La Tía Aura y su perro Odín (Continuación)
Estaba descargando todo su semen dentro en mí «Oh Dios, que divino Me va a dejar preñada el muy hijo de puta» pensé en tanto se me perdía la vista al techo.
Tras aquel maratón sexual, permanecimos recostadas un rato, hasta que, por tanta ladilla del perro, nos levantamos de nuevo y fuimos a sumergirnos en la bañera de hidromasajes (incluido el perro) bajo una nube de espuma blanca y chorros de agua tibia, diluyendo en ella; las caricias, los besos, los sudores y las secreciones sexuales de nuestros cuerpos. Entonces, armadas con esponjas, jabones, geles, champús y baños de crema, revestimos nuestras pieles con una abundante espuma que saturaba cada poro con una...