12 años deseando a Patricia

No podia creer lo que me estaba sucediendo.. con la mujer de mi amigo..

Conocí a Patricia hace más de 12 años. Ella tendría unos 25, y como ahora, era una chica muy atractiva. Morena de pelo negro, con unos grandes ojos del mismo color, y una sonrisa maravillosa. Delgada y con buen pecho, y una elegancia natural fuera de lo común.

Patricia era la novia de mi buen amigo Germán, y así me la presentó. Pasó a formar parte de nuestra pandilla y salíamos habitualmente de copas. Algunas noches, se quedaban a dormir en nuestra casa tras la farra, y esas noches yo escuchaba sus gemidos mientras follaban. Cierto es que, dada mi gran estima por Germán, ni se me pasaba por la imaginación intentar nada con ella. Pero al mismo tiempo, escuchar sus gemidos más íntimos me producía una excitación tan grande que me acercaba al mismo lado de la puerta, que habitualmente no quedaba completamente cerrada, y me masturbaba mientras escuchaba esos jadeos. Me masturbé así una docena de veces, y muchas decenas más a lo largo de todos estos años recordando aquellas sensaciones.

Estos largos años han pasado y lo que eran quedadas prácticamente todos los fines de semana, pasaron a ser menos frecuentes cuando tuvieron a su hijo, hará ocho años. Desde entonces, una cena mensual y un plan más casero, tranquilo y relajado. Pero siempre hemos tenido un cariño mutuo grande y sus abrazos de despedida o bienvenida cada vez que quedábamos me han permitido ir guardando dentro de mi algún roce de sus pechos, algún beso que se ha escapado más hacia dentro o hacia fuera de lo normal. Y vuelvo a repetir que sin intención alguna de nada que fuera más allá de lo que estoy contando. Qué le voy a hacer, soy un tipo fiel a sus amigos de verdad!! ;)

El fin de semana pasado el viejo grupo organizó una quedada a cenar y tomar una copa, y me apunté. Hacía tiempo que no nos veíamos todos. Eramos 14, habíamos quedado en un buen restaurante del casco viejo de Madrid, y al llegar encontré a algunos de ellos en la puerta fumando un cigarrillo. Allí estaba Patricia, que me contó que Germán había tenido que salir de viaje para todo el fin de semana, y con un guiño añadió “así que vas a tener que cuidar de mi hoy!”. Aunque dicho así pudiera sonar como una indirecta, se que no lo era. Delante del resto de amigos, lo dijo con cariño casi fraternal. Ni pensé en ello más.

La cena fue divertida, y ella estaba, la verdad, muy guapa. Le ha sentado bien su madurez, y mantiene la frescura de hace unos años. Llevaba un vestido amarillo pálido suelto, pero que dejaba intuir sus curvas. En fin, de ahí fuimos a tomar una copa a un bar que estaba abarrotado y mientras nos abríamos paso hacia la barra yo la llevaba detrás. Sentí varias veces la tersura de su pecho presionado contra mi espalda o mi hombro por el barullo de gente, y eso me excitó. Tras la segunda copa, algo pasada la medianoche y a riesgo de que me tachasen de seta, me marche. No quería arriesgar a que se me fuera la cabeza en la ausencia de Germán. Me despedí de todos, incluida ella, que me proporciono un gran abrazo y un par de besos que me terminaron de poner en órbita.

No suelo ir de putas, pero estaba demasiado excitado y se me ocurrió parar en una de esas zonas, y pagar por una masturbación, o una felación, mientras pensaba en Patricia. Me pareció buena idea. Allá me encaminé, y entre dos rubias y tres morenas que andaban por allí, elegí la que me pareció que mas se podría aproximar al físico de Patricia, aunque ni de lejos se le parecía. Se subió a mi coche, aparcamos en un lateral, y comenzó a tocar esa polla que ya venía durísima. Yo imaginé que no era ella quien me la tocaba, y después me la comía, y aunque no fue la gran experiencia sexual de mi vida, si que disfruté eyaculando porque con mis ojos cerrados había conseguido imaginar mucho más de lo que estaba pasando.

Hasta ahí, pensé, y saliendo para casa. Me despedí y mire el teléfono por inercia, y me sorprendió ver un mensaje de Patricia, si.. era raro pero allí estaba. Me pedía que si podía, le llamase. Y por supuesto lo hice inmediatamente, pensando que podría tener algún problema.

Cogió el teléfono y me habló con tono cariñoso. “Donde estás?”, me preguntó, y como dudé, debí tartamudear, y ella se anticipó y me dijo “No te preocupes, Luis, hoy me puedes contar lo que sea y mañana nos olvidamos, te parece? y para que sientas que es así, yo te puedo contar donde estoy yo, y te aseguro que es un sitio inconfesable.. te parece?”.

Me dejo aturdido.. pero dije que de acuerdo. Entonces me dijo que estaba muy cerca de mi. Con su voz cálida, y hablando lentamente, me dijo que había notado algo especial cuando nos habíamos despedido, y que había salido detrás de mi y me había seguido con el coche. Que la disculpase, pero que me había seguido hasta donde ahora estaba, y que había visto como me metía en el coche con mi acompañante y que le había dado morbo, y se había acercado a mirar como me lo hacía. Que la disculpase, pero que ella sabía que yo había hecho eso con ella hacía muchos años, y que ella se había masturbado muchas veces, a lo largo de estos años, recordándolo. Y que hoy se había corrido apoyada en el coche, mirando por la ventanilla como yo descargaba mi semen…

Estaba tan sorprendido que no supe que decir. Entonces ella siguió. “Vamos, hagamos los dos como que esta noche no ha pasado nada, no te preocupes. Estás bien”. Contesté que si, que solo estaba sorprendido, y que no había ningún problema. Entonces ella me dijo que “pero si te parece podemos extender el olvido a lo que pase a lo largo de toda esta noche, no?”.

Entre en el juego, por supuesto, y le dije que si. Colgamos los teléfonos y nos vimos unos metros más allá. Sentí un deseo animal por poseer a esa mujer, que tanto había deseado a lo largo de los años. Me tomó de la mano, la llevó sobre su pecho, que ya no llevaba sujetador, y pude sentir lo que, entendí, llevaba todos esos años deseando sentir. Llevé una mano a su vientre y pude sentir el calor que emanaba de su vulva. Levantó la cara y me besó, pasó la lengua por mis labios y después por la mía, mientras mi mano levantaba su falda y comprobaba que también se había quitado ya las braguitas. Su humedad seguía ahí, desde que había estado masturbándose mirándome, y deje que apoyara su espalda en el coche, me arrodille y comencé a degustar ese precioso y sabroso coño. Comenzó a gemir, y gemía igual que en mis pajas de juventud. Mi lengua exploraba todos sus recovecos, y sentí que se iba a correr. Me encantó escucharlo, y sentir como vibraba su cuerpo. Volví a besarle, mientras ella agarraba mi polla en su mano. Estaba a punto de reventar. No pude aguantar más, retiré su mano, le levante su pierna con mi brazo y busque su calidez. Entre en ella suavemente, sintiendo como perforaba cada milímetro de su intimidad. Llegué hasta el fondo, retrocedí de la misma manera, y entonces empecé a bombear como una máquina, de adelante atrás y de atrás adelante, hasta el fondo y sacando la polla casi completamente de su coño. Ella chorreaba, por todas partes. Salivaba y derramaba su saliva en mi boca, y su coño era una auténtica fuente. Se corrió otra vez, y ahí ya no pude aguantar más, y mientras la besaba, llene su coño de mi leche caliente.

Descansamos unos minutos, estábamos exhaustos los dos. Cuando recuperamos el aliento, me dijo que ella no había hecho eso nunca, serle infiel a Germán, y que no lo repetiría. Y que para una vez que lo hacía le gustaría hacer realidad la mayor fantasía que tenía, y me pidió que lo hiciera con ella. Le pregunté cuál era y me dijo que quería follar con varios hombres a la vez.

Me excitó la idea. Pero no sabía donde conseguir aquello a las dos de la madrugada. Me habló de un club de intercambio, pero ninguno de los dos habíamos estado en ninguno. Terminamos buscando en internet, y nos encaminamos al que nos pareció más chulo.

CONTINUARA!! Si os gusta, claro :)

Conocí a Patricia hace más de 12 años. Ella tendría unos 25, y como ahora, era una chica muy atractiva. Morena de pelo negro, con unos grandes ojos del mismo color, y una sonrisa maravillosa. Delgada y con buen pecho, y una elegancia natural fuera de lo común.

Patricia era la novia de mi buen amigo Germán, y así me la presentó. Pasó a formar parte de nuestra pandilla y salíamos habitualmente de copas. Algunas noches, se quedaban a dormir en nuestra casa tras la farra, y esas noches yo escuchaba sus gemidos mientras follaban. Cierto es que, dada mi gran estima por Germán, ni se me pasaba por la imaginación intentar nada con ella. Pero al mismo tiempo, escuchar sus gemidos más íntimos me producía una excitación tan grande que me acercaba al mismo lado de la puerta, que habitualmente no quedaba completamente cerrada, y me masturbaba mientras escuchaba esos jadeos. Me masturbé así una docena de veces, y muchas decenas más a lo largo de todos estos años recordando aquellas sensaciones.

Estos largos años han pasado y lo que eran quedadas prácticamente todos los fines de semana, pasaron a ser menos frecuentes cuando tuvieron a su hijo, hará ocho años. Desde entonces, una cena mensual y un plan más casero, tranquilo y relajado. Pero siempre hemos tenido un cariño mutuo grande y sus abrazos de despedida o bienvenida cada vez que quedábamos me han permitido ir guardando dentro de mi algún roce de sus pechos, algún beso que se ha escapado más hacia dentro o hacia fuera de lo normal. Y vuelvo a repetir que sin intención alguna de nada que fuera más allá de lo que estoy contando. Qué le voy a hacer, soy un tipo fiel a sus amigos de verdad!! ;)

El fin de semana pasado el viejo grupo organizó una quedada a cenar y tomar una copa, y me apunté. Hacía tiempo que no nos veíamos todos. Eramos 14, habíamos quedado en un buen restaurante del casco viejo de Madrid, y al llegar encontré a algunos de ellos en la puerta fumando un cigarrillo. Allí estaba Patricia, que me contó que Germán había tenido que salir de viaje para todo el fin de semana, y con un guiño añadió “así que vas a tener que cuidar de mi hoy!”. Aunque dicho así pudiera sonar como una indirecta, se que no lo era. Delante del resto de amigos, lo dijo con cariño casi fraternal. Ni pensé en ello más.

La cena fue divertida, y ella estaba, la verdad, muy guapa. Le ha sentado bien su madurez, y mantiene la frescura de hace unos años. Llevaba un vestido amarillo pálido suelto, pero que dejaba intuir sus curvas. En fin, de ahí fuimos a tomar una copa a un bar que estaba abarrotado y mientras nos abríamos paso hacia la barra yo la llevaba detrás. Sentí varias veces la tersura de su pecho presionado contra mi espalda o mi hombro por el barullo de gente, y eso me excitó. Tras la segunda copa, algo pasada la medianoche y a riesgo de que me tachasen de seta, me marche. No quería arriesgar a que se me fuera la cabeza en la ausencia de Germán. Me despedí de todos, incluida ella, que me proporciono un gran abrazo y un par de besos que me terminaron de poner en órbita.

No suelo ir de putas, pero estaba demasiado excitado y se me ocurrió parar en una de esas zonas, y pagar por una masturbación, o una felación, mientras pensaba en Patricia. Me pareció buena idea. Allá me encaminé, y entre dos rubias y tres morenas que andaban por allí, elegí la que me pareció que mas se podría aproximar al físico de Patricia, aunque ni de lejos se le parecía. Se subió a mi coche, aparcamos en un lateral, y comenzó a tocar esa polla que ya venía durísima. Yo imaginé que no era ella quien me la tocaba, y después me la comía, y aunque no fue la gran experiencia sexual de mi vida, si que disfruté eyaculando porque con mis ojos cerrados había conseguido imaginar mucho más de lo que estaba pasando.

Hasta ahí, pensé, y saliendo para casa. Me despedí y mire el teléfono por inercia, y me sorprendió ver un mensaje de Patricia, si.. era raro pero allí estaba. Me pedía que si podía, le llamase. Y por supuesto lo hice inmediatamente, pensando que podría tener algún problema.

Cogió el teléfono y me habló con tono cariñoso. “Donde estás?”, me preguntó, y como dudé, debí tartamudear, y ella se anticipó y me dijo “No te preocupes, Luis, hoy me puedes contar lo que sea y mañana nos olvidamos, te parece? y para que sientas que es así, yo te puedo contar donde estoy yo, y te aseguro que es un sitio inconfesable.. te parece?”.

Me dejo aturdido.. pero dije que de acuerdo. Entonces me dijo que estaba muy cerca de mi. Con su voz cálida, y hablando lentamente, me dijo que había notado algo especial cuando nos habíamos despedido, y que había salido detrás de mi y me había seguido con el coche. Que la disculpase, pero que me había seguido hasta donde ahora estaba, y que había visto como me metía en el coche con mi acompañante y que le había dado morbo, y se había acercado a mirar como me lo hacía. Que la disculpase, pero que ella sabía que yo había hecho eso con ella hacía muchos años, y que ella se había masturbado muchas veces, a lo largo de estos años, recordándolo. Y que hoy se había corrido apoyada en el coche, mirando por la ventanilla como yo descargaba mi semen…

Estaba tan sorprendido que no supe que decir. Entonces ella siguió. “Vamos, hagamos los dos como que esta noche no ha pasado nada, no te preocupes. Estás bien”. Contesté que si, que solo estaba sorprendido, y que no había ningún problema. Entonces ella me dijo que “pero si te parece podemos extender el olvido a lo que pase a lo largo de toda esta noche, no?”.

Entre en el juego, por supuesto, y le dije que si. Colgamos los teléfonos y nos vimos unos metros más allá. Sentí un deseo animal por poseer a esa mujer, que tanto había deseado a lo largo de los años. Me tomó de la mano, la llevó sobre su pecho, que ya no llevaba sujetador, y pude sentir lo que, entendí, llevaba todos esos años deseando sentir. Llevé una mano a su vientre y pude sentir el calor que emanaba de su vulva. Levantó la cara y me besó, pasó la lengua por mis labios y después por la mía, mientras mi mano levantaba su falda y comprobaba que también se había quitado ya las braguitas. Su humedad seguía ahí, desde que había estado masturbándose mirándome, y deje que apoyara su espalda en el coche, me arrodille y comencé a degustar ese precioso y sabroso coño. Comenzó a gemir, y gemía igual que en mis pajas de juventud. Mi lengua exploraba todos sus recovecos, y sentí que se iba a correr. Me encantó escucharlo, y sentir como vibraba su cuerpo. Volví a besarle, mientras ella agarraba mi polla en su mano. Estaba a punto de reventar. No pude aguantar más, retiré su mano, le levante su pierna con mi brazo y busque su calidez. Entre en ella suavemente, sintiendo como perforaba cada milímetro de su intimidad. Llegué hasta el fondo, retrocedí de la misma manera, y entonces empecé a bombear como una máquina, de adelante atrás y de atrás adelante, hasta el fondo y sacando la polla casi completamente de su coño. Ella chorreaba, por todas partes. Salivaba y derramaba su saliva en mi boca, y su coño era una auténtica fuente. Se corrió otra vez, y ahí ya no pude aguantar más, y mientras la besaba, llene su coño de mi leche caliente.

Descansamos unos minutos, estábamos exhaustos los dos. Cuando recuperamos el aliento, me dijo que ella no había hecho eso nunca, serle infiel a Germán, y que no lo repetiría. Y que para una vez que lo hacía le gustaría hacer realidad la mayor fantasía que tenía, y me pidió que lo hiciera con ella. Le pregunté cuál era y me dijo que quería follar con varios hombres a la vez.

Me excitó la idea. Pero no sabía donde conseguir aquello a las dos de la madrugada. Me habló de un club de intercambio, pero ninguno de los dos habíamos estado en ninguno. Terminamos buscando en internet, y nos encaminamos al que nos pareció más chulo.

CONTINUARA!! Si os gusta, claro :)