12. Anécdotas… – Tony… El Solitario. (1° Parte)

Conoceremos profundamente la historia de un niño de 10 años... los celos que interfieren en la vida de estos hermanos.

NdA: Disculpen la tardanza pero creo que por lo largo del capítulo y lo que se revelará compensará todo... ¡A LEER!

---*---

Noviembre de 2004

  • Mmm... Siii... ahhh sigue...

  • Por dios... Luís... cállate, nuestros papás ahhh – sentía su lengua por mi cuello.

  • Jajajaja...

Mi chico y yo estábamos en mi habitación besándonos... – que novedad, jajaja – había otra pequeña reunión de negocios pero solo con nuestros padres. Mi madre se había ido de compras y mi hermanito... no sé, debía de estar en su cuarto... nos habíamos quitado las franelas y nuestros calientes torsos se tocaban, las manos de Luís no dejaban de acariciarme y mientras más experimentábamos, los muros que había levantado mi chico iban cayendo rápidamente, una de sus manos paso por mi nalga apretándola haciendo que gimiera dentro de su boca, para agradecerle lo único que se me pudo ocurrir fue morder su labio de nuevo – me encantaba hacerle eso –.

  • Que rico ese culo...

  • Mmm Luís... jajajaja... mira quién habla.

Rodamos, quedando yo abajo y él arriba, yo fui más “valiente” que él y pase mis manos por debajo de su jean negro y apreté esas nalgas lo más fuerte que pude, mi chico me miró sorprendido y hasta un tanto nervioso mientras sus nalgas estaban bajo mis manos, yo solo pude sonreír de forma perversa y volver a sobar ese culo que me tenía loco desde hacía meses.

  • ...Éste culo me encanta – le dije susurrándole.

  • Ahhh... ahhh – con los movimientos que hacía, nuestras pelvis se acariciaban mutuamente – sigue...

  • Mmm... ¿te gusta?

  • Joder que sí... deja de preguntar pendejadas...

  • Te quiero.

  • Y yo.

Volvíamos a besarnos fogosamente, sus pezones pequeños y oscuros estaban bastante duros presionando en mi pecho subí mis manos alejándolas de sus preciosas nalgas para de nuevo acariciar su espalda, mi chico estaba haciendo unos movimientos certeros con su hermosa verga apretada en sus jeans, nos separamos un poco haciendo que se quedara arrodillado en mis piernas, pase mis manos adorando su pecho y apretando uno de sus pezones, hasta que llegue a su jean y comencé a abrirlo, primero el botón para luego bajar el cierre...

  • ¿Lento? – le pregunte esperando.

  • Al carajo Andrew... estoy caliente... pajéame...

  • Ufff si... ¡Gracias, Dios!

Cumplí sus ordenes y con un par de movimientos bajé un poco su pantalón y bóxer mostrándome su bella verga. La tomé en mi puño y comencé ese ritual subiendo y bajando mi mano, de la boca de Luís salían pequeños sonidos sexuales... me recordaban mucho a las pornos gays que había visto últimamente.

  • Luís... vamos... ahora tú... – comencé subiendo mi pelvis debajo de él.

  • Jajajajajaja... pero no dejes de tocarme.

  • Mmm... mientras nuestros papás hacen negocios abajo... ahhh – le decía besándolo.

  • Jajaja si... tú y yo hacemos negocios aquí arriba... mmm – su deliciosa lengua se enredaba con la mía.

Desde que había llegado a casa, nuestros padres se habían encerrado en el despacho y mi chico y yo habíamos subido corriendo a mi habitación, cerrando la puerta, quitándonos las franelas para lanzarlas por allí y lanzándonos en la cama. Ahora Luís me bajaba el mono deportivo, también negro, que llevaba y junto con mis bóxers mojados con mi semen, mi pene salió erguido y nos masturbábamos mutuamente. Mi única meta era acariciar ese duro y caliente mástil para por fin ver a mi chico acabar, mis manos seguían un mismo camino desde su cuello, pasando por su pecho, por su abdomen, llegando a su gran culo para amasarlo y luego regresar por el mismo camino, Luís se estaba cansando de esa posición así que me pidió cambiar, él terminó acostándose y yo colocándome encima en la misma posición que estaba antes...

  • Maldita sea... que bello eres cabrón...

  • Jajajajajaja y tú también pendejo...  – me seguía pajeando y pasando su mano por mis bolas – Ayyy Luís... Luís...

  • Mmm sí... ¡Sí!

  • ¡SHHH! Cabrón... recuerda que no estamos solos carajo – le dije cerca, pero el idiota no entendía.

  • Sigue... mi amor ... sigue...

  • ¿Ahora soy... tu amor?...

  • Claro...

  • Significa que somos... ¿novios?

  • Jajaja... Sí... pero, bésame coño.

Me acosté completamente sintiendo como nuestros penes erectos y mojados se unían causándonos vibrar de placer, no entendía como no se nos había ocurrido lo de quitarnos nuestras camisas. Sentir nuestro calor me hacía pensar que estaba más cerca de mi amor como nunca antes. Éramos unos chamos calientes deseando acabar y poder llegar al orgasmo mutuo... y luego se me ocurrió algo... algo que no había hecho con Luís pero si con otros... probarlo... probar su deliciosa verga, mi chico estaba tan caliente que para ese momento no iba a negar mi propuesta de hacerle una mamada... no me importaba si él no me hacia el favor de vuelta, con tal de que me dejara...

  • Luís... Luís... – le dije gimiendo...

  • Mmm... mmm ¿sí?

  • No te asustes... por fa...

  • ¿Q-qué?... ¿Qué vas a hacer?

- Mi amor... calma...

  • Ok...

Fui descendiendo, sonriendo de forma perversa aspirando su aroma, una colonia muy varonil fusionada con un poco de sudor y a líquido pre seminal. Cuando llegué frente a su pene lo miré detalladamente, de un tono de piel más oscuro que la que tenía... era grueso, hermoso... lo tomé en mis manos y lo halaba para luego soltarlo rebotando contra su pelvis... hice un par de veces se movimiento y lo examiné de nuevo, una gran vena le salía desde la base hasta llegar a la punta del pene donde el glande estaba brillante y babeando... mi chico no dejaba de mirarme hipnotizado, pero el que estaba bajo un embrujo era yo que no dejaba de mirar esa deliciosa verga y aspirar ese aroma que me volvía loco, mi mente tenía lista la siguiente orden que debía cumplir, meter esa verga en mi boca de un solo golpe.

  • ¿Puedo?...

  • Sí... sí, mi amor ...

Sonreímos felices, cuando abrí mi boca y me iba a clavar esa verga alguien tocó la puerta.

- ¡ANDY! ¿Puedo pasar? ¡Ábreme! – mi hermanito quería molestar, sin lugar a dudas.

  • Maldita sea...

  • Joder... – dijo Luís suspirando.

  • ¡Ahora no Tony!

- Pero quiero jugar...

  • ¡Estamos ocupados!... ¡Vete!

- ¡Pero Andyyy!

  • ¡Tony, déjanos en paz! – seguía discutiendo aún con la verga de mi chico en mi mano.

- ¡Le voy a decir a papá! – me gritó detrás de la puerta.

  • Qué idiota... – le dije a Luís que me miraba, su pene había perdido un poco en su erección así que lo tomé entre mis manos para volverlo a poner bien duro.

  • No no... para... para...

  • No me jodas Luís...

  • Andrew... espera coño – me lo iba a meter en la boca pero un brusco movimiento en mi cabeza jalándome el pelo me detuvo.

  • Carajo... ¿Qué?

  • ¿Y si tu papá viene?

Me quedé así frustrado con su verga ya flácida en mi mano, mi chico tenía razón el idiota de mi hermano seguro ya estaba hablando con papá y seguro vendría a fastidiarnos... mi hermanito si jode coño, me levanté de la cama y me subí el mono busqué mi franela blanca en el piso y me la puse. Luís seguía aun con su jean y bóxer por los tobillos mirándome apoyado en sus codos desde la cama, su mirada decía lo mismo que sentía yo... a mi parecer jamás llegaríamos al orgasmo juntos...

  • Vamos... párate idiota... que nuestros papás pueden venir...

  • Ya... lo sé. Lo lamento Andrew.

  • Sí claro.

Luís se levanto de la cama y se iba a subir el jean... pero no lo dejé, me acerqué rápido y me arrodillé. Sin dejarnos pensar más, me metí su pene en mi boca comenzando a chupar, sintiendo su sabor un poco amargo pero sin lugar a dudas y sorprendiéndome sabia delicioso... Luís dio un gemido un poco agudo y me tomó de la cabeza, pero no para alejarme si no para que siguiera, su verga empezaba a despertar y en pocos segundos ya estaba dura, como había dicho, su pene era igual al mío pero el de él era más grueso, igualmente solo me entraba la mitad mientras acariciaba sus ricas nalgas... no iba a dejar que mi chico se fuera de mi casa sin llegar al orgasmo así que chupaba y lo sacaba de mi boca para poder pasar la lengua en toda su longitud, Luís me miraba respirando agitado y mordiendo sus labios así que me lo tragué completo, Luís volvió a gemir y su verga palpitó, me jaló del pelo alejándome de su pelvis, pero yo con mis manos aún en su culo lo acerqué más y llegó al orgasmo dentro de mi boca, sentía algo cálido y delicioso dentro de mí mientras mi chico suspiraba por lo bajo. Fue una mamada rápida, cuando me soltó de la cabeza, me saqué su verga de la boca con una chupada dejando a mi chico rendido, sentándose en mi cama.

  • Perdóname... quería... tenía que hacerlo...

  • Ufff... que mamada... maldito... que rico la chupas.

  • Tu primera mamada... tenía que dártela yo.

  • Gracias... gracias... mi amor ... Ufff como te quiero.

Le di un beso enterrando mi lengua en su boca y pasando un poco de su semen que aún quedaba dentro de mi boca. Luís se quedó quieto saboreando y luego entendiendo el nuevo sabor que estaba probando...

- ¡YA LUÍS SE VA! – dijo la voz chillona de Tony pateando la puerta – ¡PAPÁ ESTÁ MOLESTO CONTIGO!

  • Ese niño si jode... – dije molesto.

  • Déjalo tranquilo... es tu hermanito... y quería jugar.

  • Pues no puede jugar a esto – dije señalando su entrepierna.

  • No jajajaja... vamos – dijo levantándose y subiéndose el jean.

Le di su franela rayada roja con azul que estaba tirada en el suelo y se la colocó rápido.

  • ¿Qué no vas a bajar?

  • Pues no – mi mano volvió a mi mono mostrando la silueta de mi pene aún erecto.

  • Ufff... perdona, debí ayudarte.

  • Cálmate... que cuando te vayas puedo acabar yo solo...

  • Mierda – dijo con desilusión.

  • Hey hey... descuida que para la próxima me tienes que complacer tu a mí.

  • Ammm... – pensó no muy convencido – ¿una mamada?

  • Afff... ya vete idiota.

  • Disculpa... – dijo rascándose la cabeza, pero luego se acercó a mí y me dio otro beso – te quiero mi amor... en serio.

  • Yo igual jajaja... “ mi amor ”, me agrada eso.

  • Lo sé, pero ya sabes, solo entre tú y yo.

  • ¡Ya, vete!

Luís abrió la puerta y salió rápido con una sonrisa, su papá comenzaba a llamarlo, esperaba que no se diera cuenta de que estaba un poco desarreglado y también tenía ese pequeño aroma de sexo que había dejado impregnado en mi habitación. Yo salí rápido y me encerré en el baño, en frente del lavamanos me bajé el mono y mi verga salió, solo bastaron un par de minutos y unas caricias en mi ano para llegar al orgasmo llenando la losa 5 con chorros de leche blanca y espesa unido a las inconfundibles vibraciones en todo mi cuerpo.

Esperé unos segundos para calmarme y pensar feliz en lo que había hecho. Por fin... por fin había probado la deliciosa verga de mi chico... al carajo las mamadas con Arturo, esto no lo cambiaba por nada, ya deseaba verlo a solas de nuevo, aún sentía el sabor de su rico semen en mi boca y quería más. Me subí el mono y abrí la llave de agua dejando que mi leche se fuera por el drenaje y limpiando un poco el desastre que había hecho, después me lavé las manos, la cara... y pensándolo un poco mejor me cepillé los dientes y terminé saliendo del baño, cuando estaba en el pasillo miré en dirección a su puerta cerrada y molesto caminé hacia allí para hablar con mi hermanito...

  • Se puede saber ¿qué coño te pasa?

  • Nada... – dijo con la mirada fija en la televisión, mientras jugaba con su Xbox con su pijama verde puesto – ¡Vete de mi cuarto!

  • ¿No querías jugar?

  • ¡Ya no!... ¡Te odio!

  • No seas niño Tony...

  • ¡VETE! – me dijo con una voz un tanto transformada, nada infantil.

  • Tony... entiende coño, Luís y yo queríamos estar solos.

  • Luís y tú... Luís y tú... – seguía con la mirada fija en el televisor.

  • Sí, Luís y yo... ¿Por qué no llamas a tus amigos para jugar?

  • ...

  • ¿Tony?... te estoy hablando... – seguía callado – Eres un niño... no vas a entender, enano.

Mi hermano lanzó su control al piso y se levanto de la cama. No me miraba, pero se acercó a mí rápido empujándome y con una fuerza que desconocía para sus 10 años me sacó de la habitación y cerró la puerta de un golpe. En menos de un minuto mi padre subía las escaleras con su traje de negocios beige con la mirada molesta.

  • ¿Qué pasa? – me dijo en ese mismo tono amenazante.

  • No sé... Tony está loco.

  • Anthony... abre la puerta en éste momento – dijo mi padre con un par de golpes – ¡Anthony!

Tony abrió la puerta y mi padre entró sin siquiera esperar a que se abriera completamente, iba a seguirlo, pero luego la cerró rápido dejándome solo en el pasillo. Podía escuchar a mi padre hablar bastante fuerte y luego a mi hermano gritando, después de unos segundos escuche unos extraños sonidos, luego a mi hermanito gritar y mi padre salir de la habitación, pude ver que mi hermano que estaba acostado en su cama llorando y pataleando.

  • Ven acá... – mi padre me tomó del hombro empujándome.

  • ¿Qué pasa papá?

  • No entiendo porque no puedes tratar bien a tu hermano – me dijo furioso y cerrando la puerta de mi cuarto.

  • Pero papá yo no hice nada.

  • Andrew. Anthony bajó interrumpiendo mi reunión con Reinaldo. Casi cerrábamos el trato y tuve que aplazar la reunión de nuevo – no dejaba de mirarme molesto – sólo porque tu no podías jugar con tu hermano en paz.

  • Disculpa papá, pero le dije que Luís y yo estábamos ocupados.

  • Resuelvan ese problema entre ustedes, yo tengo mejores cosas que hacer – dijo abriendo la puerta y saliendo – y abre la ventana, este cuarto huele... – se quedó callado un segundo – horrible.

  • Ehhh sí – dije rojo lleno de vergüenza.

  • Andrew – dijo mi padre suspirando – por favor, trata bien a tu hermano menor. Se responsable, debes cuidarlo en todo momento. Por extraño que parezca, Mathew si ha hecho eso contigo.

  • Lo haré papá...

Mi padre terminó de irse de mi habitación y abrí la ventana... él tenía razón en ambas cosas, primero, el cuarto tenía ese olor a sexo que me daba un poco de vergüenza al pensar que mi padre se diera cuenta de lo que hice con Luís aquí. Y bueno... también tenía razón en que debía tratar bien a mi hermanito... maldición, ya lo había pensado antes, no podía seguir tratándolo de esa forma... Mathew es el hermano más genial del mundo y yo debía serlo igual para Tony. Salí de mi habitación y fui a la de mi hermano pero tenía el seguro puesto y no se escuchaba nada... lo mejor era dejarlo en paz para hablar con él luego...

---*---

Pero ese “Luego” no llegó hasta una semana después... Tony me ignoraba completamente, para mi hermanito, yo no existía, ni siquiera me hablaba frente a nuestros padres y me dolía bastante, traté un par de veces de hablar con él pero cuando entraba en su habitación – sin tocar – me ignoraba y se acostaba en su cama, lo llamaba y le decía cosas pero no recibía ninguna respuesta. El momento más incomodo era cuando íbamos al colegio, en la camioneta no hablábamos, una vez traté de llamar su atención tocando su pierna pero se alejó de mi como si mi toque quemara, queriendo escapar... y nunca me miró, siempre tenía su vista hacia el amanecer por la ventanilla de la camioneta.

Un día que llegábamos al colegio por casualidad, Luís venía en nuestra dirección. En el momento en que nos vimos todo se volvió una tonta película de adolescentes, sentía que todo se volvía en cámara lenta, me hipnotizaba su hermosa sonrisa y sus ojos café claro brillar en mi dirección, pero de repente, algo hizo que su vista cambiara apartándose de mí y una pequeña sombra borrosa se acercó rápido a mi chico, cuando me di cuenta, Tony le había dado una fuerte patada en el tobillo haciéndolo trastrabillar y apoyarse en una columna, Luís miraba sorprendido y medio molesto a mi hermano y luego yo hice lo mismo quedándonos los tres en silencio. Hasta que la mirada de mi hermanito se volvía llena de furia y se alejaba corriendo con su bolso. Mis reflejos fueron rápidos y lo alcancé sin mucho problema tomándolo fuertemente del brazo.

  • ¡Suéltame, suéltame, SUÉLTAME! – gritaba llamando la atención de los que estaban alrededor.

  • ¡Shhh! – le dije colocándome a su nivel - ¿Qué carajo te pasa Tony? ¿Qué te hizo Luís?

  • ¡Déjame! Yo no te hablo... – dijo haciendo un puchero y mirando a otro lado.

  • Discúlpate con Luís.

  • ¡No!

En ese momento me miró molesto y de un manotazo me dio una cachetada, como no esperaba esa reacción solté un poco el agarre que tenía y se fue corriendo, iba a tratar de alcanzarlo de nuevo pero se había perdido entre los demás niños de chemise blanca y no pude verlo más.

Regresé la vista en dirección a mi chico que seguía medio apoyado en la misma columna mirando la escena, me acerqué a él lentamente y con los gritos de los niños alrededor empecé a hablar...

  • Discúlpalo... no sé qué le pasa.

  • Ya... tranquilo. Creo que me odia – dijo en tono de burla, pero mi silencio le hizo pensar mejor esa idea – Ohhh... en serio me odia.

  • Sí... lo siento en verdad.

  • Chamo pero, ¿qué le hice?

  • Carajo no sé. Tony siempre ha sido así de raro. Pero es la primera vez que lo veo así de molesto.

  • Bueno, ¿quieres que hable con él?

  • Si quieres otra patada en el tobillo... – le dije con una media sonrisa.

  • No no... por fa, habla con él.

  • Coño Luís... – en ese momento comenzó a sonar el timbre de entrada – eso trato pero él peque tampoco coopera, ahorita fue que comenzó a hablarme. Y me dio un golpe.

  • ¡Jóvenes! El timbre ya sonó... ¡a formarse! – decía la coordinadora de disciplina.

Comenzamos a caminar antes de recibir otro regaño mientras Luís cojeaba un poco – el peque sabia donde pegar – cuando tuve una vista completa del patio de básica pude ver a niños corriendo gritando, sentados, o reunidos y riendo, hasta pude ver a Nico y Eric – amiguitos de mi hermano – pero en ningún lado pude encontrar a Tony.

En algún momento esto debía acabar...

---*---

Diciembre de 2004

Diciembre significaba para mi, vacaciones, un final y empezar un nuevo año, pero lo que debía acabar todavía estaba comenzando, mi hermano luego de darme una cachetada siguió en el mismo mutismo, solo que ahora no me ignoraba, si no que me miraba molesto, con furia, solamente actuaba diferente cuando estábamos cenando con nuestros padres – o veíamos una película –, en esa sola excepción se colocaba una máscara angelical, comía feliz y sonriendo, pretendiendo que no sucedía nada, su actuación era tan perfecta que hasta cuando intentaba hablar con él, sus monosílabos eran acompañados de una sonrisa bastante hipócrita. Ese niño iba a ser alguien peligroso cuando creciera – y no me equivoque... –.

También con Diciembre había llegado el momento de irse de “Convivencia”, era un paseo especial a un lugar tranquilo y pasar un buen momento. Era sábado y había llegado al colegio que para ese momento estaba casi solo – solamente estaban algunos compañeros de clase –, para ese paseo llevaba un jean negro, una chemise blanca, un sweater cerrado gris con rayas blancas – íbamos a un lugar frio –, unos zapatos deportivos blancos y bueno para terminar el conjunto llevaba un bolso Nike negro donde llevaba a algunas cosas y otras prendas de ropa para cambiarme luego. Llegue donde estaban mis amigos reunidos y vestidos de la misma forma que yo.

  • Llego el más guapo del colegio...

  • Ese soy yo vale... deja de robarme las líneas – decía Arturo abrazándome.

  • Jajaja, claro obvio tu eres el más guapo.

  • Que no se dude – me respondió.

  • Marico, ¿y esa ropa? Tú crees que vamos a la playa.

A pesar del puto frio que hacía, Arturo no estaba vestido para la ocasión, llevaba unos bermudas a cuadros color beige, una franela sin mangas color marrón oscuro y unos zapatos deportivos del mismo color de su franela, al igual que yo, también se había comprado el mismo bolso Nike negro.

  • Yo se lo dije pero el pendejo quiere lucirse – respondió mi chico.

  • Por supuesto, lucir estas bellezas mi amigo Luís – decía flexionando sus músculos.

  • Eres un idiota, luces algo que todos tenemos... – mi chico también flexionó sus músculos probando lo bien que se había desarrollado.

Luís se veía increíble vestido de una forma muy deportiva, un mono azul oscuro destacando su delicioso culo, una franela negra muy ceñida a su pecho, en su hombro llevaba colgando un sweater cerrado azul eléctrico y unos zapatos deportivos blancos, Luís había usado el mismo bolso colegial que utilizaba en el clases para el paseo. Mientras lo veía lo único que deseaba era saludarlo de la mejor forma que sabíamos hacerlo, un profundo y caliente beso, pero como siempre, estando en el colegio solo nos saludamos normalmente.

  • Jajaja... ustedes siempre de machotes compitiendo y yo aquí, luciendo mis fideos... – les dije flexionando mi brazo.

  • Bueno Drew... yo te he dicho para que vengas conmigo al gym.

  • Sí y drogarme para tener esos brazos...

  • Que no son drogas, ¡Es PROTEINA! – me había respondido molesto como siempre que hablábamos de eso.

  • Sí, sabes que son drogas y ya.

  • No voy a discutir con un fideo... – dijo haciéndose el duro alejándose caminando hacia otros chicos.

  • Jajajajajaja...

  • Arturo tiene razón Andrew ¿Por qué no vas al gym con él?

  • Pues... tengo mis razones Luís – le dije un poco serio.

  • Ahhh...

Era bastante obvia mi nueva fobia al pisar un gimnasio y pensar encontrarme con Marco – lo que era prácticamente imposible, pensaba – igualmente en verdad para esa época no era exactamente un fideo, tenia algunos músculos definidos y no me la pasaba mostrando mi pecho inflado o flexionando mis partes para lucirme como mis amigos.

Cuando desvié mi mirada un poco pude notar que detrás de la columna se encontraba una pareja apoyada besándose. Manuel y Selena no se podían despegar, besándose apasionadamente e ignorando nuestra presencia, les envidiaba bastante ya que ellos si podían estar juntos todo el tiempo que querían sin ser juzgados... en verdad deseaba por lo menos estar abrazado a Luís en esos momentos, luego de quedarme callado mirándolos y regresar la mirada a mi chico, el me miraba de la misma forma decepcionada, ambos deseábamos lo mismo.

  • ¡Holis! – gritaba una voz chillona detrás de mí.

  • Hola mi Ragazza .

  • Hola hermoso...

Cintia como siempre, algo sexy, dejándonos engañados con el uniforme, llevaba un mono muy pegado, un sweater y unos zapatos deportivos, todos de color rosado, su largo cabello recogido en una trenza pero dejando algunos mechones sueltos y en su hombro sostenía una gran cartera roja.

  • ¿Cómo esta mi chica hermosa?

  • Ahhh... por fin me notas... – me dijo molesta.

  • ¿Qué quieres decir? – le dije extrañado y medio abrazándola.

  • Nada...

  • Vamos Ragazza ... ¿de qué hablas?

  • Te dije que nada... – seguía con su actitud un poco tosca.

  • Bueno ya. Oye ¿Cómo sigue tu abuelo?

  • ...

  • ¿ Ragazza ?

  • Esta mejor... ya puede caminar de nuevo pero lento, hermoso... – había asentido la cabeza entendiéndola, hasta que unos sexy y lentos movimientos de Luís hablando con Manuel habían llamado mi atención, me había quedado unos segundos mirándolos hasta que un atorrante grito me distrajo – ¡¿PODRIAS PRESTARME ATENCIÓN?!

Lo único que pude hacer fue mirar a mi Ragazza bastante sorprendido y ella me respondía la mirada bastante molesta y roja con sus ojos miel de un tono anaranjado. El grito que lanzó hizo que algunos se quedaran mirándonos.

- Ragazza ... ¿Qué pasa?

  • Podrías dejar de mirar a Luís mientras hablo contigo... no puedes dejar de mirarlo ni siquiera por unos segundos... ¿Qué te ocurre?

  • Yo...

  • Eres un imbécil. No me hables.

  • Pero Ragazza .

  • No quiero hablar contigo – y terminó por alejarse.

  • ¿Qué fue eso? – dijo Luís llegando a mi lado.

  • ...

  • ¿Andrew?

  • Creo que Cintia sospecha.

  • ¿Cómo? – me preguntó no entendiendo.

  • Tu y yo...

  • Ahhh... mierda.

Nos quedamos en silencio esperando hasta que por fin apareció nuestro profesor guía, el profesor Orlando, un tipo normal de 30 años, blanco, de estatura media, con algo de barba y vestido de una forma muy activa, aunque debía de admitir que mi profesor guía no era para nada atractivo, ese día si se veía algo... ¿bonito?

  • Bueno muchachos reúnanse, espero que estén preparados para esta convivencia, vamos a pasar un buen rato, los jeeps ya llegaron así que vamos saliendo en orden.

Todos tomamos nuestras cosas y salimos al gran estacionamiento donde cinco jeeps blancos nos estaban esperando, subimos rápido ya que queríamos escapar del colegio, antes de entrar en uno de los jeeps vi que mi Ragazza estaba sola, iba a ir con ella hasta que Natalia me paso rápidamente por el lado y se sentó al lado de ella mirándome seria, entendí el mensaje, seguí rápido hasta el último jeep donde estaban todos los chicos, mi chico si me guardaba un puesto sonriente y me senté junto a él disfrutando el momento de estar juntos de nuevo.

El viaje fue rápido y muy movido, salimos de la ciudad y entramos en la montaña, siguiendo un camino bastante rustico e inclinado, la única idea era subir y subir hasta que llegamos a nuestro destino.

“Los Venados” es una zona del Ávila donde generalmente se hacen las convivencias, este lugar poseía una gran hacienda típica venezolana montada en la montaña que conectaba caminos por toda la zona, uno de esos caminos iba a una cascada donde algunos se bañaban y otros caminos... bueno sinceramente no lo sabía ya que nunca los recorrí. En ese momento hacia un frio terrible, una extraña neblina estaba en todo el ambiente y ningún rayo de sol estaba a la vista  – típico clima en el Ávila –.

Al momento de llegar una señora hippie despeinada nos estaba esperando en el centro del patio abierto, vestía un gran vestido-túnica de colores florales, llevaba unos lentes “culo de botella” haciendo parecer sus ojos castaños más grandes y estaba fumando, cuando nos vio, nos recibió de con una sonrisa calmada.

  • Muchachos... todos... hola... bienvenidos... bienvenidos a este mundo, nuestra burbuja por el día de hoy...

Todos nos miramos extrañados y algunos se reían de forma burlona.

  • Bueno chicos, reúnanse aquí, quiero presentarles a Isabel Contreras. Ella será nuestra acompañante en esta convivencia y nos ayudara...

  • Y los ayudaré a encontrar su paz interior... – interrumpía al Prof. Orlando – ustedes mis niños... necesitan salir de esas murallas que han construido... que se revelen sus secretos... que muestren amor hacia sus compañeros, con la actividad que realizaremos, les prometo que será... – hizo una larga pausa suspirando orgásmicamente – fantástica.

  • ... Sí, claro – dijo Arturo burlón que de inmediato fue callado por el profesor.

Pasamos a un área donde estaban unas mesas de madera rústica y fuimos sentándonos en grupos.

  • Estos últimos meses me he dado cuenta, bueno, todos sus profesores de hecho, que algunos no se llevan bien, o son amigos un día y al siguiente se andan ando golpes como salvajes – continuó el profesor mirándonos a los chicos – es por eso que el día de hoy...

  • Sí sí, aja. Mis niños pueden llamarme Isa... – interrumpió de nuevo Isabel – seré su consejera en esta actividad... les juro que cuando terminemos... todo será perfecto, diferente, sabrán todo sobre cada uno de ustedes... éste es el mejor ejercicio para la confianza... el amor... la vida... – cada palabra que decía me hacía pensar que todo esto era una clase de broma.

Con ayuda del profesor nos fue dando una hoja y lápiz, el ejercicio era simple, y a la vez complicado., había que pensar mucho, iniciábamos colocando un punto en el centro de la hoja, que se pudiera ver... luego había que dibujar un gran círculo, Isabel nos decía que ese punto éramos nosotros, y el gran círculo era nuestro mundo, nuestra burbuja. El siguiente paso me pareció muy tonto pero a la vez me hacía sentirme feliz, y es que en debíamos pensar en todas esas personas que nos hacían felices y que siempre estaban cerca de nosotros, debíamos colocar un punto cerca del central representando a esas personas especiales... Matty, Mamá, Papá... Tony – dudando de colocar ese punto tan cerca de mí –. Y luego pensé en mis amigos – estaba enamorado, recordaba – y Luís tenía un punto a mi lado, hubo una rápida conexión en nuestras miradas y nos sonreímos. El siguiente era Arturo, pasando por Manuel y Cintia que a pesar de lo distanciados que estábamos seguíamos siendo mejores amigos. Recordé que no solo los que estaban allí eran mis amigos... Richie formaba parte de mi vida, Richie era genial, merecía el mismo puesto que Arturo y finalmente logré llegar a Miguel, él al igual que Luís estaban junto a mí, decidí divertirme un poco y coloque un puntito al lado del gran punto de Miguel representando a el pequeño Joel. Cuando vi el conjunto de puntos quedé satisfecho y volví a prestar atención a lo que la loca de Isabel estaba diciendo.

La siguiente parte si fue difícil... para todos. Y es que debíamos representar nuestros problemas con una “X” y debíamos evaluarnos, si el problema era muy grande debía estar cerca del centro pero que no opacara los puntos de las personas que queríamos...

SOY GAY... para ese momento a pesar de lo que una parte de mi mente me decía que todo estaba bien, la parte racional era la más dura conmigo mismo y simplemente veía mi homosexualidad por un problema que no venia solo, indiscriminación... soledad... secretismo... confusiones... odio... por eso de mala manera y algo molesto coloque una gran marca muy cerca de los puntos...

Isabel agregaba que la ubicación de las “X”, también dependía sobre que tan lejos queríamos ese problema y si se podía solucionar. Y si no se solucionaba, que lo alejáramos del círculo. Debía de admitir que mi vida no tenia los suficientes problemas, levante la mirada arrastrándola por todos mis compañeros, algunos se veían como si no quisieran estar allí, otros miraban su hoja concienzudamente y otros tenían los ojos rojos... o lloraban, Alejandra, una chica de mi clase un tanto gordita marcaba en su hoja un par de marcas y estaba llorando, me preocupe por ella pero seguí mirando a los demás compañeros de clase y el mismo efecto se veía que algunos chicos y chicas soltaban algunas lagrimas y lo más extraño era que yo me preguntaba el porqué lo hacían, creo que no me tomaba enserio la actividad, así que lo hice.

Un problema que quería alejar de mí... era la frialdad de mi padre, la ausencia de mi madre, el odio que Tony sentía hacia mí, eran marcas que estaban cerca de la zona de puntos, pero eran pequeñas “X” – exceptuando la de Tony – con algo de pena colocaba otras marcas relacionadas con algunos pequeños problemas, relacionados con el colegio, en casa, amigos, familia... y las tontas peleas que tenía con Luís.

Y llegué al gran problema. Alejado del círculo, mi burbuja, colocaba una gran “X” de mi intento de violación, el maldito de Marco me había hecho demasiado daño dejándome de esa manera, tomaba tiempo la recuperación, tiempo que no sabía si en verdad serviría ya que pensaba que nunca lo iba a superar y olvidar.

  • Muy bien mis niños, ¿Cómo se sienten? – hubo un silencio sepulcral – veo unas lagrimas... pero es normal mis niños y es porque muchos se han dado cuenta que la vida es difícil. Y al mismo tiempo tenemos a personas que están cerca de nosotros que jamás dejaran que esos problemas lleguen a nosotros, ¿me entienden? – hubo otro silencio.

La loca de Isabel tenía razón en todo lo que decía imposible de imaginar que en esa cabeza llena de humo verde lograra salir algo tan importante.

  • ¿Quién quiere hablar? – nadie se movió – no quiero que me digan lo que plasmaron en su hoja, o sí, es su decisión... la idea de esta dinámica es que en esa burbuja que tienen todos, se haga más grande y podamos estar todos juntos ayudándonos contra esas marcas malévolas...

Como siempre nos quedamos callados bastante penosos hasta que uno de nosotros salvó la patria, se levantó y comenzó a hablar, David – un chico rubio de ojos oscuros – nos conto un poco sobre su vida, sus padres separados, sus primos y algunas pequeñas cosas que no sabíamos, terminó un tanto triste y Rubén – su mejor amigo – se levantó a darle un abrazo.

La siguiente fue Ana – chica común, delgada con ojos castaños y cabello rojizo – admitía que era un poco amargada y se disculpaba por haber tratado mal a algunos en el salón, decía no tener problemas en casa, solo que se aburría y hacia esas cosas para divertirse. A pesar de haber sido sincera algunas chicas ni siquiera aceptaron sus disculpas ya que ella había sido muy mala.

Después de que Ana se sentó, Alejandra fue la siguiente, pero cuando iba a hablar explotó en llanto y el Prof. Orlando la invitó a alejarse de todos para hablar un poco. Nos quedamos en silencio para que luego una seria Isabel empezara a hablarnos.

  • Bueno mis niños, esta actividad en verdad les está ayudando... aunque no lo vean en verdad lo está haciendo – dijo calmada – ¿Quién quiere ser el siguiente? Recuerden, digan lo que quieran, lo que sientan, si quieren hablar, disculparse, incluso comenzar una discusión para poder solucionarlo.

De nuevo silencio... tantas cosas habían sucedido en mi vida y ahora que lo pensaba... solo tenía 14 años, todo había comenzado desde hacia tan poco, hace 3 años mi vida era tan diferente, como la de cualquier niño normal. Y luego todo cambio descubriendo lo que era el sexo y todo lo que lo relacionaba, conociendo a hombres que me hacían sentir muy especial, ver a mis amigos con otros ojos y finalmente haciendo que uno de ellos fuese más que mi amigo, que llegase a ser mi novio.

Tomé aire y lo solté suspirando bastante fuerte y me levanté, todos me miraban esperando a que dijera algo pero me quedé en silencio, podía sentir que mi piel hervía y se volvía completamente roja, estaba a punto de sentarme de nuevo pero Isabel me detuvo.

  • ¿Quieres decir algo guapo?

  • ...

  • ¿Cómo te llamas?

  • Yo... me llamo Andrew...

  • ¿Quieres decirnos algo, Andrew?

  • Sí... y-yo... b-bueno. E-este – titubeaba – y-yo... – miré a mis amigos y volví a suspirar.

  • Cuéntanos... – seguía presionando Isabel.

  • Ok. Bueno mmm como ya saben tengo dos hermanos, uno es Mathew y el otro es Anthony. A ambos los quiero mucho... Mathew es genial, el mejor hermano del mundo, pero, Anthony... sigue siendo un niño y se comporta muy raro. No me habla...

  • ¿Y por qué crees que no te habla Andrew?

  • ... Yo no sé – hice una pausa apoyándome en la mesa – sí sé, yo lo ignoro debería estar con él siempre, como Mathew lo hizo conmigo, ser un mejor hermano.

  • Es un buen plan... – aceptó Isabel – ¿no lo creen muchachos?

Se escucharon un par de murmullos y luego continué.

  • Mis padres... – de nuevo me quedé en silencio – mejor no hablemos de ellos.

  • Como quieras guapo, porqué no hablas mejor de tus compañeros, seguro quieren saber lo que piensas sobre ellos.

  • Claro... jajaja... por quien empezar ¿Manuel? Jajaja... – ambos nos miramos y sonreímos – nos conocemos desde preescolar... jajaja eres un tonto y sentimental – él se reía conmigo – amigo, eres genial, espero que sigamos siéndolo por mucho tiempo y bueno, tú me entiendes.

  • Claro... jajaja gracias amigo.

  • Selena... cuida a Manuel.

  • A-Aja... – me dijo ella llorando.

  • Cintia... mi Ragazza – me acerqué a ella – eres hermosa, discúlpame por tratarte mal e ignorarte, nunca fue mi intensión, en serio – tome sus manos y me miraba – ¿podrías disculparme? Además... no puedes estar molesta con tu futuro esposo.

  • Jajajajajaja... – todos empezaron a reír por mi ocurrencia.

  • Si hermoso... todo en orden – me contestaba tiernamente.

  • Gracias Ragazza ... te quiero mucho. Pfff... bueno... ahora jajaja... Arturo.

  • Sabía que no podías olvidarme – decía con una voz algo ronca.

  • Claro que no. Tu eres mi hermano de otra madre, jajaja... y en verdad eres muy especial para mí, lo sabes... ¿verdad?

  • Claro... – sus ojos se estaban volviendo rojos – claro que lo sé.

  • En verdad hemos pasado por mucho y yo... bueno, nosotros... pues eso...

  • Aja...

  • Y te quiero mucho Artie...

  • Yo igual Andy – dijo ya soltando unas lágrimas y ocultándolas como un macho apenado.

Yo tampoco pude aguantar más y comencé a llorar... no estaba solo, tenía amigos que me apoyarían en todo momento solo tenía que confiar en ellos y todo saldría bien. Antes de sentarme y seguir llorando... miré a mi chico.

  • L-Luís... yo...

  • Ya sé...

  • A-A p-pesar de t-todo... los gol-pes, peleas... tu y yo... – pasaba mi mano por la cara secando mis lagrimas.

  • ... Ya sé – me repitió igual forma.

Me senté junto a él, pasando nuestros brazos por la cintura del otro y nos medio abrazamos.

  • Te quiero – le dije en voz baja.

  • Yo también – me respondió mi chico en el mismo tono.

  • Andrew... eso fue hermoso... espero que hayan entendido que ninguno es de piedra... todos somos humanos con sentimientos y Ufff – comenzó gemir – hay que aprender a amarnos unos con los otros.

Isabel al final de todo resulto ser de bastante ayuda. Soltar todo. Eso es lo que un grupo debería hacer, conocernos y entendernos y al final lo descifré, no solo debería ser en nuestro grupo de amigos, tiene que ser también con nuestra familia, me empeñaría en conocer a Tony, a mi madre y... a mi padre, al hacerlo, podría entender del porque en verdad los amaba. No iba a permitir perderlos, no iba a permitir que el amor de mi hermanito Tony quedara en el olvido...

El Prof. Orlando llegó junto con Alejandra ya más calmada y luego de un par de palabras dimos por terminada la excelente dinámica. Iniciamos otra, un simple juego, la típica caída de la confianza donde sin miedo alguno dejé que Luís me atrapara y de igual forma yo lo atrapé y sorprendiéndolo mientras lo abrazaba le apreté los pezones. Hubo otros que simplemente les daba miedo y no lo hicieron, tampoco Manuel confiaba en Arturo ya que pensaba que por hacer una simple broma lo dejaría caer. Hicimos un par de dinámicas mas que simplemente no puedo recordar, y ya alrededor de las 11:00 am nos dejaron libres para poder comer, o hacer lo que quisiéramos... la idea principal de todos era ir a la “Cascada” – en realidad era una pequeña caída de agua natural que terminaba en una quebrada, nada de que asombrarse – yo no tenía muchas ganas de ir ya que primero, hacia un frio tremendo para mojarme con agua helada y segundo, me daba ladilla cambiarme el jean por un mono deportivo – ya que había una parte donde teníamos que “escalar” y maniobrar por la montaña –, pero como todo el salón se había entusiasmado ya la mitad estaba comenzando a caminar, tomé mi bolso y fui a cambiarme, mientras yo me dirigía al baño, Arturo seguía otro camino liderando al salón y ayudando a todos a escalar la montaña – todo un macho alfa –.

El baño me desagradó bastante, estaba todo mojado, las paredes llenas de moho y se sentía un frio de muerte, me daba asco cambiarme allí pero realicé un esfuerzo y comencé a desabrocharme el jean.

  • Andrew... no sabía que andabas tan desesperado...

  • ¡Mierda!... Luís, idiota, me asustaste – le grité sosteniendo el jean con ambas manos.

  • Jajaja...

  • Creí que te habías ido con Arturo...

  • No, para nada, hace demasiado frio para andarme mojando.

  • Pensé lo mismo, pero vine a cambiarme, y así estoy más cómodo.

  • Mmm claro... – hicimos una pausa mirándonos – entonces eres un tonto sentimental.

  • No... ese es Manuel...

  • Y Arturo es tu hermano...

  • Lo es...

  • Y lo quieres... – me dijo un tanto serio.

  • No tanto como a ti... – me acerqué a darle un delicioso beso – te quiero Luís...

  • Mmm y yo a ti.

¿Era el momento adecuado? No lo creía por si alguno de nuestros compañeros entraban al baño a orinar o cambiarse como debería estar haciendo, pero la adrenalina y el deseo nos gano a ambos, no eran pequeños besos, era un tremendo morreo, un beso muy fogoso, nuestras lenguas no dejaban de luchar ni explorar la boca del otro mis manos habían dejado el jean cayendo por mis piernas, como llevaba su sweater no podía sentir su piel así que mis manos se fueron directamente a su cuello y rostro mientras que las suyas sabían qué hacer y descendiendo por mi espalda llegaron a mis nalgas que comenzó a apretarlas bastante fuerte logrando que lanzara un gemido dentro de su boca, pero luego de eso sus manos se quedaron estáticas.

  • Mi amor... – gemía.

  • Ahhh para... – sentía como su fuerte agarre trataba de separarme.

  • Te quiero...

  • Andrew... mi amor... – volvía insistiendo...

  • Mmm... sí ya sé disculpa – me separé pero luego nos miramos y lo abracé – te quiero Luís...

  • Y yo a ti mi amor. Vamos cámbiate.

  • Ya voy.

Me quité con dificultad el jean tratando de que no se mojara con el agua en el piso y luego lo guarde rápido en el bolso y sacando un mono negro, sentía un frio tremendo colarse por mis piernas, aunque debía de admitir que ayudaba demasiado a bajar la erección que me había provocado el beso con mi chico.

  • Vamos quiero ver cómo te queda ese mono...

  • Igual que a ti... con ese perfecto culo, cabrón...

  • Ahhh, ¿esto te gusta? – me decía posando y mostrando lo que más deseaba comerme con la mirada.

  • Mmm... – me estaba volviendo un tanto bruto mientras Luís se vendía de esa forma – jajaja claro, cuidado que alguien más esté mirando ese culo... – me terminé de colocar el mono y me acerqué a él – porque es mío imbécil...

  • Igual, el tuyo es mío...

  • Jajajaja... – ambos empezamos a reír terminando con la broma.

Salimos del baño justo a tiempo ya que un conserje se acercaba al baño para... ¿limpiarlo? O lo que sea que fuese su trabajo. Dejamos mi bolso donde estaban los demás y luego nos dirigimos al camino montañoso comenzando a “escalar” toda esa pequeña zona. Mi chico era bueno para encontrar un lugar para apoyar el pié y subir.

  • Pisa donde yo lo haga.

  • Ok.

Sentía que iba a ser un problema para bajar ya que podíamos resbalarnos y no habían barandas o algo que nos ayudara a apoyarnos y caminar con cuidado – luego descubrimos que había un camino más fácil para subir y bajar, sin mucha inclinación –, Luís y yo subíamos agarrados de manos pero bastante pendientes también de lo que sucedía alrededor cuando por fin terminamos la parte rocosa del camino, el clima seguía bastante húmedo y se veía reflejado en la tierra al pisarla dejando nuestras marcas y al mismo tiempo podíamos ver las huellas dejadas por nuestros compañeros. Caminamos alrededor de 5 minutos y por fin los escuchábamos, todos estaban allí riendo y mojándose. Arturo no le importaba para nada mostrarse, se había quitado la franela sin mangas y estaba empapado de agua fría – sus pezones erectos y un suave tiritar revelaban lo frio que estaba –.

  • ¡ANDREW, V-VEN PENDEJO!... ¡A MOJARSE!

Arturo se acercó a mí y comenzó a jalarme hacia la cascada.

  • ¡NO PENDEJO! Déjame...

  • V-Ven v-ven... el agua e-está ri-rica – seguía temblando...

  • Vamos idiota ven para acá, Luís ayúdame.

Mi chico llegó a mi rescate y entre los dos comenzamos a jalarlo lejos de los demás que seguían “divirtiéndose” – pescando una neumonía –.

  • Carajo Arturo, tu no piensas verdad... – dijo Luís regañándolo.

  • ¿D-d-de qué hab-blas?

  • Pedazo de idiota, mira como estas, muerto de frio, te vas a enfermar... – le dije yo mirándolo preocupado.

  • Es q-que... t-todos me ret-taron a entrar – seguía diciendo con una sonrisa boba.

  • Yo le dije que no lo hiciera – llegaba Cintia con la franela de Arturo en sus brazos – vas a morir congelado, estúpido.

  • Tu cállate, aquí nadie te llamó.

  • ¡Púdrete! – atacó mi Ragazza lanzando su franela y alejándose con los demás.

Tomé la franela y comencé a secarlo lo más rápido que podía.

  • Q-Que haces... la e-estas mojándola t-toda.

  • ¡Podrías callarte! te vas a morir si sigues así, Luís ayúdame, dale el sweater.

  • Aja... – mi chico fue rápido y se lo quitó entregándoselo.

  • Igual... igual sigo empapado abajo.

  • Bajemos y allí te doy ropa... sabía que harías una estupidez como esta, y por eso traje mas ropa y una toalla.

  • Jajajaja... mi hermano p-pensando en mi c-como siempre.

  • Obvio... ¿vienes Luís? Ayúdame a bajar por las piedras.

  • Sí vamos...

Tenía razón y bajando era muy difícil ya que nos resbalamos un par de veces pero no llegamos a caernos completamente – gracias a mi chico –, cuando llegamos a la gran plaza el profesor nos vio con una cara de “¿es en serio?” pero no hizo nada, siguió hablando con Isabel. Tomé mi bolso rápido y fuimos al baño que sorprendentemente estaba completamente limpio sin ninguna mancha ni olores raros.

  • ¡Desnúdate! – le dije a Arturo.

  • ¿Qué, sin un beso primero? – dijo en broma.

  • ¡COÑO, QUE NO ENTIENDES QUE ESTAS A PUNTO DE TENER UNA NEUMONÍA! – le grité mirándolo molesto.

  • Yo... perdona – dijo triste.

Arturo se quitó el bermuda y lo dejo en el piso, miró a Luís unos segundos dudando, y luego se bajo el bóxer mostrando su pene, estando completamente desnudo de la cintura para abajo. Lo miré unos segundos, pero mi preocupación seguía en que estuviera seco y caliente, así que le di la toalla rápido para que empezara a secarse. Le pasé uno de mis bóxers y el jean que acababa de quitarme.

  • Los zapatos también están mojados... – ahora nos miraba con cara de perro regañado.

  • Pues te los quitas y esperemos que se sequen en el sol.

  • ¿Y va a estar descalzo? – preguntó Luis.

  • Pues eso le manda por estar haciéndose el payaso, ya vístete, y caminaras en medias.

  • ¿También trajiste medias? – volvió a preguntar mi chico.

  • Te lo dije... sabía que el imbécil este haría una estupidez – solo le contestaba a Luís.

  • Ya dije que lo sentía – volvía a hablar Arturo con voz apagada.

  • Aja.

Cuando estuvo listo – bueno, sin zapatos, pero seco – salimos del baño y coloque sus zapatos en el centro de la plaza para que se secaran un poco, el sol había salido así que era muy probable que en la tarde estuvieran medianamente secos.

  • ¿Te sientes mejor? – lo miraba mientras él estaba sentado en el piso.

  • Pues... estoy seco... gracias.

  • Ya... siempre tengo que cuidarte.

  • Eres el único que lo hace – me senté a su lado, lo abracé tratando de darle calor.

Sentía como me respondía el abrazo y se recostaba en mi pecho apoyados en la pared, luego de unos segundos Luís llegaba y nos miraba extrañados.

  • No te pongas celoso... – le lancé un beso al aire que él respondió y se sentó al otro lado de Arturo.

  • Tengo sueño...

  • Y yo – decía Luís.

  • Pues podemos descansar un rato aquí en silencio, mientras todos siguen arriba – le decía a ambos.

No escuché mas, Arturo y Luís habían cerrado sus ojos, mi amigo me abrazaba sin dejarme escapar, pero obviamente yo no quería escapar apoyé mi rostro en su cabeza dándole un pequeño beso y cerré mis ojos esperando a descansar un rato...

---*---

Pasado un tiempo se comenzaba a escuchar un gran murmullo y abría lentamente mis ojos, los muchachos habían llegado de la cascada, ya me había despertado completamente con una sorpresa. Dos chicos se habían resbalado por las piedras y venían cargados, rápidamente el profesor llamó a la ambulancia y se fueron de inmediato dejándonos. Desperté a Arturo que seguía en la novena nube.

  • Artie... despierta...

  • Ammm...

  • Despierta, que ya llegaron todos.

  • Ahhh ok... mmm me duele la cabeza.

  • Ya...  – le toqué la frente y la sentía un tanto caliente – mmm estas un poco caliente, espero no sea fiebre.

  • Ojala no...

  • El Prof. Orlando se fue, déjame ver si la loca de Isabel tiene Atamel.

  • Dale... gracias Andy.

Por suerte, la loca tenía un par de pastillas en su cartera, algunos que también estaban mojados se preocuparon por su salud y empezaban a pedir aspirinas o cualquier tipo de medicamento, pero – se veía un poco egoísta –, lo más importante para mí era Arturo, así que le di las dos que me había dado Isabel para evitar que subiera la fiebre.

Habíamos dormido alrededor de una hora y todos los muchachos que habían regresado era porque tenían hambre o simplemente se habían decepcionado de la cascada y estaban buscando otro lugar para divertirse, en el centro del patio los chamos sacaron un balón y comenzaron a jugar futbol, los únicos de los cuatro que se animaron a jugar fueron Manuel y mi chico que terminaron de completar los equipos, Arturo y yo habíamos vuelto a la posición de antes pegados a la pared y él volvió al mundo de los sueños.

A media tarde todo el grupo se situó en un terreno plano lleno de grama y bajo la sombra de un árbol después de que Arturo y yo despertáramos pasamos un rato con nuestros amigos y todos sentados en circulo jugábamos estupideces como lo hacíamos de niños o compartíamos alguno que otro chocolate, galletas, etc. Me acosté en las piernas de mi Ragazza y cerré mis ojos por largo rato. Luís creía que seguía dormido así que un poco descuidado de su parte inició una conversación.

  • Oigan chicos... ¿Puedo preguntarles algo?

  • ¿Qué pasa? – volvió a preguntar Selena.

  • Esto es algo difícil pero... – hizo una pausa - ¿Cómo se porta Tony con ustedes?

  • ... Mmm pues súper bien – había dicho Cintia.

  • Conmigo igual. Que dices Luís, estás hablando idioteces – decía Selena de nuevo.

  • Es que, ese niño me trata mal. Me dio una patada hace poco, Andrew habló de él hace rato y ¿ven lo que pasa? ¿no les parece extraño que un chamito se comporte así?

  • ¿Tony es malo contigo? – Preguntó Arturo burlón – pero si ese chiquillo es un pan de dios... a mí me trata bien.

  • Pues... a mí no – dijo Luís creyendo que no lo escuchaba mientras me hacia el dormido – incluso hablé con Richie, y me dijo que jamás lo había tratado mal...

  • Algo malo debiste de hacerle pajuo...

  • Es verdad... Tony no es malo conmigo tampoco.

  • Manuel... nadie es malo contigo – dijo Arturo.

  • Porque mi novio bello es bueno con todas las personas del mundo... jajajaja.

Una risa colectiva inicio haciendo que yo “despertara” y que todos olvidaran el tema definitivamente empezando por Luís, había que estar claros en algo, Tony trataba bien a todos, a mis padres, Mathew, todos mis amigos, definitivamente el problema era con Luís y conmigo, por un extraño y corto momento pensé como se comportaría mi hermanito si desde un principio me hubiese peleado con mi chico y no hubiésemos terminado como amigos-novios. Tal vez todo, absolutamente todo sería diferente, pero como había dicho fue en un corto momento... una vaga idea que simplemente se fue de mi mente.

La convivencia terminó y todos regresamos a los jeeps, el imbécil de Arturo había tenido suerte y sus zapatos se habían secado completamente ya en el colegio los que se iban en metro se habían quedado en la estación despidiéndose de todos, por mi parte el Sr. Jonathan me estaba esperando al igual que Ulises esperaba a Arturo y Luís, como todos los días deseaba despedirme de mi chico con un beso pero simplemente nos dimos la mano, mi hermano Artie sin importarle a nadie me dio un abrazo y volvió a darme las gracias por preocuparme por él todo el día.

La despedía de Cintia a pesar de haberme disculpado y de todo lo que hicimos ese día se sintió bastante fría y vacía sin nada de cariño por su parte, ese era otro asunto que no sabía cómo resolver. Si volvía a ser el de antes con ella – el juego de novios por el colegio – simplemente le haría daño a Luís, y si actuaba como lo estaba haciendo actualmente le haría más daño a mi Ragazza , la vida era complicada, dejé esos pensamientos para luego, esperando a que se resolvieran por su cuenta.

En casa pensé en todo lo que habíamos hecho en la convivencia, en la dinámica de abrir nuestros sentimientos con el espacio místico y esas estupideces, recordé lo que debía empezar a hacer con mi hermanito, tratarlo mejor, intentar de todas las maneras posibles que él supiera que yo le quería y no dejaría de hacerlo nunca.

  • Tony... – mi hermano comenzó a caminar por el pasillo – Tony espera, espera por favor.

  • ¿Qué quieres? – me dijo con voz fría.

  • Yo... quería decirte – me incline para estar a su altura, pero un tanto lejos para evitar otra sorpresiva cachetada – Tony hermanito... quería decirte que tu eres muy importante para mi... y que te quiero mucho...

Por toda acción de cercanía y destruir ese muro que nos separaba como tenía planeado, lo único que pudo hacer fue mirarme lo más extraño posible, como si estuviera loco y se fue caminando de espaldas lentamente, terminando por encerrarse en su cuarto. Esa táctica no había funcionado.

---*---

La cena navideña hacia a todos sentirse demasiado felices, vestidos de forma elegante, con traje y corbata. Mi padre por una parte que al terminar el año y cerrar cuentas se regocijaba de todos los contratos que había hecho, del duro trabajo y la dulce recompensa monetaria que se sumaba en su cuenta bancaria, mi madre siempre estaba feliz en navidad ya que adornaba toda la casa, era imposible no encontrar algo navideño en cada punto por donde se mirara y decorando el árbol navideño de casi 4m de la sala. Mathew llegaba a casa feliz después de haber terminado sus primeros parciales, luego de haber pasado un tiempo en su apartamento con su novia y haberla dejado en su casa, su sonrisa era imborrable, el ambiente festivo era tan contagioso que hacía que la gran rivalidad que existía entre nuestro padre y mi hermano se esfumara por un rato, viéndolos hablar tranquilamente en el salón.

Había recibido una llamada de Richie que estaba feliz en Margarita con su mamá pasando esas cortas vacaciones, hablamos por mucho rato, no nos veíamos desde hacía mucho tiempo, así que me había preguntado como andaban las cosas con Luís, con una sonrisa en la cara le dije que éramos novios y como buen amigo se había alegrado por mi deseándome lo mejor, asegurándome que no le diría nada a nadie, ni siquiera al propio Luís. Seguimos hablando hasta que simplemente se le había gastado todo el saldo, deseándonos unas felices navidades y yo, recordando de nuevo la convivencia, le dije a Richie que lo quería mucho y que era un hermano para mi, el simplemente me había contestado que lo mismo pensaba de mi, y agradecía todo lo que habíamos pasado juntos.

Este año a pesar de las reuniones que hacíamos todo el tiempo para celebrar alguna ridiculez de negocios, no hicimos una fiesta navideña, si no que estábamos nosotros cinco solamente disfrutando tiempo en familia. Tony desde que le había dicho que le quería mucho no dejaba de mirarme raro y hacia todo lo posible por evitarme, ya no me miraba de esa forma atacante si no que cuando lo hacía, sus ojos se volvían penetrantes de forma analizadora hasta que finalmente negaba con la cabeza. Otra de las formas que sabía que le podría sacar una sonrisa y lograr un mínimo aprecio hacia mí era con un regalo de navidad de mi parte, así que mucho antes le había pedido a mi padre dinero y comprar el MAX STEEL que hacía que mi hermanito se quedara embobado viendo el comercial cada vez que lo pasaban por televisión. Había ido a la tienda después de clases y lo había conseguido – bastante caro, por cierto – la chica que me lo vendió me propuso envolverlo en un papel azul oscuro y en estampado del logo de Max Steel, luego lo guarde en mi bolso, cuando llegué a casa lo oculté en el mejor lugar que encontré – en mi closet –, aunque como andaban las cosas ni debía de haberme molestado ya que mi hermanito ni se acercaba a mi cuarto.

Luego de una tranquila cena hablando todos juntos y con un ambiente calmado mis padres fueron al salón a ver una película, el obvio plan de Tony era encerrarse a jugar con su Xbox pero yo me adelanté rápido pasando por su lado y subiendo las escaleras de dos en dos, entré a mi cuarto y busqué el regalo en mi closet. Cuando salí del cuarto mi hermanito ya había pasado por mi puerta.

  • ¡Tony!... ¡Tony, espera! – le dije escondiendo su regalo detrás de mí.

  • ¿Qué? – dijo con su tono de voz apagado.

  • Quiero darte esto – le dije ofreciendo el regalo - ¡Feliz Navidad, hermanito!

Por el gesto que hice, mi hermano volvió a verme extrañado, pero su nivel de curiosidad le ganó y tomó el regalo,  rápidamente rasgo el papel y se quedó mirando el juguete abriendo los ojos sorprendido y sin decir ninguna palabra.

  • ¿Te gusta?... lo compré porque siempre te emocionas al ver el comercial – le dije con una amplia sonrisa.

  • Sí... – dijo con voz tímida – gracias.

No me miró pero había algo de aprecio en sus ojos. Retrocedió lentamente y de encerró en su cuarto de nuevo.

  • Eres un buen hermano, Andrew – escuché su voz apagada detrás de mí.

  • No como tu Mathew.

  • Jajaja...

  • Sigue igual conmigo, no sé qué hacer.

  • Ya diste un paso... calma Andrew – me decía en tono monótono.

  • Ayúdame Matty. Ayúdame.

  • Mmm... de acuerdo.

Pasó su mano por mi hombro y luego caminamos en dirección a la puerta de Tony. Unos suaves toques y Mathew había cambiado su tono a uno más alegre.

  • Tony... voy a pasar peque.

Pero cuando abrimos la puerta nos encontramos con una escena muy extraña. El juguete en su empaque estaba en el centro de la cama y mi hermanito tenía la mirada fija en el parado en la habitación.

  • ¿Qué pasa mi peque?... ¿no te gusta el regalo que te dio Andrew?

  • ...

  • Ven vamos a jugar.

Mathew muy quitado de la pena se había sentado en la cama y había abierto el empaque para poder jugar con el Max Steel. Yo había entrado a su habitación seguido de Matty pero luego Tony se quedo mirándome para luego caminar lentamente hacia mí, me tomó de una mano y en vez de guiarme hacia donde estaban un muy feliz Mathew con su juguete, me guió hacia otra dirección, hacia la salida de su cuarto, me soltó la mano dejándome a fuera.

  • Tú no puedes entrar... – me dijo en tono triste.

Iba a decir algo, reclamarle, pero vi que Mathew negaba con la cabeza diciéndome que me quedara afuera. Tony cerró su puerta y me quedé solo de nuevo.

A la media noche abrimos los regalos, mis padres me habían regalado un nuevo celular y Matty una gorra muy playera que había comprado en Miami junto a un par shorts y como 4 pares de zapatos deportivos, Tony se había puesto su máscara angelical de nuevo y abría todos los regalos muy feliz, pero sin dar señales de que yo existiera en su vida. Cuando mis hermanos habían salido de la habitación, Mathew me había dicho que todo estaba bien y que confiara en que todo se arreglaría.

Ese diciembre a pesar de haber logrado que mi relación con Luís se afianzara y por mi parte tratar de acercarme a mi hermanito, fueron una de las navidades más tristes que había pasado en la vida.

---*---

Enero de 2005

Era un nuevo año... pero mi hermano seguía siendo el mismo... Anthony Brown nació aquí en Caracas el 15 de octubre de 1994, físicamente tiene un gran parecido a mamá, enano, delgado, aunque tiene una cara risueña bastante redondita, de ojos verdes aunque son diferentes a los míos ya que tienen un tono color miel bastante dulces, Anthony al principio era un niño infantil, bobo y demasiado tierno, pero estos últimos meses se ha vuelto una persona fría y reservada – algo muy difícil de entenderse debido a su edad –, ni yo mismo logro entender que le sucede algunas veces, su silencio y esa mirada penetrante es su mejor arma cuando quiere algo de ti, o simplemente quiere que te largues, me preocupa pero Mathew dice que es una etapa y que pronto pasará.

Luego de las navidades intente un par de veces acercarme, incluso tocaba su puerta para poder jugar un rato lo que quisiera pero me contestaba con negativas y esquivándome en todo momento, hasta frente a nuestros padres hacia lo mismo. Solo cuando mamá lo consentía se comportaba como antes. Papá también comenzó a tratarlo diferente, de una forma más reservada de antes, había escuchado a escondidas – una nueva faceta mía de escuchar conversaciones privadas – que nuestro padre le decía a mamá que Tony ya no era un bebé, si no un niño que se quería convertir en adulto rápidamente y que debíamos tratarlo como tal. Ese pensamiento me había molestado, ¿Por qué nuestro padre no podía ser como los otros?, afable, cariñoso, amoroso, en fin, todo eso que nosotros como hermanos anhelábamos sentir de nuestro padre Joseph.

En el colegio Luís y yo habíamos llegado con un par de cadenitas de plata que utilizábamos como tobilleras y no ser tan obvios en nuestra relación, estábamos acostados debajo de un árbol en el patio que usábamos como cancha de futbol. Le había estado contando a mi chico lo que había pasado con Tony pero el simplemente no le importaba.

  • Eso es lo que pasa, ¿me entiendes?

  • ...

  • ¿Luís?

  • ¿Ah?

  • ¿Me estas escuchando?

  • Sí, sí claro...

  • ¿Y qué acabo de decirte?

  • Pues... que tú y Tony... ehhh... no sé, algo sobre juegos y tu papá... y mmm... coño no sé.

  • Gracias por escucharme, imbécil – dije levantándome.

  • Ayyy Andrew, ¿por qué tienes que contarme esas estupideces de tu hermano? – se levanto también imitándome.

  • No son estupideces Luís. No lo entiendes. Tony me odia.

  • Aja, a mí también y no me ves sufriendo – me dijo cruzando sus brazos.

  • Es porque no es tu hermano... tú no tienes hermanos, por eso no lo entiendes.

  • Que un niñito estúpido me odie no me interesa.

  • ¡Discúlpate! – lo empuje rápido.

  • Claro que no... es la verdad.

  • ¡Discúlpate! – volví a gritarle empujándolo de nuevo.

  • ¿¡Por qué!?... no tengo porque hacerlo y no eres nadie para obligarme.

Imbécil... imbécil, Luís seguía siendo el completo imbécil que había conocido en un inicio, no entendía lo que sucedía en casa y ni siquiera trataba de apoyarme, para él simplemente no era nadie. Me había dado la vuelta y dado un par de pasos hasta que sentí su fuerte agarre deteniéndome.

  • ... Déjame.

  • No.

  • No lo entiendes, lo dejaste claro, no te importa nada, no soy absolutamente nadie para ti, me voy con alguien que si me pueda escuchar.

  • Siempre comenzamos a pelear por tu culpa sabías, ¿Por qué coño siempre tienes que decir lo que uno supuestamente está pensando?

  • No supongo nada imbécil, acabas de decirme que lo que te estuve diciendo por media hora eran estupideces... acabas de decirme que yo no era nadie.

  • ¡Porque lo son y no me interesan! – me gritó separando los brazos... - ¡Pero tu si me importas! eres mi... – hizo una pausa mirando a todos lados – mi novio.

  • ¡Gracias por aclararlo! – ya me iba... ese idiota no merecía nada de mí.

  • ¡Andrew!... ¡Andrew!

Lo había dejado solo y en todo el resto del día no le había prestado atención, si lo que le decía no le parecía interesante y puras estupideces pues que se joda, ¿novio?... ¿novio? Los novios no se trataban de esa manera. Solo me importaba recuperar el amor de Tony y lo lograría sin ayuda de nadie...

---*---

Unas semanas después, casi terminando el primer mes del año me había separado de Luís de nuevo, muchos decían que parecíamos realmente novios que solo hacíamos más que pelear y regresar a cada rato – ninguno de ellos pensaba que tenían toda la razón – y es que simplemente Luís y yo podíamos ser un par de semanas los mejores amigos que podían existir pero luego el otro par de semanas ni siquiera nos saludábamos, nuestros amigos nos ignoraban, simplemente ya hartos de la situación se alejaban de cada uno y listo.

En esos tiempos de soledad me la pasaba en cada hora libre o en cada recreo vigilando a Tony que extrañamente siempre estaba sentado leyendo o dormitaba escondiendo su cabeza entre las piernas, nunca lo veía, correr, compartir, o jugar como los demás niños. Simplemente se sentaba en una de las columnas solo a leer y eso era todo, quería acercarme y estar con él un rato, pero seguramente me alejaría como siempre. Un par de veces Arturo pasaba por su lado y lo saludaba abrazándolo y se quedaba un rato hablando con él terminando su “visita” con una sonrisa de ambos...

En uno de esos recreos un suceso me saco de onda completamente, un par de chamos de 7mo grado estaban hablando con mi hermano que estaba un tanto arrinconado en el suelo y pegado a la pared sosteniendo su libro fuertemente, lo siguiente que vi era como uno de ellos se lo arrebataba y comenzaba a jugar con él lanzándolo por el aire, mientras mi hermanito apretando los puños y a punto de llorar veía como entre los dos chicos se intercambiaban el libro bromeando. Mi nivel de arrechera sobrepaso el limite, nadie, NADIE se iba a meter con mi hermanito... baje las escaleras y esquivando a todos los niños que corrían por el patio de básica llegue, atrapé el libro en el aire y uno de los chamos se quedo mirándome asustado mientras el otro ni siquiera sabía lo que pasaba.

  • ¿¡Qué te pasa imbécil!? – dijo uno de los chicos.

  • No no... pendejo cállate... – respondió el otro.

  • Andrew... – dijo mi hermanito en voz baja.

  • ¿Ustedes quien coño se creen para molestarlo? – dije molesto señalando a Tony.

  • ¡No te metas cabrón!

  • Shhh... Franco, cállate.

Uno de los chamos al parecer no tenía ni idea de quien coño era, en cambio el otro si lo sabía por la expresión que tenía en su rostro de miedo.

  • Vete de aquí chamo... jajaja... no ves que siempre molestamos al mocoso come libros ese...

  • ¿¡COMO!? – dije molesto.

  • Mierda Fran...  – el otro chamo retrocedió y se fue.

El siguiente en moverse fui yo y de un puñetazo lo deje en el piso con la nariz rota y sangrando, los otros niños de básica comenzaron a gritar y a rodearnos en círculo, mi hermanito me abrazaba fuerte y cuando iba a abalanzarme sobre el chamo unas maestras habían llegado molestas.

  • ¡PERO BUENO!

  • ¡NO NO NO VALE, ES QUE NO PUEDE SER!

  • ¡ANDREW BROWN! – gritaban todas las maestras.

  • ¿Estás bien? – le pregunté a Tony susurrándole y besando su cabeza, mientras ignorábamos a las maestras.

  • Sí...

Con ayuda levantaron al chico y lo llevaron a la sala de maestras, también me llevaron a mí y a mi hermanito arrastrados... no podía creer que esos dos pequeños bastardos molestaban a mi hermano constantemente y lo peor, me culpaba demasiado por no saber absolutamente nada, por alguna razón pensaba que mi hermanito en el colegio era completamente feliz y estaba a salvo, de mi y de todo aquel que quisiera molestarlo. Tony para ese momento no dejaba de abrazarme y yo tampoco lo soltaba, nos mandaron a sentar y allí comenzó el regaño, la enfermera trataba de ver que no le había hecho mucho daño en la nariz y dependía el resultado de cuál sería mi castigo. Hasta que finalmente la enfermera había comprobado que la nariz estaba rota. Allí las maestras volvieron a gritarme, el profesor guía, Orlando, también había llegado y se había unido a los gritos, mientras mi hermano y yo estábamos en silencio abrazados, cuando finalmente se calmaron lo único que les dije de forma calmada era que estaban molestando a Tony y yo simplemente lo estaba defendiendo, hice lo correcto, no me importaba que ocurriera ni a él ni a mí, mi hermanito era lo más importante. Las maestras se quedaron calladas pero al final ambos habíamos sido expulsados una semana del colegio.

Tony subió a su salón, en cambio yo me había quedado a fuera con mi bolso, media hora después mi padre llegaba por el pasillo mirándome molesto con su postura imponente.

  • Ya me han dicho lo que ha ocurrido – su tono obviamente demostraba que feliz, no estaba.

  • ¿Y? – le contesté desanimado.

  • Estoy decepcionado de ti, Andrew.

  • Pues deberías de estar orgulloso padre... – mi padre me miró sorprendido por mi respuesta.

  • Te han expulsado del colegio – dijo molesto después de su asombro.

  • Me expulsaron por salvar a Tony.

  • ...

  • Lo molestaban, era lo único que podía hacer... me dijiste que debía cuidarlo. Deberías estar orgulloso.

  • Levántate, vamos a casa – y no dijo más.

En esa semana mi padre no me hablo en ningún momento, mi castigo en casa era estar encerrado sin televisión, teléfono, ni visitas, solo podía salir del cuarto para comer e ir al baño, vigilado por mi madre que también estaba molesta pero no tanto como mi padre, Tony me hizo sonreír y llorar de felicidad. Una noche habían dado unos toques en mi puerta y pasado una nota por debajo, con su inconfundible letra pude leer el mensaje: “MUCHAS GRACIAS ANDY, TE QUIERO MUCHO. TONY” .

Y con eso, todo había valido la pena, no me importaba quedarme encerrado, Tony me quería de nuevo... había terminado esa horrible disputa que había comenzado desde hacía mucho tiempo, y con ello, terminado el mes de Enero.

---*---

Febrero de 2005.

- Oh por dios... ¡Siii! – Luís gemía de placer.

- ¡Dame!... ¡Dame más!... ¡MÁS!

Estábamos en la cama desnudos, yo estaba completamente entregado a mi novio en cuatro patas. Sentía como su pelvis golpeaba mis nalgas y su pene entraba en mi interior abriéndome completamente. Estaba caliente, sudando, gritábamos como locos.

- ¡Sí!... ¡Toma!... ¡TOMA!... ¡AHHH!

- Carajo... mmm...

- Que puto eres.

- Sigue mi amor.

- ¡Tremendo puto! – gritaba mientras me poseía.

No tenía ni idea de cómo habíamos llegado al cuarto de Luís, desnudarnos mientras nos comíamos a besos para luego hacer un salvaje 69 terminando en nuestras bocas, segundos después, con la verga aún dura mi novio me controlaba y me cogía como todo un macho, lo estábamos disfrutando sin compromisos... estaba feliz sonriendo, mi chico me comenzó a abrazar hasta que su peso lo sentía completamente en mi espalda. Iba a besarlo, así que voltee mi rostro hacia el suyo y me sorprendí de lo que veía, no era mi novio... no era Luís... él no estaba cogiéndome como pensaba... un chamo mayor, de 20 años, apuesto, muy apuesto, moreno de buen cuerpo definido, con unos ojos verdes que brillaban... Miguel estaba detrás de mí acariciando todo mi cuerpo y con su enorme verga dentro de mí...

- Te quiero Andrew... – me decía besándome calmadamente... – ¿Tú me quieres?

- Mmm Mi-Migue... ¿Qué haces aquí?

- Jajaja... que pregunta panita... ahhh – gemía dando una estocada – hacemos el amor... tu y yo.

- Ah-ahhh... ¿Tú y yo?

- Así es... ¿me quieres Andrew? – ahora me besaba por el cuello haciéndome vibrar de placer.

- Sí... sí te quiero... Ahhh...

- Sí... panita... mmm me encantas... ¡AH! – gemía mientras me daba otra estocada profunda – ya voy a acabar panita...

- ¡Ahhh! Migue... sigue... sigue... ¡Sigue!

- ¡Ufff!... ¡AHHH! ¡AHHH! ¡AHHH! – su semen caliente no dejaba de salir por su verga, llenándome.

Yo al igual que él había acabado en la cama mientras que Miguel no dejaba de abrazarme fuertemente sin poder respirar, pensaba que estando a su lado era lo más perfecto del mundo, él y yo éramos perfectos... como siempre debió de haber sido...

- Que rico... Migueee.

- Lo sé panita... jajaja... espero no haberte preñado... mmm – Miguel simplemente no salía detrás de mí y no me soltaba – te solté mucha lechita...

- Jajaja... no me dejes Migue... no me dejes.

- Nunca... te quiero.

- Y yo a ti...

---*---

Fue un sueño... un puto sueño... no me lo esperaba en ninguna forma, de cómo había comenzado y luego de cómo había terminado. Comenzaba con un sexo salvaje con Luís para terminar... para terminar haciendo el amor con Miguel.

Pero lo que si esperaba – y me imaginaba – era lo que ocurría en mi entrepierna, no solo seguía teniendo una erección si no que ya había acabado llenando todo mi short gris de semen, tenía una enorme mancha pareciendo que me había orinado. Nunca pensé en soñar eso tan vívidamente, recordaba que había soñado con pajas y mamadas con chicos – Luís, Arturo, Richie... y Miguel, pero esta noche todo había cambiado, había subido a nuevos niveles sexuales – después de ver tantas pornos, la imaginación había surtido efecto.

Mi celular había comenzado a vibrar avisándome de un nuevo mensaje: “Hola mi amor... te extraño, quiero verte, en verdad discúlpame,no quería decir esas cosas, quiero que hablemos con Anthony y resolver todo... por favor perdóname te quiero mucho, respóndeme!!!”, nada más, Luís se estaba disculpando por lo que había pasado – un poco tarde, pero lo aceptaba – tecleé rápido una respuesta un tanto insípida, aceptando su disculpa y diciendo que también lo quería y lo envié, vi rápido la hora 8:00 am aún era temprano y seguía teniendo sueño, pero como estaba todo pegajoso me levante rápido y fui a bañarme.

Al momento de salir del baño con la toalla anudada en mi cintura, Tony pasaba por la puerta vestido con un shortcito azul y una franela blanca, me sonreía de forma amable y yo le correspondí de la misma forma, le dije que deseaba hablar con él ya que lo extrañaba mucho, él después de pensarlo un poco aceptó.

Entré en mi habitación y me sequé completamente, me vi desnudo apreciando mi cuerpo, me gustaba. Mi rostro, aunque se veía un poco aniñado ya se reflejaban los cambios que lo convertían en un rostro más varonil, lo único que odiaba eran los típicos barritos que tenía en zonas puntuales de la cara. Mi torso algo definido aunque deseaba inflarlo un poco como lo tenía Arturo, estaba considerando su idea de ir al gym con él y bueno... no quedarme solo en ningún momento para que no pasara nada como la vez pasada... seguí mi mirada por mis piernas igual de definidas gracias al futbol y detallando mi pene que estaba dormido pero igual se veía bastante bien y proporcionado a mi cuerpo... no era una manguera ni nada parecido... digamos que se asemejaba a la realidad junto a mis bolas que colgaban un poco dándome una buena vista admirándolo todo. Me sobe mirándome al espejo y viendo como se agrandaba un poco, pero luego me concentré en lo más importante, hablar seriamente con Tony, deje el inicio de mi paja y me vestí con lo primero que vi, un short con un estilo militar y una camiseta negra, salí del cuarto y caminé hacia el de mi hermanito, tocando la puerta un par de veces esperé a que me abriera.

  • Hey.

  • Hola.

  • ¿Puedo pasar?

  • Sí.

Entre a su habitación y cerró la puerta, la televisión estaba apagada y un libro reposaba en la cama.

  • ¿Me puedo sentar? – le dije señalando la cama.

  • Claro Andy.

  • Ven... ¿hay alguien más en casa?

  • No... solo nosotros dos.

No sabía cómo iniciar esta conversación... pero algo me decía que no era tan difícil, solo quería saber que era lo que pasaba por su cabecita... por qué coño odiaba a Luís... y si tenía problemas simplemente debía de ayudarlo en todo lo que quería, simplemente, ser un buen hermano.

  • ¿Cómo estas Tony?

  • Bien Andy...

  • Mmm ya.

  • ...

Demonios... no era lo que imaginaba que iba a ocurrir, esperaba que a la primera pregunta se abriera completamente conmigo, pero debía indagar más...

  • Ya no te siguen molestando esos carajitos, ¿no?

  • No... ya no – me respondía sentado en el borde de la cama moviendo sus piernas que colgaban separadas del suelo.

  • ¿Por qué no me dijiste? que ellos te molestaban.

  • No sé... no quería y ya.

  • Vamos Tony, dime la verdad...

  • Es que yo no te hablaba – decía con un tono un poco chillón.

  • Ya... pero, pudiste decírselo a tu maestra, papá, mamá... Mathew... Tony había mucha gente.

  • Ya... no sé, pensé que se cansarían de molestarme.

  • Eran unos imbéciles... ¿Qué decían tus amigos?

  • ...

  • ¿Tony?

  • No sé, les daba igual.

  • ¿Cómo es eso?... no entiendo, no se supone que los amigos hagan eso.

  • Y no se supone que los hermanos traten mal a sus hermanos – respondió atacándome.

  • ¡Oye!... lo lamento.

  • Ok.

  • Es que no lo entiendo Tony... debiste decirme, o a Mathew, el te hubiese ayudado de alguna forma... Mathew me dijo... me dijo que hablaste con él. Le dijiste que estabas bien...

  • Yo estaba bien...

  • Claro que no, Tony.

  • No entiendes... ninguno entiende – su voz se estaba apagando.

  • Pues que cosa... dímelo Anthony... que no entiendo.

  • Tu no entiendes Andrew... yo no tengo amigos, no soy como tu ni Matty...

  • ¿No tienes amigos?... Nico y Eric ¿qué?

  • Ellos me odian... yo no les hice nada... y ahora me odian – me dijo estallando en llanto.

  • Tony cálmate – lo tomé en mis brazos mientras él se inquietaba mas.

  • Me odiaaan.

  • Shhh...

  • Yo no les hice nadaaa – repetía – yo no fui... y ahora me odian los dos...

Demonios... maldije una y mil veces pensando en cómo mi hermanito se estremecía al llorar.

  • Escucha... mírame, deja de llorar y sabes ¿por qué? porque esos niños no merecen que llores por ellos.

Estaba molesto con esos carajitos ahora... nadie tiene el derecho de hacerle eso a Tony, malditos carajitos – pensaba – ellos no eran nada, simples basuras que se acercaron a mi hermanito para tratar de joderle la vida.

  • Tony, eres mejor que ellos... ellos son basuras, eres mejor que ellos Tony – le repetía.

  • ¿En serio?... ¿Yo?

  • Claro, eres mejor que todos esos niños idiotas...

  • Ok... – me dijo haciendo un puchero.

  • No llores más por esos asquerosos.

  • Ok... gracias...

  • No te preocupes, pero... de ahora en adelante debes decirme todo Tony.

  • Está bien... lo haré.

  • Confía en mí...

Nos quedamos en silencio medio abrazados sentados en su cama, Tony aun no podía controlar las lágrimas que salían de sus ojitos algo rojos, le di un besito en la frente para luego seguir hablando un rato mas, quería saber lo que pensaba Tony ahora sobre todo. Había derribado unas piedras... pero ahora lo que deseaba era tumbar ese muro que ambos habíamos construido entre nosotros que nos separaba.

  • ... Es difícil... muy muy difícil saber... saber que conoces mas a los personajes de tus libros que a tu propia familia – me había dicho en algún momento de la mañana.

En ese momento me quedé congelado... esas palabras salían de a boquita de mi hermanito... un niño de 10 años, eso... eso para mí no era normal pero me llenó de un orgullo impresionante al sentir el intelecto que tenía Tony.

  • Eres impresionante Tony, estoy tan orgulloso de ti – el no había entendido mis palabras y me miraba extrañado como si no lo hubiese escuchado.

  • ¿No me escuchaste?

  • Jajaja... claro que si, solo que... eres un niño muy inteligente.

  • Yo sé.

  • ... Y muy modesto.

Ambos habíamos reído bastante terminando acostados y mirándonos felices. Era otro silencio pero ese momento fue terminado por Anthony borrando su sonrisa y soltando una bomba.

  • Yo pienso... que tú no quieres ser mi hermano, es lo que siento – me había dicho serio.

  • Tony... hermanito... no no no, claro que no... – le dije desesperado – eso es mentira... yo te quiero mucho... estoy feliz de que seas mi hermanito... por dios... ¿Cómo puedes pensar eso?

  • No sé... solo creo eso... – me decía haciendo otro puchero.

  • Tony... es que, tu no actúas como un chico de tu edad, eres muy maduro y a veces olvido que solo eres un niño... – iba a reclamarme pero no le deje decir ni una palabra – y también me olvido que necesitas un hermano mayor... lo lamento – dije terminando y dándole un beso en la mejilla.

  • ¿Si quieres ser mi hermano?

  • Claro que si tonto...

  • Ok... – me había sonreído apenado.

Después de eso mi celular había comenzado a sonar y fui rápido a contestar, dejando solo a mi hermano por unos minutos, Luís quería preguntarme sobre una tarea o algo así y había cortado rápido la llamada, simplemente no era tan importante como lo que estaba haciendo en ese momento.

  • Disculpa, era Luís preguntando sobre una tarea...

  • Afff – me dijo cambiando su cara de nuevo, una cara de asco completamente.

  • ¿Qué pasa?

  • Luís.

  • ¿Qué pasa con él Tony? No entiendo porque lo tratas así... el no te ha hecho nada. Y es en serio una cosa, debes disculparte con él por la patada.

  • No quiero hacerlo – me dijo de una manera terca.

  • Pero debes hacerlo.

  • Luís... odio a Luís... desde que él llegó todo cambio – dijo mi hermano molesto y frustrado.

  • Ya... pero Tony... Luís... él es mi mejor amigo...

  • ¿Entonces es más importante que yo? – su ira comenzaba de nuevo a salir.

  • No... ¡NOOO!... ¡NADIE ES MAS IMPORTANTE QUE TÚ...!

  • ¿ENTONCES POR QUÉ SIEMPRE ESTÁS CON ÉL? – me grito.

  • Porque él es mí... es mí... – no podía decirlo.

¿Era el momento? Revelarle a alguien de mi familia lo que sucedía con Luís – obviando lo que sospechaba Mathew –... sinceramente no sabía si de verdad estaba preparado para decirle a mi hermano que Luís era mi novio y lo quería mucho, formaba una parte esencial de mi y nadie podía negarlo... todo se resumía a que una parte de mi pensaba que la conversación había terminado y debíamos cambiar de tema, era un secreto nuestro y eso no iba a cambiar... pero la otra parte... era lo contrario, qué importaba si mi hermanito se enteraba de la verdad, si me quería como él mismo decía debería de aceptarme tal como era... tal como yo me aceptaba en ese momento.

  • Es mi... novio – lo dije.

  • ¿Qué?

  • Sí... bueno... no... – hacia demasiadas pausas – es mi... chico...

  • ¿Por qué no Arturo?... – me interrumpió.

  • ¿Cómo?

  • Artie es más lindo... o Richie, él es bueno conmigo.

En ese momento me quedé sorprendido, mi hermano no le molestaba que tuviera novio... le molestaba que fuera Luís.

  • No te molesta que tenga... ¿un novio?

  • Pues... no... es raro... pero no, pero – se levantó de la cama – ¿POR QUÉ TIENE QUE SER LUÍS?

  • Pues es obvio... Luís me gusta.

  • ¿Por qué no Artie?

  • Ayyy Tony, Arturo es mi amigo y ya... solo eso.

  • Ya...  – dijo de nuevo con una expresión terca en su cara y sus brazos cruzados, analizando algo – termina con él.

  • ¿Ah? – pregunte confundido.

  • Que termines con Luís... es un idiota.

  • No voy a hacerlo Tony... por dios.

  • ¡Qué termines con él, ahora mismo! – exclamó pisando fuerte el piso.

  • Te dije que no lo iba a hacer, esa no es tu decisión – traté de ser comprensivo.

  • ¡Hazlo!... o si no... – se quedo mirando hacia la puerta – o si no le digo a mamá y papá.

  • ¿Qué te pasa Anthony, estás loco?

Me quede con la boca abierta, no puede ser... no podía ser... mi hermanito me amenazaba... Tony me estaba amenazando con decirle a mis padres que era gay si no terminaba con Luís, no sabía que ese niño tenía una mente tan... tan siniestra y fría para hacerme una cosa así, pero por la expresión que tenia y sus ojos verdes con la mirada fija en mi me decía que todo era en serio.

  • Bota a Luís... lo odio.

  • No puedes hacerme esto... no puedes pedirme que termine con mi novio... quiero mucho a Luís.

  • ¡Pues o es Luís o soy yo! – me había gritado.

  • Me voy de aquí.

Me levante de la cama, salí de su cuarto cerrando la puerta y entré a mi cuarto frustrado... era una suerte que no hubiera nadie en casa excepto nosotros dos y así nadie escuchara la extraña conversación que habíamos tenido comenzando con disculpas y mucho cariño... para terminar con una trampa y amenaza de mi propia sangre, lo repetía, Tony es una persona muy fría y calculadora pidiéndome que botara a mi chico solamente porque él no lo aceptaba era muy egoísta de su parte y yo era tremendo imbécil por confesar que éramos novios, por confiar en Anthony. No lo iba a hacer, no iba a terminar con Luís por una tonta amenaza de mi hermano, ese niño tenía que aguantarse y si no podía, pues, ¡que se joda!

---*---

Cuando por fin pude regresar al colegio – ya había pasado el tiempo cumpliendo mi suspensión – nada había cambiando realmente, lo único fue que fui recibido de una forma bastante heroica, todos me miraban y me señalaban ahora era “el chico que salvo a su hermanito de los malos”, “el héroe de los chiquitos”, faltaba poco para llegar a ser “el chico que vivió y venció a la oscuridad” – como Harry Potter – y los chicos me recibieron de la misma manera, Cintia y Manuel felicitándome, pero Arturo me critico simplemente porque no lo había llamado para joder a los carajitos – también fue porque quería tener una semana libre de clases – Luís no sabía absolutamente nada sobre la amenaza de Tony y debía decírselo a toda costa. En una hora libre antes del recreo estábamos reunidos todos hablando sobre lo que había ocurrido realmente ese día y terminé contándoles toda la historia.

  • Ayyy hermoso eres un héroe.

  • Sí, bueno, yo no lo veo así – dije un tanto apenado.

  • En realidad yo no apoyo lo que hiciste Andrew – había dicho Selena.

  • Mi vida, ya hemos hablado de esto – replicaba Manuel.

  • Era mi primo, Manuel... – le contestaba a su novio.

  • Y tu querido primo estaba molestando a mi hermano Selena, me importa una mierda si lo apruebas o no, es mas... será mejor que no lo vea ni siquiera por el patio de básica, porque juro que me van a terminar expulsando del colegio por cómo lo voy a dejar...

Selena me miraba con una fusión de molesta y sorprendida por lo que le acababa de decir, todos nos habíamos quedado callados esperando su respuesta que nunca llego. Y termino por alejarse de nosotros, seguida por su novio.

  • Drew... te pasas – había dicho Manuel antes de irse.

Creo que al principio me molesto el hecho de que Selena se pusiera de parte del tal Franco, pero como ella lo dijo, era su primo primero era bastante obvio, yo también estaría de parte de mi familia en vez de un amigo, sea cual sea el caso, la familia es lo primero.

  • ... Creen que... ¿me pasé? – pregunté a los chicos que quedaban.

  • Hermoso, Selena no tenía la culpa.

  • Ya.

  • Lo que importa Andy es que eres un héroe que salvo a su hermano y no me llamaste para joder a esos carajitos de verga – había dicho Arturo.

  • Jaja, claro... ¿Y tú qué piensas?

  • Ehhh... no sé – Luís no había dicho ni una palabra desde que había pisado el colegio.

  • Ya, bueno. Oye, necesito hablar contigo de algo... es muy importante.

  • Vamos pues – de nuevo contestaba sin ganas empezando a caminar.

  • ¡Hermoso, me vas a dejar sola de nuevo!

  • Pero Cinty... en serio es importante.

  • Sabes que Andrew, olvídate de esto – decía señalándose a sí misma – olvídate... olvídate de todo.

Y se fue caminando hacia los salones, ya éramos solo tres amigos que quedaban, Selena estaba molesta conmigo y seguramente Manuel iba por el mismo camino después de haberle gritado a su novia. Y ahora Cintia se alejaba sin razón aparente, solo necesitaba hablar con Luís y luego si quería pasaría todo el puto día con ella – a veces deseaba partirme en partes iguales y que todo el mundo estuviera feliz – pero por razones obvias no podía ser.

  • Artie por fa, habla con ella.

  • Afff... ¿tengo que hacerlo?

  • Si... por mí – le dije suplicando.

  • ¡Qué ladilla!... bueno, ¡por ti! – y se alejo en la misma dirección.

  • ¿Vamos?

  • Dale.

Nos alejamos un poco y terminamos en una de las zonas casi desiertas del colegio, no pude resistirme mucho y mire a todos lados – vigilando que no hubiese nadie – y bese a Luís profundamente, solo un beso rápido pero demostrándole que lo había extrañado demasiado.

  • Perdóname mi amor... pero te extrañaba mucho.

  • Ya, está bien.

  • Coño ¿Por qué estas así de seco?

  • Es que me arrecha que te expulsaran.

  • Pero bueno, lo hice por...

  • Si aja, por tu hermanito que no se sabe cuidar solo.

  • Coño Luís. Entiéndelo tenias que verlo, tenía miedo... y Tony tiene 10 años, era imposible que se defendiera de ellos.

  • Ya... yo les habría dado una golpiza.

  • No era necesario. Me tiene a mí para eso, ¿Qué carajo te pasa? Hablas como si no te importara Tony.

  • Pues la verdad me importa un carajo.

Me quedé sorprendido por sus palabras.

  • Vaya... no me esperaba eso.

  • Que esperabas Andrew – decía atacándome – si ese carajito me odia ¿yo lo voy a querer? Lo trato bien, nunca le he hecho nada y viene y me da una patada porque le da la regalada gana... no chamo, ese mocoso no se merece nada de mí.

  • ¡Puto! – y le di directo un puñetazo en la mandíbula - ¡Respeta! Estas hablando de mi hermano.

  • Ya... me da igual.

  • Si... a ti todo te da igual, te traje para acá para decirte algo importante – iba a decir algo pero lo callé de una – Tony sabe lo nuestro...

  • ¿¡COMÓ!?

  • Se lo dije...

  • ¿¡POR QUÉ COÑO LO HICISTE!?

  • ¿Podrías callarte y dejarme terminar?... escucha, si se lo dije. Y no le molesta...

  • A ¿no?

  • Bueno... no le molesta que tenga novio... le molesta que seas tú.

  • ¡JA! Que bolas tiene ese carajito... y ahora me preguntas por qué me importa tan poco...

  • Coño Luís concéntrate que esto no es lo importante.

  • Claro que no, si se trata de tu hermano, no es importante.

  • ¡Maldito! – lance otro golpe pero ese si lo pudo esquivar – tuviste suerte... Escucha lo importante no es el hecho de que lo sabe, si no lo que me obliga a hacer.

  • ¿Y qué se supone que te obliga a hacer? – preguntó sin interés alguno.

  • Me dijo tenía que terminar contigo. O... o si no le diría a mis padres sobre lo nuestro.

Ahora si poso su mirada en mi, había cierto pánico en sus ojos el cual pude ver completamente, sus defensas habían caído pero al mismo tiempo la temperatura en su rostro iba en aumento.

  • ¿Ya terminaron? – escuchamos una voz chillona detrás de nosotros.

  • Tony, ¿Qué haces aquí? Ve a clases.

  • No, ¿ya terminaron? – volvió a preguntar de forma inocente.

  • Mocoso... será mejor que te calles la boca – decía Luís acercándose peligrosamente a mi hermanito, yo rápidamente me coloque frente a ellos y detuve el caminar de Luís – no eres nadie chamito, o te callas o te callo.

  • ¡Luís ni te atrevas! – le dije molesto.

  • Andrew por dios, no ves que quiere jodernos la vida.

  • Andy, termina con él o le digo a mamá y papá... – volvió a amenazarme.

  • ¡Vete a tu salón carajito de mierda! – grito mi novio.

  • ¡Basta!, aléjate de mi hermano – y le di un empujón que termino tumbándolo en el suelo.

  • Bien... sabes qué pajuo... el mocoso ese tiene razón, escoge... ¿ÉL o YO?

  • No puedes pedirme eso...

  • Ya lo estoy haciendo.

Mierda mierda mierda... maldito seas Luís, maldito seas Anthony, y yo también, si no hubiera dicho nada todo seguiría de la misma forma, pero tenía que abrir mi boca y formar ese peo, dijera lo que dijera nada terminaría bien, aunque si tenía claro que uno de ellos estaba actuando de una forma que jamás en la vida pensé que actuaría, después de tanto tiempo tratando de conocerlo me estaba demostrando lo equivocado que estaba, finalmente conocía su verdadera cara. Y no me gustaba, tenía una opción, era escoger y ya.

  • ÉL. Lo escojo a él.

  • ¿¡COMO!? – había dicho molesto.

  • Lo lamento... en verdad.

  • Chamo vete a la mierda, quédate con el mocoso ese – me había dicho Luís con una mirada de asco y alejándose.

Me partía el corazón ver como terminaba mi primera relación, de alguien a quien en verdad había querido demasiado, tantos momentos difíciles, hermosos, llenos de un amor/odio que ambos habíamos compartido... luego miré a Anthony que reía feliz.

  • Espero que estés contento...

  • ¡Sí! Ahora seremos tú y yo... – seguía con una sonrisa boba.

  • Anthony, ve a clases...

  • Pero, ¿no entiendes? Ahora seremos tú y yo de nuevo... como siempre jajaja.

  • Tony, no ves lo que hiciste que hiciera... termine con alguien a quien quería mucho... por ti... Tony eres un egoísta y te vas a quedar solo toda la vida...

Me fui también de allí, no di vuelta atrás, de nuevo era solamente mi mente y un único camino. Subí las escaleras y entre en mi salón buscando mi bolso, tenía una idea clara en la mente y era salir de allí, escapar de todo y todos los que me rodeaban... fui a la parte de atrás del colegio y por un muro bajo que había allí lance mi bolso y yo me monté y salté al otro lado. Ya en la calle me quede esperando unos segundos buscando en mi mente un lugar calmado donde estar hasta que halle la respuesta y me dirigí a ese sitio.

---*---

Me aleje rápidamente del colegio llegando a un parque que estaba completamente vacío para la hora, lleno de arboles dando sombra en todo lugar, me senté al pie de uno de esos árboles y simplemente al tocar el césped lo primero que hice fue comenzar a llorar, mi vida era una mierda alejando a todos los que quería, agradecía que nadie estuviese cerca para que no escucharan mis gemidos de dolor y mis palabras dichas al aire.

  • Estoy solo...

Luís ya no me quiere, porque no lo escogí a él, mi Ragazza se alejó de mí por haberla ignorado todo este tiempo... Manuel estaba con su chica odiándome ambos por igual, Tony era un pequeño que no sabía lo que era amar a una persona en verdad, Mathew estaba estudiando alejado de todos, no podía hablar con él... Me sentía tan frio sin nadie a mí alrededor, aunque había sol, una extraña brisa helada tocaba mi rostro, pensé en alguien más, llamé a Arturo pero me caía directamente al buzón de mensajes.

Me quedé por más de una hora llorando mis penas con la cabeza entre las piernas. Al final me llegó un mensaje de mi amigo: “ estoy con Luís... tenemos que hablar ”, nada más. Mis pensamientos se fueron a solo una cosa, Arturo también me odiaba...

Mi vida no tenía sentido, me levante y caminé saliendo del parque... no esperaba absolutamente nada, una extraña sombra me estaba rodeando como si todo se oscureciera pero una voz me sorprendió, me llamaba, decía mi nombre con afecto, me di la vuelta y no pude hacer otra cosa más que sonreír.

  • Hola...

En el momento más oscuro, pude ver la luz.

  • Hola...

---*---

NdA: NO DIRÉ MAS... VAMOS CON TODO EN EL SEASON FINALE.