02/20 nos vamos de boda este fin de semana.

Una pareja enamoradísima, se va de boda a Sevilla y allí conocerán a otra pareja que les propondrá un intercambio de parejas aquella misma noche…, cambiando absoluta y trágicamente su destino

Queridos amigos lectores, les dejo el siguiente de mis relatos de este nuevo libro que acabo de comenzar titulado: “20 relatos para leer en pareja”.

Ya les hablé ayer sobre estos nuevos relatos en que no habrá sexo vulgar sino todo lo contrario…, incluyendo la licencia de una repetición permanente de dos personajes secundarios cuyo nombre son José Miguel y Verónica.

No sigan leyendo si quieren leer exclusivamente un relato con descripciones pornográficas…

Espero que les guste, ya me dirán. Gracias…

Aquí comienza…

En este día tan triste para mí, recuerdo todo lo acontecido en el último mes de manera permanente.

-       Rocío… ¿Quieres ir a Sevilla el mes que viene?

Rememoro con gran ilusión cuando Ricardo me dijo que tenía que ir a una boda por compromiso a Sevilla, era de una sobrina segunda por parte de su padre, y mi entonces futuro suegro Ricardo sénior.

A todas las mujeres nos gusta ir de boda, prepararnos ese vestido especial, ver a la novia tan guapa y disfrutar de amigos y de familiares.

Y al final de la noche por empatía con los novios tener una noche loca de sexo y pasión.

Era un plan ideal. Claro está que le dije que sí.

Ricardo lo tenía todo organizado, aprovechando la boda pasaríamos unos días de mini vacaciones, pasaríamos por Jaén el viernes a cenar y pasar la velada con unos amigos, el sábado de boda, el domingo de paseo en el parque de María Luisa y un poco de turismo, y el lunes de vuelta pasar por Córdoba a saludar a otra pareja de amigos, que nos enseñarían su caravana nueva para sus vacaciones.

No habíamos salido mucho desde que nos habíamos comprometido.

Había insistido mucho pero al final le había dicho que sí.

Realmente quería casarme con él, estaba loca por él….

Ricardo estaba completamente feliz desde aquel instante y no dejaba de decirme lo que me quería en cualquier momento del día o de la noche, me ponía notas por toda la casa, incluso me mandaba mensajes al correo electrónico de vez en cuando, y eso que utilizábamos el mismo portátil en casa.

¿Se imaginan?

Una adoración de hombre…., como iba a decirle que no….

Los dos habíamos tenido varias relaciones sentimentales antes de conocernos, pero creo que ambos sabíamos que esta vez era la definitiva.

Era una intuición muy fuerte y nunca me había fallado.

Era perfecto para mí.

Mi familia estaba encantada con él.

Lo sabíamos todo el uno del otro.

La sinceridad y la comunicación era nuestro fuerte.

Como amante era perfecto.

Jamás tuve a un hombre así, tierno, romántico y a la vez sensual, divertido y con ese punto de hombre Martini que me ponía tanto.

Habíamos hablado mucho de nuestra sexualidad, durante estos tres años y cuatro meses de relación.

Éramos muy activos.

Puedo decir que miedo a equivocarme que hasta el día de la boda de Sevilla, no habíamos dejado de hacer ni un solo día el amor, incluyendo esos días…

Me hace mucho bien en esos días…

A veces solo una vez, a veces dos, en ocasiones tres y excepcionalmente en días morbosos y locos cuatro, cinco e incluso dos días lo habíamos hecho hasta en seis ocasiones.

Le encantaba amarme en cualquier sitio y lugar.

Me sonrojo de pensar en que nuestros familiares supiesen donde hemos hecho a veces el amor, tan cerca de ellos, aprovechando cualquier rincón o momento de excitación.

Habíamos hablado sobre la bisexualidad, el intercambio de parejas e incluso sobre algunas prácticas sexuales más atrevidas con toques de sadomasoquismo divertido.

Creo que nuestra sexualidad estaba a salvo de cualquier prueba de fuego. Me era absolutamente fiel y yo a él, incluso con el pensamiento.

Estoy totalmente segura incluso ahora que ya no está conmigo…

Respecto a mí y él lo sabía, se lo había contado todo, solo en una ocasión en una fiesta loca, una compañera de piso en la universidad se atrevió a besarme la boca, intuitivamente le respondí y durante unos minutos nos besamos apasionadamente los pechos la una a la otra terminando en una masturbación recíproca.

Ricardo por su parte solo me había contado que de adolescente se había masturbado recíprocamente con un amigo pero viendo revistas porno, y en una única ocasión.

Me lo creo absolutamente.

Ricardo jamás había mostrado ni tan siquiera una leve inclinación hacia un hombre, ni tan siquiera fantaseando mientras hacíamos el amor.

Él siempre pensaba en mujeres, le gustaban los desnudos femeninos y creo que lo que ahora mismo está ocurriendo en ese hotel no es sexo, sino una conversación de amigos y la aclaración de un malentendido.

Recuerdo insistentemente en mi cerebro sus palabras:

-       Rocío…, esta noche no iré a casa.

-       Estoy en un hotel en la colina con Manuel.

-       Pero… Ricardo… ¿qué pasa?… ¿quieres que vaya?…

-       Por favor… no vengas… estoy resolviendo algo muy importante…

-       Por favor…, te lo ruego…, mañana hablamos…

Su voz grave resuena en mi mente: “Estoy resolviendo algo muy importante”.

Le conocía a la perfección y si había dicho que no fuese, no debería de ir.

Estuve mil veces tentada de ir a ese hotel, sabía cuál era, aquella larguísima noche del 20 de julio que pase en vela, aquella tristísima noche del 20 al 21 de julio.

Jamás Ricardo había dejado de estar ni una sola noche conmigo desde que vivíamos juntos.

Esa sería la primera y la única.

-       Pero ¿Por qué?

-       ¿Qué ha pasado?

-       ¿Qué he hecho mal?

-       ¿Qué hicimos mal… aquella noche?

-       Seguro que algo hice mal…, tuve que estar más alerta…

Rocío se preguntaba en voz alta.

Rocío volvió a recordar todo lo vivido aquel fin de semana largo de viernes a lunes, sobre todo la noche del sábado al domingo, en aquella maldita boda.

-        Maldita boda.

Todo iba según lo previsto, estábamos contentos…, muy contentos, riendo, bromeando…, sobre la “noche de bodas” que nosotros íbamos a pasar en nuestra habitación del hotel.

Felices de estar allí.

No dejábamos de besarnos y acariciarnos…, incluso en algún momento nos tocábamos furtivamente…, de esa manera tan erótica y sensual en alguna zona erógena…

Saludábamos a amigos y familiares.

Nos habían comentado que los novios habían seleccionado las posiciones de los comensales una a una, queriendo que todo el mundo confraternizase con otras personas por su forma de ser, posición, lejanía, trabajo, edad o alguna otra razón de tal modo que cada invitado por parte de la novia pudiera estar a gusto con otro invitado por parte del novio.

-       Maldita manera de hacer las cosas…

Cuando vimos a la pareja que compartiría nuestra mesa, realmente nos alegramos, eran de nuestra edad, parecían muy simpáticos y realmente nos cayeron bien desde el primer segundo.

Se llamaban Manuel y Esmeralda.

Él era jefe del departamento comercial de una gran empresa y ella profesora de inglés.

Vivíamos en la misma ciudad y no nos habíamos conocido nunca.

Aunque nuestra ciudad es muy grande, la segunda del país, podíamos habernos conocido por casualidad…

-       Maldita coincidencia…, vivir en la misma ciudad.

La velada transcurrió de verdad, maravillosamente, la comida era excelente, la bebida exquisita, la conversación cordial.

En los postres éramos como amigos de toda la vida.

Quizás por la bebida…, quizás por el calor de la noche…, quizás por la sensualidad que siempre inspira Sevilla en una noche de Julio, no sé porque razón empezamos a hablar de sexo, de fantasías, de morbo, de una noche loca de sexo…, compartido…

-       Maldito sexo compartido…

Fue Esmeralda, la culpable… si, fue ella quien dio el pie a lo que empezó a fraguarse después de los postres, mientras nos miraba a ambos a los ojos, con una mirada tan sensual y lujuriosa, que por un momento creí que nos intentaba desnudar a ambos, cuando comento:

-       Que os parecería hacer el amor esta noche juntos en la misma habitación los cuatro, cada uno con su pareja…. ¿Sería excitante…no?

Creo que los tres nos quedamos sorprendidos al principio…, pero que a ninguno de los tres nos sorprendió realmente…, en el fondo los cuatro queríamos haber hecho realidad esa fantasía alguna vez.

Bueno a Esmeralda parecía que le iba más la marcha que a ninguno de nosotros tres.

El plan lo dispuso ella desde el primer momento….

-       Vamos a comenzar bailando toda la noche con la pareja del otro.

-       Como nosotros estamos alojados en una de las suites de este hotel, no tendremos que coger el coche…, y podremos beber sin ninguna preocupación.

-       Cuando se acabe la fiesta, subiremos los cuatro a nuestra habitación, cada pareja desnudará a la contraria…

-       Haremos sexo cada uno con nuestra pareja…, salvo que decidamos otra cosa…

Protesté de inmediato.

-       De eso nada….

-       Yo quiero bailar solo con mi pareja…, con mi Ricardo…

-       Y el sexo…, solo lo voy a hacer con mi pareja…. No tengo ninguna duda.

Ella contestó:

-       Bueno, no te pongas así Rocío, solo es divertirse…

Ricardo y Manuel mediando:

-       Bueno, bailaremos alternativamente… ¿Os parece bien?

-       Y el sexo cada uno con su pareja…  ¿Todos contentos?

Ambas asentimos, aunque Esmeralda no parecía contenta del todo…

Seguía recordando los acontecimientos vividos aquella maldita noche del 13 al 14 de julio….

Recordaba como habíamos bailado alternativamente.

Manuel bailaba muy bien….

Me lo pasaba bien, aunque tenía cierta inquietud con lo que pasaría por la noche…

Ricardo estaba contento, bailaba con Esmeralda, y no dejaba de mirarme como queriendo saber que pasaba por mi cabeza…

Tomamos varias copas de champán y bailamos hasta la madrugada…

Cuando la fiesta estaba acabando, los cuatro nos miramos y sin mediar palabra alguna nos dirigimos hacia la habitación.

Como si se tratase de un guión preestablecido, todos hicimos lo que teníamos que hacer…, lo que Esmeralda había planeado.

Desnudábamos a la pareja contraria, nos duchamos individualmente, nos íbamos a la enorme cama,  y comenzamos a hacer el amor los cuatro, pero cada uno con su pareja.

Besos, caricias, mirar de reojo…, creo que todos estábamos haciendo lo mismo.

Era morboso, pero algo incómodo.

Pasado un rato y con el devenir de los movimientos, alguna mano rozaba el cuerpo de la otra pareja.

Sentí que Esmeralda me acariciaba el pecho, que en un momento incluso me tocó levemente en mi sexo y en otra ocasión incluso me besó sensualmente en la boca, durante un solo segundo.

Su boca estaba caliente y realmente estaba algo excitada con la situación.

Aunque yo sabía lo que Esmeralda quería…, era follarse a mi novio, nada de amor, ni pamplinas, solo follarse a mi único mor, a nadie más.

Se lo iba a impedir a toda costa, que lo tuviese claro. Pensaba…,  mientras besaba, acariciaba a mi novio y finalmente hacíamos el amor con él, aunque bastante  incomoda por la situación.

Este juego de estar los cuatro juntos en la misma cama, lo soportaría…, pero no era algo que quisiese repetir nunca. Tenía las cosas claras.

Durante las apenas dos horas que duró el juego, ellos dos…, los hombres… estuvieron a la altura de la situación, sin  hacer ninguna cosa excepcional…, alguna caricia a las mujeres, alguna sonrisa, alguna mirada y poco más…

Al terminar la sesión, que realmente no fue nada excepcional según mi forma de verlo y recordarlo, nos despedimos, quedamos en llamarnos y tanto Esmeralda como Manuel me dieron un beso de despedida en la boca.

Esmeralda le dio igualmente un beso en la boca a Ricardo y cuando Manuel iba a despedirse de él, sorprendentemente le dio también un beso en la boca a mi futuro marido, creo que desproporcionado, al mismo tiempo que le decía:

-       Ha sido una velada maravillosamente perfecta…

Ricardo y yo nos miramos sorprendidos y al marcharnos hacia nuestro hotel comentamos el beso, al que quitamos importancia.

Cuando llegamos a nuestro hotel, olvidamos todo lo sucedido e hicimos el amor con ternura, con pasión e incluso sin tomar medidas. Nuestros cuerpos eran uno y nos sentíamos más enamorados que nunca.

Fui maravilloso…

Horas después, casi amaneciendo, estando cogidos de la mano, hablamos de lo acontecido con Manuel y Esmeralda. Habría sido fruto de una noche apasionada en Sevilla. Punto y final.

Quedamos en olvidarlo para siempre…

Pero como pueden suponerse todos ustedes, no se acabaría aquí este tormentoso relato…

Una noche, semanas después…,  al llegar a casa, le vi muy serio…, y le pregunté:

-       ¿Qué te pasa cariño?

Sabía en mi interior que había estado con Manuel, la clásica intuición femenina…

-       He tomado una cerveza con Manuel… Me ha llamado. Quería verme.

-       ¿Que se cuenta Manuel? ¿Qué tal Esmeralda? (Pregunté cómo distraídamente, de forma aparentemente natural, aunque internamente preocupada)

-       ¿No te lo vas a creer?

-       Se van a separar… Él dice que está enamorado de mí….

-       ¿Cómo? ¿Es una broma?

-       No cariño. Ya le he dicho que no es reciproco.

Sabía que no era una broma, y que aquello iba a provocar cierta desestabilización en nuestra relación…, lo sabía tan  solo por la expresión de sus ojos y la rigidez de sus facciones…

-       Pero tú me quieres a mí… ¿no?

-       Por supuesto…

-       ¿Tú no sientes nada por él? ¿Verdad?

-       Claro que no…, pero…

-       ¿Pero… qué?

En su mirada vi algo que no me gustó…

Le pregunté por los detalles de su reunión con Manuel, que me contase todos los pormenores y me los fue relatando poco a poco…, aunque sé que no me contaba todo por no preocuparme…

Me dijo que Manuel estaba muy deprimido por su nueva situación matrimonial, que le preocupaba y mucho el hecho de que Esmeralda se había puesto extremadamente violenta.

En fin, que consiguió al final, hacerle comprometerse para que le ayudase.

Que iba a verle de nuevo la noche siguiente. Pero que sería la última…

Aquella noche, la pase totalmente en vela, pensando mil cosas, incluyendo que Ricardo tuviese un sentimiento contradictorio por Manuel…, que le estuviese haciendo algún tipo de chantaje comercial o personal, no sé…, mil locuras.

Quizás le dijo que si no quedaba con él, se suicidaría.

No dejé de pensar en mil tonterías…

Recuerdo todo lo acontecido y todavía no puedo explicarme nada de nada….

El siguiente día sería terrible y la siguiente noche, mucho peor...

Al final de aquella, en la que había quedado con Manuel, me llamó para decirme que iba a tomar algo a la cafetería de un pequeño hotel en la colina, al que habíamos ido muchas veces por sus increíbles vistas de la sierra, pero que volvería pronto. Antes de cenar.

A las diez me mandó un mensaje diciéndome que aun tardaría algo más, que ya estaba terminando de hablar con Manuel.

Sobre las doce, me volvió a decir que ya había tomado algo con Manuel y que estaba terminado. Que me acostase y no me preocupase…

Yo tumbada en la cama, sin desnudarme aún, muy preocupada y deseando verlo. Tenía una terrible mala intuición…

Las dos de la mañana.

Lo llamé y no me lo cogió. Estaba de los nervios…, y me empecé incluso a enfadar con Ricardo…

Las cuatro.

Las cinco. Estaba que me subía por las paredes…

Me quedé un poco vencida. Llevaba dos noches sin pegar ojo.

Unos minutos después me desperté como de una pesadilla. Estaba sudorosa y alterada…

Miré el reloj…, eran ya las seis de la mañana…, pensé que tenía que haber ido al hotel de la colina con Ricardo y quizás con Manuel…, para hablar con ellos para que les entrase la cordura… El punto de vista de una mujer, siempre es bueno en situaciones así…

El teléfono móvil sonó y mi corazón se sobrecogió…, de una manera muy rara…, sin saberlo, sabía que no quería cogerlo…, que serían malas noticias…, pero al ver en la pantalla que era de Ricardo…, me relajé…

-       Dime mi amor…

Al oír contestar otra voz, supe al instante lo ocurrido…, como si fuese algo ya vivido…, escuché…, aunque apenas oía…

-       Buenos días, me nombre es José Miguel…, soy inspector de policía, y lamento comunicarle que ha habido un accidente de circulación en el que se ha visto implicado don Ricardo Rodríguez…

No recuerdo nada más, pues me desmaye…

Cuando recobre el conocimiento, sin saber cuánto tiempo había pasado…, una mujer con unos ojos grandes y verdes, con una piel suave y aterciopelada, me tenía cogida la mano y me decía….

-       Rocío…, tienes que hacer un gran esfuerzo…., eres fuerte y te necesitamos fuerte…

-       Mi nombre es Verónica y soy psicóloga…

Me contó que tuvieron incluso que echar la puerta abajo del apartamento, preocupados por mi situación al no contestar…

Me llevaron al hospital para hacerme un chequeo…

Las siguientes horas pasaron muy rápidamente…,  los preparativos del funeral…, la familia…, todo salió como de las nubes….

Al día siguiente en el tanatorio…, seguía como en una nube, sin darme cuenta, Esmeralda me abrazaba…, y me intentaba consolar…

Como pude la presenté a unos familiares que e acercaban…

Preguntaron.

-       ¿Pero qué pasó…?

Esmeralda contestó…

-       Una desgracia… Eran muy amigos y se fueron de copas a un pub, debieron de tomar alguna de más…, y se despeñaron con el coche…

Estaba como en una nube aún…

El móvil de Esmeralda sonó…, estábamos sentadas en uno de los sofás…, se levantó y se fue a un rincón a hablar…

- Buenos días…, todo salió como teníamos previsto…, mañana prepáreme el resto…, de lo acordado… ¿ok?

- De acuerdo…, en el mismo sitio…

Esmeralda volvió hacia donde yo me encontraba y me abrazó nuevamente.

Rocío que lástima…, ahora nos encontramos tan solas las dos…

-       ¿Quién era? (Le pregunté inconscientemente)

-       Nadie…, una llamada comercial…  Queriéndome cambiar de compañía de teléfono. Fíjate... (Me contestó…)

Meses después recibiría la visita de aquel inspector que me había hablado por teléfono, José Miguel.

Venía con Verónica, la psicóloga que me atendió, resultó que al final se conocieron en aquella trágica situación y se enamoraron.

Me comentó que habían detenido a Esmeralda.

Me dijo también que había una persona de los bajos fondos de la ciudad,  implicada, que había manipulado el coche de Manuel. Un sicario colombiano.

Me comentó en la investigación quedó confirmado por parte de compañeros de Manuel, que éste temía por su vida, desde que quería separarse de su esposa.

Qué en resumen habían sido los celos la causa de la muerte de ambos. La de Ricardo, simplemente por estar en el lugar equivocado,  en el momento equivocado, y con la persona equivocada…

-       Gracias José Miguel. Gracias Verónica. Os deseo mucha felicidad.

-       Tienes que reponerte Roció. La vida continúa. Sé fuerte, muy fuerte. (Dijo Verónica)

-       Lo sé. Seguiré viviendo, pero me falta parte de mí ser. Yo estaba completa con Ricardo. Moriré incompleta, aunque algo me ha quedado de él…

Me despedí de ellos, tocándome suavemente el abdomen en donde mi hijo crecía, desde hace meses. Ojalá seas igual que tu padre. Pensé.

Jamás amaré a nadie como he amado a tu padre…

Espero que les haya gustado.