1. El monitor de campamentos. Día I
Buenas de nuevo, interrumpo mi serie, la cual sigue en proceso, para contaros algo, que dejaré a imaginación lo que es real, y lo que no lo es. ¡A disfrutar!
Me presento, soy Marcos, chico bastante guapete, o eso es lo que me suelen decir. La verdad es que no me quejo, 1,78, fibradete de gim, delgado, pero no un palo; definido, bastante bíceps, abdominales, culito notable, apetecible, y una polla de 16cm, no estoy nada mal. Eso es lo que me digo al espejo cada vez que me levanto. “No estoy nada mal”, “bastante mal lo he pasado ya”. Esas son las dos frases que digo al levantarme de la cama.
¿Soy un chulito? Pues no lo sé, tú me lo irás diciendo. Soy simpático, me gusta reír y hacer reír a los demás. Siempre optimista, la verdad es que tengo problemas, pero ni quiero que la gente los tenga ni quiero darles los míos. Soy amable, atento, cariñoso, y un cañero como los que no imaginan nadie. Ni siquiera los típicos heterazos. Esos chulitos de barrio que a las chicas vuelven locas. El típico niñato de 19 años, con la moto, con el cigarrillo en la mano, que a veces escupe y que en su vocabulario tiene que aparecer la palabra “tío” a cada tres que pronuncie.
Me gusta el sexo, me va muchísimo el vicio. Con chicos y con chicas, aunque lo último lo tengo más aparcado la verdad. Como se suele decir, “Me gusta tenerla dentro más que a un tonto un lápiz” pero también: “te metería hasta lo que no te cabe guapaaa”.
Sí, me gustan los niñatos que llamo, los que he descrito antes; pero depende del día. En fin, en el sexo no me va mal, o al menos desde que empecé a ir al gimnasio. Y, ¿a que no sabéis por qué empecé a ir? Pues claro, desde que conocí al monitor. Ese pedazo de tiarrón, metro 90, la espalda como un armario, los brazos fibradísimos, y esas manazas, las que podían hacer que te estremecieses de placer; y esto os lo digo yo... Me cayó muy bien, es un tío de los que pocos quedan, generoso, sensible, si necesitas una mano lo tendrás antes de decir alguna palabra, amable, risueño... pero de esos que no se atan a nadie. Me encanta, porque aún lo sigo viendo.
Bueno, después de tantas presentaciones y rollos de sexo, vamos a lo importante, o bueno al grano; porque aquí, yo todo lo considero importante, jajajaja.
Es verano, y en mi ciudad hace un calor de mil demonios. Es un día de esos, en los que me levanto con la polla durísima, y en los que digo que si no hecho un polvo ya, reviento. Abrí grindr, pero no hubo nada, a parte de tres cuarentones que querían descargar lo que sus respectivas no les dejaban. En wapo lo mismo, dos pasivazos que tragaban todo lo que les ordenasen. Pero no, hoy era un día especial. A parte de que me iba una semana con mis amigos a campamentos, los últimos a los que puedo ir, por cierto, era el día en el que quería a un niñato empotrador. Anda, pues es verdad. NO os lo he dicho, tengo casi 18 años.
Estaba nerviosísimo, porque me había enterado de que de monitor vendría uno de esos que os he descrito antes. Jorge, 22 añitos, metro 80, fibrado, pero no mucho, y un amor de persona porque lo conocí la semana pasada. No iba a aguantar con semejante amor de persona una semana, porque era un amor, pero un cañero empotrador nato, o al menos es lo que vi cuando lo saludé por primera vez. Pensaréis, “¿por primera vez?” Pues sí, para eso tengo un sexto sentido.
Cogí el tren hasta el punto desde el que salíamos y me tocó esperar un par de horas hasta que la gente se concentrase. éramos unas 50 personas, más 10 monitores. Y cuando empezaron a petar la cafetería... allí estaba, mi Jorge. ¡Os, tias! Estaba guapísimo, baqueros cortos, camiseta de tirantes, que se le pegaba a ese precioso torso por el calor y el sudor de verano... “Joder, pero vosotros pensáis que no voy a hacer nada” Les dije a mis cuatro amigos de siempre que ya se habían reunido en la mesa de siempre.
--Bueno Marcos, no está nada mal, pero... NO sabes si es gay o vi; por lo menos.
-A ver tía, pfff que más da, ya lo descubriremos juntos.
--Marcos ten cuidado porque no sabes cómo te puede reaccionar.
--Es verdad, Raquel tiene razón, te puede mandar a la mierda en dos segundos.
-Hey, que no pasa nada Isa, ya veréis.
Y allí me fui, a presentarme. Ni indirectas ni rollos, le di un abrazo porque me dio la gana en ese momento. Me lo correspondió, y eso es señal de que no ha estado nada mal.
-Hey Jorge, que pasa tío, ¡cuánto tiempo!
--Ya ves chaval, desde la semana pasada jajajaja.
-Bueno, pa mí ha sido un mes jajaja.
--Ya veo ya jajaja
-Bueno, me voy al bus que estos no me esperan jaja
--Venga campeón. Y con una caricia suave pero decidida, con su brazo por mis hombros me fui de allí. Me había puesto cachondísimo, me encantaba y estaba decidido a lanzarme, aunque me arriesgase mucho. “Joder, es mi monitor, me la juego mucho”. “Merece la pena”
Me subí al bus y me dirigí a la parte de atrás. Mis amigos, Raquel, Isa, Ana y Pablo ya estaban discutiendo con otros para ver quien se ponía en los 5 asientos unidos. Me encantaba ver discutir a Pablo, me parecía más atractivo de lo que normalmente era. Al menos demostraba tener sangre en las venas, porque era el más pacífico del grupo, el que pasaba de movidas si las había, pero el que las terminaba arreglando.
Vi que Jorge venía hacia nosotros, seguramente para pararles porque estaban armando demasiado jaleo. Y pensé: esta es la mía, verás... Me puse en medio, aparté al que estaba sentado cogiéndole en brazos, y diciendo:
-A ver, campeón, heeeeeyy traaaanky, que no te voy a hacer nada, veeeenga que nosotros estábamos primeeeero, vaaaa tíííooo.
--Joder tío, ya os pillaremos ya.
Jorge se quedó asombrado cuando dejé tranquilamente al chico sentado en otro asiento, como si de un cojín se tratase.
--Marcos, se te ha olvidado darme la tarjeta sanitaria y el DNI.
Vaya, así que no venía por nosotros, venía por mí... me molaba... Con otra caricia suya en la espalda, le di las dos cosas. Como siguiese así, en cuanto llegásemos al albergue, le iba a enseñar yo lo que es provocar. ¿Y si no me provocaba? ¿Y si solo estaba siendo amable, tal y como lo recordaba cuando lo conocí la semana anterior? No sé, son preguntas que hoy no las puedo contestar, ya que ha sido el primer día.
El bus arranco, y mi grupo nos pusimos a poner música y a jugar las cartas. Cuando llegamos, fuimos a comer. Eran las 14:00 y empezaba a notarse. Buaaa, ya quemaré en el gim todo lo que coma esta semana. Después fue le reparto de habitaciones. Me tocó con Pablo y con un chico más que se llamaba Izan. Cuando los vi, lo primero que pensé fue: “No están nada mal, pero Jorge está más bueno”. Soy un salido, lo sé.
Por la tarde nos enseñaron lo que había alrededor del albergue, un bosque con árboles, una granja; porque el albergue era un instituto agroambiental y allí hacían las prácticas, una colmena de abejas, tractores, y tantas y tantas cosas que era el quinto año que veía. No seguido, gracias a dios. La tarde pasó, hasta las 19:30 que nos dieron tiempo libre. Cenábamos hasta las 20:30, así que me pasé esa hora con mis amigos... bueno o la mayor parte del tiempo, porque hubo un ratito muy raro. Serían las 20:10, o así, cuando fui al baño. Me encontré con Jorge, vaya casualidad; pensé. Tenía decidido a no hacer nada insinuante, al menos no aún. Era un tío de puta madre, y no quería que me rechazara tan pronto, por físico ni por personalidad. Estaba meando, y me puse a su lado. Todo normal, como dos tíos que están en el baño. Pero... en estas que estábamos hablando de lo que haríamos esa semana, de que era mi último campamento, de que era nuevo él también... cuando de nuevo me paso el brazo por los hombros. Sí, meando me pasó el brazo por detrás y me empezó a hacer caricias. Pensé: “Me estoy empezando a empalmar y no es por nada, pero no quiero hacer nada de momento”.
--Vaya chaval, empiezas a estar contento por lo que se ve.
-Na, que va. Es que hace mucho que no estoy con nadie.
--Ninguna a tiro, o que.
-Pues mas bien pocas, la verdad. Pero bueno... que se le va a hacer.
Y así, tal y como estábamos me quitó la mano de la espalda, se abrochó el pantalón y me dijo adiós. El muy cabronazo me había dejado así... Pero tenía que salir a cenar, ya pensaría algo más tarde.
La cena no fue nada aburrida, les conté lo que había pasado. En fin, les pareció normal. Después de cenar, nos volvieron a dar tiempo libre hasta las 22:30. Cuando pasó, bajamos, y organizamos una pequeña asamblea para conocernos todos un poco mejor. Con 50 personas, ya podéis contar. Aquello duró hasta las 23:30, o más. Cuando terminamos de contar un poquito cada uno y los monitores terminaron de contar lo que haríamos mañana, nos fuimos a la cama. Y aquí estoy, escribiendo esto para vosotros. Ya os contaré que pasa mañana... un besito.
No quería hacer una serie chicos, pero... creo que igual así mola más. Ya os iré contando, a ver que pasa. ¿Seguirá calentando Jorge a Marcos? ¿Le estaba calentando?