07.1 Preparar la vuelta a España I

En ese momento estaba en la gloria, tenía mis manos hacia atrás sujetando sus glúteos y trayéndolo hacia mí.

Lunes:

La noche anterior llegamos cansados a la residencia, después de la larga espera en el aeropuerto de Manchester,  el tren hasta Leeds, el taxi a casa.

Era una hora tardía, deshicimos las maletas y preparamos la ropa para lavar, ahora era el momento adecuado, las lavadoras estaban libres.

En este viaje no había tenido que llevar mi portátil, lo tenía conectado y sin noticias importantes, no les importaría esperar, total iban a ser unas horas.

Tenía poca comida en el frigorífico y no quería llenarlo, esta semana comeríamos de restaurante.

Me había dado cuenta de las habilidades de Nico, algo impensable de alguien que siempre lo tiene todo hecho, su ayuda era total, como si estuviera en su casa, mejor aún, allí le hacían la colada y aquí me la estaba haciendo él a mí.

Cuando bajamos saludamos a los residentes que encontramos, el resto del tiempo estuvimos solos. Las máquinas estaban trabajando y nosotros después de tomar un zumo de naranja,  alguna galleta y yo un te rojo, nos fuimos a la habitación.

Nico se desnudó y fue al baño para tomar una ducha, yo me puse a revisar el correo y a pensar en las cosas que tenía que hacer, aún no había reservado los billetes para la vuela a España. Me empezaba a poner nervioso a pesar de que iba a tener la ayuda de Nico.

Me quité la ropa y con una toalla alrededor de la cintura me aventuré a atravesar el pasillo, me iba volviendo atrevido imitando las costumbres de Nicolás.

En el baño comencé por lavarme la boca, no había terminado y la mano de Nico tiró de mí para que me metiera debajo del chorro de la ducha a su lado. Creí que iba a estar formal y que todo consistiría en una rápida ducha, comenzó  a acariciar  mi cuerpo, a darme besos, no supe resistirme a su deseo y al mío.

-Déjame que te la meta.  –me tenía agarrado por detrás besando mi nuca, mordiéndome delicadamente a veces, también lamía mi cuello. Lleve mi mano hacia atrás, cogí su polla y la metí entre mis nalgas.

-Tú también quieres, ¿lo deseas de verdad?  -su respiración era angustiada y sonaba muy tierna junto a mi oreja.

-Sí, sí Nico, te deseo, hazme tuyo.  –giré mi cabeza para que alcanzara mi boca, mordía mis labios y su ansiedad era extrema.

Movía su cadera follando mis muslos y su mano derecha acariciaba mi polla, metió un brazo entre mis piernas y me levantó la derecha, tuve que apoyarme en la pared para no caer aunque su brazo izquierdo me sostenía del pecho.

Ahora rozaba el glande de su verga con mi ano, la tenía tan tiesa, tan dura y apetecible. Suspiraba de placer, y bebía el agua que caía de la ducha al abrir mi boca para poder coger aire.

Empujaba sus caderas contra mi cuerpo queriendo entrar en mí, y su polla resbalaba entre mis nalgas sin lograr su objetivo, estaba poniéndose nervioso.

-Espera Nico, así no.  –soltó mi pierna, apoyé mi cabeza en los azulejos de la pared, con mis manos abrí mi agujero y separé mis piernas dejando mi entrada al nivel de su verga.

Nicolás entendió el mensaje de mis gestos y agarró con fuerza mis caderas con su mano izquierda, con la otra llevo su polla hasta la entrada de mi ano que la esperaba ansioso y comenzó a penetrar en mi culo.

Solté un gemido de dolor y placer y se detuvo, retiré mi mano de mi nalga y la llevé hasta su verga, solo había metido el glande, se la sujeté con fuerza para que no la retirara.

-Empuja Nico, ahora.  –me relajé al máximo y esperé lo que se venía, empujaba y había momentos de espera, metiendo a golpes suaves su polla hasta que mi culo se la tragó entera.

-La tienes toda dentro, estas delicioso.  –susurraba a mi espalda.

-Lo sé, espera un momento por favor, me duele. –mordía mi muñeca aguantando el dolor que fue pasando poco a poco. Mi ano se fue haciendo al tamaño de su invasor y empecé a apretar y a aflojar mi culo hasta que todo rastro de dolor desapareció.

En ese momento estaba en la gloria, tenía mis manos hacia atrás sujetando sus glúteos y trayéndolo hacia mí.

Giré de nuevo mi cabeza, estaba con la boca abierta, uno de mis brazos fue a su cuello para atraerlo hacia mi boca.

-¡Estoy muy bien así!, cuando quieras.  –primero me besó y noté como su verga se ponía más rígida en mi recto.

Sujetó con ambas manos mi cintura y me empujó para salir, a partir de ese momento se convirtió en un motor revolucionado al máximo, sin sacar más que una parte entraba y salía a velocidad de vértigo causando en mi ano sensaciones placenteras, mordía mis labios disfrutando del placer y emitía quejidos, gemiditos de gusto como si estuviera llorando.

El plaf, plaf de su pelvis al golpear en mis nalgas era incesante y excitante también, todo se compendiaba y resumía en llevarme al placer máximo.

-¿Te gusta?, ¿voy bien?  -se esforzaba en preguntarme cuando sobraban las palabras. Estaba a punto de eyacular y me obligaba a estar hablando.

-Sí, dame, dame más.  –Incrementó su fuerza y ahora sacaba toda su polla y la metía hasta el fondo, y explotamos de placer, no tuve que tocarme la verga para que saliera un torrente de leche, con mi mano exprimía las últimas gotas, él se contraía llenando mi interior de su simiente.

Bufaba en mi espalda marcándome sus dientes, mientras empujaba con fuerza sus caderas metiendo hasta el fondo la verga y me mataba de placer.

-Daniel, esto ha sido buenísimo.  –soportaba su peso en mi espalda y me cansaba la postura, también disfrutaba al sentirme montado de esa forma, abrazaba mi vientre haciendo movimientos como queriendo volver a empezar, sacando y metiendo la verga.

-Qué bien estoy así, volvería a empezar de nuevo.  –pero su pene se aflojaba y salía envuelto en su leche, me giré para abrazarme a él mientras mi culo chorreaba el esperma.

-Nico, te quiero. –y no pude decir más ahogado por sus besos.

Nos preparamos y salimos a la calle para empezar a trabajar y a realizar la labor más agradable de mis dos últimos años, agarrarle de su mano, caminar calle abajo hasta llegar al lugar en que habitualmente tomábamos algo.

Nos sentamos en una mesa y pedimos nuestra consumición, la camarera nos conoce y sostenemos unas agradables palabras con ella,

La primera visita fue a la agencia o inmobiliaria, para notificarles que dejaba la habitación el día 31 de Julio.

No hubo ningún problema, devolví el mando a distancia  del garaje y quedamos en que me pasarían el cargo del mes,  había saldo a mi favor y debían ingresarme alguna libra.

La segunda visita fue al banco para cambiar mi dirección de correspondencia.

Iba a seguir utilizando los servicios de ese banco ya la empresa me metería allí mi nómina.

Tercera visita, al restaurante, nos sentamos para comer, la mañana se había pasado.

Comíamos viendo a los transeúntes pasar por la calle a través del cristal, salimos a pasear y a comprar unas cajas. Con el dinero del cheque de la empresa nos regalamos dos camisetas, así teníamos un recuerdo. Un taxi nos llevó a Tesco para comprar la cena.

Ya estaba abierta la piscina de la residencia y nos dimos un chapuzón antes de cenar. Luego vimos la televisión mientras hablábamos y otros jugaban  al billar americano.

Dejé allí a Nico y subí a la habitación a contestar unos correos, cuando estaba finalizando Nico abrió la puerta, tomo una silla y se sentó a mi lado, mientras escribía él acariciaba mi pierna y miraba mi cara.

Luego en la cama quería jugar y comenzó a hacerme cosquillas, aprovechaba para besarme y ponerme muy caliente.

-Te amo Daniel, me voy a aprovechar de ti ahora que puedo.  -se me sube encima sentándose sobre mi pecho, el olor de su sexo a unos centímetros de mi cara me inunda, se saca la polla y me golpea en la cara con ella, hago aspavientos de asco cuando lo que quiero es comérsela, echa para atrás su cuerpo deslizándolo sobre el mío hasta tener su cara a la altura de la mía.

-¿Cómo puedes ser así?, tan cochinamente hermoso.  -no me deja responder, humedece  con su  lengua sus labios y la desliza después por los míos, los une y los sella durante minutos.

-Me gustas, eres una droga Daniel, se siempre así, me deleita mirarte hasta cuando lloras.

Sus caricias son muy tiernas, se apoya en una mano y acaricia mi cara con la otra, intercambia sus dedos y su boca, sujeto su cadera atrayéndolo hacía mí, vuelve el olor de su sexo cuando lo tengo pegado a mí.

Agarro su polla, la tiene rezumando pre semen y froto su miembro envolviéndolo en él, llevo la mano a mi boca y me enloquece su olor y sabor afrutado.

-Quiero chupártela y que me des la leche en la boca y la cara.  –me mira sorprendido en un principio por mi atrevimiento y se ríe divertido.

-Hemos pensado lo mismo. –me coloca para tener acceso a mi pene y yo al de él, es delicioso el sabor de su polla, meter mi lengua en su prepucio para recoger lo que le mana y sentir a la vez como se él traga la mía chupando con fuerza, haciendo ruidos que enervan.

Disfrutamos mamando nuestras pollas, acariciando todas nuestras partes viriles y pasando con suavidad nuestros dedos por nuestros anos, metiéndolos en ellos, todo es placer y a veces lujuria y deseo ciego.

Cuando se corre en mi boca me entra un escalofrío y yo lleno la suya con mi leche, me gusta, me encanta su semen cremoso y suave, su olor metalizado que me inunda y voy paladeando antes de tragar, jugando y envolviendo su glande en sus jugos.

Me abraza muy fuerte y besa mi nuca.

-Te amo Daniel, nunca he querido a nadie así.  –se queda en silencio y creo que en este momento está pensando en Marc. Antes de quedar dormido puedo articular, abriendo la boca de sueño.

-Yo también te quiero Nicolás, mucho.

Martes:

He hablado con mi madre, quedamos en que todo lo que pueda lo envíe por una agencia a su casa, ella lo ordenará, me indica las cosas que no debo llevar, y sobre todo calma mis nervios.

Desayunamos fuera para tener tiempo y hablar, y luego seguir recogiendo mis pertenencias, Nico no deja de abrazarme o sujetarme del brazo, de la cintura y hacer alguna payasada para que ría, de alguna manera estamos de vacaciones.

Hoy comemos en la residencia, ensalada y arroz con trocitos de lomo, dejo a Nicolás recogiendo la mesa, había quedado a las 14 horas con los de la fábrica de Francia para tener la videoconferencia.

Estaba un poco nervioso y así se lo dije a mi madre esta mañana, serán ellos los que hagan las preguntas.

Estoy vestido informal y no me preocupo, aparecen serios, aparentan unos cuarenta cuantos años, uno es más joven que el otro, resultan amables, y a pesar de que la conversación discurre en inglés, las manera y el protocolo son francés a todas luces.

Me aconsejan que fije mi residencia en Lille, cambian el idioma de la conversación al francés, es muy poco tiempo el que emplean en este idioma, lo necesario para comprobar mi nivel.

Hablan de la fábrica, y de que estaré un año allí. Me piden que me  incorpore, entre el 8 y el 15 de Septiembre, que vaya unos días antes para organizar mi vida, que necesitaré un vehículo y finaliza la entrevista.

A las 16 horas tengo cita con el médico para recoger los resultados de mi uña, los análisis no dan muestras de que tenga algún hongo pero mi uña está mal.

Volvimos dando un paseo, enlazando nuestras manos, Nico acariciaba mi dedo y a veces se lo llevaba a los labios.

En la residencia nos vestimos para ir a correr un poco y a la vuelta, después de una chucha en la piscina, hicimos unos largos nadando para continuar haciendo ejercicio.

Algunos residentes están en el salón cuando pasamos hacia nuestra habitación para vestirnos, quieren preparar una barbacoa en el jardín y nos piden que participemos, salen a comprar comida, nosotros seguimos nuestro camino a la habitación.

Nos duchamos y jugamos a lavarnos mutuamente, me encanta sentir como resbalan mis manos por su cuerpo, envueltas en la blancura de nieve de las burbujas del champú, no me puedo contener y le abrazo, pasa sus manos por mi espalda hasta llegar a mis glúteos, cuelgo mis brazos de su cuello, y me apodero de su boca.

Volvemos a hacer el amor en la ducha, no nos podemos contener.

-Ponte de rodillas en el suelo y eleva tu culito.  –me lo pide mordiendo mi oreja y me dejo seducir.

Mis rodillas resbalan en el suelo de la bañera y caigo sobre ella, él viene detrás con su polla sin entrar aún. No puedo contener mi risa y la polla se le sale, lo volvemos a intentar. Ahora sujeta con fuerza mi cintura y de un golpe mete el glande, eso cazado y ya no me puedo escapar.

Sus murmullos placenteros logran que me excite al máximo y deseé llegar al final, paso una mano entre mis piernas para llegar a su virilidad y agarro sus testículos para pegarlos a los míos.

Durante largos minutos entra y sale sin parar, ahora descansa para tomar aliento apoyado en mí, montado sobre mi espalda, la besa y vuelve a empezar incansable. Masturbo mi polla con suavidad saboreando las sensaciones que me llegan de mi culo y pasan por mi espalda haciéndome temblar.

Un estremecimiento me sacude y comienzo a eyacular cerrando mi esfínter aprisionando su pene, lanzo suspiros y grititos sofocados del placer que me embarga, después de unas cuantas embestidas se corre con largos chorros de esperma llenándome de él.

Nos terminamos de duchar y salimos del baño, atravesamos el pasillo y corremos hacía la cama, con la toalla envolviendo mi cuerpo caigo sobre ella. Le miro tendido a mi lado.

-Quiero vivir así siempre, pudiendo follarte cuando quiera.  –no se cansa y lo prefiero.

-Jamás pensé que me gustaría tanto que me montaras por detrás, pareces un torito bravo y cuando me llenas con tu leche, es el máximo.

Solamente tengo la oportunidad de acariciar los pelos de su pecho y el sueño me va venciendo.

- Daniel, tenemos que bajar.  –ha interrumpido mi sueño, deshago nuestro abrazo que hubiera querido eterno.

No puedo dejar de admirar lo que luce su ropa en él, le da un valor añadido, se pone hasta elegante para bajar al jardín, se encuentra cómodo así, yo prefiero un pantalón corto y una camisa por fuera.

Cuando finaliza la cena, que ha resultado excelente, con muchas risas y caídas en la piscina, pido que me entreguen los tickets de compra, les quiero invitar como una despedida, algunos marcharemos en unos días, luego quieren que vayamos a un pub cercano para beber unas cervezas.

Volvemos muy tarde y nos metemos en la cama

-Como no me dejaste en el baño, ¿puedo abrazarte ahora?  -me habla en tono de broma,

-Claro, tenías las manos ocupadas en otras cosas, aún me duele el pecho del golpe que me di y encima me caíste encima.

Su respuesta son sus brazos los que me rodean y aprietan, parecen cables de acero, sus labios ávidos succionan los míos, se tranquiliza y acaricia mi baja espalda y continúa y no termina hasta que nos dormimos.

Miércoles

Salté de la cama antes de que Nico pudiera sujetarme, hacía un rato que sus manos jugaban suavemente con mi cuerpo en caricias muy tiernas para, según creía él, no despertarme.

Precisamente fueron sus manos las que al pasar por mi trasero me despertaron, estaba en la cama de espaldas a él, no quise que se diera cuenta y continué haciéndome el dormido, así se pasó un rato, sentía estremecimientos y comencé a tener unas ganas locas de él.

Parece que estaba esperando esa reacción por mi parte, él a su vez saltó detrás de mí y me alcanzó antes de que llegara a la puerta, me abrazó por la espalda pasando sus brazos por mi pecho, intenté resistirme y luché por evadirme de su abrazo.

Al encorvar mi cuerpo quedó pegado con el suyo, note la tremenda dureza que tenía, pasó sus brazos por mis pantorrillas y me levantó del suelo, yo continuaba pataleando, caímos sobre la cama, su rostro se pego al mío y no paraba de besarme, luché intentando retirar mi cara para seguir jugando. Imposible luchar contra él, tiene una fuerza increíble.

-No te resistas que será peor.    –la seriedad se veía en su cara cuando hablaba, yo me partía de risa, me hacía cosquillas mientras hablaba.

Me rendí, subí mis brazos para colocar mis manos en su nuca y enfoque su rostro con mi vista, estaba pintado en trozos de piel rojos y blancos y pude hablar.

-Vale, vale, tú venciste, me rindo. –dejé caer mis brazos a mis costados, reaccioné a lo que me iba haciendo acariciando sus caderas.

-¡Qué días locos estoy pasando!  -gritaba sordamente cuando me atravesaba su espada de carne, y yo hundía mis uñas en su espalda arañando su piel al correrme.

Terminamos sudados y pasamos a la ducha.

-De donde sacas las fuerzas Nico, ¿es que siempre la tienes a punto?, ¿siempre tienes ganas?  -me miró riendo y me señaló con la mano su verga que no estaba muy caída.

-No me provoques que vuelvo a empezar.  –salí del baño riendo, estaban resultando unos días de vacaciones como nunca los pasé.

Una hora más tarde estábamos desayunando, la residencia estaba vacía y el personal de limpieza nos pedía que les dejáramos libre la cocina para limpiarla, recogimos con rapidez nuestras cosas y volvimos a la habitación. Aquello parecía una leonera con cajas medio llenas y un par de ellas precintadas.

Teníamos que desplazarnos a la oficina de la inmobiliaria, seguían con los problemas.

Nos lavamos la boca y emprendimos el camino agarrados de la mano, en un momento sacó su móvil para llamar a Jaime, se le veía preocupado y quería saber si, al menos, se había levantado.

Su sonrisa y sus palabras me indicaban que Jaime no estaba todas las noches sin dormir y de fiesta. Le hice señas para que le transmitiera un beso de mi parte.

El día estaba fresco pero también esplendoroso, azul, diáfano, de momento. Tenían varios clientes en la inmobiliaria y tuvimos que esperar unos minutos.

La residencia estaba completa y querían enseñar la habitación a un cliente que la deseaba alquilar. Por mi no había inconveniente alguno y no era necesario que estuviéramos presentes

No me apetecía volver a la residencia tan rápido y decidimos dar un paseo por las calles y luego nos sentamos en un parque.

-Estás intranquilo y pensativo Daniel, ¿es por tu amigo?  -asentí con mi cabeza.

-Hace muchas horas que no tengo noticias de él.  –pasó un brazo por mis hombros.

-Todo irá bien. –me apretaba contra él y reposé mi cabeza en su hombro, así estuvimos un rato.

-¿Volvemos a la residencia?, tengo que enviarles las respuestas a un cuestionario que me han enviado de la empresa.

-¿Qué es lo que te piden ahora? –nos hemos levantado y emprendemos el camino de vuelta.

-Quieren conocer mis aficiones, los idiomas que hablo, en que paso el tiempo libre, si viven mis padres, si tengo hermanos, cosas muy simples.

Es sencillo de responder pero muy extenso, un poco de trabajo para que me entretenga.

-¿Sabes algo de Francia?  -me lleva sujetando la cintura, acariciando mis caderas y a veces con descaro, tocando mi trasero en suaves caricias con la palma de su mano.

-Me han enviado un mail con el nombre de unas personas y formas de contacto. ¿A ti que te han dicho de París?

-Cuando marches iré  a Bristol para pasar un par de días con Jaime, luego iré a París, tengo que entregar papeles y formalizar el acuerdo.   -le miro desilusionado.

- No te preocupes, serán un par de días, antes de una semana volveré a estar a tu lado.  –ahora soy yo el que estrecha su cadera contra mi cuerpo.

En el camino de vuelta tenemos supermercados, compramos algo para comer y en la residencia yo me dedico a trabajar y Nico baja a la cocina para preparar la comida.

Miro el desorden de la habitación, me entra una pereza terrible el comenzar a seleccionar cosas para meter en las cajas. ¡El trabajo que supone el cambiar de casa!  Bajo a la cocina para ayudar a Nico, está solo, los residentes están en sus trabajos, el sol luce esplendoroso.

Comemos en el jardín, a Nico le ha gustado el arroz del otro día y vuelve a prepararlo, está delicioso con ensalada,  un grano se le queda pegado en la comisura de la boca.

Me encanta verle comer y como mueve los labios, las arrugas que se le forman en la cara, lo risueño de su mirada, los besos que me insinúa cuando ve que le estoy mirando.

Debo de estar volviéndome loco por él. Después de comer y recoger los platos subimos a la habitación con intención de trabajar, vemos el desorden, soltamos la carcajada, cogemos dos toallas y nos vamos al jardín a tomar el sol, debo llevarme la crema, protección 30.

Pasamos casi toda la tarde en el jardín y cuando nos cansamos de estar tumbados, practicamos unos largos en la piscina y volvemos a descansar, comienzan a llegar los demás residentes y nos levantamos para saludar a algunos y marchar.

He recibido noticias de mi amigo, no se puede mover y le escriben lo que él les dicta. Recogemos y sellamos otra caja, no me apetece cenar, como una manzana y estoy con Nico mientras cena él, cosas de picar y se fríe dos huevos, pienso que para mañana haremos tortilla de patatas, dos o tres para que coman los otros residentes, hay algunos a los que les encanta.

Subimos a la habitación, tengo que corregir un relato que comencé a escribir hace mucho tiempo.  Nico, me besa en la cabeza y sale para ir al baño, cuando vuelve posa sus brazos en mis hombros por detrás y se inclina, vuelvo mi cabeza, busca mis labios y los besa.

-Tranquilo, voy a la cama y desde allí te observo mientras escucho música hasta que termines tu labor.

Continúo mi trabajo, cambio algunas palabras, si lo leyera cien veces, realizaría cien cambios. Cierro el portátil y me acerco a la cama, Nico está dormido, pero dormido como un tronco, será por el ejercicio de la tarde, retiro su reproductor de música y me deslizo a su lado, no lleva más que un pantalón corto, me coloco a su espalda, se mueve y gira su cuerpo hacia mí, tiene un curioso gesto en la boca y en la ceja, causado por la presión que ejerce la almohada. Apago la luz para dormir.

Continuará…