1. Actualidad... – Navidad.

Lo que me ocurrió en estas fechas navideñas, una anécdota reciente

Martes 24, diciembre de 2013.

El sonido de la alarma estaba aturdiéndome demasiado, me revolví en la cama tratando de encontrar mi celular hasta que por fin di con el, 9:00 de la mañana, me maldije por haber colocado la alarma a esa hora, pero es que simplemente me estaba levantando demasiado tarde al no tener que ir a la universidad y estar de vacaciones por el trabajo.

Me levante de la cama y vi hacia abajo.

  • Demonios.

Tenia tremenda erección dentro de mis bóxers, sinceramente me era imposible bajarla pensando en cosas “no-sexuales” así que regresé a la cama y tomé el celular, tocando la pantalla desbloqueándolo, busqué en mi colección personal de videos, no tenía ganas de porno hetero o bi así que busqué en la carpeta de videos gay y halle el que buscaba: “SC: Owen & Harley” un buen porno para lograr quitarme esa erección, me quite los bóxers lanzándolos y logrando que entrara en el cesto de la ropa sucia y estando desnudo le di play al video.

  • A falta de un culo... – y agarre mi verga para comenzar a pajearme.

Adelanté el video a la parte que me gustaba, los tipos dándose tremendo beso, eso era lo que me hacía falta – pensaba – mientras no dejaba de masturbarme, fui a la parte de acción viendo como uno de ellos se cogía al otro con ganas, era una delicia bucearme como estaban esos tipos, ambos catires, bronceados y con sus cuerpos completamente definidos, su vergas bien duras y esos culos que se tragaban todo.

Apreté mi verga disfrutando del momento un poco, y es que era mi única forma de descargar porque desde hacía mucho tiempo había terminado con mi novia.... y de novios... bueno, de eso no es necesario hablar. Agite mi cabeza bruscamente alejando esos estúpidos pensamientos y volver mi atención al video, uno de esos tipos era pésimo actor – seguramente un pobre heterosexual – y era pésimo en la cama, pero el otro era un diablo y por esa razón deseaba coger con él. Como lo hacían... como se penetraban, se besaban, hasta se jalaban el pelo por el “placer” que sentían, todo eso hizo que por fin llegara al orgasmo expulsando el semen cayendo en mi pecho y soltando unos leves suspiros. Me levanté de la cama y fui a darme la ducha reglamentaria, me quite la esencia de mi cuerpo hasta quedar completamente limpio, salí y busque algo cómodo para ponerme, un short playero azul con verde y una camiseta negra que se me pegaba al cuerpo junto con mis zapatos Adidas blancos.

Baje rápido a la cocina ya que me estaba muriendo de hambre y mi madre me recibía con una sonrisa vestida con su bata de seda roja.

  • Feliz Víspera de Navidad, hijo.

  • Claro... hoy es 24 – dije con voz cansada y mi madre me miraba – claro, ehhh Feliz Víspera.

  • Hoy es la cena y tenemos mucho que hacer.

  • ¿Tenemos? Mamá, yo no pienso cocinar nada.

  • Me tienes que ayudar en algo hijo, una fiesta no se planea sola.

  • Aja, y Anthony ¿Qué?

  • Se fue con tu padre a la oficina...y van a pasar todo el día allá.

  • No joda, hoy 24 y ellos trabajando...

  • No todos se van a trabajar al extranjero y ganan en dólares – me dijo mi madre con una sonrisa.

  • Ayyy mamá olvida eso ya... sí, me fui a trabajar, y sí gané dinero, pero, estoy de vacaciones... déjame disfrutarlas que me lo merezco, coño.

  • Ayyy mi niño.

  • Además, que esos no van a trabajar si no a leer puros libros.

  • Jajajajajaja... bueno, eso no viene al grano, mi amor necesito que vayas al auto mercado y compres unas cositas para que Sra. Raquel y yo hagamos la cena.

  • Pfff ya mamá – acepté sin ganas.

Mi madre ya tenía preparada una lista de todos los víveres que iba a comprar, agarre las llaves del carro y me despedí de ella. No había caído en cuenta que hoy era 24 después de pasar mis días un tanto ladillado en la cama o si no en la computadora haciendo unos planos al arquitecto donde generalmente pasaba todo el día o la noche renderizando, recibía WhatsApp de los panas para salir a la disco casi todos los viernes y sábados desde que había llegado de Miami con la excusa de que no me veían desde que había “abandonado” la universidad – en realidad, congele el cupo por el trabajo –, esas salidas generalmente eran un leve sufrimiento ya que todos tenían a sus parejas y yo estaba un tanto solo, el alcohol no me ayudaba ya que iba directo a la fase de borracho triste y resentido, me acercaba a las chicas que habían en el club y pasábamos el rato juntos, intercambiábamos número pero no llegábamos a nada, no me calentaban, mi otra opción era tratar de cuadrar algo con un chamo, no era idiota ni menos ciego, recibía miradas de algunos, pero, simplemente no me arriesgaba mucho últimamente con nadie... – demasiados fracasos amorosos – así que si algún chamo se me acercaba en la disco – hetero o gay reprimido – simplemente les daba una mala mirada y los echaba de allí, me volvía un poco tosco cuando andaba con mis panas y todos llegaban a la misma conclusión que yo, me faltaba sexo.

Con ese pensamiento llegue al auto mercado Plaza’s y fui tachando de la lista cada cosa que metía al carrito, regresaba mis pensamientos de nuevo al sexo, en verdad estaba en sequias desde junio o julio, no recordaba, creo que desde que había terminado con la zorra de mi novia – “simples” problemas de pareja – así que 6 meses sin sexo estaban haciendo efecto en mí, pasaba la mirada por cuanto culo, tetas o paquete que veía y recibía algunas miradas correspondiendo al deseo, chicas de 16 hasta 30 años y algunos chamos que estaban bastante buenos de mi edad o algunos señores que hacían la compra con sus esposas que también tenían lo suyo.

Al ser 24 recordé que no tenía plan para esa noche... no pensaba quedarme en casa después de las 12 así que tomé mi celular y revisé Facebook, Twitter... en el WhatsApp no habían mensajes nuevos y finalmente abrí Line...

  • Sí, gracias Dios.

Los mensajes comenzaron a llegar, Jean Carlos iba a hacer una reunión en su casa en Manzanares – perfecto – seguían conversando todos los panas de la universidad que se iban a llegar a su casa, también recibí mensajes de Richard que seguramente no llegaría a pasar Navidad en Caracas. Y también el imbécil de Arturo deseándome “Happy Holidays you bastard... te amo siempre cabrón” , que estaba en Alemania de mochilero por Europa.

  • Chico, son 4.850 Bs.F.

  • Dale – y le di la tarjeta de debito.

Al pasar la tarjeta y haber pagado todo tome mis bolsas y me fui directo al estacionamiento, no sin antes despedirme de la cajera picándole un ojo y deseándole Feliz Navidad a lo cual ella se había quedado en silencio sonriendo.

Terminé la compra feliz por haber encontrado todo lo de la lista – últimamente difícil por la situación del país – y también estaba feliz porque ya tenía plan para la noche, esperando que no terminara de nuevo como un borracho triste.

  • Epa chamo, se te cayo esto – me decía uno de los señores que había estado mirando en el auto mercado.

Como había dicho, ese señor estaba bueno, salido del gimnasio, con vestimenta deportiva y resaltando su pecho con su franela pegadita, un resaltante paquete que tenía en su entrepierna y unos ojos café claros que mataban... lo único malo que le había notado era ese anillo que tenía en el dedo y que antes una “señora que le acompañaba” le preguntaba algo sobre unas aceitunas – pero no le estaba prestando mucha atención que digamos –.

  • Ehhh – mire mis bolsas confundido y veía que yo no había comprado lo que sostenía en su mano – lo lamento, eso no es mío.

  • Ahhh bueno, me he confundido... disculpa guapo.

  • ¿Guapo? – le dije en tono de broma.

  • Sí, claro... escucha... esta noche hago una fiesta, en el penthouse de aquel edificio – señalaba uno detrás de él – si quieres venir y pasar un buen rato...

  • Lo lamento señor, se ha equivocado – y di la vuelta con una sonrisa alejándome de él.

Algunas veces se siente bien al rechazar a algunas personas... a pesar de que lo buenísimas que pueden estar.

---*---

Después de que había llegado a la casa ayude un poco en la cocina cortando vegetales pero me escape con la excusa de que debía arreglar unos planos y enviarlos al arquitecto – simple – y me salí con la mía, me quedé viendo televisión y pasando los canales hasta que llegue al show de Pokemon y mi mente hizo click rápidamente, busqué mi celular y llame a Miguel esperando que atendiera rápido.

  • Hola Migue.

- ¿Qué pasó panita?

  • Nada, esperando a media noche y salir... ¿y tú?

- Aquí, llevando a Joel al parque de Evenpro... tú sabes, que se canse un poco para que se acueste temprano.

  • Jajajaja, eres malo... oye, no me avisaste, quería verlo antes de Navidad.

- Disculpa, mi vida.

Sí, el “mi vida” me lo seguía diciendo, siempre y cuando no estuviera alguien cerca todo estaba bien, desde ese día en que perdí la virginidad con él, no habíamos hecho nada más, Miguel cumplió su promesa de que yo era su último desliz con su esposa. Sus muestras de afecto se resumían a largos y fuertes abrazos y uno que otro beso de despedida en la mejilla – cuando estábamos los dos solos o con Joel, claro está – y si había alguien más en la sala, Dayana o algún familiar o amigo de ellos, él se comportaba como un macho. Miguel siempre había sido mi confidente después de todo lo que habíamos pasado, de mis relaciones, de su relación con Dayana, una vez que se había llevado a Joel dejando a Miguel solo, me había llamado a media noche llorando y yo tomé las llaves del carro y fui a su casa lo más rápido que pude, pasamos toda la noche abrazados y dándonos pequeños besos esperando a que su mujer llegara de nuevo a casa, ese problema se resolvió, dándose otra oportunidad por su hijo.

Miguel, ha sido un apoyo para mí y yo sé que seré un apoyo para él hasta el final de nuestros días...

- Mi vida... ¿Aló?

  • Ahhh si... disculpa, no escuché.

- Ahhh te decía que bueno, no sabía si estabas muy ocupado hoy. Pero puedes llevarlo el viernes a pasear, sabes que le encanta salir contigo.

  • Claro, me encantaría.

- De acuerdo, el viernes vienes por él y pasan todo el día juntos.

  • Dale, nos vemos allá. Envíale muchos abrazos y besos.

- Claro mi vida, uyyy voy a colgar que se acaba de caer.

Y nada, terminó la llamada y yo feliz de que pasaría el viernes con mi ahijado.

Ya eran las 8:00 pm cuando había despertado y me levante para cambiarme y buscar el estreno que tenia para ese año, una camisa Hugo Boss negra con líneas verticales grises bastante chévere que se me ceñía al cuerpo, unos jeans negros con algunos detalles, bóxers, medias, me busqué los zapatos de vestir y fui a bañarme, salí, me coloque la ropa, cuando me estaba echando la colonia – ckfree men – mi hermano me tocaba la puerta, apenas tenía un jean puesto y llevaba la camisa azul marino abierta.

  • Andrew.

  • ¿Qué pasa hermanito?

  • No me digas así, asshole.

  • Jaja... ¿Qué quieres?

  • Nada, preguntando que a dónde vas esta noche.

  • Pues, a casa de Jean Carlos.

  • ¿El que vive en Manzanares?

  • Aja... – dije mientras me echaba un poco más de colonia.

  • Ahhh bueno, vamos juntos, ¿no?

  • Claro que no... búscate tu rumba.

  • Joder... gracias hermano – dijo saliendo por la puerta.

  • Espera. ¿Mathew viene?

  • Pues creo que sí, no ha confirmado nada.

  • Ya...

  • ¿En serio no puedo ir?

  • Que no marico, pregúntale a tus panas que van a hacer.

  • Esos pendejos no van a hacer nada... no me voy a quedar aquí con los viejos.

  • Bueno, si te hubieras ido con Arturo a Europa no tendrías que pasar la noche aquí – le terminé por decir sentándome en la cama.

  • Que yo no voy a pasar roncha en Europa coño... olvida ya ese tema, igual voy a ir contigo, ya sabes – dijo robándome un poco de colonia y terminando de cerrarse su camisa.

  • Coño está bien... nunca vas a dejar de joder hermanito.

  • No me digas así coño.

  • Escúchame pendejo... aunque tú tengas 50 años yo tendré 54 y siempre serás mi hermanito... así que jódete.

  • Jajajaja ya pues.

Después de que estuvimos listos bajamos al salón donde ya había unas parejas y algunos hijos de ellas, me fui con mi hermano al jardín donde estaban unos chicos de las residencias fumando del narguile de Tony y pasamos la noche hablando con ellos. Mathew llegó con su esposa que ya tenía unos meses de embarazo y podía notarse su barriga, los salude a ambos con un abrazo y nuestros padres felices también fueron a recibirlos, Tony fue el único que los saludo un poco seco, pero es que él es así siempre, después de que llegaron no podían dejar de escucharse planes de mudanza para una casa más grande y cerca de la nuestra para que mamá pudiera visitar a su nieto las veces que fuera, a las 11:00 pm sirvieron la cena y disfrutamos de pavo al horno, papas, todo tipo de ensaladas y los mas criollos no pudieron cambiar el típico menú navideño de hallaca, bollo, ensalada de gallina y pan de jamón.

Al terminar de cenar teníamos las copas alzadas ya que eran exactamente las 12:00 celebrando la Navidad, los niños más pequeños recibieron la llegada del niño Jesús en nuestra casa y abrieron los regalos, sonreí ya que en ese mismo instante mi ahijado estaría abriendo su regalo demasiado feliz.

Las cosas se habían calmado y el alcohol estaba circulando por el salón, mientras yo vi la mínima oportunidad y junto a Anthony me despedí de mis padres y hermano.

Nos montamos en mi carro y comencé mi ruta hacia Manzanares, lo bueno de esa zona era que se podía llegar fácilmente, era solo un camino que me sabía de memoria, vi que mi hermano no decía absolutamente nada – era normal – pero, lo que no era tan normal era su expresión y es que tenía una mirada calculadora hacia el frente.

  • ¿Qué te ocurre hermanito?

  • Nada.

  • Estas demasiado callado.

  • No me pasa nada.

  • Vamos – le toque rápido su pierna y la regresé al volante – puedes decirme.

  • Pues... pfff, es Karina.

  • Mmm aja, ¿Qué ocurre con ella?

  • Nada... simplemente no me cae bien.

  • Otra vez con lo mismo...

  • Explícate.

  • Anthony, ella es la esposa de Mathew, es genial, no entiendo por qué siempre tienes que andar jodiendo.

  • Mathew podría conseguir algo mejor.

  • Ellos están juntos desde hace 10 años, que se casaran no extrañaba a nadie, y ahora tendrán un hijo, ellos se aman.

  • Me da igual, solo digo lo que pienso.

Me detuve en un semáforo y lo vi al rostro.

  • Anthony, no puedo creer que no hayas aprendido nada de lo que sucedió antes.

  • ¿De qué hablas? – preguntó haciéndose el extrañado.

  • Hace tiempo... de mí y de... – cerré la boca.

  • Creí que seguían siendo amigos.

  • Somos amigos.

  • ... ya.

  • No sabes lo que es el amor – y aceleré de nuevo.

  • Eso es estúpido, el amor es solo una palabra.

  • Lo dice el que nunca ha tenido novia... o un novio.

  • Deja, los novios son para ti jajaja – dijo con una sonrisa baja.

  • Anthony, simplemente, no arruines eso, no lo hagas de nuevo.

No dijo mas, nos quedamos callados hasta que por fin llegamos a casa de Jean Carlos.

---*---

Cuando llegamos al último piso del edificio de Jean Carlos una música se escuchaba desde el ascensor y saliendo hacia el pasillo la gente estaba reunida charlando con tragos en la mano una pareja besándose a nuestro lado y Jean Carlos en la puerta con su celular en la mano nos recibía alegremente.

  • ¡Andrew! me alegro que vinieras.

Jean Carlos tiene 21 años, entró un par de semestres después de mí, tiene una cara linda pero también es bastante inteligente y creativo en sus proyectos – gracias a algunas sustancias que ayudan a la creatividad –, físicamente es algo alto, de mi tamaño prácticamente, ojos cafés y labios bastante gruesos, de piel blanca con algunas pecas, delgado pero lo que me gusta resaltar de él es su culo, que provoca darle unas buenas mordidas y fuertes nalgadas. Llevaba una camisa azul oscuro, jean negro y zapatos de vestir.

  • Epale Jean, éste es mi hermano Anthony.

  • ¿Qué paso chamo? ¿Cómo andas?

  • Todo bien, todo bien – dijo un poco cohibido.

  • Verga relájate, entren... esta es zona de paso.

Nos dijo señalando el pasillo, entramos al apartamento que estaba full de gente.

  • Bueno, aquí en el salón se puede bailar, en aquella área es solo de fumadores – mencionó señalando la terraza –, descuiden si traen lo suyo pueden fumárselo... o pedirme, tengo de sobra.

- Wicked – decía Tony sonriendo.

  • Aquí en el bar tomen lo que quieran... lo importante es que se acaben las botellas jajajaja.

  • Jajajaja.

  • Bueno, pásenla bien... Andrew, los muchachos andan en la terraza, yo voy para allá en un rato.

  • Dale, ya voy para allá, ¿Tony?

  • Ve tú, creo que vi a alguien – y se fue detrás de Jean Carlos.

Me entretuve con los panas de la universidad contándome de cómo les había ido en el semestre sobre los proyectos de diseño, los grupos donde algunos profesores no servían para nada y otros que si te guiaban, uno de mis compañeros ya había presentado tesis y oficialmente se había graduado, todos habíamos brindado por él celebrando, yo también les conté sobre mi trabajo en Miami, más que todo era aprendizaje y llenarme los zapatos de tierra, pero un trabajo era un trabajo.

Me preocupé un poco al no ver a mi hermano ya que habían pasado como 2 horas desde que habíamos llegado, entré al apartamento y prácticamente estaba lleno de humo, la gente bailaba y tomaba por montón, pero había también un curioso olor a monte que me enfermaba un poco. Cuando lo vi, mi arrechera llegó al tope.

  • Carajo Anthony qué coño haces – le dije quitándole el porro que fumaba.

  • Deja Andrew, anda, dale una calada que te relaja.

  • No fumes esta mierda.

  • Relájate anda... – me volvió a decir con voz pastosa.

  • Bueno, solo un poco – le di una calada al porro y me sentó bastante bien al exhalar el humo –, Ufff estoy en la terraza, no hagas ninguna estupidez...

  • Descuida... yo me quedo aquí con unos... – mientras señalaba a unos carajos que andaban en su nota – bueno, los güevones que están aquí.

  • ...

  • Cálmate... igual vamos a pasar aquí la noche.

  • Dale pues – tome el porro y le di otra calada más y me fui a la pista.

Con el porro me había calmado y relajado los hombros notando que andaba bastante tenso, hablé y baile con unas chicas de la uni que andaban por allí, a ellas las conocía por ser “amigas” de mi ex novia y no tardaron entre las dos en echarse encima de mí – sin exagerar – y es que cuando estaba hablando con una, la otra simplemente comenzaba a abrazarme y a acariciar algunas partes de mi cuerpo que deseaban atención desde hace rato, por alguna extraña razón la excesiva atención fue demasiada para mí y de forma brusca las eche y suspire aliviado... no necesitaba un trío.

  • ¡Ja!... si alguien me viera... soy un estúpido – dije a la nada.

  • Burda güevon – escuche una voz gruesa a mis espaldas.

Y allí estaba, no lo había visto llegar pero era bueno verlo de nuevo, con su metro ochenta, su gran cuerpo que mataba, su exquisita vestimenta, esa colonia CH men de Carolina Herrera que me drogaba cuando la sentía en él y sus ojos... sus putos ojos color miel en contraste con su tono de piel morena.

  • Estabas a punto de tener un puto trío.

  • Epale Rey...

  • ¿Cómo andas papi? Hace años que no te veía.

  • Jajajaja... me fui a Miami a trabajar, por eso no me habías visto.

  • Ahhh sí, Jean me contó esa vaina y ¿Qué tal?

  • Arrechísimo... la pase bien, full trabajo y full cansancio pero vale la pena.

  • Bueno papi, para allá vamos.

Reinaldo... ese nombre hacia que mi mente volara cuando lo escuchaba, es un amigo de la universidad, de 25 años, entramos juntos y él está en 10mo semestre lo que significa que se graduará el otro año... la verdad es que Rey... como solía llamarlo es un poco flojo, pero cuando le gustaba algo le echaba bolas y pasaba la materia mágicamente y lo descubrimos cuando una profesora, en la entrega final de 4to semestre lo pasó con 20 a pesar de que él no había asistido, muchos rumores daban a la conclusión de que se tiraba a la profesora, cosa que él siempre había negado.

Su cara bonita era lo que me gustaba de él, pero era un puto heterosexual, me le había lanzado varias veces, hasta estando ebrios – su obvia debilidad – pero siempre se negaba o decía que podía conseguirme algo mejor... como una mujer. Él tenía más o menos claro que a mí también me gustaban los hombres y nunca hubo resentimiento entre nosotros y siempre... siempre le encantaba calentarme cuando estábamos en las reuniones o cuando “estudiábamos” en su apartamento.

  • ¿Qué paso marico? Las tenías a güevo de cogértelas.

  • No sé... no tenía ganas y ya...

  • Ahhh es que tú tienes ganas de esto, ¿no? – dijo sobándose el paquete y sonriéndome para luego abrazarme y tocarme el culo – esto si esta rico... papi.

  • Coño Rey... no me calientes no joda, cuantas veces te lo tengo que decir... jajajaja – le respondí el juego pasando mi mano por su cuello acariciando su rostro.

  • Jajajaja... es que me encanta cuando te toco y tú te mojas como putita – se acercó a mi cuello y me daba pequeños besos.

  • Jajaja de bolas marico, estas demasiado rico... pero, ya pues deja la mariquera.

Rey siempre hacía eso, me calentaba hablando de sexo entre nosotros y cuando pensaba que era en serio, me cortaba el rollo riéndose y volviendo a su estado tranquilo de siempre... era una montaña rusa de emociones cuando estaba cerca de él pero siempre estaba claro, él era hetero y no iba a suceder nada.

  • Bueno papi, me voy a atrapar a esas zorras que si tú no quieres trío yo si quiero – me volvió a apretar el culo y se fue.

Regrese a la terraza y los panas estaban jugando truco, dominó y otro grupo estaba viendo televisión, yo me junté con Jean que seguía fumando un porro y entre los dos acabábamos la reserva que le quedaba pasando el rato hablando con los panas y enterándome de los chismes que me había perdido como quién estaba embarazada, quién se iba a casar, entre otras cosas.

Ya alrededor de las 4:00 am la reunión estaba acabándose y todos se iban o se desmayaban en algún lugar que veían cómodo, Anthony se había agarrado un mueble para él solo y estaba durmiendo como un bebé – un drogado bebé –.

Yo andaba un tanto melancólico, finalmente había acabado la noche y yo seguía solo, me recriminaba por ser tan pendejo al no tener ni siquiera ganas de un trío con un par de chicas, con ese pensamiento hallaba lugar donde quedarme, caminé por todo el salón, la terraza y todo los lugares medianamente aceptables estaban ocupados así que me quedé mirando por el balcón un rato el paisaje de la oscura ciudad.

  • Buena reu, ¿no crees?

  • ¡Jean! Creí que dormías...

  • No vale, baje para despedirme de Reinaldo que se iba con dos putitas.

  • Jajajaja sí, me alegro.

  • También estaba viendo quien estaba muerto y quien dormía. Tu sabes, para deshacerme de las evidencias jajaja.

  • Claro... claro.

  • Descuida, que tu hermano duerme feliz en el sillón grande.

  • Me alegro, oye, no le vendas mas monte. No quiero que fume esa mierda.

  • Andrew... si me da dinero... yo no puedo hacer nada.

  • Igual, no debería fumar nada.

  • No seas hipócrita, que entre los dos nos acabamos lo poco que tenía guardado, déjalo.

  • Ese soy yo... y hago lo que quiero, pero ese es mi hermanito, no quiero que le vendas nada.

  • Ya... de acuerdo – acepto por fin juntándose conmigo en la baranda – oye, ¿puedo preguntarte algo?

  • Claro.

  • Se trata sobre Reinaldo.

  • ¿Qué pasa con él? – pregunté curioso.

  • Pues... es que los vi hoy...y estaban muy juntos... y bueno, ¿ustedes son algo?

  • ¡Jajajajajaja! Marico ¿Tú estás loco?

  • Pues...  no – dijo medio cohibido.

  • Jean... pero si lo acabas de ver irse con unas putas.

  • No sé, me dio una idea así como que se pelearon y él se fue picado a cogerse a las chamas y tú estás aquí solo... – decía hablando sin sentido.

  • Para... para... para ya. Estas diciendo estupideces.

  • Bueno... pero no me has dicho... ¿son algo?

  • Por supuesto que no, ese man es hetero...

  • Ahhh y ¿Tú?

  • A mí me gustan los hombres... y las mujeres – aclaré con la garganta seca.

Y es que cuando decía “mi secreto” mi  garganta se cerraba, mi piel se erizaba y mi corazón se agitaba... eso nunca podía faltar.

  • Ok... Mmm, hace frio – dijo para cambiar el tema.

  • Full.

  • Te abrazabas con Reinaldo...

  • Él fue quien me abrazo jajaja.

Nos quedamos un momento en silencio viendo algunas luces navideñas de los apartamentos de edificios vecinos hasta que dijo algo que me sorprendió.

  • ¿Quieres abrazarme?

  • ¿Cómo? – respondí tratando de hacerme el sordo.

  • Hace frio... ¿quieres abrazarme?

  • Estás ido loco... has fumado demasiado.

  • Mmm ya – decía algo triste.

  • Jaja, cálmate.

Lo miré y me decidí.

  • Ven... Feliz Navidad.

  • Feliz Navidad jajaja – y vino a mí para abrazarme.

Me gustaban los abrazos... sentir el calor humano y que con solo eso podía expresar cuanto me quería la otra persona y es que de joven no recibía muchos y me emocionaba cuando alguien se interesaba en mí de esa forma y no por buscar una falsa amistad. En mis tiempos de colegio gane demasiadas amistades, pero cuando pasaba el tiempo me daba cuenta de que no eran las personas que decían ser y terminaba despreciándolas.

Así nos quedamos un rato mientras comenzaba a sentir que me acariciaba la espalda yo hice lo propio y lo sentía suspirar en mi cuello para luego sentir un beso en él, me sorprendí, sí... pero no tanto, me separé para verlo a la cara y tenía una expresión de culpa que no deseaba ver mas y con lentitud uni mis labios a los suyos sin esperar nada negativo.

  • Mmm... me-me gustas Andrew.

  • ... – no pude decir nada, solo sonreírle.

  • Mierda, no debí decir esa estupidez – separándose de mí.

  • No no... disculpa es que bueno... es algo pronto, ¿no crees?

  • ¿Pronto? Llevamos casi 3 años conociéndonos... y bueno, no sé, creí que te gustaba.

  • Jean, hace tiempo que no me gusta nadie... no sé, no me gustan las relaciones.

  • Ya...

  • Disculpa.

  • Olvídalo.

  • Jean, ven no quiero arruinar lo nuestro.

Mi pana saco un cigarro y lo encendió apoyándose en la baranda saco su celular y se entretuvo viendo las redes sociales mientras esperaba a que se calmara o no sé, me dijera algo. Ya estaba algo cansado y la noche estaba comenzando a aclarar...

  • ¿Quieres besarme? – preguntó en voz baja.

  • Yo... bueno, Jean coño.

  • No quiero estar solo, quisiera estar con alguien.

  • Yo  también.

  • ¿Quieres ser mí...?

  • ¡Para! – le detuve antes de que dijera otra estupidez – No quiero etiquetarlo. No digas más.

Él se levantó y lo tomé entre mis brazos para besarlo, no me molestaba que estuviera fumando me daba igual, mis manos bajaban desde su espalda hasta sus nalgas apretándolas mientras mi lengua exploraba su boca y mi pene comenzaba a despertar. Baje mi mano para apretar su entrepierna por encima del jean y notar que su verga estaba creciendo poco a poco, tomé su mano y la dirigí a mi pene para que pudiera ver que estaba más caliente que él.

Nos separamos del beso con una sonrisa y me llevo rápidamente a su cuarto, todos en el salón estaban durmiendo, por el pasillo nos encontramos a un chamo que ignoramos por completo hasta llegar a su habitación que estaba cerrada, saco su llave y abrió la puerta para poder pasar, le colocó el seguro para estar mas cómodos y que no llegasen invitados no deseados.

Estaba caliente, demasiado, no hacía nada desde mi novia y cuando estuve en Miami hasta los obreros me excitaban ahora era mi oportunidad de descargar con alguien, así que lo volví a tomar en mis brazos para besarlo y darle lo que se merecía, esa noche ninguno iba a escapar hasta saciar nuestros deseos, no sabía lo que sucedía en su mente pero las señales de su cuerpo me daban pié a pensar que hacia lo correcto al besarlo. Le quité su camisa para tocar su ardiente pecho, él me saco la camisa que llevaba seguramente arrancando los botones para luego pasar su lengua por mi cuello y llegar a mis pezones que mordía y usaba su lengua con ganas, no parecía querer detenerse en esa parte hasta que con mis manos lo dejé de rodillas apoyándome de sus hombros, me quité la correa y me desabroche el botón, él con fuerza me bajó el pantalón y luego el bóxer para dejar mi verga libre y mirarla con detenimiento, la tomé con mi mano y comencé a pasarla por su cara y darle algunos golpes que le hacían sonreír.

  • Abre.

  • Yo... nunca he mamado.

  • Calla, chupa – le dije un poco fuerte.

  • Andrew...

  • Vamos, hazme lo que te gustaría que te hicieran.

  • Bueno.

  • Cuidado con los dientes.

Era como un niño en aprendizaje pero su caliente lengua explorando mi pene era un regalo, cuando estuvo completamente lubricada la guié a su boca hirviendo y con un poco de fuerza se la enterré hasta su garganta logrando que gimiera muy fuerte.

  • ¡AHH! ¡Sí...!

La mantuve adentro unos segundos hasta que con un poco de fuerza tuvo que separarse.

  • Dios... no seas tan brusco.

  • Vamos, abre – le pedí con falsa amabilidad.

Él abrió su boca, saco la lengua y yo con mi falo la golpeé un poco, dejé que tomara su propio ritmo chupando y masturbando por igual, ambos gemíamos por el placer, yo lo tomaba por la cabeza y el hombro tratando de que no se apartara mucho pero también quería verlo completamente desnudo así que de nuevo un poco fuerte le pedí que se desnudara y lo hizo bastante rápido, yo me quité los zapatos, medias y me deshice del pantalón y bóxer que ya llevaba por las rodillas. Delante de mi estaba un cuerpo un poco frágil y delgado con algunos músculos, pero, al mismo tiempo estaba caliente y excitado por el momento, me tomó de la mano y caímos en su cama comiéndonos la boca, por mi mente no podía estar más agradecido de estar teniendo un chico en ese momento desnudo y entregándose a mí. Jean abrió mis piernas y se colocó de rodillas para luego unir nuestras vergas y con un poco de saliva comenzar a masturbarlas de forma agresiva por unos minutos. Me incorporé para tomarlo del cuello y meter mi lengua en su boca para enseñarle como se besaba a un hombre, a tocar y sentir a un macho.

Lo tumbe en la cama y con una mirada perversa le abrí sus piernas, él es un poco ligero y levanté sus caderas dejando su culo bien abierto apoyado cerca de mi pecho, su ano estaba bien cerrado pero lograría abrirlo y prepararlo para cogérmelo con ganas.

  • Que rico está.

  • Andrew...

  • Te voy a comer el culo...

  • Dios... – gemía por lo que decía.

  • Te va a encantar cabrón.

Y me hundí en su culo explorando con mi lengua, no me importaba nada, con mis manos separaba sus nalgas y mi lengua se clavaba en su interior logrando ese cosquilleo en Jean Carlos, trataba de cogerme ese agujero y con ayuda de mis dedos lo perforaba lentamente.

- Oh my God... it’s a nice ass – dije disfrutando de esa comida de culo.

  • ¿Qué? Ah... ¡Ahhh!

  • Que tienes un delicioso culo pajuo...

  • Ayyy Andrew, sigue, sigue por fa.

Sus caderas estaban bien alzadas, sus bolas colgando y él con las piernas levantadas se podía ver una máxima entrega que me daba. Probé sus bolas un poco mientras no dejaba de suspirar bastante fuerte, mis dedos ya entraban sin problemas en su interior y yo no aguantaba más.

  • Tienes condones, ¿no?

  • ¿P-para q-qué? Soy vi-virgen...

  • No importa, yo no lo soy y he metido mi verga en muchos sitios.

  • Ya... en el cajón.

Busque rápido en la mesita de noche y abrí el paquete rápido con los dientes y me puse el condón. Con sus piernas abiertas centré mi verga en su entrada y la acaricié un poco logrando risas nerviosas de su parte y su culo palpitara más. Comencé a penetrarlo bastante lento, pero su culo se lo tragaba sin sentir dolor, o eso creía.

  • Ayyy dios... ayyy lento... lento, solo la punta.

  • Claro, la punta.

  • Mierda... tu verga es gruesa.

  • Jajajaja... no exageres – y le di una estocada.

  • ¡ANDREW!

  • Shhh marico... cállate.

  • No joda, me duele full.

  • Espera, que luego te encanta.

Seguía cogiéndolo solo con media verga hasta que le di otra estocada para que entrara completo y el siguiera gritando como niñita, solo esperé unos segundos para seguir mi faena con un suave vaivén sintiendo mis bolas chocar con sus nalgas.

- ¡Oh Andrew, fuck yeahhh!

  • ¿te gusta? – mientras seguía cogiéndolo – ahhh.

  • ¡Sí! Sigue... Andrew, ¡sigue! – gritaba sin importarle una mierda la gente de afuera.

Lo abrazaba y besaba tratando de que no despertara a la gente con sus gritos orgásmicos, podía sentir como atrapaba mi verga con su culo y apretaba aún mas causándome demasiado placer. Dándome ganas de romperle el culo por ser tan putito.

  • Ohhh... más duro, dame más, más Andrew.

  • Sí... ¡¡¡Sí!!!

  • Rómpeme el culo papi.

  • Si cabrón ahhh... –le decía a lo bruto penetrándolo con todas mis fuerzas.

Jean comenzó a masturbarse sin parar, yo coloqué sus piernas en mis hombros sin parar de cogérmelo, mordía una de sus piernas causándole dolor, pero él simplemente sonreía sin parar de pajearse.

  • Ohhh Jean, Jean... me vengo... ¡me vengo!

  • ¡Dios! Andrew, yo también, yo también.

  • ¡Jean!

  • ¡Andrew!

  • ¡JEAN! – gritaba mientras expulsaba mi leche en su interior.

  • ¡ANDREW!

Su leche no dejaba de brotar y caer en su pecho sudado, las palpitaciones de su ano eran perfectas sintiendo el placer y me sentía orgulloso de haberle roto el culo a ese chico, nos dimos otro par de besos y saqué mi verga de su interior quitándome el condón lleno de mi esencia y dejándolo en el piso. Me acerqué de nuevo para besarlo y tomar un poco de semen que le había llegado al cuello y a su barbilla logrando que probara su sabor.

  • Andrew, coño chamo, coges demasiado rico.

  • Jajajaja gracias pendejo, tú no te quedas atrás.

  • Dios... no tengo ganas de nada más...

  • Ni yo, oye voy a dormir un rato.

  • Si, si... vamos a dormir.

No aguantamos las ganas y nos abrazamos para quedarnos dormidos al instante.

---*---

Eran las 10:00 am cuando desperté, trate de buscar mi celular que mágicamente estaba en la mesa de noche y lo desbloqueé viendo la imagen de fondo que tenía... era algo estúpido pero esa imagen era muy importante para mí, la tenía desde hacía años, significaba una amistad que trascendía el tiempo y espacio, estábamos sonriendo y abrazados... fue una gran época para nosotros y lamentaba todos los días que se haya acabado de una forma que nadie esperaba, recordaba como...

  • Buenos días.

  • Buenas... – respondí a su saludo – ¿dormiste bien?

  • Sí sí... me desperté hace poco para darme una ducha y despedirme de algunos que ya estaban despiertos, casi me resbalo con tu cel y lo puse allí en la mesita.

  • Claro, gracias... oye, ¿saliste del cuarto?

  • Pues... sí.

  • ¿Qué dijeron cuando te vieron? – pregunté curioso.

  • Jajajaja nada. Pero si me dieron miradas extrañas.

  • Ya... ¿Cómo te sientes?

  • Bien, aunque me arde el culo demasiado.

  • Tranquilo que eso se quita.

  • Y ¿tú?

  • Me duele la cabeza jajaja... mucho monte.

  • No estás acostumbrado.

  • No estoy tan acostumbrado a fumar tanta mierda como tú.

  • Jajajaja.

  • Bueno, ya es hora de irme...

  • Pfff... – suspiró de repente – escucha, imagino que somos algo, ¿no?

  • Pues... – hice una pausa pensando.

De verdad no deseaba catalogar nuestra nueva amistad, quería un novio pero no era algo de primera necesidad, yo simplemente necesitaba tirar con un chamo y ya lo había cumplido, seguramente podríamos ir lento o rápido, de verdad no me importaba pero la palabra novio, tan rápido llegaba a ser repugnante.

  • No sé. En verdad no quiero novio ahorita.

  • Ammm... ¿entonces?

  • Mmm por mi lado creo que seremos amigos con derechos – le dije con una sonrisa y picándole un ojo - ¿te parece bien?

  • Jajajaja... de acuerdo, follamigos.

  • Epa, es lo mejor... mira... en verdad no quiero que te enamores.

  • Te dije que me gustabas.

  • Ya... Jean, es lo mejor, de pana que no soy un buen novio.

  • Mmm ok... ok.

  • No te enamores – le repetí.

  • Y tú tampoco.

Nos levantamos de la cama y busque mi ropa tirada por el piso, Jean me dijo para darme una ducha pero hasta a mí me daba pena hacer eso de salir en toalla con cuánta gente estuviera despierta allí. Me vestí y me di cuenta que no me había equivocado ya que me había arrancado tres botones de mi camisa nueva, él se había reído y me prestó una, pero él al ser un poco más delgado me quedaba demasiado estrecha así que me volví a poner la mía tratando de no ser tan obvio, tenía un aroma a sexo impregnado en mi nariz que a decir verdad extrañaba un poco pero también me daba pena pensar por lo que dirían los demás.

Me pidió salir el día siguiente al cine a ver si me apetecía, le dije que sí en segundos logrando una sonrisa de su parte, también me dijo que tenía un evento el viernes pero allí le corte la nota diciendo que ya lo vería en otro lado o que lo llamaría luego, además de que el viernes saldría con mi ahijado.

Cuando salí de la habitación habían algunos desmayados en los muebles, pero también, gente despierta dándome unas sonrisas un tanto sugestivas y todos mirándonos en silencio, Anthony estaba apoyado en la baranda de la terraza con un trago en su mano y le avisé que era hora de irnos, me miró de arriba abajo negando con la cabeza para por fin despedirnos de Jean y bajar al estacionamiento.

  • Buena noche, ¿no? – me dijo ya dentro del carro.

  • Pues sí, si la tuve.

  • Te ves terrible.

  • Yo sé.

  • No hay que decirle nada a nuestros padres de lo que hicimos.

  • No, y me gustaría que no estés fumando esa mierda.

  • No seas hipócrita, que yo también te vi.

  • Bueno, Anthony... coño – dije sin saber cómo defenderme.

  • Tranquilízate que yo sé lo que hago.

  • Solo me preocupo por ti.

  • Preocúpate de que los viejos no se enteren.

  • Si llegamos rápido a bañarnos y meter la ropa a lavar no tenemos que decir nada.

Anthony era extraño y de verdad pienso que en algún momento no lo voy a poder controlar... tenía esa habilidad para tranquilizarme pero al mismo tiempo no poder confiar completamente en lo que él decía, es una simple manipulación mental. Yo no tengo el mismo poder para controlarlo como lo hace Mathew o mi padre y me preocupa que haga una estupidez cuando estuviera bajo mi mirada.

  • ¿Te tiraste a Jean?

  • Es obvio, ¿no crees?

  • Quería que me lo dijeras.

  • Jajaja... ¿Te diste cuenta ahorita o en la madrugada?

  • La madrugada, sus gritos nos despertaron.

  • Jajajaja.

  • Lástima que no te cogiste al otro, el alto que te arrinconó en la pared – continuó.

  • No... ese es hetero.

  • Es una lástima – volvió a repetir –, hasta yo le entraría.

  • Creí que no te gustaban los hombres.

  • Jajajaja nunca se sabe...

Y no dijo mas, dando por terminada la conversación con una sonrisa de ambos.

---*---

¡¡¡FELIZ AÑO 2014!!!

Esto no es la segunda temporada si no algo que me ocurrió y quería contárselos, si leen con cuidado hay algunas pistas de lo que pasará en la siguiente parte de Anécdotas, pueden comentar sus ideas o enviarlas a mi correo. Estoy terminando este capítulo, me baño y me visto para irme a rumbear. Espero que les haya gustado y puedan ver en lo que el pequeño “Andy” se convirtió.

¡¡¡UN ABRAZO BIEN FUERTE!!!