«1» amor, amistad, matices

Capítulo primero: Cambio de aires. «Él no era para ti [...] Ella es la única que lo sabe todo

Antes de empezar nos gustaría presentarnos:

Somos dos chicas que hemos decidido escribir relatos conjuntamente. Cada una de nosotras escribe la historia desde el punto de vista de una de las protagonistas (Estrella, Caliope).

Esperamos vuestras puntuaciones y comentarios para ayudarnos a hacerlo cada vez mejor y, si gusta, continuar por muchas entregas esta historia.

Muchas gracias por adelantado por leer este pequeño universo que hemos creado.

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CAMBIO DE AIRES

ESTRELLA

Llevo dos horas andando a la deriva por la ciudad, no puedo parar de llorar. Menos mal que las gafas de sol tapan las lágrimas que no puedo evitar que caigan una tras otra de mis ojos. En realidad la situación no es algo tan fuera de lo común. Sencillamente he cortado con mi novio. Y eso no es ni mucho menos una desgracia a mis 20 años.

Como me dicen mis amigas, te queda toda la vida por delante. Él no era para ti.

Ellas han intentado apoyarme y entenderme cuando en realidad yo no hacía más que contarles las primeras mentiras, más o menos plausibles, que se me ocurrían sobre la marcha para convencerlas de que Roberto y yo no estábamos hechos para estar juntos.Pero yo sabía la verdad, no le había dejado porque fuera poco detallista o porque hablara demasiado con determinadas amigas.

No.

Pero era incapaz de contarles la verdadera razón de todo aquello.

Cali me llama por teléfono. Ella es la única que lo sabe todo. Es una compañera del equipo de baloncesto que se dio cuenta de mi verdadero yo mucho antes que yo misma. No sabría qué haría sin ella. Me ha ayudado a conocerme a mí misma y a empezar a aceptarme tal y como soy. Dudo pero finalmente descuelgo, no se merece que no le coja el teléfono.

CALÍOPE

Ando preocupada de un lado a otro de mi piso. ¿Lo habría hecho?, ¿Cómo estará?, Seguramente ya lo haya hecho, y no paro de darle vueltas a cómo estará.

No aguanto más, corro desesperada por el móvil.

Busco el número del contacto, y la veo ahí, en una foto conmigo, las dos sonrientes, la verdad hacemos buena pareja.

Absorta en mis pensamientos, me olvido de todo, hasta que noto unas manos en mi espalda, me giro y veo a Angelina, que me mira ofuscada. La miro y la sonrío, ahora mismo no me apetece hablar mucho son ella. Mi historia con ella es una mala historia, es una de estas historias largas que nunca se cuentan. Amigas de toda la vida, mejores amigas, hermanas que al final por causalidades de la vida, descubren que quieren ser algo más.

Un contigo, un sin ti, un contigo y así irremediablemente.

Ahora mismo, no sabemos ni qué somos. La quiero, con locura. Es la persona que mejor me conoce, y sabe que ocurre algo. No quiero ni mirarla, ni hablar. Salgo del salón con cualquier excusa tonta que se me pueda ocurrir. Marco el número, un pitido, dos, tres. Me pongo nerviosa me impacienta el sonido del móvil.

Para mis adentros, solo pienso y me repito constantemente: ¡Cógelo!

Noto que se descuelga, está detrás del móvil. ¿Qué le digo?, seamos sinceras.

-Ey, cariño... ¿Qué tal estás?

ESTRELLA

La verdad es que el sonido de su voz me tranquiliza. Desearía que no lo hiciera, pero es así.

Cali es, si cabe, la persona más importante en mi vida en estos momentos. Y nunca estaré lo suficientemente agradecida. En algunos momentos, como ahora, confundo sentimientos hacia ella.

Pero supongo que es normal cuando tienes una relación como la nuestra. No obstante, ella tiene pareja, desde hace años. Angeline también me ha ayudado mucho en todo esto, incluso me atrevo a decir que sin su insistencia yo ahora mismo no habría dado el paso que acabo de dar, Cali es mucho más precavida en ese aspecto ella.

Pero ya está, Roberto ya no forma parte de mi vida. Me da igual que para mis padres siempre vaya a ser el novio perfecto, que sea el mejor amigo de mi hermano de la infancia y que pareciera que ya tenía la vida resuelta.

No estoy dispuesta a vivir la vida de otra persona.

  • Como un flan... ¡Cómo voy a estar!- le respondo.

Ella nota mis lágrimas aún incluso a través del teléfono.

CALÍOPE

La oigo llorar, y noto un nudo en la garganta. No sé qué decir exactamente, en estos casos, nunca sabes que decir.

Noto que sus lágrimas caen. Y mientras tanto guardo un profundo silencio mientras los recuerdos y los sentimientos se amontonan en mi cabeza

En cierto modo, soy culpable que esté así, que los hechos se hayan precipitado delante de mis ojos. No podía hacer nada, pero debía de decirle lo que pensaba. Notaba que no era feliz, que no era ella.

Y ahora, aquí estamos, ella llorando y yo, como una estúpida sin saber que decir.

Recuerdo cuando la conocí. Fue en cierto modo gracioso, le estampe un balón en la cabeza. En verdad ese balón, ese choque ha sido la casualidad más maravillosa que puedo  imaginar. Mis sentimientos hacia ella, han cambiado tanto con el paso del tiempo. Muchas veces, me he tenido que contener. Estaba Roberto, estaba Angeline, bueno está.

En verdad, no sé si está o no. Es tan complicado.

Sacudo mi cabeza y digo lo primero que se pasa por mi cabeza.

  • Cómo un flan, hablando de flanes, me pongo la chaqueta y voy a buscarte y nos comemos uno.

Me calló,  y recapacito en las palabras que he dicho, en ese mismo instante mi cabeza grita un ¡Estúpida!

ESTRELLA

No puedo evitar reír, siempre me hace reír.

-Claro, ¿Por qué no?

La verdad es que necesito distraerme.

  • Estoy en el centro al lado del teatro. ¿Quedamos en la plaza de detrás?- oigo un ajam por su parte y doy un giro de 180 grados en mi trayectoria decadente.

No sólo cambia mi dirección, mi cara también adopta una expresión completamente diferente. Decido no darle más vueltas a eso ahora mismo.

Sencillamente me ha llamado, hemos quedado como dos buenas amigas y ahora solo queda pasar un buen y olvidar este mal trago.

Ya volverá la realidad en cuanto ponga un pie en mi casa.

CALIOPE

  • En la plaza, de acuerdo. Voy para allá volando.

Me pongo la chaqueta, salgo de la habitación y busco las llaves. Angi me mira con extrañeza.

-¿Dónde vas tan corriendo?

-Con Estrella

  • Ella y Roberto, ya han roto– me mira con intriga.

  • Si.

Automáticamente su expresión cambia, me mira con mala cara.

-¿Y ahora? ¿Qué vas a hacer?

  • Comprar unos flanes –respondo rápidamente.

-¿Flanes?

-Sí, flanes.

-No me refiero a eso.

Bajo mi mirada, se lo que me va a decir.

  • ¿Qué vas a hacer con ella? No intentes esquivar el tema Cali, sabes a lo que me refiero.

La miro abatida. Intento articular una palabra, una respuesta coherente, pero no sé qué quiero hacer, en este instante no tengo nada claro.

  • Angi...yo...

Ella suspira, se mete en la cocina y viene hacia a mí. Me lanza dos cucharas.

-Las necesitarás.

Me río.

Voy hacia ella y la abrazo

  • Eres la mejor....

  • ¡Oh sí! Soy la mejor indefinida de la historia

Le doy un golpe en la cabeza.

  • Te quiero, no volveré tarde

Alargo el abrazo por un instante más, le doy un beso en la frente y me voy. Corro lo más que puedo. Veo un supermercado, entro y compro los flanes. Cuando estoy en la caja, veo que el chocolate está de oferta, un tres por uno. Cojo tres paquetes de chocolate, los flanes y pañuelos.

Pago y salgo corriendo.

Llego a la plaza y la veo

Saco los flanes y los levanto por encima de mi cabeza

Me acerco a ella

-Señorita, aquí tienes sus flanes. Desea algo más, tal vez…  ¿un super abrazo?

La miro, no espero su contestación, y la abrazo con toda la delicadeza y la ternura que puedo transmitir.

Me acerco a su oído y le susurro.

-Ya verás, como a partir de ahora, todo irá bien.

ESTRELLA

  • Yo no estoy tan segura, esto solo es el principio - le digo con los ojos incipientes en lágrimas.

Ella me abraza de nuevo y siento que con cada abrazo peso un poquito menos.

De repente, mi mente me juega una mala pasada. Una imagen de Caliope y yo desesperezándonos poco a poco la una de la otra y mirándonos a los ojos. A pocos centímetro una nariz de otra, notando nuestras respiraciones, mordiéndonos los labios, acelerándose nuestros corazones, entrelanzándose nuestras manos, fundiéndonos (por fin) en un tierno beso.

Sonrío tontamente. Pero mi parte racional desecha ese pensamiento antes de que pueda disfrutarlo de verdad, antes de que acepte la realidad de mis sentimientos.

Siento que me mira con los flanes en la mano todavía, los mueve para intentar llamar mi atención y ello me saca de mi ensimismamiento. Sonrío de nuevo, pero esta vez mirando realmente esos preciosos ojos color miel. Y ahí es cuando me doy cuenta de que en realidad he dejado a Roberto porque sin darme cuenta me he enamorado de mi mejor amiga.