Mis alas (2)
A modo de microrelato, nuestro despertar de la primera mañana.
Me despertó el sol en los ojos y en ese mismo instante antes de abrirlos del todo, se apoderó de mi un ramalazo de miedo y angustia, ante la súbita idea de haber vivido sólo un sueño, muy real tal vez, pero nada más que un sueño. ¡Había sido tan bello!. Me incorporé en la cama y giré mi cabeza y ¡Oh Dios!, allí estaba Axel, aún dormido y bien de carne y hueso, para hacerme desechar esa horrible sensación.
Me dediqué a contemplarlo en actitud de muda adoración. Acerqué mi mano a su cuerpo, pero t...