1-Mis aventuras de adoleste - De acampada.

Aquí os dejo una de mis primeras experiencias con tíos, esta sucedió e una acampada con la pandilla mientras mis compañeros de tienda dormían plácidamente...

¡La adolescencia es una puta mierda!, a ver no para todo el mundo, pero para mí si lo es, ser marica, rellenito y malo al fútbol en un pequeño pueblo gallego es una putada, nadie de mi entorno lo sabe, ni tan siquiera mis amigos más cercanos, amigos por decir algo porque para mí no se puede considerar amigo a alguien que no te conoce de verdad.

Nunca he hecho nada sexual más allá de unas pajas en grupo y algún tocamiento esporádico en alguna actividad física, es cierto que siempre que la ocasión se presta intento proponer unas pajas a los colegas o propongo ir a la piscina pública para poder ver a algún amigo en bolas, pero pocas veces se dan estas situaciones.

Pero bueno por fin hemos acabado el instituto y en el verano siempre hay más posibilidades de que pase algo excitante, sin ir más lejos este fin de semana nos iremos de acampada a una montaña cercana porque es “ó curro das bestas”, una tradición gallega de rapar a los caballos de la montaña, aunque a mi grupo de amigos los caballos nos la sudan, el objetivo real es emborracharnos y algunos meterse de todo hasta perder el conocimiento. Mi objetivo real poder ver a tíos en pelotas e intentar que pase algo de lo que al día siguiente nadie se acuerde, visto en perspectiva siempre he sido bastante pervertido la verdad.

El día llegó y nos juntamos toda la pandilla en la plaza de la aldea para que algunos padres nos llevaran a la montaña, para recogernos el domingo después de comer. Íbamos cargados con las tiendas, los sacos, comida y mucha bebida, al llegar nos distribuíamos en las tiendas según el tamaño de estas, aunque a veces al final dormíamos donde nos cuadraba, incluso en otros campamentos.

Tras montar las tiendas y colocar nuestras cosas nos pusimos directamente a beber, ese año nos habíamos juntado unos 25 entre chicos y chicas del pueblo, casi todos eran de mi edad, dos años arriba o abajo. Ese verano se nos unían algunos de los más jóvenes de la pandilla, en concreto Iván y marcos, dos chicos con 3 años menos que yo. Iván era moreno y fibrado de practicar fútbol a diario y Marcos tenía el pelo color avellana y muy delgado, nunca los había visto desnudos, pero si en bañador en la playa. Mi relación con ellos no era muy estrecha, pero si nos llevábamos bien y teníamos gustos frikis en común.

La tarde fue pasando, las botellas fueron bajando y varios de mis amigos se quitaron la camiseta lo que a mí me fue calentando. A la hora de la cena muchos ya estaban bastante borrachos, yo por suerte me fui conteniendo porque si me emborrachaba mucho podría perderme muchas cosas o peor aún hacer tonterías de las que me arrepentiría al día siguiente. A medida que la noche avanzaba muchos de la acampada se fueron a visitar otros campamentos hasta que en la hoguera nos quedamos solo 5, Marcos, Iván, Sara y Lydia. Seguimos bebiendo un buen rato hasta que las chicas decidieron irse a dormir. En ese momento yo propuse jugar a verdadero o falso con chupitos de licor café, este era el típico juego para beber que usábamos en los botellones. Al poco rato ya nos habíamos bajado media botella y el alcohol estaba haciendo su efecto, sobre todo en Marcos e Iván, de hecho, Iván se quedó prácticamente dormido en la hierba al lado de la hoguera, momento que Marcos propuso irnos a dormir.

Cuando intentamos meter a Iván en la tienda no fuimos capaces de que lo hiciera por su propio pie, así que a duras penas entre los dos lo metimos dentro. Dejamos las zapatillas fuera y nos empezamos a despelotar para meternos en los sacos de dormir, como Iván ya estaba prácticamente en coma decidimos que había que desvestirlo puesto que teníamos la ropa húmeda y por la mañana siempre hacía mucho calor. Como Marcos estaba bastante más borracho que yo me tocó a mi quitarle la ropa mientas él se despelotaba, primero me desnudé yo quedándome en los típicos calzoncillos negros del mercadillo y mientras me quitaba la ropa no sacaba ojo de como Marcos hacía lo mismo, la verdad es que estaba tremendo, aunque delgado tenía un cuerpo precioso sin apenas pelos y que solo lo cubría un diminuto calzoncillo blanco en el que se podía ver marcado un buen par de huevos. Tras quedarme prácticamente desnudo me tocó desvestir a Iván, y me lo tomé con bastante calma, primero le quité la camiseta y tras ella fueron los pantalones de deporte, mi sorpresa fue que llevaba unos Calvin blancos bajo los cuales se podía atisbar una preciosa polla morcillona. Durante este tiempo Marcos se había quedado dormido e Iván ni tan siquiera se inmutó así que alargué al máximo ese momento de éxtasis, dejé el saco de Iván prácticamente abierto para poder recrearme un rato más con las vistas, pero el sueño no me venía y mi mente empezó a calentarse más y más.

Tras media hora más salido que una esquina, decidí comprobar que Marcos estaba dormido, lo llamé en varias ocasiones y no daba señales de vida, así que me giré hacia Iván y dejé caer mi mano sobre su pecho desnudo como si fuera un movimiento involuntario del sueño, al ver que no se inmutaba decidí arriesgar un poco más y fui bajando mi mano por sus abdominales marcados siguiendo las hormiguitas de pelo que me llevaban a sus calzoncillos. Ahí me detuve un rato para ver si daba señales de vida y con mi corazón a 120 decidí arriesgar, si se despertaba lo achacaría a que estaba dormido, puse mi mano encima de su rabo y lo dejé ahí un buen rato, notando toda la forma de la polla.; Poco a poco la fui moviendo para poder palpar un poco mejor toda su longitud, la verdad es que para su edad parecía no estar nada mal dotado. Con tanto frotamiento aquello parecía estar despertando y a los pocos minutos esa polla ya luchaba por salir de los gayumbos.

Tras muchas dudas y al ver que Iván no se inmutaba decidí arriesgarme, sabía que si me pillaban supondría el fin de mi vida social pero el calentón y el alcohol me dieron el valor de seguir adelante. Bajé los calzoncillos con cuidado de no hacer movimientos bruscos y al final conseguí dejar libre ese rabo, era un poco más larga que la mía, de unos 14cm y bastante ancha la verdad, tenía pocos pelos, negros y rizados, en la base del pubis y casi ninguno en los huevos. Tras recrearme con la vista un buen rato empecé a hacerle una suave paja, fui bajando y subiendo el pellejo y poco a poco la polla se quedó dura como una puta piedra. Iván parecía que disfrutaba lo que le estaba haciendo porque jadeaba en sueños, yo mientras pajeaba a mi amigo decidí hacer lo mismo con mi polla, me la casqué unos minutos y en nada me corrí sobre mi estómago, era mucho el calentón y poco el tiempo del que disponía. Tras correrme me entró el bajón y el acojone por las posibles consecuencias que aquello podría tener si me pillaban con rabo ajeno en la mano, así que me limpié con un calcetín que había por ahí tirado y le subí los calzoncillos al comatoso.

Aún tardé un rato en tranquilizarme y al ver que mis dos compañeros de tienda roncaban placenteramente me tranquilicé un poco, durante ese tiempo no perdí vista del paquete de Marcos mientras su polla volvía a su estado de reposo. Cuando me estaba quedando dormido oí como un grupo volvía hacia nuestra zona de acampada, reconocí la voz de David y Diego, hablaban casi a gritos y se estaban riendo de la moña que llevaba Alejandro. Al parecer lo traían casi arrastras. Alejando no estaba en nuestra acampada si no que se había ido con los del equipo de tenis, pero se lo encontraron medio comatoso por el camino y decidieron traerlo con ellos para que no se congelara de noche, tal y como me contaron al día siguiente. Tras unos minutos discutiendo donde meterlo decidieron que la mejor opción era nuestra tienda, pues era de 4 y solo estábamos 3 en ella, así que empezaron a abrir la cremallera de la tienda…

Aquí os dejo una de mis primeras experiencias con tíos, esta sucedió e una acampada con la pandilla mientras mis compañeros de tienda dormían plácidamente. Espero que os guste y si veo que tiene la calidad suficiente espero animarme a seguir escribiendo una pequeña saga de mis aventuras en la pubertad.

Continuará…