11vo DÍA Jueves - ESCLAVA DEL JUEZ - 3ra. PARTE

Tenés bien clarito cómo portarte bien… Había dicho el Juez… Después de eso, como seguían llegando invitados, indicó que me llevaran abajo, donde estaban los demás reunidos. Alcancé a ver que eran casi las 5 de la tarde.

Después de eso, como seguían llegando invitados, indicó que me llevaran abajo, donde estaban los demás reunidos.

Alcancé a ver que eran casi las 5 de la tarde.

Portáte bien, putita… lo escuché decir...

Cuando me llevaban a la sala vi a un veterano pelado que estaba garchandose a una guacha, en un sofá.

Poco a poco los hombres fueron retirándose a la sala, se sentaron todos y pidieron que me acercara. Estar desnuda mientras ellos estaban tan relucientes en sus trajes, me hacía sentir realmente como una perra.

Me paseaban, en cuatro, como perrita, entre todos los invitados.

Se turnaban para llevarme de la cadena…

Uno me hizo ladrar como perrita…

Otro me invitó con cerveza pero en plato de perro...

Tiraban de mis pezones anillados…

Me pasaban de uno en uno, mirando el tatuaje que me habían hecho en el culo...

Ah, recién me doy cuenta de que no les conté que los tatuados me hicieron varios tatuajes, el primero, por indicación del Juez, en el culo.

Cumpliendo las indicaciones del Juez, siempre que podía posaba ofreciendo el ojete…

Por fin, me llevaron a un salón aparte y me entraron a dar guasca…

Los tipos se turnaban para garcharme el orto…

Porque esas eran las instrucciones del Juez, darme por el culo...

Los viejos no se podían quejar, casi todos tenían vergas hermosas.

Se aburrieron de garcharme el ojete, mientras uno me culeaba, mamaba a otro y otros se pajeaban y me bañaban en leche de pija.

Otra de las consignas, era que cada vez que hacían una pausa, me revisaran el orto para ver cuán abierto lo tenía.

Yo recordaba las órdenes del Juez, tenía que ser una buena puta y atenderlos a todos.

Trajeron a un loco en silla de ruedas para que le hiciera una mamada, y como putita obediente se la chupé bien chupada.

Terminé la mamada al loco en silla de ruedas, con la boca llena de leche, cuando siento que me tiran del pelo, era el veterano que tenía clavada a la guacha, y seguramente le estaba garchando el culo, me dije, por el olor de su verga, igual la empecé a chupar y el gusto me lo confirmo.

En eso sentí un ruido fuerte de la puerta y otros siete hombres entraron en la habitación.

El Juez no había prometido en vano…

... seguían llegando machos, y no eran todos viejos.

Se me agrandaron los ojos cuando me fijé en uno de ellos, sentado en una butaca de escritorio,  había sacado una gigantesca garcha por la pierna de su bermuda….

—¿Te gusta putita?... ¿La querés?

—Sí. Señor… Quiero esa verga divina...

—Entonces, ven a chupar brisca de mierda...

Me arrodillé entre las piernas del vergudo, agarré su gruesa tranca, y cuando abrí la boca para entrar a mamársela, me la enterró en la garganta.

Empezó a meterla y sacarla con rapidez, mientras me agarraba del pelo y me movía la cabeza al mismo salvaje ritmo.

La sacó un segundo para que respirara, yo empecé a toser y me dio un cachetazo en la cara, gritándome:

¡No vuelvas a cerrar esa boquita de puta!

Porque cada vez que la cierres, te voy a dar más y más duro, ¿entendido?

– yo, como respuesta, mirándolo a los ojos, abrí bien la boca y esperé.

Él con una sonrisa, me la volvió a clavar hasta lo más profundo de la garganta.

Mientras me cogía la boca como un salvaje, sus compañeros empezaron a acercarse, unos a sobarme las tetas, otros a meterme dedos por la pepa y por el culo.

Apenas la pija que tenía en la garganta salió, otra la reemplazó y comenzó una cogida todavía más brutal que la anterior.

Mientras me zarandeaba la cabeza y yo tragaba pija hasta casi asfixiarme, escuché que los demás reían y porque el que me había estado garchando la boca, les decía que tenían que probar mis mamadas.

La garcha que tenía en la boca se detuvo y sentí cómo me levantaban en el aire.

Me colocaron en un colchón boca arriba y con la cabeza colgando por el borde,  entre varios me sujetaron mientras otro me garchaba la boca.

Yo no paraba de toser, me lloraban los ojos.

En ese momento un hombre se acercó a mí por la espalda para metérmela en el orto, me escupió el ojete y sin darme tiempo de nada, se la agarró con la mano y me la clavó hasta el fondo del ojete.

Abrí la boca para largar un bufido, pero me metieron otra verga en la boca, ahogando mi grito.

ufff …qué abierto lo tienes zorra, ¿es que vives garchando por el culo? uffff…

Siii… me encanta….

Los hombres alrededor se masturbaban y me decían todo tipo de groserías.

Los dos que me estaban garchando, me zarandeaban adelante y atrás sin piedad.

– sí, putita… ¿te gusta? te gusta, ¿verdad?

– sí, me gusta señor…

Aquel bruto no dejaba de garcharme el ojete sin lástima, me tenía empalada con saña.

De golpe y porrazo me dio un último embiste, clavó su tremenda verga de caballo en mi ojete, y con los huevos pegados a

mis nalgas, inclinó la cabeza y comenzó a chuparme las tetas.

Aceleró el ritmo todavía más y empezó a darme cachetadas en el culo mientras gritaba…

– ¡Me acabo! ¡Mierda Brisca, te voy a llenar el orto de leche, puta!

Cuando por fin se acabó me soltó y me arrojó sobre otro que me estaba cogiendo la boca, este enseguida me tumbó sobre él y empezó a darme por el culo a lo bestia.

De pronto, el que me estaba garchando el orto se detuvo, creí que tendría un momento de alivio, pero enseguida me di cuenta de que otra enorme pija competía con la que ya tenía alojada en el orto.

¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO! Nooooo – grité… para dar más ambiente, mientras sentía cómo poco a poco la segunda garcha iba entrando en mi enrojecido y maltratado agujero.

Haberlo pensado antes – dijo otro viejo que se me acercaba pajeándose justo antes de clavarme la pija en la boca.

Yo comenzaba otra furiosa mamada, cuando la segunda verga que trataba de entrar en mi culo por fin lo consiguió y el dueño no dudó en empezar a entrar y salir furiosamente mientras el que estaba debajo reanudaba sus movimientos.

Tenía dos pijas destrozandome el culo y una clavada en la garganta, no podía respirar.

Mientras estaban así otro se acercó y me quitó las esposas, sólo para que dos garchas ocuparan rápidamente mis manos, y obligarme a masturbarlas.

Cuando alguno de los hombres iba a acabarse se colocaba rápidamente en el puesto de la mamada y llenaba mi boca de leche, mientras los demás iban rotando por mis demás agujeros.

Cuando se cansaron de verme con dos pijas en el culo decidieron  probar algo nuevo.

Todos se apartaron menos el que estaba debajo mío, que empezó a garcharme la concha.

¡Che, adivinen!

La tiene ensopada, ¡la muy puta está caliente! – gritó mientras empezaba a garcharme.

Todos se rieron y otro macho me ensartó otra guasca en la pepa.

Para mi sorpresa, me entró de una, estuve a punto de gritar, pero esta vez de placer.

Aquello me estaba gustando, mientras estos dos hombres me hacían una doble vaginal uno más se acercó y se me colocó encima para metérmela en el culo.

Ya no pude soportarlo más y empecé a retorcerme, a moverme y a gritar que quería más pija.

Los machos se entusiasmaron y mientras uno se acercaba a mi boca, que recibió la garcha ansiosa y empezó a lamerla, otros dos se acercaron a mis manos, que parecieron moverse por su propia cuenta y sin demora estaban pajeándolos.

Entonces un viejo se acercó con un dildo unido a un largo palo y desde detrás me lo metió también por el culo de una fuerte embestida.

Solté la pija que estaba lamiendo lo justo para gritar

-Síííííí, hijos de puta, denme más pija, sííí, garchenme, cojanme por favor...

– el que estaba frente a mi no pudo soportarlo más y volvió a garcharme la boca furiosamente hasta acabarse en mi boca.

Entonces el que sujetaba el dildo me la colocó en la boca…

-Vamos puta, tragáte esta garcha…

Te gusta lo que te hacemos, ¿verdad?

Eres una zorra, reputa... siii, eso es, chupála, putita…

-yo mamaba hasta casi asfixiarme y cuando sentí que el que me garchaba el orto se acababa dentro mío, no pude soportarlo más y empecé a cabalgar furiosamente a los que me hacían la doble vaginal.

Mientras me movía arriba y abajo, me frotaba las tetas, hasta que solté la pija que tenía en la boca y empecé a gritar:

Sí, DIOS MÍO... ME ACABOOOOO-

...mientras gritaba los dos machos, sacaron las vergas de mi pepa, ...me salió una lluvia de impresionante squirt y quedé temblando en el suelo.

Me hicieron dobles y triples anales y vaginales, me garcharon la boca de dos en dos y me conectaron a todo tipo de máquinas y vibradores. En una ocasión uno de los viejos me metió un bate de béisbol casi entero por el culo y empezó a moverlo furiosamente hasta que me acabé como una yegua.

Realmente fue de locos…

No sé cuantos me garcharon esa noche.

Chauuu

Despues la sigo