12.2 Noche de fiesta en Lille

Para mí ha sido suficiente y veo perfectamente el propósito de estos reservados, y el papel que hace tanto chico guapo en el local, son hermosos prostitutos vendiendo sus cuerpos a los clientes que pasan sus noches en el local de Lucas.

Hemos venido en el coche a Lille para ir familiarizándonos con el camino, antes habíamos desayunado previendo que igual no podíamos hacerlo al llegar, y por haber quedado a una hora muy temprana para comenzar las visitas. Aparcamos el coche y comenzamos nuestro trabajo en las dos inmobiliarias con las que habíamos quedado, después de muchas visitas no había algo que nos dejara satisfechos y decidimos que volveríamos si no encontrábamos alguna casa mejor y que cumpliera con nuestras expectativas.

Como no trabajan a la tarde quedamos en volver el lunes y ver dos casas que piensan, según su opinión y después de lo mucho que hemos visto, que pudieran convenirnos.

Tomamos una pequeña comida en un bar a base de dos platos combinados y después del café nos dedicamos a andar por la ciudad sin un propósito concreto, como turistas ya que no podíamos trabajar, no conocíamos nada de ella y ahora es el momento de contemplarla y sin alejarnos mucho de donde hemos dejado el vehículo estacionado.

Sobre las seis de la tarde emprendemos el camino de vuelta, hemos comprobado que se tarda una hora desde el hotel que está en el centro de Béthune al centro de Lille, y es mucho tiempo, habrá que valorar todas las cosas antes de tomar una decisión sobre el lugar en el que tendré que residir durante año.

Hacia las siete y algún minuto, estamos en nuestras habitaciones y yo me tiro en la cama a descansar, sin dormir pero a descansar el cuerpo, estaba arrepentido de haberle dicho a Evans que iría con ellos a Lille haciendo el viaje otra vez, pero  tampoco me vendrá mal para animarme según decía mi madre.

Me había duchado y esmeré la elección de mi ropa para estar guapo, me apliqué abundante colonia de Nico y ahora también mía, me había pasado rápidamente la maquinilla de afeitar y me miré en el espejo, pensé que no estaba mal para salir una noche de fiesta con gente que no conocía, me gusté a mí mismo y luego me lo confirmaría mi madres, muy partidista para ver todo lo que se refiriese a su hijo.

Fui a la habitación de mi madre, estaba con su cuaderno y me pidió que le llevara el portátil, quería trabajar un poco y enviar algunos correos. Hice lo que me pedía, eran casi las 10 y sonó el teléfono de la habitación, llamaban de recepción para decirme que me estaba esperando Evans.

Volví a la habitación de mi madre para despedirme con un beso y escuché las recomendaciones habituales, de que tuviera cuidado, de si llevaba dinero y al final pude coger el ascensor.

En recepción estaba Evans con el personal que había en el mostrador, sus compañeros de los que se despidió y vino hacia mí, me tendió la mano que estreché y se me quedó mirando, yo también a él, nos habíamos sorprendido mutuamente.

-¿Y tus amigos?  -le pregunté mientras caminábamos hacia la salida.

-Nos esperan fuera, a la entrada del parking.

-¿Es necesario que lleve mi coche?  -lo mío parecía un interrogatorio y en este caso era preciso porque no había bajado las llaves.

-Tenemos el coche de mi amigo Lorian, no necesitamos el tuyo.  –en verdad lo prefería, no me apetecía conducir de noche por carreteras desconocidas.

Nos acercamos al parking, estaban dos chicos al lado de un deportivo amarillo charlando entre ellos y apoyados en la carrocería del vehículo, nos estuvieron mirando mientras nos aproximábamos y se pusieron derechos. Me parecieron muy jóvenes, diría que más jóvenes que Evans, muy bien vestidos, con ropas juveniles pero se les aprecia que eran caras y de marcas.

Evans me los presentó como Lorian y Alan, me tendieron sus manos con una sonrisa, tenían las manos muy finas y cuidadas y en sus rostros no había vestigio alguno de barba, como si estuvieran sabiamente maquillados.

El llamado Lorian abrió la puerta del deportivo con techo corredizo, ¡esto era un coche y no el mío!, solo disponía de dos puertas y Evans y yo pasamos a los asientos de atrás. Alan se volvió y comenzamos a hablar mientras su amigo conducía, me preguntaba sobe el motivo de mi estancia en Béthune, imagino que la curiosidad nos dominaba a todos. Después de algunas preguntas de ese tipo, la conversación decayó, salíamos de la ciudad y volvimos reanudar la charla.

-Hablas muy bien el francés, mejor que nosotros quizá.  –miraba a la carretera mientras hablaba y no podía ver más que su perfil, bellísimo por cierto.

-No es extraño, vuestro francés tampoco es que sea muy bueno, igual es debido a la influencia del flamenco y la cercanía de Bélgica.  –no pretendía faltarles pero tampoco que se lo tomaran a broma.

Soltaron una carcajada los tres y tengo que reír yo también contagiado, Alan vuelve la cabeza, de sus pestañas penden dos lágrimas que restaña pasando la mano.

-Tienes toda la razón. –y continúan riendo.

Ahora ya hablaban los tres y tengo que intervenir muy poco, solamente cuando me preguntan sobre algo, deben de ser los  chicos que viven en la misma casa de Evans, hablan de compras y gastos, se dirigen bromas y es un trío que parece llevarse a las mil maravillas.

Llegamos a Lille y nos metemos en el tráfico,  dejamos el coche en un parking subterráneo y vamos paseando por la calle, entramos en una cafetería y Alan y Lorian piden agua como bebida, Evans una cerveza y yo agua como ellos, después de un rato volvemos a salir, llegamos a la puerta de una disco, hay un portero o guarda grandote, los debe conocer porque les saluda y sonríe a Evans, tampoco pone pegas para que entremos y Evans me sujeta del hombre para dirigirme.

Es un local muy grande, con una pista enorme de baile central, con mesas a su alrededor y a la izquierda un largo mostrador un poco retirado y más alto, hay que subir varios escalones desde la pista de baile, el mostrador no está del todo ocupado y nos dirigimos allí, hay grupos bailando en la pista, de momento el volumen de la música no es muy alto.

Evans se dirige a un barman que está en la barra, se dan la mano y los otros dos le saludan con un gesto. Evans me sujeta del brazo para indicarme que le siga y vamos los cuatro hacia un lateral y en una mesa de las más alejadas, la zona está más oscura, tomamos asiento. En este lugar hay varias mesas ocupadas a nuestro alrededor, son chicos jóvenes todos ellos y saludan a mis nuevos amigos, van muy  bien vestidos y son realmente guapos, deben frecuentar el lugar porque todos se conocen.

Terminamos de sentarnos cuando llega un camarero y van pidiendo sus bebidas de raros nombres, nunca los he escuchado y me hago entender para pedir una tónica con unas gotas de ginebra y limón exprimido, nadie para quieto y sentados en la mesa, van de una a otra saludando a los que están sentados allí, sobre todo Evans que parece conocer a casi todo el mundo y ser amigo de todos, le tratan como  un amigo pero con marcado respeto.

El camarero vuelve con las bebidas y trae algunos platitos con frutos secos y galletitas saladas, lo sirve y se marcha, el ruido va in crescendo y cada vez se hace más difícil el hablar si no es a gritos.

Alan me agarra de la mano y señala hacia la pista de baile indicándome que vayamos, me pongo en pie y le sigo, Evans y Lorian vienen detrás, veo que otros chicos de las mesas cercanas tampoco están ya en sus asientos.

Al principio me siento un poco cortado, pero cierro los ojos y me dejo llevar por la música que suena moviéndome a su compas, al cabo de unos momentos la siento en mis músculos y me muevo sin cesar comenzando a disfrutarla, siempre me ha gustado bailar aunque no lo haga a menudo.

Miro a uno de los que bailan que lo hace muy bien, lleva de pareja a un chico delgado y más bajo al que parece dirigir, no puedo apartar mis ojos de ellos lo hace de maravilla, sus manos dirigen el cuerpo de su pareja sujetando sus caderas o cintura en sensuales y eróticos movimientos, si yo bailara con él me sentiría encantado.

Así pasan unas cuantas piezas y estoy comenzando a sudar, he perdido de vista a la pareja que tanto me gustaba y abro los ojos para ver que estoy casi en la mitad de la pista, algunas parejas bailan abrazados para descansar sus cuerpos. Evans extiende las manos hacia mí, entiendo el significado y me sujeto a sus hombros y él pasa sus brazos por mi cintura, acopla su cuerpo al mío para seguir a la vez el ritmo de lo que suena y apoyo mi barbilla en su hombro.

-Bailas muy bien.   –río muy quedo en su cuello.

-Me gusta y tú tampoco lo haces mal, pero he visto una pareja divina, sobre todo el que dirigía el baile.  –me sujeta contra él pegando nuestros cuerpos hasta ser uno, para ir, en un solo movimiento sinuoso y magnífico, notamos el movimiento de nuestros músculos al mover el cuerpo a través de la ropa sudada.

Al cabo de un rato volvemos a bailar sueltos y luego regresamos a nuestra mesa, aquí siguen las bebidas, ahora hay mucho público y creía que no íbamos a encontrar nuestros asientos, algunos de los jóvenes que estaban a nuestro alrededor han desaparecido o se mezclan con hombres un poco mayores, hay parejas de jóvenes y grupos de hombres y chicas mezclados.

Estamos los cuatro descansando, han vuelto Lorian y Alan, bebiendo de nuestros vasos y se acerca un hombre que sujeta por el hombro a Evans, este se vuelve y con una enorme sonrisa se pone en pie y abraza al nuevo personaje, es alto y fuerte, de cara redonda y con mofletes, barba recortada con el pelo muy corto y rojizo.

Hace un gesto con su mano dirigiéndose a Alan y Lorian que se ponen de pié y se despiden con un “luego nos vemos”. Les veo dirigirse hacia la parte donde está el mostrador y de repente han desaparecido de mi vista.

Evans me señala y el hombre adelanta su mano, tengo que levantarme para estrechársela, adivino que Evans está dirigiéndose a mí para decirme el nombre del sujeto pero no consigo entenderle.

Cuando se marcha y Evans toma asiento a mi lado, bebe un largo trago de su vaso, el mío contiene aún la mitad de la bebida, se inclina hacia mí para acercarse a mi oído y me pide.

-Salgamos a dar una vuelta y tomar el aire, luego volveremos.  –me parece lo mejor para descansar la cabeza

Me sujeta de la mano y va tirando de mí, cuando salimos noto el frescor de la noche, se despide del portero y caminamos por la calle ahora con poca gente.

Sé que no debía preguntarlo pero no resisto mi curiosidad.

-¿Y Alan y Lorian?  -Evans levanta la vista del suelo y sin mirarme, dirigiendo su mirada a lo lejos.

-Ahora están trabajando, los encontraremos luego.  –fue escueto en su respuesta y entendí que no debía seguir preguntando.

Callé y me comí mi curiosidad, eran asuntos que no me incumbían y al parecer Evans no quería hablar.

Cogimos un taxi y Evans le dio una dirección al chofer, en unos minutos estábamos en el centro de Lille, me gustaba mucho, sí, me sentía muy bien paseando por sus calles ahora de noche, seguramente durante el día habríamos estado por aquí mi madre y yo, pero no reconocía casi nada.

Nos metimos en una calle más pequeña y llegamos ante un bar al que Evans me invitó a entrar, en el mostrador saludó a un camarero que se encontraba atendiéndolo, parece que también lo conocía.

Tenía que haber vivido en Lille para conocer a tanta gente, me llevó hasta una mesa y me explicó que había estado trabajando en ese bar, y que ese camarero era el propietario. Pidió para mí lo mismo que había tomado, o mejor dicho, que había dejado sin tomar en la disco.

Comenzó a hablarme de cómo vivía con sus amigos, lo bien que se llevaban y que eran como sus hermanos, compartían los gastos y todo lo que había en la casa, llevaban más de un año viviendo juntos y que realmente era difícil vivir en casas compartidas si no se tenía una gran amistad con los que se convivía,

Conocía a Alan y Lorian desde hacia tiempo por su trabajo, aquí se interrumpió, al parecer ya había hablado bastante y luego le hablé un poco de mi. El motivo de mi viaje porque iba a trabajar en una empresa de la zona durante un año.

Se despidió del propietario del bar y nos invitó a lo que habíamos tomado, recordé que tampoco habíamos pagado en la disco, al menos el dinero no había salido de mi bolsillo.

-Evans, tienes que decirme lo que te debo, no he pagado nada en toda la noche.

-Yo tampoco, excepto el taxi, ahora pagas tú el de vuelta y con eso es suficiente.

-¿Y lo que hemos tomado en la disco?

-Eso va a cargo de Lucas, el que te presente, él es el encargado y socio.

Bien, antes no le había entendido cuando me lo presentó, se llama Lucas y nos había invitado a la consumición, era preferible vivir en Lille antes que en Béthune, aunque solo fuera por gozar de estos privilegios.

El taxi nos llevó de vuelta a la disco, cuando llegamos al mostrador uno de los empleados se acerco a Evans y le dijo algo al oído que no pude escuchar.

-Es Lucas, me está buscando necesita que le haga un favor, te dejo un momento solo, voy a subir para saber qué es lo que desea, pide lo que quieras para beber, estas invitado.

Se marcha hacia unas cortinas que camuflan el acceso a alguna parte, un barman me pregunta si deseo algo y le digo que no, que estoy esperando. Me dedico a observar a la gente que pulula por la sala. Vuelvo a ver a algún chico que antes había desaparecido bailando en la pista y la música me lleva, muevo mis pies al ritmo de la música, volvería a bailar pero tengo que esperar a Evans.

Con mi vista fija en los bailarines, observando sus contorsiones y movimientos corporales, no me he dado cuenta de que un señor se ha colocado a mi lado, tiene un vaso alto en su mano y me mira con insistencia, está muy bien vestido, sin chaqueta pero con camisa de seda gris perla y pantalones negros, aparto mi mirada pero por el rabillo del ojo veo que se me acerca. Tiene las facciones agradables y gotas de sudor en su frente, le miro cuando me habla amablemente.

-¿Tú eres nuevo?, no te había visto por aquí.  –el alcohol le ha hecho su efecto y está un poco bebido, no pronuncia muy bien además de que por el ruido no logro entenderle, acerco mi cabeza a él para que me hable al oído y me repite la misma frase.

-No soy de aquí, estoy invitado por unos amigos.  –se lo digo casi gritando y cerca de su oído, se ríe y llama haciendo señas al barman, le pide una nueva consumición para él y me pregunta, ahora también a gritos, que le diga al barman lo que quiero tomar.

Está resultando gracioso el momento y el individuo es agradable, le digo que no quiero tomar nada.

-¿Vas a empezar a trabajar aquí?  -me coloca un brazo en el hombro en un exceso de confianza.

-No, no he venido a trabajar.  –se separa unos pasos y me mira de arriba abajo y de abajo arriba, se le va a caer el vaso y se lo sostengo para dejarlo en el mostrador.

-No te han querido contratar, ¿eh?, ¿dónde tendrá la vista esta gente? Hablaré con Lucas, no nos vamos a perder un chico tan guapo como tú.  -hace señas al barman para que se acerque y antes de que llegue tengo a Evans a mi lado.

El cliente pasa su brazo por los hombros de Evans.

-¿Qué haces aquí?, ¿has vuelto a tu antiguo trabajo?, mira este chico, Lucas no le quiere contratar, tengo que hablar con él.  –Evans le habla al oído  y el señor se queda un poco perplejo abriendo los ojos como platos.

-Disculpa, ya me dice Evans que eres su amigo, pero es una lástima, aquí ganarías mucho dinero, te llenaríamos los bolsillos.

Evans se despide de él y tira de mi mano para que le siga, me lleva detrás de las cortinas donde él había desaparecido antes, hay un largo y ancho pasillo y casi enfrente las puertas de dos ascensores, introduce una tarjeta en la ranura en uno de ellos que no tiene botones y se abren las puertas.

-Vamos que Lucas se ha tenido que marchar, tenemos que vigilar el local hasta que vuelva.  –dentro del ascensor sí que hay una botonera con tres pulsadores, presiona el botón marcado con el número dos y en unos segundos se detiene.

A la salida del ascensor hay un pasillo similar al que hemos dejado, un hombre vestido de negro tipo gorila viene hacia nosotros y habla con Evans, este le pide que nos encargue algo para beber y comer, no puedo evitar que pida para mí lo que estoy bebiendo toda la noche y llegamos ante una puerta que abre con llave, el hombre camina por el pasillo con paso rápido.

-Es del servicio de seguridad del negocio. -vuelve a llevarme sujeto del brazo para que entre en la estancia.

Nos encontramos en un despacho muy amplio, tiene una mesa de trabajo con cuatro sillones, dos en cada lateral, a un costado hay una mesa más grande para seis personas y tres sofás muy grandes haciendo una U, el recinto es muy elegante, tapizado en colores crema claro un poco más oscuro que la tapicería de los sofás y los sillones de la mesa de reuniones, los de la mesa de trabajo son de cuero marrón.

Evans se sienta en uno de los sillones de la mesa de trabajo, de un lateral de la mesa se acerca una especie de teclado que coloca delante de él, tiene botones e interruptores y comienza a moverlos, en silencio me hace señas para que me siente en el sillón que hay a su lado y llego hasta él.

Miro lo que él está observando, encima de la puerta por donde hemos entrado y a sus costados, tiene cuatro pantallas de televisión, una más arriba de la puerta que está apagada y dos en cada lateral, éstas están encendidas, muestran distintos aspectos de la sala una de las pantallas que a veces alterna con tomas del pasillo de entrada al local, las otras tres vigilan las cajas registradoras, donde los camareros van a entregar los importes que van cobrando para entregar a los que hacen de cajeros.

Conecta otro interruptor y se ilumina la pantalla que está encima de la puerta, va realizando tomas rápidas de unos segundos de tiempo, y quedo asombrado de lo que veo, muestra habitaciones no muy grandes, como reservados muy bien puestos y cómodos con cama incluida.

Lo que despierta mi sorpresa son las imágenes que se muestran, son chicos que están en situaciones comprometidas, en distintas posturas practicando sexo con hombres, alguno totalmente desnudos siendo sodomizados, o practicando fellatios con sus cabezas entre las piernas de sus parejas. Sin hablar entiendo lo que Evans me esta diciendo.

Entre ellos creo ver a Lorian y Alan, los amigos de Evans, un hombre está abrazando a Alan y besándole en la cara mientras le va desnudando, deja la imagen fija y confirmo que se trata realmente de Alan, mira cuidadosamente las acciones que se van desarrollando, Alan desnuda al sujeto, y aunque la imagen es en un tercer plano, se ve la gran verga que Alan comienza a mamar arrodillado a los pies del individuo y este inclinado masajea el culo del muchacho.

Luego sujeta su rostro con las manos y le folla salvajemente la boca, no tengo tiempo de precisar más, coloca el sistema como estaba, pasando las imágenes en ráfagas que no dan tiempo a la contemplación del detalle, miro la cara de Evans, un rictus crispado la desfigura y pienso que no ha sido de su agrado lo que estaba mirando.

Para mí ha sido suficiente y veo perfectamente el propósito de estos reservados, y el papel que hace tanto chico guapo en el local, son hermosos prostitutos vendiendo sus cuerpos a los clientes que pasan sus noches en el local de Lucas.

Me he quedado con la boca abierta y giro mi cabeza para mirar a Evans que tiene su vista fija en mí. Vuelve a pulsar el interruptor y la pantalla se apaga volviendo el negro y la nada.

Ha quedado claro su propósito de decirme, sin palabras, lo que quería saber cuando salíamos a la calle. Este es el motivo de que Lorian y Alan no nos acompañaran, porque tenían que trabajar.

Llaman a la puerta, está cerrada con llave y Evans se levanta para abrirla, es el de seguridad con las bebidas, la comida se limita a los consabidos frutos secos y, ahora como novedad, hay un plato de patatas fritas. Lo deja sobre la mesa y cierra la puerta de nuevo al salir.

Vuelve a conectar la pantalla. La mira con fijeza y aparto los ojos de él para volverlos hacia la pantalla, manipula en el tablero y la imagen se detiene en uno de los reservados, Lorian está allí y debe de acabar de entrar, lleva de la mano al hombre que estuvo con nosotros en la barra, comienza a quitarle la camisa acariciando su cara y su pecho cubierto de áspero pelo, luego se va desnudando él mientras su cliente se sienta en una butaca, es un modelo de belleza, todo él perfecto y hermoso como un dios, blanco como el mármol que parece brillar por la extremada finura de su piel. Vuelve a poner las imágenes como estaban pasando rápidamente y se levanta de la mesa.

-Ven Daniel bebamos allí que estaremos más cómodos.  -me señala los tres sofás en U que tienen una mesa en medio, donde el hombre gorila ha dejado las bebidas y los platos de comida, tomo asiento en uno de los sofás laterales y él se sienta enfrente de mí.

Vamos comiendo en silencio y bebiendo nuestras bebidas, prefiero el agua y le pregunto si hay algún baño cercano, me señala una puerta que no había observado, la abro y me encuentro con un lujoso baño, tiro lo que contiene el vaso y lo lleno con agua del grifo.

No puedo apartar los ojos de Evans que no me mira, sigue comiendo con parsimonia,  luego levanta la cara, deja su mirada fija en mí observándome muy serio.

-Sí, ya lo habrás adivinado, también yo trabajé aquí y hacía lo que ahora hacen ellos, era un prostituto. No tenía otra opción, o puede que la tuviera y escogiera lo más fácil.  –le interrumpo alargando mi mano para que guarde silencio.

-A mi no me tienes que justificar nada.  –hace un gesto con su mano quitando importancia a la conversación.

-No quiero justificarme para nada, logré escapar de esto, pero Lucas  y sus socios invirtieron en mí y debía pagar mi peaje, como todos.

-¿Y ese peaje consiste en…?   -volvía a preguntar otra vez cuando sabía que no debía hacerlo y además lo adivinaba.

-Eres muy listo Daniel, y es exactamente lo que estas pensando, en traerles nuevos trabajadores que hagan la labor que esperaban de mi, con la que me comprometí y si es mayor el número mejor.

-¿Iba a ser yo parte de ese peaje?   -saca una risa sorda y me mira con una chispa de alegría burlona en los ojos.

-Ahora te equivocas, aquí no hay trata de blancas, todo es voluntario, a cambio de buen dinero. Y además, tú no vales para esto por muy bueno que estés.

-Solamente quería que vinieras para poderte conocer y que pasaras un buen rato, no sé cómo explicarlo, te miro y me deslumbras, llamaste mi atención desde el momento que os vi aparcar el coche en el parking. Las cosas se han torcido y has visto más de lo que tú y yo esperábamos.

Alargo mi mano por encima de la mesa, para que la coja con la suya y se la estrecho con fuerza.

-Evans, yo tengo pareja.  –ahora su sonrisa es más ancha y está a punto de reír, los ojos le brillan de júbilo.

-Otra vez vuelves a equivocarte, ya no resultas tan listo. Tienes otras cosas además de una cara bonita y un culo precioso que han tenido éxito entre los clientes de la casa como he podido comprobar. Me gusta cómo eres, como te desenvuelves y también tu físico y más cosas, pero no pienses mal, o bien, según como se mire.

Dejamos de hablar unos minutos que se hacen eternos.

-Ahora si quieres puedes volver a bajar y bailar, también he podido ver que lo haces muy bien y te gusta, van a ser dos horas más hasta que Lucas termine el trabajo que tiene que hacer y vuelva, nadie te va a molestar, ya saben que eres amigo mío y por extensión de Lucas.

Retiro mi mano que aún sostiene la suya, y miro el mullido sofá sobre el que me siento.

-Si no te importa me tumbaría esas dos horas y no te molestaré, me siento muy cansado.

-Sí, aprovecha el tiempo.  –su sonrisa me tranquiliza y no tengo miedo de él, desconozco el motivo pero me inspira una confianza total.

Me quito los zapatos y me recojo en el sofá, adopto la posición fetal muy encogido y de verdad que los ojos se me cierran, los abro cuando noto que algo me pasa por el rostro.

Evans está extendiendo una manta pequeña encima de mi cuerpo. Y casi no atino a darle las gracias.

-¡Gracias Evans!  -creo que las palabras no llegaron a salir de mi boca.

Cuando despierto Evans está sentado junto a mi cabeza y al otro lado, sentado en el otro sofá  está Lucas mirándome curioso.

-Venga, vamos que nos esperan ya con el coche a la puerta. –me sacude suavemente del hombro para que me levante.

Evans me acompaña al baño sujetándome del brazo, voy dando trompicones como si estuviera borracho, pero es el sueño que me vence, lavo ligeramente mi cara para despejarme.

En el despacho permanece Lucas de pie y me tiende su manota derecha, la izquierda la pasa por mis hombros.

-Puedes venir cuando quieras a divertirte, pero no me llenes el local de amigos si no vienen a trabajar o a consumir.  -se echa a reír, también Evans y yo solo sonrió.

-Gracias Lucas, por todo.  –su trato con Evans es íntimo aunque profesional, deben colaborar de alguna manera

Le que me dijo es cierto, el coche deportivo amarillo está en la entrada, Lorian está fuera y Alan nos espera ya sentado en su asiento, pasamos a la parte trasera.

Vuelvo a caer en el sueño con mi cabeza sobre las piernas de Evans. Cuando llegamos al hotel sus amigos se despiden en la entrada y Evans me acompaña a recoger mi llave y hasta la habitación, se la señalo.

-No me importa si duermes aquí conmigo.  –a estas horas creo que es lo mejor que podría hacer.

-Que tengas bonitos sueños, aquí no está permitido eso, ¿quieres que me echen del trabajo?, mañana tengo fiesta a la mañana y podré dormir en mi cama.

Sin pensarlo me tiro en la cama vestido y no me importa arrugar la ropa que ya necesita ser lavada y planchada, pero de eso se encargará mi madre.

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Me han despertado unos suaves golpes en la puerta. Me levanto y me encuentro como me tiré en la cama, vestido y desaliñado. Abro la puerta a mi madre, llega muy elegante para ir a misa, enseguida ha localizado donde tiene los oficios. Me ayuda a quitarme la ropa y me cubre con la sábana desnudo.

-No te levantes hasta que yo vuelva para ir a comer.  -y me vuelvo a dormir hasta las 12:30 que ella regresa.

Me preparo y salimos del hotel a comer en un restaurante, después tomamos una infusión, a veces caen algunas gotas de lluvia. Hemos traído el paraguas que me compró para el coche, uno de esos de plexiglás transparente, ella siempre tan previsora y ha acertado.

Paseamos por el centro de la ciudad y volvemos al hotel, tenemos que trabajar, ella preparando el plan de trabajo para los siguientes días, yo quiere revisar el capítulo 8 de Viento del Este, para mandarlo publicar y editar estas notas para escribir lo que falta.

He conseguido, más o menos corregir ese capítulo pero no he terminado las notas, lo pasado ayer a la noche es larguísimo.

Cuando bajamos y pasamos por la cafetería para ir al comedor, Evans está en la barra sirviendo a unos clientes, nos hace un gesto de saludo con la mano.

Estoy extrañado de que mi madre no me haya preguntado nada sobre la noche pasada, esperará a que sea yo el decida referírselo, y no se la forma de hacerlo sin incurrir en sectarismos y juicios de valor con lo que yo he interpretado y lo que resulte cierto.

Cenamos ligeramente y en la cafería tomamos un té. Cuando voy a la barra Evans me dice que mi madre no le ha preguntado por lo pasado anoche o si lo pasamos bien, ¿cómo se lo va a preguntar si no sabe francés?, me mira y me encojo  de hombros, a mi no me ha preguntado nada y cuando le hable le diré que muy bien y nada más.

Volvemos a la habitación después de despedirnos de Evans, hablo con Nico que está en Madrid y pasará unos días allí, tiene que llegarse a la Universidad en Barcelona para retirar la documentación que precisa para París.

Hablamos mucho tiempo y nos entretenemos contándole mis experiencias de anoche sin extenderme en los detalles. Trabajo un rato y definitivamente me meto en la cama a dormir, mañana es domingo y no hay mucho que hacer.

El sábado fuimos a un Banco para abrir una cuenta, tengo que atender los gastos que genere en Francia y pueda hacer los ingresos necesarios. Los problemas son los mismos que en U.K., además se hacen un lío tremendo, ¿por qué no voy a domiciliar mi nómina?, ¿por qué me la pagarán en Leeds?, y sobre el pago de impuestos, y lo más importante que debo tener un domicilio para abrirla.

Continuará…