso su mano derecha entre las piernas y comenzó a darse un masajito en los labios vaginales ante mi mirada atónita. Me incliné sobre la chica deteniendome del respaldo del sillón y ella movió su mano desde su vagina para tomar mi pene y acomodarlo justo en la entrada de su rajita. Lo dejé ahi dos segundos, la sensación era increíble, estaba húmeda y muy calientita. Dejé que ella lo disfrutara un poco y cuando cerró sus ojos en señal de éxtasis empujé fuertemente y la penetré de un solo movimiento. Su cuerpo se estremeció y lanzó un gemido que se debe haber escuchado en el pasillo a pesar del ruido. Se soltó del sillón y me agarró fuertemente de la espalda jalandome contra ella y haciendo más difícil el trabajo de sostenerme del respaldo sin caer encima de Grisel.

Me sostuve lo más fuerte que pude y comencé a bombearla golpeando mi pelvis contra la de ella, mi pene salía casi completamente de su cuerpo para luego volver a entrar mientras ambos nos fundíamos en un concierto de gritos de placer. Pronto ella enroscó sus piernas alrededor de mi espalda y quedó casi colgada de mi impidiendome seguir con mis movimientos de penetración a gusto. Duramos asi un par de minutos hasta que no pude sostenerme más y mientras le sacaba el pene de sus entrañas la tomaba de la cintura moviendola de lugar en el mismo sillón. Me la llevé hasta uno de los extremos y la recargué en el descansabrazos del sillón parada a un lado de este. Ella dejó caer su cuerpo descansando el abdómen por completo y yo disfruté por unos segundos del hermoso espectáculo de la mujer completamente entregada a mi. Inclinada sobre el sillón con ese hermoso par de nalgas dando hacia mi. Tomé mi pene de la base y acomodando la punta en la entrada de su rajita comencé a introducirselo lentamente. - Yo estaba a costumbrado a batallar para penetrar a mi esposa en esa posición por su estrechez, sin embargo con Grisel no sucedió asi - Mi pelvis llegó a pegar con sus carnosas nalgas rápidamente, y de inmediato comencé a bombear su cuerpo golpeando con fuerza sus nalgas mientras la sostenía de las caderas. Los gritos de Grisel se hicieron cada vez más fuertes y constantes mientras yo hacía lo posible por hacerla gritar más duro para disfrutar de ese rico dolor que uno puede propiciarle a las mujeres. En esa posición acabamos. Minutos más tarde y cuando había tomado la decisión de ponerle el dedo pulgar en el culo para insitarla más, Grisel comenzó a pegar gritos aun más fuertes y a apretar el sillón con sus manos para segundos más tarde lanzar un último grito de placer y soltar su cuerpo sobre el sillón completamente. Casi al mismo tiempo le escurrí la leche dentro de ella, no tuve tiempo de sacarsela para venirme afuera y evitar consecuencias, pero en ese momento no me importó, porque eso lo había disfrutado ya demasiado como para no cerrarlo como se debía.

Ambos nos incorporamos y comenzamos a vestirnos mirandonos fijamente con una sonrisa en la boca. Ella se acercó a mi ya vestida por completo y me dijo: "Sube primero tu, yo voy a arreglarme al baño". Salimos de la oficina y yo le di un billete de alta denominación al guardia quien solo me agradeció muy serio. Ella fue al baño y yo subí a la mesa ante las miradas de todos que me preguntaron donde estaba, a lo cual respondí que me estaba divirtiendo en la pista viendo a los chiquillos con sus bailes de moda. Un minuto después vi subir a Grisel y decirle algo a su marido al oído. Pareció algo inteligente, pues el no le dijo nada y continuaron platicando con todos como si nada hubiera pasado.