14. Anécdotas… – Montaña Rusa.

Yo pienso que el amor es como una montaña rusa... esos altibajos que hacen que tu corazón no deje de palpitar tan rápido. Sabes que el inicio es lento y seguro, pero algunos no saben cómo sentirse al terminar el paseo...

NdA: HOLA MUCHACH@S! HE VUELTO DE NUEVO!... aunque debo admitir que por un corto tiempo, no estuve al 100% enfocado en la escritura estos meses... trabajo y... problemas amorosos... EN FIN. Publicaré un capítulo por semana como tenía planeado para esta temporada. Muchos tienen una sola pregunta y se las voy a contestar con estos pocos capítulos, también les voy a aclarar. Esta primera parte no está relacionada con ese evento que me sucedió de joven – eso se los contaré después –.

LES RECOMIENDO A LO NUEVOS LECTORES QUE LEAN DESDE EL PRINCIPIO, YA QUE LOS RELATOS SIGUEN UNA LÍNEA CONTINUA… EL ÚLTIMO RELATO FUE EL 13,5. ANÉCDOTAS… – RELOADED. BONUS.

Y bueno... ya no hace falta aclarar mas nada.

¡DISFRUTEN!

---*---

...

  • Han pasado 8 meses desde la última vez que hable con Luís...

  • Aja...

  • Y acordamos ser solamente amigos – hablaba pensativo caminando en círculos por mi habitación.

  • Ok.

  • ... Y luego el dragón ataco el pueblo destruyéndolo todo – le dije mirándolo molesto.

  • No me digas... – su rostro estaba fijo en la pantalla.

  • ¿Me estás escuchando?

  • Ahhh sí... sí, disculpa – Richie volteaba y dejaba de jugar Counter-Strike en la computadora para poder verme.

Desde esos 8 meses estaban incluidas las vacaciones las cuales no tuve contacto con él y me había sorprendido del mega estirón que había dado Richard, ahora era mucho más alto que yo, seguramente mediría 1.75 m y su voz era más gruesa ahora, como el típico adolescente de 16 años su cuerpo estaba más fibroso, su espalda más ancha, brazos y piernas más desarrollados y con mucho vello, llevaba una camiseta sin mangas y no hacía falta que levantara sus brazos para darme cuenta que tenía vello en las axilas, algo que me dio mucha risa y se lo repetía bastantes veces con burla era esa sombra que tenía en la cara mostrando ya barba y bigote del cual él estaba orgulloso.

  • ¿Qué te dije?

  • Mmm pues... ehhh tú y Luís... algo de que son amigos, eso es bueno ¿No? – me preguntaba algo cohibido.

  • Pues yo... no sé... no. Quiero que seamos novios de nuevo.

  • Pídeselo.

  • ¿Crees que no lo he hecho? – le pregunté mientras me acostaba en mí cama.

  • ¿Nop?

  • Sí lo he hecho, y el idiota me ignora, como si no hubiese dicho nada – le dije triste recordando lo sucedido.

  • Ammm.

  • En verdad odio que haga eso – lo había dicho en un susurro y encogiéndome en la cama – no me gusta...

Richie se quedo callado por unos momentos y sentía como se levantaba para llegar a mí, sentí su pesada mano en mi hombro para que luego se acostara a mi lado. Cuando sentí su abrazo empecé a llorar de nuevo, y digo de nuevo... porque era lo único que hacía y lo peor de todo es que todo el mundo se daba cuenta de mi estado de ánimo, no podía hacer nada para evitarlo y me importaba poco lo que mi familia y amigos dijeran sobre mí, solo esperaba un momento feliz donde existiese una amistad entre nosotros lleno de buenos momentos y mucha tranquilidad, pero fue todo lo contrario.

  • Yo... lo lamento – dijo de nuevo en voz baja –, no sé qué decir.

  • ...

  • Luís también te quiere. Yo lo sé – habló después de pensarlo mucho.

  • Richie... abrázame.

Y así fue. Mi amigo me demostraba lo mucho que me quería, aunque no sabía que decir, podía darme su apoyo.

En verdad, ese día, luego de irme de la casa de Luís, él mismo había cumplido su promesa, solo me miraba y hablaba lo justo, cuando nos quedábamos solos en realidad no teníamos nada que hablar, solamente cosas del colegio, preguntas de exámenes, profesores... pero nada sobre nuestras familias o nosotros. Hubo un día – aún seguíamos en 9no –, que le había pedido ser mi compañero de equipo en un trabajo haciendo una maqueta de un volcán, fue la peor idea que tuve en la vida, todo había empezado bien, estuvimos solos en su casa pasando un buen rato, hasta que hubo un momento en que nuestras manos se entrelazaron mientras moldeábamos el volcán con la masa, nos quedamos mirándonos con una suave sonrisa, yo me ilusione bastante y le había pedido volver, que lo extrañaba demasiado... y allí fue que la cague, no debí haber hablado porque en ese momento sus manos se alejaron de mi como si quemaran, me dijo que me fuera de su casa, que él terminaba todo el trabajo, yo solamente le pedí disculpas pero él ya no me miraba. Salí de su casa molesto, llorando por cómo me había tratado y lo peor, que era lo que más me asqueaba, era su supuesta actitud de que no sucedía nada además de una simple amistad. Me dolía demasiado.

Las vacaciones fueron el respiro más grande que pude tener, nos fuimos a New York el primero de agosto y regresamos justamente el primer día de clases, lo que supuso un abandono total de Venezuela y a todas las personas – hasta tuve el apodo del “perdío” por ni siquiera haber contestado los e-mails de mis amigos –, a pesar de que estuve en Estados Unidos tuve los ánimos por los suelos que ni Matty supo alegrar, me sentía en un mundo diferente que solo existía mi familia, todo era un “cuento de hadas” y al regresar fue como si me cayera un tobo de agua fría... para variar.

Estar en 4to año fue un cambio bastante radical, la camisa beige fue un incentivo para sentirme mayor y al mismo tiempo superior mirando a todos sobre el hombro, éramos muy cercanos a los de 5to año y prácticamente nos sentíamos dueños del colegio. Me di cuenta con una alegría bastante morbosa que no solo el cuerpo de Richard había cambiado, si no que casi todos mis panas se estaban desarrollando y cambiando para mejor, algunos crecieron bastante y otros se quedaron de la misma estatura, hasta Julio, un chamo que fue gordo toda su vida había adelgazado y crecido un poco viéndose excelente, así como también Manuel y Arturo mostraban sus abdómenes y espaldas comparando... Luís también hacia lo mismo y me maldecía por seguir mirándolo de esa forma, su abdomen con cuadritos marcados y una sombra de vellos que formaban un caminito perdiéndose en sus bóxers que me hacía suspirar a mí... y a otras. Pero esos suspiros solo me indicaban que seguía gustándome Luís y estaba tristemente, enamorado solo.

Pero bueno, no solamente estaba notando a Luís. Me di cuenta que Manuel andaba bastante raro, su amabilidad había descendido hasta desaparecer completamente. Había terminado con Selena y huía de Arturo y de mí, siendo bastante tosco hasta con Cintia, al final él mismo nos había dicho que sus padres se estaban separando por una infidelidad de su padre, pero nunca nos dijo con quien era esa infidelidad... tratábamos de alegrarlo con todo lo que podíamos pero él simplemente nos contestaba que nuestros padres aún seguían juntos y no podíamos entender por lo que estaba pasando.

Con respecto a Arturo las cosas seguían iguales, lo único diferente era que estaba hablando mucho con las chicas de 5to año logrando que algunas cayeran en su encanto. Desde un inicio le había contado la conversación que tuve con Luís y trataba con mucho esfuerzo que él y yo no nos quedásemos a solas, también Arturo trataba de hablar menos con Luís y muchos notaban algunas miradas extrañas entre ellos...

Todos éramos amigos, pero para ese momento sentía una extraña sensación de hipocresía en el aire.

Y con mi Ragazza las cosas no podían estar mejor, para ese momento se había dado cuenta con felicidad sobre mi “distanciamiento” con Luís y simplemente no se le podía borrar su sonrisa de la cara, sumado a que pronto llegaban sus dulces 16 y absolutamente nada ni nadie la molestaba, yo estaba actuando bastante como su lacayo haciendo cada cosa que me pedía, abrazos, besos, mimos, cómprame esto, tráeme aquello, ayúdame aquí y allá... más besos, más abrazos... pero igual... no me cansaba.

A pesar de mis bajos ánimos y a mi poco interés por el amor de los demás trataba de ser feliz a mi manera.

---*---

Sábado 29, octubre de 2005.

Se escuchaba a la banda practicar en el gran salón mientras yo ayudaba con las maletas que llevaban nuestros vestuarios para la gran noche, estaba de nuevo en el Eurobuilding caminando por los pasillos y entrando en el ascensor, los turistas y empresarios me miraban un tanto extraño ya que llevaba 2 inmensas maletas – una negra y otra rosada – y que obstaculizaban el espacio de algunos.

Cuando llegue a mi piso, pidiendo un par de disculpas salí del ascensor respirando un poco agitado por el peso mientras caminaba por el pasillo hasta llegar a la habitación.

  • Pudiste haberme ayudado, Arturo.

  • Jajajaja... a mí no me pidieron nada – me respondía acostado haciendo zapping.

  • Yo lo hice – le conteste aún más molesto.

  • ¡Ya llegaste hermoso!... ¡Por fin! – decía Cintia saliendo del baño aún con su bata y con su hermoso pelo recogido en un gran y elaborado moño.

  • Sí, ya... tus papás pudieron haber subido las maletas primero.

  • Jajaja... se les olvido, no importa.

  • Aja – suspire molesto – ¿No se supone que tu vestido debería estar en una bolsa, colgado en algún sitio y todo arreglado?

  • Mmm... ¡Por supuesto! – hizo una pausa colocando sus brazos en la cadera – está en la otra habitación.

  • Entonces ¿Qué coño hay aquí? – pregunte señalando la maleta rosa sorprendido.

  • Jajajajajaja los vestidos de mis damas de honor y mi maquillaje.

  • ¡Mierda!... mujer, ¿Todo eso es maquillaje?

  • Aja... y ¡A callar, lacayos!... es hora de que vayan a cambiarse – dijo Cintia apuntándonos hacia la puerta.

  • Por supuesto “princesa”... después de todo... es su coronación – dijo bastante sarcástico.

  • ¡Así es! ¡Lárguense!... y llévense su maleta.

  • ¡Como ordene! – dijimos ambos al mismo tiempo, haciendo una reverencia y saliendo de la habitación.

  • Jajajaja en verdad estaba muy nervioso dejándote solo con Cintia en esa habitación.

  • Jajaja ¿Por qué?

  • Arturo, tenías a una mujer, desnuda en el baño, sola... y tú eres un perro.

  • Jajajajajaja eres malo Andy... yo no soy un perro.

  • Claro que sí – le afirme con un golpe en el brazo.

  • Bueno lo admito me encantan las chicas, casi todas... aunque también admito que no tocaría a Cintia, nunca me ha gustado...

  • Wow eso es mucho viniendo de ti... Cintia es hermosa.

  • Jajajajajaja... prefiero tirarme a sus primas – hice una media sonrisa por sus comentario –, ¡Están buenísimas!

  • ¡Lo sé!

Eran aproximadamente las 5:00 pm, estábamos algo cansados y es que nos levantamos a las 6:00 am de la mañana para ir al hotel y ayudar a mover unas mesas y colocar decoraciones – a pesar de que también estaba el servicio de fiestas allí –. Después llego el almuerzo, nuestro siguiente plan era ir a dormir y seguramente echar un pajazo juntos en nuestra habitación de hotel – idea de Arturo –, pero Cintia tenía otros planes y como sus lacayos mas serviciales tuvimos que cumplir enviando paquetes de un lugar a otro.

  • Joder, estoy cansado.

  • Y yo.

  • Cárgame – y me apoye en sus hombros –, anda...

  • Ufff Andy, estoy reventado.

  • Jajajajajaja – hice un esfuerzo y salte en su espalda mientras él me sostenía por las piernas de cabellito - ¡Adelante, mi escudero!... ¡A la habitación!

  • Como ordene, mi príncipe jajajaja.

Desde esa mañana estábamos en ese juego ya que al ser la pareja de Cintia ese día yo era el príncipe y Arturo junto a Manuel, Luis y Richard eran mis escuderos, era una de las ideas locas de mi Ragazza de querer formar una “corte real” de chicos y chicas, ella era la princesa que seguramente esperaba casarse ese día conmigo junto a sus “damas de honor” Selena, Antonella, Victoria – las sexys primas gemelas de Cintia – y Helga, la prima gorda, la pareja de Luís el cual no estaba muy feliz por la chica y yo internamente reía a carcajadas.

Cuando entramos a la habitación nos sorprendimos de ver a los otros chicos allí.

  • ¡Miren quien llego por fin! – dijo Arturo soltándome.

  • Se puede saber ¿Por qué llegaron a esta hora? – pregunté también luego de buscar la maleta.

  • Yo tenía que esperar a que mi mamá terminara de trabajar y me trajera – contestó Richard con un tono perdido mientras veía la televisión.

  • A mí me dio ladilla venir temprano – dijo Luís de forma demasiado tosca.

  • Yo igual... – Manuel estaba acostado con los ojos cerrados – total, no quiero ser sirviente de nadie.

Arturo y yo nos miramos por sus respuestas a él no le importaba mucho pero a mí sí me molestaron bastante, simplemente yo no tenía la culpa de sus desgracias, Manuel seguía molesto por la situación con sus padres y veía esta fiesta como una pérdida de tiempo, solo estaba allí porque Cintia se lo había pedido demasiadas veces. Y lo de Luís, ya era normal que algunas veces me contestara de esa manera, hoy por lo menos sabía que su “molestia” tenía justificativo y era su pareja, Helga.

  • Ufff... ustedes tienen un ánimo de perros – dijo Richard.

  • Sí, mejor ni hablen – decía yo admirando la vista de la cuidad por el ventanal.

Arturo comenzó a abrir la maleta y veía confundido los trajes.

  • Ehhh... ¿Qué coño es esto? ¿No se supone que eran trajes normales? – preguntaba Arturo sosteniendo un esmoquin.

  • Mmm... creo que no, porque cuando le dije a Cintia que iba a alquilar un traje ella me contesto que ese tema estaba resuelto.

  • ¿Richard, tú no tienes traje? – le preguntaba viendo los trajes de etiqueta que estaban en la maleta.

  • Pues no.

  • ¿Ni el de la confirmación?

  • Ese ya no me sirve.

  • Jajaja, claro.

  • Bueno... todos son iguales, menos este, jajajaja Andy éste es el tuyo.

  • Nooo.

Todos los trajes eran iguales menos el mío y lo primero que había que resaltar era que no era negro si no blanco brillante, también que el blazer era diferente,  algo más elegante y de paso llevaba una estola roja con bordes dorados y con algunas medallas.

  • Bueno, jajajaja un príncipe tiene que vestirse bien...

  • Que idea más estúpida ponernos esta mierda – dijo Luís después de admirar su esmoquin y lanzarlo en la cama.

  • ¡Mira vale si no quieres ponerte nada, mejor te largas marico que ya me tienes arto con tu actitud! – exploté mirándolo mientras los demás muchachos se quedaban callados.

Luís solamente murmuró algo por lo bajo sin mirarme, tomó su esmoquin y fue al baño a cambiarse, nosotros hicimos lo mismo en la habitación, desnudándonos hasta quedar en bóxers, de nuevo pude admirar los cuerpos de mis amigos, aunque Manuel no decía nada y se cambiaba la ropa de forma mecánica, Richard estaba un tanto cohibido dándome miradas incomodas y yo trataba de no mirarlo mucho, pero Arturo le encantaba jugar con mi paciencia y se la pasaba flexionando sus músculos, sobándose el paquete y sonriéndome con malicia yo le sonreía de igual manera imaginando su cuerpo sin ese bóxer negro y su verga erecta.

  • Oye Arturo, ¿ya cuadraste todo con Aquiles? – pregunté.

  • Sí vale, tranquilo.

  • ¿Qué van a hacer? – preguntó Manuel curioso.

  • Nada, como mis padres se fueron de viaje no tengo como irme a mi casa después, así que me voy al apartamento de Aquiles con Arturo – hablaba mientras luchaba para ponerme el pantalón blanco sin ensuciarlo.

  • Ahhh ya... ¿Y tu hermano qué, no te puede buscar?

  • Podría, pero Tony está en su apartamento y si le digo que me busque a las 4:00 am entonces tendría que despertar a mi hermano y traerlo para no dejarlo solo y... nooo demasiado peo.

  • Sí, mejor que se venga conmigo – apoyo Arturo.

  • Aja... pero no vamos a pedir taxi.

  • Que no... Aquiles nos viene a buscar... prometió estar pendiente.

  • ¿Y tú le crees?

  • Bueno... no.

  • Coño Arturo, tú conoces a tu hermano.

  • Que te relajes.

En verdad no estaba tranquilo, pero le di una oportunidad esperando a que su hermano fuese responsable.

  • ¿Y tú como vas a hacer Richard? Por tu mamá y eso – volvía a preguntar Manuel.

  • Ahhh no... bueno, me voy con Luís esta vez... ya que Andrew me negó su casa.

  • Pssst... que vaina contigo, Richard.

  • Jajajaja es jodiendo vale... siempre caes, pendejo.

  • Ya.

Ya los muchachos estaban vestidos como pingüinos, con camisa blanca, zapatos, pantalón, chaleco, blazer y pajarita todo en color negro, me sorprendía que los trajes estuvieran a la medida de cada uno porque a todos les quedaba muy bien. Todos los muchachos tuvieron problemas al ponerse la pajarita ya que no sabían cómo atarla, yo era el único que sabía así que los ayude a todos y al final quede satisfecho al ver a mis amigos vestidos tan guapos.

  • Luís lleva como media hora en el baño – puntualizo Richard.

  • Se debe estar haciendo tremenda paja jajajaja... – Arturo toco la puerta con golpes bruscos – mira pajuo déjate la verga quieta que tenemos que bajar.

  • Ya va... no sé ponerme la corbata.

  • Sal, que Andrew sabe atarla.

  • Ahhh – se escuchó detrás de la puerta.

En realidad me molestaba ayudarlo también y tratábamos de no mirarnos mientras hacia el moño a la pajarita. Pero mis sentimientos me traicionaron de nuevo y cuando terminé me quede como un idiota mirándolo, admirando como se veía vestido, Luís se dio cuenta de mi mirada y se aparto rápido con un leve “gracias” y salió de la habitación seguido de Richard y Manuel que ya estaban listos. Yo me quedé un tanto perdido y me miré en el espejo completo de la habitación admirándome también. Creía que un esmoquin blanco era excesivo pero al final me veía bastante bien vestido completamente de blanco... hasta por un momento me sentí puro y sin ninguna vergüenza ni preocupación...

  • ¿Estás bien? – me preguntó Arturo mirándome por el espejo.

  • Ahhh sí, estoy bien, solo algo nervioso.

  • Pfff tranquilo que pareciera que te fueras a casar hoy...

  • Bueno, uno nunca sabe. Tal vez eso planea Cintia.

  • Jajajaja... te falta esto – y me coloco la estola roja por el hombro completando mi atuendo de príncipe – así estas mucho más guapo.

  • Jajajaja, gracias, tú también estas muy guapo.

  • Lo sé – y sin esperarlo me dio un suave beso en la mejilla.

  • ¿Por qué fue eso? Jajaja – mientras sentía un poco de rubor.

  • Jajajaja... porque te quiero.

  • Yo igual – contestándole el beso de la misma forma.

  • ¡Vamos, mi príncipe! Antes que decidas escaparte de la boda conmigo.

  • Jajajajajaja.

Y finalmente salimos de la habitación.

---*---

Todo era un pequeño alboroto donde estábamos, era un gran pasillo y nosotros los chicos estábamos apoyados en la pared esperando mientras las “damas de honor” llegaban con sus hermosos vestidos carmesí todas con una gran sonrisa y hasta con miradas de zorra trepadora, Arturo no podía dejar de verlas ya que aunque su vestido no era tan revelador, llegando hasta un poco arriba de las rodillas y estaba ceñido a sus cuerpos perfectos, las curvas de las chicas hacían que a más de uno se excitara por tan exquisita visión, aún no habían llegado los invitados y nos tocaba practicar la entrada – a pesar de que la practicábamos desde hace una semana –, era idea de su madre como último ensayo general así que sin esperar a que Cintia bajara nos colocamos en formación Richard-Selena, Arturo-Victoria, Manuel-Antonella, Luís-Helga y yo de último sin pareja, entramos y los muchachos practicaron el vals mientras yo estaba de pié sin moverme, la madre de Cintia, Cintia – sí, tenían el mismo nombre – se acercó para bailar conmigo, era realmente embarazosa la situación de inicio a fin y daba las gracias a que en realidad no tuviera que bailar con su madre en la fiesta.

  • Chamo, eso fue patético – decía Richard en un susurro mientras regresábamos al pasillo.

  • Lo sé, gracias a dios terminó.

  • ¿Y la cumpleañera a qué hora piensa bajar? – preguntaba ahora Luís en voz alta para que pudiéramos escucharlo.

  • Jajaja... – la siniestra risa de Victoria nos hacia erizar la piel – cuando pueda pasar su grueso culo por la puerta, el pasillo y el ascensor llegara a nosotros.

  • ¡Jajajajajaja! – su hermana gemela se reía de igual forma.

  • Mmm... es una perra maldita – me hablaba Arturo en un susurro –... ¡Me encanta!

Victoria y Antonella eran las primas gemelas de mi Ragazza , esos grandes genes de la familia Di Battista corrían por sus venas, eso explicaba la gran belleza externa por sus ojos verdes, la primera con cabello rubio y la segunda castaño como el mío, con una hermosa figura, pero como dije... era una belleza externa porque por dentro estaban podridas y como decía Arturo, eran unas perras.

Para ese momento no entendía el por qué ellas estuvieran invitadas y menos entendía por qué formaban parte del grupo de Cintia, Selena estaba que echaba chispas por los ojos mientras Richard trataba de calmarla con algunas caricias – Manuel no estaba muy feliz y trataba de mirar hacia otro lado – y mientras Helga estaba ignorando a todos – excepto a Luís, claro –.

  • Cuidado... que esa perra muerde.

  • Lo sé... me tiene demasiado caliente. Ufff cuando bailaba con ella se me paró y ella lo sintió, lo sé.

  • Arturo, no hagas ninguna locura – le dije fingiendo preocupación.

  • Jajajaja... ¿Celoso?

  • No digas estupideces.

  • Jajajaja entonces... ¿Me la puedo coger?

  • Haz lo que quieras, imbécil.

  • Ufff me encanta cuando te pones así de celoso – mientras me pasaba su brazo por los hombros –, mi príncipe.

  • ¡Ya basta con eso! – le contestaba de mala gana alejándome.

  • ¡Jajajajajajajajaja!

De nuevo mi mirada se iba hacia Richard y Selena... estaban mostrando una escena un tanto incomoda hablando entre susurros, él pasaba su brazo por la cintura de ella y la acerco para... Ufff un beso en el cuello, mi mirada fue en microsegundos hacia Manuel – demasiada suerte –, estaba revisando su celular.

  • Oye... – acerque a Arturo un poco – Richard está muy... muy cariñoso con Selena, ¿no crees?

  • No es nuestro problema, Andy.

  • Pero...

  • Shhh no te metas, estoy seguro que Manuel va a estallar pronto. Quiero ver el espectáculo – decía con un poco de malicia.

  • Artie... – le dije un tanto triste.

  • ¡Es broma!... ¡Es broma!... pero, en serio mejor no nos metemos, ¿recuerdas la vez pasada?

  • Ya...

  • Hazme caso y disfrutemos la noche.

Después de eso las puertas se abrían y con una gran sonrisa entraba Cintia, simplemente se veía celestial y absolutamente todos nos quedamos embobados con su imagen – hasta sus primas –, llevaba un vestido blanco de princesa con unos tonos en rosado, guantes de seda igual de blancos y un simple maquillaje, terminando con su peinado recogido y una corona, ella y su madre se acercaban a mí con una sorpresa.

  • Te ves hermosa.

  • Jajaja ¡Lo sé! – su sonrisa no podía borrarse.

  • Bueno mi niño, eres el príncipe aquí y debes llevar esto – me decía su madre con una sonrisa y me colocaba una corona.

- Oh... really?... Ragazza this it’s embarrassing.

  • Hermoso... hazlo por mí.

  • Ya... está bien.

Ya era la hora acordada y hacia menos de 10 minutos las puertas se habían abierto dejando entrar a todas las personas que esperaban afuera. Era el momento de entrar y todos estábamos un poco nerviosos, la banda empezaba a tocar una suave música y de nuevo su madre nos colocaba en nuestro sitio. A fuera se podía escuchar el sonido de alguien hablando por el micrófono hasta que después de unos segundos reconocí su voz un poco.

  • Esa voz me recuerda a alguien.

  • Jajaja, es el DJ de mi fiesta – nos dijo Selena.

  • Con razón.

  • ¡Muy bien...! ya llego el momento. Los presentaran en unos segundos...

Y así fue, cada uno respiraba agitado y sonreía nervioso... Richard aún más por ser el primero, le ofrecí mi brazo a Cintia y en ese justo momento escuchábamos bastante fuerte.

  • ¡DEMOS LA BIENVENIDA A LA CORTE REAL!... ¡A NUESTRO PRINCIPE Y NUESTRA PRINCESA!... ¡LA REINA DE LA NOCHE...!

Se escucho un gran aplauso y las puertas dobles se abrían después de que un gran reflector iluminara la entrada y las parejas comenzaran a avanzar.

  • Estoy nerviosa...

  • Y yo, pero tranquila. Saldrá genial.

  • ... Andrew, te amo – me dijo de repente mirándome con sus preciosos ojos.

  • Yo también, te amo Cintia – fueron unas palabras bastante reales para ese momento.

Mi corazón latía al momento de dar cada paso, sin olvidar sonreír hasta que por fin entramos, bañados de aplausos de todos nuestros amigos, y familia de mi Ragazza , el salón de fiestas era el mismo que el de la fiesta de Selena, tenía techos altos, con grandes ventanales, telas blancas y doradas en todas las paredes, del techo colgaba una gran araña de cristal iluminaba todo el lugar y debajo de ella una bola de disco giraba dando un gran ambiente en iluminación y el centro del salón dejaba una gran pista de baile y en los alrededores estaban las mesas con manteles blancos y dorados, al fondo estaba la zona VIP solamente para nosotros – la corte real – y en esa zona destacaba un trono dorado iluminado desde el techo.

El tema claramente era Cenicienta, pero algo que teníamos claro era que la diversión no iba a terminar a las doce como en el cuento...

Nos colocamos en el centro de la pista y los aplausos cesaban, hubo una reverencia, la música comenzaba bastante bajo, mientras comenzábamos a dar los primeros pasos en coreografía, un hermoso vals acompañado de la banda, sentía los flashes de los fotógrafos a cada lugar donde miraba, mi vista iba a cada pareja, Richard tan alto se hacía resaltar, Manuel un poco perdido mirando sus pies, Arturo restregando su cuerpo contra Victoria a la cual sonreían felices y Luís... me miraba, me miraba mientras bailábamos, era extraño y por alguna razón los nervios que sentía al entrar en el salón aumentaron aún más, últimamente no tenía claro lo que sentía por Luís... era una relación de amor interno y odio externo que me complicaba un poco la existencia como una montaña rusa, deseando terminar el paseo de una forma u otra...

Sentía como mi mano era apretada un poco por la de Cintia y mi vista regresaba a ella.

  • ¿Qué pasa?... ¿Me equivoque? – le pregunte nervioso en un susurro.

  • No... pero por lo menos mírame mientras bailamos – no pude hacer otra cosa más que sonreír.

  • Disculpa, lo sé, me distraje...

  • Esta noche es nuestra... nuestra noche – recalcó.

  • Lo sé... lo sé...

  • Siguen las vueltas, ¡vamos!

Y era un momento donde teníamos que sincronizarnos para que las cinco chicas dieran vueltas. Y salió bien, o por lo menos eso pensaba gracias a los aplausos del público.

  • Te ves hermosa...

  • Y tú igual... mi Andrew.

  • Jajaja Cintia cuanto te amo... – era increíble cómo podía hablar y recordar cada paso.

  • Yo también te amo – ella repetía cada palabra con esmero e ilusión.

Por unos segundos sentí que estaba en el aire, en la novena nube, mis nervios se habían bajado un poco, eran un par de pasos más y... ¡LISTO! ¡LO LOGRAMOS! Un aplauso del público me hacía erizar la piel, en verdad le había gustado bastante nuestro vals y si yo estaba así de emocionado, no podía imaginar cómo estaba mi Ragazza , los flashes nos iluminaban mientras todos dábamos las gracias y escuchábamos al unísono.

- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS CINTIA!

Todos aplaudían y luego sus padres la guiaron hacia el escenario y era ayudada a subir las escaleras con dificultad por culpa del vestido. Cuando estuvo frente al micrófono comenzó a hablar con voz entrecortada mirándonos a todos sonriendo.

- Hola a todos... muchas... muchas gracias por venir y acompañarme esta noche. Quiero agradecerle a mis padres, mi familia y amigos por hacer esto posible, sin ellos esta noche, no podrían disfrutar esta fiesta jajajaja – la risa era continuada por el público – en verdad no sé que mas decir... mmm, espero que los regalos que están en la mesa sean los de la lista jajajaja.

- ¡JAJAJAJA!

- Sé que en este momento que mis primas están bastante celosas... ¡MIRENME PERRAS!... ¡YO MANDO ESTA NOCHE! ¡SOY LA REINA! Jajajajajaja – una risa igual de maléfica salía de la boca de mi Ragazza mientras todos no sabían si reír o no – es broma primis... las quiero... solo un poco jajaja.

  • Ok... esto es incomodo.

  • Ya sé Andy... gracias a dios no es mi pareja.

Solo pude dar un bufido de mi parte para seguir escuchando su discurso. Los meseros ya iban repartiendo las copas de champagne entre los presentes para brindar.

- En fin... en verdad les agradezco que estén aquí y formen parte de mi cuento de hadas hecho realidad, lo único que les pido es que ¡DISFRUTEN LA FIESTA!

- ¡FELICIDADES! – decíamos en coro levantando las copas.

Después de eso ella bajo y la abrace muy fuerte, me sentía feliz de estar allí en ese momento, muchas personas la felicitaban también hasta que decidimos que era hora de pasar a nuestra zona VIP, detrás de unas cadenas doradas que nos separaban de los plebeyos, un espacio con alfombras rojas, mesas bajas y pequeños sillones negros sumado al gran trono dorado. Nos sentamos mientras nos relajábamos recibiendo bebidas y comida de los meseros. Las chicas hablaban entre ellas y nosotros también hacíamos no nuestro, bueno, Arturo, Richard y yo, ya que los otros dos, o se la pasaban revisando sus celulares o mirando hacia otro lado con sus bebidas en la mano.

De nuevo esa sensación... Luís me miraba, le pregunté de mala manera que le ocurría, su respuesta fue igual de tosca, “nada”. Me olvide de él por unos minutos y fije mi vista hacia las primas de mi Ragazza , hablaban entre ellas como si fueran las hermanastras feas de Cenicienta y me preguntaba de nuevo ¿Por qué las invitaba a su fiesta soñada?

  • ¿Oye Ragazza?

  • ¿Sí?

  • Una pregunta... es que no logro entender nada – mi voz trataba de escucharse por encima de la música – ¿Por qué invitaste a tus primas? Se nota que no se llevan bien... ¡Míralas como te miran!

  • Jajajajajaja hermoso... no lo entiendes. Ellas no son malas.

  • Ahhh ¿No? – pregunté confundido.

  • Claro que no, en realidad yo soy la mala.

  • Mmm... no te creo.

  • Claro que si... con ellas soy muy mala, por eso es que las invité. Para que sepan que si las quiero... un poco.

  • Jajaja ok.

  • Además, también quiero presumirte... a ti y mis amigos, ellas siempre andan diciendo que sus novios esto, sus amigos aquello, modelaje aquí y allá. ¡Estaba harta! Así que les presenté a Arturito... por fin me sirve de algo.

  • Jajaja ya entiendo, eres mala.

  • Lo sé jajaja.

  • Aunque cuidado, a Arturo le gusta Victoria.

  • Jajajaja ¿en serio?

  • Aja...

  • Ufff... asco, harían una pareja horrible.

Yo no pensaba lo mismo, lo hermoso y caliente de Arturo y lo perra que se veía la chica... Mmm era una mezcla peligrosa todo era una atracción física, lo de adentro no le importaba y si mi amigo no tenia cuidado saldría herido... era simple preocupación.

Nuestra conversación fue interrumpida por el DJ avisándonos que algo bueno iba a comenzar. La música terminaba y de nuevo el DJ con su gran interpretación – y comentarios sarcásticos – nos hacía reír bastante continuando con la noche. Era un gran momento bastante esperado por nuestra reina, la banda que ella misma había conseguido, contratado y pagado se presentaría, nadie los conocía pero ella tenía mucha confianza.

  • Serán geniales, créanme.

Las luces se apagaron dejando solo las del escenario.

  • ¡MUY BIEN CHICOS Y CHICAS, PREPARENSE!... ¡NUESTRA REINA HA CONVOCADO A ESTOS MUSICOS DESDE EL OTRO LADO DEL REINO!... ¡Y ESTAN AQUÍ PARA ESTALLAR EL LUGAR!... ¡DEN UN GRAN APLAUSO A LA BANDA! ¡TURN IT UP!

La multitud volvía a aplaudir y gritar, yo no sabía que esperar ya que los chicos de la banda se veían algo... mmm inexpertos. Todos estaban vestidos completamente de negro excepto las corbatas, el baterista la tenía de color rojo, tecladista era verde, los dos guitarristas llevaban una de color morado y la otra de naranja, el bajista tenía una blanca y dos cosas que me sorprendieron uno de ellos con la corbata dorada llevaba un saxofón – bastante inusual – y lo otro era el chico de corbata azul que estaba en el centro con un micrófono era extremadamente guapo y automáticamente mi pene comenzó a saltar.

  • Hola a todos... – Wow que voz... – Cintia, esto es para ti.

Después de unos minutos mi visión de la banda había cambiado, no sabía mucho de música pero pensaba que tocaban una fusión de Pop/Rock/Blues... y me hipnotizaba el chico, cantaba, me miraba – nos miraba a todos, en realidad – y saltaba por el escenario. Se notaba bastante que le gustaba lo que hacía.

Llamo a Cintia que subió al instante a pasar un buen rato y en segundos Cintia me invito a subir también para bailar con ella, yo saltaba y me movía por el escenario al ritmo de la música... me sentía excelente, el chico le cantaba a Cintia y a mí también y ahora sí podía detallarlo mejor, si pudiera comparar al cantante de la banda diría que se parecía DEMASIADO a Justin Timberlake, pero mi admiración no duro mucho ya que prácticamente una Cintia celosa me tiró hacia el público de nuevo.

Estaba tan jodidamente “enamorado” del chico que no sentí cuando alguien se acercaba a mí entre la multitud. Luís estaba a mi lado y me miraba con... ¿anhelo? Sí, eso era anhelo, y lo sabía porque esas eran las miradas que yo le daba a él antes... me sentí tan intranquilo que huía de su mirada, Luís quería decirme algo y a cada acercamiento me iba hacia otro lado. De nuevo estaba en esa montaña rusa de emociones y ya deseaba bajarme.

Al terminar la primera canción y comenzar la segunda – una balada –, me acerque a Arturo y lo separe rápidamente de Victoria, él estaba algo frustrado pero al ver mi cara, todo cambio.

  • ¿Qué pasa?

  • Luís... Luís me está mirando.

  • Ehhh... mmm... ¿Qué le digo? ¿Qué no te mire más? – trataba de bromear – pareces un niño.

  • No lo entiendes Artie, me mira... como antes, como si le gustara de nuevo – allí su sonrisa se borró.

  • No le hagas caso, olvídate de él.

  • Creo que no puedo... Luís me sigue gus...

  • ¡Basta! – me gritó – olvídate de él Andy, ese chamo te hizo mucho daño.

  • Yo...

  • Hazme caso – Artie me miraba y en esa oscuridad pude notar una chispa, una chispa que me gustaba – te quiero... no quiero verte sufrir otra vez, créeme él es un imbécil.

La canción lenta había terminado y otra más movida que la primera comenzaba.

  • ¡Andrew!

  • ¿Qué quieres pendejo? – preguntaba Arturo y se colocaba entre Luís y yo.

  • ¿Te estoy hablando a ti, Arturo? No. Quiero hablar con Andrew.

  • Pues él no quiere hablar contigo – los dos chicos estaban bastante cerca –, vete a bailar, Luís.

  • ¡Tú no me dices que hacer! – mientras le daba un empujón.

  • Coño paren... – y me interpuse entre ellos – ya basta carajo. Arturo, vete.

  • ¡PERO!

  • Vete, yo lo controlo.

  • ¡BIEN! – gritaba ajustándose el traje.

  • Arturo...

  • No no... tú quieres hablar con él... tú puedes controlarlo... no confías en mí.

  • No es eso.

  • Haz lo que quieras.

- ... Fuck .

Arturo regresaba de nuevo con Victoria cerca del escenario donde de nuevo veía al cantante rodear a Cintia mientras cantaba.

  • ¿Qué quieres?

  • ¿Y qué le ocurre al maricón ese?

  • Cállate, ¿Qué es lo que quieres?

  • Pues hablar.

  • Yo he querido hablar muchas veces.

  • Hablemos.

  • Ahhh es cuando tú quieres... ¿Sabes qué? ¡Jódete Luís!

  • Vamos. Sabes que quieres hablar conmigo – su lengua paso suavemente por sus labios humedeciéndolos un poco.

  • ¿De qué?

  • De nosotros... tú sabes de qué quiero hablar.

  • O-ok.

  • Pero aquí no... sígueme.

Me tomó de la mano y empezó a caminar a una puerta blanca que yo conocía desde esa mañana como un depósito y cuando regresé mi vista al escenario Arturo me miraba y de un impulso tomo a Victoria para besarla furiosamente...

---*---

Después de que entramos la puerta se cerraba por sí sola, el depósito era un pasillo de paredes blancas, alfombra oscura, y bastantes cajas de madera, las luces estaban tenues y daban un ambiente que seguramente antes me habría puesto caliente, pero ahora era muy deprimente. Luís tenía una sonrisa que me recordaba al chico del que me enamoré, pero luego recordé la forma en que explotaba... por cada cosa mala que hacía, por cada discusión... esa sonrisa me parecía una asquerosa máscara.

  • Te ves muy bien con ese traje blanco – comenzó a hablar.

  • Ehhh, gracias – dije sin ánimos.

  • ¿No me dirás lo mismo? Jajaja.

  • Claro, te ves bien – le contesté – ¿eso es todo? Me voy.

  • E-espera...

  • ¿Qué?... – seguía mirándome – ve al grano.

  • Hablemos de nosotros.

  • Solamente me has dicho que me veo bien y ya, no tienes nada mejor que decir, en verdad Luís, no soporto estar contigo – le revelé sin poder creérmelo.

  • No... no te creo, yo sé que me extrañas. Quiero hablar contigo. Yo te extraño, Andrew.

  • ¿Q-qué?... ¿D-de q-qué hablas?

Mi corazón dio un vuelco y palpitaba sin control, lo que ocasionó que me apoyara en una de las cajas que estaban allí.

  • Te extraño mucho... no debimos terminar – seguía con sus ridículas palabras.

  • Tú eres el que quería que fuésemos amigos... – le recordé muy nervioso – me hiciste elegir.

  • Lo sé, fui un tonto. Te quiero.

  • ...

  • ¿Tú me quieres?

  • ... – seguía callado, hundido en mis pensamientos.

  • ¿Andrew?

  • Yooo – decía con voz ronca regresando a la realidad.

  • ¿Me quieres?

  • Yo – fuck – no te quiero como antes...

  • ¿Me extrañas? – continuó sin cambiar el semblante.

  • Algo.

  • Si o no.

  • Sí, pero solo extraño lo que teníamos antes.

  • Yo igual... Andrew...

  • ...

  • ¿Puedo besarte?

  • No sé qué quieres...

  • Besarte – respondía con la misma sonrisa que poco a poco me empezaba a gustar de nuevo.

  • ¿Y luego qué?

  • Jajaja... Andrew, ya somos mayorcitos, estamos solos... nos besamos y luego... ya sabes que mas podemos hacer.

  • Hablo de nosotros idiota. ¿Qué pasará con nosotros?

  • Pues lo que tú quieras. Seremos amigos o... ¿Novios?

  • ¿Quieres regresar?... ¿Ser novios de nuevo?... ¿Arriesgarte?

Luís no habló más, se acerco todo lo que pudo y me pego a la pared, poso su mano en mi mejilla y con su toque comencé a temblar, hacia mucho... mucho tiempo desde que no me tocaban con ese cariño, su otra mano fue directo a mi cintura y bajo rápidamente tocando mi culo, de nuevo vibraba de placer ¡Y ni siquiera me había besado aún! Sus labios fueron a mi mejilla y me dio un beso, profundo y directo, volvió a repetirlo por mi cuello... estaba en la montaña rusa de nuevo, subía lentamente sin detenerme, pensando en la excitación que estaba sintiendo a su lado de nuevo... Luís pego su frente a la mía y comenzó a balbucear algunas cosas inentendibles, su aliento a alcohol me drogaba hasta el momento en que sus labios se unieron a los míos, la máxima corriente eléctrica del recuerdo nos invadió, el beso se volvió profundo y repetitivo, había magia en ese beso, magia que hacía que mi cuerpo reaccionara a su toque comenzando a moverse, coloqué mi mano en su pecho y empecé a acariciarlo por encima de la ropa mientras la otra lo abrazaba por la cintura pegándolo aún más. Sentía que “algo” muy conocido entre sus piernas crecía y mi pequeño amigo también estaba creciendo. Su juguetona mano apretaba mi culo con descaro haciéndome gemir dentro del beso lo que le provocaba a él una gran sonrisa.

- Luís...

- Ohhh Andrew.

Abrimos nuestras bocas para dar acceso a nuestras calientes lenguas que se encontraron y comenzaron a bailar, un sonido sordo de la música se podía escuchar en ese depósito, pero no podía opacar nuestros cortos gemidos de placer. En ese momento si parecíamos los mismos de antes, restregando nuestras erecciones en todo momento, ya no podía más y lo separe bruscamente empujándolo al otro lado de la pared. Luís se quedo sorprendido y hasta un poco molesto por mi ataque hasta que comprendió lo que planeaba. Su cuerpo... todo excitado, suspirando muy rápido y sin dejar de sonreír me señalaba que su pene estaba completamente erecto y me arrodille frente a él para comenzar a restregar mi rostro en su entrepierna, su perfume me embriagaba pero sabía que lo que habría adentro me gustaría mucho más, abrí su cremallera e introduje mi mano para poder tocar su verga por encima del bóxer, estaba gruesa y tan dura como la recordaba, llegue a la punta un poco húmeda y comencé a masturbarlo un poco rápido mientras Luís se recostaba completamente contra la pared.

  • Sigue... Ufff... sigue.

  • ¿No quieres más? – mi voz se escuchaba perversa.

  • Chúpamela... – decía en voz baja.

  • ¿Qué?

  • ¡Chúpamela!

  • Jajaja.

De nuevo con un par de movimientos bruscos su pene salía por el pantalón mostrándose erguido, hermoso como recordaba, lo sostuve con una mano y con emoción comencé a darle una gran lamida de la base hasta la punta y la introduje en mi boca comenzando a chupar... Luís colocó ambas manos en mi cabeza para darme un ritmo lento, me la tragaba y disfrutaba de su textura, calor y sabor de nuevo mientras lo veía desde el suelo, Luís sonreía como un bobo excitado – le encantaba –, quería tragármela completa – Luís también lo quería – pero hacia muchos meses que no me tragaba una verga y se me hizo muy difícil haciendo que me atragantara. Él me hacia una lenta follada mientras me sacaba mi pene por el pantalón para masturbarme, yo también deseaba placer y quería que me complaciera así que con mucho ímpetu le finalicé la mamada con una gran chupada que hizo que sus piernas flaquearan y casi cayera, yo me levante para besarlo y que él mismo recordara a que sabia su verga, pero poco le duro el gusto ya que yo también deseaba lo mío, le coloqué ambas manos en sus hombros e hice de mala manera que se arrodillara para que quedara a nivel de mi verga y mi glande rozara sus labios, Luís aceptaba mi verga también... tal vez no con las mismas ganas que yo pero daba un esfuerzo para metérsela...

  • Ufff si... ¡Sí! – una caliente boca alrededor de mi pene era lo que necesitaba.

Lamidas, un par de besos y coloque mis manos en su cabeza para clavar mi pene en su boca, Luís lo había hecho conmigo y yo necesitaba descargar mi semen... en ese momento recordaba que no me masturbaba desde hacía mucho, tenía pocos sueños húmedos y mis bolas estaban llenas de néctar. Me masturbaba con su mano al mismo ritmo que se tragaba mi pene y yo estaba en la gloria.

  • Luís... ¡Luís!

Me faltaba poco para terminar... no podía aguantar mucho pero como siempre... o era mí mala suerte o nuestros encuentros sexuales estaban malditos... se abrió la puerta bastante rápido, sentí una fuerte chupada y el roce de sus dientes en mi pene que me causo mucho dolor. Una luz nos cegó un poco, era un chamo de la fiesta que entraba en el depósito, tenía su celular en sus manos y por su sorpresa no se esperaba para nada lo que veía, Luís salió del shock y corrió hacia el chamo para tomarlo de la corbata y azotarlo contra el suelo cerrando automáticamente la puerta que sostenía. Yo no podía salir de la sorpresa y solo veía los dos cuerpos revolverse en el piso, mi pene aún estaba erecto por la imagen que veía, Luís golpeaba al chamo brutalmente en el abdomen y la cara... no había sangre pero seguramente dejaría una marca, vi el celular del chamo en el piso y lo tomé para afirmar lo que se me vino a la mente. El chico nos había tomado una foto. Cuando Luís se dio cuenta del celular, se alejo del chamo, vino a mí y sin pensarlo mucho estrelló el celular contra el suelo destruyendo la pantalla, le dio un par de pisotones para luego respirar agitado, me miro por unos segundos y luego al chamo en el piso, delgado, un poco alto, de pelo oscuro y piel pálida, parecía de nuestra edad pero no sabía quién era. Después de unos segundos más, Luís se guardo su verga ya flácida de vuelta a sus pantalones y yo hice lo mismo.

  • Vámonos.

  • Pero... – no me escuchó, pero lo tomé del brazo – espera, no podemos dejarlo allí.

  • Eso le pasa por meterse donde no le llaman. Vámonos.

Fue muy preocupante, el chico en el suelo parecía inconsciente, le temblaban un poco las manos, yo por un momento pensé en esperar a que el chico despertara y pedirle que no dijera nada de lo que vio, hasta podría comprarle un teléfono nuevo, pero cuando le iba a contar mi plan a Luís, él salía del cuarto sin mirar atrás...

---*---

  • ¿Dónde estabas?

  • ...

  • Responde, Andrew.

  • ¡Déjame en paz, Arturo! No quiero hablar de eso.

  • Ahhh así es la vaina... – ya estaba alejándose lentamente.

  • No no no te vayas... coño déjame pensar...

No sabía si contarle a mi amigo sobre lo que había pasado en el depósito, al momento en que salí por la puerta – dejando solo e inconsciente al chico –, no pude ver en qué dirección se fue Luís y por suerte para mí nadie estaba cerca de la puerta al momento de salir ya que la mayoría estaban disfrutando de la música bailando, camine con mucho nerviosismo hacia los sanitarios y mirando a todos lados para poder pensar en paz.

Al momento de entrar me alegre ya que no había absolutamente nadie, revise cada cubículo y entré al último cerrando la puerta apoyándome en el separador. Después de sentirme como un príncipe toda la noche se había roto el “encantamiento”, Luís la había cagado – de nuevo – completamente con su forma de reaccionar... me preocupaba bastante el otro chico pero, me preocupaba mucho más lo que fuera a decir si alguien le preguntaba que había pasado cuando lo vieran. Si me veía era más que obvio que podría reconocerme por mi traje blanco y contar todo, mis nervios aumentaron haciendo que mis piernas flaquearan sentándome en el excusado. Unas tontas lagrimas comenzaron a salir pero las seque con mis mangas, era un tonto momento de debilidad que no podía soportar, respire profundamente un par de veces y me levante pero alguien entro al baño e instintivamente me subí al excusado quedándome en silencio sin moverme, fueron unos pocos segundos y la persona que entro salió rápido. Deje mis estúpidas “habilidades de espía” a un lado y me baje del excusado saliendo del cubículo, me vi en el espejo, no estaba demacrado ni nada parecido pero si tenía los ojos un poco enrojecidos, me lavé la cara y salí de los sanitarios y fue cuando me encontré a Arturo.

  • ¿Qué tienes que pensar? Ahora que volviste con Luís, vas a sufrir como un imbécil – me advirtió con ganas –, vas a sufrir.

  • No... no hemos vuelto.

  • No te creo.

  • Arturo... solo, quiero irme, estoy cansado.

  • ¿Ya? Es muy temprano, son las 2:00 am.

  • ¿Sí? – verifique en mi reloj impresionado porque el tiempo haya pasado volando – pero igual... quiero irme ya.

  • De acuerdo, voy a llamar a Aquiles.

  • Espera... – le detuve mientras miraba a todos lados – ¿Y Luís?

  • ...

No me respondió mirándome molesto y salió del salón para llamar a su hermano, no podía creer todo lo que había pasado, también me sentí un tanto culpable por perderme parte de la fiesta. Cintia estaba en el centro de la pista bailando con algunos chicos y yo no pude hacer otra cosa más que sonreír, cuando me vio ella me llamó pero yo simplemente me negué, así que se acercó a mí.

  • ¿Qué te pasa hermoso?

  • Cintia me siento mal, algo no me cayó bien... Arturo también está un poco mareado.

  • Pero... ¿Qué dices? – parecía bastante indignada – ¡No puedes irte!

  • Yo... lo lamento, en verdad me siento mal.

  • ¡Increíble! Mi corte real se desmorona.

  • Ahhh ¿Qué?

  • Me estoy quedando sola... Manuel lo único que hace es estar sentado con su celular, Richard y Luís se fueron hace nada y ahora ustedes... me voy a tener que quedar sola con mis primas.

  • ¿Luís se fue?

  • Aja... casualmente también se sentía mal – decía mientras me miraba de forma inquisitiva - ¿Qué casualidad, no crees?

  • Pues... sí, un poco.

  • Tienes que quedarte – repuso –, eres mi príncipe esta noche, imposible que te vayas.

- Ragazza, en serio me siento mal.

  • Pero ¿Qué tienes?

  • Yo...

  • Andrew – Arturo llegaba a salvarme el pellejo –, el pendejo de mi hermano está en La Guaira, va a tardar en llegar.

  • ¡PERFECTO! Y como es obvio que los dos se sienten bien... vamos a ¡bailar!

- Shit... ­ – pensaba mientras me jalaban a la pista.

Lo siguiente fue la Hora Loca... y en verdad no comenzó muy bien, mis ganas de irme no me dejaron disfrutar en ningún momento, música a todo dar, gente gritando y bailando, la pista llena de luces y globos de colores, a pesar de que bailaba y tomaba como loco no podía festejar como deseaba. Todo cambio cuando un grito se escucho sobre la música, algunos se concentraron en dirección hacia... ¡EL DEPÓSITO!... ¡SHIT SHIT SHIT! estaba completamente aterrado la gente seguía agrupándose para que luego salieran dos hombres cargando al mismo chico inconsciente, todos estábamos sorprendidos mientras veíamos como se llevaban al chico fuera del salón, Arturo me miraba y luego al chico y al depósito, parecía demasiado confundido yo trate de retroceder pero Cintia me tenía agarrado del brazo muy fuerte.

  • Papá ¿Qué pasa? ¿Y ese chico?

  • Es el hijo de la señora Lucia, lo encontraron desmayado, lo van a llevar a la enfermería. Tiene unos golpes en la cara. Creo que intentaron robarle, porque su celular estaba en el piso destruido.

  • ¡Dios mío! – gimió Selena a nuestro lado.

  • Yo voy a ver qué pasa... ustedes continúen con la fiesta.

Y su padre se fue. Seguido de según pensaba la madre y el padre del chico. De nuevo mi nerviosismo aumentaba y fui al bar a pedir un shot de ron que me causó un ardor tranquilizador... Arturo me miraba y se acercó a mí tomándome por los hombros.

  • ¿Qué te ocurre?

  • Yo... fui yo.

  • ¿Ah?

  • En realidad fue Luís. Él le pego a ese chamo.

  • ¡Mierda! Pero ese chamo estaba inconsciente.

  • Lo sé... lo sé, tengo miedo de que hable y diga lo que paso.

  • Pfff... buena esa... – se quedó callado unos segundos mirando hacia la puerta principal – ¿Por qué le pego?

  • Pues...

  • Responde coño.

  • Ya ya... – y lo acerqué para susurrarle al oído – nos vio mientras Luís me hacia una mamada.

Debo decir que la cara de Arturo fue un poema y luego cambio a un semblante molesto, me alejo de un empujón y salió del salón yo no sabía qué hacer, si perseguirlo y explicarme... si ir con Cintia que hablaba con sus primas o hasta podía ir con Manuel que seguía sentado en una mesa alrededor de unas botellas y con mirada perdida. Obviamente decidí dejar respirar a mi amigo y tratar de alegrar al que estaba a punto de volverse alcohólico.

  • Hey... ¿estás bien?

  • ¿Tú también vas a preguntar lo mismo?

  • No te veo bien – le decía mientras me sentaba a su lado.

  • ¿Cómo quieres que esté? – me preguntaba mientras tomaba un trago de cerveza – mi novia me dejo y ahora me engaña con un marginal del barrio... puta esa.

  • Oye... cálmate primero, tú terminaste con ella. Y Richard es tu amigo.

  • Ese marico no es mi amigo ¡Que se vaya al carajo el malandro ese!

  • ¡Manuel!

  • ¿¡QUÉ!? – me grito levantándose.

  • ¡Actúas como un idiota!

  • ¡Yo hago lo que se me dé la gana!... y ahora lárgate, no quiero verte.

No quise contestarle más... no era su noche y con la bebida era peor. Fui con Cintia y sus primas otro rato, Victoria me pregunto por Arturo pero yo la ignore completamente, la fiesta se había estropeado un poco por el incidente con el chico ya que no dejaban de hablar de él, hasta el DJ hacia un par de bromas mientras nos invitaba a bailar. Baile un par de canciones con mi Ragazza pero seguía con los ánimos por los suelos, me lo seguía repitiendo en la mente... la noche había comenzado muy bien, pero... estaba teniendo un giro asqueroso. Ya cuando iba a pedir otro trago mi celular vibraba: “Aquiles llego, muévete”... pfff Arturo estaba molesto y mandón.

  • Ahora si me voy Cintia...

  • Bueno... está bien... ya que “te sientes mal” – expresaba sarcástica.

  • Jajaja... lo lamento.

  • Igual tenemos que hablar.

  • ¿De qué?

  • De algo... pero ya será el lunes. Recuerda es importante.

  • Ahhh ok... como quieras jajaja... oye y recuerda que nuestra ropa está en la habitación.

  • Descuida, mañana alguien ira a buscarlas y las dejará en la casa de cada uno, mi mamá ya pensó en todo.

  • Jajajaja ok, gracias.

  • Te amo hermoso...

  • Y yo a ti Ragazza...

Le di un suave beso en los labios y un fuerte abrazo despidiéndome de ella. Salí del salón y camine lento por el vestíbulo hasta llegar a la puerta donde un carro rojo brillante me esperaba.

El conductor era el hermano mayor de Arturo, Aquiles Duarte, puedo decir con propiedad que si Artie tenía cuerpo de modelo, su hermano no se quedaba atrás, de hecho su cuerpo estaba más desarrollado que el de su hermano esculpido por dioses, con sus grandes músculos, bello rostro, hermosa sonrisa con dientes perlados y ojos azules que podían enamorar a cualquiera, algo que me llamo la atención desde que era chico era su tatuaje que se hizo a los 13 años en su pierna derecha con las letras HERCUSEX – fusión de Hércules y sexo obviamente, el personaje que le representaba y su gran amor por el sexo –, Aquiles venía de la playa y por eso solo llevaba un short playero y estaba sin camisa mostrando su perfecto torso – increíble que la policía no lo detuviera –. Era obvio que Aquiles estaba bueno, de la misma edad de Matty – estudiaron juntos – pero obviamente no todo estaba bien con él... tenía un grave defecto y es que era un completo cretino. Si Arturo tenía complejo de superioridad su hermano le había dado cursos de cómo serlo.

  • ¿Cómo estas niño?

  • Hola, Aquiles.

  • Móntate pues... que me quiero ir.

  • Ya voy.

Ya cuando estaba adentro, arranco el carro sin dejarme cerrar la puerta, se le notaba un poco ebrio pero parecía seguro de sí mismo al momento de conducir entre los coches a 100 km/h, Arturo estaba callado mirando por la ventanilla, intente hablar con él pero me ignoraba suspirando.

  • Qué bonito te ves de blanco.

  • G-gracias.

  • Entonces niños... ¿Cómo les fue?

  • ...

  • Nos fue bien – contesté por ambos.

  • Me alegro... aunque pudieron esperar hasta las 6:00 am para llamarme... estaba en algo importante, niños.

  • ¡Deja de llamarnos niños coño!

  • Uyyy, Arturito está arrecho Jajajajajajajajaja... será mejor que me trates bien carajito, o te dejo en la autopista.

  • ¡Hazlo, marica! – le retó.

  • ¡Bueno! – sorpresivamente detuvo el carro en plena autopista y se bajo para abrirle la puerta a Arturo - ¡Bájate pues!... ¡BÁJATE! – le gritaba mientras trataba de jalarlo por las piernas.

  • Conduce ya imbécil... llévanos a casa. Estás ebrio...

  • ¡¡¡Jajajajajajajajajajaja!!!

Yo simplemente estaba sin palabras y miraba a todos lados viendo la escena y rogando que ningún carro nos chocara, por fin Aquiles había terminado con la broma de intentar sacar a su hermano del carro y entro de nuevo siguiendo el camino con una boba sonrisa, yo trate de consolar a Artie pero él lo único que hacía era esquivar todos mis toques.

  • Entonces Andrew, ¿Cómo van las novias?

  • Ahhh... mmm allí, bien.

  • ¿Cuántas te has cogido? – iba a contestarle algo, pero no me dejo continuar – Ufff... estaba ahorita a punto de cogerme a tres y vienen ustedes a cortarme el rollo con la llamadita, pero como soy tan buen hermano vine a buscarles como prometí.

  • Ehhh g-gracias.

  • Me hace falta una mamada... si me vieran la verga.

Artie y yo nos tensamos quedándonos en silencio.

  • ¡Jajajajajajajajaja! Calma niños, ya voy a buscar con quien satisfacerme...

  • Esta ebrio... – murmuro Artie por lo bajo.

Cuando por fin llegamos a su apartamento dejo el carro mal estacionado y salió en dirección a la reja principal, nosotros le seguíamos en silencio hasta el ascensor. Tenía la misma sonrisa boba que estaba comenzando a molestarme... pero lo que más me inquietaba era la gran erección que su short no dejaba nada a la imaginación. Arturo apartaba la mirada con la cara completamente roja hasta que llegamos al último piso y salimos del ascensor.

  • Bueno como prometí los traje a casita, niños.

  • Ya vete, Aquiles.

  • Jajajajajaja ya me voy a buscarme un culito – repetía con voz alegre abriendo la puerta y dándonos paso a su apartamento – bueno mis niños cuídense, yo regreso en la mañana.

Para mi sorpresa, Arturo abrazo a su hermano y Aquiles también le respondía el abrazo con fuerza y le besaba la cabeza, completamente irreal y nada comparado a lo que había pasado en la autopista.

  • Cuídate – decía en medio del abrazo.

  • Yo sé hermanito – le dio otro beso mas y termino el abrazo –... vayan a la cama a dormir, nos vemos en la mañana, chao.

  • Chao – repetimos ambos en el dintel de la puerta.

El ascensor se cerró y la puerta de la casa también lo hizo, Arturo se apoyo un poco en la puerta y luego se volteo a mirarme.

  • Que escena más rara... – pero no pude decir más, mi amigo se lanzo a mi boca.

Fue inesperado... caliente... pero más que nada, intenso... muy intenso.

  • Te dije que te quería – me dijo al terminar el beso.

  • ¿Qué haces?

  • Ya te lo dije. Te quiero Andrew.

… Y volvió a besarme apasionadamente.

---*---

NdA: No se olviden de valorar y comentar – si ustedes quieren, claro –. Nos leemos la próxima semana.

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