1 Viaje, 15 noches y 12 coños (Primera noche)

Un viaje todo pagado, con mujeres ardientes y tentaciones en todos lados. Aunque Dan solo quiere divertirse, no sabe que su viaje sera lleno de sexo descontrolado y de que descubrirá secretos de la empresa en que trabaja. Al tiempo que consigue 12 coñitos dispuestos a ser llenados por su verga.

Primera noche.

Como siempre, los concursos inter-empresas eran una locura, todos ansiosos por ganar, los jefes presionando para llegar a la cuota y al mismo tiempo intentando nuevas formas para vender mas. Este año tenían motivos extras para ganar. El primero, el ganarle a las demás empresa y poderse lo restregar por un año, el tan añorado premio monetario a quien superara sus cuotas, y el viaje todo pagado a alguna playa de nuestra elección. Donde íbamos a poner fin a tanto estrés y despedirnos del concurso hasta el año siguiente.

Además, iba a ser un viaje que prometía mucho ya que seria primera vez que viajábamos sin el amparo de nadie, ni de mis padre o de algún familiar. Solo yo y lo que me deparara. Y aunque pase dos semanas quemándome la cabeza, buscando personas y llevándome a limite para lograr la cuota, al final la supere y por mucho.

No dieron muchos lugares a los cual ir, entre ellos, era Mallorca e Ibiza, incluso a los cabos. Termine escogiendo ir a Ibiza. Para mi sorpresa no era el único que iría a los cabos, Eva (mi jefa directa) Míriam, Sara (compañeras de trabajo) y Edgar(Gerente) irían.

En un principio me molesto, sabiendo que si ellos estaba, no me podría divertir como quisiera o ir a donde mi regala gana me indicara, incluso solo flojear en mi habitación con servicio a la habitación. Luego caí en cuenta que ellos no debían afectar mis planes, que realizaría lo que me fuera en gana, y vaya que me afectaron pero… no se si de buena forma.

Lo que me tenia un poco desconcertado era Edgar, era un sujeto soltero de casi 40 que aun lucia de 30, buen tipo, atractivo de cara y con un cuerpo con músculos tirando a fisicoculturista. Tenia una labia que le hacia un hombre que atraía a las mujeres y las malas lenguas decían que había tenido alguna aventura con alguna de nuestras compañeras de trabajo, con alguna gerente o directora, alguna de ellas casadas, y para rematar con alguna clienta de paso. Pero como digo, eran rumores. Era un buen tipo, no lo niego, pero cada que salíamos de fiesta juntos o en un evento de la empresa, siempre era el quien terminaba llevándose la atención y de paso siempre intentaba humillarme.

Y no es que yo no tenga lo mio, con 25 años, no soy el tipo levanta pesas, crea musculo a lo pendejo, no, estaba en el Gimnasio solo por salud, mantenía mi cuerpo tonificado y practicaba box(solo para defensa personal). Tengo un carisma siempre alegre, algo pícaro y suelo ser competitivo, ante tal sujeto como no serlo. Por cierto mi nombre es Daniel Galindo.

Eva me dio la noticia unos días antes de la salida de vuelo, justo durante la ceremonia de clausura. No me sorprendió que nos enviaran a todos en el mismo vuelo y que nos colocaran en el mismo hotel, digo si hacían una reserva, hacer cinco era mejor y mas practico. Mi jefa es la clase de mujer que volteas a ver no importa su edad, tiene casi 34, pero es una belleza inmarcesible. Aun con su edad su cuerpo era atletico, media cabellera rubia, ojos claros, pegos grandes y un culo digno de admirar. Levantaba pasiones y al ser mi jefa algunas veces les dedique alguna paja.

Del lado de mis compañeras no me podía quejar, Miriam de 20 era la mas pequeña del grupo, la veíamos como la nena de la corporación, recién egresada y con mucho animo.

Mi jefa siempre me incitaba a coquetearle, a intentar algo con ella, pero hasta ese momento solo eramos amigos. Y no es que no fuera atractiva, al contrario era un completo bombon, solo que no se había dado la ocasión. Entro antes del concurso, se capacito y luego con el infierno de trabajo, apenas nos hicimos amigos. Poseía una cara tierna y muy gentil, siempre con una sonrisa, enmarcada por un largo cabello azabache, y aquellos ojos color chocolate que me encantaban. Algunas veces me quedaba viendo su cuerpo, esa piernas largar y torneadas enfundadas en media, su falda de trabajo menándose al andar, ese culo redondea y respingón, ademas de cadera ancha y la cintura de avispa, y sus pechos que rebotaban si saltaba.

Era seguro que le invitaría a pasar tiempo conmigo en el viaje.

La gerente Sara, de 47, era todo lo contrario, era algo descuidada y siempre causaba líos en la empresa. Incluso algunos dirían que era promiscua y si así era seguro Edgar ya se la había follado, a pesar de ser casada y con dos niñas. Y no lo digo por decir, en una fiesta con piscina dada por ella para su hija mayor, termino desapareciendo al mismo tiempo que Edgar. Lo demás queda a la imaginación. Lo único que recuerdo es como anduvo con un bikini apretado y se paseo por todos lados meneando su culo. Solis tener el cabello trigueño, pero se veía mejor castaña, su color natura, y aquellos ojos azules que poseía. Era mas baja que Miriam, pero no le faltaba nada para excitar a cualquiera, aquellos pechos demasiado grandes, el culo bastante paradito y mirada coqueta era el triangulo perfecto para poner a cualquiera a babear.

Regresando al relato, el día llego de la partida, y Sara nos propuso a los cinco quedarnos en su casa, para que saliéramos juntos y quedara mas cerca el aeropuerto. Al final acepte, el vuelo era a las 4 de la mañana y solía tener problemas para despertar temprano. De esa forma me aseguraba de que no perdería el vuelo.

Aquella noche nos quedamos en su casa con nuestro equipaje, Eva despidiéndose de sus padres, Eva de su esposo y Edgar de su una chica que parecía su novia o algún culo que cogió esa semana.

Yo estaba algo nervioso, no me gustaba mucho estar con mi jefa, una gerente y Edgar bajo un techo durmiendo. Lo bueno es que no era el único, Míriam también parecía demasiado nerviosa. Y mas por estar junto a la hijas y esposa de su jefa, Laura era la hija mayor, que tenia la misma edad de Miriam, y era igual de lina, castaña con ojos verdes y una figura hermosa. Era igual a su madre, solo que le faltaba culo. Y su hija menor que debia estar por los 17, aunque se notaba que ya era una mujer, siendo pelirroja, como su padre y de ojos verdes como su madre. Pero en general se notaba el parentesco a leguas.

Esa noche cenamos pronto y conversamos un rato, me entere que Sara estaba en un proceso de divorcio, que Míriam tenia un gusto por la natación y Eva tenia una hermana gemela trabajando en venta de autos. Luego nos fuimos a la cama ya que al día siguiente había que madrugar. Pusieron habitaciones separadas, aunque solo tenían dos libres, donde una podría dormir Miriam y Eva sin problema, y en la otra Edgar y yo. Cosa que a ninguno de los dos nos gusto.

Por lo tanto termine acostado en el sofá de la estancia. No por gusto si no por suerte, la que creí pésima.

Y ahi estaba yo en una casa que no era mia, escuchando nada y sin poder dormir. Mas por los nervios que por otra cosa. No se cuanto paso, si una hora o dos, pero al final me levante y decidi ir al baño, por hacer algo.

Mas algo no andaba bien, la puerta del baño estaba entre abierta y la luz salia, crei que seria uno de los residentes de la casa. Estaba por tocar cuando escuche la voz de Sara salir.

-¿Si? Sabes lo que todos dicen … ¿no?-

Fue un reflejo mas que curiosidad y me pare a escuchar, al mismo tiempo que veía por la rendija que estaba abierta. Vaya sorpresa miá al ver a Edgar parado frente a Sara, acariciándole la cadera mientras besaba su pecho y su bóxer en sus rodillas. Sara sentada en el filo del lavamanos, en ropa interior, y su mano pasando por la verga de Edgar.

-¿Que dicen?- dijo Edgar bajándole un lado del su sujetador, liberando una de sus tetas, grande y con una aureola y pezón oscuro, el cual se notaba erecto. Ni un momento paso en que Edgar le sujeto y apretó su teta al tiempo que su dedo jugaba con su pezón.

-Que me has cogido… aaaaa- gimió suavemente y se pego un poco a Edgar.

Se apresuró a sujetar su polla y agitarla con fuerza, intentando excitarlo lo mas posible.

-¿Por que no lo hacemos realidad?- pregunto Edgar, bajando sus besos a su pecho y no tardo en comenzar a comerle los pezones.

-Ohhhh… que rico- dijo subiendo la pierna a la cadera de Edgar -Antes dime… ¿No te da cosa cogerme… ahhh si… con Míriam en la habitación de arriba?-

Me quede de piedra, ¿Edgar había ya cogido a Miriam?

La boca de Edgar dejo el pecho de Sara y le miro con seriedad.

-Si esa puta no da rienda suelta- le tomo y alzo ambas piernas, para luego tomar sus braguitas y las saco, para luego lanzarlas al suelo y colocarse.

Vi su polla, y aunque esta parecía bastante delgada y estaba circuncidado, tuve que taparme la boca para no emitir ruido. Aquella polla que se había tirado a varias, era de tan solo unos 12 centímetros. Comparado con su músculos no era nada, daba risa ver el complejo que tenia.

Sara le sujeto la polla nuevamente y la agito con fuerza, como intentando que se le pusiera mas erecto. Mas este solo le hizo una mano a lado, tomo un minuto y comenzó a penetrarla. Ella soltó un gemido que indudablemente fue fingido.

Fue entonces, al estar sumido ante aquella visión de sexo, que me percate que algo se movió en el pasillo, mire a Laura. Tenia una camisa larga que le llegaba hasta los muslos, y venia con el cabello aplastado. Me miro y escucho lo que pasaba a adentro, por un momento quise salir de la casa e irme directo al aeropuerto para olvidarme.

Laura se acerco rápido y coloco una mano en mi boca, para luego ver por la rendija lo que pasaba adentro, yo estaba atónito, ella se llevo un dedo a la boca y me indico que no hablara. Observo por un momento, mientras escuchábamos como tenían sexo, como sus cuerpos chocaban y los gemidos, aunque algo fingidos, de su madre. Así estábamos cuando cesaron los gemidos de forma súbita y un leve bufido de Edgar, quedándonos los dos con cara asombrada. ¿Ya estaba? ¿Cuánto había durado? Si apenas debía haber sido tres minutos…

A Laura se le escapó la risa y un -Vaya mierda de tío-

-Que rico Sara- dejo salir Edgar intentando besarla, cosa que hizo que Sara le girara la cara.

-¡¿Enserio?!- pregunto enojada, para luego empujarlo y que saliera de ella.

Fue cuando entonces a Laura se le volvió a salir una sonrisa divertida y levantar el dedo meñique de su mano varias veces.

-Tranquila es la primera ronda...-

-Pero si la primera ha sido una mierda de cogida, he escuchado a mi hija tener mejores polvos masturbándose-

No sabia que hacer si irme o no, pero Laura tomo la iniciativa, tomo mi mano y con paso rápido y silencioso salimos rumbo a su cuarto. No supe ni por que la seguía, solo que ella sujetaba mi mano y me estaba guiando por su casa, solo cuando me encontré en esa habitación femenina y con la cama llena de peluches y desatendida, me di cuenta.

Ella me miro, yo no la conocía mucho, mas que por unos que otros encuentros en la empresa y lo que contaba Sara, mas no podía negar que la primera vez que la vi me encanto.

Por otro lado Laura, solo me lanzo contra la cama, haciendo que me sentara y, con una sonrisa maliciosa, se levanto la camisa descubriendo su cuerpo. Estaba desnuda, sus pechos me apuntaban directo, eran algo puntiagudos pero excitantes, y el mechón bien recortado en su pubis me dejo mudo.

-Ver como coge mamá me puso caliente- murmuro tomando mi mano y llevándolo a su entrepierna, donde sus labios vaginales recibieron a mis dedos y note su humedad- Necesito que me cojas duro, mas duro que ese picha chiquita-

Soy hombre y mas aun, hacia medio año que nada de sexo tenia, y con el calor de su concha y el ver la escena de abajo, mi polla empezó a crecer rápidamente. No tardo en mirar como mi estaba excitado y embobado jugando con su humedad, soltó una leve risita y acaricia el bulto en mis calzoncillos para dormir.

-Veamos que tamaño tienes tu-

Tiro de ellos y salio de su prisión mi verga saltando y apuntando al techo, tal vez no me crean y digan que alardeo, pero mi polla tiene unos 20 o 21 centímetros, y de ancho casi tres dedos.

-Madre miá- soltó Laura tragando.- Esta si es una verga -

La tomo entre sus manos y mirando mis ojos comenzó a bajarla y subirla por todo el largo, se notaba que no era la primera, pues al llegar a la punta hacia algo raro que hacia saltar mi verga de placer. Pronto la tomo con dos manos apretando con fuerza y dándome una paja espectacular, mas ya estaba desatado, me importaba poco de quien era hija, solo que me complaciera. Tome su cabeza y en un movimiento deje mi glande contra sus labios, me miro y sonrió, no tardando en engullir mi rojo y palpitante glande.

La chupaba de miedo, enrollando su lengua alrededor del tronco, y moviendo su boca hasta que tocara su garganta para luego volver a sacarla y repetir. Mas los dos estábamos muy calientes, eso solo estaba sirviendo para ponerme a tope, por que mi polla pedía otra cosa.

Se dedico unos minutos mas, terminando succionando todo, al tiempo que con su lengua dejaba saliva por todos lados. Al sacársela de su boca saliva termino en el suelo y mi verga goteaba de lo mismo que contenía su boquita.

Le tome la camisa larga, se la quite mostrando que solo llevaba braguitas pequeñas, pero su pecho eran dos montecitos redondos paraditos con pezones rosas y muy parados. Cosa que me incito a llevármelos a la boca, comenzar a lamer cada parte de ellos, a morderlos, acariciarlos y guiar a Laura para que quedara recostada en la cama.

No tuve ni que insistir, ella misma se quito su braguitas, se abrió de piernas y su mirada me invito sugerentemente a que entrara en ella. Estaba empoderado, ver a Edgar, con su mini verga, y Sara me habían subido el ego y estaba desatado. Mire a Luna, le metí dos dedos en su boca moviéndolos para empaparlos en su saliva, cosa que ella acepto pues los lamió y chupo. Para luego ir directo a sus labios vaginales y comenzar a restregar hasta estar por su clítoris y su entrada.

-Basta de juegos… penetrarme cabrón- murmuro al tiempo que gemía.

Mas esa hembra disfrutaría esa noche, baje hasta su sexo, pase la lengua por todo el largo al tiempo de introduje los dos dedos.

-Dan… aaaahhh…. Que rico… pero quiero verga… quiero tu verga… ¡FOLLAME!- Pidió suplicante.

Continué unos momentos, saboreando aquella conchita deliciosa que ahora estaba abierta y llena de mi saliva y sus flujos vaginales. Me subí sobre su cuerpo, deseoso de acabar en sus entrañas, me coloque rosando sus piernas con mis manos, restregando mi polla en por todo su lago hasta la entrada de su coño y empecé a empujar penetrándola hasta el fondo sin dificultad de lo caliente que estaba.

Quedamos pegados, besándonos, mientras mi palpitante miembro ardia dentro de ella y cada vez ella agitaba mas su cintura, queriendo ser penetrada una y otra vez.

Llevaba varias semanas sin follar, la ultima vez fue una amiga y con el concurso no quede satisfecho, así que tenía ganas y nada me impedía satisfacerme como quería.

Imprimí un ritmo rápido desde el comienzo, embistiéndola con fuerza mientras ella movía sus caderas amoldándose a mi ritmo y acentuando las placenteras sensaciones. Sus piernas se enroscaron en mis nalgas animándome a empujar más todo lo que tenia, sus manos se abrazaban a mi espalda mientras su boca no dejaba de susurrarme para aumentar mi calentura.

-Dame fuerte cabrón, fóllame hasta deja mi conchita doliendo, has que solo piense en tu polla y en como me la metes, quiero sentir tu leche dentro, hazme gritar como a una perra…-

No se cuanto tiempo estuve penetrándola, solo que la cama chirriaba, su voz subía en cada embestida y gritaba ya cerca del orgasmo. AL tiempo que yo solo acariciaba su cuerpo y sus pechos, sin pensar en nada, mas que descargar en aquella vagina. Sentí sus uñas clavándose en mi piel con su primer orgasmo, como temblaba con fuerza, como su cadera empujaba intentando que me detuviera de follarla, mas no podía parar yo aun no quería terminar. Llevándola a un segundo y tercer orgasmo encadenado, mientras que yo llegaba al primero, y adentraba toda mi polla hasta estar pegado a ella y descargando todo en lo mas profundo de Laura.

Quede sobre de ella jadeando y bufando por el esfuerzo, con la polla aun en su interior y con ella abrazándome y aferrada con sus piernas a mi cadera. Me puse de lado para no aplastarla, mas ella se movió conmigo, quedando de frente viéndonos nuestros ojos, hasta que comenzamos a besarnos y acariciarnos otras vez.

Fue entonces cuando escuchamos los gemidos en la habitación de al lado. La mire y me quede de piedra ¿Seria la habitación de Miriam?

Laura negó y se rio tomando mi flácida polla y moviéndola un poco, como queriendo reanimarla. -Es la habitación de mi madre, seguramente esta con Edgar y aun… esta con su verga pequeña-

Debían habernos oído, mas con los gritos de Laura, y se debieron reanimar. Escuchar los gemidos de otra mujer hizo que nos calentáramos de nuevo, Laura empezó a pajearme con mi polla erecta ya, mi mano se colaba entre sus piernas acariciando sus labios y buscando su inflamado clítoris.

Así estábamos cuando los gemidos de forma súbita terminaron. ¿Ya estaba? ¿Cuánto había durado? Si apenas debía haber llegado al minuto… A Laura se le escapó la risa.

-Enséñale lo que es una follada de verdad- me dijo.

Se giró ofreciéndome sus nalgas, mostrándome su espalda y yo no tardé en colocarme detrás, y sin ser nada lindo penetrarla para luego follarla, apoyado con mis manos aferrando sus caderas para poder empujar aún con más fuerza. Laura, sabiendo que la debían estar escuchando, no se cortaba en gemir y yo, viendo como a esta le fallaban los brazos y piernas, terminaba enterrando la cara en la cama, solo gimiendo y pidiendo mas y mas de mi polla, continué con la faena. Arremetí con dureza contra ella, como nunca había hecho, haciéndola quedar con su cabeza hundida en la almohada y su culo aún más alzado.

Mis arremetidas, violentas, se ensañaban con su coño que disfrutaba como nunca del polvo que estábamos echando. Pronto empezó a gritar anunciándome la llegada de su orgasmo que le vino de forma abrupta y explosiva quedando medio ida sobre la cama. Yo estaba a punto, seguí dándole sin parar hasta que instantes después era mi polla la que explotaba llenándola con mi semen por segunda vez en la noche.

Me tumbé a su lado, abrazándola hasta que noté que se había quedado dormida.

Salí de la habitación, me regrese al sofá y cambie mi ropa interior, que tenían embarrado los líquidos de mi verga. Me acosté y casi de inmediato me dormí.

Sin saber que solo era el comienzo, y que al siguiente día… tendría que lidiar con Laura y una su madre.