04/13. follando madres e hijas por doquier

La suerte se alía conmigo, cuando estaba follando con Tatiana hija y sin darnos cuenta…, Tatiana madre se mete en la cama sin avisarnos

Hola de nuevo, mis queridos amigos...

Aqui les traigo un nuevo relato...

Espero que lo disfruten...

Ya les he hablado de pasada de Tatiana en el relato sobre mi primer trio que pueden leer en memorias de un depravado (I) en el capítulo número 07/13, de título: Mi segundo trío de mujeres…

Si funciona,  el vínculo…, es:

https://www.todorelatos.com/relato/161357/

Si no les funciona el vínculo, pueden buscar a obra en mi repertorio, que como saben está en orden alfabético.

Sigamos…

Tatiana, me gustó desde el primer día, no he de negarlo.

Era otra colombiana, pero era y seguirá siendo una preciosidad de morena, bastante alta y extremadamente guapísima, así como muy sensual.

Ella y su marido vinieron varias veces a casa a comer con nosotros cuatro.

No les gustaba el cocido español preferían las lentejas con mucho chicharrón (panceta frita)… Él por sinergia conyugal, había abandonado su comida preferida que era según me confeso un día el cocido español por la lentejas o los frijoles colombianos.

Les encantaba también por ser “medallas” o “paisas” de Medellín, tanto Tatiana como Luz, la bandeja paisa…

Tradicionalmente la Bandeja Paisa incluye frijoles, arroz blanco, chicharrón, carne en polvo, chorizo, huevo frito, plátano maduro, aguacate y arepa , pero se puede sustituir la carne en polvo por carne de res o de cerdo a la parrilla.

El que exista un Medellín en Colombia es debido al Medellín español.

En el 75 a. C., el cónsul de la República de Roma Quinto Cecilio Metelo Pío tomó la decisión de fundar un poblado en Hispania cuyo nombre sería Metellinum. Tal nombre se deriva directamente del apellido del fundador antes mencionado pero en versión latina: «Quintus Caecilius Metellus Pius».

El nombre del topónimo evolucionó con el tiempo hasta convertirse en Medellín. Sin embargo el gentilicio en la localidad española ha conservado hasta hoy en día toda la raíz: metelinense, es decir, propio de Metelio o Metelius.

Mientras que el de Medellin de Colombia, capital del departamento de Antioquia, se las llama medellinenses oficialmente, y paisas o medallos coloquialmente.

Pero no hablemos más de comida, ni de gentilicios…, sigamos con Tatiana…

Tatiana era muy amiga de las tres ocupantes del piso…, Luz mi novia y de sus compañeras Claudia y Carolina…

Claudia y Carolina eran muy especiales, aunque muy amantes del licor, especialmente el Antioqueño, el que más se vendía por España de los aguardientes colombianos.

Tuvieron ambas…, profundos amores y profundas decepciones…

Follaban con tremenda intensidad con muchos hombres menos conmigo lamentablemente.

Tanto a Claudia como a Carolina las vi desnudas decenas de veces.

Si hubiesen querido me hubiesen tenido lamiendo sus coños cuando se les hubiese antojado…, pero respetaban el compromiso firme de una amistad.

Ambas me gustaban a pesar de ser totalmente diferentes. Una era muy morbosa…, y la otra muy sensual…

Ambas respetaban el vínculo que tenían con Luz, mi novia. Quien no lo respetaría seria Tatiana.

Por la amistad que nos unía, Tatiana y su marido se ofrecieron a hospedar los primeros días a Noelia,  la hermana de Claudia.

Durante varias semanas, la alojarían en su casa hasta que encontró trabajo y se mudó a la habitación que había alquilado con Marta, de la que ya ustedes conocen algo por la primera parte de mis memorias.

Tenía y tendrá Tatiana si no se ha muerto de un hartazgo de follar, una cara de vicio enorme. Sus ojos eran provocadores, aunque sin malicia.

Su cuerpo anhelaba mucha caña.

Su marido le daba lo que podía…, pero no era suficiente a tenor de lo acontecido.

De su marido Melchor, decir de  momento, que era una excelente persona, era conductor de taxis y a veces faltaba mucho de su casa, lo que aprovechábamos algunos para inspeccionar su casa, su cama y hacerle continuamente muescas imaginarias en sus cornamentas.

Sepan ustedes que Melchor realmente era aficionado  a la caza y en casa tenía dos cabezas de ciervos, de diez puntas uno, y de trece el otro.

Las contamos varias veces…

Recuerdo con gracia que estaban siempre muy limpias, pues tanto Tatiana como yo repasábamos con la mano aquellas astas de cérvidos, como marcando imaginariamente cada vez más muescas o puntas que imaginariamente le poníamos.

Al menos durante un varios meses, en total…, bastantes decenas y decenas de muescas ornamentales imaginarias pusimos a Melchor.

Solo follábamos en su casa cuando ella sabía con certeza que él estaba de viaje y largo, al principio follamos en hoteles y en casa de su madre…

No se lo merecía Melchor, pero que se espera de un pobre depravado si le invitan a profanar un cuerpo como el de Tatiana...

Un cuerpo de escándalo.

Solo decirles que si no hubiese sido José Miguel, este relatante hubiese sido cualquier otro, dado que aquel cuerpo serrano multiorgásmico necesitaba a diario mucha tralla sexual.

Que culpa tenia Tatiana de haber nacido así, ella le echaba la culpa a su madre que de igual nombre, reconocía que era incluso más caliente que ella.

Lo comprobaría mas tarde…

Ellas las colombianas utilizaban exactamente el termino de…”arrecha” para decir de una mujer que es muy caliente, o está muy excitada sexualmente.

También tiene la acepción de persona valiente o animosa.

Quizá pueda utilizarse en varios contextos, pero con mis amigas colombianas siempre significaba lo mismo… Cachonda…, Muy cachonda.

Deseando polla arrecha o lo que es lo mismo dura y erecta, que también para los hombres tiene su valor, en ambos sentidos, de hombre caliente o de polla dispuesta…

Tatiana era muy arrecha.

Este depravado era muy arrecho.

Además de unas sutiles miradas que me follaban mentalmente, allí con tanta gente jamás me dijo Tatiana nada en los primeros momentos.

En algún cruce de camino al baño o a la cocina, si nos cruzábamos los dos, nos mirábamos con descaro y ella me decía en tono bajito:

-          Papito lindo…

-          Mamita preciosa (Le contestaba yo)

Poco a poco, tuvimos que juntarnos sin testigos de ninguna clase a comprobar lo que parecía evidente…, que teníamos mucha gana el uno del otro.

He de anticiparles antes de nada, que en el fondo, además de disfrutar mucho, Tatiana tenía una prioridad al acercase a mí y desearme…

Tatiana estaba muy buena, pero tenía dos grandes defectos,  era algo envidiosa y algo interesada.

Por un lado envidiaba la suerte de Luz de tenerme como amante, y todas aquellas prestaciones materiales que yo le ofrecía como comidas en restaurantes, vacaciones y ese tipo de cosas banales.

Por otro lado, Tatiana no abría…, su coño generalmente sin una doble intención. Quería ser follada y mucho, pero al mismo tiempo necesitaba sentirse halagada con regalos, especialmente joyas, aunque fuesen menores.

Conmigo lo abriría por deseo y envidia en principio.

Me empezaría a follar sin pedirme nada, me deseaba. Yo lo sabía, pero finalmente no pudo sucumbir a pedirme que le regalase cosas.

He de confesarles que le hice detalles románticos. Algún perfume, algunas flores, la invité a comer varias veces e incluso le regalé una gargantilla y una pulsera, pero ella no se conformaba, quería exigir de alguna manera regalos constantes…

Quería más y más.

Además de incansable en la cama, era incansable pidiendo detalles materiales…

Ese fue el principio del final, varios meses después de empezar a follar…

Nuestra ruptura, no estuvo exenta de polémica, pues quiso hacerme un tipo mediocre y vulgar chantaje amenazándome con decírselo a Luz.

No sabía Tatiana, que cuando ella iba, yo venía…

Me costaría un pequeño disgusto, pero antes de que ella se lo contase a Luz, yo se lo había contado ya.

Gustarle no le gustó. Las colombianas son muy suyas, algo posesivas y son capaces de pegarse por un hombre.

Luz era de otra pasta, además de unos días algo seria, lo único que ocurrió con aquello…, es que Tatiana y Melchor dejaron de ir por casa definitivamente.

En la intimidad Luz me reconoció que Tatiana era mala persona y muy interesada.

Yo le di algo de cera, y le dije que de alguna manera fue Tatiana la que me quiso follar a mí.

Que a mi realmente no me interesaba. (Era una verdad a medias)

Realmente Tatiana era entonces un monumento de mujer. Tenía 24 años creo recordar. Su madre 41. Eso sí que era otra historia y que ustedes van a conocer de inmediato…

Pero vamos en orden,  que las imágenes se agolpan en mi mente y quiero contárselas a todos ustedes en el debido orden cronológico.

Vamos donde lo habíamos dejado, en los pasillos de la casa mirándonos y diciéndonos cositas cariñosas de papi y mami...

Al final después de los clásicos tonteos…, de miradas y palabras de deseo, nos dimos algún piquito rápido.

Su boca era sensual y tenía unos labios preciosos y carnosos.

Teníamos que quedar urgentemente. Deseaba follarme y yo a ella…

Nos pasamos los teléfonos y los grabamos como tiene que ser con nombre contrario. Yo a ella le puse Tato. Yo conocía de joven a un compañero de trabajo que se llamada Juan Tato, y le gustaba que le llamasen simplemente Tato.

Aquel Tato que de vez en cuando me llamaba o me mandaba mensajes era Tatiana.

Me empezó a mandar mensajes con las salidas largas de su marido, pero no estando yo muy conforme al principio con aquello, empezamos a vernos en un hotel de las afueras de la ciudad.

Como era muy interesada a la segunda follada en el hotel, me dijo que era una tontería gastar ese dinero en aquello…, y que mejor nos veríamos en su casa o en casa de su madre.

Si iba a ser un polvo rápido, nos veiamos en su casa cuando controlaba que su marido no iba a estar.

Si iba a ser una larga sesión de sexo, en casa de su madre.

Al preguntarle si aquello le parecía bien a su madre, ella me soltó, lo que ya les anticipaba que su madre era más arrecha o caliente que ella.

A partir del polvazo segundo empezamos a follar en casa de su madre alternativamente con su casa, dependiendo del tiempo de duración prevista de la follada.

Aquel inicialmente tercer polvo con Tatiana en la cama de su madre, es la base de este relato.

Antes de la sorpresa que ustedes esperan, he de hablarles de aquellos dos primeros super momentos de placer en el mismo hotel.

La primera vez que quedamos a follar, inevitablemente tuvimos que pasar por la cafetería de aquel hotel, porque a Tatiana, que era muy caprichosa, le apetecía tomarse un roncito colombiano para ponerse a tono.

Algunas dicen roncito al querer decir aguardiente o guaro.

En aquella cafetería que en alguna que otra vez había visitado con luz y sus amigas, ya había acostumbrado al camarero a que tuviese algo que a las colombianas le encanta…

Hay muchas marcas de ron en Colombia…, Cristal, Néctar, Tapa Roja, 1493, Llanero, entre otros….

En España el más usual es el Antioqueño.

Antes de subir a la habitación con dos chupitos de Antioqueño en el cuerpo…, les hablaré de cultura colombiana del aguardiente o guaro…

En Colombia el aguardiente o guaro es la bebida nacional y no habrá ninguna fiesta en la que no esté presente esa bebida.

Este aguardiente colombiano es una mezcla de alcohol de caña, más esencia de anís y un toque del jarabe del azúcar de caña.

Después de esta pequeña aportación cultural al guaro, vamos a follar…

Estaba a punto Tatiana, dado que en el ascensor me comió la boca con auténtica locura…

En apenas cinco segundos después de entrar a la habitación del hotel estaba comiéndole el coño y ella retorciéndose de placer.

Era posesiva y siempre quería estar encima de mí, follándome a caballo y llevando el ritmo.

Peleábamos mucho por las posiciones.

A casi todas las colombianas les encanta que les hagan sexo oral y a Tatiana no iba a ser diferente.

La primera vez en aquel hotel le eché por lo menos cuatro o cinco polvos y ella se correría una docena de veces.

Estábamos deseosos el uno del otro…

Recuerdo que era verano y nuestros cuerpos sudaban a chorros a pesar del aire acondicionado de la habitación.

Tuvimos que ducharnos varias veces.

En una de ellas me la follé tambien en la ducha.

Recuerdo mis primeras imágenes de atravesar desde detrás su coño con mi polla.

Como se abría aquel coño sonrosado de más y como contrastaba con su piel canela.

El segundo polvo seria incluso mejor, porque antes de irnos a follar mientras su marido iba a Córdoba con una pareja de abuelos a una clínica para ir y volver en el día, teníamos al menos seis horas como poco según me dijo…

Estuvimos seis horas de reloj follando sin parar.

Ya habíamos descubierto días antes nuestros secretos de alcoba.

Ya sabía de sobra como era aquel caliente cuerpo y me dediqué a hacerla disfrutar y que chillara de gusto.

Había descubierto como podía correrse dos veces seguidas si me mantenía comiéndole el durito (clítoris) sin parar, a pesar de que se estuviese corriendo ya.

Llegué a sacarle mucho esquirting al meterle mis dedos salvajemente en el coño.

So coño era inmenso a diferencia del de su madre. No eran absolutamente idénticas…

Llegué en aquella segunda sesión a meterle el puño entero en aquel super chochazo grande y caliente, del que sobresalia su clítoris enorme cuando estaba muy excitada.

Gritaba y gritaba de placer cuando no paraba de follarla, meter los dedos en su coño y en su culo…

Cuando se subía encima de mí a follarme era como una pila recién puesta. No se cansaba.

El ángulo en que colocaba sus rodillas cuando meneaba su tremendo culo encima de mi polla, era digno de haberse grabado.

Por cierto, jamás consintió en ser grabada, ni fotografiada por mí.

Era una costumbre que tenia de vez en cuando, no siempre.

Ya les digo que Tatiana además de un cuerpazo era algo caprichosa.

Después de este par de polvazos de hotel… vámonos a follar a casa de la madre…, donde habría una gran sorpresa como todos ustedes ya intuyen por el título del relato…

Vamos allá…

Al estar la casa en la localidad, tuvimos que llegar por separado.

Cuando íbamos al hotel, la recogía en una de las últimas paradas del autobús y esperaba a que no hubiese nadie por los alrededores. Se subía rápidamente a mi coche y directos al hotel que con sus aparcamientos al fondo jamás nadie podía ver los coches desde fuera.

Era y es un hotel muy discreto.

Tatiana no quería poner en riesgo la seguridad que le daba su matrimonio y la cierta tranquilidad económica que le facilitaba Melchor.

Melchor…, el siguiente mensaje es para ti…

Melchor, eras un magnifico marido, te lo digo por si lees el relato, pero tu mujer necesitaba tres o cuatro maridos todos los días, que le echasen tres o cuatro polvos dobles o triples cada uno y cada día.

Melchor el cuerpo de tu mujer Tatiana…, era pura arrechez en su conjunto, como dirían los colombianos…

En España diríamos simplemente que contigo Melchor no tenía suficiente y yo colaboré en cubrir parte de sus necesidades durante algunos meses.

Estoy seguro que mi hueco fue ocupado por otro enseguida.

La vida es así…, y así debemos de tomarla Melchor.

Sigamos con el relato, que se aproxima el instante mágico…

Cuando Tatiana hija abrió el piso de su madre con su llave…, me pareció entrar en un paraíso…

La casa de Tatiana madre respiraba sensualidad y erotismo.

Los detalles de decoración, eran propios de una mujer más joven.

Realmente parecía el apartamento de una mujer de treinta y pocos,  soltera y con mucha vida sexual.

No era evidente este último aspecto, que fue más una intuición que otra cosa.

Entramos directamente al dormitorio principal, aquello parecía la sala de los espejos.

Tenía no solo un gran espejo en el techo que amparaba toda la cama, sino que además tenía el del armario, otro en la pared del fondo a los pies de la cama e incluso otro en el cabecero a modo de cuadro con un foco central.

Aquello fue motivante, pues podría ver cantidad ingente de detalles que normalmente no se ven.

Le pregunté por su madre. No quería molestar a nadie y menos que pudiera presentarse sin avisar o con algún invitado. En suma, le pregunté directamente a Tatiana hija, si su madre estaba al corriente de nuestra cita.

Nos habíamos desnudado sobre la marcha y Tatiana ya tenía su boca en mi polla y no dejaba de succionarla metódica y morbosamente.

Al insistir, dejó un segundo su actividad oral y me dijo que sí. Su madre estaba al corriente y si venia, sabía que estábamos. Que no nos molestaría.

Me centré en disfrutar del momento y de las vistas.

Tatiana estaba empleada a fondo en mi polla y yo disfrutando de hasta cinco posibles vistas distintas de la mamada y en los próximos minutos del resto de situaciones.

Una vista directa, la del techo, la de la derecha en el espejo, la del fondo y volviendo algo la cabeza, la del cabecero.

En la izquierda no podía ser, porque se encontraba la ventana del dormitorio.

Era genial verla en todos los espejos. Era mi primera gran experiencia de espejos y no sería mi única primera experiencia aquel día…

Estábamos ansiosos todavía de querer ambos seducir nuestros cuerpos con mucho sexo y pasión.

Después de comerme la polla quiso cabalgarme…

Después de aquella enorme cabalgada de SuperWoman que me hizo correrme enseguida, le dije que se subiese a darme coño húmedo a mi boca…

Mientras yo disfrutaba del coño chorreante de fluidos densos blancuzcos y transparentes que me tragaba sin parar, seguía teniendo la polla dura.

Tenía los ojos cerrados disfrutando de comer aquel coño caliente y maravilloso. Debo de suponer que Tatiana hija tenia también los ojos cerrados pues lo único que sentía era sus caderas moverse en el entorno de mi boca.

Sólo notaba sus gemidos al correrse y como sus sensuales caderas se meneaban. Recuerdo que con mis manos disfrutaba de sus amplias caderas sujetándolas.

De pronto, noté algo extraño en la cama y en mi polla.

Abrí los ojos…

La madre de Tatiana había entrado sin darnos cuenta, se había subido a la cama  y estaba hociqueando mi polla con su boca y sujetando el tronco pollil con la mano derecha.

Allí estaba desnuda, con un cuerpo que no despreciaba al de su hija. Eran igualicas las dos. Las mismas formas, las mismas tetas y las mismas caderas.

Quizás los pezones de Tatiana madre algo más grandes y oscuros que los de su hija, pero por lo demás igual a simple vista.

Después de la sorpresa inicial, todo fue más o menos rodado.

Tatiana hija se dio cuenta…

-          ¿Mami que haces…?

-          Lo siento chicos, no he podido remediarlo…, he visto tremenda verga y no he podido renunciar a mamarla. Disculparme.

Yo no decía nada, estaba tan a gusto. Además de súper  morboso… Era mi primera madre e hija juntas… Joder que delicia.

Una imagen que me acompañaría el resto de mi vida hasta el último instante de vida…

Tatiana hija, educadamente, hizo las presentaciones…

-          Mami, es José Miguel, ya sabes, el novio de Luz.

-          Encantada de conocerte…, y que decir…, encantada de poder disfrutar de esta enorme herramienta con vuestro permiso.

-          Encantado. Por mi parte, usted no se preocupe, está usted en su casa. (Dije haciéndome el gracioso)

Ambas sonrieron.

No se sí lo tenían preparado o no, pero lo que si se es que de ver un solo cuerpo en todos los espejos de la habitación, veía doble, teniendo la vista bien...

Dos hermosos y sensuales cuerpos por cada rincón de aquella sala de espejos, contorneándose y como dos agiles y simbióticas gemelas, siempre estaban en el sitio adecuado sin molestarse la una a la otra.

Tatiana madre, a lo largo de la extraordinaria sesión que íbamos a tener toda esa tarde nos fue diciendo los detalles previos a su entrada…

Dijo que tuvo curiosidad por mirar, que le ponía ver de follar a su hija con su nuevo amante, que abrió sigilosamente la puerta, que vio aquella enorme polla y que no pudo remediarlo…

Rápidamente se desnudó y se lanzó a por tremenda polla.

Mi polla reacciono como una jabata…

Siempre estuvo ocupada, o bien siendo lamida por una o follada por la otra o al revés.

Cambiamos de postura varias veces.

Una de las que más hicimos y que me gustaron fueron colocarlas a las dos de rodillas en la cama y pasar de follar a una a otra simultáneamente, estando yo de pie en el lateral de la ventana, para así poder ver con todo lujo de detalles todas las folladas.

Me corrí un total de seis veces, tres con cada una de ellas.

Fue una tarde espectacular y la he llevado siempre en mi mente.

Ahora al describirla, sintió que no puedo dar todos los detalles como yo querría.

En mi mente está todo mucho mejor dibujada y descrita aquella situación que como ha quedado relatada. Lo siento…

Solo decirles mis amigos que aquello fue inigualable.

Desde aquella sublime tarde noche en que echaría tres leches a cada una de ellas, aquello se repitió muy a menudo, hasta que Tatiana hija empezó a tener un poco de celillos...

A diferencia de Tatiana hija, la madre no era tan interesada económicamente.

Tenía varios amigos que le pagaban sus gastos y llevaba una vida algo bohemia y soñadora.

Una vida de polvo en polvo…, como yo solía referirle. Ella se reía de mis bromas.

Conmigo hizo mucha amistad, le encantaba que cocinase platos españoles para ella.

Le encantaba la caldereta de cordero, las migas y las gachas de pitos o de titos…

Llegamos a estar muchas veces solos los dos. Nos entendíamos en la cama a las mil maravillas.

En este relato no hablare más de ella, ya que se refiere exclusivamente a madres e hijas y aunque ellas…, las Tatianas…,  fueron las primeras no fueron las únicas…

Como les decía Tatiana con el paso del tiempo empezó a sentirse celosa de su madre, con razón, aunque yo lo negaba a medias…

Si Tatiana hija me decía algo, yo echaba balones fuera y decía que era Tatiana madre la que me buscaba…, y es que en el fondo era casi siempre así.

Es verdad que si quería estar a gusto, prefería estar con su madre y si tenía tiempo para invitarla a comer, me gustaba verla disfrutar, se reía con una gracia enorme y el sexo con ella era espectacular, además, como les he dicho antes…, Tatiana madre era más natural y menos interesada.

Todo le parecía bien a su madre, mientras que a la hija todo se le hacía poco…

Sin duda he tenido cierta predisposición por las maduras, aunque Tatiana madre parecía mucho más joven en realidad.

Aunque volvimos a la casa de su madre muchas veces más, la alternábamos con su propia casa.

La relación de madre e hija era algo menos sentimental, a mi humilde entender…, sin dejar de ser cariñosa.

Por entonces su madre y yo ya teníamos planes particulares.

Tatiana hija…, creo que además de todo…, era algo inocente y creo que jamás se dio cuenta en su totalidad de lo mío con su madre.

Ya les contaré algunos apasionantes momentos incluyendo un trio espectacular que hicimos con un joven amante colombiano negro como un tizón de nombre John Jairo, que de vez en cuando se follaba…

Hoy toca como saben madres e hijas juntas y revueltas.

Algunos años más tarde tendría otra experiencia familiar aunque sería en grandes dimensiones…, con una familia de portuguesas.

Les tengo que hacer un planning o esquema para que puedan seguir la narración sin perderse, detallando cada una de sus seis protagonistas.

La familia estaba compuesta en primer lugar por la madre de nombre Caterina…

Junto a Caterina que en aquel momento en que la conocí, vivía con un español, tampoco me importaban mucho más los detalles.

De su pareja, del que no llegué a saber jamás su nombre, sólo supe que trabajaba de peón en la construcción y que le gustaba beber de más, aunque no era violento.

Vivian por entonces con aquella pareja, las dos hijas menores de Caterina, de nombres Aurora y Camila, de edades 17 y 14 años, respectivamente.

A ambas les respete la edad, aunque desde un primer momento, tomaron mucha confianza conmigo.

El marido de Caterina y padre de sus hijos, había muerto bastantes años atrás en su país por enfermedad y al quedarse sola se vino a España con todas sus hijas solteras, todas menos una y el único varón que tenía, un rubio que parecía más sueco que otra cosa, aunque bastante más bajo.

Las hijas mayores de Caterina, eran…, Adriana y Claudia, en ese momento tenían sus parejas y vivían con ellas.

Caterina tenía un único hijo como ya les anticipaba, el “rubio” que trabajaba en la construcción y que estaba casado con otra portuguesa de nombre Fábia. También vivían de manera independiente.

Fábia acababa de dar a luz una nieta a Caterina, aunque tenía una hija mayor de otra relación en su país de nombre Gabriela que entonces tenía 12 años y que en ese momento vivía con sus abuelos en Coímbra, y que pasados los años también conocería en persona, aunque lamentablemente no me daría tiempo a follar…, al menos al momento de escribir mis memorias.

Nunca desecho la posible oportunidad en un futuro…

Tengo mucha información de aquella familia de portuguesas porque estuve follando muchísimas veces con muchas de ellas, juntas y por separado…, a lo largo de casi ocho años.

Me follaría un total de seis miembros femeninos de aquella familia. Unas fueron folladas centenares de veces mientras que otras solo lo fueron unas docenas de veces.

La vida es así amigos…

A lo largo de casi esos ocho años de relaciones sexuales con todas aquellas calientes mujeres…, fui testigo de separaciones, nacimientos y todo tipo de eventos familiares, así como todo tipo de anécdotas.

He de confesar que no me follé a todas las hijas de Caterina, ya que tenía dos hijas mayores más, una en Lisboa y otra en Madrid.

Caterina bromeaba con aquel detalle al final de nuestra relación…

-          Te faltan dos hijas por follar, me encantaría que te probasen ambas… (Me lo decía en tono de broma, pero en serio)

Quién sabe.

Tampoco era una competición, sino la casualidad.

No existía posibilidad de ir a Lisboa, además de que aquella hija al menos en principio estaba enamorada de su marido, según me comentaba Caterina.

Diferente era la peluquera, la segunda hija de Caterina, cuyo nombre no llegué a memorizar tampoco, que vivía en Madrid.

En algún momento determinado si hablé con ella por teléfono,  para ver la posibilidad de que viene a poner una peluquería a nuestra localidad, pues con la crisis la habían despedido.

De haber venido, seguro que me la hubiese follado, siempre que ella hubiese accedido,  y hubiesen sido siete en lugar de seis las mujeres folladas por mí de aquella increíble familia de portuguesas que hablaban perfectamente el español, pero el destino no contemplaba esa posible séptima follada…, aunque nunca se sabe…

Llegué a conocer de aquella familia de mujeres calientes, hasta diez pisos de alquiler diferentes entre madre, hijas y nuera.

Las constantes disputas de Caterina y su pareja, la obligaban a abandonar el piso del peón de albañil cuando se enfadaban.

En ocasiones me pedía ayuda y se la daba. Religiosamente me devolvía el dinero que le prestaba siempre que lo necesitaba.

Caterina era muy cariñosa y de vez en cuando aparecía con una nueva pareja y otro domicilio.

Incluso llegué a pagarles un apartamento en donde se reunían a follar con amiguetes o clientes habituales de algunas de ellas, no de todas. Las más trabajadoras trabajaban, las menos trabajadoras veían en follar un recurso económico rápido.

Casi todas ellas, eran muy buena gente. Les caí bien desde el principio a todas y como la sangre que todas ellas tenían en sus venas era muy caliente todas en algún momento de sus vidas, bien por curiosidad bien por interés terminarían follándome…, o yo a ellas…

Esta historia se la contaré a todos ustedes a través de capítulos individuales por cada una de aquellas seis inolvidables y calientes mujeres…

  • Caterina, la madre:

Caterina la madre fue la segunda que me follé de aquella familia tan especial. Era cincuentona y de buen ver.

Caterina era muy viciosa en la cama y muy sexual, aunque enseguida se cansaba. Con un solo orgasmo tenía bastante.

Ya han conocido ustedes de ella algunos detalles en la presentación.

La circunstancia  que promovió aquel primer encuentro de sexo, fue muy fácil, su hija Claudia la segunda me “recomendó” a su madre.

Jamás Caterina me pidió dinero al contrario de algunas de sus hijas que siempre me sableaban pidiéndome que les llevase tabaco o les diese algo de dinero para comprar comida. Tenían unos “maridos” que no tenían ese corazón íntegro y responsable de entregar sus salarios enteritos en casa…

Caterina pasó momentos buenos y momentos malos.

Su vida sentimental con el de la construcción, tuvo muchos altibajos. Ya lo anticipaba.

Convivían y dejaban de convivir de vez en cuando. Cuando no convivían me la follaba más y cuando convivían me la podía follar solo a ciertas horas.

Tuvo varias relaciones a lo largo de todo el tiempo que la conocí, aunque principalmente la más estable a etapas fue con el peón de la construcción.

Los últimos momentos en que yo me la follaba vivía en casa de su hija mayor Adriana y su nieta Juanita, pues terminaría Adriana divorciada de Juan.

No se preocupen por tanto nombre, que ya se irán ustedes enterando de todo…

Caterina era muy simpática y muy trabajadora.

Era una buena madre a su manera, aunque dejaba hacer a su antojo a todas sus hijas, aunque la más rebelde siempre fue la pequeña.

Trabajaba en lo que podía, y además de follarla  regularmente…,  de vez en cuando le buscaba trabajos de limpieza por horas, que siempre me agradecía de la misma manera…, follándome.

Fumaba demasiado.

Cocinaba de muerte y le gustaba follar mucho conmigo, principalmente porque nadie le había comido el coño nunca, o eso me dijo desde el primer momento.

Ese creo…, que fue el detalle que la “enamoro” sexualmente de mí.

Su coño maduro sabía a gloria bendita.

Le encantaba como le comía el coño y descubrió en ello una fuente de placer inmenso.

No le apetecía follar delante de sus hijas, pues era algo vergonzosa,  pero conmigo hizo algunas excepciones, especialmente con Adriana y Claudia que eran las más folladoras y las más viciosas.

Me la follaría muchísimas veces, especialmente junto a Claudia, su segunda hija de las de aquí, que era con quien más confianza tenia.

Una de las veces que con más morbo recuerdo una follada con ella, fue el día que su hija segunda Claudia acababa de dar a luz a su segundo hijo, al que pusieron Andrés, y yo llamaba Andresín.

Había quedado en follarme a Claudia, un lunes por la mañana para empezar bien la semana, pues me encantaba follarla en estado, especialmente en las últimas semanas de gestación y cuando la puerta se abrió…, era su madre…, que hube de follarme por delegación.

Fue un polvazo mortal, pues le comería el coño durante horas…, muy despacito…, hasta que yo decidí cuando dejarla tener su único orgasmo.

Me acuerdo como me decía…, sigue, sigue, que me corro y yo paraba para que sufriese…

Me encantaba como Caterina hacia el pollo con arroz y como me besaba con pasión…

Creo que en el fondo estuvo como algo enamorada de mí, a diferencia de sus hijas que salvo Claudia, solo utilizaron mi polla para satisfacer sus cuerpos deseosos de sexo casi siempre…

  • Adriana la hija mayor:

La tercera en orden en ser follada por este depravado fue Adriana la hija mayor de Caterina en la localidad, siempre al margen de las dos mayores que no estaban aquí, una en Portugal y otra en Madrid. Ya les he referido algo sobre ellas, al intentar darles a conocer la familia…

¿Van cogiendo ustedes el hilo…?

Adriana la mayor, aunque un poco brusca en sus formas era la más viciosa y noble de todas ellas.

También he de decir que era la más trabajadora.

Trabajaba en todo lo que podía.

La llegué a tener dada de alta en mi empresa durante diferentes periodos.

Llegó a trabajar conmigo repartiendo publicidad, limpiado portales e incluso de puta en un piso durante algunos meses hacia el final de mi relación con su familia.

Aquel piso hot, del que ya les hablaré fue una experiencia empresarial puntual por diversas circunstancias que ya conocerán. Hare un realto corto al efecto…

También tuvo muy mala suerte con su novio. Tuvieron muchos enfrentamientos físicos e incluso lo llegó a denunciar varias veces.

Quitar una de las últimas denuncias no libraría a Juan del castigo judicial.

Terminaría Juan una temporada en la cárcel, quedándose sola Adriana con Juanita la niña que me quería como un padre.

Pasé muchas horas en su casa cuando estaba sola con la niña y entre trabajo y trabajo follábamos y follábamos de decenas de formas y posiciones.

Le encantaba que la grabase y le encantaba también como le comía el coño. Había salido a su madre… Bueno todas, en ese sentido.

Cuando estaba peleada con Juan o cuando éste estuvo una temporadilla a la sombra, follábamos más y cuando él estaba en su trabajo de mecánico, pues obviamente menos.

Creo que en el fondo Juan sabía lo nuestro y le ponía cachondo ser un cornudo consentidor… Nunca me dijo nada de nada.

Ella si me decía que cuando estábamos tomando algo los tres, luego la follaba con mucha más intensidad. Juan sabía que me follaba a una de sus hermanas, la soltera…, la tercera de las hermanas de nombre Aurora, que en breve les presentaré…, su apodo… “la mariposa”, ya verán por qué.

Cuando vuelvo a ver las grabaciones, me acuerdo y sonrió de sus poses idiotas y sus risas, sacando la lengua a la cámara.

Entonces grababa con una cámara Sony que compré a los efectos…, con dos tarjetas de memoria que tenía para ir cambiando por protagonistas.

Hablando de la tarjeta, un dio una chilena en un pub de chicas, que me quería follar, me pidió 150 euros por follármela, mientras estaba tomando una copa con mi amigo Ángel el carpintero y le dije que sí,  siempre que me permitiese grabar todo. Se lo pensó y me dijo finalmente que sí.

Esa historia por su peculiaridad en las formas de follarme como una autentica leona en celo y por la ingente cantidad de videos cortos y cientos de fotografías quiero ofrecerla en primicia en mis próximas memorias… Les adelantó que les encantará la historia.

Volvamos a Adriana la mayor…

También me acuerdo mucho del sabor especial de su coño, mucho mas salado que el de su madre o los de sus hermanas.

Aunque poco, me la follé en ocasiones junto a su madre y dos de sus hermanas, jamás con su cuñada, con la que no se llevaba bien.

Era Adriana muy de apostarse cosas…

A veces me decía:

-          ¿Podrías follarte además otra vez a mi hermana?

-          Claro le contestaba yo.

-          ¿A ver si es verdad? ¿Qué te apuestas?

-          Un par de litronas fresquitas.

-          Hecho.

Ya les he adelantado con este ejemplo su afición por la cerveza fresquita.

Sus ojos azules y sus tremendas tetas, junto a su escaso culo, hicieron de mí, un hombre feliz en la cama centenares de veces.

En fin, quizás sería junto a Claudia, su otra hermana, las que más me he follado de aquella familia…

  • Claudia la hija segunda:

Claudia fue la primera que me follé de aquella familia y con la que más frecuencia me follaría durante aquella larga temporada de prácticamente unos ocho años. No estaba casada con Javier el electricista. Tenía un niño con él, al que yo llamaba Javicito. Jamás le habían comido el coño y fue adicta a mi boca desde el primer momento.

Creo penándolo fríamente que aquello tuvo que ser la clave…, todas tenían esa deficiencia…, sus amantes jamás le habían comido el coño, o eso me decían todas o casi todas, según lo recuerdo.

Luego tendría otro cabezón, Andresín. Aún me debe un polvo, pues cuando fue a follarla un lunes por la mañana, me dio plantón  y se fue al hospital a parir, menos mal que me dejó a su madre para revolcarme con ella… Ya lo he contado con su madre…

La conocí casualmente.

Esta es mi historia con ella…

Iba paseando con cierta prisa por la calle y sin querer casi tropiezo con una mujer y su carrito de bebe, me disculpé, inmediatamente. Ella me dijo que no pasaba nada, que a cualquiera puede pasarle eso.

Era una mujer amable, agradable y muy simpática. Siempre estaba sonriendo.

Hablamos solo un par de minutos con el encontronazo casual. El niño era mi juguetón y quería coger mi portafolio. Eso le hizo gracia a su madre.

-          Enséñale a ser listo, me dijo. (Me acuerdo de aquellas palabras)

-          ¿Cómo se llama la madre de este niño tan guapo?

-          Se llama Claudia.

-          Precioso nombre (Dije)

-          Gracias.

-          Y el niño… ¿Cómo se llama?

-          Se llama Javi, como su padre.

-          Javi…, chiquitín, ¿pregúntale a tu madre si quiere tomar algo conmigo, con el permiso de tu padre? (En plan gracioso)

-          Claro.

Nos sentamos en una terraza de los alrededores y nos gustamos mucho. Al rato estábamos en su casa follando.

Ya les digo que es la que más me habré follado de aquella familia. Jamás me pido nada…, bueno, salvo tabaco.

Según me dijo, jamás nadie le había comido el coño y era algo que le encantaba de verdad.

Igualmente no era partidaria de comer la polla. Eso no me importaba.

Su gran virtud, era el contorsionismo. Le metía la polla de mil posturas diferentes y su cuerpo se meneaba haciendo unos aspavientos que llegaba a correrme sin tener que moverme.

Siempre en broma, la he comparado como una batidora. Metía mi polla en su coño, generalmente ella encima de mí, de cara o de espaldas, de cucharita, de tornillo, casi nunca de misionero. Ella quería estar libre para moverse…

Una batidora…, ya les digo.

Me la follaba en su casa y si había dudas con su marido, pues a veces estaba en paro, quedábamos en casa de alguna de sus hermanas o de su madre. También quedamos en varios de mis pisos e incluso un día vino a mi chalet y allí follamos media mañana en la piscina,  en pelotas…

Aquella piscina tiene muchas historias que contar…

La penúltima vez que me la folle tenía varicela.

Recuerdo como meneaba su culo y sus caderas estando mi polla dentro de ella, y como sacaba mi leche a su antojo a través de sus movimientos.

Miraba sus pequeñas costritas secas y me parecía muy tierno… Descubrió gracias a su hijo, que no estaba vacunada.

Su vida familiar era algo triste por ser su pareja alguien no malo, pero poco involucrado en aquella relación con dos hijos.

Claudia en todo caso, siempre, la recordaré riendo y siendo positiva. Una delicia de persona.

La última vez que la vi, hace ya más de diez años, solo me pidió que le comiese el coño. Llevábamos sin vernos muchos meses por tema de trabajo que me hacía viajar dos o tres veces por semana a la costa blanca.

Me dijo que lo echaba de menos.

Qué nobleza de mujer.

Te deseo lo mejor Claudia, allá donde estés.

  • Aurora la hija tercera:

Aurorita fue la cuarta en ser follada por mí en aquella familia. Era realmente cachonda y el gran recuerdo que tengo de ella eran sus enormes labios externos que parecían una mariposa cuando los extendía con mi lengua cada uno de ellos a un lado del coño.

Cuando se corría comiéndole el coño no hablaba y su cuerpo se limitaba a temblar.

Me conocía desde el principio y como tenía tan solo 17 años, no le permití follarme hasta que cumpliese los 18.

Estuvo detrás de mí hasta follarme…

Ella follaba con varios amigos creo o intuía, pero hasta que no cumplió la edad reglamentaria no pudo cabalgarme.

Me encantaba verla cerrar los ojos y doblar su cabecita a un lado cuando se corría.

Además era evidente pues empezaba a menear sus caderas y piernas.

Recordaré de ella el primer y último polvos…

La primera vez que disfrute de aquella bajita y tierna gatita fue como no podía ser menos en casa de su hermana, la segunda, es decir Claudia.…

Tenía unos ojos traviesos y su coño era impresionante…

La última vez que me la follé celebrábamos su cumpleaños y me la follé en compañía de dos buenos amigos…

Estaba exaltada y algo subidita de alcohol…

Después de follar con los tres a la vez, nos quedamos solos y apareció en ella una cara de pantera celosa…

Me quería solo para ella.

Era muy risueña y la echó mucho de menos.

Algo cabrilla loca pero sana de corazón.

No le gustaban las fotos ni los videos a diferencia de sus hermanas y su madre, que les daba lo mismo, incluso a Adriana, como les había dicho, le encantaba hacer bromas a la cámara.

  • Camila la hija menor:

Cuando conocí a Camila vivía con su madre e iba a cuidar del niño mayor de Claudia, la del electricista, cuando follábamos.

Tenía entonces Camila tan solo catorce añitos y tardaría aún varios años en follármela, pues solo consentí en hacerlo cuando fue mayor de edad.

Tenía 18 tiernos añitos cuando ya se sintió “libre” y se fue a vivir con su hermana Claudia, al discutir por última vez con su madre.

Tenía Camila su genio. Tuvo un problemilla judicial con una compañera del colegio y hube de ayudarla a resolverlo. Era sangre caliente y había discutido y arañado la cara a una compañera de clase.

Camila fue follada en el número sexto del orden. Meses después se quedaría preñada de un fontanero, al que ayudé a ponerse por su cuenta.

Era la que mejor cuerpo tenia.

Y tan caliente, tan caliente que tuvo dos hijos seguidos.

Recuerdo como tenía un ligero vello rubio apenas visible al final de su espalda cerca de su terso culo.

Lo último que recuerdo de ella, es que me pedía por favor que borrase todas sus fotos, que su novio era muy celoso.

Esta es la historia de mi primer polvo con ella. Por cierto, tampoco era virgen…

Llegué a casa de su hermana Claudia a comer y echarnos la siesta y al levantarnos de follar…, me dijo que necesitaba 30 € para comprar un móvil de segunda mano, que el suyo se le había caído, que haría lo que quisiese.

Me la follaría siempre pidiéndome algo, sino era tabaco, era para cargar el móvil.

Ella ya sabía que según la petición seria su pose de modelo.

Tenía un coño precioso, quizás el más precioso de todos. En contra, que era una joven sin experiencia morbosa ninguna.

Este tipo de jóvenes son muy sensuales en tu cabeza pero extremadamente poco efectivas en la cama.

Nada es perfecto.

Otro día llegue a ver a su hermana Claudia para darle un revolcón y llevarle el tabaco que me había encargado.

Estaba algo seria.

Me dijo que tenía que decirme algo.

Que su hermana Camila necesitaba hablar urgentemente conmigo.

Le dije que sí. La llamó y se presentó enseguida.

Camila era la de los móviles rotos o perdidos…

Directamente me dijo que le hiciese todas las fotos y videos que quisiese.

Me tumbé en la cama y me hizo un pase de lencería con todas las bragas de su hermana.

Sus tetitas de 19 añitos recién cumplidos…, aun eran duritas y no necesitaba de sujetador.

Sus ojos de diablilla eran preciosos y disfruté mucho con ella.

Aquella tarde me estuvo follando son parar para obtener aquellos 100 € que necesitaba para sustituir por segunda o tercera vez el móvil roto.

En aquella ocasión tuvo que ganárselos a fondo. Le hice cientos de fotos y decenas de videos de todas las posiciones, incluyendo alguna del contraste de su vello al contraluz que me resultaba muy sensual.

Le encantaba como a sus hermanas que le comiesen el coño y lamentablemente su fontanero tampoco era comedor…

Jamás consintió en follar conmigo al mismo tiempo que con su madre, pues jamás llego a llevarse bien con ella.

  • Fábia la nuera:

Fábia fue la quinta y penúltima en el orden de follada de aquella caliente familia. Fábia era noble y tímida al principio.

Fábia ha sido siempre la más tímida y prudente, al fin y al cabo estas situaciones que íbamos a vivir los dos juntos lo eran a través de la intermediación de sus cuñadas. Las hermanas de su marido.

Sus cuñadas sabían de sobra los problemas de Fábia con su hermano.

Realmente me daba mucha lastima Fábia pues su marido la trataba mal, no porque la pegase, que creo que no la pegaba, sino porque apenas le daba dinero. Era adicto a las máquinas tragaperras  y si no estaba en el trabajo estaba en los bares gastándose lo que tenía o lo que pedía de anticipos.

Lo poco que ganaba Fábia con sus trabajos de limpieza y que guardaba para poder traer a su hija Gabriela, de la que hablaré  brevemente al final, lo custodiaba una amiga, previniendo que su marido lo encontrase y se lo quitara.

No le gustaba que fallásemos en presencia de ninguna de sus cuñadas.

Me la follé tantas veces o incluso más que a sus cuñadas, aunque no llegue a contabilizar el total nunca.

Recuerdo que llevaba durante aquellos años un control, pero perdí el lápiz óptico donde tenía la copia del fichero.

Tampoco le gustaba mucho que la grabase en video o le echase fotos.

La primera vez que me la follé fue en casa de Claudia.

Su cuerpo era muy proporcionado, con un culito duro y algo respigón. Sus tetas medianas, no muy caídas por los embarazos pero con unos pezones grandes en comparación.

Su coño siempre pelado de cuchilla de afeitar.

Un coño sabroso sin labios externos, todos internos que me encantaba lamer.

Siempre le comía el coño en primer lugar y se corría.

Le gustaba también subirse a cabalgarse para correrse por segunda vez.

Durante la época en que estuvimos follando juntos en particular me acuerdo de un día concreto en que fui a follarla y me vine sin hacerlo…

Les cuento los detalles de aquel “desencuentro” sexual…

Vivía en un pueblecito cercano a la capital. Sería la primera vez que visitaba aquel nuevo domicilio.

Cambiaban a menudo de vivienda de alquiler, porque su marido al no pagar el obligado alquiler, terminaban por mudarse a uno nuevo.

Me había llamado como casi todos los lunes, la primera, dado que si se dormía, me llamaban antes alguna de sus cuñadas. Generalmente sabían que los lunes, miércoles y viernes era día de follarlas…

Aquel día no me la follaría…

La causa de aquella contrariedad fue que su marido apareció cuando estábamos a punto de follar.

Les cuento…

Al abrirme la puerta sonrió como siempre. Sabía que recibiría su primer orgasmo comiéndole el coño. Subimos al dormitorio de la niña en el primer piso de la casa.

Seguramente no quiso follarme en su habitación, dado que su cama aún no estaría arreglada y no quería que viese el desorden. Eso me salvaría de un posible conflicto con el rubio, como verán.

Cuando apenas nos habíamos desnudados y pretendíamos aterrizar en la cama, la cerradura de la puerta sonó.

Era su marido…, el rubio, del que nunca supe su nombre. Tampoco me importaba mucho.

Venía a almorzar a casa, pues su nuevo trabajo quedaba cerca. Según me diría luego al marcharse.

Tardó bastante en desayunar.

Yo mientras estaba impertérrito en la cama, pues no quería moverme, por dos motivos…

El primero, la cama sonaba bastante y el segundo, las baldosas del suelo también crujían al pisarlas.

Cuando se fue, respiré aliviado. Fábia subió a follarme, pero se me habían pasado las ganas.

Me despedí de ella y fui a follarme a una de sus cuñadas, no recuerdo ahora a cuál de ellas.

Los últimos momentos con Fábia no fueron agradables dado que su marido se enteraría de algo y me llamó él diciendo que estaba su mujer embarazada y que tenía que pagarle 500 € para abortar.

Seguro que era mentira y lo que quería era jugar a las maquinas con mi dinero.

Después de aquel desagradable episodio el tiempo curó heridas y aunque nos vimos varias veces, ya no fue lo mismo.

Tentándome con su hija, cuando esta vino mayor de edad de Portugal, negociaría la posibilidad de que estuviese con su hija. Cosa que rechacé inicialmente.

Seguramente tendría alguna necesidad de dinero.

Finalmente me llamó diciendo que su hija estaba de acuerdo en estar conmigo a cambio de una pequeña ayuda para gastos de su dentista.

Algo en mí, me decía que no, y rechacé la oferta de follarme a otra gatita de 18 años de aquella generosa y caliente familia mayoritariamente…

Du hija era preciosa y no me hubiese importado follármela, pero algo en mí, me dijo que no.

Doy por terminado el relato y espero no haberles decepcionado con mis experiencias de madres e hijas…

En el siguiente capítulo, el quinto de esta segunda parte de otra serie de trece relatos de la vida depravada de este relatante…,  les hablaré de una campaña de publicidad, que tenía una finalidad liberal, que tuvo cierto éxito, que denominé como “Asociación liberal el antifaz”…, precedida de una sugerente encuesta telefónica…

Ya saben que les espero en mi correo para todo lo que quieran…, incuso para decirme solo hola.

Si quieren sugerirme situaciones y fantasías, podría incorporarlas a mis relatos, diciendo siempre que son aportadas por cada uno de ustedes.

Hasta el próximo relato…

PEPOTECR.