(1) tengo dos hombres, pero uno no lo sabe.

Esta es la historia de una pareja adulta que decide casarse, tienen una luna de miel muy morbosa, pero ella no sabe lo que le espera al volver a su nueva vida.

(1)TENGO DOS HOMBRES, PERO UNO NO LO SABE.

¡Estoy segura que nadie ha tenido una luna de miel como la mía!

Desde que nos hicimos novios, la relación empezó sin muchos pudores, ya éramos adultos y rápidamente nos saltamos esas etapas donde él quiere y ella se hace la que no. A nuestras edades nos dimos placer como auténticos animales en celo. Hoy hace cinco años me casé con Rodolfo, sin saber que esa decisión me iba a regalar los momentos más explosivos de mi vida. Rodolfo es un hombre que ronda los cincuenta años, elegante, guapo, con una magnífica posición económica y un toro en la cama. Yo estaba en mis cuarentas, bella, según me dicen, con un cuerpo bien trabajado gracias al gimnasio, divorciada hace 14 años y sin hijos. La luna de miel fue deliciosa, aún me mojo al recordarla, fuimos a Huatulco, me sorprendió su belleza como el lujo de sus hoteles. Me cargó en brazos, como lo marca la tradición, el único problema es que yo llevaba minifalda y el bellboy se dio gusto al verme toda la tanga que se me hundía en toda la raya de mi culo.

A Rodolfo eso le causó mucha gracia, al ver la cara toda turbada del muchacho y la gran erección que se adivinaba bajo su pantalón, le dio la propina y le dijo:

-Ver, no tocar.

El joven le agradeció el billete con una sonrisa tonta y salió corriendo. Yo venía toda sudada después de un vuelo tan largo, así que me fui a la ducha, solo lo oí conversar con alguien pero no le di importancia, a los pocos momentos entró a la ducha con la verga bien parada como ya me tenía acostumbrada, yo me hinqué para mamarle ese trozo de carne que tantas veces me había hecho tan feliz, pero para mi sorpresa, Rodolfo me dijo que no lo tocara, el muy bandido, me enjabonó todo el cuerpo, poniendo especial cuidado en mis tetas, mi rajita y mis nalgas, yo por lo menos se la quería agarrar, pero no me dejó.

Luego nos secamos y salimos desnudos, en eso tocaron la puerta, yo corrí a ponerme una bata, pero él me dijo que me quedara desnuda. Al abrir la puerta, me sorprendí de ver a una chica y un chico vestidos de blanco, ahí entendí que eran masajistas, pero más se sorprendieron ellos al encontrarnos desnudos, la chica bajó la vista y el chico me miraba de reojo. Acomodaron las camas para el masaje, nos acostaron boca abajo y nos pusieron las respectivas toallas sobre las nalgas, yo me preguntaba ¿para qué? Si ya nos vieron encuerados. La chica puso música relajante, mientras el chico nos servía dos copas de vino rosado espumoso.

Nosotros nos mirábamos de lado, como cómplices, como niños que se acaban de robar un dulce, mientras vi como la chica se frotaba las manos con un aceite que olía delicioso y empezó a frotarle el cuello a mi esposo, en eso sentí como el chico posaba sus manos sobre mi adolorido cuello, realmente eran unos profesionales, sentía como mis músculos se tensaban y se distendían con una facilidad asombrosa, no sé cuánto duró ese masaje, pero cuando estaba a punto de quedarme dormida, sentí las manos del chico en todas mis nalgas, al abrir los ojos, Rodolfo me dijo que disfrutara, que eso solo era el principio de una agradable sorpresa. Ya ninguno de los dos teníamos toalla, la chica le amasaba las enormes nalgas a mi esposo y el reía tirándome besitos, nunca creí estar en una situación similar, pero estaba dispuesta a seguirle el juego, la verdad estaba muy excitada.

Vi como la chica recorría todo el cuerpo de mi esposo para terminar hundiendo su mano, en medio de sus nalgas, él solo sonreía cuando de pronto, el chico me acarició el culo todo aceitado y sentí como su dedo pugnaba por introducirse dentro de mi culo, de nuevo Rodolfo me hizo un gesto para que siguiera disfrutando, yo aflojé las nalgas y sentí como ese dedo invasor me hurgaba el culo, la verdad sentí delicioso, solo me preguntaba si la chica le estaría haciendo lo mismo. Nos pidieron que nos diéramos vuelta, entonces pude notar la tremenda erección del chico bajo su pantalón, pero ellos se comportaban de lo más natural del mundo, como si penetrar culos fuera su trabajo diario. La chica, al ver el tamaño de la verga de Rodolfo, volvió a bajar la mirada y empezó a masajearle cada uno de los dedos de sus pies, el chico hacía lo mismo conmigo.

A pesar de que yo tenía las piernas cerradas, era indudable que desde el ángulo donde se encontraba el chico, veía toda mi rajita depilada, en eso sentí como mi esposo me tomaba de la mano y me la apretaba en señal de estar en un juego poco común, pero muy excitante, morboso y lúbrico; yo temblaba de los nervios, pero él se veía tan relajado a excepción de la verga que le cabeceaba sin voluntad. Los chicos empezaron a subir sus manos por nuestras piernas, al llegar a la ingle, los dos se fueron directo a nuestras cabezas y empezaron a frotarnos el cuero cabelludo, nunca imaginé que fuera tan deliciosa esa caricia, nos masajearon toda la cabeza, la cara y hasta las orejas, entonces empezaron a frotar nuestros hombros.

La chica se frotó las manos y le acariciaba todo el pecho peludo a mi esposo, lo increíble era como con sus dedos le frotaba las tetillas, yo levanté la vista y vi que el chico sin ningún desparpajo, me agarró las tetas y me las manoseó a su antojo hasta que los pezones se me pusieron duritos y bien paraditos, Rodolfo me volvió a apretar la mano y me vio con una calentura que yo quería que me cogiera ya, pero que lejos quedaba ese momento, no tenía ni idea con lo que se vendría después. Las manos del chico estaban haciendo maravillas en mis tetas, yo sentía que me iba a salir humo por la panocha. En eso fueron bajando sus manos, como en una coreografía altamente ensayada y volvieron a nuestros pies.

Sus manos fueron subiendo hasta llegar a la altura de nuestros muslos, al mismo tiempo nos separaron las piernas, la chica seguía con la mirada baja, el chico me miraba de vez en cuando, sentí delicioso cuando las manos del chico me acariciaron el interior de mis muslos, con cada roce sentía que la cuquita me palpitaba, pero el chico no me la tocaba, solo rozaba los bordes como si sus órdenes hubieran sido calentarme al máximo… lo estaba logrando. Entonces vi como la chica se embadurnaba nuevamente de aceite sus pequeñas manos y sin previo aviso empezó a frotarle los huevos mientras su otra mano se deslizaba a través de su enorme verga, Rodolfo me dio otro apretón de manos y se reía al ver como mi cara se desdibujaba al ver como la chica ya no solo lo masajeaba sino le estaba haciendo una tremenda paja.

Entonces sentí como el chico me agarró toda la papaya, como si fuera a extraer un poco de maíz para hacer una tortilla, me la abría y me la cerraba con maestría, luego sentí como se dedo medio me recorría desde el clítoris hasta mi culo y regresaba en su camino, con su otra mano me masajeaba las tetas, yo miré a Rodolfo con súplica, necesitaba que me diera verga, pero el muy cabrón seguía con su sonrisa torturante, así que abrí mis piernas y sentí dos dedos del chico perforar mi húmeda rajita mientras otro dedo se hundía en mi culo, los sacaba y los metía con un ritmo que me iba a hacer acabar, Rodolfo me conocí muy bien, sabía el momento justo en que estaba por tener un orgasmo, entonces le hizo señas al chico y él, obedientemente, me sacó los dedos y me dejó a punto de tener mi orgasmo, yo temblaba sobre la cama, como Linda Blair en el exorcista.

Entonces los chicos abandonaron nuestros cuerpos y se lavaron las manos, yo estaba feliz, por fin nos iban a dejar solos para coger, ¡Pero no! Mi esposo tenía otras intenciones, les pagó generosamente el servicio y les dijo que necesitaba que nos bañaran, ellos dijeron que eso no estaba dentro de sus atribuciones, Rodolfo sonrió y les dijo que tampoco estaba contemplado que la chica le agarrara la verga ni los huevos, ni que el chico me manoseara la cuca, el culo y las tetas, el chico dijo que su jefe le había dado esas instrucciones, entonces mi marido fue por más dinero y les ofreció una cantidad demasiado alta pata mi gusto, con tal de que nos bañaran. Ellos se voltearon a ver y aceptaron.

Ya en la ducha, Rodolfo les pidió que se desnudaran, la chica protestó y mi marido les preguntó que cómo se iban a ir después si la ropa estaba mojada, ellos se hablaron al oído, se quitaron la ropa y se quedaron en ropa interior, nos metieron al agua caliente y empezaron a frotar nuestros cuerpos con jabón hasta desaparecer la más mínima gota de aceite de nuestros cuerpos, la chica hincada, se afanaba en limpiarle la verga y los huevos a Rodolfo, el chico me estrujaba la cuca, el culo y las tetas,  Mi esposo me agarró de sorpresa y me besó la boca, mientras los chicos se esmeraban en limpiarnos, pero más que eso, nos estaban pajeando, yo volví a sentir como el orgasmo se me venía y mi marido les dio las gracias, otra vez me dejó a punto de explotar, pero no importaba, ahora sí estaba lista para realizar mi tan añorada luna de miel.

Nos secamos los cuatro y al salir el chico nos dio más vino y la chica pidió permiso para entrar al baño a quitarse su ropa interior y ponerse su uniforme de masajista, pero Rodolfo le dijo que no, que se desnudaran delante de nosotros, ella dijo que no y mi esposo con cartera en mano, les dio un billete a cada uno, los chicos se volvieron a hablar al oído y se desnudaron, ella era delgadita, morenita, bajita, pero su cuerpecito estaba muy bien distribuido, él también era flaquito, morenito, un poco más alto que ella y su verga temblaba de deseo. Entonces Rodolfo hizo lo impensable, les ofreció dinero por verlos coger:

-Eso sí que no, señor, somos hermanos, dijo la chica.

Rodolfo sacó un fajo de billetes y se los ofreció, hasta yo me hubiera dejado coger por mi papá con semejante ofrecimiento, ellos cuchichearon y dijeron que sí con la cabeza.

Ellos se repartieron el dinero y cada uno fue a guardarlo a la bolsa de su pantalón, los dos estaban ahí sin saber qué hacer, entonces Rodolfo le pidió al chico que se acostara sobre la alfombra y le dijo a ella que le mamara la verga a su hermano, la pobre chica no sabía cómo empezar, ella le dijo que mejor se la mamaba a él, siempre y cuando yo no me molestara, yo me acerqué para ver esa mamada, ¡Pero no! El, pendejo de mi esposo quería ver un acto incestuoso, yo moría de morbo, nunca había visto coger a nadie, menos a dos hermanos. Rodolfo parecía Director de una película porno, la hincó frente a la pija del muchacho, le ordenó que abriera la boca y ella le agarró la verga por el tronco, cerró los ojos y se metió la verga a la boca, yo le agarré la pija a Rodolfo, pero él me la quitó.

Se notaba que la pobre chica estaba sufriendo con esa mamada, en cambio él le quitaba el pelo de la cara para ver cómo su hermana se comía su verga, el cuadro era muy lujurioso, ellos acostados en la alfombra y nosotros sentados sobre el sofá, inclinados, viendo muy de cerca aquella felación incestuosa, a mí no me gusta ese tema, pero no puedo negar que estaba hirviendo de la emoción. Luego, sin pedir permiso, Rodolfo tomó de la cintura a la chica y la colocó sobre el cuerpo de él en posición de 69, él le abrió las nalguitas y la lameteó todo la panochita, ella se resistía a sentir placer, pero su cuerpo decía todo lo contrario, ella embarraba toda la cuquita en la cara de su hermano, él lamía, chupaba, mamaba todo lo que encontraba a su paso, seguramente a la chica le estaba ganando la calentura, porque bajó su boca y mientras lo pajeaba, le lamía los huevos.

Cuando estaban a punto de acabar, Rodolfo levantó a la chica como si fuera una muñeca de trapo, la acostó sobre la alfombra y le dijo al chico que había llegado la hora de cogerse a su hermana, la chica se tapó la cara con sus manos, él babeaba de la calentura, él le abrió las piernas y por fin, le metió la verga, yo estaba vuelta loca, la chica estaba inerte recibiendo verga y yo estaba envidiándola. Él le mamaba sus diminutas tetas y ella le decía que no, pero Rodolfo la agarró de las manos para dejarle el campo libre al chico, no sé qué era más rico, si oír el sonido de sus cuerpos al coger, si era ese olor a sexo que me envolvía los sentidos o si ver como la chica sufría las envestidas de su hermano, era como si estuviera en un grupo satánico, era lo prohibido, lo incestuoso, ya no podía con tanta lujuria.

Rodolfo tomó la cabeza del chico y le pidió que besara en la boca a su hermano, la chica movía la cabeza para evitar ese beso, pero el chico la inmovilizó y dejó que la besara, sus lenguas danzaba al ritmo de su pasión, tanta resistencia, por fin había sido vencida, ella se abrazó a su cuello y rodeó sus piernas en el cuerpo de él, se movían como dos amantes primerizos, en realidad, eso es lo que eran, una pareja que cogía por primera vez con su sangre y en presencia nuestra, ella tuvo un orgasmo que explotó en gemidos en la boca del chico, entonces él se empezó a mover más de prisa y Rodolfo lo desenchufó de la cuquita de su hermana, como quien desconecta un aparato eléctricos, el pobre chico pataleaba y manoteaba suspendido por los fuertes brazos de mi esposo.

Lo acostó sobre la alfombra y le pidió a la chica que lo cabalgara, la cargó por las axilas como si fuera una pluma, yo aproveché y le agarré la verga al chico para que se enchufara de nuevo en le cuquita mojada de su hermanita, ella se dejó caer y yo aproveché para acariciar eso huevos llenos de leche y esas nalguitas morenitas, yo nunca había tocado a otra mujer, pero me sentía como niña con juguete nuevo, en eso oí gemir a mi esposo, la chica le estaba mamando la verga, me miró como disculpándose, pero yo la animé a que siguiera, entonces el chico se ofreció para mamarme la raja, yo iba a colocarme cuando a Rodolfo se le ocurrió una mejor idea, me paró en medio del cuerpo de él, frente a la boca de la inocente chica, entonces le dijo que me chupara la concha, la chica estaba tan caliente que no lo dudó dos veces, sentí como me tomaba de las nalgas y acercaba a su boca mi cuquita depilada, no sé definir lo que sentí cuando aquella lengüita empezó a recorrer todos los pliegues de mi húmeda abertura, yo me prendí a su cabeza y me libré de todo prejuicio, era la primera vez que una chica me chupaba la torta y lo estaba disfrutando como loca.

Por fin Rodolfo me llevó a la cama, les dijo a ellos que, si querían seguir cogiendo que los autorizaba, pero si querían parar también lo podían hacer, que ya se habían ganado su paga, pero ellos decidieron seguir cogiendo. Rodolfo estaba como loco, se puso de pie a la orilla de la cama, me agarró con sus fuertes brazos, en posición invertida, es decir, yo frente a su verga suspendida en el aire y el tomándome de la cintura con mi pepa frente a su boca, ahí empezamos a mamarnos mutuamente, yo sentía como la sangre se me agolpaba en la cabeza, pero era tan rico sentir su verga en mi boca y su lengua chupando toda mi pepa y mi culo, a lo lejos oía a los chicos coger, era como estar en concierto a cuatro voces solo que cogiendo, era música para mis oídos.

Luego me tiró a la cama, yo reboté como pelota de futbol, él se acostó boca arriba y me dijo:

-Ya, Lucha, te quiero coger, móntate y cabalga mi verga.

-Ay, amor, yo quería que me cogieras desde que veníamos en el avión.

  • ¿Te gustó la sorpresita que te tenía preparada?

-Me encantó, me excitó, me calentó, estoy que ardo, creo que te voy a quemar la verga de lo encendida que estoy… Ay Dios… ¡Que verga!... Tú también la tienes hirviendo… que rico… métemela toda… así… hasta los huevos… dame duro… no me tengas compasión… quiero que me partas en dos… así… que rico… más…

-Cómo me calentó ver a esos hermanitos coger.

-Óyelos, siguen cogiendo.

-Pero lo que más me calentó fue ver como la chica te chupaba la pucha.

-Sí, mi amor, fue delicioso, yo nunca creí que me fuera gustar tanto que una chica me chupara la concha, pero casi me vengo en su boca… dame más verga por favor.

En eso sonó el teléfono y Rodolfo le pidió al chico que atendiera, él contestó, con la habitación 15-18, y se oyó una voz regañándolo, le dijo que ya había pasado mucho tiempo y que lo necesitaba de manera urgente, que tenía una larga lista de clientes que atender y colgó, mientras se vestía de prisa la chica le preguntó si a ella también la necesitaban, él le dijo que no porque era nueva y se despidió de mi marido con un apretón de manos mientras yo lo cabalgaba, a mí me dio una nalgada de despedida y salió corriendo, la chica pidió permiso para bañarse pero Rodolfo me preguntó si no prefería comenzar mi luna de miel con un trío, yo solo levanté los hombros sin saber que decir y la chica tímidamente me besó la boca, yo abrí los labios y sentí los suyos tan suaves, tan dulces, tan tiernos, que me entregué a ese beso delicioso metiéndole la lengua dentro de su boca, ella me tocó una teta, como con miedo, pero Rodolfo nos dijo que si íbamos a hacer un trío, lo íbamos a hacer inolvidable, entonces las dos nos manoseamos las tetas mientras mi esposo la sentaba en su cara para mamarle su cuquita deliciosa.

Yo me reí y le dije que agradeciera que el chico no había terminado porque si no se estuviera tomando su leche, me dio una nalgada en señal de reproche y me metió hasta el fondo su verga, la chica me pasaba sus pezones por los mío, qué cosa más rica sentí, pero tuve un placer más intenso cuando la chica se aferró a mi pezón y me lo lamía dentro de su boca, luego cambió de pezón y me hizo lo mismo, yo no aguanté las ganas y le besé, lamí, chupé y mamé sus tetitas, ella tiraba la cabeza para atrás en señal de placer, en eso ella me tocó la cuca, que exquisito placer sentir la verga de mi esposo hasta el fondo de mi panocha, ver cómo él se la chupaba a la chica, yo mamándole las tetitas y ella pellizcando mi clítoris, ahí ya no aguanté y me vine en un orgasmo larguísimo y delicioso: grité, me sacudí, lloré, todo al mismo tiempo. Por fin había descargado toda mi calentura.

Luego Rodolfo fue al baño, le pregunté a la chica si realmente era hermanos y ella me confesó que no, que el señor había pedido una pareja de hermanos para que mi noche de bodas fuera inolvidable, pero que no, eran vecinos y ella apenas estaba aprendiendo a dar masajes, pero ante la oferta económica ella aceptó porque provenía de una familia muy humilde, me contó que ya lo había hecho otras veces y me rogó que no le fuera a contar nada al señor. Debo confesar que en el fondo me sentí un poco decepcionada, pero al mismo tiempo aliviada. Yo le di un piquito en los labios y saqué de la cartera de Rodolfo un billete de $100.00 y le dije que lo guardara, ella corrió a su pantalón.

Me preguntó que si me había gustado como me había chupado la conchita y yo me sentía abochornada con esa niña que bien podrías ser mi hija; solo le sonreí, ella me abrió las piernas y me volvió a lamer la puchita, ¿Qué tenía esa niña que me hacía enloquecer? Ningún hombre me la había mamado así, era tan suave, tan delicada. Como mujer, sabía en qué partes de mi cuerpo sentía más placer, en eso salió Rodolfo y me dijo que se había casado con una puta insaciable, yo le tiré un beso y él me dio su verga para que se la mamara, era increíble esa sensación de mamar siendo mamada… luego le pasé la lengua por los huevos y recordé el momento cuando la chica le metió la mano entre las nalgas, yo le pasé mi dedito por el culo y sin esperarlo se vino en mi boca, al tiempo que la chica me regalaba otro orgasmo.

La chica nos ofreció más vino y le dijo a mi esposo que si yo no me molestaba, podía cogérsela, luego me dijo a mí si no quería chuparle su conchita, yo le agradecí y le dije que a mí o me gustaban las mujeres, que esta experiencia había estado rica, pero que prefería a mi hombre. Luego Rodolfo le dijo que su verga era solo para mí, al igual que mi panocha era solo para él, le aclaró que todos los juegos anteriores habían sido para que nuestra luna de miel fuera inolvidable. Luego le dio $100,00, le agradeció sus servicios y la chica se despidió dándole un beso a la verga y a mí un piquito en los labios. Al quedarnos solos me dijo que tenía miedo a que los celos me fueran a traicionar, pero le aclaré que ese había sido el motivo de mi divorcio, ¡Los celos! Le conté que solo me han traído desgracias y le agradecí por no haberse cogido a la chica, porque allí no sé cómo habría reaccionado. Luego cogimos hasta el amanecer, ni siquiera cenamos.

Viajamos por toda la costa pacífica de la república mexicana, un paraíso. Pero aquella noche, no se volvió a repetir. Luego de un mes regresamos a la casa que sería mi hogar, tenía todas las comodidades y servidumbre de más, así que me esperaba una vida llena de placeres, lujo y sexo. Como al mes apareció Rodolfo con un muchacho desconocido, me lo presentó como su hijo, yo no sabía que tuviera hijos, él me aclaró que antes de que nos casáramos este muchacho había aparecido en su vida, presentándose como el hijo de una amante que tuvo antes de conocerme Resulta que antes de morir su madre, le confesó quien era su verdadero padre. Se hicieron la prueba de ADN y resulto que era su legítimo padre. Rodolfo me dijo que siempre había soñado con tener un hijo y que el cosmos lo había bendecido con uno.

Aldo era un chico corpulento como su papá, no tan guapo, pero sí de rasgos muy masculinos, tenía 28 años y había tenido una vida difícil junto a su madre, Rodolfo lo llenó de regalos y empezó a ir a la Universidad. A Rodolfo siempre le llamaba papá o papa, como decimos en varios países latinoamericanos, a mí no sabía cómo tratarme, así que le dije que me llamaba Lucía, pero que los queridos me decían Lucha. A partir de ese momento ya éramos tres en la casa, se acabaron mis salidas de la habitación en calzones o… bueno, este relato debió haber empezado acá, pero no quise perderme la oportunidad de contarles mi luna de miel. Si alguna chica ha tenido una mejor, la invito a que me la comparta, seguramente habrán varias, todas creemos que la nuestra es la mejor.

CONTINUARÁ.